Ya es medianoche, ángel mío
despliega tus alas abrazándome,
con esa ternura sin igual que tienes,
ámame tanto como yo te amo,
desde aquel día en que mis labios
se encontraron con los tuyos,
transformando esa estúpida indiferencia,
en rebelión de dos corazones
que venían heridos de batallas
perdidas por engaños y traición.
Que nuestra noche sea única
tal como lo ha sido desde
coincidir en el mismo puerto,
recuerdas allá, adonde ambos
habíamos ido a pegar nuestros
corazones rotos por el desamor.
Fue la luz de nuestras almas,
las que se pusieron de acuerdo
para cerrar aquellas viejas heridas,
y darnos esta nueva oportunidad
que para ambos, es como la vez primera.
Rodéame fuerte, pon en mi tus alas.