Ríos de melancolía acosan
mi mente, arrastrándola
hasta lo más profundo
de aquello que llamamos alma,
cubierta hoy de infinita tristeza.
Cuando tú crees encontrar
en este circular ciclo de la vida,
una compañera que junto a ti
pronuncie esas palabras mágicas,
que nos mantenga unidos
por un amor sublime y eterno,
te das cuenta que las variables
son las que te manejan siempre,
más allá de ilusiones compartidas.
Siempre dije, que a una edad
uno se habitúa a la soledad
y crea a su alrededor, aquello
que nombramos anticuerpos
contra heridas impensadas,
ya que hemos arrastrado
por mucho tiempo, más de las deseadas.
Y sin embargo, volvemos a equivocarnos.
¿O soy yo o es ella?
Nadie podrá contestar esta pregunta,
por esta libertad de pensamiento
que hemos respetado hasta
hace poco tiempo atrás.
La adultez, que creemos
nos hace más sabios,
a veces nos hace sentir
que en ciertos casos,
valen más los prejuicios
y la obscuridad, que la luz plena.
Ciertamente cada ser humano es un mundo diferente, un caos apaciguado, un polo opuesto que existe para ser complementado. Un convivir entre la hazaña de vivir en la diversidad que somos…
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Muchas gracias amigo, por pasar y leerme. Es así, somos seres imperfectos encerrados dentro de una realidad no objetiva. Un abrazo.
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