La vida cotidiana de los constructores de las tumbas de los faraones en Deir-El Medina.

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Entre 1948 y 1950, el arqueólogo francés Bernard Bruyère descubrió el depósito más grande de óstracos (fragmentos de piedra caliza y cerámica en los que se podía escribir y dibujar) en Deir el-Medina, el poblado de los constructores de las tumbas del Valle de los Reyes. 

Allí, en un antiguo pozo, Bruyère exhumó miles de estos fragmentos en los que los habitantes de Deir el-Medina garabatearon sus mensajes. Unos mensajes que, sin que ellos lo pretendiesen, habían traspasado la barrera del tiempo y llegado hasta nuestros días.

Excavaciones posteriores han ido sacando a la luz miles y miles de óstracos en Deir el-Medina, lo que finalmente, y junto con el gran número de papiros descubiertos en el yacimiento, ha conformado uno de los registros de información más completos sobre cómo vivieron los obreros de la necrópolis real instalados en este oculto asentamiento en la montaña tebana fundado por Tutmosis I, faraón de la dinastía XVIII.}

DEIR EL-MEDINA, UN POBLADO BULLICIOSO

Los óstracos de Deir el-Medina conforman un conjunto de material de lo más variopinto. En estos fragmentos de piedra y cerámica, usados como nuestro papel, aquellas personas escribieron cartas, recibos, registros de trabajo, demandas judiciales y otras cosas más prosaicas como listas de la lavandería o conjuros mágicos. Todo ello ha permitido a los investigadores componer un fascinante fresco de la vida en Deir el-Medina hace más de tres mil años. 

Así, gracias a todos estos elementos sabemos que el modo de vida de los artesanos reales en esta floreciente aldea no era tan incómodo como podríamos pensar. 

De hecho, estos hombres no eran esclavos, sino artesanos altamente cualificados. Cada familia disponía de una casa (en todo el poblado había unas 70) de adobe, con techos planos hechos con vigas de madera y cáñamo. Algunas familias eran numerosas; conocemos casos de familias hasta con 15 hijos. 

Pero, en contra de lo que pueda parecer, sus necesidades estaban totalmente cubiertas e incluso había lavanderas y muchachas que se encargaban de moler el grano para facilitar la vida de los pobladores.

Óstraco que representa al dios cocodrilo Sobek. Deir el-Medina. MET, Nueva York. Foto: PD

Mientras sus maridos trabajaban en la necrópolis real, con total secretismo, las esposas de los artesanos se ocupaban de sus hijos, elaboraban pan y tejían su ropa. Pero además, estas mujeres eran dueñas de sus bienes y de hasta un tercio de los bienes matrimoniales. Asimismo, los trabajadores de Deir el-Medina tenían derecho a construirse sus propias tumbas, en una necrópolis situada junto al poblado, algunas de ellas, como la del artesano Sennedjem, o la de el arquitecto Kha, bellamente decoradas.

El poblado contaba también con dos capataces y un escriba, acompañados de un equipo de ayudantes. Como intermediarios entre el faraón y los habitantes, estos oficiales se ocupaban de los juicios que, inevitablemente, tenían lugar en Deir el-Medina, la mayoría por conflictos entre vecinos. Todos ellos rendían cuentas al visir.

TRABAJO SECRETO

A causa de su trabajo en la necrópolis, los obreros de las tumbas reales debían pasar varios días seguidos fuera del poblado. De hecho, dejaban su casa, salían por la única puerta que se abría en la muralla que rodeaba el asentamiento (custodiada por «policías«) y se dirigían al Valle de los Reyes.

Allí, el escriba del poblado anotaba la llegada de cada trabajador a su lugar de trabajo en el interior de la tumba, un espacio oscuro donde no alcanzaba la luz del Sol. Para iluminarlo y poder realizar su tarea con garantías, los obreros y artesanos usaban piezas de lino retorcidas, untadas con aceite o grasa, y las colocaban en un pábilo con sal (la sal minimizaba la presencia de humo). Así, ardían con brillantez e iluminaban el interior.

Óstraco procedente de Deir el-Medina que representa a una reina tocando un sistro. MET, Nueva York. Foto: PD

Se trabajaba en dos turnos de 4 horas al día y los obreros (canteros, yeseros, dibujantes, escultores), divididos en dos equipos de trabajo (llamados «el de la izquierda» y «el de la derecha»), vivían en chozas de piedra durante los ocho días que duraba la jornada laboral. Después, podían volver dos días a su casa para descansar. 

Aunque muchas veces los trabajadores ponían excusas para no acudir a su lugar de trabajo, como muestran algunos de los óstracos descubiertos. En realidad, algunas de estas excusas eran bastante habituales, como alegar problemas oculares o que debían elaborar cerveza para su familia. Otras eran francamente originales, como la del artesano Hechnekhu, que dijo no poder ir a trabajar porque estaba ¡embalsamando a su madre!

DEIR EL-MEDINA EN HUELGA

Como hemos visto, la vida en Deir el-Medina era relativamente cómoda, y los trabajadores estaban bastante bien pagados. Recibían raciones de trigo, escandia y cebada con las que elaboraban sus propios pan y cerveza (un alimento básico en la dieta egipcia). A veces también recibían alguna bonificación especial: aceite de sésamo, bloques de sal e incluso carne de buey.

Pero los pagos no se hacían siempre con la puntualidad deseada. En ocasiones existían retrasos en la distribución de las provisiones, lo que ocasionaba malestar entre los trabajadores, que a menudo se quejaban también de las condiciones de trabajo. 

Ha llegado hasta nosotros la queja de un dibujante a un superior: «Para ti soy como el mulo. Si hay trabajo, traes al mulo. Si hay algo de cerveza no me buscas, pero si hay trabajo sí que me buscas. Soy un hombre que no tiene cerveza en su casa. Intento llenar mi estómago escribiéndote».

Mujer amamantando a su hijo. Óstraco de Deir el-Medina. Museo Británico, Londres.

Mujer amamantando a su hijo. Óstraco de Deir el-Medina. Museo Británico, Londres. Foto: britishmuseum (CC BY-SA 4.0)

Pero si las cosas se ponían feas, aún podía ser peor. Sabemos de una ocasión en la que los trabajadores de Deir el-Medina hicieron algo que nos puede sonar absolutamente actual: se declararon en huelga. 

En efecto, el 14 de noviembre de 1165 a.C., durante el reinado de Ramsés III, los obreros del poblado arrojaron con furia sus herramientas al suelo y abandonaron su lugar de trabajo como protesta frente al retraso en el reparto de las provisiones.

«Es debido al hambre y la sed que hemos venido aquí. No hay ropas, ni grasa, ni pescado, ni verduras. Comunica al faraón nuestro buen señor todo esto, y comunícalo al visir, nuestro superior, para que pueda proveer por todo ello», trasladaron los trabajadores al escriba del poblado, Amenennaht. 

Finalmente, las quejas surtieron efecto y los enfadados trabajadores recibieron el pago debido, con lo que regresaron a sus puestos de trabajo.

ROBOS Y CORRUPCIÓN

Los óstracos y papiros también dan cuenta de las historias personales de los trabajadores de Deir el-Medina y sus familias. 

Conocemos algunos casos de adulterio, un padre que le dice a su hija que si su marido la repudia podrá volver a su casa cuando quiera, incluso han llegado hasta nosotros algunos ejemplos de poesía amorosa o incluso escenas eróticas o satíricas dibujadas. Asimismo, como ya se ha apuntado, conocemos el desarrollo de algunos procesos judiciales y también de casos de corrupción (uno de ellos implicó al alcalde de Tebas) o abusos de poder. 

De hecho, a finales del Reino Nuevo hubo casos flagrantes de robos de tumbas, y algunos de los artesanos de Deir el-Medina fueron acusados de tan grave delito. Hubo quien, sin embargo, fue absuelto, como fue el caso del pintor Amenua, acusado de desvalijar la tumba de Ramsés III.

Interior de la tumba de Ramsés III en el Valle de los Reyes.Foto: iStock

Los últimos años de Deir el-Medina fueron de una absoluta decadencia. Los constantes saqueos de tumbas reales por parte de grupos organizados de ladrones a finales del Reino Nuevo marcaron el final del poblado de los constructores de tumbas. 

El Valle se convirtió en un lugar sumamente inseguro, y muchas familias abandonaron el asentamiento, que poco a poco, fue cayendo en el olvido. 

Miles de años después, las historias de quienes vivieron allí hace ya tanto tiempo vuelven a cobrar vida. De hecho, las preocupaciones y los anhelos de estas personas no difieren tanto de los nuestros, a pesar del abismo de tiempo que nos separa. 

Imagen de portada: Panorámica de las ruinas del poblado de Deir el-Medina, en la orilla occidental de Tebas. Foto: iStock

FUENTE RESPONSABLE: Historia National Geographic. Por Carme Mayans. 1 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Antiguo Egipto/Arqueología/Faraones/Tumbas/Construcción/Curiosidades

El fenómeno de ‘agua muerta’ pudo ser la causa de la derrota de Cleopatra y Marco Antonio en Accio según un nuevo estudio.

En agosto de 1893, el explorador noruego Fridtjof Nansen experimentó un extraño fenómeno cuando navegaba por el Ártico al norte de Siberia cerca del archipiélago de Nordenskiöld: su barco, el Fram, fue frenado por una fuerza misteriosa que apenas le dejaba maniobrar, y mucho menos alcanzar la velocidad normal.

Cuando fue atrapado en aguas muertas, el Fram pareció ser retenido, como por alguna fuerza misteriosa, y no siempre respondía al timón. En tiempo calmo, con una carga ligera, el Fram era capaz de alcanzar 6 o 7 nudos. Cuando estaba en aguas muertas era incapaz de llegar a 1,5 nudos. Hicimos bucles en nuestro curso, giramos a veces a la derecha, intentamos todo tipo de maniobras para alejarnos de allí, pero con muy poco éxito

Fridtjof Nansen

¿Qué hace que los barcos disminuyan misteriosamente la velocidad o incluso se detengan mientras viajan, aunque sus motores funcionen correctamente? Este fenómeno, que Nansen fue el primero en observar en 1893, se describió experimentalmente en 1904 sin que se comprendieran todos los secretos de esta agua muerta.

Ahora un equipo interdisciplinario del CNRS (Centre national de la recherche scientifique) y de la Universidad de Poitiers ha explicado este fenómeno por primera vez: los cambios de velocidad de los barcos atrapados en aguas muertas se deben a las olas que actúan como una cinta transportadora ondulante en la que los barcos se mueven de un lado a otro.

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Ilustración del fenómeno de agua muerta / foto Morgane Parisi

En 1904, el físico y oceanógrafo sueco Vagn Walfrid Ekman demostró en un laboratorio que las olas que se formaban bajo la superficie en la interfaz entre las capas de agua salada y agua dulce que forman la parte superior de esta zona del Océano Ártico interactúan con el barco, generando resistencia.

Este fenómeno, llamado agua muerta, se observa en todos los mares y océanos en los que se mezclan aguas de diferentes densidades (debido a la salinidad o la temperatura). Denota dos fenómenos de arrastre observados por los científicos. El primero, el arrastre de las olas de Nansen, causa una velocidad constante y anormalmente baja. El segundo, el arrastre de Ekman, se caracteriza por las oscilaciones de velocidad en el barco atrapado.

La causa de esto era desconocida. Físicos, expertos en mecánica de fluidos y matemáticos del Institut Prime del CNRS y del Laboratoire de Mathématiques et Applications (CNRS/Université de Poitiers) han intentado resolver este misterio. Utilizaron una clasificación matemática de diferentes ondas internas y el análisis de imágenes experimentales a escala de sub-píxel, una primicia.

La batalla de Accio / foto rowanwindwhistler en Wikimedia Commons

Demostraron que estas variaciones de velocidad se deben a la generación de ondas específicas que actúan como una cinta transportadora ondulante en la que la nave se mueve hacia adelante y hacia atrás. Los científicos también han conciliado las observaciones de Nansen y Ekman. Han demostrado que el régimen de oscilación de Ekman es sólo temporal: la nave termina escapando y alcanza la velocidad constante de Nansen.

El trabajo forma parte de un importante proyecto que investiga por qué, durante la batalla de Accio (2 de septiembre de 31 a.C.), las grandes naves egipcio-romanas perdieron cuando se enfrentaron a las naves más débiles de Octavio. ¿Podría la Bahía de Accio, que tiene todas las características de un fiordo, haber atrapado a la flota de Marco Antonio y Cleopatra en aguas muertas?

Así que ahora tenemos otra hipótesis para explicar esta estrepitosa derrota, que en la antigüedad se atribuía a las rémoras, peces ventosa que se pegaban a los cascos de las naves, según la leyenda.


Fuentes: Behind the dead-water phenomenon (CNRS) / The dual nature of the dead-water phenomenology: Nansen versus Ekman wave-making drags. Johan Fourdrinoy, Julien Dambrine, Madalina Petcu, Morgan Pierre, and Germain Rousseaux. PNAS, July 6, 2020. 

Imagen de portada: La batalla de Accio, cuadro de Lorenzo A. Castro (1672) / foto dominio público en Wikimedia Commons.

FUENTE RESPONSABLE: La Brújula Verde. Por Guillermo Carvajal. 7 de julio 2020-

Sociedad y Cultura/Antiguo Egipto/Historia/Cleopatra/Marco Antonio/La Batalla de Accio/Fenómeno natural/ Aguas muertas.

Newton y los secretos de la Gran Pirámide de Egipto.

Ruta, científica y geográfica, por los manuscritos del genio inglés, muchos de ellos protagonistas de sonadas subastas.

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En diversas ocasiones me he preguntado en qué acontecimientos del pasado me hubiera gustado estar presente. No son pocos; uno de ellos, la subasta de manuscritos de Isaac Newton que Sotheby’s organizó en Londres los días 13 y 14 de julio de 1936. 

Ya traté de esta subasta hace años, en julio de 2018, pero vuelvo ahora a ella estimulado por el recuerdo de otra, también newtoniana y a cargo de la misma firma, que tuvo lugar el 8 de diciembre de 2020, en la que se vendieron por 378.000 libras esterlinas (unos 500.000 euros) tres páginas de notas manuscritas de Newton, en las que discurría sobre la posibilidad de que la Gran Pirámide de Egipto escondiese secretos ocultos de trascendencia religiosa y científica.

En la subasta de 1936, en la que se ofrecieron 327 lotes, el total obtenido fue de 9.030 libras, equivalentes aproximadamente a unas 600.000 libras actuales. Pero para estimar correctamente la diferencia hay que tener en cuenta que los lotes de 1936 contenían más de 3 millones de palabras manuscritas de Newton, de las que en torno a 1.250.000 versaban sobre temas teológicos, 650.000 sobre alquimia y 250.000 sobre cronología de los reinos antiguos; mucho más de lo que escribió a lo largo de su vida sobre física o matemáticas.

John Maynard Keynes, el gran economista inglés, fue uno de los asistentes a aquella subasta. Adquirió 38 lotes, en los que gastó 655 libras esterlinas (unas 59.225 libras actuales), un pequeño esfuerzo económico para él, puesto que a comienzos de la década de 1930, gracias a sus inversiones en bolsa y propiedades, su patrimonio ascendía a alrededor de medio millón de libras.

Los “papeles” de física y matemáticas de Newton se conservan en la Universidad de Cambridge, mientras que los alquímicos, teológicos e históricos se hallan distribuidos por el mundo

Experto newtoniano y gran bibliófilo, Keynes poseyó cuatro ejemplares de la primera edición del libro inmortal de Newton, Philosophiae Naturalis Principia Mathematica (1687), en uno de los cuales incluyó la siguiente nota: “Compré esto [las cuatro copias] a David [un librero] por cuatro chelines, habiéndolos comprado él en Farringdon Road por cuatro peniques”. (Recordemos que 20 chelines constituían una libra, y doce peniques eran un chelín. 

El sistema decimal en la moneda se introdujo en el Reino Unido en 1971). El 19 de diciembre de 2016, un ejemplar de los Principia… se vendió por 3,7 millones de dólares.

¿Qué conclusiones se pueden extraer de estas abismales diferencias? La primera, obvia, es lo mucho que pueden cambiar con el tiempo los valores, las apreciaciones, culturales o de otro tipo.

En 1936 Isaac Newton era considerado uno de los grandes genios de la historia de la humanidad y, en particular, una gloria de Inglaterra. Y ya lo había sido en vida: en el mausoleo de su tumba, en la abadía de Westminster, uno de los más espectaculares, se inscribió (en latín): “Aquí está enterrado Isaac Newton, Knight [Caballero] que, por la fuerza de su mente casi divina, y sus propios peculiares principios matemáticos, exploró el curso y figura de los planetas, las trayectorias de los cometas, las mareas del mar, las diferencias en los rayos de luz, y lo que ningún otro escolar había imaginado antes, las propiedades de los colores producidos así […]. ¡Regocíjense los mortales de que existiera tal y tan gran ornamento de la raza humana! Nació el 25 de diciembre de 1642, y murió el 20 de marzo de 1726” (a modo de comparación señalaré que la tumba de Charles Darwin, justo al lado de la de Newton, está cubierta únicamente por una losa con su nombre).

Sin embargo, sus manuscritos no científicos, objeto de la subasta de 1936, no eran apreciados. De hecho, la historia de cómo llegaron a ser ofrecidos por Sotheby’s es muy interesante. Cuando Newton falleció, sus manuscritos y demás propiedades pasaron a John Conduitt, el marido de Catherine Barton, sobrina del científico, quien había vivido y cuidado de él en Londres cuando dejó Cambridge para trabajar –finalmente como director– en el Mint, la Casa de la Moneda inglesa.

Una de las páginas manuscritas de Newton que se subastó en Sotheby’s en 2020, en la que muestra su obsesión por las pirámides de Egipto

Una de las páginas manuscritas de Newton que se subastó en Sotheby’s en 2020, en la que muestra su obsesión por las pirámides de Egipto

De Conduitt llegaron a su hija, la vizcondesa Lymington, madre del segundo Earl de Portsmouth. Y en la casa Portsmouth permanecieron hasta julio de 1872, cuando el astrónomo John Couch Adams –recordado por haber predicho, al mismo tiempo que el francés Urbain Le Verrier, la existencia de Neptuno– junto con George Gabriel Stokes, catedrático lucasiano de la Universidad de Cambridge (la cátedra que había ocupado Newton en su alma mater), los recogieron para llevarlos a Cambridge, examinarlos y catalogarlos y decidir si la universidad aceptaría la generosa oferta de donación del vigente Earl de Portsmouth.

Finalizadas tales tareas en 1888, la Universidad de Cambridge decidió ¡aceptar sólo los manuscritos científicos (básicamente, física y matemáticas)!, mientras que el resto regresó a la casa Portsmouth, que en 1936 los pasó a Sotheby’s para su venta. Obviamente, la sensibilidad histórica, la apreciación de los diferentes caminos que puede seguir una mente científica tan excelsa como la de Isaac Newton, distaba mucho de la actual.

Y así, los “papeles” de física y matemáticas de Newton se conservan en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge, mientras que los alquímicos, teológicos e históricos se hallan distribuidos por el mundo, algunos en paradero desconocido. Los que compró Keynes los legó a su college, el King ‘s College de Cambridge.

Aunque la disciplina de la historia de la ciencia nunca ha contado con demasiados puestos académicos en la universidad, adquirió mayor relevancia entre los científicos cuando, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, algunos de éstos desearon que se conocieran y recordaran sus trabajos. El “disparadero” en este sentido fue un proyecto, Sources for History of Quantum Physics (Fuentes para la Historia de la Física Cuántica) que un grupo de físicos, la mayoría estadounidenses, impulsó a comienzos de la década de 1960 con la ayuda de la Sociedad Americana de Física.

Se trató de recopilar, cuantos más materiales mejor, todo lo relacionado con la historia de la física cuántica, encargándose la dirección del proyecto al célebre historiador de la ciencia –antiguo físico– Thomas S. Kuhn, el autor de La estructura de las revoluciones Científicas (1962). Depositadas las copias en varias universidades, y en la American Philosophical Society (Filadelfia), los materiales reunidos han servido bien a los historiadores de esa rama de la ciencia.

Imagen de portada: Retrato del científico Isaac Newton, por J. Faber

FUENTE RESPONSABLE: El Español. El Cultural. Por José Manuel Sánchez Ron. 26 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Isaac Newton/Pirámides/Antiguo Egipto/ Manuscritos

Djed Sepsh: la momia que podría ser la más antigua en Egipto.

El arqueólogo Zahi Hawass, exministro de Antigüedades de Egipto, dio a conocer el descubrimiento de la momia Djed Sepsh en el recinto de Gisr el-Mudir, en Saqqara.

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De acuerdo con declaraciones del experto a CNN, Sepsh era un hombre de 35 años, quien tenía una posición económica privilegiada. Su cuerpo tendría alrededor de 4.300 años.

«Es momia más antigua y hermosa (que hemos visto) cubierta de capas de oro, con una banda en la cabeza y un brazalete en el pecho, lo que indica que se trataba de un hombre rico», señaló en el medio.

Durante la expedición, donde Hawass laboró con 10 ayudantes, también encontraron varias tumbas, otras momias, ataúdes, vasijas de cerámica y estatuas de colores. Todos tienen buenas condiciones e inscripciones visibles para su posterior estudio.

“Las estatuas son importantes porque nos permiten «conocer por primera vez el arte del Imperio Antiguo que incluye estatuas dobles, estatuas individuales, estatuas de sirvientes, todo tipo de estatuas diferentes», agregó el arqueólogo.

El Ministerio de Turismo y Antigüedades anunció en su cuenta de Twitter que los descubrimientos son de la Quinta y Sexta dinastías.

¿Por qué es importante este descubrimiento?

Además de que Djed Sepsh se convertiría en la momia más antigua hallada en Egipto, también pone “en el foco” a Saqqara.

Durante siglos, fue la zona donde se enterraban a los faraones de las primeras tres dinastías. Su pirámide principal, que tiene el nombre de la región, fue la primera construcción de ese tipo en el país, porque, anteriormente, los cuerpos de las personas de mayor rango se enterraban en mastabas, señaló National Geographic en su sitio web.

El diario kuwaití Al-Watan mencionó es un área arqueológica donde se han encontrado tumbas como la del tesorero principal del rey Ramsés II (1279 y 1213 a.C), el templo mortuorio de la reina Nerit, esposa del monarca Titi, primer rey de la Sexta Dinastía.

«En la misma zona, en mayo del año pasado, también se encontró un gran grupo de antiguas estatuas de bronce y ataúdes», precisó.

Imagen de portada: Paul Hudson/Mummy.

FUENTE RESPONSABLE: Sputnik Mundo. 29 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Antiguo Egipto/Arqueología/Faraones/Ramses II/ Actualidad.

Cómo la hija de Cleopatra tornó su trágica herencia en un reinado triunfante.

Cleopatra VII fue la reina egipcia que a los romanos les encantaba odiar.

Ella era, después de todo, el «monstruo fatal» que había seducido a Marco Antonio y lo había atraído a una alianza funesta.

Todo el sórdido episodio había alcanzado su clímax a principios del año 30 a.C., cuando, con las fuerzas de Octavio, futuro emperador de Roma, acercándose a la capital egipcia de Alejandría, la pareja se quitó la vida.

A pesar de su trágica muerte, Roma seguía consumida por su ardiente odio hacia Cleopatra. Sin embargo, la admiración por el Egipto que la había producido era inmensa.

Y evidente: se veía en frescos ornamentados en paredes de la ciudad y hasta en pirámides descomunales, como la imponente tumba de Gaius Cestius Epulo en la Porta San Paolo en el sur de la ciudad.

Alguien a quien le debió desconcertar esa yuxtaposición fue la única hija de Marco Antonio y Cleopatra, Cleopatra Selene.

Nacida en el año 40 a.C. y criada en el Palacio Real de Alejandría, Cleopatra Selene tenía alrededor de 10 años cuando sus padres murieron.

Ella, su hermano gemelo, Alejandro Helios, y su hermano menor, Ptolomeo Filadelfo, fueron llevados a Roma y depositados en la casa de Octavia, hermana de Octavio y exesposa de su padre, Marco Antonio.

Si bien el biógrafo de Octavio, Suetonio, afirmó que el (futuro) emperador era una figura paterna bondadosa, que insistió en que se cuidara a los menores como si fueran su propia descendencia, sin duda hubo una dimensión política en esta decisión.

Retener el control de los niños significaba que se neutralizaba cualquier amenaza potencial al poder de Roma sobre Egipto.

El Sol y la Luna

Ese control se expresó por primera vez en el Triple Triunfo de Octavio, un evento organizado para celebrar sus éxitos militares, en el verano del 29 a.C.

Los gemelos de Cleopatra y Marco Antonio - Alexander Helios y Cleopatra Selene II (Autor desconocido).

Los gemelos de Cleopatra y Marco Antonio – Alexander Helios y Cleopatra Selene II (Autor desconocido).

El tercer y último día del triunfo conmemoró su conquista de Egipto y, en ausencia de su madre, los niños caminaron junto a una efigie de ella entrelazada con las serpientes que supuestamente habían acabado con su vida.

Cleopatra Selene se vistió como la Luna y Alejandro Helios como el Sol, en referencia a los nombres celestiales que les había otorgado Marco Antonio, para asegurarse de que las multitudes que se alineaban en la ruta procesional los reconocieran.

Por suerte para ellos, a diferencia de otros enemigos de Roma como Vercingétorix de Galia, su participación en la celebración no culminó con su ejecución ritual.

Pero ¿qué hacer con una princesa que ya no estaba en posesión de un reino?

Octavio se aseguró de que los otros hijos sobrevivientes de Marco Antonio fueran criados como romanos tradicionales: Iullus Antonius, de su tercera esposa, Fulvia, escaló el cursus honorum (carrera política) y fue elegido cónsul.

Antonia la Mayor y Antonia la Menor, las dos hijas de Marco Antonio con Octavia (su cuarta esposa), se casaron con romanos adecuados y contaron entre sus descendientes a los emperadores Calígula, Claudio y Nerón.

Pero la situación de Cleopatra Selene no era tan sencilla.

Después de todo, Marco Antonio la había declarado reina de Creta y Cirenaica (parte de la actual Libia) por derecho propio en el 34 a.C., y técnicamente podía considerarse la reina legítima de Egipto tras la muerte de su madre.

Afortunadamente para Octavio, se presentó una solución en la forma de otro de sus pupilos, Gaius Julius Juba.

Cabeza de bronce de Juba II, rey de Numidia, descubierta en Marruecos. 25 a.C.-23 d.C. Rabat, Museo Arqueológico.

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Cabeza de bronce de Juba II, rey de Numidia, descubierta en Marruecos. 25 a.C.-23 d.C. Rabat, Museo Arqueológico.

Al igual que Cleopatra Selene, Juba era el último vástago de una familia real depuesta en el exilio.

Su padre, Juba I, había sido rey de Numidia (una región al norte del Sahara), pero había respaldado al perdedor en la guerra civil entre Julio César y Pompeyo el Grande. Tras la derrota de Pompeyo, Juba I, como Cleopatra, se suicidó, y Roma confiscó su reino, su tesoro y su descendencia.

Así como Cleopatra Selene, Juba había sido exhibido en una procesión militar: el Cuádruple Triunfo de Julio César en el 46 a.C. Era un niño en ese momento, y el biógrafo de César, Plutarco, lo describió como «el cautivo más feliz jamás capturado».

Cleopatra Selene y Juba se casaron alrededor del año 25 a.C. antes de ser enviados al recién creado reino cliente romano de Mauritania (actual Marruecos y Argelia).

Una reina visible

Mauritania era el único reino cliente de Roma en el oeste del imperio.

Era un vasto territorio, bendecido con considerables recursos naturales que incluían muchos de los lujos que anhelaban los romanos, como tinte púrpura, madera de cidro y animales exóticos, así como alimentos básicos como cereales y pescado.

Estaba poblado por muchos grupos indígenas diferentes, que hoy en día se conocen colectivamente como «bereberes». También había colonias griegas y romanas ubicadas a lo largo de la costa mediterránea de la región.

Cleopatra Selene, detalle de bandeja dorada

FUENTE DE LA IMAGEN-GETTY IMAGES.Cleopatra Selene resplandeció en su reinado.

Si bien en el corazón del imperio romano se esperaba que las mujeres ejercieran solo un discreto poder, las reinas en la periferia, como Mauritania, eran mucho más visibles.

Era tan natural que se involucraran en todos los aspectos del funcionamiento diario de sus reinos que sus súbditos se habrían sentido agraviados si no participaban plenamente.

Y Cleopatra Selene había crecido viendo a su madre hacer precisamente eso: no solo gobernando su reino y recibiendo embajadores de todo el antiguo Mediterráneo, sino también visitando y manteniendo correspondencia con otras mujeres poderosas, como la reina Amanirenas, quien presidió la vecina Kush.

Por lo tanto, no sorprende que ella no mostrara ninguna inclinación a hacerse a un lado y permitir que Juba tomara la iniciativa.

Al fin y al cabo, ella tenía el linaje más prestigioso que se remontaba a Ptolomeo, un general de Alejandro Magno, y también podía presumir de una conexión directa con la familia imperial a través de sus medias hermanas y abuela paterna, Julia.

Así que la pareja gobernó junta, un hecho que las monedas acuñadas dejaban claro: a un lado aparecía Juba y la leyenda latina Rex Iuba (Rey Juba), y al otro Cleopatra Selene y la leyenda griega Kleopatra Basilissa (Reina Cleopatra).

Cabe destacar que Cleopatra Selene también emitió sus propias monedas, repletas no solo de referencias a sí misma a través de lunas crecientes, sino también de motivos egipcios como cocodrilos, ibis y la corona y el sistro de la diosa Isis.

En una emisión de monedas, se presentó como «Reina Cleopatra, hija de la reina Cleopatra», evidenciando el orgullo que sentía de su madre.

Monedas de Juba II y Cleopatra Selene II

Monedas de Juba II y Cleopatra Selene II

Siempre cautelosos y discretos, la pareja le dio a la capital de Mauritania, Iol, un nuevo nombre: Cesarea, en honor a Octavio.

Pero encontraron una forma de honrar a Cleopatra y la cultura egipcia dentro de los muros de la ciudad.

Se embarcaron en un lujoso programa de construcción para convertirla en una sede apropiada para su incipiente dinastía, y claramente se inspiraron en el antiguo hogar de Cleopatra Selene.

Construyeron un faro en el puerto similar al famoso de Alejandría, un gran palacio, un foro, un teatro y un anfiteatro. También plantaron una arboleda sagrada, importaron obras de arte egipcias, renovaron templos antiguos y erigieron otros nuevos.

Los dioses y diosas egipcios pronto se hicieron populares en Mauritania, y hubo un templo de Isis al que Juba dedicó cocodrilos.

Con el tiempo, Cesarea se convirtió en una corte altamente sofisticada y multicultural, poblada por eruditos griegos, romanos, egipcios y africanos prolíficos, y artesanos talentosos y creativos.

En sus propios escritos de Juba, incluyó anécdotas sobre Egipto, Alejandría y el Nilo que muy probablemente provenían de Cleopatra Selene. Fue una forma de reutilizar los recuerdos de su madre y su vida anterior de una manera aceptable para los lectores romanos.

Brillo perdurable

Cleopatra Selene y Juba habían convertido, por todos los medios, sus infancias turbulentas (derrota, cautiverio, suicidios de sus padres) en un triunfo.

Pero en algún momento alrededor del cambio del primer milenio, esa historia de éxito tuvo un final repentino por la muerte prematura de la reina.

El mausoleo real de Mauritania, la tumba del rey bereber Juba II y la reina Cleopatra Selene II, provincia de Tipaza, Argelia.

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Aunque no sabemos la fecha precisa de su fallecimiento, otro poema compuesto por el poeta de la corte, Crinágoras de Mitilene, puede proporcionar una pista:

«La Luna misma, que salió temprano en la tarde, apagó su luz, velando su luto con noche, pues vio a su tocaya, la linda Selene, descender muerta al tenebroso Hades. A ella le había otorgado la belleza de su luz, y con su muerte mezcló sus propias tinieblas».

En su poema, Crinagoras parece indicar que la muerte de Cleopatra Selene coincidió con un eclipse lunar.

Esto ha llevado a los historiadores a proponer dos fechas posibles para su fallecimiento, ambas presenciaron eclipses lunares que fueron visibles en Cesarea y Roma: el 23 de marzo del 5 a.C. y el 4 de mayo del 3 d.C.

La reina fue enterrada en un magnífico mausoleo, cuyos restos aún se pueden ver cerca de Cherchell en Argelia hoy.

Juba continuó gobernando Mauritania durante dos décadas después de la muerte de su esposa, y su hijo Ptolomeo fue designado co gobernante en el año 21 d.C.

Incluso después de su muerte, Cleopatra Selene siguió siendo una figura importante en el reino.

Busto de Cleopatra Selene exhibido en el Museo Arqueológico de Cherchell, Argelia.

Busto de Cleopatra Selene exhibido en el Museo Arqueológico de Cherchell, Argelia.

Un tesoro depositado cerca de Tánger contiene monedas que pueden fecharse en el período 11-17 d.C. e incluye no solo las acuñadas por Cleopatra Selene y Juba juntos, sino también las emitidas por la reina sola.

Esto indica que sus antiguos súbditos seguían usándolas décadas después de su muerte, y que Juba y Ptolomeo pudieron estabilizar su reinado conjunto gracias en parte al brillo perdurable de su esposa y madre.

Cleopatra Selene tuvo un impacto inmenso en su reino y en el resto del mundo romano durante su vida, incluso más allá.

Entonces, ¿por qué es tan poco conocida hoy?

Paradójicamente, la respuesta puede estar en su éxito.

Los historiadores romanos estaban obsesionados con lo que sucedía en el centro del imperio. Solo mencionarían los reinos clientes cuando había problemas.

El hecho de que no escribieran mucho sobre Mauritania indica que las cosas iban bien allá.

A diferencia de su madre y otras reinas-clientes romanas como Boudica, Cleopatra Selene parece haber triunfado en silencio en lugar de haber fracasado en voz alta.

* Jane Draycott es profesora de historia antigua en la Universidad de Glasgow. Su último libro, «La hija de Cleopatra», fue publicado por Head of Zeus en noviembre de 2022. Si quieres leer el artículo original en BBC History Extra, haz clic aquí.

Imagen de portada: GETTY IMAGES. «La muerte de Cleopatra», de Alessandro Turchi (1578-1649).

FUENTE RESPONSABLE: BBC History Extra. Por Jane Draycott. 28 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Antiguo Egipto/Faraones/Historia/Reina Cleopatra Selene

Alejandría; la capital sumergida del Egipto helenístico.

EL PUERTO HUNDIDO DE THONIS-HERACLION

Gran parte de la urbe fundada por Alejandro Magno se hundió bajo las aguas del Mediterráneo en el siglo VIII d.C., junto a otras ciudades del delta del Nilo, a causa de movimientos de tierra y violentas mareas. Un pionero proyecto de arqueología marina ha rescatado del fondo del mar ese brillante pasado.Si deseas profundizar en esta entrada; cliquea por favor adonde se encuentre escrito en color “azul”. Muchas gracias. 

El Delta era el lugar donde se diseminaban las aguas del Nilo, río bienhechor aunque cambiante. Allí, cada año, con la crecida de las aguas entre junio y septiembre, la tierra firme quedaba sumergida en un lugar para aflorar en otro y los caminos desaparecían. 

Pero los egipcios acabaron por dominar este medio físico variable, que convirtieron en la zona de contacto privilegiada con Grecia. Allí, en el año 331 a.C., tras conquistar Egipto, Alejandro Magno fundó Alejandría, la gran metrópoli que se convertiría en capital de Egipto y junto a la que se desarrollaron otros dos ricos núcleos comerciales y de recreo: las ciudades de Tonis-Heraclion y Canope

Sin embargo, unos siglos después, a consecuencia de una combinación de catástrofes naturales y movimientos de la tierra y el mar, aquel mundo espléndido y bullicioso se hundió para siempre en las aguas del Mediterráneo. 

Parte de Alejandría fue engullida por el mar, mientras que las antaño dinámicas Heraclion y Canope quedaron reducidas a un simple recuerdo literario: el testimonio que dejaron de ellas los autores de la Antigüedad.

Hasta que, hace veinte años, la labor de un grupo de especialistas en arqueología submarina dirigidos por Franck Goddio comenzó a sacar a la luz los testimonios únicos de ese punto de contacto entre Egipto y Grecia.

Utilizando tecnología punta, Goddio y sus colaboradores han trazado los planos de ciudades desaparecidas, y han logrado recuperar y restaurar esculturas monumentales, delicadas joyas, monedas y millares de objetos de uso cotidiano que dormían bajo las aguas del mar. 

La costa así explorada perteneció en la Antigüedad al Bajo Egipto, que comprendía el norte del país, desde la ciudad de Menfis hasta el litoral. Esta región adquirió un fuerte impulso a partir del siglo VIII a.C., durante la llamada Baja Época, cuando sus variados y abundantes recursos se explotaron de forma más intensa: además de la producción de cereales, las marismas del Delta sustentaban una economía de caza y recolección que complementaba la actividad de los artesanos. Mientras tanto, las zonas situadas en sus márgenes adquirían importancia por sus nuevos usos: la costa, gracias a sus puertos, y el desierto oriental, debido a los fortines que se levantaron allí. 

EL DELTA, PELIGROSO Y ATRAYENTE 

Como ya hemos dicho, los brazos del río que surcaban el Delta experimentaban cambios drásticos de un año para otro, de modo que el paisaje se modificaba. Hubo numerosos pueblos y ciudades que desempeñaron funciones religiosas, políticas o militares, pero su importancia varió a tenor de los movimientos del río. En épocas antiguas, la ruta comercial predilecta era el brazo más oriental del Nilo, donde se encontraba el puerto de Pelusio, que ponía a los egipcios en contacto con las tierras asiáticas. Pero la irrupción de grandes imperios conquistadores a partir del siglo VII a.C. (asirio, neobabilónico, persa) llevó el peligro a esta zona, por lo que el comercio se desvió hacia el brazo Canópico, el más occidental, así llamado porque en él se levantaba la ciudad portuaria de Canope. En adelante, el margen oriental del Delta, sin apenas asentamientos permanentes, adquirió una importancia capital como zona fronteriza de desierto. 

El litoral de Alejandría. En esta lámpara de terracota se pude ver el puerto de Alejandría y, al fondo, la ciudad,con el mausoleo de Alejandro Magno.Foto: Wikimedia Commons

Marismas, diques y canales dificultaban la circulación por el Delta de este a oeste, por lo que hasta la época romana se circuló siguiendo una ruta de forma triangular: se remontaba uno de los brazos del río hasta prácticamente el ápice del Delta, para después dejarse llevar corriente abajo por otro brazo.

La escasez de rutas terrestres llevó a buscar soluciones atrevidas, como el trazado de un canal transversal, el «río de Buto», de cuya existencia en el siglo I d.C. da cuenta el historiador Flavio Josefo en sus Antigüedades judías. 

Probablemente se había excavado unos quinientos años atrás, en época saíta (durante la cual los faraones tuvieron su capital en Sais, en el Delta occidental), y se completó en época romana. 

Con la apertura de Egipto al Mediterráneo durante la Baja Época, entre los siglos VIII y IV a.C., aparecieron diversos mitos griegos en relación con el Nilo y el Delta, en particular el de la llegada de Hércules a la región: el héroe logra dominar un desbordamiento excesivo del gran río que amenaza a los habitantes de la zona, de modo que recibe un homenaje en la ciudad que lleva su nombre, Heracleópolis. 

LOS GRIEGOS LLEGAN A EGIPTO 

Otro mito griego, el de Elena y la guerra de Troya, justifica el nombre de dos ciudades con motivo de las dos ocasiones en que Helena recaló en el país. 

La primera vez, Helena y el príncipe troyano Paris –cuya relación da origen a la legendaria contienda– se detienen en el Delta durante su huida de Esparta; pero Tonis, el guardián de la desembocadura, les impide hacer escala allí, según explica Heródoto (Historias, II, 179). La segunda vez, ya destruida Troya, Helena vuelve a Grecia junto con su esposo Menelao en una nave conducida por Canope, que muere en Egipto por una mordedura de serpiente mientras reparaba el barco, como cuenta Estrabón (Geografía, 17, 1,17). 

La seducción de Alejandría. Personificada aquí como una diosa con atributos marinos (anclas y proas de bajeles), la capital de Egipto atraía por igual a mercaderes, sabios y artistas.Foto: Wikimedia Commons

Con estos pasajes se explicaban los nombres de las ciudades costeras de Thonis-Heraclion y Canope, y la relación entre las civilizaciones egipcia y egea. 

Una relación que se había consolidado en el siglo VII a.C., cuando el faraón saíta Psamético I autorizó un asentamiento griego llamado Naucratis en el brazo Canópico del Nilo, tierra adentro, para facilitar los intercambios comerciales con los mercaderes de las incipientes ciudades griegas. 

Naucratis tenía el privilegio de ser el único emporio o mercado autorizado y, por tanto, acogía todo el tráfico griego en Egipto, aunque proviniera de otros brazos del Nilo. Solo allí se podían recaudar impuestos sobre las mercancías, junto con la localidad costera de Thonis-Heraclion. En Naucratis se descargaban las mercaderías procedentes del Mediterráneo, por las que se satisfacía una tasa; la carga para el viaje de vuelta consistía en natrón (una sal que los egipcios empleaban para la momificación y que también se usaba en manufacturas como la cerámica), por el que se pagaban las tasas correspondientes en Tonis-Heraclion. 

Naos de las décadas, dedicado por Nectanebo I (380-362 a.C.). Sus fragmentos se conservan en el Louvre (París) y en Alejandría.Foto: Wikimedia Commons

La entrada a Egipto por el brazo oriental del Delta se pobló a partir de entonces con no menos de cuatro ciudades, tan próximas entre sí que se pensó que podía tratarse de un único asentamiento: Heraklion, Tonis (con límites entre ambas difíciles de fijar), Canope y Menutis. 

En esos lugares existieron templos que fueron decisivos para la legitimación del poder de los Ptolomeos, dinastía que tuvo su origen en Ptolomeo I, el general de Alejandro Magno que, tras la muerte de éste, se hizo con el gobierno de Egipto. 

Los Ptolomeos se consideraban descendientes de Hércules y de Dioniso. Y en Heraclion (la ciudad de Hércules) se levantaba el templo de Amón-Gereb, el dios que legitimaba al faraón transmitiendo el inventario de su reino terrestre y celestial, mientras que Canope acogía el santuario del dios eipcio Osiris, al que los griegos identificaron con Dioniso. Heraclión, sin embargo, perdió interés como enclave portuario cuando Alejandro Magno fundó Alejandría en 331 a.C., aunque mantuvo su papel como el puerto de acceso a Egipto a través del Delta; por su parte, Canope, unida a Alejandría por medio de un canal, se convirtió en centro de diversión y desenfreno para los habitantes de esta última. 

EL HUNDIMIENTO 

Alejandría, Thonis-Heraclion, Canope y otras ciudades egipcias de la costa mediterránea comenzaron su declive después de un primer terremoto seguido de un maremoto en el año 365 d.C. Durante los siglos VI y VII, otros temblores provocaron la desaparición de Canope y el sumergimiento de los muelles y espolones del gran puerto de Alejandría y de las ruinas de Heraclión, prácticamente abandonada desde hacía tiempo. Pero el proceso de sumersión de las antiguas ciudades se explica por la combinación de diversos factores. La progresiva acumulación de los sedimentos que el Nilo depositaba en el Delta dio lugar a una sobrecarga de peso y al hundimiento de Menutis y Heraclion hasta cinco metros de profundidad. 

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El sacerdote de Osiris. En 1998 se halló en la antigua isla de Antirrodos, en Alejandría, este sacerdote que, flanqueado por dos esfinges, sostiene un Osiris-Canope.Foto: Wikimedia Commons

El caso de Pelusio, creada sobre la línea de costa, fue distinto: quedó apartada del mar tras una fuerte avenida de agua que desplazó bruscamente el curso del agua en el brazo del río. La existencia de las ciudades sumergidas perduró en los textos antiguos hasta que, cuando habían transcurrido más de mil años desde su hundimiento, las antiguas esculturas de faraones y dioses volvieron a ver la luz. 

EL RESCATE DEL PASADO 

En el caso de Canope, el descubrimiento fue el resultado de combinar el estudio de las fuentes y de la geomorfología (el estudio del relieve terrestre) con la investigación en arqueología submarina

En realidad, como apunta Frank Goddio, es preferible hablar de «zona canópica», pues los límites de esta ciudad aún son inciertos. Heródoto señala que se hallaba a 125 estadios (unos 23 kilómetros) de Alejandría. Hoy la costa termina en la punta de Abukir, lugar donde tradicionalmente se emplazaban los restos de la ciudad. 

Sin embargo, ya en 1929 el estudioso Georges Daressy apuntaba que la ciudad podía estar sumergida en la bahía del mismo nombre. En 1933, una observación aérea alertó de la posibilidad de ruinas submarinas en la bahía, lo que indujo al príncipe Omar Tussun a iniciar las indagaciones que llevaron a los primeros hallazgos de escultura ptolemaica de la zona. 

Por fin, en 1992 se emprendieron excavaciones como un proyecto de estudio sistemático a cargo del Instituto Europeo de Arqueología Submarina, fundado por Franck Goddio

Las piezas descubiertas van desde grandes esculturas de granito hasta frágiles zarcillos de oro, y los métodos de extracción se tuvieron que adaptar a cada situación. En el momento de la extracción de la estela real de Heraclion, de varias toneladas, hubo que izar los segmentos con una grúa hasta el muelle más próximo y proceder a una consolidación de emergencia. Estos datos evidencian el gran despliegue de medios y de equipos dedicados al rescate de los objetos y a su restauración. 

El decreto de Heraclión. Entre las piezas más destacadas encontradas en la ciudad sumergida se encuentra este decreto del faraón Nectanebo I, del año 380 a.C. Museo Nacional, Alejandría.Foto: Wikimedia Commons

Este último aspecto tal vez sea el más delicado del proyecto. La conservación durante siglos de los materiales, desde el cuero hasta el metal, ha sido posible gracias a que los ha protegido la capa de limos depositada en el fondo marino. Inmediatamente después de su desentierro intervienen todo tipo de agentes naturales que provocan su corrosión y descomposición. 

El equipo de Goddio consideró todos los pasos necesarios para frenar este proceso desde el inicio y dispuso un barco- laboratorio donde empezar el tratamiento. El reto principal era eliminar las sales, y para ello se aclararon las piezas con agua dulce que se iba renovando hasta el punto de equilibrio. La limpieza de concreciones marinas requiere una labor paciente y tecnificada, por medios mecánicos o químicos, que se realizó una vez en tierra firme. Finalmente se recompusieron las figuras o piezas fragmentadas ideando las fijaciones y los soportes adecuados para transportarlas y exhibirlas. 

Los resultados más sobresalientes de la investigación arqueológica guardan relación no sólo con el emplazamiento de las ciudades, sino también con su urbanismo, en una época en que Egipto se sumó a una forma de vida centrada en las ciudades, según un modelo griego. Y Alejandría es un referente fundamental en este sentido. 

ALEJANDRÍA SUMERGIDA 

La intervención de Alejandro Magno en la fundación de la ciudad y los relatos admirativos o desdeñosos sobre sus monumentos manifiestan su influencia en el urbanismo de época helenística. 

Desgraciadamente, buena parte de la ciudad antigua se esconde bajo las aguas, como la zona de palacio, con centro en un pequeño puerto a los pies del cabo Loquias. 

Las prospecciones han desvelado la estructura del Portus Magnus, el puerto principal de Alejandría, que con el tiempo se ha convertido casi en una bahía por los muelles que lo cercan y por los sedimentos acumulados en el Heptastadion, el paso elevado que unía la ciudad con la isla de Faro. 

El propio palacio va viendo la luz en la península de Loquias, de donde proceden columnas de granito, esfinges y esculturas reales de tamaño colosal; otras piezas permiten ubicar el culto de Isis en la isla de Antirrodos. Entre esta isla y el cabo Loquias se hallaba la península de Poseidio, con dársenas para las naves y un palacio- refugio que construyó Marco Antonio. 

La puerta al Gran Verde. Por el delta del Nilo, Egipto se relacionó con las culturas del Gran Verde, como conocían al mar Mediterráneo. Arriba, naves de la dinastía XXVI.Foto: Wikimedia Commons

En cuanto a Canope, los trabajos han permitido delimitar el trazado del antiguo brazo occidental del Nilo y la zona sumergida de la ciudad, en particular un recinto de 103 metros de lado que tal vez se corresponda con el célebre templo de Osiris. 

Sus sacerdotes llevaban en procesión una imagen del dios como vasija, como recogía Rufino, un historiador del siglo IV d.C. (Historia Eclesiástica, II, 26), y como atestiguan esculturas encontradas en el lugar. 

En los alrededores aparecieron parte de una estatua colosal de Serapis y varios fragmentos del célebre naos de las Décadas. No menos importantes son los hallazgos de Heraklion-Thonis, con un nuevo recinto sagrado de 150 metros de lado, un naos dedicado a Amón-Gereb y la célebre estela del decreto de Canope, que han ayudado a precisar el nombre de la ciudad. 

Los recientes hallazgos arqueológicos en estas ciudades, aunque exiguos, nos permiten precisar y evocar el escenario de numerosos hechos históricos como los amores y negociaciones entre Cleopatra VII, la última reina de Egipto, y los más famosos emperadores romanos: Julio César, Marco Antonio y Augusto. 

Imagen de portada:Cabeza de una estatua chipriota encontrada en Canope. Instituto del Mundo Árabe, París. Foto: Wikimedia Commons

FUENTE RESPONSABLE: Historia National Geographic. Por Javier Flores. Director Digital. 25 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Antiguo Egipto/Faraones/Alejandro Magno.

Entrar en la Gran Pirámide de Giza ya es posible gracias a un nuevo sistema virtual.

La Gran Pirámide de Giza es uno de los monumentos más famosos y visitados del mundo. Con una altura original de 146,7 (en la actualidad mide 138,8 metros) y formada por millones de bloques de piedra, la tumba del faraón Keops es la única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que aún se conserva.

Esta increíble construcción, que, junto con sus otras dos compañeras (las pirámides construidas por su hijo Kefrén y su nieto Micerino), se alza en la egipcia meseta de Giza, situada en las afueras de El Cairo, ha despertado el interés de viajeros, exploradores y arqueólogos desde hace siglos. 

Ya en el siglo IX, el califa al-Mamún, convencido de que dentro se escondían fabulosos tesoros, penetró en su interior, posiblemente excavando el hoy conocido como «túnel del ladrón». El califa y sus hombres llegaron hasta el pasaje ascendente y el pasaje descendente, así como hasta las cámaras superiores.

Ya en la actualidad, el interior de la Gran Pirámide ha sido minuciosamente estudiado, mediante robots y también con las técnicas más novedosas, como las de detección de muones. Aún así, el milenario edificio sigue guardando numerosos secretos.

UN MARAVILLOSO VIAJE AL PASADO

La Gran Pirámide es visitada cada año por miles de turistas que quieren conocer de primera mano parte del interior del monumento. Pero no todo el mundo puede viajar a Egipto o es capaz de adentrarse en un espacio sin duda claustrofóbico y complejo. Así, para que todo aquel que esté interesado en conocer más a fondo una de las construcciones más emblemáticas del mundo, la Universidad de Harvard junto con el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto han creado Proyecto Giza, una iniciativa mediante la cual, y con tan solo un ordenador o un teléfono móvil, es posible realizar un completo recorrido virtual en 3D y con imágenes esféricas 360º tanto dentro como fuera de la tumba de Keops.

La Gran Pirámide tal como se ve en el Proyecto Giza. Foto: Giza Projet.

El recorrido se inicia en el ya mencionado «túnel del ladrón», desde donde actualmente entran los turistas que visitan el lugar. Seguidamente se llega hasta el lado izquierdo del pasaje descendente (que se halla unos 27 metros bajo la base de la pirámide) y hasta la cámara subterránea. Este tramo está cerrado al público, pero con esta visita virtual es posible recorrerlo.

El fascinante viaje continúa a través del pasaje ascendente, que conduce hasta la Gran Galería, un colosal pasadizo de unos 47 metros de longitud y 8 metros de altura, que está considerado una maravilla de la ingeniería antigua. 

También se puede visitar la llamada Cámara de la Reina (situada prácticamente en el eje de la pirámide), que está excavada bajo la Cámara del Rey, una estancia revestida con bloques de granito, donde fue enterrado el faraón y donde también se puede acceder.

Durante el tour virtual, entre otros espacios en el interior de la Gran Pirámide, se pueden visitar la Cámara de la Reina y la Cámara del Rey.

Vista del pasaje ascendente de la Gran Pirámide tal como se muestra en Proyecto Giza.Foto: Giza Project

La Gran Galería de la pirámide de Keops. Proyecto Giza.Foto: Giza Project

Durante el recorrido diversos puntos permiten acceder a completos textos explicativos, como si de una visita guiada en vivo se tratase. ¿Y cómo se puede acceder? Pues es muy fácil, sencillamente solo se tiene que entrar en la página web del proyecto y ya se puede llevar a cabo la visita sin más dilación. No hace falta registrarse y es totalmente gratuito. Una excelente oportunidad para sentirse como un auténtico explorador desde el sofá de casa.

Imagen de portada: Panorámica de la Gran Pirámide de Keops en Giza. El famoso monumento puede visitarse virtualmente gracias a la iniciativa Proyecto Giza. Foto: iStock

FUENTE RESPONSABLE: Historia National Geographic. Por Carme Mayans. Redactora. 29 de noviembre de 2022.

Sociedad y Cultura/Antiguo Egipto/Pirámide de Giza/Faraones/Arqueología/Tutankamón/Sistema virtual de visualización.

El “chico de oro” la increíble momia egipcia olvidada durante un siglo.

El “chico de oro” había pasado más de un siglo olvidado en los sótanos del Museo Egipcio de El Cairo. Su sarcófago fue descubierto en 1916 en un cementerio de época ptolemaica (Nag el-Hassay, en el sur de Egipto) y acabó en los almacenes del museo, sin nombre. Hasta ahora, cuando un escáner ha revelado el tesoro que se esconde bajo sus vendajes: nada menos que 49 amuletos, 30 de los cuales son de oro puro. Esto le ha valido su nuevo apodo –puesto que aún se desconoce su identidad– y un billete directo a la sala principal de exposiciones del museo.

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La momia a la que el museo ha apodado “el chico de oro” es la de un adolescente de unos 15 años, claramente de alto estatus social por la cantidad y calidad excepcional de los amuletos con los que fue enterrado. Su cuerpo se encontraba dentro de dos sarcófagos, uno exterior dorado y con inscripciones en griego y otro interior de madera; y una máscara de oro cubría su rostro. Se le ha realizado un TAC para examinar el cuerpo y, según los investigadores, todo parece indicar que murió de muerte natural. Los resultados del examen han sido publicados en la revista científica Frontiers in Medicine.

Chico de oro escáner 1

La momia del «chico de oro», desenvuelta digitalmente en cuatro etapas.Foto: SN Saleem, SA Seddik, M el-Halwagy / CC BY

30 AMULETOS DE ORO

Pero lo más sorprendente de la momia es, sin lugar a dudas, los 49 amuletos que contiene, 30 de los cuales son de oro puro, otros de piedras semipreciosas y unos pocos de materiales más sencillos como arcilla cocida y loza. Algunas partes del cuerpo incluso habían sido sustituidas por piezas de oro, como la lengua. El oro era un material sagrado para los egipcios porque no se corrompe, asegurando así que el individuo gozaría de la protección de los amuletos durante toda la eternidad, y porque se creía que de este material era la carne de los dioses.

Cada uno de estos amuletos tenía una función específica en el periplo por el inframundo que el difunto debía afrontar para “salir a la luz”, es decir, para lograr la vida eterna. Así, por ejemplo, la lengua de oro aseguraba que el difunto podría hablar en la otra vida; si esta no se sustituía, una alternativa menos costosa era colocar una hoja de oro encima de la lengua real. También era muy importante colocar un escarabeo –en este caso, también de oro– encima del corazón, puesto que este amuleto impedía que el corazón del difunto pudiera hablar contra él revelando sus fallos durante el juicio de Osiris.

EL POSIBLE ORIGEN MACEDONIO DEL CHICO DE ORO

Una de las razones por las que el redescubrimiento de esta momia resulta tan importante es que está intacta, lo cual permite apreciar cómo se enterraba a los difuntos durante la época ptolemaica y las creencias egipcias sobre el más allá durante este período, que abarca desde la muerte de Alejandro Magno hasta la conquista egipcia (323 a 30 a.C.).

Además de los amuletos, la momia también está acompañada por una guirnalda de helechos. La doctora Sahar Saleem, investigadora principal del estudio y especialista en radiología, explica que “los antiguos egipcios estaban fascinados por las plantas y las flores y creían que poseían efectos sagrados y simbólicos”. Se colocaban ramos de plantas y flores junto al difunto durante su entierro y también se le ofrecían durante las fiestas en las que sus familiares acudían a visitar su tumba.

Uno de los detalles más reveladores de la momia es que el pene no está circuncidado, una práctica que realizaban los egipcios, pero no los griegos, por lo que podría pertenecer a la realeza. De hecho, la dinastía ptolemaica, que gobernó Egipto durante casi 300 años, era de origen macedonio, y, aunque adoptó ciertas costumbres de los faraones egipcios, en aspectos más personales como la circuncisión mantuvieron las prácticas griegas. Se puede observar también que la incisión para extraer los órganos se realizó en la ingle, como revela un amuleto colocado junto al pene que tenía la función de proteger la incisión.

Chico de oro foto portada

A la izquierda, la momia del «chico de oro» adornada con guirnaldas; a la derecha, imagen del TAC con los amuletos en blanco. Foto: SN Saleem, SA Seddik, M el-Halwagy

DE LOS SÓTANOS A LA SALA DE EXPOSICIONES DEL MUSEO

La momia intacta había permanecido olvidada desde 1916 en los almacenes del sótano del Museo Egipcio de El Cairo, de donde fue rescatada para realizar el presente estudio. Ha sido examinada mediante tomografía por ordenador, lo que ha permitido revelar el esqueleto y los amuletos sin tener que manipularla físicamente. Aún no se conoce la identidad de su propietario, más allá del apodo del “chico de oro”.

Desde el olvido ha saltado directamente a la fama: la dirección del Museo Egipcio ha decidido trasladarla a la sala principal de exposiciones. En esta nueva ubicación, los visitantes pueden admirar la momia junto a imágenes del TAC que se le ha realizado, así como una réplica del escarabeo que se encontraba sobre el corazón, realizada mediante impresión 3D.

Imagen de portada: El sarcófago del «chico de oro» en los almacenes del Museo Egipcio de El Cairo. Foto: Sahar Saleem

FUENTE RESPONSABLE: Historia National Geographic. Por Abel G.M. Actualizado el 24 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Antiguo Egipto/Momias/Actualidad.

El incesto en las familias reales del Antiguo Egipto.

¿Por qué los reyes del antiguo Egipto contraían matrimonio con sus hermanas o con sus propias hijas? Los investigadores han propuesto varias teorías, pero una de las más extendidas afirma que lo hacían para garantizar la pureza de sangre dentro de la dinastía.

Para los antiguos egipcios, el matrimonio era el estado natural de hombres y mujeres. Esta idea era igualmente válida en el caso de la familia real, para la cual el matrimonio comportaba la obligación de dotar al trono de herederos con los que legitimar la dinastía y asegurar la continuidad de la misma. Algunos de estos herederos fueron el fruto de matrimonios que implicaron la ruptura del tabú del incesto.

La aproximación al tema de los matrimonios entre hermanos o entre padre e hija en la monarquía del antiguo Egipto debe hacerse prescindiendo de los prejuicios con que la sociedad moderna juzga en demasiadas ocasiones a otras culturas. 

Con todo, esta cuestión sigue suscitando discusiones entre los egiptólogos, como ya sucedió en el pasado, cuando los primeros investigadores formularon teorías que negaban fervorosamente la existencia de este tipo de matrimonios o los consideraban meramente de carácter ritual, despojándolos de toda connotación sexual.

ESPOSA Y HERMANA

Si se acude a la terminología egipcia del parentesco para intentar averiguar más sobre este tipo de matrimonios, la complejidad del tema no hace más que aumentar. 

Ello se debe a que, a partir de la dinastía XVIII, la primera del reino Nuevo, junto con la palabra que desde el Reino Antiguo se había usado para designar a la esposa, hemet, aparece la de senet, «hermana», que además de tener este significado es empleada para referirse a la «esposa» con un sentido más afectuoso, o bien a parientes femeninos próximos, lo que hace más difícil la identificación de verdaderos matrimonios entre hermanos.

Entre las fuentes clásicas, el historiador griego Diodoro de Sicilia ya constata en el siglo I a.C. la permisividad de los egipcios respecto a los matrimonios entre hermanos. Pero si bien el matrimonio entre hermanos y entre padre e hija está bien documentado en la familia real, lo cierto es que se trata de un fenómeno que, salvo contadas excepciones, no se da en una población entre la cual sí son frecuentes los matrimonios entre primos, e incluso entre tío y sobrina.

Si bien el matrimonio entre hermanos y entre padre e hija está documentado en la familia real, es un fenómeno que apenas se da entre la población.

Nefertari, la Gran Esposa Real de Ramsés II, representada en una pintura de su tumba en el Valle de las Reinas.Foto: PD

Sin embargo, esta tendencia cambia a partir de la época ptolemaica (siglos III-I a.C.), cuando los porcentajes de los matrimonios entre hermanos se invierten y empiezan a aumentar en número entre la población.

En el entorno real, donde la práctica de la poligamia era habitual, solo una de las esposas del faraón ostentaba el título de Gran Esposa Real, y son numerosos los casos, sobre todo a partir del Reino Nuevo, en los que esta no es otra que la hermana o la propia hija del faraón.

¿POR QUÉ EL INCESTO?

Los egiptólogos han teorizado sobre las motivaciones que llevaron a la monarquía egipcia a la ruptura del tabú del incesto. 

La más conocida es la denominada «teoría de la princesa heredera», según la cual la legitimidad para reinar era proporcionada por la línea femenina de la realeza, ya que las mujeres heredaban sucesivamente el poder de legitimar el acceso al trono del futuro faraón a través de su matrimonio. 

El ideal era que quienes contrajeran matrimonio fuesen el legítimo heredero del faraón y su hermana o hermanastra, para que de esta unión nacieran hijos con la sangre más pura posible. Si esto no era posible, entonces la unión se producía entre el faraón y sus hijas, que constituían el siguiente eslabón de la línea femenina que «heredaba» la legitimidad.

Esta teoría se aplica pensando sobre todo en la dinastía XVIII, en la que faraones como Amhose I (Ahmosis), Amenhotep I o Tutmosis II contrajeron matrimonio con sus hermanas o hermanastras. Pero dentro de la misma dinastía hubo reyes como Tutmosis III, Amenhotep II y Amenhotep III que se casaron con mujeres de origen no real, con lo que se interrumpe la línea de herederas postulada por la teoría citada; hay, pues, argumentos a favor y en contra de la misma.

Hubo reyes como Tutmosis III, Amenhotep II y Amenhotep III que se casaron con mujeres de origen no real.

Busto de la princesa Meritatón, hija de Akhenatón y Nefertiti. Museo del Louvre, París.Foto: Rama (CC BY-SA 3.0 FR)

Respecto al matrimonio del faraón con su hija, los casos más conocidos son los de Ramsés II (con Meritamón, Nebet-Tauy y Bentanta, entre otras de sus hijas) y Akhenatón (con Meritatón, Maketatón y Anjesenpaatón). 

Todas ellas pasaron de «hija del rey» a «esposa del rey», y con el tiempo algunas se convirtieron, como lo fueron sus madres, en Gran Esposa Real. Aún se discute si la descendencia de algunas de ellas fue fruto o no del matrimonio con sus padres; en el caso de Anjesenpaatón, parece que efectivamente fue así.

MATRIMONIOS DIVINOS

En aquello que coinciden los especialistas es en que, a través de estos matrimonios, especialmente entre hermanos, la realeza intentaba reproducir el comportamiento de las divinidades egipcias y reforzar así su vinculación con ellas. 

En la mitología egipcia, el emparejamiento de las divinidades primordiales se produce entre hermanos: Shu (el aire) y Tefnut (la humedad), Geb (la Tierra) y Nut (el Cielo), Osiris e Isis, Seth y Neftis… Al reproducir estos matrimonios propios de los dioses, los soberanos mostraban a la población el carácter divino de la realeaz, a la vez que se desvinculaban del resto de la sociedad, que no practicaba el incesto.

Los dioses Osiris e Isis. Relieve del templo de Abydos. Foto: iStock

Además, mediante estos enlaces se aseguraba la pureza en la línea sucesoria. En los momentos de crisis del Estado se recurrió al matrimonio entre hermanos para asentar en el trono la línea dinástica, como sucedió en el período de implantación de la dinastía XVIII, que reunificó el país. 

Esta práctica matrimonial permitía evitar la entrada en la familia real de posibles candidatos que rivalizaran con el heredero o cuestionaran la legitimidad de su acceso al trono, al tiempo que proporcionaba cónyuges de rango real a las princesas egipcias ya que estas, a diferencia de los faraones, no se casaban con extranjeros.

Así pues, a través del matrimonio entre hermanos o entre padre e hija, la realeza egipcia reafirmaba su naturaleza divina a la vez que pretendía asegurar la sucesión dinástica. No sabemos cómo eran concebidas estas relaciones incestuosas, ni qué opinión merecía esta práctica a las propias interesadas o a la población, pero como Gran Esposa Real muchas de ellas distaron de ser meras consortes, desempeñando un papel vital en la historia de Egipto.

Imagen de portada: Pareja real de Amarna. Museo Egipcio, El Cairo. Foto: PD

FUENTE RESPONSABLE: Historia National Geographic. Por Bárbara Ramiréz García. Actualizado el 23 de enero 2023.

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Descubren la tumba de una princesa egipcia de la época de Tutankamón.

Un equipo internacional de arqueólogos ha descubierto la que podría ser la tumba de una antigua princesa egipcia que vivió durante la dinastía XVIII. La tumba se encuentra, sin embargo, en malas condiciones de conservación a causa de las inundaciones que sufrió hace unos 3.500 años. A pesar de ello, los arqueólogos creen que las investigaciones aún han de revelar grandes sorpresas.

Hace pocos días, las autoridades egipcias anunciaron el descubrimiento de una nueva tumba en las inmediaciones de Luxor, la antigua Tebas, ciudad que fue capital del Egipto faraónico entre los siglos XVI al XI a.C. Según sus descubridores, la tumba, de unos 3.500 años de antigüedad, podría contener los restos de la esposa real de algún monarca del Reino Nuevo, concretamente de la dinastía XVIII (1539-1292 a.C.), a la cual pertenecieron faraones tan famosos como Akenatón o Tutankamón.

De hecho, la dinastía XVIII fue uno de los períodos más importantes de la historia egipcia, una época floreciente (en la cual también tuvieron lugar algunos episodios convulsos) en la que vivieron grandes faraones como la reina Hatshepsut, Tutmosis III, Amenhotep III, o los ya citados Akenatón y su hijo Tutankamón.

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UNA TUMBA MAL CONSERVADA

Esta tumba real ha sido descubierta en la orilla occidental del Nilo, donde se encuentran los famosos Valles de los Reyes y de las Reinas, por un equipo de arqueólogos egipcios y de la Universidad de Cambridge, como ha explicado Mostafa Waziri, arqueólogo y secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto.

Según Waziri, «los primeros elementos descubiertos hasta ahora en el interior de la tumba parecen indicar que, en efecto, dataría de la dinastía XVIII». El arqueólogo también ha indicado que este último extremo podrá confirmarse a medida que avancen las investigaciones. Asimismo, el director del equipo de arqueólogos británicos, Piers Litherland, está convencido de que «esta tumba podría ser la de una esposa real o la de una princesa del linaje de Tutmosis, de las cuales han salido hasta ahora muy pocas a la luz».

‘Esta tumba podría ser la de una esposa real o la de una princesa del linaje de Tutmosis’, ha manifestado el arqueólogo Piers Litherland.

Entrada a la tumba descubierta en Luxor. Se aprecian los escalones tallados en la roca.Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto

Por su parte, el arqueólogo egipcio Mohsen Kamel, director del yacimiento de los Valles Occidentales, ha añadido que por desgracia el interior de la tumba, cuya entrada se encuentra en la base de un pequeño acantilado y cuenta con unos escalones tallados en la roca que conducen a la cámara funeraria, se halla  «en muy mal estado» de conservación, y tanto la construcción como las inscripciones que en su día debió de contener «fueron destruidas por antiguas inundaciones que llenaron las diversas cámaras de sedimentos arenosos y calcáreos».

Finalmente, Fathi Yaseen, director general de Antigüedades del Alto Egipto y jefe de la misión arqueológica egipcia, ha señalado que los trabajos de excavación y documentación continúan en toda la necrópolis. Además, el arqueólogo está convencido de que los resultados de esta ambiciosa exploración ayudarán a los expertos a conocer con mucho más detalle cómo planificaron arquitectónicamente los antiguos egipcios sus cementerios reales.

Imagen de portada: Vista aérea del campamento arqueológico junto a la entrada de la tumba, en la orilla occidental de Luxor. Foto: Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. Colaborador: J. M. Sadurni. 19 de enero 2023.

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