Resguardados en las sombras
con la complicidad y el silencio
de los medios que callan por algo,
el tratamiento en el parlamento
del proyecto ya acordado veloz
por ambas cámaras en cuanto
a la aberrante obligatoriedad
de vacunación masiva COVID19,
para adultos mayores y demás
generaciones etarias, elemental
resulta necesario preguntarse
sobre el silencio de los gobernantes,
avasallando Derechos Constitucionales
proclamados nacional
y supranacionalmente, nada menos.
¿Que manos aviesas, que intereses
se esconden detrás de todo esto?
Que no hace más que dar credibilidad
sobre que el virus fue sembrado
y no apareció porque si de la nada,
solo por una razón divina de castigar
a una sociedad putrefacta y mansa.
Contrariando aún principios éticos
de la biología médica y las neurociencias,
cuando el desconocimiento genético
es cada día mayor y más confuso
por las propias mutaciones del virus.
¿Porqué el apuro de la masividad
y obligatoriedad? ¿Alguien puede
responderme a esta simple pregunta?
¿O al gran bonete se le ha perdido
la verdad y nadie la encuentra?