Somos nosotros, quienes otros
que por amarnos de esta manera,
nos dañamos sin razón.
La desconfianza nos acecha
y al mismo tiempo, nos aleja.
Al mirarnos, bajamos la vista
como niños en falta. Demasiado amor.
Sabemos ya, que no somos
los mismos. ¿Que aguardamos?
Ni siquiera la esperanza
de aquello que fue bueno…
Si pudiera gritarle al viento,
para que te lleve mi susurro mínimo.
Ese inaudible que dice que te amo…
Si pudiera una estrella caer fugaz
ante tu mirada, e imagines un deseo
igual al mío.
Nada es imposible, no cesaré
en que una señal llegue a ti,
y me preguntes…
¿Quieres quedarte conmigo?