El amor
es un
bien intangible,
que como tal
no se compra.
Salvo, que
quieras engañarte.
El juego
de seducción,
miradas que se cruzan
y quedan congeladas,
la decisión
de quién comienza
el juego,
cuando las cartas
se han echado.
La conversación
sutil, el “saber”
a quien tienes
frente a ti.
No hay mejor
intangible
que el amor…
¿No lo crees?
Dile, tu
lectora, lector
que nos lees,
que tanto como
a sus letras,
la amo
mas a ella
y en silencio.
Qué deje
una palabra,
tal como una flor
en el sendero
de su prosa.
Comprenderé
su respuesta,
y de no dejarla
no insistiré.