¿Tienes lapsus y olvidas cosas? Estos son los trucos para mejorar tu memoria.

EJERCITA TU CEREBRO

Dormir ocho horas, hacer ejercicio y tener una buena alimentación son fundamentales a la hora de tener una buena memoria. Con juegos y reglas nemotécnicas puedes potenciarla.

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Con el paso del tiempo y a medida que vamos cumpliendo años, la memoria se debilita y empieza a fallar. Es parte normal del envejecimiento. No recordar donde se han puesto las llaves o las gafas o no recordar información tan rápido como antes son señales muy habituales de que existe un problema leve de memoria. 

El deterioro cognitivo, por tanto, es un síntoma de disfunción cerebral y supone uno de los principales motivos en las consultas de los médicos, especialmente en personas de edad avanzada. De hecho, un estudio afirma que entre un 15% y un 20% de adultos de más de 60 años acuden a su médico de cabecera preocupados por los despistes propios de la edad.

Sin embargo, no todo está perdido y existen fórmulas para desarrollar, potenciar y fortalecer la memoria. Poniendo en práctica estos sencillos trucos se puede conseguir mantener ágil al cerebro y evitar tener lapsus y olvidos. Por ejemplo, y aunque parece obvio, dormir ocho horas durante la noche ayuda a que el aprendizaje se quedé fijado en nuestra memoria.

Buena alimentación y ejercicio físico

Evitar el sedentarismo mediante la práctica de ejercicio físico favorece el riego sanguíneo del cuerpo y el cerebro, mejorando así las respuestas cognitivas. Y junto a esto una buena alimentación es fundamental. Para conservar una buena memoria hay que priorizar los productos ricos en ácidos grasos omega 3 y alimentos como los huevos o las nueces. Por el contrario, hay que evitar los azúcares añadidos y los alimentos fritos.

Uno de los métodos más efectivos son los juegos de memoria para adultos que ayudan a mantener la concentración y memorización de términos o números. Un crucigrama, una sopa de letras, juegos como el ajedrez o hacer puzles. Cualquiera de estas opciones es buena para ejercitar la memoria. 

Los juegos de memoria ayudan a mantener la concentración y memorización de términos 

Asimismo, utilizar reglas mnemotécnicas, es decir, de asociación mental para facilitar el recuerdo de algo facilitan la memorización de datos y el buen funcionamiento de la memoria y el cerebro. Relativizar y simplificar la vida también tiene un impacto positivo en la memoria, así como tener actividad social, puesto que reduce el estrés y la ansiedad, dos de las causas que motivan los lapsus de memoria.

Imagen de portada: iStock

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Alma, Corazón y Vida. 22 de septiembre 2022.

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Estos son los 3 signos que ‘anuncian’ que vas a sufrir alzhéimer en unos años.

Un nuevo trabajo publicado en la revista ‘JAMA Neurology’ identifica los tres hábitos que podemos modificar para reducir el riesgo degenerativo.

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Como ya han ido adelantando diferentes estudios en los últimos años, los hábitos que mantenemos durante la infancia y adolescencia puede repercutir en la edad adulta. Y a su vez, lo que hacemos cuando somos adultos tiene consecuencias significativas en edades más avanzadas.

En este ámbito, la enfermedad de Alzheimer sigue siendo el tipo de demencia más diagnosticada en todo el mundo, y se sabe que ciertos factores de estilo de vida pueden aumentar su riesgo de forma más significativa que otros.

Así pues, según un nuevo estudio publicado en la revista JAMA Neurology, existirían tres factores en particular que aumentarían el riesgo de sufrir esta demencia:la obesidad, la falta de ejercicio y el bajo nivel educativo.

Hace tan solo una década, eran otros los factores de riesgo que se asociaban más a la enfermedad. De hecho, en 2011, los estudios apuntaban a la falta de ejercicio, la depresión y el tabaquismo como principales factores.

Hoy en día la lista ha cambiado, aunque la falta de ejercicio sigue manteniéndose entre los tres primeros puestos, junto a la obesidad en la mediana edad y un bajo nivel educativo, entendido como inferior al graduado de secundaria.

El estudio analizó datos médicos de 378.000 adultos estadounidenses que participaron en una encuesta anual de salud gubernamental. Una de los aspectos que sugiere es que estos tres «nuevos» factores no son iguales para todos, y varían según la raza y el origen étnico.

Por ejemplo, la obesidad fue el primer factor de riesgo entre adultos blancos, los de raza negra y nativos americanos. La falta de ejercicio, por su parte, fue el principal factor de riesgo para los estadounidenses de origen asiático. Así mismo, el bajo nivel educativo fue el principal factor de riesgo modificable entre los hispanoamericanos.

Por otro lado, también hubo diferencias entre hombres y mujeres. Los factores de riesgo modificables se relacionaban con un 36% de los casos de demencia en hombres, pero solo con un 30% de los casos de las mujeres.

Según valora Deborah Barnes, profesora de psiquiatría en la Universidad de California en San Francisco y autora del estudio, estos resultados indicarían que las personas podrían reducir su riesgo de desarrollar alzhéimer y otros tipos de demencia mediante mejoras en el estilo de vida.

También es cierto, cabe recordar, que hay otros factores no modificables que se asocian a un mayor riesgo de sufrir alzhéimer. La edad avanzada o la susceptibilidad genética a través de la variante APOE4 son dos de estos factores que aumentan el riesgo y, de momento, no pueden evitarse ni modificarse.

Aún así, se calcula que alrededor del 37-40% de los casos de demencia en todo el mundo son atribuibles a estos factores de riesgo modificables. Esto implica que una parte significativa de las personas que acaban sufriendo la enfermedad podrían evitarla. 

Estos factores incluirían, además de los tres ya mencionados, una tensión arterial elevada, la diabetes, el consumo excesivo de alcohol y la pérdida de audición entre otros.

De momento no está claro el vínculo directo entre estos factores de riesgo y la enfermedad de Alzheimer, pero se sospecha que la salud cardiovascular está íntimamente relacionada con la enfermedad. La obesidad, la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo y un estilo de vida sedentario dañan los vasos sanguíneos, que no solo producirían perjuicios a nivel cardiológico sino también neurológico.

Por su parte, en cuanto al nivel educativo se refiere, los investigadores hablan de la conocida como hipótesis de la «reserva cognitiva». Así, las personas con más educación podrían estar mejor equipadas para resistir los cambios cerebrales patológicos observados en la demencia, y mantener tanto su memoria como su capacidad de pensamiento durante más tiempo.

Finalmente, recordando otros factores previos, cabe destacar que la depresión fue un factor más importante entre mujeres que entre hombres.

Casi el 11% de los casos de demencia en mujeres se relacionarían con este factor, y casi un 25% de las mujeres que participaron en el estudio habían sigo diagnosticadas de depresión en algún momento de sus vidas.

Imagen de portada: Un científico analiza la reproducción de un cerebro

FUENTE RESPONSABLE: El Español. España. Por Roberto Mendez. Mayo 2022

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Memoria: esta es la cantidad de ejercicio físico que se debe realizar para estimularla.

Vida Moderna

El ejercicio físico optimiza la capacidad de memoria, sobre todo si esta actividad se realiza en un intervalo de tiempo específico.

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Sin duda una parte inevitable del proceso de envejecimiento es la falta de memoria, sin embargo, algunos científicos aseguran que se puede reducir esta atenuación.

En concreto, el hipocampo, es una zona vital para el aprendizaje y la memoria, y es particularmente sensible al estrés; además, a medida que la gente va envejeciendo, esta es una de las primeras áreas que se ve afectada negativamente. En la enfermedad de Alzheimer, este empeoramiento es aún más evidente, según el portal La Vida Lúcida, en su sección de salud y bienestar.

Cabe recordar que en el pasado, los estudios han demostrado que el ejercicio físico puede mejorar ciertos aspectos de la capacidad cognitiva y mejorar el rendimiento de la memoria.

Además, los adultos que son más activos físicamente tienden a tener una mayor función del hipocampo.

Un estudio encontró que quienes hacían ejercicio cuatro horas después de su sesión de aprendizaje conservaban mejor la información dos días más tarde. – Foto: Getty Images.

Un estudio llevado a cabo por Van Dongen, Kersten, Wagner, Morris y Fernández, en el 2016, citado por la Universidad ISEP, evaluó los efectos de una sola sesión de ejercicio físico en la consolidación de la memoria y la memoria a largo plazo luego de haber estudiado.

En la investigación participaron 72 sujetos que aprendieron 90 asociaciones entre imágenes y localizaciones durante 40 minutos antes de ser asignados aleatoriamente a uno de tres grupos: uno hizo ejercicio de inmediato; el segundo, cuatro horas más tarde, y el tercero no realizó deporte alguno, según la Revista de Neurología.

El ejercicio físico consistió en 35 minutos de entrenamiento a intervalos en bicicleta a una intensidad de hasta el 80 % de la frecuencia cardíaca máxima. Luego de 48 horas, los participantes del estudio regresaron para demostrar lo que recordaban mientras se sometían a una resonancia magnética cerebral, según Revista de Neurología.

Los investigadores encontraron que quienes hacían ejercicio cuatro horas después de su sesión de aprendizaje conservaban mejor la información dos días más tarde que aquellos que hacían ejercicio inmediatamente o que aquellos que permanecían sedentarios.Además, “las imágenes cerebrales mostraron que el ejercicio después de un período de tiempo se asociaba con representaciones más precisas en el hipocampo, un área relevante para el aprendizaje y la memoria”, según el estudio.

A partir de estos resultados, los investigadores concluyeron que el ejercicio físico optimiza la capacidad de memoria, sobre todo si esta actividad se realiza en un intervalo de tiempo específico y no inmediatamente después del aprendizaje.

Otro estudio de un equipo de la Universidad de California, Irvine y la Universidad de Tsukuba en Japón, realizó algunos experimentos para ver si el ejercicio podría mejorar la memoria en un tiempo más corto: minutos en lugar de días o semanas.

Los investigadores explican que es posible que el crecimiento de las células cerebrales se active con el ejercicio, pero puede haber un mecanismo más corto involucrado en el proceso. 

Si bien, querían identificar cualquier mejora medible en la actividad cerebral en relación con la memoria en los primeros minutos después del ejercicio suave.

Sus hallazgos fueron publicados en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias. donde 36 participantes adultos jóvenes sanos hicieron ejercicio durante solo 10 minutos (ejercicio de intensidad ligera). Luego, el equipo usó una resonancia magnética de alta resolución para detectar cualquier cambio en la actividad cerebral.

Las neuroimágenes mostraron una mejor conectividad entre la circunvolución dentada, que es parte del hipocampo y se cree que juega un papel en el almacenamiento de la memoria episódica, y las áreas de la corteza involucradas en el procesamiento detallado de la memoria.

Además, cuando los investigadores administraron una prueba de recuerdo de la memoria a los participantes, el aumento de la conectividad se asoció con un mejor rendimiento de la memoria. El período de ejercicio de 10 minutos mostró resultados inmediatamente después de su finalización.

Imagen de portada: Los adultos que son más activos físicamente tienden a tener una mayor función del hipocampo. Foto: Getty images. 

FUENTE RESPONSABLE: Semana. Abril 2022.

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