Una plataforma de las tantas
es la que por causalidad,
genero nuestra primera charla.
Mucho más lo fue tu sonrisa,
espejo del alma según he creído siempre.
Quien regala una sonrisa,
goza de ese extraño privilegio de dar
felicidad a quien la reciba.
Conversamos, quizás me excedí
un poco, porque sabes
cuando arranco no paro,
así de sanguíneo y espontáneo soy,
cuando alcanzo esa placidez
que solo me da un alma con energía
que fluye sensiblemente, positiva.
Por eso, viene bien aquello
de aquel gran bronce que fue Cortázar
“Me basta mirarte, para saber que
con vos, me voy a empapar el alma”,
dejando atrás actos fallidos…