¿Verdadero o falso?

Cinco maneras de ser más felices en el trabajo, según los filósofos.

Especialistas como el filósofo Arthur Schopenhauer elaboraron teorías que brindan claves para disfrutar más la vida; también en el entorno laboral

La búsqueda de la felicidad es una cuestión que se plantean los filósofos de forma recurrente. Las tres escuelas de esta materia en la Grecia clásica daban respuestas alternativas.

El Estoicismo propugnaba despegarse de las cosas materiales y buscar el equilibrio en nuestro interior, el imperio de la razón sobre las necesidades físicas. Por su parte, el Epicureísmo proponía explorar todo tipo de placeres, alcanzar el éxtasis mediante la experiencia sensorial e intelectual.

Finalmente, el Cinismo cuestionaba el sentido de la pregunta sobre la búsqueda de la felicidad, porque es imposible encontrar respuestas certeras a este tipo de interrogantes: es preferible vivir como se quiera y justificarlo como nos parezca. Pienso que ninguna de esas tres alternativas satisface completamente las aspiraciones de la mayoría de la gente, que no son escépticos, ni quieren vivir como eremitas o en el exceso permanente.

Arthur Schopenhauer, el filósofo alemán al que se suele etiquetar como “pesimista”, hizo sin embargo un intento de lo que él denominó como “eudemonología”, o teoría sobre la felicidad, que le llevó a formular una serie de recomendaciones, especialmente útiles en el trabajo, pero también en la vida corriente.

Si pasamos al menos la mitad de nuestro tiempo dedicados a tareas profesionales, parece importante identificar qué pautas o recomendaciones nos pueden servir para aprender a disfrutar en ese contexto.

El filósofo alemán, Arthur Schopenhauer

El filósofo alemán, Arthur Schopenhauer

1. Entender la felicidad como un camino

La primera recomendación es entender la felicidad como camino, no como un destino, como el resultado del ejercicio permanente y no como un objetivo alcanzado. Esta afirmación evoca el significado de la vida como viaje, presente en la literatura desde la Odisea. Las personas que pensamos que son felices no lo son por haber llegado a una situación y conformarse.

De hecho, para mantenerse en una situación determinada, conservar una relación personal o persistir en un estado de ánimo equilibrado hace falta seguir esforzándose. Sucede como en la estrategia empresarial: la opción marginal de “seguir igual” implica invertir en mantener cuota de mercado, continuar mejorando la relación con los clientes, mejorar la imagen de marca, y no simplemente no hacer nada.

Esto es aplicable a la vida personal, como aprendimos sobre la importancia de la resiliencia durante la pandemia: una parada es un retroceso. El principio también es aplicable al trabajo. Para ser feliz en nuestra profesión es necesario continuar mejorando de forma permanente, formándonos para estar actualizados, proponernos nuevas metas.

Hay personas que piensan que se puede vivir de la buena reputación y los logros del pasado, lo cual es un error. Hay que seguir demostrando la competencia y la valía con el desempeño personal, fundamentalmente porque mejorará nuestra autoestima y nuestra felicidad.

2. Ser no es tener

No hay que confundir mejorar y progresar con acumular más cosas. Ser no es tener, como explicaron muchos filósofos. Schopenhauer explica el sentimiento de vacío que sobreviene al logro de un bien material en el que se ponen todas las expectativas.

“La riqueza es como el agua del mar: cuanto más se beba, más sed se tendrá. Lo mismo vale para la fama”, explica. Y yo añadiría que también es aplicable al poder y a los cargos en la empresa, si no se entienden con vocación de servicio.

Para ser feliz en nuestra profesión es necesario continuar mejorando de forma permanente

Para ser feliz en nuestra profesión es necesario continuar mejorando de forma permanente

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3. Evitar los sentimientos extremos

Evitar los sentimientos extremos, especialmente la envidia, el odio y la ira. Aunque a veces encontramos caricaturas de CEOs en biografías, películas e incluso materiales educativos, que retratan jefes insoportables, coléricos, que se arrebatan en episodios irrelevantes, los verdaderos líderes son los que enseñan y se convierten en referencia de comportamiento.

Los jefes irascibles solo consiguen que las personas de su entorno terminen yéndose de su empresa. La envidia es un vicio especialmente dañino, porque genera amargura. Se trata de la tristeza por el bien ajeno, algo mezquino y que la gente suele rechazar.

Como afirmaba Séneca, filósofo de la Roma clásica, “nunca serás feliz si te atormenta que algún otro sea más feliz que tú”. Desgraciadamente, parece que su alumno el emperador Nerón no aprendió la lección. Por el contrario, mi experiencia es que la generosidad es la estrategia ganadora a largo plazo, y las personas que la cultivan reciben un reconocimiento recíproco.

Una parte esencial de la dirección consiste precisamente en enseñar, que una buena manera de caracterizar al CEO es como profesor o coach. Esta dimensión proyecta una dimensión más trascendente al management, y también potencia la felicidad personal.

4. La felicidad está intrínsecamente relacionada con la salud

Como explica Schopenhauer, “nueve décimos de nuestra felicidad se basan únicamente en la salud”. Curiosamente, el filósofo alemán se anticipa a los avances de la neurociencia y a toda la corriente de bienestar (wellbeing) que se trasladó al entorno de las empresas.

Evitar los sentimientos extremos, especialmente la envidia, el odio y la ira, es otra de las maneras para ser más felices en el trabajo

Evitar los sentimientos extremos, especialmente la envidia, el odio y la ira, es otra de las maneras para ser más felices en el trabajo – Pexels

Dado que la salud física tiene un carácter relativamente efímero, es fundamental la resiliencia y la búsqueda del equilibrio, entendido como un estado de conciencia que permite hacer frente al dolor.

Pero en todo caso, como decía el adagio latino, mens sana in corpore sano, si se cuida la salud corporal se estará construyendo una mejor salud mental.

5. Ejercitarse en la alegría

El último consejo que selecciono es la importancia de ejercitarse en la alegría de forma sistemática. La alegría es un estado de ánimo que se puede cultivar, y cuanto más se practica más se consigue. Como explicaba Sigmund Freud, el humor desnuda la represión, genera proximidad y contribuye a un mejor ambiente.

Por eso es recomendable el uso del humor en reuniones de trabajo, quizás no al principio, para no banalizar el intercambio de ideas, pero si en algunos momentos, para romper el hielo o destensar una discusión. De nuevo, si pasamos tanto tiempo en el trabajo, parece deseable poder divertirse de vez en cuando.

Una de las actuaciones más memorables de Rita Hayworth en el cine es la canción Zip (Cremallera) en la película Pal Joey, donde encarna a una honorable filántropa apremiada a interpretar, en una subasta benéfica, uno de sus célebres números de cuando era vedette.

Una de las frases de la divertida canción dice:

“Zip; Anoche estuve leyendo a Schopenhauer

Zip; Y creo que Schopenhauer tenía razón”.

¿Se puede aprender a ser feliz?

La sensación de felicidad se conceptualizó como el bienestar experimentado por las personas, tanto en pensamientos como en sentimientos.

¿Cómo se podría fomentar el bienestar subjetivo?

¿Cómo se podría fomentar el bienestar subjetivo? – Pixabay

En el hemisferio norte, los días del final de la primavera y comienzo del verano son considerados los más felices del año. Se habla, incluso, del “Yellow Day” para referirse al 20 de junio.

Al contrario, el “Blue Monday”, tercer lunes de enero, pleno invierno, se le llama el “más triste del año”. Pero lo cierto es que estos días de “felicidad” y “tristeza” dejan de lado los componentes más importantes para cuantificar estos estados: los mecanismos internos y subjetivos de las personas.

¿Se puede ayudar a las personas a aumentar su felicidad? ¿Cómo se podría fomentar el bienestar subjetivo? ¿Por qué los hallazgos sugieren que los programas de entrenamiento mental ayudan a mejorar el bienestar psicológico?

En definitiva, ¿es la felicidad modulable y entrenable? ¿Qué sabe la ciencia sobre la felicidad?

Un artículo publicado en la revista Frontiers in Psychology evaluó el bienestar subjetivo analizando la efectividad del entrenamiento mental para ayudar a desarrollar nuevas formas de nutrir nuestra propia felicidad. La sensación de felicidad se conceptualizó como el bienestar experimentado por las personas, tanto en pensamientos como en sentimientos.

Desde los primeros estudios, el bienestar subjetivo se ha definido como la forma en que los individuos experimentan la calidad de su vida en tres aspectos mentales diferentes. Eso sí, interrelacionados.

Estos son: el afecto negativo poco frecuente, el afecto positivo frecuente y las evaluaciones cognitivas de satisfacción con la vida en varios dominios (salud física, relaciones y trabajo).

Concepción hedonista

Se ha llevado a cabo un creciente cuerpo de investigación con el objetivo de identificar los factores que afectan a la felicidad, operacionalizados como el bienestar subjetivo. Aunque la definición de felicidad tiene una larga historia y se remonta a argumentos filosóficos y a la búsqueda de la sabiduría práctica, en los tiempos modernos se equipara al hedonismo.

La definición de felicidad se equiparó con el hedonismo

La definición de felicidad se equipara con el hedonismo – Pixabay

El hedonismo se basa en el logro del placer inmediato, en la ausencia de afecto negativo y en un alto grado de satisfacción con la propia vida. No obstante, los expertos actualmente argumentan que el auténtico bienestar subjetivo va más allá de esta visión limitada y apoyan una interpretación de la felicidad como un esfuerzo eudemónico.

Hoy en día, varios académicos sostienen que los altos niveles de bienestar subjetivo dependen de una perspectiva multidimensional que abarca componentes tanto hedónicos como eudemónicos. Desde este punto de vista los individuos parecen centrarse más en el funcionamiento psicológico óptimo, en vivir una vida profundamente satisfactoria y actualizar su propio potencial, crecimiento personal y sentido de autonomía.

Felicidad modulable y entrenable

En psicología, esta postura se apoya en la teoría de la motivación humana de Maslow. El programa mencionado para entrenar el bienestar subjetivo fue, esencialmente, un entrenamiento informado y suave de la mente, y en particular de las emociones.

Estuvo basado en el principio de que el bienestar individual está indisolublemente ligado al desarrollo de las virtudes y fortalezas humanas internas. Como el equilibrio emocional, el yo interno, conciencia, una actitud abierta y solidaria hacia uno mismo y los demás.

Todo ello dota a la persona de una claridad mental que puede fomentar una comprensión más profunda de la propia realidad y la de los demás. Hasta la fecha, la evidencia sugiere que la felicidad es, en cierta medida, modulable y entrenable. Por lo tanto, las estrategias cognitivas y conductuales simples que los individuos eligen en sus vidas podrían mejorar la felicidad, más que las condiciones externas y ambientales que proponen el Yellow day.

No todo serán estímulos positivos

Pero, ¿por qué no nos preguntamos lo inverso? ¿Por qué nos entrenamos día a día, sin saberlo, para no ser felices? La concepción exclusivamente hedonista y externa de la felicidad ha calado en nuestros cerebros sobre estimulados de noticias.

Consejos, novedades y una infinidad de material disponible para ser consumido. Sin elegirlo, sin pedirlo o sin saber por qué y para qué. Con nuestros cerebros raptados por los input de información externa, buscamos el cero afecto negativo.

Para conseguir el bienestar, no debemos poner el foco solo en los externo

Para conseguir el bienestar, no debemos poner el foco solo en los externo – Pixabay

Es un objetivo sumamente difícil de alcanzar. Al final, para sobrevivir y adaptarse a la naturaleza humana, existe un gran volumen de emociones displacenteras necesarias que deben ser experimentados. El afecto negativo forma parte de nuestro día a día. Otra condición que buscamos con demasiada intensidad, duración y frecuencia es el hedonismo.

Observamos como la habituación disminuirá y cambiará lo hedónico y cómo, para resistirnos a ello, aumentaremos lo deleitable hasta cotas tan altas que serán incompatibles con las demás demandas.

Estado interno

En definitiva, para conseguir un mejor bienestar subjetivo (o felicidad) no debemos poner el foco solo en lo externo. Saber qué hay que entrenar para conseguir un mejor estado interno está cada vez más cerca.

Los resultados de las investigaciones en psicología muestran que nuestro cerebro podrá adaptarse. Pero, ¿le conviene a la industria que esto suceda? Y lo más importante, ¿queremos que pase? Los beneficios de los programas de entrenamiento mental contemplativo para mejorar nuestro estado subjetivo de felicidad hablan por sí solos.

Eso sí, el desconocimiento general de la población sobre estos programas y medidas hace que sean mirados con desconfianza e incredulidad. La divulgación de artículos científicos específicos sobre el bienestar subjetivo debe ser un eje central para romper los parapetos que la sociedad tiene sobre la felicidad.

No olvidemos que la humanidad se compone de personas que no cesan, ni cesarán, de buscarla.

FUENTE: LA NACIÓN – Lifestyle

Por Santiago Iñiguez de Onzoño

BBCNews Mundo

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