Creí caer
en lo más
profundo
del abismo,
ese del que
no hay retorno.
Duras pérdidas
dejaron
mi corazón
herido,
sumergido
en recuerdos
que vienen y van,
sin detenerse.
Pero cuando
hoy, volví
a agradecer
por el
descanso eterno,
de los que
han partido,
se me señaló
que debo continuar
dando misericordia
a cada paso,
si pretendo,
alguna vez
volver
a encontrarlos.