Hasta hace pocos años, Perú apenas producía arándanos.
Hoy, es es el mayor exportador del mundo y empresas agropecuarias de todo el planeta invierten en el país para sumarse a un boom para el que no se atisba un final.
«Cuando empezamos apenas se producían y hoy Perú se ha convertido en la meca de los arándanos», le dice a BBC Mundo Carlos Gereda, fundador de la compañía Inka ‘s Berries y referente en la producción de estos frutos en el país sudamericano.
Él fue el pionero, el primero en detectar el potencial de su país como superficie de cultivo de un fruto que no se daba en él y lanzarse a explotarlo. Es el gran artífice de la explosión de los últimos años.
Esta es su historia.
Todo empezó en Chile
Desde su despacho en una torre de oficinas del distrito limeño de Magdalena del Mar, Gereda recuerda que su proyecto comenzó en 2002, tras un viaje de unos amigos de su padre a Chile, precisamente el país al que Perú ha acabado desbancando en el mercado regional.
«Yo estudiaba entonces Ingeniería y Gestión Empresarial, pero era agricultor de corazón, porque mis padres eran agricultores en Chincha, y mi padre descubrió por unos amigos que habían viajado a Chile el éxito que tenía la industria del arándano allí», cuenta.
Tras viajar él mismo a Chile para verlo con sus propios ojos, Gereda se embarcó en una aventura en la que no muchos creían. «La literatura decía que en Perú no se podían producir arándanos porque no hay suficientes horas-frío», recuerda.
En agricultura se conoce como hora-frío a las horas en las que la temperatura no supera los 7 grados centígrados. En Perú, eso solo sucede en zonas de la sierra andina, pero producir allí no era una opción.
«La logística allí es muy difícil, porque es una zona muy agreste y tiene poco acceso», explica Gereda.
«Las grandes empresas agrícolas están en la costa, y sabía que para ser rentable nuestra industria debía ser capaz de producir ahí».
Pero la árida costa peruana, un desierto en su mayor parte, no invitaba al optimismo.
FUENTE DE LA IMAGEN, CORTESÍA.. El desafío era que el arándano creciera en la desértica costa peruana.
Comenzó entonces la búsqueda de una variante de la planta que se pudiera producir en el ambiente templado del litoral peruano.
Había que encontrar una variedad de arbusto del género Vaccinium, las plantas de las que se obtienen los arándanos, capaz de reproducirse y producir en el seco e inhóspito ambiente en el que Gereda soñaba instalar su negocio.
«En 2006 empecé a buscar plantas para traer a Perú, pero me encontré con la sorpresa de que había que pedirlas a Estados Unidos o Chile y demoraban entre dos o tres años en llegar, además de que tenían un costo muy alto».
FUENTE DE LA IMAGEN, ROSS WOODHALL / GETTY. Gereda probó con 14 variedades de plantas para lograr producir arándanos en Perú.
Convencido de que su proyecto requería producir las plantas en Perú, Gereda se hizo con más de 10.000 plantas de 14 variedades diferentes en Chile para probarlas en Perú.
Inició entonces un proyecto en colaboración con el Instituto de Biotecnología (IBT) de la Universidad Nacional Agraria La Molina para clonarlas in vitro por reproducción meristemática, un método que permite la creación de nuevas plantas a partir de un tejido vegetal llamado meristemo.
Es un procedimiento que se ha hecho habitual en las últimas décadas para obtener cultivos más sanos o con características específicas.
Se abrieron así dos caminos paralelos. Mientras Gereda probaba las 14 variedades chilenas en los terrenos de su familia en Chincha, los científicos del IBT buscaban en el laboratorio la forma de propagarlas in vitro.
En 2008, llegó el ansiado eureka. «Los científicos del IBT nos informaron de que habían dado con el modo de reproducirlas in vitro y yo por mi cuenta había comprobado que cuatro de las 14 variedades chilenas funcionaban bien».
Al año siguiente, fundó su empresa y empezó a proveer a cuatro compañías agropecuarias que comenzaron a producir arándanos con sus plantas y acabaron comprobando que los mejores resultados se alcanzaban con la variedad Biloxi, una de las cuatro chilenas, que ha sido el motor de la revolución del arándano peruano en los últimos años.
«Para que Perú se convirtiera en un jugador en el mercado mundial era imprescindible tener fruta entre finales de agosto e inicios de diciembre, porque en esas fechas nadie más la tiene en el mundo, y en eso brilló la variedad Biloxi», explica Gereda.
Los arándanos y Perú, hoy
Hoy, Inka ‘s Berries, la compañía fundada por Gereda, ha crecido significativamente.
Produce las plantas con las que abastece a los principales actores de la agroexportación peruana, pero también sus propias cosechas de arándanos, que envía al mercado europeo, principalmente a Alemania.
Tiene cultivos en cuatro puntos del país, con 2.000 hectáreas de superficie cultivada y 600 empleados fijos que pueden llegar a ser 3.000 cuando empieza la campaña.
FUENTE DE LA IMAGEN, CORTESÍA. La empresa que fundó Carlos Gereda tiene hoy 600 empleados fijos.
Otros muchos siguieron su estela.
Perú se convirtió en un imán para el capital extranjero que busca invertir en la producción de arándanos, y compañías de Estados Unidos, Australia, España y otros países se han instalado en los terrenos en los que nadie antes de Carlos pensó que allí podían crecer.
La competencia ahora es tal que ha hecho caer el precio del kilo de arándano hasta mínimos históricos en el país.
Y lo que un día fue un inconveniente, el clima templado del litoral peruano, se ha convertido en una ventaja diferencial, ya que Perú puede seguir produciendo en los meses de verano, en los que sus competidores chilenos no pueden por las altas temperaturas que se alcanzan en su país.
Con más de 261.000 toneladas anuales, Perú se ha convertido así en el tercer productor mundial, solo por detrás de China y Estados Unidos, y en el mayor exportador, con Estados Unidos como su principal cliente.
Según el último informe anual de la Organización Internacional del Arándano (IBO, por sus siglas en inglés), Perú ingresó más de US$1.200 millones en 2021 por sus exportaciones de este pequeño fruto.
Aunque las previsiones son las de que se mantenga el aumento de la producción, los últimos meses no han sido fáciles para quienes, como Gereda, viven del arándano en Perú, debido al conflicto político suscitado tras la caída del expresidente Pedro Castillo y las protestas contra el gobierno de su sucesora, Dina Boluarte.
«La industria ha sido muy golpeada porque muchos campos han tenido que parar sus labores de exportación. Estoy de acuerdo en que todos tienen el derecho a protestar, pero los demás tambien tienen el derecho a trabajar y llevarles comida a sus hijos», afirma.
Para Gereda, el éxito de su negocio es mucho más que un mero proyecto empresarial. «Una de las grandes satisfacciones que tengo en la vida es la de haber contribuido al comienzo de esta industria».
Imagen de portada: CORTESÍA. Carlos Gereda fue pionero en percibir el potencial de Perú como productor de arándanos.
FUENTE RESPONSABLE: Guillermo D. Olmo; Corresponsal de BBC News Mundo en Perú. 2 de marzo 2023.
Sociedad y Cultura/Perú/Economía/América Latina/Agricultura/ Ciencia/Alimentación.
Impulsada con energía solar y eólica, este nuevo concepto de robot podría amortiguar la pérdida de polinizadores, como las abejas.
Si deseas profundizar en esta entrada; cliquea por favor adonde se encuentre escrito en color “azul”. Muchas gracias.
El avance en polímeros sensibles a estímulos ha abierto nuevas posibilidades en materiales para robots blandos controlados inalámbricamente a pequeña escala.
Sin embargo, el equipo de Light Robots de la Universidad de Tampere está investigando cómo conseguirlo con su proyecto FAIRY:Aero-robots voladores basados en materiales sensibles a la luz.
De este modo, han creado un robot de ensamblaje de polímeros que vuelan con el viento y se controlan con la luz.
UN ROBOT VOLADOR ULTRALIGERO
Este primer robot volador pasivo equipado con músculo artificial es extremadamente ligero (1,2 mg) debido a su estructura altamente porosa. Por ello, puede flotar fácilmente gracias al viento. Además, la luz se puede utilizar para cambiar la forma de su diminuta estructura, similar a una semilla de diente de león.
De esta manera, el ‘hada’ puede adaptarse manualmente a la dirección y fuerza del viento, cambiando su forma. También se puede usar un haz de luz para controlar las acciones de despegue y aterrizaje
OPORTUNIDADES PARA LA AGRICULTURA
Los investigadores quieren centrarse en mejorar la sensibilidad del material para operar con luz solar.
Además, ampliarán la estructura para transportar dispositivos electrónicos como GPS y diversos sensores, así como compuestos bioquímicos.
Gracias a ello, existe un gran potencial para aplicaciones en el campo de la agricultura, como la polinización artificial.
En el futuro, pues, los vientos naturales podrían dispersar libremente millones de estos robots provistos con semillas para, luego, dirigirlas mediante la luz hacia áreas específicas con árboles que esperan ser polinizados.
Imagen de portada: Gentileza de Light Robots
FUENTE RESPONSABLE: National Geographic España. Por Sergio Parra. 3 de febrero 2023.
Sociedad y Cultura/Insectos/Robot/Robótica/Tecnología.
Bajo un sol abrasador, Francisco Elvira recorre su plantación de olivos, donde inspecciona los frutos resecos brotados de árboles casi desnudos.
«Míralos», dice, desesperado. «Deberían estar repletos de aceitunas ahora que se acerca la cosecha. Pero están vacíos. Y esta es la cosecha para el aceite que llegará a los supermercados el próximo año».
Las fértiles llanuras de olivares que se extienden por el sur de España han convertido a este país en el mayor productor de aceite de oliva en el mundo, con alrededor de la mitad del suministro global.
Pero, devastado por la peor sequía jamás registrada, el llamado «oro verde» de España es cada vez más escaso.
La producción de este año ya se ha reducido en aproximadamente un tercio y aún no hay señales de lluvia.
En la fábrica de Interóleo en Jaén, la provincia donde se elabora la mitad de todo el aceite español, las bombas vierten el líquido en botellas de vidrio y plástico que pasan por la cinta transportadora para recibir la etiqueta de «producto de España».
Pero esta planta, que exporta a países de todo el mundo, está sufriendo un desplome de la producción mientras los precios aumentan de forma vertiginosa, lo que agrava la crisis alimentaria mundial.
Juan Gadeo cree que este sector de vital importancia para España está en peligro.
«Los compradores ya están pagando un tercio más que el año pasado, pero la sequía lo encarecerá aún más», afirma Juan Gadeo, director de la cooperativa, quien cree que este sector vital para España ahora está en peligro.
«Con la recesión es posible que tengamos que despedir a algunos trabajadores. Hay un sentimiento de depresión e incertidumbre. Otro año como este sería una auténtica catástrofe».
«Tirar dinero a la tierra»
La situación es similar en todo el sector agrícola e investigaciones recientes revelan que algunas partes de la Península Ibérica atraviesan su peor sequía en 1.200 años.
Los agricultores españoles han plantado más girasoles desde la primavera en un intento de compensar la escasez de aceite de girasol de Ucrania, el mayor productor mundial, donde la guerra ha desplomado la producción.
Pero una flor que venera al sol también necesita la bendición de la lluvia, y no la hay, lo que resulta en extensiones de cultivos marchitos que no producen semillas ni aceite.
Los agricultores de girasoles como Isabel Villegas pasan por un difícil momento.
Mientras arranca girasoles muertos de sus campos secos, Isabel Villegas se cuestiona si intentarlo de nuevo.
«Si no llueve para fin de año, no tiene sentido plantar más», lamenta.
«Sería como tirar el dinero a la tierra sin cosecha. Y no hay pronóstico de lluvia por ahora».
Reservas de agua en mínimos
Un reciente informe del Observatorio Mundial de la Sequía concluyó que Europa está sufriendo su peor sequía en 500 años.
Varios países del continente han sufrido con incendios forestales y olas de calor, y España se ha visto particularmente afectada.
Este año se han quemado más de 270.000 hectáreas, según el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales.
El calor extremo y la falta de lluvia han reducido de forma drástica los niveles de las reservas naturales de agua de España.
El embalse de Viñuela, cerca de Málaga, está a poco más del 10% de su capacidad.
En otros lugares, pueblos costeros medievales enterrados desde hace décadas bajo ríos y pantanos han quedado expuestos al evaporarse el agua.
FUENTE DE LA IMAGEN – AFP VIA GETTY IMAGES. Las reservas de agua de Viñuela, cerca de Málaga, se encuentran en mínimos peligrosos.
Apuesta por la desalinización
El gobierno español está ampliando las plantas de desalinización y construyendo otras nuevas, aprovechando el agua de mar para aliviar la escasez.
En Campo de Dalias, cerca de la ciudad costera de Almería, visitamos la instalación cavernosa en la que se bombea y procesa el agua de mar.
Aquí se extrae la sal de la mitad del agua para producir agua dulce, mientras la otra mitad absorbe la sal adicional y luego se devuelve al océano, donde no causa daños ambientales.
La planta produce 90.000 metros cúbicos de agua dulce cada día, pero se ha programado que alcance hasta 130.000 metros cúbicos en cuatro años.
En sus alrededores los campos están cubiertos por láminas de plástico, creando invernaderos para las frutas y verduras que crecen debajo.
La mitad del agua que aporta la desaladora se utiliza para regar los cultivos de la zona.
España produce más frutas y verduras que cualquier otro país de la Unión Europea.
Eso es, según algunos científicos, parte del problema: en tiempos de grave escasez de agua este país ya no puede permitirse el lujo de ser «el jardín de Europa», como se le suele llamar.
«La superficie total de regadío en España ha ido aumentando en las últimas décadas, tanto de forma legal como ilegal», señala Julia Martínez, de la Fundación Nueva Cultura del Agua.
Julia Martínez. Martínez cree que el actual modelo de gestión del agua del país es insostenible.
«Las tierras de regadío consumen el 85% de todos los recursos hídricos. Con el 15% restante no es posible satisfacer todas las demandas de agua restantes, algunas de ellas más prioritarias».
«A menos que cambiemos el equilibrio, no podremos mejorar el estado de nuestros ríos ni adaptarnos al cambio climático».
Suelos agrietados, ríos secos, cultivos marchitos: la fértil tierra de España está extenuada por una emergencia climática provocada por el hombre.
En nuestro planeta, y en nuestros bolsillos, el costo es cada vez más alto.
Y, en las hermosas pero resecas llanuras de Andalucía, todavía no hay pronóstico de lluvia.
Imagen de portada: BBC News
FUENTE RESPONSABLE: Mark Lowen; Andalucía (España), BBC News. 29 de agosto 2022.
«En mi pueblo acostumbran a decir: ‘Vamos a hacer la mañana’. Y lo primero que hacen al levantarse es tomar una copa de sotol».
Jesús Miguel Olivas, profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Autónoma de Chihuahua, habla del único destilado mexicano que no se hace a partir de un maguey o agave, de una bebida que, aunque ancestral, es para muchos una gran desconocida.
El sotol integra la historia y el paisaje cultural de Chihuahua, Coahuila y Durango, los tres estados del norte de México en los que se produce.
«Forma parte de nuestra identidad. Está presente en corridos, en la poesía, en la literatura. Es un legado de esta región», le dice a BBC Mundo Ricardo Pico, vicepresidente del Consejo Certificador del Sotol. Por ello, está protegido con una denominación de origen.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. El sotol es el único destilado mexicano que no se elabora a partir de un maguey o agave.
Y es, además, un mercado en expansión. «Comercialmente hablando, es lo que era el mezcal hace 12 años», asegura Pico, comparándolo con el espirituoso mexicano cuya producción ha aumentado en ese periodo de los 500.000 a los 6,5 millones de litros al año. Aunque no hay cifras oficiales, los entrevistados para este artículo concuerdan en que hay un boom del sotol.
Ahora, hay quien ve ambos aspectos del sotol —la identidad que representa y su potencial comercial— amenazados.
Y es que también se ha empezado a hacer del otro lado de la frontera, en Estados Unidos.
La polémica sobre quién tiene derecho a elaborarla está servida.
Conocimiento ancestral
La palabra sotol proviene del vocablo náhuatl tzotollin, que significa el dulce de la cabeza.
La bebida conocida con ese nombre se elabora con distintas especies del género Dasylirion, una planta nativa del desierto chihuahuense que resiste las extremas temperaturas —hasta mínimas de -14°C en invierno y 42°C en verano— de ese ecosistema semiárido que abarca la zona norte de México y el suroeste de Estados Unidos.
Ya en tiempos prehispánicos, las comunidades originarias de ese vasto territorio se servían de ella, principalmente para alimentarse.
«Asaban el corazón, conocido como piña, y hacían una especie de pastas que se podían almacenar. Eran una buena fuente de carbohidratos», le dice a BBC Mundo Jeffrey Keeling, profesor de biología y gestión de recursos naturales de la Facultad de Agricultura y Ciencias Naturales de la Universidad Estatal Sul Ross en Alpine, Texas.
Los rarámuri o tarahumaras, quienes le siguen llamando sereque, la usaban también para hacer utensilios —no por nada en inglés se conoce también como dessert spoon, cuchara del desierto—, canastas, zapatos y artesanías, o con fines medicinales, por sus propiedades antibióticas.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Detalle una planta de sotol.
Y elaboraban con ella un brebaje fermentado, similar al pulque que se hace con agave en otras zonas de México, de muy baja graduación, para usos ceremoniales ya desde hace 800 años, apunta el experto.
La destilación llegaría después, cuando los españoles trajeron consigo la técnica en el siglo XVI, y la bebida se empezó a parecer a la que se conoce actualmente.
Fermentación y destilado
Han pasado siglos desde aquello, pero el proceso de elaboración no ha variado mucho en décadas y su producción hoy sigue siendo mayoritariamente artesanal y en algunos casos semi industrial, señala Pico.
Antes que nada, hay que cortar la planta, que crece de forma silvestre.
FUENTE DE LA IMAGEN – ÁNGEL VALDEZ. Son las cabezas de la planta, también llamadas piñas, las que se llevan a la vinata.
Aunque Olivas lidera un proyecto de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Autónoma de Chihuahua, que nació en 1996, centrado en la domesticación de la especie, con el objetivo de que en un futuro pueda haber plantaciones y la producción sea sostenible.
«Si no nos aseguramos de establecer plantaciones, es muy probable que si sigue creciendo el interés en la bebida, a mediano plazo nos veamos en problemas para tener materia prima», le dice a BBC Mundo.
Una vez cortado el tallo o piña, ya en la vinata o destilería se cuece en rudimentarios hornos construidos a ras de suelo.
Las piñas cocinadas se someten a un proceso de molienda para reducirlas a trozos pequeños, a los que luego se les añade agua para que inicie la fermentación.
FUENTE DE LA IMAGEN – ÁNGEL VALDEZ. Finalmente, el doble destilado permite obtener una bebida con un volumen alcohólico del 45%.
«Tiene cosas en común con las producciones tradicionales de otros destilados, como el ‘perlado’, una técnica basada en la observación para calcular la graduación etílica, pero también muchísimas diferencias», le dice a BBC Mundo Faridy Bujaidar, antropóloga especializada en bebidas espirituosas del norte de México.
«El tequila, el mezcal y el sotol, cada uno tiene su trayecto histórico, sus sabores y aromas particulares. Son conocimientos regionales muy focalizados», añade.
FUENTE DE LA IMAGEN – ÁNGEL VALDEZ. Con el perlado se calcula el volumen alcohólico.
La mayor disimilitud es quizá el volumen de producción. Ya comentamos cuánto mezcal se genera al año en el país, una cifra que palidece frente a la del tequila: 350 millones de litros en 2021, según el Consejo Regulador del Tequila.
Mientras, la entidad homóloga del sotol estima que de este se producen anualmente 500.000 litros, cerca del 80% en Chihuahua y el resto a partes iguales en Coahuila y Durango.
«A los ojos del consumidor somos una bebida emergente, aunque sea ancestral», dice su presidente, Efraín Maldonado.
El Consejo calcula que en México hay unos 40 productores tradicionales.
Décadas de persecución
Este panorama es la herencia de la persecución que sufrieron los sotoleros durante décadas, apunta Pico, vicepresidente del Consejo Regulador del Sotol.
Se debió a una combinación de factores, explica, entre ellas la influencia de la prohibición de los destilados a principios del siglo pasado en el estado aledaño de Sonora y la Ley Seca vigente de 1920 a 1933 al otro lado de la frontera, en Estados Unidos, además de una «corriente de pensamiento conservador en México según la cual el alcohol corrompía la sociedad».
«Aunque no hubiera una ley per se en el país que prohibiera la actividad sotolera, la policía conocida como ‘la acordada’ llegaba a las comunidades, para en teoría checar que se cumplían las normas ambientales y sanitarias, y les confiscaba el equipo a los vinateros o los llevaban presos», cuenta.
FUENTE DE LA IMAGEN – ÁNGEL VALDEZ. Las plantas a partir de las cuales se hace el sotol se encuentran en estado silvestre.
Eduardo Arrieta, «Don Lalo», maestro sotolero de cuarta generación del municipio de Aldama, Chihuahua, conoce bien la historia.
En parte porque se la contó su abuelo, quien se llamaba igual que él, y en parte porque la vivió en carne propia.
«Mi abuelo empezó en el sotol muy joven, en 1920, cuando andaba en la Revolución con Pancho Villa», le dice a BBC Mundo.
«‘Quítame esa vinata’, le dijo Pancho Villa un día que pasó por allí a caballo, pero mi abuelo no hizo caso, así que cuando volvió lo agarraron, lo ataron y le dieron con un sable. Según ellos esa era la ley aquí antes», cuenta.
Cuando mataron al «centauro del norte» en 1923, el abuelo de Don Lalo siguió destilando y le enseñó el oficio a su hijo, quien después haría lo propio con el suyo.
FUENTE DE LA IMAGEN – ÁNGEL VALDEZ. Las piñas se cuecen en rudimentarios hornos construidos a ras de suelo.
«A mí todavía me tocó esconderme cuando llegaron los de a caballo (la policía), para que no me hallaran y me llevaran. Nos destruían el alambique donde hacía uno el vino (sotol), lo balean para que ya no sirviera», recuerda.
Pico, del Consejo Regulador del Sotol, analiza aquello —que duró hasta finales del siglo pasado en ciertas zonas— con perspectiva.
«La persecución quizá actuó a nuestro favor porque, ¿quién sabe?, de otra manera quizá hubiéramos acabado ya con la planta», dice. «O nos hubiéramos convertido en otro Tequila, Jalisco, con una industria completamente desarrollada y millonaria».
Protección institucional
Para caminar en esa dirección y ordenar y proteger la producción del sotol en Chihuahua, Coahuila y Durango, se creó en 2002 la denominación de origen.
FUENTE DE LA IMAGEN – ÁNGEL VALDEZ. La última fase de la elaboración del sotol es la destilación.
Una denominación de origen (D.O.) es un sello que certifica que un producto es originario de una zona geográfica particular, que en ella se llevan a cabo todas las fases de producción, y que a esto se deben la calidad y las características del mismo.
Una de las más famosas es la del champán, que dicta que solo se le puede llamar así al vino espumoso elaborado en la zona francesa de Champagne o la Champaña.
La D.O. del sotol está reconocida a nivel internacional por la Organización Mundial de la Protección Intelectual, en 2005 nació el Consejo Mexicano del Sotol y más recientemente, en 2017, el Consejo Certificador.
Hoy el producto se vende dentro y fuera de las fronteras mexicanas.
«El mejor mercado para el sotol en México está, curiosamente, allí donde se producen otros destilados, porque se valora ese tipo de producto: en Oaxaca, Jalisco, y, por supuesto, Ciudad de México», informa Pico.
«En Estados Unidos se vende en Texas y California sobre todo, y existe un mercado emergente, en constante crecimiento, en Arizona, Nueva York, Colorado e Illinois».
El problema que ven muchos en la industria del sotol en México es que EE.UU. está dejando de ser meramente consumidor y ha empezado a producir, aunque aún de forma muy focalizada, concretamente en Texas.
Y es que el sotol, a diferencia del tequila y el mezcal, no está reconocido como bebida distintiva de México por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
¿Quién tiene derecho a producir?
En enero, Sandro Canovas se plantó fuera de una destilería en Marfa, Texas, con un megáfono en la mano y gritó: «¡El sotol es mexicano! ¡Boicot a estos buitres culturales! No apoyen a los ladrones».
Y repartió entre clientes y curiosos unos papeles en los que se leía: «Ten en cuenta que Marfa Spirit Co. opera a diario bajo estas premisas: a) apropiación cultural; b) el flagrante desprecio de la denominación de origen que pertenece a Chihuahua, Durango y Coahuila en México; c) ningún compromiso ni acciones o programas hacia la sostenibilidad en la producción de sus bebidas espirituosas».
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Dasylirion en el Parque Nacional Big Bend, parte del desierto chihuahuense, en en suroeste de Texas.
Fundado en 2021 por Morgan Weber, con una amplia experiencia en el sector de la restauración y al frente de bares especializados en licores mexicanos, Marfa Spirit Co. es una de las empresas que está produciendo destilado a partir de Dasylirion en Texas.
«Están robando patrimonio cultural, una de las tradiciones tangibles más viejas de la región del norte de México junto al adobe —él es adobero— y quitándoles el negocio a los maestros mexicanos que han hecho esto durante generaciones», le dice a BBC Mundo el activista.
Cánovas empezó a alzar la voz sobre la cuestión en distintos eventos, hablando con sotoleros y otros miembros de la industria, tocó la puerta de las autoridades.
Pronto una confederación de productores mexicanos, el Grupo de Sotoleros El Potrero del Llano, publicó un comunicado condenando que varias destilerías texanas estuvieran usando la palabra «sotol» en sus productos.
Las autoridades chihuahuenses mantuvieron una serie de reuniones sobre la protección de la producción del sotol en el estado, a medida que la conversación llegaba a los ciudadanos.
Y en su edición del 17 de febrero el diario Hechos de Chihuahua publicó en portada este titular: «Sin respetar la denominación de origen, Texas produce sotol».
FUENTE DE LA IMAGEN – ÁNGEL VALDEZ. Las piñas cocinadas se someten a un proceso de molienda.
Preguntado por la posición Consejo Regulador del Sotol sobre la cuestión, su presidente Efraín Maldonado es tajante:
«La norma denominación de origen es clara: a lo que se produzca en los tres territorios (Chihuahua, Coahuila y Durango) se puede le llamar sotol, a lo producido fuera no. Puede ser cualquier otro licor, destilado, pero no se le puede decir sotol».
Weber, el dueño de Marfa Spirit Co., quien hizo equipo con Jacobo Jáquez, del veterano Sotol Don Celso, para elaborar su producto, se defiende haciendo referencia justamente a eso.
«La denominación de origen no dice nada sobre el uso de la planta para hacer una bebida», le dice a BBC Mundo.
«Sería una locura que, si tuvieras acceso a uvas, alguien te dijera que no puedes hacer vino espumoso. Lo puedes hacer. Otra cosa es que le puedas llamar champán. Y yo tengo acceso a las plantas de sotol».
Por ello, aunque en las etiquetas viejas de sus botellas se leía Chihuahuan Desert Sotol, las más recientes dicen Far West Texas Desert Spirit, a lo que se le añade que está hecho en un 100% con sotol.
«Es importante honrar la tradición y nosotros no le llamamos sotol por respeto, le decimos licor del desierto. Pero las normas federales requieren que se incluyan los ingredientes en el etiquetado, así que tenemos que poner que viene de la planta sotol, como comúnmente se le llama», explica.
«Nos critican mucho, que estamos violando la denominación de origen, cosa que no hacemos. Lo hacemos todo desde el respeto», insiste.
Sin embargo, otras compañías les siguen llamando a sus destilados Texas sotol.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Para hacer las variedades reposado y añejo se guarda el sotol en barricas de roble americano desde 4 hasta más de 12 meses.
Maldonado ve difícil que se deje de producir al otro lado de la frontera y cree que el futuro pasará por integrar a las destilerías estadounidenses en la industria ya existente.
«Quizá en algún momento, después de que las autoridades estatales y federales mexicanas puedan tocar base con las autoridades de Estados Unidos, y si encontramos un mecanismo que sea también benéfico para la industria de aquí, entonces a lo mejor nos podríamos sentar y negociarla», añade.
Mientras, sigue trabajando en «ordenar» la industria, para que los sotoleros pequeños también puedan certificar su destilado y beneficiarse de la denominación de origen, y en unir fuerzas con las entidades de Coahuila y Durango.
«El mercado está creciendo y cada vez existe una mayor necesidad de que se difunda la tecnología para plantaciones», dice el doctor Olivas.
«Y también que el público se entere de la calidad, el origen y lo que representa técnica, cultural, social y económicamente el sotol. Es importante que la gente sepa todo lo que hay detrás de una copita de sotol», añadió durante el Festival del Agave, precisamente en Marfa.
La copa que, en su pueblo, toman temprano «para hacer la mañana».
Imagen de portada:GETTY IMAGES. El sotol se clasifica en el mercado como blanco, reposado y añejo.
FUENTE RESPONSABLE: Leire Ventas, Corresponsal de BBC Mundo en Los Ángeles. 15 de julio 2022.
Sociedad y Cultura/México/Agricultura/EE.UU./Negocios
Los mayas poseían sistemas agrícolas avanzados y cada año producían un excedente de alimentos, de modo que su colapso no se debió a una crisis alimentaria.
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Las causas específicas del colapso de la antigua civilización maya siguen siendo un misterio.
Aunque durante décadas se han barajado distintas teorías, como el crecimiento desmedido de la población, un sistema agrícola que provocó la erosión del suelo o una ola de sequías que imposibilitó los medios de vida, todas coinciden en que la explotación de recursos llevó a una situación insostenible, caracterizada por el abandono de grandes centros urbanos acompañado de una dramática caída demográfica.
Esta narrativa suele presentarse como una advertencia del frágil equilibrio ecológico y la facilidad con la que puede trastocarse, como una lección de los siglos VIII y IX trasladada al presente; sin embargo, un nuevo estudio liderado por Andrew Scherer, profesor de Antropología en la Universidad de Brown, sugiere que esta versión podría resultar incompleta.
Foto: Getty Images
A través de drones y tecnología LiDAR, el equipo examinó un área entre la frontera de México y Guatemala que comprende los antiguos asentamientos de Piedras Negras, La Mar y Sak Tz’i’, ciudades que si bien se encuentran cercanas entre sí (24 kilómetros de distancia en promedio), ostentaron un gobierno y tamaños de población completamente distintos, explica Scherer.
A diferencia de otros pueblos mesoamericanos, la organización política del área maya no se centralizaba en un imperio como en el caso de los mexicas, sino que variaba de ciudad a ciudad:
Mientras la mayoría de territorios eran comunidades independientes con sus propios gobernantes que mantenían relaciones comerciales con otras urbes consideradas como iguales, en otras regiones existía una autoridad política que controlaba un territorio más amplio, asignando a caciques que gobernaban el resto de pueblos bajo su poder.
Originalmente, la investigación tenía como objetivo analizar ciudades y estructuras mayas que tras siglos de abandono, se perdieron en medio de la densa vegetación del sureste de México y Centroamérica. No obstante, el equipo se interesó en analizar a fondo la evidencia sobre las prácticas agrícolas mayas.
Foto: Getty Images
El equipo encontró sistemas de gestión y transporte del agua de riego a través de canales que maximizaban la producción en las tres áreas investigadas: “A pesar de sus diferencias, estos tres reinos se jactaban de una gran similitud: la agricultura que producía un excedente de alimentos”.
La evidencia demuestra que si bien los mayas de la zona practicaban la agricultura intensiva y modificaron grandes terrenos para aumentar el volumen de la producción de sus cultivos (especialmente maíz), cada año generaban un excedente de alimentos después de cubrir con lo necesario para su propia subsistencia:
“ENTRE EL AÑO 350 Y EL 900 A.C., ALGUNOS REINOS MAYAS VIVIERON CÓMODAMENTE, CON SISTEMAS DE AGRICULTURA SUSTENTABLE Y SIN EVIDENCIA DE INSEGURIDAD ALIMENTARIA», EXPLICA LA UNIVERSIDAD EN UN COMUNICADO.
“En las conversaciones actuales sobre el clima o las crisis ecológicas, a menudo se menciona el colapso de los mayas como una historia con moraleja. Pero tal vez poseían un pensamiento más avanzado de lo que creemos. Nuestro estudio muestra un buen argumento de que sus prácticas agrícolas eran muy sostenibles”, concluye Scherer.
Imagen de portada: Gentileza de GETTY IMAGES
FUENTE RESPONSABLE: NATIONAL GEOGRAPHIC en Español. Por Alejandro López. Noviembre 2021
En épocas medievales, sólo los reyes y nobles gozaban del estilo de vida abundante del que cada vez más de nosotros tiene hoy día.
Los que trabajaban largas horas en los campos naturalmente querían almacenar sus granos. Y luego estaban los que tenían las armas de metal que se llevan su tajada de esos graneros a manera de impuestos.
De hecho, durante miles de años, el estándar de vida de la gran mayoría de la gente en la Tierra no mejoró significativamente, a pesar de la abundancia producida por la agricultura.
«Las sociedades cazadoras recolectoras fueron las sociedades afluentes originales», dice Claire Walton, arqueóloga residente de la Antigua Granja Buster, un museo arqueológico al aire libre en Hampshire, Inglaterra.
«Gastaban unas 20 horas a la semana en lo que se podría llamar puro trabajo».
En comparación, un granjero romano o sajón de la Edad de Hierro, Neolítica, tendría que gastar el doble de eso, opina.
Sólo los reyes y los nobles vivían ese estilo de comodidad del que cada vez más de nosotros gozamos hoy en día.
Se necesitaría un cambio contundente en el uso de energía para lograr eso, un cambio impulsado por combustibles fósiles.
Llegado el siglo XVIII, nuestras sociedades cada vez más pobladas empezaron a estrellarse contra los límites de la energía que los rayos de sol podían producir a diario.
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El cohete, como se llamó la locomotora diseñada y construida por George and Robert Stephenson.
La catástrofe malthusiana se cernía sobre nosotros. ¿Cómo podríamos cultivar comida lo suficientemente rápido para alimentar todas esas bocas o, en efecto, tener suficiente madera para construir nuestras casas y barcos, y producir el carboncillo para fundir todas nuestras herramientas de metal?
Así que empezamos a recurrir en cambio a una piedra negra que podríamos excavar y quemar en cantidades casi ilimitadas.
El carbón contiene la energía solar atrapada durante millones de años de los bosques fosilizados.
En el siglo XX, esa materia negra sería reemplazada por unos yacimientos geológicos aún más ricos en energía fotosintética: petróleo y gas natural.
Y con estos, todo tipo de actividades nuevas fueron posibles.
Los combustibles fósiles no sólo eran abundantes. También proporcionaban mayores fuentes de energía, liberándonos de nuestra dependencia de los animales.
Primero llegaron los motores de vapor, que convertían el calor del carbón en movimiento. Luego el motor de combustión interna. Después, la turbina de propulsión.
El cohete Saturno V: una máquina industrial extrema con millones de caballos de fuerza.
«Un caballo sólo te puede dar un caballo de fuerza», explica Paul Warde, un historiador ambiental de la Universidad de Cambridge.
«Ahora contamos con máquinas industriales que pueden darnos decenas de miles de caballos de fuerza y en su mayor expresión el cohete Saturno V: 160 millones de caballos de fuerza que puede lanzarte afuera de la superficie de la Tierra».
Los combustibles fósiles impulsan mucho más que nuestros vehículos.
Aproximadamente El 5% del suministro de gas natural mundial se usa para crear fertilizantes basados en amoníaco, por ejemplo, sin los cuales la mitad de la población mundial sufriría hambruna.
Convertir el hierro en acero consume 13% de la producción global de carbón.
Más o menos 8% de las emisiones de CO2 del mundo se generan del concreto.
Pero la quema de combustibles fósiles ha tenido un efecto increíble en nuestro estándar de vida.
Desde la Revolución Industrial nos hemos vuelto más altos, más saludables, nuestra expectativa de vida ha aumentado enormemente y, en el mundo desarrollado, estamos en promedio entre 30 y 40 veces mejor que antes.
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La humanidad podría regresar a depender del Sol para suplir nuestras necesidades energéticas.
Y todo eso es gracias a la revolución energética impulsada por combustibles fósiles, argumenta Vaclav Smil, de la Universidad de Manitoba, Canadá, un destacado experto en el papel de la energía en nuestras sociedades.
«Sin los combustibles fósiles, no hay transporte masivo rápido, no hay vuelos, no hay excedente de producción de alimentos para el consumidor, no hay teléfonos celulares hechos en China, transportados a Southampton en un buque gigante con 20.000 contenedores. Todo eso se debe a los combustibles fósiles», afirma.
Vivimos en una sociedad de combustibles fósiles, asegura Smil.
Pero, mientras nos han distanciado cada vez más del yugo agrario, y creado nuestra economía global y altos estándares de vida, el catastrófico cambio climático que están creando ahora amenaza con descarrilar esa sociedad.
Así como hace dos siglos alcanzamos los límites de lo que podía lograr la agricultura, ahora el calentamiento global nos está imponiendo un límite a lo que el carbón, el petróleo y el gas pueden hacer con seguridad.
Ha creado el mayor reto jamás enfrentado por la sociedad humana -el tener que regresar a depender de la entrada diaria de energía del Sol para suplir nuestras enormes demandas de energía de una población de 8.000 millones de personas que sigue creciendo.
Justin Rowlatt es productor de «A Pyrotechnic History of Humanity» (Una historia pirotécnica de la humanidad) que se transmitió por Radio 4 de la BBC.
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FUENTE RESPONSABLE: BBC News Por Justin Rowlatt & Laurence Knight – Marzo 2021
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