Brumosa mañana, calles desiertas
frío intenso que hace que la soledad
llegue más intensamente hasta el alma,
preciso instante en que pienso en ella
moviendo mis recuerdos para decirme
una y otra vez, lo que me llevo a perderla.
No saber escuchar, cuando a veces
acompaña más el silencio a lo que te dicen,
que dar una respuesta sin entender
las palabras que te brindan en un mensaje
no de aprobación, solo diciéndote
algo tan simple que se alejara de ti
hoy, mañana o cuando llegue el día
en que se harte de obcecada ceguera.
Y no reaccione, porque solo pensaba en mí
me había enquistado en la costumbre,
de que el mundo giraba a mi alrededor
sin importarme que el mismo era de a dos,
por ello, así pago hoy este dolor infinito.
Así es, cuando se descubre que no es el decir “Te quiero” sino ¡soy tuyo! Se comienza a caminar juntos. Buena reflexión. Abrazo
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Muchas gracias por tu comentario. Seguiré leyéndote, ya que eres mas que inspirador. Un abrazo.
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