Estaba
nuevamente
en penumbras.
Ya estaba harta
de vivir así,
como nunca antes,
en Maracaibo.
Con la farola
o la luz
de emergencia
en su mano,
guiándola
noche tras noche
por la casa.
Como era
posible
que el poder,
estuviera
por encima
del bienestar
de su pueblo.
No encontraba
respuesta.
Hambre, represión,
enfermos que
fallecían
por falta de insumos,
partos prematuros,
compatriotas
que emigraban,
la mayoría
sin destino,
ni futuro
asegurado.
Ya no se sorprende
cuando ve a Maracaibo
a oscuras.
Otrora
la ciudad del sol
amada.
Ruega para
que no le corten
la energía.
Hasta pareciera
que su ruego
estuviera ya,
vacío.
No sabe
o si lo sabe,
pero prefiere
no pensarlo,
que la derecha
o la izquierda,
son lo mismo
con distinto olor.
Da igual,
solo gobiernan
para la élite
y sus secuaces.
Una lagrima
cae por su mejilla,
recuerda
a su Maracaibo
de juventud.
Se emociona,
le parece
que fue ya,
hace mucho
más tiempo
del que
realmente fue
cuando vivía feliz
en esa,
su ciudad del sol.
Extraño a mis abuelos, a la ciudad llena de vida, al aire, la comida y las tradiciones de mi pueblo…. Vivir en la ciudad a veces puede ser enfado, me encanta el campo. ________________________________
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Hola, Mercedes. Si te produjo;sentimientos encontrados y plenos, me doy por satisfecho. Dime; quizás ya te lo preguntado, pero ¿de donde eres?. Gracias por leerme, espero no aburrirte. Que tengas un bonito día. Un cálido saludo.
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