Caminas lento
como si el paso
del tiempo
te estuviera
negando
aquel andar rápido
en qué creías
ganarle al tiempo.
Ahora
disfrutas
te detienes
a cada paso,
gozando
de la belleza
a tu alrededor,
con solo
levantar
tu mirada.
Te regalas
ver las altas
copas
de los árboles,
con sus
hojas
color ocre,
preludio
del otoño
tan cercano,
sumado a
los aromas
de los indiferentes
eucaliptos.
Te sientes
algo extraño
al sentirte pleno,
por tu interés
de esas cosas
simples
y sencillas,
será que
los años
no corrieron
en vano
dándote
esa sabiduría,
que permite
volver
a sentirse
cuan
curioso niño
que redescubre
todo aquello,
que le
alienta
a darle
gracias
a esta vida
de un
continuo
infinito.