Eras la persona
tan especial
que de adolescente
esperaba encontrar,
en aquellas
únicas y formidables
reuniones de los sesenta.
Fue el “polaco”
amigo
de aquel tiempo,
que me toco
el hombro
para decirme
¿ya la viste?
Ahí gire
sobre mi hombro
y al verte
supe que
entrarías
a mi vida,
nos reímos
sin cesar
desde aquella
noche,
y seguimos
diciéndonos
que en el mundo
si nos
proponemos a ello,
solo hay
cosas buenas.
Cuando vos o yo,
ve todo oscuro
y vacío,
el otro
por esto
que guardamos
en nuestras
entrañas,
transforma
lo amargo
del momento,
con pinceladas
de amor sincero
en algo
brillante y pleno.
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