Te quería
desde que
era niño,
cuando
venias a casa
y conversabas
con mi madre.
Tu belleza exquisita
tus modales, tus manos
tu risa alborotada.
Fuiste
el primer
amor imposible
de mi vida.
Aún hoy,
te recuerdo.
Baila, bailaora, baila
alza al viento
tus cantares,
de esa sangre
andaluza,
que corre
por tus venas.
Taconea el tablao
mientras el flamenco,
se hace música
en tu rostro.