Juan Manuel – Capítulo 19
Sabía Juan Manuel; que la crisis de pareja en la que se encontraban difícilmente fuera superada.
Creía tener demasiados fundamentos para pensar de esa manera. Recordaba el último hecho del que tuvo vergüenza propia y ajena. En una de las tantas discusiones por los celos enfermizos de Marianela; esta se dirigió al hogar de su hermano y hablando con su mujer Haydee, se descompensó -en lo primero que creyó la pobre mujer- y la tuvieron que acostar en una cama de uno de los dormitorios. Allí; luego de ir a la cocina a traerle un vaso de agua, antes de entrar vio que Marianela estaba con los ojos totalmente abiertos y cuando ingresó se hizo -ahí sí- nuevamente la desmayada, saliendo de su boca una saliva que no era tal, más bien como una espuma.
La mujer del hermano que conocía a Juan Manuel desde que este tuviera 6 años, tal la diferencia de edad con su hermano mayor cuando lo vio una de las veces que visitó a Sara, le comento lo que había pasado. Juan Manuel quedó atónito, no supo cómo disculparse del comportamiento de su mujer. Sin embargo, su cuñada nada le reprocho. Al contrario le sugirió que tuviera cuidado, porque su mujer no actuaba como una persona normal. Agregando que le parecía que Marianela era una gran artista.
Juan Manuel estaba harto, se daba cuenta aunque muy tarde, que esa primera atracción cuando se conocieron pasó por la sexualidad y el erotismo que empleaba de cualquier manera su mujer, aun cuando él se encontraba durmiendo. Pensaba en lo boludo que había sido, ya que cuando dos en pareja no funcionan, son los dos responsables. Se sintió como un “perejil” engreído de creer conocer de la vida todo por sus vagabundeos desde los trece años que lo llevaron a lo peor de la noche. Se decía que de ello, no había aprendido nada, porque cuando conoció a Marianela se agarró una calentura que lo llevó al infierno que ahora vive.
Él se encontraba además muy pendiente de la salud de su madre, como asimismo de su hermano Mario, quien había sido diagnosticado con una patología de salud mental, que por momentos estallaba en periodos de euforia y en otros, profundas depresiones. Su hermano junto a su cuñada, tenían cuatro hijos de edades desde los doce años -la mayor- , diez, cinco, hasta una beba de un año. Aún Mario trabajaba; pero su salud lo complicaba. Y en consecuencia lo transmitía a toda su familia; ya que Haydee era una mujer muy sumisa y estaba todo el día sin ayuda alguna, atendiendo el hogar. Poco podía hacer. Era cuando llegaba Juan Manuel para escucharla y contenerla.
Trataba luego de hablar con su hermano, utilizando la psicología para escucharlo y poder entenderlo. Pero nada parecía suficiente con Mario. Sus altos y bajos eran frecuentes. Y los niños veían todo ello con infinita tristeza, si bien en ningún momento su padre se ponía violento con ellos. Deliraba o se deprimía.
Marianela, como le dijo el día anterior, se fue con una valija llevando unas pocas cosas, al considerar que eran unos pocos días los que iba a estar fuera de su hogar. Espero que Juan Manuel volviera del trabajo, se dieron un beso y se despidieron.
Juan Manuel respira aliviado…pensaba que no era solución alguna, pero mínimamente les permitiría pensar -creyó él- a ambos que deberían separarse, porque la vida en común ya era insoportable para ambos.
No transcurrieron más de dos días; Juan Manuel había regresado del trabajo y eran casi las ocho de la noche. Vio la puerta de la casa abrirse…y era Marianela con su valija en la mano;
Juan Manuel sorprendido por la presencia de su mujer;
-Hola Marianela; ¿Qué pasó? ¿Algún problema en la casa de Maria del Carmen?-
-No tengo ningún problema. Estuve pensando….y en realidad el que se tiene que ir sos vos…ahh …y otra cosa; ¡el automóvil lo dejas acá!-
Juan Manuel dejó de ser tolerante y le contestó;
-¡Pero vos estás de la cabeza! Primero, sugeriste un tiempo, una semana para pensar y no pasaron más de dos días cuando apareces pretendiendo echarme de esta casa y además quedarte con el auto, que pague yo. ¡No querida, se terminó! ¡Vamos a iniciar los trámites de separación!-
En ese momento, Marianela se tiró a los pies de Juan Manuel, agarrándolo de una de sus piernas, gritando a viva voz ¡Yo te amo, Juan Manuel! ¡No me dejes, por favor!-
-Pero mujer un poco de dignidad. ¡Levántate!-
En ese momento, Marianela comenzó a despedir burbujas por la boca y dio la sensación de que había perdido el conocimiento.
Conociendo los antecedentes de su mujer; la arrastró al mover su pierna y ahí repentinamente volvió en sí. En ese momento, Juan Manuel le dijo;
-¡Te has dado cuenta que tus teatralizaciones no funcionan más conmigo!-
-Pero yo te quiero, Juan Manuel….-
-¡Yo no! contestó amargamente él.
Ella lo amenazó que iba a ir a su trabajo, ya que conocía tanto al ingeniero gerente de la plantas industriales y a otros compañeros de Juan Manuel, por haber compartido algunas cenas que organizaba la Cía. Él tragando saliva, le dijo que no hiciera escándalos y comprometa a personas que no tenían nada que ver con su matrimonio. Pero era como hablar con alguien que no escuchaba y estaba ciega por los celos o el amor como decía ella.
Pasaron dos o tres días,y Juan Manuel pensó que ese infierno para ambos no se terminaría, si él no se iba de la casa sin decirle nada a ella. Previamente luego de salir del trabajo; fue a la casa de su madre. Hablo con ella y le pidió por un tiempo la llave de la humilde casa de Morón, dando las razones del pedido. El se iría allí, sin saber por cuánto tiempo.
Continuará…
Glosario:
“Boludo” etimológicamente nace en “las bolas”; huevon; tarado.
“Perejil” lunfardo “gil”; estupido, tonto.
“Calentura” apetito sexual.
Imagen de Portada: Gentileza de Pinterest – Ciudad de Buenos Aires – Señalización Plaza de Mayo/Puerto Madero