Recorrí tu cuerpo, pasándote
por tu espalda esa crema relajante
que me has dado y presiono
suavemente sobre tus omóplatos,
alcanzando tu cintura y glúteos,
una y otra vez, suspiras, te excitas.
Te das la vuelta, quieres lo mismo
pero en tus pechos, llevas mis manos
adonde deseas, y las bajas a tu braga,
me haces penetrar mis dedos
en la humedad de tu intimidad.
Te alcanza el frenético ritmo
hacia abajo y arriba de tu cuerpo,
que con murmullos o susurras no se que,
y llegas a ese orgasmo, que te deja exhausta.
Ufffff
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Vamos, amigo Jordi. Tu como yo hemos vivido lo suficiente para no sonrojarnos…verdad? Un cordial saludo.
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