Hoy poco mas
de diez años,
invierno gélido
en Praga,
un manto
blanco
cubría los techos
de la ciudad
con más de
cien torres.
***
Como cada
mañana,
cerca del
mediodía
camine
desde
el hotel,
hacia la
Ciudad Vieja.
***
El lugar
de encuentro,
el de siempre,
Reloj Astronómico
de Praga,
en la plaza
principal
de la ciudad.
***
Ya me había
impresionado
al navegar
por el Moldava,
noches atrás
cuando escuche
su voz,
cadenciosa,
sensual,
acompañada
por sus músicos,
en un show
con una
mas que buena
cerveza.
***
Hombre solo
buscando
compañía,
aguarde
el receso
me acerque,
con mi ingles
de viajero
obstinado
en hacerse
entender.
***
Río
de buena gana,
provocando
en mi
una carcajada,
su cabello
dorado,
sus pupilas
grises,
me dijeron
que nada
mejor había
vivido hasta ahí,
desde mi
llegada a Praga.
***
A partir
de ese momento,
nos convertimos
en inseparables,
cada mañana
no nos aburría
acercarnos
minutos antes
de las once,
para ver
a los doce
apóstoles,
que uno
a uno iban
pasando,
ante la sorpresa
de todos,
más aun
para los niños
que lo
disfrutaban
como tal juego.
***
Su nombre ,
Aneta.
Diosa
como ninguna
otra había
conocido,
amor de
viajero
impenitente,
aun recuerdo
el perfume
de su cuerpo.
***
No se porque,
pero
en forma
repentina,
ahora
ya no puedo
dejar
de pensar
en ella,
nuestras
caminatas
por el
Puente de Carlos,
para terminar
donde siempre,
la pared
plena
de grafitis
que como himno,
honraban
a John Lennon,
en épocas
prohibidas.
***
Que será
de Aneta…
Imagen de portada: Gentileza de Pinterest