Ocre reflejado en la laguna
espejo de color oro de los árboles,
que se mecen con la suave brisa
que nos acompaña brevemente.
Ocre, como tu vestido con casaca
marrón, mostrando tu elegancia
si bien sería igual, porque tú en si
eres la perfección misma de lo inigualable.
Tus labios carmín, mordiéndose nerviosos
tus manos entrelazadas con las mías,
gozando de este momento como nunca,
girando nuestras cabezas para mostrar
al mundo, nuestro amor en este beso eterno.
Y así, vistes al amor de todos los colores de la primavera y esos matices, le dan brillo a tu paseo del romance perpetuo. Disfruté tu poema.
Manuel
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, amigo. Al igual que tus letras, Daniel.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Un gran abrazo Daniel
Me gustaLe gusta a 1 persona