Comencé a preguntarme
cómo llegar a ella,
haciendo parecer casual
un encuentro fortuito,
pero fui desechando
una y otra vez cada idea,
que ya a mi fatigada neurona
recibía siendo más infantil
que creíble al igual que la ultima.
Además, en cuarentena
más que imposible, era una locura.
Solo podia planificar un encuentro
en forma posdata da.
Me di un golpe en la sien,
como no había pensado
en el equipo de grabación
que usaba cada tanto,
cuando tomaba mi saxo
para sacarle algunos acordes,
tocar alguna melodía
y dejarla grabada,
para escucharla luego
junto a mis amigos de la vida,
en esos atardeceres
que se hacian noche,
llegando casi siempre
juntos al amanecer.
Le grabare algunos temas
de los intérpretes que escucha
cada día, pero será como descubrir
que se de sus gustos por la música.
No importa, se lo dejare
a la entrada de su piso
con una breve nota
que dirá un sábado
sin fecha, hora y lugar
del encuentro,
mi nombre y teléfono
con el agregado
de “el joven de abajo”
Quedará sorprendida,
y seguramente si acepta,
me llamara o su silencio
será la única respuesta,
para darme el resultado
de un intento fallido.
Si tiene que ser para ti el universo buscará la forma, el momento en que se de, si no por mucho que uno se empeñe, HASTA LUEGO MARI CARMEN!!. Me tiene engancha tu historia :p Un cálido abrazo, aunque no sea la vecina con tacones jajaja
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias por leerme. Ahh…tu nombre es Mari Carmen? Bonito y aceptado el abrazo que reenvío en tanto y en cuanto; no huelas la hierba que no es de la huerta ademas de asumir la abstención “al pucho” (cigarrillo). Un policálido saludo.
Me gustaMe gusta