Hoy ha sido un día extraño,
mi celular con su musiquita endiablada
me molesto a hora tan temprana,
día de mi clase de yoga y otras obligaciones.
Mi mascota, comenzó desde el otro ambiente
al escuchar la melodía, a emitir ese aullido
parecido a un convite, diciéndome hora del desayuno.
A regañadientes, luego de cortar el sonido
unas tres veces, mi cuerpo fuera de la cama se deslizo.
Antes de ir al baño, lo de cada día.
Lo primero es lo primero, saludos
a mi mascota, gruñidos mediante y palmadas.
Desayunamos juntos, como todos los días
mientras miraba desganado mi bolso con la ropa de yoga.
No tuve opción, tome una decisión heroica, quien me obliga
hacer lo que no deseo hoy y ahora,
en que quedaría además, el llamado “libre albedrío”.
Levanté los platos, los lave y guarde
y me acosté nuevamente, dándome el mimo
que tanto mi cuerpo necesitaba y que como tú, a veces omito.
Amigo uno es el primero que tiene que mimarse, hace falta.
Estoy de acuerdo con el libre albedrío.
Un cálido saludo
Elvira
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