Desenredando el cableado de nuestras cabezas.

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Es una verdad ampliamente reconocida que el cerebro es el órgano más complejo del cuerpo humano. Por ello para hablar de él solemos recurrir a simplificaciones y centrarnos en las partes que lo componen: el hipocampo, el cerebelo, la corteza, etc.

Pero esas simplificaciones no son del todo exactas. Para empezar, el cerebro no funciona como cajones estancos, restringiendo los recuerdos y la memoria al “cajón” del hipocampo, ni todo lo relacionado con la ingesta al hipotálamo. De hecho, si lo pensamos a fondo, cuando un animal tiene hambre (apetito) también tiene que recordar (memoria) dónde había comida para encontrarla eficientemente y no comprometer su supervivencia. Todo está, por tanto, interconectado. Las distintas partes del cerebro necesitan comunicarse constantemente entre ellas para que este órgano cumpla sus funciones.

Las neuronas tampoco trabajan individualmente: la transmisión de información es su razón de ser. Continuamente, estas células reciben información mediante las dendritas, y la transmiten a otras a través de los axones.

Estos axones, que pueden ser muy largos, funcionan como cables que conectan diferentes regiones cerebrales, dando lugar a lo que llamamos circuitos neuronales. A través de este cableado se llevan a cabo las funciones del sistema nervioso.

Desenredar los cables con luz

Si el cerebro es complejo, su método de estudio requiere la misma complejidad. Comprender el funcionamiento de los circuitos neuronales ayuda a entender cómo actúa el cerebro, y cuándo falla algo. Para lograrlo, recientemente se han creado técnicas refinadas destinadas a estudiarlos, entre ellas la optogenética.

Desarrollada por los investigadores Karl Deisseroth, Ed Boyden y Gero Miesenböck, la optogenética es considerada un paso adelante tan importante que no sería de extrañar que fueran laureados, más pronto que tarde, con un premio Nobel.

Conceptualmente elegante, y técnicamente más sencilla de lo que a priori pueda parecer, consiste en utilizar unas proteínas (opsinas) capaces de reaccionar ante una luz de cierta frecuencia. Eso permite activar o inhibir las células concretas en las que se expresan usando simplemente un haz de luz.

Cuando se aplica al cerebro, esta técnica, que se mueve entre la ingeniería genética y la física óptica, nos permite activar o silenciar grupos específicos de neuronas. Es decir, adquirimos un control preciso e inmediato que otras técnicas empleadas hasta el momento no permitían. De esta manera conseguimos separar y discriminar de modo minucioso el revoltijo de neuronas dentro de cada circuito. Dicho de otro modo, desenredar los cables y probar qué hace cada uno.

Entre otras cosas, gracias a la optogenética hemos podido comprender mejor el funcionamiento del sueño, destacando el trabajo que el neurocientífico español Luis de Lecea realiza en su laboratorio de Stanford. También se ha empleado para investigar procesos de toma de decisiones, o profundizar en la formación de recuerdos. Además de entender los mecanismos de enfermedades como la epilepsia o la enfermedad de Párkinson.

Fotometría de fibra óptica

Otra técnica para el estudio de circuitos neuronales de la que muchos somos fans acérrimos es la fotometría de fibra óptica. Técnicamente algo más compleja, permite registrar señales de actividad neuronal en vivo.

¿Cómo? Cada vez que una neurona se activa, se produce un aumento de calcio en su interior. Si conseguimos medir estas variaciones de calcio dentro de las neuronas podemos relacionar la actividad neuronal de cada población concreta con una determinada función. Para esto se emplean indicadores de calcio llamados GCaMP que emiten luz fluorescente proporcional a estos cambios de calcio y que es captada por fibras ópticas.

Aplicando esta técnica es posible visualizar la actividad de poblaciones neuronales especificadas genéticamente, con una alta resolución temporal (es decir, casi a tiempo real), y durante tiempos mayores a los de técnicas como registros electrofisiológicos convencionales.

Al identificar los cables concretos que se activan, la fotometría está ayudando a realizar grandes avances en la comprensión del funcionamiento del cerebro. 

Entre otras cosas, a aclarar los mecanismos neuronales detrás del circuito de recompensa cerebral ayudará a entender problemas como la adicción.

Del mismo modo, usar esta técnica para comprender los circuitos neuronales que controlan el procesamiento del dolor permitirá avanzar en la búsqueda de nuevos analgésicos.

También ayuda a comprender mejor los mecanismos detrás de los efectos de terapias como la Estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés) para aliviar la depresión, un problema médico social que afecta a millones de personas.

Shutterstock / Gorodenkoff

Entender comportamientos fundamentales con quimio genética.

Otro método a destacar sería el de la quimo genética, que con gran precisión permite estudiar la función de neuronas específicas dentro de un circuito. 

En este caso no se emplea luz, sino un fármaco o ligando inerte que activa o inhibe un grupo de receptores llamados DREADs. Al igual que ocurre con la optogenética o la fotometría, esta técnica es extremadamente precisa.

Utilizando estas técnicas aquí mencionadas, me gustaría destacar el trabajo que el neurocientífico David Anderson está realizando en CalTech para comprender la neurobiología de la emoción, llegando a revolucionar lo que sabemos sobre el miedo, la agresión animal y el apareamiento. 

Estudiar los circuitos que gobiernan comportamientos como la agresividad puede tener repercusiones importantes en nuestra sociedad.

Sin duda, todas estas técnicas (optogenética, fotometría y quimio genética) allanan el camino hacia el principal objetivo de la neurociencia: entender el modo en el que la actividad de nuestras neuronas determina nuestro comportamiento y funcionalidad, y cómo sus fallos dan lugar a patologías. 

Un objetivo que solo se consigue si desenredamos los cables de los circuitos neuronales, identificamos su función uno a uno, y podemos repararlo de un modo preciso cuando alguno se cortocircuite.

Imagen de portada: Shutterstock / nepool.

FUENTE RESPONSABLE: The Conversation. Por C. Garau. Investigación en Neurociencias – IUNICS (Institut Universitari d’Investigació en Ciències de la Salut), Universitat de les Illes Balears.

Sociedad y Cultura/Neurociencia/Cerebro/Neurología

La mente de los «super ancianos» desvela el secreto para prevenir la demencia.

Un estudio analiza el cerebro de personas de avanzada edad que no sufren demencia y disfrutan de una mente lúcida.

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El paso del tiempo hace que, generalmente, el cerebro se atrofie y las neuronas se mueran. Este proceso de degradación progresiva afecta al pensamiento, al comportamiento y a la pérdida de capacidades como la memoria.

Alrededor del 40% de personas mayores de 65 años tienen problemas de memoria asociados con la edad, y aproximadamente el 1% de estos casos progresan a la demencia cada año.

¿Quiénes son los «super ancianos»?

Sin embargo, existe un grupo singular de personas mayores que conserva una memoria pura, notable e inusual para su edad. Los llamados «super ancianos» son capaces de recordar episodios del pasado con una claridad que coincide con la de una persona mucho más joven.

Según un estudio publicado en la revista The journal of Neuroscience, las células cerebrales de los «super ancianos» son más grandes que las que puedan tener personas 20 o 30 años más jóvenes que ellos.

El equipo encargado de realizar este estudio en la Universidad estadounidense de Northwestern, afirma que las neuronas situadas en la corteza entorrinal responsables de la memoria, son considerablemente más grandes en estos ancianos, lo que podría ser la clave para prevenir la enfermedad del Alzheimer.

Los «super ancianos» son capaces de mantenerse fuertes y mentalmente saludables hasta los 80 años.

Estudio «post mortem»

«Para comprender cómo y por qué las personas pueden ser resistentes al desarrollo del Alzhéimer, es importante investigar de cerca los cerebros post mortem de personas mayores», comenta Tamar Gefen, neuropsicóloga clínica académica de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern y autora principal del estudio. 

El objetivo clave del programa de investigación que ha estado funcionando durante más de una década es descubrir qué mantiene el cerebro cognitivamente agudo y qué protege a las personas de padecer demencia con el paso de los años.

Los investigadores de Northwestern reunieron grupos de personas mayores de diferentes características para desarrollar el estudio. Todos los participantes del Programa de Investigación de Super envejecimiento debían cumplir los siguientes requisitos: tener más de 80 años, gozar de una excelente capacidad de memoria, estar dispuestos a someterse a controles y pruebas frecuentes y dar su aprobación para donar el cerebro a la ciencia después de su muerte.

Los investigadores tomaron imágenes de los cerebros de seis personas mayores que habían fallecido con un promedio de 91 años y los compararon con los cerebros de siete personas mayores cognitivamente que habían muerto después de los 80, con los de seis personas que habían fallecido a los 49 años y con los de cinco personas que tenían Alzheimer en las primeras etapas de la enfermedad.

En el análisis de los cerebros, se examino la corteza entorrinal, donde se localiza el centro de control de la memoria del cerebro y uno de los primeros puntos al que afecta el Alzheimer. Además, midieron el tamaño de las neuronas y buscaron enredos de tau, un tipo de placa asociada con la demencia.

Resultados

El estudio reveló que el tamaño de las neuronas de los super ancianos era mucho más grande, pudiendo considerarlas mega neuronas. Estas células cerebrales están predispuestas genéticamente para aumentar el tamaño y permitir un mayor procesamiento de la información intercelular e intracelular.

«La notable observación de que los super ancianos mostraron neuronas más grandes que sus pares más jóvenes puede implicar que las células grandes estaban presentes desde el nacimiento y se mantienen estructuralmente a lo largo de sus vidas. Llegamos a la conclusión de que las neuronas más grandes son una firma biológica de la trayectoria de superedad», concluyó Gefen

Aunque el tamaño de la muestra para la investigación es reducido -algo comprensible teniendo en cuenta la rareza de encontrar super ancianos-, sí que es interesante. La investigación sugiere que las neuronas sin enredos tau pueden permanecer grandes y saludables, pero la forma en que las personas mayores las obtienen sigue siendo una incógnita. 

Será necesaria más investigación para averiguar qué es lo que hace que estas neuronas sean tan grandes y estén tan bien protegidas de cara a encontrar y desarrollar nuevos tratamientos para la demencia.

Imagen de portada: Dos ancianos paseando en un parque.

FUENTE RESPONSABLE: The Objective. Por Laura Mesonero Ortiz. 28 de febrero 2023.

Cultura/Sociedad/Alzhéimer/Ancianos/Cerebro/Demencia/Enfermedad/LOM/Memoria/Neuronas/Salud/Salud Mental.

Las diferencias entre cerebro y mente: cómo sacarle el máximo partido a tu inteligencia.

Comprender el modo de actuar de nuestra mente y nuestro cerebro puede mejorar nuestra percepción de nosotros mismos y la relación con las demás personas. El neurocientífico Ignacio Morgado explica cómo.

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Aunque no pensemos mucho en ello, lo cierto es que llevamos una gran computadora sobre nuestros hombros. El cerebro humano es una máquina extraordinaria que procesa la información que recibimos por nuestros sentidos y envía mensajes a todo el cuerpo. Además, y sobre todo, piensa y experimenta emociones que suponen la base de nuestra inteligencia. Pero es un gran desconocido. Para comprenderlo, Ignacio Morgado, catedrático emérito de Psicobiología en el Instituto de Neurociencias y la Facultad de Psicología de la Universidad  Autónoma de Barcelona, publica el fascinante libro El cerebro y la mente humana. Cómo son y cómo funcionan (Ariel).

Morgado, prestigioso neurocientífico español, ganador de numerosos premios y gran divulgador, ayuda  a entender cómo el cerebro y la mente hacen posible el comportamiento humano. Un libro que comienza con una sugerencia: leer los capítulos de uno en uno y dejar tiempo después para comprender y retener. Una pista clara sobre los límites de nuestra mente.

“Sí, definitivamente, pues el aprendizaje distribuido (leer poco, muchas veces) es mejor que el concentrado (leer todo de una vez) para activar las moléculas y las conexiones entre las neuronas que forman las memorias en el cerebro”, explica el autor. “La lectura distribuida en el tiempo tiene también la virtud de evitar solapamientos e interferencias cerebrales cuando se lee muy seguido y hay mucha información”.

El cerebro y la mente humana

El “objetivo principal” del neurocientífico con esta obra es ayudar a conocer mejor nuestro cerebro y nuestra mente. “Este es un libro de autoconocimiento, que no de autoayuda, que eso es otra cosa”, remarca. “Es decir, de aprender cómo son y cómo funcionan nuestro cerebro y todos los procesos mentales que tenemos: los sentidos y las percepciones, las motivaciones como el hambre, la sed y el sexo, el sueño, las emociones, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la inteligencia”. Además, en él dedica varios capítulos a explicar las principales enfermedades del cerebro y lo que sabemos de sus causas.

¿Qué es la mente?

Según afirma Morgado, a grandes rasgos, “la mente es una colección de procesos cerebrales, como las percepciones, las emociones o la memoria, que se influyen mutuamente, constituyendo un sistema funcional, lo que quiere decir que si falla una parte pueden fallar también otras o todo el sistema”. Por eso, explica que “los fallos en la memoria pueden originar dificultades en el lenguaje y, por dejarlo claro también en positivo, si recordamos a un ser querido que falleció nos emocionamos. Las emociones y la memoria se influyen mutuamente”.

¿Qué es el cerebro?

Además de ser el órgano más complejo que tenemos los humanos,el cerebro es el órgano de la mente, formado por más 85.000 millones de neuronas interconectadas entre ellas de formas muy complejas. Esa complejidad nos convierte en seres conscientes e inteligentes”, señala Morgado. Ambos, cerebro y mente, interaccionan continuamente, como en una fluida coreografía. Sin embargo, a estas altura lo conocemos mejor a él que a ella.

“No conocemos la totalidad de la mente, un sistema creado por el cerebro que nos capacita para realizar acciones automáticas, pero que nos permite también ser conscientes de nuestra existencia”, admite el neurocientífico. Su libro supone, precisamente, un recorrido emocionante a través de la mente, que explica cómo los estímulos nerviosos se transforman en información o dónde nacen nuestras ganas de sentir placer o cómo creamos recuerdos.

Mente y cerebro: físico y abstracto

La mente siempre va asociada al cerebro y los dos términos a menudo se usan indistintamente y se confunden. Mientras el cerebro tiene entidad física, la mente es abstracta, un conjunto de facultades intelectuales y/o mentales que nos permiten crear ideas únicas o anticiparnos a posibles escenarios… “Lo más sorprendente de la mente y la mayoría de sus procesos es que pueden darse en estado consciente, es decir, que, a diferencia de un robot, nos damos cuenta de las cosas, y la neurociencia todavía no sabe bien cómo el cerebro origina la consciencia”, apunta el catedrático.

Un siglo de avances

Pese a lo mucho que se ha avanzado, aún queda mucho por conocer de nuestro cerebro y nuestra mente. “Desde que Santiago Ramón y Cajal, hace más de un siglo, puso de manifiesto que el cerebro es un órgano compuesto por células individuales, en lugar de una malla o red de filamentos, como creían otros científicos, es mucho lo que hemos aprendido sobre ese órgano”, subraya Morgado. Incluso sabemos cómo se debe alimentar al cerebro  o qué nutricosmética le viene bien.

Entre esos avances, destaca alguno como que “hoy podemos marcar químicamente las neuronas que intervienen, por ejemplo, en una determinada memoria, y activarlas en cualquier otro momento con rayos de luz para evocarlas  a voluntad. Es la técnica conocida como optogenética. Por ahora sólo es posible en animales como la rata, pero esa técnica llegará algún día a los humanos y será algo revolucionario y hasta peligroso si no ponemos medios para controlar su aplicación. No obstante, lo más importante que nos queda por aprender es cómo curar las amenazantes enfermedades cerebrales, como el Alzheimer”.

Comprender para convivir

El conocimiento y la comprensión del modo en que actúan el cerebro y la mente puede mejorar tu vida, tu bienestar, tu idea de ti mismo e, incluso, tu relación con las otras personas. “Conocer cómo funciona el cerebro y la mente humana nos permite entender mejor nuestro propio comportamiento y el de las demás personas, corregir errores y perdonarnos más a nosotros mismos cuando nos equivocamos”, explica el neurocientífico que recuerda que “todo eso nos hace mejores  y contribuye a la convivencia entre las personas y los colectivos humanos”.

Imagen de portada: Entender bien nuestro cerebro hará que mejore nuestro bienestar./ Pexels.

FUENTE RESPONSABLE: WESLIFE* Por Paka Díaz. 21 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Salud/Salud Mental/Neurociencias/Cerebro/ Mente/Bienestar

El sorprendente beneficio para tu cerebro de un simple ejercicio físico.

«Desde una perspectiva evolutiva, hemos desarrollado cerebros realmente grandes, cuya manutención es especialmente costosa».

«Son muy, muy grandes, muy ineficientes y gastan mucha energía para funcionar, incluso en reposo», le dijo a la BBC el doctor Damian Bailey, director del Instituto de Investigación de Salud y Bienestar de la Universidad de Gales del Sur, Reino Unido.

Bailey, quien es además el líder del Laboratorio de Investigación Neurovascular de la universidad, explicó que están centrados en el estudio de la actividad física pues «no existe un tratamiento curativo para la neurodegeneración, y el ejercicio ha surgido como una contramedida muy, muy poderosa».

La gran pregunta, resalta, es cuánto, de qué tipo, con qué frecuencia.

«Gran parte de lo que hacemos en el laboratorio es analizar diferentes aspectos del ejercicio, en términos del tipo, la intensidad y la duración, tratando de encontrar ese punto óptimo donde podemos ver una adaptación optimizada», señala Bailey.

«Sabemos que con la actividad física podemos aumentar el flujo sanguíneo al cerebro», lo cual es crucial pues eso lo ayuda a reconocer los químicos útiles que necesita para crecer.

Ese suministro de sangre también es importante porque nuestro hipocampo, la parte del cerebro responsable del aprendizaje y la memoria, tiende a encogerse a medida que envejecemos y, al hacerlo, recibe menos sangre.

Gracias a recientes avances en la tecnología, los científicos pueden ver realmente cómo la actividad física beneficia al cerebro.

Pueden medir el flujo sanguíneo al cerebro a través del cuello, del cerebro, del cráneo.

«Y lo que está mostrando nuestra investigación es que no es necesario hacer ejercicios que te dejen sin aliento o que te esfuerces al límite en el gimnasio para beneficiar ciertas partes del cerebro».

«Puedes hacer algunos movimientos geniales que casi no se sienten como si estuvieras haciendo ejercicio y que estimulan el cerebro de manera notable».

¿Cuáles?

«Lo que identificamos es que, especialmente para las personas que no están muy en forma, o que no pueden hacer ejercicio pesado, las sentadillas son una opción muy útil».

Dos chicas haciendo sentadillas

Así es: a aquello de ponerse en cuclillas y volverse a parar una y otra vez se le ha descrito como una forma de ejercicio «inteligente» pues «reta al cerebro» y así, lo beneficia.

«Lo mejor de hacer sentadillas -explica el científico- es que cuando te pones de pie, estás yendo en contra la gravedad; cuando bajas, trabajas con la gravedad».

«Lo que sucede es que el flujo sanguíneo al cerebro oscila hacia arriba y hacia abajo repetidamente mientras las haces, y es ese cambio de flujo lo que creemos que estimula el endotelio vascular, el revestimiento interno de los vasos sanguíneos, a suministrar más sangre al cerebro».

Pero, ¿habrá que hacer muchas?

Como mínimo, Bailey recomienda hacerlas durante tres minutos, tres veces por semana.

Cuenta que cuando hacen las mediciones que les indican cuán rápido entra la sangre en el cerebro en voluntarios que han hecho sentadillas durante un mes, 4 a 5 veces al día, 3 a 4 veces a la semana, ven mejoras.

De hecho, resalta, registran más mejoras que con ejercicios como correr, caminar o pedalear en aparatos estacionarios durante 30 a 40 minutos.

Es más: puedes matar dos pájaros de un tiro si, mientras te ejercitas, lees o haces crucigramas pues, como explica Bailey, «sabemos que podemos mejorar aún más el flujo al cerebro al proporcionar lo que llamamos un factor estresante cognitivo, la carga cognitiva».

En los extremos

Buceo libre

La privación de oxígeno experimentada en algunos deportes extremos también se puede utilizar como un factor estresante para empujar los límites del cerebro y para comprender cómo funcionan sus mecanismos de defensa.

Como Bailey es un exatleta, él mismo es sujeto de su propia investigación.

«Tienes que practicar lo que predicas».

«Utilizamos toda una gama de deportes extremos para desafiar al cerebro con el fin de obtener una visión diferente de estos mecanismos. Cosas como buceo libre -una sola respiración, sin oxígeno-, paracaidismo -estrés y menos oxígeno- y montañismo de altura -mucha actividad, menos oxígeno-«.

Somos tan sensibles a la falta de oxígeno que cuando vamos, por ejemplo, a altitudes extremas con niveles extremadamente bajos de oxígeno, hay un aumento en el flujo sanguíneo, agrega.

«El cerebro está compensando todo el tiempo. Es un poco como si se la pasara caminando en una cuerda floja bioenergética. Tiene que hacer los ajustes necesarios constantemente para no caerse».

El seguimiento de las respuestas cerebrales a condiciones extremas podría arrojar luz no solo sobre cómo tratar enfermedades como la demencia, sino también sobre cómo hacer posibles las misiones espaciales a largo plazo.

Astronauta en Marte

El cerebro es particularmente sensible a los cambios en la gravedad, indica Bailey.

«Con la falta de gravedad en el espacio, y la sangre fluye a la cabeza… solo tienes que mirar las caras rojas hinchadas y las piernas delgadas de los astronautas».

Y una de las complicaciones potenciales con eso es que, a largo plazo, podría aumentar la presión dentro del cerebro, lo que puede influir en su visión.

«Ese es uno de los mayores problemas que enfrentamos y por eso estamos haciendo experimentos para tratar de entender, resolver y desarrollar contramedidas para un vuelo con humanos a Marte».

En la Universidad de Milán, investigadores italianos también han estado investigando el tema.

«Pensamos: ‘¿Qué sucede cuando no puedes moverte?», relató el dr. Daniele Bottai, del Departamento de Ciencias de la Salud de la universidad.

«Porque hay situaciones, como cuando las personas pasaron mucho tiempo en sus sofás durante la pandemia, o cuando estás enfermo, o has estado en órbita en el espacio por meses».

«Tendemos a preocuparnos por la circulación, por los huesos, por los músculos, pero tenemos que pensar también en el rendimiento cerebral».

La inactividad reduce el flujo sanguíneo al cerebro, y no obtener suficiente oxígeno puede tener consecuencias nefastas.

«Cuando las cosas van mal con el cerebro, solo necesitas una ventana muy pequeña para inducir daño, por eso estamos interesados en la actividad física», reiteró Bailey.

«Es la única contramedida que existe en este momento, y estamos empezando a arañar la superficie en lo que respecta al cerebro».

* Este artículo es una adaptación del video de BBC Reel «A simple exercise that gives your brain an unexpected boost». Si quieres verlo, haz clic aquí

Imagen de portada: Gentileza de BBC Reel. Ilustración de cerebro.

FUENTE RESPONSABLE: Izabela Cardoso & Fernando Teixeira. BBC Reel. 12 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Ejercicios/Salud/Cerebro/Salud mental/Calidad de vida.

Super Ancianos con super neuronas: ¿por qué hay cerebros que desafían el paso del tiempo?

La eterna juventud –junto a la vitalidad y la agudeza intelectual asociadas a un cerebro joven– es un deseo universal que se ha materializado en conceptos recurrentes como el Santo Grial o la piedra filosofal.

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Más allá de este anhelo humano, la existencia de los llamados super ancianos representa un desafío y una oportunidad para comprender la raíz de la salud cerebral y el envejecimiento sano.

Octogenarios con cerebros de cincuentones

Los super ancianos son personas de más de 80 años que conservan características físicas y cognitivas de un adulto entre 20 y 30 años más joven. ¿Qué los hace tan resistentes al deterioro cerebral?

Recientes investigaciones nos han revelado nuevos conocimientos sobre los mecanismos moleculares y celulares que podrían estar implicados en el proceso inevitable e irreversible del envejecimiento.

Profundizar en los mecanismos genéticos de la longevidad y su manifestación en los organismos (fenotipo) ha permitido poner el foco en los hábitos de vida (alimentación, ejercicio, actividad cognitiva, etc.) como factores clave que inclinan la balanza hacia un envejecimiento saludable o patológico. El fenómeno que nos permite modificar nuestro destino genético es la epigenética.

Los mecanismos epigenéticos son modificaciones químicas en el ADN que se producen por cambios en el ambiente (físicos o cognitivos) y que modulan la expresión de nuestros genes. De manera que nuestro supuesto destino en forma de información genética puede ser reescrito –igual que puntuamos un texto– por las acciones de nuestra vida diaria. Y, además, pueden ser heredados por nuestros descendientes. Pero vamos a ver qué le pasa a nuestro cerebro a lo largo de la vida.

Un órgano de maduración lenta

A diferencia de otras especies, el cerebro humano aún debe desarrollarse después del nacimiento. Se trata de un proceso lento, que empieza en la concepción y no cesa hasta la muerte, aunque alcanza su madurez aproximadamente entre los 20 y los 24 años.

Como sabemos, nuestro órgano pensante está formado por neuronas conectadas entre sí y otras células nerviosas que le sirven de soporte y defensa (los astrocitos y la microglía). Tenemos unos 10 billones de neuronas que funcionan como una gran red de información, almacenamiento y gestión de nuestra vida cotidiana. Garantizar su integridad precisa de mecanismos de protección y regeneración.

Hasta hace pocos años se pensaba que, una vez alcanzada la madurez cerebral, no existían mecanismos para reponer las neuronas y reparar las conexiones perdidas. Nada más lejos de la realidad: hoy sabemos que el cerebro cuenta con unas zonas específicas (nichos) donde células progenitoras (las células madre) pueden ayudar a reparar o sustituir neuronas que degeneran o han sido dañadas.

La existencia de mecanismos protectores no evita que esos nichos progenitores dejen de reponer neuronas con la edad. Por tanto, el cerebro de una persona mayor tiene menor capacidad de regeneración, lo que se traduce en una disminución de la capacidad cognitiva.

De todos modos, las personas solo suelen sufrir un deterioro cognitivo grave cuando la pérdida de las neuronas es muy elevada debido a una enfermedad degenerativa, como el alzhéimer.

Lo sorprendente es que esa pérdida inexorable no comporta alteraciones graves en la calidad de vida de los super ancianos, lo que incrementa su resiliencia y reserva cognitiva. Llamamos reserva cognitiva a la capacidad de nuestro sistema nervioso central de balancear y optimizar su funcionamiento para enfrentarse a las patologías neurodegenerativas. Esta facultad también está asociada a factores como la actividad intelectual: leer, escribir o socializar.

¿De dónde viene el superpoder de los super ancianos?

Parece ser que los super ancianos comparten hábitos similares: se mantienen activos físicamente, tienden a ser positivos, desafían su cerebro y aprenden algo nuevo todos los días. Muchos continúan trabajando hasta los 80 años.

Además, la evidencia científica resalta la importancia de permanecer comprometido socialmente a medida que envejecemos. Actividades como visitar familiares y amigos, colaborar de voluntario en alguna organización y salir a diferentes eventos se han asociado con una mejor función cognitiva.

Y al contrario: una baja participación social en edades avanzadas implica un mayor riesgo de demencia. Estos hechos validan la idea de que el ambiente es un actor principal de nuestro envejecimiento.

Neuronas de altas prestaciones

Por otro lado, un estudio reciente demuestra que los super ancianos poseen un grupo de neuronas más grandes de lo normal en una estructura del cerebro involucrada en la preservación de la memoria (capa II de la corteza cerebral entorrinal). Estas células nerviosas se podrían relacionar con el concepto de reserva cognitiva.

La investigación describe que esta característica de los super ancianos no se observa en personas de su misma edad con deterioro cognitivo, ni tampoco en individuos de entre 60 y 65 años que empiezan a experimentar fallos de memoria. Además, es significativo que esa zona del cerebro es una de las más afectadas por el declive neuronal que caracteriza el alzhéimer.

Los científicos también observaron que dichas super neuronas no presentan las características propias del envejecimiento en enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer. En este caso, la acumulación anómala de proteínas (tau y beta amiloide) en el tejido cerebral produce la muerte de las neuronas.

Todo lo anterior explicaría por qué la degeneración neuronal no se produce en los super ancianos –o por lo menos no al ritmo propio de una persona de edad avanzada– y mantienen las habilidades cognitivas de una persona entre 20 o 30 años más joven.

El descubrimiento de las super neuronas plantea, además, la pregunta de si podemos favorecer su aparición durante el neurodesarrollo o en la infancia. La coincidencia de ambos hechos, la práctica de hábitos sociales saludables y la existencia de células nerviosas excepcionales, abre la puerta a tener alguna influencia sobre nuestros genes heredados a través de cambios epigenéticos.

También sería de interés saber si las neuronas XL podrían constituir –por presencia o ausencia– un marcador del alzhéimer y otras demencias, tanto de su progresión como de la respuesta a las terapias. Y, por último, si servirían como una diana para encontrar nuevos tratamientos.

Imagen de portada: Shutterstock/Diego Cervo.

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Por Mercé Pallás Lliberia. Catedratica de Universidad, Neurofarmacologia, Envejecimiento, Alzheimer, Universitat de Barcelona y Christián Griñá-Ferré, Profesor e investigador especializado en el envejecimiento y la enfermedad de Alzheimer, Universitat de Barcelona Editor: Jo Adetunji. 23 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Cerebro/Neuronas/Neurociencia/ Envejecimiento/Neurología/Adultos mayores/Alzhéimer/Deterioro cognitivo.

Desde repetir palabras en voz alta hasta escribir con la mano no dominante: cinco consejos para ser más inteligente.

Deseado por muchos y concretado por pocos. La inteligencia es una habilidad que para algunos viene de nacimiento mientras que para otros es adquirida con el paso de los años y dependiendo de las circunstancias, es el resultado del esfuerzo.

La pregunta del millón es: ¿se puede adquirir inteligencia por cuenta propia? Según los profesionales de la Universidad de Harvard, sí. Si bien es imposible saber todo y dominar todos los temas, para los profesionales existen hábitos, comportamientos, decisiones y actitudes que ayudan a trabajar la inteligencia.

En su libro Make it stick: The Science of Successful Learning (‘La ciencia del aprendizaje exitoso’), los profesionales Peter C. Brown, Henry L. Roediger III y Mark A. McDaniel de la prestigiosa universidad norteamericana dan recomendaciones para mejorar la capacidad cerebral, la agilidad, la memoria y como consecuencia de estas, ser más inteligente.

Escuchar palabras en voz alta hace más probable que se recuerden y especialmente funciona cuando toca aprender algo nuevo SHUTTERST – Shutterstock

Recomendaciones para tener en cuenta

La buena enseñanza debe adaptarse creativamente a los distintos estilos de aprendizaje que tienen todas las personas, nadie aprende de la misma manera ni maneja el mismo tipo de inteligencia. Por eso, la publicación de Harvard se basa en descubrimientos recientes en psicología cognitiva y otras disciplinas, para ayudar a que las personas puedan desarrollar aún más sus capacidades. Estas son:

1. Aprender algo nuevo para estimular la mente

Entrenar el cerebro es como ir al gimnasio, se trabaja como si fuese un músculo que hay que entrenar diariamente. Para eso, la mente se debe acostumbrar a adquirir nuevos conocimientos o habilidades, de esta manera se estimulan las neuronas y la comunicación que hay entre ellas. Ya sea leyendo un libro, siguiendo un manual o cocinando, cualquier actividad que requiera hacer algo desconocido.

2. Repetir palabras en voz alta

Escuchar palabras en voz alta hace más probable que se recuerden y especialmente funciona cuando toca aprender algo nuevo. Si se conoce a alguien nuevo y uno pronuncia su nombre varias veces en la primera conversación que mantienen, seguramente se le pueda vincular su cara con su nombre más fácilmente.

3. Escribir y comer con la mano no dominante

Hacer actividades tan simples como agarrar una pelota o un utensilio con la mano contraria a la dominante sirve para que la mente tenga que hacer diferentes conexiones neuronales y se agilice así el funcionamiento cerebral.

4. Involucrar los sentidos

Un estudio de la misma universidad, implementó una muestra en la que los grupos de ensayo fueron expuestos a una serie de imágenes emocionalmente neutras, cada una de las cuales se presentaba también con un olor. Luego, se les mostró otras, pero sin los aromas y se les pidió que señalaran cuáles habían visto antes.

Los sujetos recordaron muy bien todas las imágenes asociadas con aromas, sobre todo las que tenían olores agradables. Las imágenes cerebrales mostraron que el córtex piriforme (la principal región del cerebro dedicada al procesamiento de los sentidos) comenzaba a activarse cuando las personas veían cosas vinculadas con olores.

5. Relacionar recuerdos con información nueva

Esta técnica funciona para fortalecer la mente. Cuanto más vinculados estén los estímulos entre sí, mayor poder de relacionamiento cognitivo se adquiere. Conectar información nueva con pasada que sea importante para que uno tenga mejor capacidad de análisis e integración de conceptos.

Las imágenes cerebrales del estudio mostraron que la principal región del cerebro dedicada al procesamiento de los sentidos comenzaba a activarse cuando las personas veían cosas vinculadas con olores

Las imágenes cerebrales del estudio mostraron que la principal región del cerebro dedicada al procesamiento de los sentidos comenzaba a activarse cuando las personas veían cosas vinculadas con olores.

Por otro lado, la experta en aprendizaje Shari Tishman y sus colegas de Project Zero -proyecto de la Harvard Graduate School of Education que busca perfeccionar teorías y difundir orientación tangible sobre cómo ayudar a los niños a reconsiderar la idea de ser “inteligentes”- han destacado siete tipos de mentalidad que son claves para aprender y pensar de manera efectiva en el mundo actual:

Ser amplio y aventurero

Preguntarse, encontrar problemas e investigar

Construir explicaciones y entendimientos

Hacer planes y ser estratégico

Ser intelectualmente cuidadoso

Buscar y evaluar razones

Ser metacognitivo

Cabe añadir que existen teorías como la de las Inteligencias Múltiples del psicólogo Howard Gardner que reconoce la diversidad de habilidades y capacidades y describió la existencia de ocho tipos de inteligencia que revolucionaron la manera de pensar la educación. Las denominó:

Inteligencia Visual-Espacial

Habilidad que permite observar el mundo y los objetos desde diferentes perspectivas. Las personas con este tipo de inteligencia tienen gran capacidad para presentar ideas en forma visual, crear imágenes mentales, percibir detalles visuales, dibujar y confeccionar bocetos.

Inteligencia Lingüístico-Verbal

Relacionada a la capacidad de dominar el lenguaje y poder comunicarse con los demás. No solo hace referencia a la habilidad para la comunicación oral, sino a otras formas como la escritura y la gestualidad.

Inteligencia Lógico-Matemática

Durante décadas fue considerada como el estándar para medir la inteligencia en una persona. Como su nombre indica, este tipo de inteligencia se vincula a la capacidad para el razonamiento lógico y la resolución de problemas matemáticos.

Inteligencia Corporal-Cinestésica

Compuesta por las habilidades corporales y motrices que se requieren para manejar herramientas o para expresar ciertas emociones. Quienes tienen esta inteligencia cuentan con una mayor facilidad para realizar actividades que requieren fuerza, rapidez, flexibilidad, coordinación óculo-manual y equilibrio.

Inteligencia Musical

Es una habilidad natural y una percepción auditiva innata en la primera infancia hasta que existe la habilidad de interactuar con instrumentos y aprender sus sonidos, su naturaleza y sus capacidades. Entre sus habilidades se encuentran la capacidad para escuchar, cantar, tocar instrumentos así como analizar sonido en general y crear música.

Inteligencia Interpersonal

Advierte cosas de las otras personas más allá de lo que los sentidos logran captar. Se trata de una inteligencia que permite interpretar las palabras o gestos, o los objetivos y metas de cada discurso. Básicamente evalúa la capacidad para empatizar con las personas.

Inteligencia Intrapersonal

Permite comprender y controlar el ámbito interno de uno mismo en lo que se refiere a la regulación de las emociones y del foco atencional. Quienes tienen esta inteligencia son capaces de acceder a sus sentimientos y emociones y reflexionar sobre estos elementos.

Inteligencia Naturalista

Permite detectar, diferenciar y categorizar los aspectos vinculados al entorno, como por ejemplo las especies animales y vegetales o fenómenos relacionados con el clima, la geografía o los fenómenos de la naturaleza. Un dato interesante es que fue añadida posteriormente al estudio original sobre las Inteligencias Múltiples, concretamente en 1995. Howard Gardner consideró necesario incluir esta categoría por tratarse de una de las inteligencias esenciales para la supervivencia del ser humano. 

Imagen de portada: Según los profesionales de Harvard existen hábitos, comportamientos, decisiones y actitudes que ayudan a trabajar la inteligencia.

FUENTE RESPONSABLE: Contexto. 2 de octubre 2022.

Sociedad y Cultura/Cerebro/Memoría/Ejercicios/Salud Mental

¿Tienes lapsus y olvidas cosas? Estos son los trucos para mejorar tu memoria.

EJERCITA TU CEREBRO

Dormir ocho horas, hacer ejercicio y tener una buena alimentación son fundamentales a la hora de tener una buena memoria. Con juegos y reglas nemotécnicas puedes potenciarla.

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Con el paso del tiempo y a medida que vamos cumpliendo años, la memoria se debilita y empieza a fallar. Es parte normal del envejecimiento. No recordar donde se han puesto las llaves o las gafas o no recordar información tan rápido como antes son señales muy habituales de que existe un problema leve de memoria. 

El deterioro cognitivo, por tanto, es un síntoma de disfunción cerebral y supone uno de los principales motivos en las consultas de los médicos, especialmente en personas de edad avanzada. De hecho, un estudio afirma que entre un 15% y un 20% de adultos de más de 60 años acuden a su médico de cabecera preocupados por los despistes propios de la edad.

Sin embargo, no todo está perdido y existen fórmulas para desarrollar, potenciar y fortalecer la memoria. Poniendo en práctica estos sencillos trucos se puede conseguir mantener ágil al cerebro y evitar tener lapsus y olvidos. Por ejemplo, y aunque parece obvio, dormir ocho horas durante la noche ayuda a que el aprendizaje se quedé fijado en nuestra memoria.

Buena alimentación y ejercicio físico

Evitar el sedentarismo mediante la práctica de ejercicio físico favorece el riego sanguíneo del cuerpo y el cerebro, mejorando así las respuestas cognitivas. Y junto a esto una buena alimentación es fundamental. Para conservar una buena memoria hay que priorizar los productos ricos en ácidos grasos omega 3 y alimentos como los huevos o las nueces. Por el contrario, hay que evitar los azúcares añadidos y los alimentos fritos.

Uno de los métodos más efectivos son los juegos de memoria para adultos que ayudan a mantener la concentración y memorización de términos o números. Un crucigrama, una sopa de letras, juegos como el ajedrez o hacer puzles. Cualquiera de estas opciones es buena para ejercitar la memoria. 

Los juegos de memoria ayudan a mantener la concentración y memorización de términos 

Asimismo, utilizar reglas mnemotécnicas, es decir, de asociación mental para facilitar el recuerdo de algo facilitan la memorización de datos y el buen funcionamiento de la memoria y el cerebro. Relativizar y simplificar la vida también tiene un impacto positivo en la memoria, así como tener actividad social, puesto que reduce el estrés y la ansiedad, dos de las causas que motivan los lapsus de memoria.

Imagen de portada: iStock

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Alma, Corazón y Vida. 22 de septiembre 2022.

Memoria/Cerebro/Neurociencia/Ejercicio físico/Sedentarismo/Juegos/

Trucos/Alimentación.

 

 

 

El tratamiento experimental que ayuda a reparar los daños que causa el ictus.

NUEVA INVESTIGACIÓN

Se ha probado en ratones y el ensayo ha demostrado que usar péptidos tras el accidente cerebrovascular desencadena la recuperación tanto en las funciones motoras como en las cognitivas.

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El ictus altera profundamente la vida de las personas afectadas y es una de las principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo. Sin embargo, un nuevo estudio trae nuevas esperanzas a los pacientes y sus familiares, al demostrar que un tratamiento experimental podría ayudar a reparar los daños causados por los accidentes cerebrovasculares. 

Según la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES), “en nuestro país, cerca de 120.000 personas sufren un ictus al año, de las cuales alrededor de 40.000 fallecen”. Además, insiste la institución “que alrededor de un 30% de los pacientes sufren algún tipo de discapacidad tras un ictus. En este sentido, en la actualidad, más de 330.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional por haber sufrido un infarto cerebral. Una enfermedad cerebrovascular que, además, supone un coste directo sanitario de 2 mil millones de euros al año y un coste indirecto de 6.500 millones de euros anuales”.

«Más de 330.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional por haber sufrido un infarto cerebral»

Las estrategias de tratamiento actuales son en gran medida neuroprotectoras y todas están limitadas por ventanas de tiempo estrechas, como constata un trabajo recogido en ‘Experimental Neurology’. Sin embargo, el potencial de regeneración/plasticidad en el Sistema Nervioso Central (SNC) posterior al accidente cerebrovascular aún funciona durante semanas o incluso más, lo que puede brindar una mayor oportunidad para el tratamiento.

Foto: Unsplash. 

Dos posibles procesos de reparación son el brote axonal y la neurogénesis. Comprender cómo estos mecanismos endógenos pueden estimularse aún más para contribuir a la recuperación ayudará en el desarrollo de nuevas intervenciones terapéuticas.

Antecedentes

Los estudios de ablación han sugerido que los neuroblastos (células embrionarias que se originan en el neuroectodermo, que durante la gestación se dividen y diferencian para desarrollarse en neurona) recién nacidos pueden contribuir a la recuperación funcional después de un accidente cerebrovascular, a pesar del bajo número de neuronas que pueden sobrevivir como las que son maduras. 

Aunque el ictus estimula este proceso, la respuesta endógena es inadecuada. Debido al ambiente hostil en el cerebro dañado, muchas de las neuronas recién nacidas se acercan, pero no pueden invadir la región peri infarto del accidente cerebrovascular para entremezclarse y, en su mayoría, mueren dentro de la semana posterior a su nacimiento. Esto indica la necesidad de estrategias que puedan mejorar tanto la supervivencia como la migración de los neuroblastos recién nacidos. 

Un factor crítico que limita la reparación tanto para las neuronas como para las células madre neurales es la familia de moléculas ECM potentemente inhibidoras conocidas como proteoglicanos de sulfato de condroitina (CSPG). Ciertos CSPG están regulados positivamente en abundancia en las cicatrices gliales después de una lesión cerebral o de la médula espinal. Los CSPG en la cicatriz limitan la regeneración a través de la lesión, pero también restringen severamente la posible neuroplasticidad alrededor y más allá del perímetro de la lesión. También se ha sugerido que los CSPG reducen el acceso de las células progenitoras a las lesiones de esclerosis múltiple (EM).

Inyección en médula espinal

En modelos animales de accidente cerebrovascular, la condroitinasa ABC (ChABC) se ha utilizado terapéuticamente mediante inyección dirigida en la médula espinal. Si bien los resultados fueron alentadores, los efectos fueron limitados probablemente debido a la mínima propagación de la enzima. Para superar las limitaciones del ChABC nativo, varios laboratorios han demostrado una administración y eficacia exitosas a largo plazo y/o generalizadas en modelos de accidente cerebrovascular y EM utilizando termoestabilizados y formulaciones de condroitinasa mediadas por virus, aunque las posibles complicaciones de la administración directa in vivo permanecieron. Ahora en el nuevo trabajo, publicado en ‘Cell Reports’, los científicos de la Universidad de Cincinnati (EEUU) exponen que, además de las estrategias de neuroprotección, los procesos neurorregenerativos podrían proporcionar objetivos para la recuperación del ictus. 

«La terapia con péptidos (iniciada de forma aguda o más crónica a los 7 días tras el ictus) mejora la recuperación de las funciones motoras y cognitivas»

Por ello, los autores pusieron en marcha un estudio en el que examinan el papel regulador de PTPσ (un importante receptor de proteoglicanos) en la amortiguación de la recuperación después del accidente cerebrovascular. 

Determinan, además, que el uso de un péptido modulador del receptor (ISP) o la supresión del gen Ptprs conduce a un mayor crecimiento de las neuritas y a una mayor migración de las células madre neuronales, sobre sustratos inhibidores de CSPG. Así, el tratamiento con ISP después del ictus da lugar a un aumento de los brotes axonales y a la migración de neuroblastos hacia la profundidad de la cicatriz de la lesión, con una firma transcripcional que refleja la reparación. Por último, el estudio determina que el tratamiento con péptidos tras el accidente cerebrovascular (iniciado de forma aguda o más crónica a los 7 días) da lugar a una mejora de la recuperación conductual tanto en las funciones motoras como en las cognitivas.

Los péptidos

Ante estos resultados, concluyen que los CSPG inducidos por el ictus desempeñan un papel predominante en la regulación de la reparación neuronal y que el bloqueo de las vías de señalización de estos CSPG conducirá a una mayor reparación neuronal y recuperación funcional en el ictus El estudio encontró que un fármaco llamado NVG-291-R permite la reparación del sistema nervioso y una recuperación funcional significativa en un modelo animal de accidente cerebrovascular isquémico grave. La eliminación genética del objetivo molecular del fármaco también muestra un efecto similar en las células madre neurales. «Estamos muy entusiasmados con los datos que muestran una mejora significativa en la función motora, la función sensorial, el aprendizaje espacial y la memoria», asevera Agnes (Yu) Luo, profesora asociada en el Departamento de Genética Molecular y Bioquímica de la Facultad de Medicina de la UC y la autora principal del estudio.

Foto: Unsplash. 

Añade, además que «el fármaco sería un ‘avance sustancial’ si los primeros resultados se traducen en entornos clínicos. Se necesitarán más estudios y validación de los resultados de grupos independientes para determinar si es igualmente eficaz para reparar el daño de los accidentes cerebrovasculares isquémicos en pacientes humanos. Se precisarán estudios adicionales para investigar si NVG-291-R repara eficazmente el daño causado por accidentes cerebrovasculares hemorrágicos». 

«La mayoría de las terapias que se investigan hoy en día se centran principalmente en reducir el daño temprano del accidente cerebrovascular», insiste. «Sin embargo, nuestro grupo se ha centrado en la neurorreparación como alternativa y ahora ha demostrado que el tratamiento con NVG-291-R no solo produce neuroprotección para reducir la muerte neuronal, sino también efectos neurorreparadores sólidos», apostilla.

En las horas posteriores

El estudio también encontró que el fármaco era efectivo incluso cuando el tratamiento comenzó siete días después del inicio del accidente cerebrovascular. «El único fármaco actual aprobado por la FDA para el tratamiento del accidente cerebrovascular no repara el daño y debe administrarse dentro de las 4,5 horas posteriores al inicio del accidente cerebrovascular», documenta la autora. «La mayoría de las terapias que se están investigando deben aplicarse dentro de las 24 a 48 horas tras el ictus. Un producto que funcione para reparar el daño del accidente cerebrovascular, incluso una semana después del inicio de los síntomas, cambiaría el paradigma para el tratamiento del accidente cerebrovascular». 

«Un producto que funcione para reparar el daño incluso una semana después del inicio de los síntomas cambiaría el paradigma para el tratamiento del ictus»

Jerry Silver, coautor de este trabajo y profesor de neurociencias en la Facultad de Medicina de Case Western Rererve (CWRU), afirma que «el estudio mostró que el fármaco reparó el daño a través de al menos dos vías: creando nuevas conexiones neuronales y mejorando la migración de neuronas recién nacidas derivadas del tallo neuronal». «La capacidad de NVG-291-R para mejorar la plasticidad se demostró mediante el uso de técnicas de tinción que mostraron claramente un aumento en el brote axonal en la parte dañada del cerebro. Esta plasticidad mejorada es una excelente validación de los mismos mecanismos poderosos que nosotros, y otros investigadores, pudimos demostrar usando NVG-291-R en lesiones de la médula espinal».

Imagen de portada: Foto: Unsplash/@adrienconverse.

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Por Juan Montagu. 14 de septiembre 2022.

Sociedad y Cultura/Salud/Cerebro/Sistema vascular/Ictus

 

 

Ramón y Cajal, el Nobel español que se adentró en el cerebro.

Santiago Ramón y Cajal obtuvo el Premio Nobel en Fisiología y Medicina en 1906, y en 1907 fue nombrado Presidente de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Biológicas (JAE, 1907-1939), perteneciente al Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes.

Como presidente de la JAE (1907-1932), Cajal dirigió el mayor proyecto científico de regeneración y modernización llevado a cabo en España a principios del siglo XX. Durante su larga presidencia, alentó cambios estructurales en el sistema educativo español, siendo la JAE el germen del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

En 1902, fue nombrado director del «Laboratorio de Investigaciones Biológicas», un centro de investigación fundado por orden de Su Majestad el Rey Alfonso XIII con motivo de la concesión en 1900 del Premio Moscú a Santiago Ramón y Cajal. Este laboratorio nacional dio origen al Instituto Cajal en 1922, que luego se incorporó al CSIC el 24 de noviembre de 1939.

Santiago Ramón y Cajal es a menudo nombrado » padre de la neurociencia moderna» por sus estudios sobresalientes sobre la anatomía microscópica del sistema nervioso, sus observaciones sobre la degeneración y regeneración del sistema nervioso y por sus teorías sobre la función, el desarrollo y la plasticidad de prácticamente todo el sistema nervioso. Por primera vez, Cajal situó a España en la vanguardia de la ciencia internacional. Después de sus casi cincuenta años de trabajo (1887-1934) sus investigaciones siguen cautivando y estimulando a los neurocientíficos modernos de todo el mundo.

Figuras 1 y 2 Autorretratos, tomados por Cajal en su laboratorio en Valencia (España) cuando tenía poco más de treinta años, c. 1885-1887

En 1888 el joven investigador español (Figuras 1, 2), descubrió que el sistema nervioso, incluido el cerebro, está compuesto de entidades individuales, más tarde denominadas neuronas. Sus hallazgos refutaron la popular «teoría reticular», que imperaba hasta entonces y que consideraba al sistema nervioso como una red continua de fibras.

Figura 3.- Dibujo de Cajal que explica las diferencias entre la doctrina neuronal y la reticular: “Esquema que compara el concepto de Golgi con respecto a las conexiones sensorimotoras de la médula espinal (I) con los resultados de “mis” investigaciones (II). A, raíces anteriores; B, raíces posteriores; a, colateral de una raíz motora; b, células de prolongaciones cortas que, según Golgi, intervendrían en la formación de la red; c, red intersticial difusa; d, largas colaterales axónicas en contacto con las células motoras; e, colaterales cortas». Esta figura se publicó en la publicación de Cajal “Recuerdos de mi vida-Historia de mi labor científica”. Dibujo original de Santiago Ramón y Cajal, tinta china negra sobre papel, alrededor de 1923.

Cajal estudió cada fase de la vida de las neuronas. En los embriones, observó una estructura dinámica en la punta de los axones en desarrollo (que denominó cono de crecimiento), que según su hipótesis podría estar guiada hacia núcleos específicos del cerebro por sustancias químicas (neurotropismo) (Figura 4).

Figura 4.- Conos de crecimiento observados en una preparación histológica de Cajal de la médula espinal de un embrión de pollo de 5 días. El preparado histológico se conserva en el Instituto Cajal (Legado Cajal). El panel A de la imagen muestra el aspecto de un preparado histológico original de Cajal impregnado por el método de Golgi. Observe la etiqueta escrita a mano por Cajal que dice: «† comisurales completas conos bbb»; «b» significa «bien», «Pollo 5 días 2 comisurales buenas». El Panel B, ilustra los detalles del recuadro en B. El panel C, muestra un aumento de mayor potencia del área cuadrada en B. Observe en D una serie de conos de crecimiento (1 y 2). Los paneles E y F muestran detalles de los conos de crecimiento que se muestran en D. Obsérvese la excelente conservación de la muestra.

Dedujo que, debido a los espacios entre ellas, las neuronas deben comunicarse no por continuidad sino por contacto, (término más tarde acuñado “sinapsis”) (figura 5).

Figura 5.- Vista parcial de una motoneurona con su axón (a) y dendritas (b). Cajal representa botones terminales sinápticos sobre las dendritas(c). Dibujo original de Santiago Ramón y Cajal, tinta china negra sobre papel, alrededor de 1909

A partir de imágenes estáticas, Cajal pudo determinar el flujo general de actividad nerviosa (la llamada doctrina de la polarización dinámica) (Figura 6).

Figura 6.- Dibujo esquemático de vías motoras y sensitivas. Dibujo original de Santiago Ramón y Cajal, tinta china negra sobre papel, alrededor de 1899

Cajal también identificó que hay protuberancias en los tallos de las dendritas (que llamó “espinas dendríticas”), que sus contemporáneos descartaron como artefactos pero que él reconoció como sitios de contacto reales con capacidad funcional (Figura 7).

Figura 7.- Espinas dendríticas detectadas en una preparación histológica de Cajal del bulbo olfativo de conejo, que se conserva en el Instituto Cajal (Legado Cajal). El panel A, muestra el aspecto de la preparación histológica de Cajal impregnada por el método de Golgi / Marchi. Obsérvese las etiquetas escritas a mano por Cajal: lado izquierdo, que indica la especie animal “Conejo 1 mes”, y en el lado derecho el procedimiento de tinción “Marchi Golgi ”. Los paneles B y C ilustran los detalles de una sección en A (área circunscrita en el cuadrado). El panel D, representa una neurona con sus componentes: s, soma; d, dendrita y a, axón. El panel E representa una imagen de mayor resolución de la dendrita en marcada en D. Obsérvese en el panel E numerosas espinas dendríticas (flecha e) a lo largo de la misma dendrita que se muestra en D. También obsérvese la excelente conservación de la muestra. Las espinas dendríticas fueron dibujadas con precisión por Cajal. Panel F, dibujo científico de Santiago Ramón y Cajal, en el que se representan los distintos tipos de espinas dendríticas presentes neuronas piramidales cerebrales. Dibujo original de Santiago Ramón y Cajal, tinta china negra sobre papel, alrededor de 1899.

En la década de 1890, Cajal fue uno de los primeros científicos en interpretar la capacidad de las neuronas para adaptar su morfología (plasticidad) a las necesidades funcionales (Figura 8). Él, muy probablemente pudo haber sido responsable de popularizar el término “plasticidad”. En este sentido, dijo Cajal, «el hombre puede convertirse en el escultor de su propio cerebro».

Figura 8.- Hace casi 100 años, Ramón y Cajal utilizó el término «regeneración abortiva» para describir el intento de re-crecimiento de neuronas lesionadas en un modelo de lesión del nervio ciático en gatos jóvenes y conejos sacrificados pocos días después de la lesión por ligadura. Los resultados sobre la regeneración y la degeneración del sistema nervioso fueron ilustrados con precisión por Cajal. Como ejemplo, este panel representa una semi-ligadura del nervio ciático en un conejo sacrificado ocho días después de la operación. La sección total del nervio, cerca de la ligadura se muestra para comparar la capacidad de rebrote de las dos porciones. A, muñón periférico del nervio ligado. B, muñón central del fascículo no ligado. C, E, cicatrices. d, polo central del nervio. L, ligadura. D, F, polos degenerados del nervio. Dibujo original de Santiago Ramón y Cajal, tinta china negra sobre papel, alrededor de 1899

La obra maestra de Cajal, “Histología del sistema nervioso del hombre y los vertebrados”, todavía se cita cientos de veces cada año. Sus trabajos sobre la degeneración y regeneración del sistema nervioso y la estructura de la retina se consideran igualmente clásicos. Durante su carrera, Cajal publicó más de trescientos artículos, no todos ellos neurocientíficos. Es un hecho poco conocido que descubrió la vacuna contra el cólera. También contribuyó significativamente al estudio del cáncer. Además, Cajal fue un pionero de la fotografía en color (publicó la obra: La fotografía de los colores). Publicó relatos breves de ficción (Cuentos de vacaciones), una colección de sabidurías mundanas (Charlas de café), un recuento de las experiencias de la vejez extrema (El mundo visto a los ochenta años), una guía científica (Consejos para un joven investigador) y una inolvidable autobiografía (Recuerdos de mi vida). Cuando Cajal ganó el Premio Nobel en 1906, se convirtió en un héroe nacional. A día de hoy, hay una calle que lleva su nombre en prácticamente todas las ciudades españolas.

Valor de los dibujos como medio de ilustración de las observaciones microscópicas

En la época de Cajal, los científicos generalmente utilizaban el dibujo como medio para ilustrar sus observaciones microscópicas. Por lo tanto, aceptar los hallazgos publicados fue a menudo un acto de fe. Los dibujos histológicos revolucionarios de Cajal fueron considerados inicialmente por algunos investigadores como interpretaciones artísticas en lugar de copias precisas de sus preparados histológicos. Pero los dibujos de Cajal son sin duda piezas de realidad, copias confiables de preparaciones histológicas que muestran la micro-organización del sistema nervioso: la delicada estructura de las células nerviosas y sus conexiones. Si bien sus contribuciones a los conceptos actuales de la función cerebral y la organización son famosos, sus dibujos cuidadosamente ejecutados, que muestran una rara mezcla de habilidad artística y conocimiento científico, son mucho menos conocidos por el público en general. Cientos de sus dibujos descansan en el legado de Cajal. Los dibujos histológicos de Cajal no solo son valiosos por su belleza, sino también porque expresan conceptos universales por lo que todavía se utilizan con fines educativos y de capacitación.

Visita virtual del LEGADO CAJAL: http://www.cajal.csic.es/legado.html

Imagen de portada: Santiago Ramón y Cajal (Cordon Press)

FUENTE RESPONSABLE: Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es una Agencia Estatal de España. 

Sociedad y Cultura/Ciencia/Homenaje/Cerebro/Neuronas.

 

 

 

Tenemos una nueva pista para rejuvenecer al cerebro en su lucha contra el Alzhéimer: el LCR

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Un experimento realizado en ratones ha abierto una nueva vía de investigación en la lucha contra enfermedades como el Alzheimer. Se trata de un estudio llevado a cabo por un grupo de científicos en Europa y Estados Unidos que han logrado reavivar la memoria en ratones, y han dado cuenta de los resultados en la revista Nature. Según explican, la respuesta puede estar en una simple proteína.

El Alzheimer, mucho camino por recorrer. El Alzheimer es una enfermedad que afecta a millones de personas mayores y de la cual se sabe poco si se tiene en cuenta la atención que ha recibido de la comunidad científica. Uno de sus rasgos más distintivos es que causa estragos en la memoria de los pacientes. Por eso, este estudio ofrece una importante esperanza.

El equipo de investigadores logró mejorar la memoria en ratones mayores (ratones de 20 meses) tras inyectarles líquido cefalorraquídeo (LCR) extraído de ratones más jóvenes (10 semanas). Comprobaron que los ratones que habían recibido la trasfusión respondían mejor a los estímulos planteados.

LCR, un líquido clave para el cerebro y para su desarrollo. El LCR, también llamado líquido cerebroespinal, es el líquido en el que está “sumergido” el cerebro. Es el principal encargado (junto con la sangre) de proporcionarle los nutrientes que requiera. También influye en su desarrollo y crecimiento, si bien no está claro su rol en el envejecimiento del órgano.

Precisamente al estar relacionado con el desarrollo, la composición del LCR cambia con la edad. Determinadas proteínas relacionadas con este crecimiento y desarrollo desaparecen y son sustituidas por otras moléculas que componen el líquido.

Todo gracias a una simple proteína. Tras comprobar el efecto del LCR en los cerebros envejecidos el equipo trató de averiguar qué componente era el responsable, hallando la proteína Fgf7 (por Factor de crecimiento fibroblástico 17). Comprobaron no solo que la proteína tenía un efecto positivo sobre la activación cerebral en ratones mayores sino que su bloqueo también era perjudicial en ratones jóvenes.

La proteína Fcf17 es una de las 23 moléculas conocidas que componen la familia de los factores de crecimiento de fibroblastos (FCFs) involucradas, entre otras funciones, en el desarrollo normal de las células de los animales.

Resultados prometedores, como tantos otros, Aunque los resultados sean esperanzadores los expertos sugieren cautela, y que es habitual que descubrimientos sobre el Alzhéimer en ratones no logren ser transferidos a los humanos, como explica al diario El País el investigador Jesús Ávila. Por ahora hay multitud de vías abiertas pero seguimos sin remedio para esta enfermedad.

Imagen de portada: Vlad Sargu

FUENTE RESPONSABLE: Por Pablo Martínez-Juarez. Actualizado 13 de mayo 2022.

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