De él decían que «hablaba en verso y vivía en poesía». Toda una vida dedicada a las letras, a escribirlas y venerarlas. Sus textos, que empezaron con un corte modernista, evolucionaron hacia un intimismo con rasgos románticos y simbólicos. La voz de Machado además, hacía acopio de la sabiduría ancestral para recoger la vida cotidiana de las clases populares.
Rescatamos algunos de los poemas de este artista que se consideraba «Poeta ayer, hoy triste y pobre» y «filósofo trasnochado». En estos versos leemos su representación de la infancia sobre letras:
Recuerdo infantil
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de lluvia tras los cristales.
Es la clase. En un cartel
se representa a Caín
fugitivo, y muerto Abel,
junto a una mancha carmín.
Con timbre sonoro y hueco
truena el maestro, un anciano
mal vestido, enjuto y seco,
que lleva un libro en la mano.
Y todo un coro infantil
va cantando la lección:
«mil veces ciento, cien mil;
mil veces mil, un millón».
Una tarde parda y fría
de invierno. Los colegiales
estudian. Monotonía
de la lluvia en los cristales.
Retrato de Antonio Machado por Joaquín Sorolla
Antonio Machado, el poeta nacido en Sevilla, docente en Madrid, encandilado por Soria y fallecido en Francia, fue miembro de la Real Academia Española desde 1927, pero nunca llegó a tomar posesión de su sillón. Él, como pocos, ha perdurado en el tiempo gracias a su poesía eterna.
Imagen de portada: Retrato de Joaquín Sorolla
FUENTE RESPONSABLE: Cultura Inquieta. Por Lidia Caro
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