Sucede cada minuto, cada hora
en el transcurso de un nuevo día,
aguardando ansioso tu llamado
el que me motiva a desearte
junto a mí, como aquel viejo anhelo.
Es solo escucharte respirar
entre la sinfonía de tu voz,
toda vez que dices amarme
como en aquel tiempo ya lejano,
cuando adolescentes éramos
jurándonos caminar juntos,
intenciones que solo fueron
ciegas a nuestros deseos.
Hoy, que los años han pasado
volvemos a encontrarnos,
como en aquellos tiempos
y como entonces juntamos
aún más fuerte nuestras manos,
para emprender este camino
regalándonos lo deseado,
un amor sin dobleces, que sera eterno.