Como
una brisa,
a mi vida
has llegado.
Y encendiste
en mi,
nuevamente
la esperanza.
Esperanza
de amar
y ser amado,
sin tabúes
ni condiciones.
Te convertiste
en mi reto,
de ser feliz
nuevamente.
Sabes bien,
que no
podré ya,
dejar que
marches.
Te regalaré
ese mundo,
que hace
poco tiempo,
me has dicho
que deseas.
Un mundo
real,
ni de fantasía,
ni de un rato.
Ese mundo,
al que solo
el verdadero
amor por el otro,
lo hace eterno.