Como ha cambiado, no es
aquella adolescente rebelde,
confidente y cómplice
de aquella hermosa juventud.
Hoy su mirada es altiva
pero sigue aun cautivando
con esa salvaje belleza.
Supongo viéndola, ya que ella
aun no me ha identificado,
que quizás la vida le ha sido cruel
por ello ahora, en todos desconfía.
Se sorprende al verme,
me reconoce.
Viene hacia mí, presurosa
abrazándome fuerte
con un sollozo en silencio
y dejándome sin aliento.
Nos apartamos de todos,
es un arrebato de palabras
que fluyen sin parar.
La contengo como entonces,
su mirada es otra
tal como aquella que deje.
Frente a mí, abre su corazón
y se muestra como realmente es,
un ser cálido que solo desea
ser amada no por su belleza,
sino por aquello a compartir
que no es juego, porque es la vida
con sus alegrías y tristezas.
Y me dice, que ya eso es un sueño.
Que nadie quiere compromiso,
por la propia individualidad y egoísmo.
Le pregunto si recordó
en momento alguno
aquellos tiempos, juntos.
Me responde que sí,
que cuanto me extrañaba.
Y le repregunto
¿Sabes porque estoy aquí?
Desconcertada, me dice que no.
Y le respondo.
-Para que, si tú así lo quieres
podamos revivir aquellos tiempos
para siempre…-
Sus ojos azorados, se bañan en lágrimas
nuestros labios se unen
en un beso que parece eterno.
Volveremos a unir
a aquellas almas, que confundidas
hace tiempo se alejaron.
Pero que supieron cada una,
darse cuenta que con el tiempo
y sin la otra,
seguiría sintiéndose incompleta.
A veces eso de donde fuego hubo cenizas quedan se materializa…
Me gustaMe gusta
Muchas gracias, amiga. Sabes? Aún continuo buscándola. Un abrazo.
Me gustaMe gusta