Parte II
El Köln Concert‘ se transformó en un ícono al poco tiempo de editarse.
Además de ser vanguardia en su propuesta musical, consiguió convertir a Keith Jarrett en un fenómeno de masas (masas pequeñas, pero masas al fin y al cabo), acercando al jazz a toda una generación europea y generando un espacio musical propio y diferenciado en el viejo continente. Gracias a su éxito de ventas, le dio la posibilidad a la discográfica ECM de seguir generando nuevas propuestas. Su slogan sigue siendo desde entonces: «El sonido más hermoso después del silencio».
Si deseas profundizar esta entrada; cliquea donde se encuentra escrito con color “azul”.
El pianista Ernesto Jodos asegura: «La música parece estar signada por dos variables: armonías muy simples (todo lo que ese piano podía hacer) y algo de maratónico en el largo de las improvisaciones (una especie de «lucha» contra esos dolores). Yo, sin saberlo, solía dormir la siesta escuchándolo, a los quince años, en el sofá de la casa de mis viejos.
No lo volví a escuchar hasta que vi por primera vez la escena en la que Nanni Moretti usa una sección del concierto para musicalizar su paseo en Vespa por el sitio donde fue asesinado Pasolini.
Recién ahí, me di cuenta del poder emotivo que tiene esa música. Nunca es tarde…»7.
Parte IIB
Caro diario es la película más conocida del conocido director italiano Nanni Moretti. De hecho, fue esa película de 1993 la que le dio fama internacional y le situó en el mapa del prestigioso cine de autor. Es una película dividida en tres capítulos y hacia el final del primer capítulo, de repente, en uno de los momentos más celebrados del film, Nanni Moretti dice: «No sé por qué, pero nunca he ido al lugar donde asesinaron a Pasolini».
Los siguientes cuatro minutos y cincuenta y cuatro segundos de la película transcurren sin diálogo alguno, tan solo vemos a Nani Moretti en su vespa conduciendo hacia la playa de Ostia. Le acompaña durante todo el viaje el Köln Concert.
Pasolini, cineasta, poeta, intelectual y una de las personas más incómodas de la vida pública italiana, murió asesinado en 1975, apenas once meses más tarde del recital de Jarrett en Colonia.
A Pasolini le gustaban los chicos jóvenes y le gustaban los chaperos. Tras su asesinato se detuvo a un joven que declaró que Pasolini había intentado violarlo y que lo había matado en defensa propia y huido en su coche. Fue sentenciado a nueve años y medio. Nadie, ni remotamente, se cree esto.
Pese a que ni el testimonio ni las pruebas casaban y había indicios claros de que los asesinos eran al menos tres, el caso se cerró. Una bronca entre maricas, viene a decir la sentencia, una disputa de índole sexual, exactamente. En 2005 el único encausado cambió su declaración y admitió que fueron tres y que él no participó. Después, volvería a cambiarla para admitir que era una emboscada preparada.
Más de setecientos intelectuales italianos exigieron la reapertura del caso. Se abrió y tras años de investigaciones se cerró definitivamente en 2015 sin ningún nuevo acusado ni dato añadido. Esto fue lo último que dijo Pasolini en su última entrevista en vísperas de su muerte: «Tú no sabes quién está pensando en matarte ahora. Pon ese titular, si quieres: Todos estamos en peligro».
Hoy se sigue marcando como un homicidio casual, pero casi todo el mundo da por bueno el complot entre los servicios secretos, la iglesia y los políticos —si es que hubiera alguna diferencia entre ellos—.
Según la autopsia a Pier Paolo le habían dado una paliza brutal, con hematomas y roturas por todo el cuerpo, tenía los testículos reventados y una hemorragia cerebral. Después le pasaron por encima con su propio coche aplastándole los órganos internos. Maria Teresa Lollobrigida, la mujer que encontró el cadáver, dijo que en un principio le había parecido ver simplemente un montón de basura 8.
En el informe de la autopsia se lee: «Corazón; estallado».
El nuestro también, Pier Paolo. Sangre y ceniza se mezclan con la arena, el piano sigue sonando, Moretti detiene su moto junto a la vieja verja. Vemos en el lugar del asesinato una escultura en homenaje a Pasolini, las hierbas crecen alrededor, está rota y hay trozos de cemento dispersos por el suelo.
En todas partes, lo sabemos bien, hay una memoria oficial y una memoria popular. Nanni Moretti decide solo mostrar, ni un solo diálogo, ni una sola palabra, salvo el Köln Concert. El día que Pier Paolo murió, Pasolini se convirtió en inmortal. El piano de Keith Jarrett se para.
Parte IIC
En 2005, el Festival de Jazz de Donostia hacía entrega del premio Donostiako Jazzaldia a Jarrett. No era una edición cualquiera, era la número cuarenta y tamaña cifra necesitaba de una estrella a la altura del aniversario. En apenas minutos las entradas para la entrega del premio en el auditorio del Kursaal y el posterior concierto con su legendario trío estaban agotadas.
Estoy sentado con Elena en paraíso, que es la forma elegante de llamar al gallinero. Elena toca el piano, yo no. Aparecen Gary Peacock y Jack DeJohnette; tras ellos, Keith Jarrett. Curiosamente, en mi mitología personal de hazañas sonoras no se encuentra este concierto. Hay otros que en su momento me dejaron mayor marca, pero con el tiempo su huella ha ido creciendo. Ahora, hoy, su importancia es innegable. Nunca volveré a ver a Keith Jarrett en un escenario.
Hace veintiún meses, un 14 de octubre, se publicaba una entrevista en el New York Times donde rompía su silencio de varios años.
Había sufrido un derrame cerebral a finales de febrero de 2018, y otro en mayo. Así lo cuenta a The New York Times: «Quedé paralizado. Mi lado izquierdo aún lo está parcialmente. Ahora puedo intentar caminar con un bastón, pero tardé mucho en llegar a este punto, más de un año». Esta situación choca frontalmente con su capacidad para tocar. A medida que iba recuperando parte de la movilidad hizo pequeños acercamientos al piano, sin éxito: «Intentaba imaginar que era Bach con una sola mano, pero era como juguetear». Y añade en la entrevista: «Solo puedo tocar con mi mano derecha, y ni eso me convence».
El deterioro no es solo físico: cuando recientemente intentó tocar algunas viejas melodías de bebop en el estudio de su casa descubrió que había olvidado muchas por las secuelas de los derrames. «Cuando escucho piano tocado con dos manos es muy frustrante, de una forma física. Incluso escuchando a Schubert, o algo interpretado con suavidad, porque sé que no podría hacer eso. Y no es esperable que vaya a recuperarme de ello. Lo más a lo que aspiro con mi mano izquierda es a recuperar la capacidad de sostener una taza con ella».
Se trata de la pérdida para la música de uno de los más grandes del siglo XX, uno de los pocos que uno podía señalar como el más importante improvisador vivo del mundo 9.
Esta vez. pese a sí mismo, Keith abandona el escenario con dignidad. Imposible no acordarse de ese momento bajo la lluvia; recuerda, Vera, «esto solo lo hago por ti». Aquella desangelada noche en Colonia, solo lo hizo por ti, pero los cuatro millones de personas que hemos conseguido esa grabación a lo largo de cuatro décadas, te damos las gracias.
Quizá, incluso, también Keith Jarrett.
Vera Brandes, gracias.
Notas
(1) Ian Carr. Keith Jarrett: The man and his music. (Da Capo Press)
(2) Yahvé M. de la Cavada. «El piano de Keith Jarrett se queda en silencio». (El País)
(3) Juan Carlos Garay. «Keith Jarrett: un improvisador descomunal se despide con ‘Budapest Concert’». (Semana)
(4) Paul Gambacinni. For one night only – Series 6- Keith jarrett: The Cologne concert. (BBC Radio)
(5) Paul Gambacinni. For one night only – Series 6- Keith jarrett: The Cologne concert. (BBC Radio)
(6) Ian Carr. Keith Jarrett: The man and his music. (Da Capo Press)
(7) Eduardo Slusarczuk. «A 45 años de su grabación, The Köln Concert, de Keith Jarrett: la pesadilla que se convirtió en éxito» (Clarín)
(8) Se cumplen 43 años del asesinato de Pier Paolo Pasolini. (RTVE)
(9) Yahvé M. de la Cavada. «El piano de Keith Jarrett se queda en silencio». (El País)
Imagen de portada: Keith Jarrett en 1972. Foto: Cordon.
FUENTE RESPONSABLE: Jot Down. Por Iván Batty.
Sociedad y Culturas/Música/Jazz/Keith Jarret/Piano/Nanni Moretti/Cine/Pier Paolo Pasolini/Vera Brandes.