Comprender el modo de actuar de nuestra mente y nuestro cerebro puede mejorar nuestra percepción de nosotros mismos y la relación con las demás personas. El neurocientífico Ignacio Morgado explica cómo.
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Aunque no pensemos mucho en ello, lo cierto es que llevamos una gran computadora sobre nuestros hombros. El cerebro humano es una máquina extraordinaria que procesa la información que recibimos por nuestros sentidos y envía mensajes a todo el cuerpo. Además, y sobre todo, piensa y experimenta emociones que suponen la base de nuestra inteligencia. Pero es un gran desconocido. Para comprenderlo, Ignacio Morgado, catedrático emérito de Psicobiología en el Instituto de Neurociencias y la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, publica el fascinante libro El cerebro y la mente humana. Cómo son y cómo funcionan (Ariel).
Morgado, prestigioso neurocientífico español, ganador de numerosos premios y gran divulgador, ayuda a entender cómo el cerebro y la mente hacen posible el comportamiento humano. Un libro que comienza con una sugerencia: leer los capítulos de uno en uno y dejar tiempo después para comprender y retener. Una pista clara sobre los límites de nuestra mente.
“Sí, definitivamente, pues el aprendizaje distribuido (leer poco, muchas veces) es mejor que el concentrado (leer todo de una vez) para activar las moléculas y las conexiones entre las neuronas que forman las memorias en el cerebro”, explica el autor. “La lectura distribuida en el tiempo tiene también la virtud de evitar solapamientos e interferencias cerebrales cuando se lee muy seguido y hay mucha información”.
El cerebro y la mente humana
El “objetivo principal” del neurocientífico con esta obra es ayudar a conocer mejor nuestro cerebro y nuestra mente. “Este es un libro de autoconocimiento, que no de autoayuda, que eso es otra cosa”, remarca. “Es decir, de aprender cómo son y cómo funcionan nuestro cerebro y todos los procesos mentales que tenemos: los sentidos y las percepciones, las motivaciones como el hambre, la sed y el sexo, el sueño, las emociones, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la inteligencia”. Además, en él dedica varios capítulos a explicar las principales enfermedades del cerebro y lo que sabemos de sus causas.
¿Qué es la mente?
Según afirma Morgado, a grandes rasgos, “la mente es una colección de procesos cerebrales, como las percepciones, las emociones o la memoria, que se influyen mutuamente, constituyendo un sistema funcional, lo que quiere decir que si falla una parte pueden fallar también otras o todo el sistema”. Por eso, explica que “los fallos en la memoria pueden originar dificultades en el lenguaje y, por dejarlo claro también en positivo, si recordamos a un ser querido que falleció nos emocionamos. Las emociones y la memoria se influyen mutuamente”.
¿Qué es el cerebro?
Además de ser el órgano más complejo que tenemos los humanos, “el cerebro es el órgano de la mente, formado por más 85.000 millones de neuronas interconectadas entre ellas de formas muy complejas. Esa complejidad nos convierte en seres conscientes e inteligentes”, señala Morgado. Ambos, cerebro y mente, interaccionan continuamente, como en una fluida coreografía. Sin embargo, a estas altura lo conocemos mejor a él que a ella.
“No conocemos la totalidad de la mente, un sistema creado por el cerebro que nos capacita para realizar acciones automáticas, pero que nos permite también ser conscientes de nuestra existencia”, admite el neurocientífico. Su libro supone, precisamente, un recorrido emocionante a través de la mente, que explica cómo los estímulos nerviosos se transforman en información o dónde nacen nuestras ganas de sentir placer o cómo creamos recuerdos.
Mente y cerebro: físico y abstracto
La mente siempre va asociada al cerebro y los dos términos a menudo se usan indistintamente y se confunden. Mientras el cerebro tiene entidad física, la mente es abstracta, un conjunto de facultades intelectuales y/o mentales que nos permiten crear ideas únicas o anticiparnos a posibles escenarios… “Lo más sorprendente de la mente y la mayoría de sus procesos es que pueden darse en estado consciente, es decir, que, a diferencia de un robot, nos damos cuenta de las cosas, y la neurociencia todavía no sabe bien cómo el cerebro origina la consciencia”, apunta el catedrático.
Un siglo de avances
Pese a lo mucho que se ha avanzado, aún queda mucho por conocer de nuestro cerebro y nuestra mente. “Desde que Santiago Ramón y Cajal, hace más de un siglo, puso de manifiesto que el cerebro es un órgano compuesto por células individuales, en lugar de una malla o red de filamentos, como creían otros científicos, es mucho lo que hemos aprendido sobre ese órgano”, subraya Morgado. Incluso sabemoscómo se debe alimentar al cerebro o qué nutricosmética le viene bien.
Entre esos avances, destaca alguno como que “hoy podemos marcar químicamente las neuronas que intervienen, por ejemplo, en una determinada memoria, y activarlas en cualquier otro momento con rayos de luz para evocarlas a voluntad. Es la técnica conocida como optogenética. Por ahora sólo es posible en animales como la rata, pero esa técnica llegará algún día a los humanos y será algo revolucionario y hasta peligroso si no ponemos medios para controlar su aplicación. No obstante, lo más importante que nos queda por aprender es cómo curar las amenazantes enfermedades cerebrales, como el Alzheimer”.
Comprender para convivir
El conocimiento y la comprensión del modo en que actúan el cerebro y la mente puede mejorar tu vida, tu bienestar, tu idea de ti mismo e, incluso, tu relación con las otras personas. “Conocer cómo funciona el cerebro y la mente humana nos permite entender mejor nuestro propio comportamiento y el de las demás personas, corregir errores y perdonarnos más a nosotros mismos cuando nos equivocamos”, explica el neurocientífico que recuerda que “todo eso nos hace mejores y contribuye a la convivencia entre las personas y los colectivos humanos”.
Imagen de portada: Entender bien nuestro cerebro hará que mejore nuestro bienestar./ Pexels.
FUENTE RESPONSABLE: WESLIFE* Por Paka Díaz. 21 de febrero 2023.
Sociedad y Cultura/Salud/Salud Mental/Neurociencias/Cerebro/ Mente/Bienestar
Nuestra mente es mucho más maleable de lo que creemos y, a pesar de que conservamos toda la vida la misma capacidad de aprender que tenemos de chicos, con el tiempo vamos perdiendo la necesidad y la motivación para hacerlo. Así, empezamos a convencernos de lo que no podemos: o somos malos para la matemática, o no nacimos para la música, o no podemos manejar nuestra ira, o nos es imposible superar el miedo. Este libro sostiene y demuestra que, independientemente del momento de nuestra existencia que atravesemos, podemos demoler esas creencias y cambiar ideas y sentimientos, aun aquellos más profundamente arraigados, aprendiendo a conversar. En efecto, la conversación -con otros y con nosotros- es la herramienta más extraordinaria para transformar nuestra vida. Después del éxito mundial de La vida secreta de la mente, Mariano Sigman reúne los avances más recientes de la neurociencia y los combina con historias de vida y una dosis importante de humor para explicar cómo y por qué las buenas conversaciones mejoran nuestras decisiones, ideas, memoria y emociones. He aquí un poder que está a nuestro alcance y podemos emplear para cambiar nuestra mente y tener una vida mejor: el poder de las palabras.
Detalles de El Poder de las Palabras
Número de páginas:352
Peso:400
Formato:Rústica
Edición:2022
Idioma:Castellano
Imagen: Portada de “El poder de las palabras”
FUENTE RESPONSABLE: Cúspide. 5 de septiembre 2022.
Sociedad y Cultura/Literatura/Reseña/Mente, cuerpo y espíritu.
La doctora Nazareth Castellanos, una de las investigadoras más reconocidas de la neurociencia, explica en este podcast la relación entre cuerpo y mente y cómo gestionarla para conseguir tener mejor salud.
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¿Qué es lo que pasa en el cerebro cuando meditamos? ¿Por qué quienes lo practican lo nombran como la panacea para quitarse el estrés? La neurociencia se encarga de estudiar este tipo de conexiones que afectan al sistema nervioso. La doctora Nazareth Castellanos, una de las investigadoras más reconocidas en este ámbito, estuvo el pasado 26 de septiembre en nuestro evento de vida saludable, Mercedes-EQ Welife Festival, explicando la relación entre cuerpo y mente, que va mucho más allá de lo que se creía hasta hace pocos años. «Sólo investigábamos de cuello para arriba» comentaba la ponente. «La ciencia era muy cerebrocentrismo».
Menos mal que la ciencia avanzó y comenzamos a ver que el corazón, el intestino
y el cuerpo en general también participan en nuestro estado de ánimo.
Castellanos se ha volcado estos últimos años precisamente en esto: determinar
cuál es la influencia del cuerpo sobre la mente y de la mente sobre el cuerpo.
Y, por supuesto, cómo mejorar esta relación para sentirnos mejor.
El corazón, el aparato digestivo y el respiratorio tienen mucho que ver en este
proceso. Cómo laten nuestros corazones, en sincronía (o no) cuando estamos
con otras personas define la posibilidad de una buena relación. Cómo respiramos
supone otra vía para encontrarnos más o menos relajados; no es lo mismo
hacerlo por la nariz que por la boca. Cómo comemos, y qué comemos,
influye muchísimo en nuestro estado de salud. No en vano se le llama al
estómago el segundo cerebro.
Pero hay más. El cuerpo en sí, nuestra piel, nuestras sensaciones, se
anteponen al cerebro. ¿Sabías que el cuerpo va siempre más rápido que el cerebro,
unas 7 veces más? Esto es debido a la estructura del cerebro. Primero son
nuestros sentidos (ojos, boca, nariz, piel…) los que perciben algo y luego llega
al cerebro. De ahí que la experta diga:
«El cuerpo sabe aquello de lo que la mente aún no se ha dado cuenta».
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A veces, el enemigo que impide nuestro bienestar es el tipo de diálogo interior que tenemos. En este artículo, te mostraremos cómo puedes mejorar tu voz interior para sentirte mejor.
Todos contamos con una voz interior con la que, de alguna manera, mantenemos conversaciones, un yo imaginario al que le hablamos y nos habla. En algunos casos, posee un tono amable y sirve de apoyo. No obstante, hay quienes conviven con una voz interna que no les ayuda. Este tipo de diálogo tiene consecuencias sobre la salud mental y física.
Incluso en los momentos en los que la gente piensa que la voz hostil está callada, en realidad está allí. Sin embargo, aplicando ciertas estrategias, puedes detener tu diálogo interno.
La importancia del diálogo interno
A menudo, la importancia deldiálogo internoestá infravalorada, llegando a pensar que nuestra manera de pensar no importa demasiado. Sin embargo, la evidencia científica muestra que la forma en la que hablamos con nosotros mismos tiene gran influencia.
Rantanen et al. (2021) publicaron un estudiosobre los efectos de la verbalización en la actividad autónoma del organismo al recordar experiencias desagradables. Los resultados reflejaron que verbalizar un recuerdo negativo tenía efectos regulatorios en las respuestas simpática y parasimpática. En términos simples, ayudaba a las personas a mantenerse calmados, reduciendo su frecuencia cardíaca.
Por otro lado, Tanck et al. (2021) desarrollaron un trabajo en el que evaluaron la eficacia de la técnica de exposición al espejo. Más específicamente, su efectividad para abordar las emociones, la imagen corporal y los desórdenes alimenticios. En su investigación, los autores hicieron una comparación entre verbalizaciones positivas y negativas. Dentro de sus conclusiones, mencionan que las expresiones positivas son la mejor opción para favorecer la satisfacción corporal.
A la luz de estas evidencias, podemos valorar un poco mejor las consecuencias de mantener un diálogo interno negativo. Después de todo, un aspecto clave es el bienestar psicológico, y las voces negativas lo perjudican. Si cambias la manera en que hablas contigo, verás que te sientes mejor.
6 claves para detener el diálogo interno negativo
Lo primero que debes saber es que el tipo de diálogo que tienes contigo mismo no surge de pronto. Estas verbalizaciones internas aparecen a partir de diferentes experiencias positivas o negativas que constituyen tu sistema de creencias. En otras palabras, es posible decir que es algo que aprendes con el paso del tiempo.
Por lo tanto, también puedes aprender a mantener un diálogo interno más positivo que te genere satisfacción. Para alcanzar este objetivo, solo necesitas desarrollar ciertos hábitos en tu vida cotidiana, como los que describimos a continuación.
1. Presta atención a los sesgos cognitivos
Los sesgos cognitivos son errores en el procesamiento de la información que producen percepciones alteradas de la realidad. Existen trabajos, como los de Platt et al. (2015), que habla sobre el vínculo entre estos y la depresión tanto en jóvenes como adultos.
Siguiendo esta línea, identificar y desechar los sesgos cognitivos mejora nuestro diálogo interno. Un ejemplo de esto sería elpensamiento catastrófico,que lleva a las personas a imaginar siempre los peores escenarios posibles. En esta situación podrías preguntarte: ¿qué probabilidad hay de que ocurra en realidad? Seguro que notarás que es algo poco racional.
2. Escucha la voz de tu interior
Un error común que cometen las personas es pensar que ignorar lo negativo es suficiente para evitar el malestar. En este sentido, es crucial recordar que todo lo que no se procesa como es debido vuelve a resurgir como un síntoma.
Empieza a escuchar las verbalizaciones que con frecuencia te dices durante el día. De ser posible, anótalas en un cuaderno, así, podrás comprender mejor cómo tu diálogo interior afecta tus emociones.
3. Integra verbalizaciones positivas a tu vida diaria
Una vez que identificas las expresiones negativas que te hacen sentir mal, es momento de reemplazarlas por otras positivas. Existen diferentes frases o mantras que puedes aplicar en distintas situaciones para regular tus emociones.
No solo basta con reconocer las ideas negativas y desecharlas, si quieres detener tu diálogo interno negativo, también debes incluir cosas positivas. Por ejemplo, un pensamiento negativo típico puede ser: “si algo sale mal, voy a angustiarme mucho”. En su lugar, podrías decir “si se presenta un problema, lo tomaré con calma y lo resolveré”.
4. Trabaja en tu autoestima
Tu voz interior tiene mucho que ver con tuautoestima.Los individuos que de modo constante se dirigen críticas destructivas, suelen tener una mala percepción de sí mismos.
En consecuencia, una estrategia útil para reducir el diálogo negativo es tener una visión más amable de tu persona. Recuerda que, así como tienes debilidades, también tienes virtudes que te han ayudado a crecer. Intenta hacer una lista con tus cualidades positivas y negativas para que puedas tener una percepción más realista.
5. Enfócate en el presente
Con frecuencia la gente tiende a preocuparse en exceso por el futuro o piensan demasiado en el pasado. Si solo piensas en las cosas que te faltan, en lo que podría pasar o los errores, sentirás malestar. Además, ten en mente que no hay forma de cambiar el pasado y el futuro todavía no ha llegado. Caer en estos círculos viciosos no te ayudará a detener tu diálogo interno negativo.
Cuando desarrollas un enfoque que tiende a centrarse en el presente, aumentas tu capacidad de respuesta yresolución de conflictos. De nada te sirve gastar energía mental y física en un problema que no existe, o en algo que ya no se puede modificar. En cambio, si abordas las situaciones según se presentan, podrás enfrentarlas mejor.
6. Acude a psicoterapia
Por último, considera recibir acompañamiento psicológico para abordar tu malestar emocional. La consulta es un espacio en el que se pueden estudiar en profundidad las causas del diálogo negativo y comprender su función. De este modo, el psicólogo o psicoterapeuta podrá utilizar diferentes técnicas para ayudarte a desarrollar una voz interior más amable.
Cabe señalar que en ocasiones el diálogo interno negativo puede relacionarse con cuadros clínicos como la depresión o ansiedad. En esos casos, la intervención psicológica o psiquiátrica siempre será la mejor alternativa. No sólo para detener el diálogo interno negativo, sino también con el fin de tratar la afección psicológica.
Tipos de diálogo interno que favorecen tu salud mental
Si cuidas la forma en que te hablas a ti mismo toda tu realidad cambia. Esta artesanía psicológica no es precisamente fácil, pero si aplicas estas cuatro estrategias empezarás a notar beneficios día a día.
Hay una serie de tipos de diálogo interno que favorecen tu salud mental y que además le gustan a tu cerebro. La verdad es que a menudo descuidamos la gran trascendencia que tiene esa charla interna y cómo, en algunos casos, puede actuar como un debilitante del ánimo y la felicidad. Es más, esas conversaciones suelen ser el sustrato de muchos trastornos psicológicos.
Cabe señalar que el estudio sobre el diálogo interno es reciente. Hasta no hace demasiado, se infravalora la relación existente entre la forma en que las personas se hablan a sí mismas y el bienestar. Es más, en algún momento de nuestro pasado, se pensaba que el hecho de que alguien se «hablara a sí mismo» evidenciaba poco más que un rasgo de locura. Afortunadamente, ya sabemos quedialogar con nosotros mismosno solo es necesario, sino también saludable.
Ahora bien, es necesario hacerlo de manera adecuada. Porque no basta con que un día seamos nuestro peor enemigo y al otro, nos tratemos con respeto. El autocuidado es un ejercicio diario, riguroso y hábil con el que debemos comprometernos. Por ello, es interesante practicar estas cuatro formas de comunicación interna, cuatro estrategias que debemos tener presentes.
4 tipos de diálogo interno que favorecen tu salud mental
Hay épocas en que las cosas se nos complican más de la cuenta y el mundo entero (como dicen los niños) se nos hace «una bola». Es decir, cuesta masticar, tragar y digerir los problemas, todo se acumula y lo que empezó siendo una piedra en el camino acaba siendo una montaña insuperable. Pasar por épocas así es normal, como lo es también que nuestro diálogo interno se vuelva algo más negativo.
Ahora bien, la clave está en que esas situaciones no se vuelvan crónicas. En caso de que dejemos pasar el tiempo y ese tipo de pensamiento se vuelva negativo, corremos el riesgo de sufrir estrés e inclusoproblemas cognitivoscomo pérdidas de atención o memoria. Debemos reaccionar y para ello, lo ideal es aplicar estos tipos de diálogo interno que favorecen tu salud mental. Son los siguientes:
1. Sé Paul Auster, mejor un narrador en segunda persona
Nuestro diálogo interno casi siempre usa la voz en primera persona. Nos decimos aquello de “pero qué despistado soy, he metido la pata”, “si hago esto seguro que hago el ridículo”, “todo me va a salir mal…”.
Lo ideal en estos casos para ganar en sensación de control es usar la voz en segunda persona; ser un narrador un poco más alejado, pero directivo que es capaz de supervisar y a su vez controlar. Estrategias como decirnos “¿pero qué razón hay para que pienses que te vas a equivocar en esto? Mejor inténtalo y luego valoras”, “Venga, Carlos, puedes hacerlo”, “Muy bien, Elena, lo estás haciendo genial”.
El narrador en segunda persona no es muy común en literatura, pero cuando se usa, el efecto es muy intenso e impactante. Recordemos el libro de Paul Auster, Diario de invierno:
«Piensas que nunca te va a pasar, imposible que te suceda a ti, que eres la única persona del mundo a quien jamás ocurrirán esas cosas, y entonces, una por una, empiezan a pasarte todas, igual que le suceden a cualquier otro»
2. Sé un buen fotógrafo, amplía el enfoque
En un estudio realizado por la doctora Barbara Frederickson, de la Universidad de Carolina del Norte, en Estados Unidos, se demostró algo interesante. Cuando hacemos uso de un enfoque mental negativo es común aplicar la clásica visión de túnel. Es decir, nos focalizamos solo en lo adverso, en lo problemático, en el lado más oscuro de la vida.
Así, uno de los tipos de diálogo interno que favorecen tu salud mental es aprender a relativizar, a ser como un fotógrafo que hace un zoom panorámico y mucho más amplio. Solo así vemos más opciones, más perspectivas y esperanzas.
Decirnos cosas como “de acuerdo Natalia, estás preocupada, pero haz algo”; “fíjate en que hay más opciones que esa que ahora tienes en mente”; “habla con otras personas y verás como todo se puede solucionar”.
3. Sí a las autoafirmaciones
Este dato no deja de ser curioso. Sabemos que el tema de las autoafirmacioneses un clásico, pero no falta quien lo pone en duda. El decirnos cosas como “eres valioso, mereces lo que quieres, vas a poder con esto o así como eres ya eres perfecto” entraba a menudo en ese campo de la espiritualidad o del crecimiento personal con menos evidencia científica.
Sin embargo, funciona. De hecho, son varios los estudios que avalan el hecho de cómo al decirnos cosas positivas, a modo de refuerzo, genera alivio, reduce el estrés y aumenta la positividad.Investigacionescomo la llevada a cabo en la Universidad de California por el doctor Clayton Ricther son un ejemplo.
4. Charla empática, el mejor de los tipos de diálogo interno que favorecen tu salud mental
Hay muchas personas que son amables, compasivas e increíblemente empáticas con los demás. Sin embargo, consigo mismas son poco más que sus peores enemigos. ¿Por qué lo hacemos? A veces, es por baja autoestima, autoexigencia o porque, en realidad, siempre nos hemos hablado de ese modo.
Hay que cambiarlo. De hecho, el mejor de los tipos de diálogo interno que favorecen tu salud mental es la charla empática. Decirnos cosas como “Alberto, sé lo que sientes y entiendo que veas con angustia el no tener trabajo ahora. Sin embargo, ambos sabemos que has pasado por situaciones más complicadas antes. Podrás con ello, estoy contigo y creo en ti”.
Para concluir, solo cabe señalar un detalle: no es nada fácil cambiar el diálogo interno. Generamos pensamientos e ideas de manera tan automática que apenas somos conscientes de cómo modelan nuestro estado de ánimo. En la medida de lo posible, hay que tomar plena conciencia de todo lo que habita, pasa y ocupa nuestro universo mental. Pongámonos a ello.
Imagen de portada: Gentileza de La Mente es Maravillosa