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En 1940 se estrenó una de las películas más famosas de Charles Chaplin: El gran dictador. En la película interpreta dos papeles, el de un barbero judío y el del dictador Adenoid Hynkel, una parodia de Adolf Hitler.
Además de ser considerada una de sus mejores obras, resulta significativa por la sátira que hace delnazismo: la película, de hecho, fue una respuesta a la decisión del Tercer Reich de no permitir la proyección de sus películas alegando el supuesto origen judío de Chaplin.
Chaplin hizo la película, en sus propias palabras, “para los judíos de todo el mundo” y con la intención de ridiculizar a los regímenes que los perseguían, pero más adelante se arrepintió de ello: al ser consciente de la magnitud del Holocausto, se planteó si había sido adecuado parodiarlo de aquel modo y declaró: “Si hubiese conocido los horrores reales de los campos de concentración alemanes, no habría podido hacer El gran dictador, no habría podido hacer broma con la locura homicida de los nazis”.
SINOPSIS COMPLETA – Fuente: Play Cine
Durante la Primera Guerra Mundial, un barbero judío del ejército de Tomania salva la vida del soldado Schultz.
Veinte años más tarde, Tomania vive bajo el yugo del dictador Adenoid Hynkel, aunque el barbero lo desconoce porque ha estado ingresado en un hospital con amnesia.
Fiel a su espíritu humanista, Charles Chaplin realizó en su primer filme completamente sonoro una parodia de Hitler y del nazismo, en los primeros compases de la Segunda Guerra Mundial y años antes de que el mundo descubriera hasta donde podía llegar la locura del dictador.
Chaplin protagoniza la cinta por partida doble, interpretando a Hynkel y al barbero, mientras que su entonces esposa, Paulette Goddard, da vida a Hannah, el amor platónico de este último.
Al igual que en otros filmes como «Tiempos modernos», Chaplin se muestra como un artista preocupado por la sociedad en la que vive, utilizando para ello su personal mezcla de comedia, drama y un sentimentalismo en ocasiones excesivo.
Especialmente memorables son las escenas de la disputa de dictadores en la barbería, la imagen de Hynkel jugando con el globo terráqueo como un niño y el discurso final que se convierte en alegato por la paz y la tolerancia.
Imagen de portada: Charles Chaplin Film Corporation / CC
FUENTE RESPONSABLE: Historia National Geographic. Por Abel G.M. 31 de enero 2023.
Sociedad y Cultura/Cinematografía/Charles Chaplin/Nazismo/ Holocausto.
El austríaco se convirtió en uno de los psiquiatras más respetados del pasado siglo gracias a la logoterapia, una terapia que aplicaba una visión filosófica para lograr la felicidad del paciente.
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¿Somos seres rendidos al azar y a las circunstancias que nos rodean o, en cambio, somos libres de tomar nuestras propias decisiones para orientar el destino elegido?
Es más, ¿estamos obligados a dejarnos influenciar por condicionantes externos a nosotros mismos o nos valemos de la capacidad de desarrollo que nos distingue del resto de seres vivos?
Estas son algunas de las preguntas que debió hacerse el psiquiatra y filósofo austríaco Viktor Frankl durante su reclusión, a lo largo de tres largos años, en varios campos de concentración nazis.
De aquella experiencia surgió un libro que es considerado piedra angular de la logoterapia y el análisis existencial, el tipo de psicoterapia que él mismo introdujo en el campo de la psicología. En El hombre en busca de sentido, Frankl se valió de sus durísimas experiencias en lo más profundo del horror nazi para exponer su firme creencia en que la voluntad de sentido del ser humano es lo que puede mantenerlo a flote ante las adversidades.
Nacido en Viena, en 1905, en el seno de una familia judía, Frankl comenzó muy joven a interesarse por la psicología, lo que le llevó a estudiar medicina y a especializarse en psiquiatría y neurología.
Aquel empeño juvenil propiciaría que dirigiese, desde 1940 y hasta su deportación al campo de concentración de Theresienstadt, dos años después, el departamento de neurología del vienés Hospital Rothschild.
Aquel trabajo, además de suponer un gran desarrollo profesional, fue también una especie de premonición vital: era el único centro hospitalario de la ciudad que admitía a judíos en aquellos años.
Para Frankl, la voluntad de sentido del ser humano es lo que puede mantenerlo a flote ante las adversidades.
En total, fueron cuatro los campos de concentración que Frankl tuvo la desgracia de conocer. Además del ya mencionado, conoció también los horrores de Auschwitz, Dachau y Turckheim, del que fue liberado en abril de 1945. La deportación inicial la sufrió junto a su familia, pero la liberación solo fue suya: su mujer, sus padres y su hermano no sobrevivieron.
Los meses siguientes a su liberación, Frankl los pasó indagando sobre el paradero de familiares y amigos para descubrir que todos ellos habían sido víctimas del horror nazi.
Aquello, en vez de sumirle en la más demoledora oscuridad, le sirvió para edificar su teoría de la logoterapia.
Él mismo llegó a afirmar que el hecho de comprender y descubrir el sentido del sufrimiento le ayudó a experimentarlo de una manera menos dolorosa y más llevadera. Frankl incorporó el dolor a su propia experiencia vital como un elemento más de la misma, logrando que no le impidiera seguir adelante.
Una nueva perspectiva
Ya a mediados de los años veinte, cuando Viktor Frankl era un joven estudiante de psiquiatría, decidió distanciarse del psicoanálisis, entonces en su apogeo: lo consideraba absolutamente reduccionista.
Él, en cambio, sentía más atracción por corrientes menos pesimistas y más cercanas a su manera jovial de ver el mundo. Desde entonces, Frankl comenzó a conceder gran importancia a la mezcla entre filosofía y psicología, que lograba, a su parecer, un ajuste entre lo que el ser humano experimenta y el modo en que piensa en ello. Ahí residía, para Frankl, la única herramienta posible para no caer en la absoluta infelicidad.
Su logoterapia, al fin y al cabo, no dejaba de ser una nueva vertiente de la psicología existencial que inauguró Alfred Adler, que a pesar de colaborar en los trabajos iniciales deSigmund Freud,acabaría apartándose del psicoanálisis para fundar lo que hoy se conoce como psicología individual y que difiere de aquel en algo fundamental: la creencia de que el hombre puede superar sus problemas y progresar.
La propia energía vital ayudó a Frankl a continuar viviendo con una actitud positiva, trabajando siempre para lograr que las personas pudiesen vencer sus traumas buscando el verdadero sentido de sus vidas.
En los años sesenta, la popularidad de su logoterapia creció de forma desmedida en Estados Unidos, donde El hombre en busca de sentidoaún se considera uno de los tratados filosóficos más profundos (y donde tendría puestos docentes en hasta cuatro importantes universidades).
Él tenía claro que el ser humano es dueño de su destino y que, para ello, solo tiene que tomar sus propias decisiones amparadas en el sentido profundo de su existencia, que nunca ha de ser la infelicidad, por mucho sufrimiento que se soporte.
Mientras padecía los infames suplicios del campo de exterminio, tuvo claro que «es la libertad interior la que nadie nos puede arrebatar, la que confiere a la existencia una intención y un sentido». Su vida terminaría a los 92 años, en 1997.
Imagen de portada: Victor Frankl
FUENTE RESPONSABLE: Ethic. Por Pablo Cerezal. 31 de enero 2023.
Sociedad y Cultura/Nazismo/Campos de Concentración/Filosofía/ Logoterapia/ Tratado Filosófico/ Psiquiatría
Se trata de una obra que no está firmada y caricaturiza al líder del nazismo. Fue presentada durante una conferencia internacional en el Castillo de los Condes Brancaleoni, en Italia.
Un probable retrato del genocida Adolf Hitler, donde una serpiente hace de bigote y sobre los labios maquillados se posa una pipa, fue presentado en Italia como una pintura del artista Pablo Picasso en homenaje a su amigo el artista alemán de origen suizo Paul Klee, aunque todavía la autentificación está en proceso de investigación.
La pintura se titula «El ojo de la serpiente», no está firmada y -según los análisis- dataría entre 1935 y 1937.
Se trata de una caricatura, casi monstruosa, ridiculizada, de Hitler, en la que se lo ve con objetos y elementos prohibidos por el régimen nazi, tales como el maquillaje o la pipa, ya que el dictador alemán era un verdadero oponente del tabaco.
El hallazgo fue presentado durante una conferencia internacional en el Castillo de los Condes Brancaleoni, en Italia, en el marco de un encuentro sobre memoria, arte y nazismo, informó el diario La Repubblica.
Lo que se estimó es que la obra sería atribuible a Picasso, de acuerdo con el estudio de ciertos elementos, como el que identificó el calígrafo forense Stefano Fortunati luego de analizar la palabra «schweigen» (en su traducción al español, «cállate»).
Es que, para Fortunati, la «s» coincide con el estilo de escritura del pintor.
Asimismo, la obra se la considera un homenaje de Picasso a su amigo Klee dado que la pintura presenta características estéticas de ambos artistas, y en este sentido se trataría de una obra híbrida. Los artistas eran amigos y se encontraron al menos en dos ocasiones.
En 1914, el artista de origen suizo hizo una obra para rendir un homenaje a Picasso y se cree que el pintor malagueño quiso retribuir el gesto con este cuadro, que en la actualidad pertenece a una colección privada de una familia italiana cuyo antepasado trabajaba en una estación de trenes, donde se cree que pudo ser encontrada.
La obra puede situarse entre 1935 y 1937.
Según los primeros estudios que se han realizado sobre los pigmentos en la universidad de Ascoli Piceno (centro de Italia), la obra que se tituló «El ojo de la serpiente» -debido a la serpiente cascabel que marca el contorno del rostro del dictador- se puede situar entre 1935 y 1937.
«Obviamente no existen tales suposiciones en este momento que nos lleven a atribuir la obra con certeza a Picasso, ciertamente la pintura y su estudio tendrán que ser investigados más a fondo», explicó la experta en arte internacional Annalisa Di Maria, entre las especialistas al frente de este hallazgo. Si se comprueba la autoría de la obra significará un descubrimiento excepcional «ejemplo de la gran oposición y la lucha de Picasso contra Hitler».
Para la especialista, según lo citado por el diario La Vanguardia, «la obra merece ser conocida, estudiada nuevamente y vista por otros expertos para apreciar su importancia. Sin duda representa una de las obras más importantes del siglo XX como crítica al nazismo.
Un testimonio de disidencia, portador de la verdad de aquellos horrores cometidos por uno de los dictadores más sanguinarios de la historia. «Sólo un genio y un maestro del expresionismo con un profundo sentido de la ironía punzante podría haber creado tal pintura», planteó Di Maria.
Imagen de portada: Pablo Picasso y otra manifestación en contra del totalitarismo.
FUENTE RESPONSABLE: Télam.
Sociedad y Cultura/Pablo Picasso/Adolf Hitler/Artes plásticas/Nazismo
«Una misteriosa oscuridad» envuelve la muerte de esta «belleza inusual», informó el diario Fränkische Tagespost dos días después de que el cuerpo de Angela Maria Raubal fuera descubierto en el apartamento de Adolf Hitler en Munich.
La llamaban Geli, abreviatura de Angela, era la media sobrina de Hitler y, según el respetado biógrafo alemán del líder nazi Joachim Fest, «su gran amor, un amor tabú».
Aunque la naturaleza física precisa de ese «amor» ha sido objeto de un acalorado debate entre los historiadores, pocos dudan de que ella fue, como dijo el historiador William Shirer, «la única historia de amor verdaderamente profunda de su vida».
Pero el 19 de septiembre de 1931, Geli fue encontrada muerta en su dormitorio en el apartamento de Hitler en Munich, Alemania.
Fue descubierta en un charco de su propia sangre con una herida de bala en el pecho con la pistola de su tío a su lado.
Nunca se hizo una investigación, ni siquiera una autopsia, lo que, en vez de sofocar rumores, los alentó, alimentando un enigma que, 9 décadas después, sigue sin resolverse.
No se supo -y probablemente nunca se sabrá- el grado de culpabilidad de Hitler en lo ocurrido, pero sí que lo afectó profundamente.
Tras la muerte de su sobrina, cayó en una profunda depresión, casi comatoso, reportaron varios allegados. Tuvieron que vigilarlo pues habló de quitarse la vida.
Se dijo que fue entonces cuando se volvió vegetariano porque ver carne le recordaba que ella era un cadáver.
Y cuando se recuperó, ordenó que sellaran el dormitorio de Geli y lo mantuvo como un santuario que llenaba de flores.
«La muerte de Geli tuvo un efecto tan devastador en Hitler que… cambió su relación con todas las demás personas», comentó en los juicios de Nuremberg Hermann Göring, el segundo hombre más importante de la Alemania nazi.
Heinrich Hoffmann, fotógrafo y amigo íntimo del Führer, fue más lejos.
Para él, si Geli no hubiera muerto, las cosas podrían haber sido diferentes. Con su muerte, dijo, «las semillas de la inhumanidad comenzaron a brotar dentro de Hitler».
¿Quién fue esa mujer que dejó tal huella en uno de los personajes más infames de la historia?
El tío Alf
Geli llegó de lleno a la vida de Hitler cuando ella tenía 17 años y él 36, pues su «tío Alf» invitó a su madre, Angela, quien trabajaba como ama de llaves en Viena, a que fuera a hacer lo mismo pero en su casa en Munich.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Angela y Adolfo Hitler eran hijos de madres distintas pero un mismo padre.
Pronto, quien ya era líder del partido nacionalsocialista cayó rendido a los pies de su sobrina, a quien describió como una «belleza inusual».
Geli hacía que se comportara «como un hombre enamorado» que «la seguía muy de cerca» cual «adolescente enamorado», según el empresario Ernst Hanfstaengl, quien durante mucho tiempo fue un amigo cercano y colaborador de HItler.
Konrad Heiden, uno de los primeros y más respetados periodistas en hacer una crónica de Hitler, relató que la paseaba por los pueblos «mostrándole como el ‘tío Alf’ podía hechizar a las masas».
Pero ella no se quedaba atrás.
«Es una adolescente alta y atractiva, siempre alegre y tan inteligente con las palabras como su tío», escribió Rudolf Hess, quien se convertiría en el lugarteniente del Führer, en 1927. «Hasta él difícilmente puede competir con su ingenio».
En Munich. desfilaba del brazo de ella, llevándola a cafés, reuniones sociales y espectáculos, mientras le pagaba lecciones de canto con el sueño de algún día llegar a verla encarnando a una de las heroínas de sus amadas óperas wagnerianas.
Y entre más aumentaba su poder y fortuna, más se afianzaba la relación.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Geli y su tío Alf en uno de sus bucólicos paseos.
Cuando Hitler se mudó a su lujoso apartamento en la elegante Prinzregentenplatz de Munich, le pidió a Angela que se mudara a su casa más grande, su villa Berghof en Berchtesgaden, pero Geli se quedó con él, en uno de los 9 dormitorios.
Para entonces, la chica tenía 21 años y había pasado de ser la hija de una empleada doméstica a la reina en la corte de quien era descrito como «el rey de Munich», algo que provocaba admiración y envidia.
Encanto
«Muy de vez en cuando una mujer era admitida en nuestro círculo íntimo», recordó Hoffmann, «pero nunca se le permitía convertirse en el centro de él, y tenía que permanecer vista pero no escuchada … Ocasionalmente, podía tomar una pequeña parte en la conversación, pero nunca se le permitía defender un punto de vista o contradecir a Hitler».
Ni siquiera Eva Braun, una de las empleadas de Hoffmann a quien Hitler había conocido por primera vez en otoño de 1929, sería más tarde la excepción, a pesar de su larga relación.
«Para él», comentó el fotógrafo, «ella era solo una pequeña cosa atractiva, en la que, a pesar de su perspectiva intrascendente y de cerebro emplumado, o tal vez solo por eso, encontró el tipo de relajación y descanso que buscaba … Pero nunca, en voz, mirada o gesto, se comportó de una manera que sugiriera un interés más profundo en ella».
Con su sobrina, todo era distinto.
«Cuando Geli estaba en la mesa, todo giraba en torno a ella», escribió Hoffmann, «y Hitler nunca trataba de dominar la conversación.
«Geli era una maga. Gracias a sus formas naturales, totalmente libres de coquetería, su mera presencia ponía a todos los presentes en el mejor de los espíritus. Todos recitaban sobre ella, sobre todo su tío, Adolfo Hitler».
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES.Geli Raubal con un ave.
No todos.
Hanfstaengl la llamó «una pequeña puta de cabeza vacía, con el tipo de flor tosca de una sirvienta».
Agregó que aunque vivía «perfectamente contenta de acicalarse con su ropa fina, ciertamente nunca dio ninguna impresión de reciprocidad a las ternuras retorcidas de Hitler».
Pero pocos parecían compartir esa aversión.
Aunque la amiga de Geli, Henrietta Hoffmann, hija del fotógrafo de Hitler, señaló que «era tosca, provocativa y un poco pendenciera», también la describió como «alta, alegre y segura de sí misma».
«Las fotos no le hacían justicia a su encanto. Ninguna de las fotos que tomó mi padre la capturó».
«Geli parece más una niña», dijo después de la guerra Patrick Hitler, el hijo del hermano de Adolf, Alois Hitler.
«No se podría decir que era exactamente bonita, pero tenía un gran encanto natural. Solía ir sin un sombrero y vestía ropa muy sencilla, faldas plisadas y blusas blancas. Ninguna joya excepto una esvástica de oro que le regaló el tío Adolf, a quien ella llamaba tío Alf».
Para Emil Maurice, el chofer de Hitler, era «una princesa, sus grandes ojos eran un poema y tenía un cabello magnífico… la gente en la calle se daba la vuelta», según le dijo a Nerin E. Gun, autor de «Eva Braun: la amante de Hitler».
Y es precisamente un episodio con Maurice el que parece dar una clave de otro aspecto de su relación.
¿Jaula de oro?
Con un personaje tan amado y tan odiado como Hitler, es difícil saber qué de lo que se dijo fue cierto.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Adorado y odiado.
Pero varias fuentes indican que, a pesar de que al futuro emperador del imperio nazi le gustaba exhibir a su sobrina para que fuera admirada, lo consumía algo que el primer biografo de Hitler Allan Bullock llamó una «celosa posesión».
Hoffman cita a Hitler en su libro «Hitler fue mi amigo» (1955) diciendo: «Estoy tan preocupado por el futuro de Geli que siento que debo velar por ella.
«Amo a Geli y podría casarme con ella. Pero sabes cuál es mi punto de vista. Quiero permanecer soltero. Así que retengo el derecho de ejercer una influencia en su círculo de amigos hasta que encuentre al hombre adecuado.
«Lo que Geli ve como compulsión es simplemente prudencia. Quiero evitar que caiga en manos de alguien inadecuado».
Según Henriette, Geli se volvió cada vez más indiferente hacia Hitler mientras él se apasionaba cada vez más por ella.
Y se enamoró de uno de esos inadecuados: Maurice, quien a su vez admitió haberse «enamorado locamente» de Geli.
Según contó, su amiga le dijo que ya no quería ser amada por Hitler y prefería su relación con el chofer: «Ser amada es aburrido, pero amar a un hombre, ya sabes, amarlo, de eso se trata la vida. Y cuando puedes amar y ser amado al mismo tiempo, es el paraíso».
Cuando Hitler se enteró, rechazó violentamente la idea de que se comprometieran, al menos por un tiempo, según deja ver una carta de Geli de diciembre de 1928.
«Tío Adolf insiste en que esperemos dos años, piénsalo, Emil, dos años enteros de solo poder besarnos de vez en cuando y siempre teniendo al tío Adolf a cargo, solo puedo darte mi amor y serte incondicionalmente fiel. Te amo infinitamente mucho».
Maurice fue despedido.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Geli Raubal y Hitler en el jardín.
Geli siguió recibiendo el afecto de Hitler, aunque no se sabe qué forma tomaba ese afecto en la privacidad.
Pero muchos allegados coinciden en que cada vez fue más evidente que para ella ni los lujos ni su celebridad pública compensaban la opresión de su confinamiento.
Y en que en los últimos meses de su vida, estaba haciendo esfuerzos desesperados para escapar.
El último día
El viernes 18 de septiembre hace 91 años fue último día de vida de Geli.
Tanto el tío Alf como su sobrina tenían planes de viajar.
Hitler tenía un mitin el sábado por la noche en Hamburgo para iniciar su próxima campaña presidencial.
Geli quería irse a Viena. Algunos dicen que para siempre.
Casi todas las fuentes, con excepción de Hitler, aseguran que tuvieron una fuerte riña pues él le ordenó que se quedara en casa durante su ausencia.
En algún momento, ella se encerró en su habitación.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Adolfo Hitler y Geli Raubal en el mar.
Su último acto conocido fue empezar a escribir una carta, que decía: «Cuando vaya a Viena, espero que muy pronto, conduzcamos a Semmering y…».
No terminó la primera frase. Ni siquiera escribió completa la última palabra: ‘y’ en alemán es ‘und’ y ella sólo alcanzó a escribir ‘un’.
Se convirtió en una de las piezas del rompecabezas eternamente incompleto.
Después de que la encontraran muerta al otro día, se dijo que se había suicidado.
¿Por qué suspendió su escritura en ese momento? Y, sobre todo, ¿por qué alguien a punto de quitarse la vida escribiría algo tan optimista?
También se dijo que fue un accidente, la versión de los hechos preferida por Hitler, quien, aterrado de que el escándalo pusiera un abrupto fin a sus aspiraciones de poder, le escribió al Münchener Post:
No es cierto que estaba teniendo peleas una y otra vez con mi sobrina [Geli] Raubal y que tuvimos una pelea sustancial el viernes o en cualquier momento antes de eso.
No es cierto que yo estuviera decididamente en contra de que ella fuera a Viena.
No es cierto que ella se iba a comprometer en Viena o que yo estuviera en contra de un compromiso. Es cierto que mi sobrina estaba atormentada con la preocupación de que aún no estaba en condiciones de su aparición pública. Quería ir a Viena para que un profesor de voz revisara su voz una vez más.
No es cierto que salí de mi apartamento el 18 de septiembre después de una feroz pelea. No había riñas, ni emociones, cuando salí de mi apartamento ese día.
Hay un vertiginoso número de versiones conflictivas sobre lo que ocurrió.
Incluyen desde que Himmler, el nuevo jefe de las SS, la visitó y la convenció de suicidarse por haber traicionado a su Führer hasta que fue el mismo Hitler quien la llevó a que lo hiciera pues ella estaba embarazada de un amante judío o que él mismo la asesinó.
Lo único que se sabe con certeza es que en algún momento entre el atardecer del 18 de septiembre y la mañana del 19, Geli Raubal, de 23 años de edad, recibió un disparo.
Un mes más tarde, Joseph Goebbels, quien sería ministro para la Ilustración Pública y Propaganda del Tercer Reich, comentó después de una conversación con Hitler que él «habló de Geli. La amaba mucho. Tenía lágrimas en los ojos…
«Este hombre, en el pináculo del éxito, no tiene ninguna felicidad personal».
Hitler también le contó a su consejero y confidente Otto Wagener que la extrañaba mucho: «Su risa alegre siempre fue una verdadera alegría, y su charla inofensiva fue muy divertida».
Sin embargo agregó: «Ahora soy completamente libre, interna y externamente. Ahora pertenezco solo al pueblo alemán y a mi misión».
Lo que ni Goebbels ni Wagener sabían era que poco después de la muerte de su sobrina, Hitler había intensificado su relación con una mujer que jugaría el papel más importante en su vida aparte de su madre: Eva Braun.
Imagen de portada:GETTY IMAGES. Geli Raubal (1908, Linz, Imperio Austrohúngaro – 1931, Munich, República de Weimar).
FUENTE RESPONSABLE: Redacción BBC News Mundo. Hace 9 horas
Otto Skorzeny fue uno de los soldados favoritos de Hitler, que cobró fama por el rescate de Benito Mussolini de un hotel en medio de los montes Apeninos en Italia, en el que permanecía preso, por el que el líder italiano se salvó de ser entregado a los Aliados.
Durante la Segunda Guerra Mundial lo llamaban «el hombre más peligroso de Europa».
Después del conflicto bélico viajó a Buenos Aires, Argentina, donde se convirtió en asistente del presidente Juan Domingo Perón y guardaespaldas de su mujer, Eva Perón, con quien –según rumores– tuvo incluso una relación romántica.
Así que cuando este hombre, que cargaba semejante hoja de vida, viajó a Irlanda en 1957 en un intento de convertirse en un sencillo granjero no dejó de despertar algunas suspicacias.
Sus 1,93 metros de estatura y 114 kilos de peso, pero sobre todo la enorme cicatriz que atravesaba su mejilla izquierda, lo convertían en una figura llamativa en la apartada localidad de Kildare, en el centro del país.
Los reportes de la prensa irlandesa de aquel entonces retrataban a Skorzeny como un «glamuroso hombre del espionaje», recuerda el periodista irlandés Kim Bielenberg.
«Fue presentado como el salvador de inocentes del Tercer Reich. El tono de los periódicos era más de admiración que de repudio», explicó Bielenberg.
FUENTE DE LA IMAGEN -ARCHIVOS NACIONALES DE IRLANDA. Skorzeny intentó quedarse de forma permanente en Irlanda.
«Parecía que era respetado por sus proezas militares», añadió.
Sin embargo, el gobierno irlandés no se quedó tan tranquilo. Algunos parlamentarios comenzaron a buscar respuestas a algunas preguntas candentes: ¿qué estaba haciendo un tipo como él en Irlanda?, ¿quería iniciar actividades nazis en Irlanda?
Para saberlo habría que revisar un poco de su pasado.
El hombre más peligroso de Europa
Nacido en Austria en 1908, durante la Segunda Guerra Mundial Skorzeny ocupó varias posiciones destacadas.
En abril de 1943 fue puesto al frente de las fuerzas especiales alemanas, donde comandó un pelotón de élite de las SS (Escuadras de defensa del nazismo).
El 25 de julio de 1943, Hitler se enteró del secuestro de su aliado, el líder italiano Benito Mussolini, y le pidió a Skorzeny que se encargara del rescate del «Duce».
Durante varios meses «Caracortada» –como era llamado por su cicatriz– buscó información confiable sobre la ubicación de Mussolini.
Hasta que en el mes de septiembre de ese año logró dar con él: estaba en un hotel ubicado en una remota colina de los montes Apeninos, en el norte de Italia.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY. El rescate de Mussolini en septiembre de 1943 fue la mayor proeza de quien era conocido también como «Caracortada».
Con un ataque sorpresa efectuado por varios paracaidistas, desarmó sin lanzar un solo disparo a la guardia de carabineros que custodiaban al recién derrocado líder italiano y lo condujo sano y salvo a la capital austríaca, territorio nazi en aquel entonces.
Con semejante éxito, Skorzeny fortaleció su prestigio y fue ascendido a mayor.
El primer ministro británico Winston Churchill calificó el rescate como un acto de «gran audacia militar».
Juicio por crímenes de guerra
Hacia 1944, la Segunda Guerra Mundial seguía un curso desfavorable para el nazismo. La última misión importante de Skorzeny fue la batalla de las Ardenas, en diciembre de 1944.
Fue allí donde surgió una de las acusaciones más graves contra Skorzeny: intento de asesinato del general estadounidense Dwight D. Eisenhower, quien posteriormente se convirtió en presidente de su país.
Diez días después del suicidio de Hitler en mayo de 1945, Skorzeny se rindió ante un escuadrón estadounidense.
Estuvo en el banquillo de acusados en los juicios de Dachau en 1947 por crímenes de guerra, especialmente por la ofensiva en Ardenas, pero no se le encontró responsable de aquellos hechos.
Sin embargo, debía responder por otros crímenes ante demandas de otros países y se lo mantuvo como prisionero de guerra, pero logró huir con la ayuda de excompañeros de las SS.
Primero fue a España y desde allí viajó varias veces a Buenos Aires. Allí conoció al presidente Juan Domingo Perón y se convirtió en asistente y guardaespaldas de su esposa, Eva Perón.
FUENTE DE LA IMAGEN – GRAVESTONE.COM. Skorzeny se convirtió en uno de los agentes favoritos de Adolfo Hitler durante la segunda parte de la Segunda Guerra Mundial.
Según informes, llegó incluso a impedir un atentado contra la carismática mujer del mandatario.
Agasajado en Irlanda
En junio de 1957, el exagente nazi viajó a Irlanda, donde fue recibido como un héroe.
«De acuerdo con el Evening Press el lugar donde fue agasajado Skorzeny a su llegada estaba lleno de representantes de distintos sectores de la sociedad y varios parlamentarios», le dijo Bielenberg a la BBC.
Y personalmente el periodista irlandés cree que esa cálida bienvenida fue lo que lo animó a comprarse una granja en Kildare.
«Reggie Darling, un historiador de la zona, lo recuerda como un hombre grande, llamativo por su enorme cicatriz y que no era precisamente muy amable y a quien no le interesaba cruzarse mucho con la gente local».
Ruta de escape
Una de las sospechas que marcó la vida del exagente nazi es que debido a que no estaba siendo buscando por crímenes de guerra se le acusaba de estar ayudando a escapar a sus excompañeros en las filas del nazismo hacia Sudamérica o Estados Unidos.
FUENTE DE LA IMAGEN – MUSEO EVITA
Skorzeny viajó a Buenos Aires donde se convirtió en asesor del presidente Juan Domingo Perón y guardaespaldas de su esposa, Eva Perón.
A pesar de sus continuas peticiones y de que tenía permiso para estar temporalmente en Irlanda, nunca se le permitió el acceso a territorio británico.
Y algunos reportes de periódicos en 1960 apuntalaron las sospechas sobre el exagente: varios diarios publicaron la historia de que Skorzeny había abierto una ruta de escape de compañeros nazis desde España y su granja en Irlanda era el lugar donde se podían esconder.
Pero, de nuevo, nunca se pudieron comprobar estas acusaciones.
¿Por qué semejante recibimiento?
Para Bielenberg lo cierto es que existen razones justificadas para explicar el recibimiento de héroe para un exagente nazi muy cercano a Hitler: se explica por el contexto y la época.
«En ese tiempo había una actitud de cierto nacionalismo –contra Reino Unido– que sostenía que ‘el enemigo de mi de enemigo es mi amigo'», recordó.
Y añadió: «Pero cuando se fueron conociendo detalles del holocausto (nazi), esa percepción fue cambiando poco a poco».
FUENTE DE LA IMAGEN – ARCHIVOS DE IRLANDA. Los medios irlandeses estuvieron atentos a los movimientos del exagente nazi por el centro del país.
Después de esos primeros días, también fue cambiando la mirada de los vecinos irlandeses sobre Skorzeny.
En los archivos oficiales se pueden leer extensos documentos de autoridades irlandesas, como el Departamento de Justicia y el de Relaciones Exteriores, expresando preocupación por su presencia en el país.
Sin embargo, cuando en diversas entrevistas se le preguntó a Skorzeny si sus actividades en Irlanda estaban relacionadas con el nazismo, con la política o con actividades antisemitas, el excomando nazi siempre negó esas acusaciones.
También expresó su deseo de quedarse en Irlanda criando caballos, pero a pesar de sus continuas entradas y su propiedad, nunca se le otorgó un visado permanente.
El único refugio estable que encontró fue su residencia de Madrid, donde murió de cáncer en 1975.
Y lo cierto es que él nunca denunció el nazismo y fue enterrado por sus ex colegas en un ataúd envuelto en una bandera con los colores nazis.
* Esta nota es una adaptación de un artículo escrito por Peter Crutchley y publicado en inglés. Puedes leer el texto original aquí.
Imagen de portada: ARCHIVOS DE IRLANDA Y GETTY. Otto Skorzeny fue un destacado agente nazi durante la Segunda Guerra Mundial. A la derecha, trabajando en su granja en Irlanda.
FUENTE RESPONSABLE: Redacción BBC Mundo. 2 de enero 2015.
Para el filósofo, la finitud de la vida confronta al ser humano con sus posibilidades de elección. Además, aseguraba que el hombre siempre está preguntándose por su propia existencia. Sus postulados sirvieron como base filosófica de la psicología humanista.
Martin Heidegger creció en un ambiente católico. De hecho, su padre Friedrich Heidegger era sacristán. Tal vez sería por esa influencia religiosa que a sus catorce años empezó a cursar sus estudios secundarios en un seminario de Constanza. Aunque tres años después se trasladó a otra institución educativa, en Friburgo, de la misma índole, en donde se inició en la teología.
Sin embargo, de a poco se alejó de esta disciplina y se acercó más a la filosofía. En 1914 recibió su título como filósofo gracias a sus tesis La teoría del juicio en el psicologismo. En 1916 conoció a Edmund Husserl, fundador de la fenomenología, y se convirtió en su asistente y discípulo.
Doce años después, Heidegger terminó ocupando el puesto de Husserl en la Universidad de Friburgo. Y aunque en dos ocasiones la Universidad de Berlín lo contactó para ofrecerle un puesto ahí, prefirió continuar en Friburgo, dicen que al parecer al filósofo no le agradaba el trajín de la ciudad.
Y es que solía pasar sus días en una cabaña en Todtnauberg, en donde se dedicaba a sus lecciones y escritos.
Las cátedras de Heidegger se caracterizaban por estar repletas de estudiantes jóvenes.
“Había en Heidelberg, conscientemente rebelde y proveniente de una tradición diferente de la filosófica, un Karl Jaspers, que, como se sabe, fue durante mucho tiempo amigo de Heidegger, precisamente porque le gustaba lo rebelde del comportamiento de Heidegger como algo en principio filosófico en medio del parloteo académico sobre filosofía”, decía Hannah Arendt.
Y pese a todo, Heidegger también fue víctima de cuestionamientos debido a su cercanía con el nazismo. En 1933, tras la llegada de Adolf Hitler al poder, se convirtió en el rector de la Universidad de Friburgo; además, se afilió al Partido Nacionalsocialista.
Algunos dicen que actos antisemitas tuvieron lugar bajo su rectoría. Parece ser que el filósofo permitió la quema de libros marxista y judíos, y que los subsidios a los estudiantes pertenecientes a esta religión fueron suspendidos durante aquella época.
El 21 de abril de 1934, un año después, renunció a su cargo como rector y se desafilió del Partido Nazi. “Dejo mi cargo a disposición porque ya no es posible ninguna responsabilidad. ¡Vivan la mediocridad y el ruido!”.
Imagen de portada: “Toda elección es una determinación creadora de mí”, afirmaba Martin Heidegger.Foto: PIFAL/Flickr
FUENTE RESPONSABLE: El Espectador. El Magazine Cultural. Por Danelys Vega (Extracto). Junio 2022.
Sociedad y Cultura/Martin Heidegger/Nazismo/Filosofía/Psicología humanista/Edmund Husserl/La suma de las voces.
Se ha hecho famosa por darse a la fuga con 96 años, pero Irmgard F. es la protagonista de una historia de terror. Fue secretaria del campo de concentración de Stutthof y se la acusa de complicidad en la muerte de 11.412 personas. Al final, ha tenido que hacer frente a la Justicia.
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La portavoz del Tribunal tuvo que salir a dar explicaciones: «Por su edad y su frágil estado de salud, nadie contaba con que fuera a rehuir el juicio». El Tribunal había preparado una gran sala en una nave industrial. Más de 135 periodistas estaban acreditados. El pasado 30 de septiembre, los 11 abogados de la acusación particular estaban en la sala. El abogado defensor de Irmgard F. también ocupaba su puesto.
La sesión debería haber arrancado a las diez. Pero el asiento reservado a la acusada permanecía vacío. Esa misma mañana, la anciana de 96 años había salido de la residencia de ancianos donde vive, cerca de Hamburgo, y se había montado en un taxi. Con su huida, la acusación considera que ha demostrado estar en posesión de sus facultades físicas y mentales.
Superviviente. Josef Salomonovic, de 83 años, es uno de los dos únicos superviviente hoy vivos de Stutthof y testigo contra la acusada. «Todavía sueño con los barracones». dice. |CORDON
La Fiscalía acusa a Irmgard F., en su condición de secretaria del campo de concentraciónde Stutthof, de complicidad en la muerte de 11.412 personas entre los años 1943 y 1945. También de colaborar en 18 tentativas de homicidio. La defensa argumenta que no sabía nada de los crímenes que se estaban cometiendo porque trabajaba dentro de una oficina.
El abogado de la acusación Christoph Rückel lleva años dirigiendo procesos contra las SS. Representa, entre otros, a Josef Salomonovic, de 83 años. Para este anciano, la huida «es una vergüenza». Va a testificar en el juicio, aunque hablar del campo le produce una enorme agitación y anda mal del corazón.
A los 16 años Irmgard F. entró a trabajar en el Dresdner Bank, el banco utilizado por las SS. Los historiadores consideran probable que ya entonces se encargara de asuntos relacionados con el campo de Stutthof
«Lo único que puedo contar al Tribunal es mi historia. Puedo contar el frío que hacía en el patio a la hora del recuento. Si el abogado de la mujer me pregunta cuánto tiempo teníamos que pasarnos allí de pie, le podría decir que no era raro que nos pasáramos allí el día entero. Hacía frío. Tenía hambre. Hacía viento. Eso puedo contar.
Pero ¿qué puedo decirles de esa mujer? ¿Que si la vi? La oficina donde ella trabajaba estaba a 180 metros del patio. No lo sé. Pero tampoco vi a la gente colgada del cuello. Y colgaron a gente. ‘¿Y usted cómo lo sabe?’, me preguntará el abogado. Y yo le diré: ‘Porque mi madre sí lo vio’. ‘¿Y por qué no lo vio usted?’, insistirá. ‘Porque era un niño’, le diré. ‘Porque estaba encogido entre las piernas de mi madre. Porque delante de mí había otras cinco hileras de mujeres de pie’. Eso es lo que puedo declarar». Josef Salomonovic tenía 6 años cuando llegó a Stutthof; Irmgard F., 18.
La futura secretaria del campo había nacido en 1925 en un pueblecito al sudeste de Danzig. A los 16 años entró a trabajar como estenotipista en el Dresdner Bank.
Los historiadores consideran probable que ya en ese puesto –el Dresdner Bank era el banco utilizado por las SS– se encargara de asuntos relacionados con el campo de Stutthof. Se casó con un sargento de las SS que también era músico en la banda del campo. En 1943 empezó a trabajar como secretaria del comandante del campo de Stutthof, Paul-Werner Hoppe.
El jefe de la Irmgard F. Paul-Werner Hoppe —el comandante del campo de concentración de Stutthof y jefe directo de Irmgard F.— dialoga, sentado en el banquillo de los acusados, con su abogado defensor durante el juicio sobre los crímenes perpetrados bajo sus órdenes, realizado en noviembre de 1955 en Bochum, Alemania. Fue condenado como cómplice de asesinato. En junio de 1957, el mismo tribunal volvió a condenarlo a nueve años y fue puesto en libertad en 1966. Murió en 1974, a los 64 años. |ULLSTEIN BILD / GETTY IMAGES
Josef Salomonovic, por su parte, vino al mundo en 1938, pocos meses antes de que en una tenebrosa noche ardieran casi todas las sinagogas del Reich.
Sin embargo, sus primeros recuerdos no son sombríos. Creció en lo que hoy es la República Checa. Dora, su madre, había estudiado en la escuela de comercio y su padre, Erich, era ingeniero. Tenía un hermano dos años mayor que él, Michael. Josef tenía 3 años cuando su madre le dijo que se iban todos de excursión a Polonia. En realidad, la familia había recibido la orden de las autoridades de ocupación alemanas de dirigirse a Praga.
Salomonovic lleva años investigando su infancia robada. El 3 de noviembre de 1941, a 1000 personas procedentes de Praga se las envió al gueto de Lodz. «De esas 1000, solo 46 sobrevivieron al Holocausto. Y, de esas 46, hoy solo viven 2; una de ellas, yo».
En el gueto aprendió lo que era el hambre. A los pocos meses se le cayeron los dientes de leche y no le salieron los nuevos. A veces, los alemanes amontonaban a los niños dentro de camiones, luego arrancaban el motor y desviaban los gases del escape hacia el interior. Un día llegaron a su casa buscando niños, pero su madre lo escondió en el desván.
«De las mil personas que nos llevaron al gueto de Lodz, solo 46 sobrevivieron al Holocausto. Y, de esas 46, hoy solo viven 2; una de ellas, yo», cuenta Salomonovic.
Del gueto se los llevaron a Auschwitz. Los separaron y luego fue incapaz de reconocer a su madre entre la multitud de mujeres demacradas, desnudas y rapadas. Solo la reconoció cuando salió de la fila, se arrodilló delante de él y le ató los cordones de los zapatos. Era el verano de 1944. A las tres semanas volvieron a meter a los cuatro miembros de la familia en un vagón y los llevaron a Stutthof. «Para mi madre fue el peor campo de todos», dice Salomonovic.
No se arrepiente
Para Irmgard F., Stutthof fue un excelente lugar de trabajo. Como empleada civil de las SS ganaba un buen sueldo. Por la mañana cruzaba la puerta del campo y se dirigía a su oficina en el edificio de la Comandancia rodeando un estanque con cisnes. Su escritorio estaba en el primer piso, junto al del comandante. Ella era su persona de confianza.
Y, según la Fiscalía, contribuyó a que la maquinaria asesina del campo funcionara. En una declaración prestada en los años cincuenta contó que toda la correspondencia de las SS y del campo pasaba por ella. En sus palabras se apreciaba orgullo, no arrepentimiento.
Irmgard contó que toda la correspondencia de las SS pasaba por ella. Lo dijo con orgullo. También tramitaba las órdenes de ejecución
Como se desprende de ese mismo testimonio, también tramitaba las órdenes de ejecución. Además, el comandante le dictaba las cartas relacionadas con el transporte a los campos de exterminio, como este radiograma de 1944: «573 prisioneros judíos (jóvenes, madres con niños y personas de utilidad limitada), así como 8 madres con 8 niños (arios) y 9 mujeres embarazadas (arias), transferidos al campo de Auschwitz». El citado transporte llegó a Auschwitz ese mismo día. A dos jóvenes se los consideró aptos para el trabajo, las 596 personas restantes fueron asesinadas en las cámaras de gas del contiguo campo de Birkenau. Irmgard F. dijo más tarde que no sabía nada de aquello.
Trabajo de oficina. Las oficinas del campo de Stutthof donde trabajaba Irmgard F. Para ella era un buen trabajo, bien pagado y reconocido. Su marido también trabajaba allí. Era un sargento de las SS que también era músico en la banda del campo.
Durante su encierro en Stutthof, la familia de Josef Salomonovic permaneció separada por un alambre de espino. Su padre y su hermano Michael fueron llevados al campo de hombres, Josef se quedó con su madre en el de mujeres.
«Todavía se me aparecen en sueños los barracones», dice Salomonovic. En el cuarto de las guardias había un inodoro, su madre se arrastraba hasta allí con él por la noche para coger agua de la cisterna porque los SS no les daban de beber. También recuerda el espacio en el que cientos de prisioneros se echaban a dormir. Tan apretados estaban que no había sitio para Josef, quien acababa haciéndose un ovillo sobre la tripa de su madre.
Los obligaban a ponerse con la espalda contra la pared y les decían que iban a medirlos. Detrás de la pared, otro hombre de las SS les disparaba una bala en la nuca
Un día, un prisionero le dio la triste noticia a su madre a través del alambre de espino: su marido estaba en manos de los enfermeros nazis y, cuando preguntaron durante el recuento si alguien quería una inyección de vitaminas, levantó la mano. Los médicos se lo llevaron y lo mataron inyectándole benceno en el corazón. La madre de Josef hizo acopio de valor y suplicó a una de las guardias que dejara a su hijo Michael pasar al campo de las mujeres. Para su sorpresa, el niño apareció poco más tarde en su barracón, mudo y temblando.
Tenía la conciencia limpia
Que tenía la conciencia limpia, eso declaró Irmgard F. cuando en 2017 registraron su habitación en la residencia de ancianos. El comandante le dictaba pedidos de suministros de jardinería, no recordaba más. De asesinatos, ella no sabía nada.
Danuta Drywa es historiadora en el archivo del campo de Stutthof, pero dice que no puede contarnos nada de la señora F. porque no se han conservado los registros del personal. Pero sí puede contar otras cosas. Cosas sobre lo que ocurrió. Y sobre aquello de lo que una secretaria necesariamente tuvo que estar al tanto.
En Stutthof murieron asesinadas 65.000 personas, cuenta Drywa. Para 1944, el campo estaba saturado y se convirtió en uno de los escenarios del genocidio. Hombres de las SS se vestían con batas de médico, llevaban a los prisioneros al lado del crematorio, los obligaban a ponerse con la espalda contra la pared y les decían que iban a medirlos. Detrás de la pared, otro hombre de las SS les disparaba una bala en la nuca.
A los prisioneros que ya no estaban en condiciones de trabajar les inyectaban benceno. A otros los llevaban a la cámara de gas en tandas de 25 o 30. Desde fuera se oían sus gritos de agonía. Más tarde empezaron a usar otro sistema: liberar gas en el interior de un vagón de mercancías, procedimiento que provocaba aún más padecimientos. Miles más murieron del tifus y de los trabajos forzados, también del hambre. «Un testigo cuenta que una vez una mujer, en el revuelo del reparto de comida, se cayó dentro de una tina de sopa. La multitud la sacó y se abalanzó sobre ella con sus cucharas para rebañar algo de sopa de su cuerpo moribundo –dice Drywa–. Otro testigo describe el llanto de las madres a las que les arrebataban a sus hijos y los llevaban a Auschwitz para que los mataran».
¿Es posible que una secretaria como Irmgard F. pudiera trabajar aquí sin enterarse de nada? «Hasta los habitantes del pueblo vecino contaban que en el aire flotaba el olor a carne humana quemada –explica la historiadora–. Una empleada civil del campo declaró más tarde que todos los que trabajaban aquí sabían de la existencia de las cámaras de gas».
Preguntaron si alguien quería vitaminas; el padre de Josef levantó la mano. Los médicos lo mataron inyectándole benceno en el corazón
Josef Salomonovic, su madre y su hermano sobrevivieron al Holocausto. Tras la guerra, Irmgard F. vivió 76 años sin que la Justicia alemana la molestara. Tuvo que declarar varias veces, pero siempre como testigo. Su antiguo jefe la siguió visitando. La Justicia fue muy indulgente con él, igual que con otros criminales nazis. En 1955 fue condenado por complicidad en asesinato, pasó cinco años en la cárcel y quedó en libertad.
Colaborar con el crimen organizado
Pero la jurisprudencia ya no es la misma. Desde la sentencia contra el guardia de las SS John Demjanjuk en el año 2011, se considera que todo aquel que colaborara con un sistema organizado de asesinato es culpable, aunque no se le pueda atribuir ningún crimen concreto. Ese veredicto muestra que sin la tan cacareada minuciosidad de la Administración alemana el Holocausto no hubiera sido posible.
Irmgard F. fue arrestada el mismo día de su fuga. El Tribunal fijó el 19 de octubre como nueva fecha para el comienzo del juicio. Ahora por fin está teniendo que enfrentarse a su pasado.
Imagen de portada: La única foto que se tiene de ella. Esta es la única imagen conocida hasta hoy de Irmgard F.. El tribunal que la juzga no facilita fotografías y los acusados de estos crímenes suelen ocultar su rostro en los juicios.
FUENTE RESPONSABLE: El Correo XL Semanal. Por Nicholas Büchse.Octubre 2021.
Su nombre no es muy conocido más allá de Alemania, pero Sophie Scholl es una figura icónica en su país y su historia es extraordinaria.
En junio de 2021 se conmemoro el centenario del nacimiento de esta mujer que le hizo frente a Adolf Hitler y ello le costó la vida.
Su actividad en la resistencia ha sido relatada en libros, películas y obras de teatro. Y continúa inspirando a la gente hoy en día.
Scholl nació en 1921 en un país por aquel entonces convulsionado. Pero su niñez fue segura y cómoda.
Su padre era el alcalde de la ciudad suroccidental de Forchtenberg (aunque la familia se mudó después a Ulm) y Sophie y sus cinco hermanos se criaron en un hogar luterano que respetaba los valores cristianos.
Pero para cuando llegó a la adolescencia, Hitler estaba ya en el poder.
«No me digas que es por la patria»
Al principio, Sophie y su hermano mayor Hans apoyaban a la formación que lideraba Hitler desde 1921, el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP, por sus siglas en alemán), conocido coloquialmente como Partido Nazi.
Como muchos otros jóvenes, él se unió al movimiento Juventudes Hitlerianas y ella a la homóloga organización para niñas, la Liga de Muchachas Alemanas.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Las fotos corresponden a Hans (izq.) y Sophie Scholl cuando eran estudiantes alrededor de 1940.
Se dice que su padre, un ferviente crítico de Hitler, estaba horrorizado por el entusiasmo inicial de sus hijos, y que su influencia, así como la del resto de la familia y los amigos fue poco a poco surtiendo efecto en ellos.
Al final, los hermanos no pudieron reconciliar sus propias tendencias liberales con las políticas del Tercer Reich, como se llamaba entonces al Estado alemán, y, al darse cuenta de cómo sus amistades judías y artistas estaban siendo tratadas, empezaron a ser cada vez más críticos del régimen.
Para cuando Hitler invadió Polonia, en septiembre de 1939, su postura pasó a ser de oposición.
Los jóvenes alemanes estaban siendo enviados a la guerra, y en ese contexto Sophie le escribió a su novio Fritz Hartnagel, quien también era soldado: «No puedo entender cómo algunas personas continuamente ponen la vida de otros en riesgo. Nunca lo entenderé y pienso que es horrible. No me digas que es por la patria».
Sophie siguió los pasos de su hermano Hans y entró en la Universidad de Munich, donde él estudiaba medicina.
Allí hermano y hermana compartieron círculo de amigos, a quienes les unía el gusto por el arte, la cultura y la filosofía.
A Sophie, que estudiaba esta última materia además de biología, le gustaba bailar, tocar el piano y era una pintora talentosa, dicen.
Pero aquellas eran épocas violentas. Algunos de los estudiantes ya habían prestado servicio militar. Estaban viviendo bajo un gobierno militar y estaban decididos a resistir.
«No nos callarán»
Con ese objetivo, Hans Scholl y su amigo Alexander Schmorell fundaron el grupo Rosa Blanca, al que luego se unieron Sophie, Christoph Probst y Willi Graf, además de uno de sus profesores, Kurt Huber.
FUENTE DE LA IMAGEN -KPA/ UNITED ARCHIVES. La película alemana de 1982 «La Rosa Blanca» cuenta la historia de Sophie Scholl, su hermano Hans y los otros cuatro miembros del grupo.
Apoyados por una red de amigos y simpatizantes, imprimieron y distribuyeron volantes en los que instaban a la ciudadanía a resistir al régimen nazi, denunciaban asesinatos de judíos y exigían el fin de la guerra.
«No nos callarán», se leía en una de aquellas hojas. «Somos la Rosa Blanca, tu mala conciencia, y no te dejaremos en paz».
El grupo emitió su sexto panfleto a comienzos de 1943.
«El nombre de Alemania quedará dañado para siempre si la juventud alemana no se subleva, toma venganza y se expía al mismo tiempo, aplasta a sus torturadores y funda un nuevo espíritu europeo».
Ese fue su último panfleto.
FUENTE DE LA IMAGEN -EPA. Sophie Scholl arrojó los panfletos desde el piso superior de la Universidad Ludwig Maximilian en Munich.
El 18 de febrero de 1943, Hans y Sophie estaban distribuyendo volantes en la universidad.
No está claro por qué Sophie subió al piso superior del edificio principal de la universidad, desde el que se veía el atrio, y arrojó un manojo de panfletos por encima de la baranda. Muchos suponen que quería que la mayoría de los estudiantes los vieran.
Pero un conserje vio a las páginas caer y la denunció a la Gestapo,la policía secreta.
Ella y su hermano fueron interrogados y, después de un juicio corto, sentenciados a muerte.
Rehusaron divulgar la identidad del resto de miembros del grupo, pero las autoridades dieron con ellos de todas formas. En pocos meses todos habían sido ejecutados.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Conocido como el juez de Hitler, Roland Freisler (der.) condenó a muerte a Sophie y Hans Scholl y a Christoph Probst en febrero de 1943.
En la mañana en la que Sophie, quien por aquel entonces tenía 21 años, enfrentó la guillotina, dijo:
«Que día tan lindo y soleado, y debo marcharme… ¿Qué importa mi muerte, si por nosotros, miles de personas despertaron y fueron motivadas a emprender acciones?».
Esas palabras, su valentía, siguen siendo honradas hoy en Alemania, donde escuelas y calles llevan su nombre y el de su hermano. Y muchos lamentan que los otros miembros de la Rosa Blanca no sean tan recordados.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Los nombres de Sophie y Hans Scholl son bien conocidos en Alemania, pero mucho menos los de Alexander Schmorell, Christoph Probst, Karl Huber y Willi Graf.
Sin embargo, el nombre de Sophie también se ha explotado con otros fines.
Hace unos años hubo indignación cuando el partido de extrema derecha AfD emitió el eslogan «Sophie Scholl hubiera votado por AfD».
Durante un evento político en Hanover, el pasado noviembre, una joven mujer saltó al escenario y se comparó con Sophie Scholl.
En su momento, con motivo del centenario de su nacimiento, la Casa de la Moneda de Alemania emitió una moneda conmemorativa, hubo misas en su honor y un nuevo canal de Instagram dedicado a ella.
Muchos reflexionarán en silencio sobre la vida de una joven mujer cuya valentía y convicción todavía conmueven los corazones y mentes.
Imagen de portada:GETTY IMAGES. Al principio, de adolescente, Sophie Scholl apoyó a Hitler, pero sus opiniones respecto a él cambiaron.
FUENTE RESPONSABLE: BBC News Mundo. Por Jenny Hill, Corresponsal de la BBC en Berlín. Junio 2021
Sociedad y Cultura/Alemanía/Nazismo/Pena de muerte/Prisioneros políticos/Política.
Dos submarinos nazis se rindieron en Argentina tras la capitulación alemana. Al primero, el ‘U-530’, le faltaba un bote. Al ‘U-977’, 16 tripulantes. ¿Habían desembarcado los jerarcas nazis en las costas del Mar de Plata?
Ningún mando del Ejército aliado supo, durante los últimos días de la guerra, dónde se escondía Adolf Hitler.
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Sólo después de la rendición alemana comenzó a crecer el rumor de que el führer había permanecido hasta el último momento en el búnker de la Cancillería, donde se habría suicidado junto con su esposa, Eva Braun, y la familia Goebbels.
El 9 de junio, un mes antes de la capitulación formal de Alemania, el mariscal soviético Giorgi Zucov, cuyas tropas habían ocupado el búnker berlinés del führer, ofreció una conferencia de prensa en la que afirmó que no habían encontrado el cuerpo de Hitler, el cual posiblemente habría conseguido escapar de Berlín y que, según los servicios de inteligencia del Ejército Rojo, a escasas horas de su supuesto suicidio, un submarino alemán se había hecho a la mar en Hamburgo llevando a una mujer entre su tripulación.
Apenas tres semanas después, el 22 de mayo, mientras transcurrían las últimas horas del gobierno del almirante Karl Dönitz, al que el desaparecido Adolf Hitler había nombrado sucesor, en Buenos Aires, Argentina, el jefe del Estado Mayor de la Armada, Héctor Vernengo Lima, enviaba una comunicación secreta al ministro de Marina, Alberto Teissaire.
En ella le anunciaba que varios submarinos alemanes estaban cruzando el Atlántico rumbo a Argentina.
Otto Wehrmut, que estaba al mando del U-530, afirmó en los interrogatorios que en su nave no viajó ningún mando alemán. ¿Mintió?
El 26 de junio, la jefatura de la Policía de la Provincia de Buenos Aires informó de que un submarino no identificado había sido visto en las costas argentinas mientras era reabastecido de combustible por un velero.
De la nave, según el dossier, desembarcaron en un bote de goma un hombre y una mujer que fueron recibidos por un ciudadano alemán que los trasladó hasta una estancia en las inmediaciones.
Este dato coincide con un informe que el director del FBI, Edgar Hoover, recibió de un agente de contraespionaje en septiembre de 1944 titulado ‘Posible vuelo de Hitler a la Argentina’, en el que se mencionaba, como escondite factible, una estancia del conde de Luxburg, el encargado de las relaciones públicas del espionaje alemán desde la Primera Guerra Mundial.
Ultramar Sur.Adolf Hitler desapareció en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial. Su sucesor, Karl Dönitz (a la izquierda), rigió Alemania hasta su capitulación. A él le fue encomendada la operación Ultramar Sur.
‘Ultramar Sur, la última operación secreta del Tercer Reich’ es el título de la investigación de dos periodistas argentinos, Juan Salinas y Carlos Di Napoli, que reveló, por primera vez, documentación inédita de la rendición de los submarinos alemanes en las costas argentinas.
Los autores accedieron a los interrogatorios de los marinos germanos por parte de la Marina argentina, pero no pudieron acceder a los documentos que Estados Unidos y el Reino Unido aún conservan sobre la operación Ultramar Sur, guardados como top secret, y descalificados en 2020.
Salinas y Di Napoli trabajaron varios años para desentrañar las especulaciones acerca de que en los dos submarinos rendidos en las costas argentinas, el U-530, el día 10 de julio, y el U-977, el 17 de agosto, llegaron importantes jerarcas nazis y grandes tesoros procedentes del Tercer Reich.
Stalin nunca creyó en el suidicio del führer: «Hitler, no está muerto. Escapó. O bien a España o bien a Argentina»
La tripulación del primer submarino que se entregó en Mar del Plata, el U-530, estaba compuesta por 53 marinos, en su mayoría indocumentados, a las órdenes del teniente de navío Otto Wehrmut, de 25 años.
Los interrogatorios no lograron aclarar si en el submarino viajaban altos cargos alemanes, pero sí que en breve plazo se entregaría otra nave. El ministro Tessaire, en una rueda de prensa tras las pesquisas, comunicó que en el barco no se había hallado apenas documentación y que dada la juventud de la tripulación no parecía razonable que entre ellos se hubieran infiltrado jerarcas nazis.
Un ejército marino.La flota de submarinos construidos entre 1939 y 1945 por el Tercer Reich fue su arma de guerra más poderosa. Y también, la mejor manera para que algunos mandos nazis escaparan tras la finalización de la contienda. Dos de ellos llegaron en el invierno austral de 1945 a Argentina con decenas de oficiales a bordo.
La Armada argentina deseaba quedarse con la nave y el 12 de junio izó en su mástil la bandera nacional. Pero la reacción de Estados Unidos y Gran Bretaña fue fulminante: no sólo exigieron la entrega inmediata del submarino, sino también de la tripulación.
Ante el ultimátum, el Gobierno argentino puso la nave a disposición de Estados Unidos e Inglaterra. Era el 17 de julio, el mismo día que se iniciaba en Postdam la cumbre de los vencedores para tratar la posguerra.
Durante uno de los cócteles que tuvo lugar en la cumbre, el secretario de Estado norteamericano Jimmy Byrnes se acercó al líder ruso Joseph Stalin y, tras brindar con él, le preguntó si creía que Hitler estaba muerto, a lo cual Stalin respondió: «No está muerto. Escapó. O bien a España o bien a Argentina».
La rendición.El 10 de julio y el 17 agosto de 1945, las naves U-530 y U-977 arribaron a Mar de Plata (Argentina). Sus tripulaciones, compuestas por oficiales nazis, se entregaron. No iban llenos, lo que hace sospechar que desembarcaron a algunos pasajeros.
Al ‘U-530’ le faltaba un bote de goma. Uno similar se encontró en las cercanías de Necochea, una playa del sur de la provincia de Buenos Aires. Un despacho de la agencia UP fechado el 18 de julio en Londres dejó a la prensa mundial sin habla: «En las esferas oficiales de esta capital se afirma que Hitler desembarcó en Argentina el 30 de junio transportado por el U-530».
Los aliados, para confirmar este hecho, no tuvieron mejor idea que preguntar a los oficiales alemanes detenidos. Eberhardt Godt, el histórico lugarteniente de Dönitz, afirmó: «Si se hubieran hecho preparativos para sacar a Hitler de Alemania, yo me habría enterado».
El segundo submarino, el U-977, al mando de Heinz Schäffer, finalmente se entregó en Mar del Plata el 17 de agosto. Habían pasado tres meses desde su partida de un puerto noruego.
El U-977 tenía 16 plazas libres, lo que provocó todo tipo de suspicacias y dio aún más fuerza a las versiones de los desembarcos anteriores a la fecha de su rendición. Tras su entrega en Mar del Plata, toda la tripulación fue conducida a Estados Unidos donde los oficiales fueron acusados de colaborar con la fuga de Hitler y Eva Braun.
Pero aunque en 1947 los marinos fueron liberados, el contenido de los interrogatorios ingleses y estadounidenses fue declarado secreto.
El misterio de su muerte. La historia oficial afirma que el führer y Eva Braun se suicidaron junto con la familia Goebbels en el búnker de la Cancillería en Berlín. Pero una investigación señala que Hitler pudo escapar de Alemania en un submarino y vivir en Argentina hasta su muerte.
En agosto de 2003, el Gobierno argentino ordenó investigar la destrucción de unos dossieres que revelaban la identidad de 49 jerarcas nazis que llegaron al país al término de la guerra, entre ellos, Adolf Eichmann, Josef Menguele y Erich Priebke. Habían entrado al país bajo los nombres falsos de Ricardo Klement, Helmut Gregor y Otto Pape.
En 1960, tras una infiltración del servicio secreto israelí, Eichman fue llevado a Israel, donde fue juzgado y condenado a la horca.
En el caso del médico Joseph Menguele, la historia oficial relata que ingresó en Argentina como ciudadano italiano, que en 1960 se refugió en Paraguay y que en 1979, a los 79 años, falleció en Brasil.
En el caso de Erich Priebke, que se ocultó como Otto Pape, la justicia italiana lo condenó a cadena perpetua por el asesinato de 335 ciudadanos de ese país en las Fosas Ardeatinas y finalmente logró extraditarlo a Italia en 1994.
Imagen de portada: Gentileza de Zenda. Autores, libros y compañía.
FUENTE RESPONSABLE: El Correo XL Semanal. Abril 2022
Sociedad y Cultura/Segunda Guerra Mundial/Nazismo/Hitler
Muy despacio, cuidadosamente, jóvenes soldados sacan de la tierra huesos humanos enterrados hace décadas. Junto con los restos hay trozos de tela y suelas de zapatos.
Están descubriendo un capítulo poco conocido del Holocausto en el oeste de Bielorrusia.
La fosa común fue descubierta durante los trabajos de construcción de un bloque de apartamentos de lujo.
Desde entonces, soldados especialmente entrenados han desenterrado los restos de más de 1.000 judíos, asesinados cuando la ciudad de Brest fue ocupada por la Alemania nazi.
«Los cráneos tienen agujeros de bala», dice Dmitry Kaminsky.
Su equipo militar generalmente busca los restos de soldados soviéticos. Aquí, en cambio, han encontrado pequeños cráneos de adolescentes y un esqueleto femenino con los restos de un bebé, como si ella lo hubiera estado acunando.
Miles de ejecuciones
Antes de la Segunda Guerra Mundial, casi la mitad de los 50.000 habitantes de Brest eran judíos.
Más de 5.000 hombres fueron ejecutados poco después de la invasión alemana en junio de 1941.
Este era el bosque de Bronnaya Gora a donde fueron llevados miles de judíos de Brest para ser asesinados.
Los que quedaron fueron llevados al gueto: varias cuadras del centro de la ciudad rodeadas de alambre de púas.
En octubre de 1942, llegó la orden de eliminarlos.
Los subieron a trenes de carga en los que viajaron durante más de 100 km hasta un bosque. En Bronnaya Gora, miles más fueron fusilados.
Se cree que la recientemente descubierta fosa común en el antiguo gueto contiene los restos de aquellos que lograron esconderse en un principio, solo para ser rematados más tarde.
«Nadie habló de ello oficialmente»
«Cuando mis padres regresaron, la ciudad estaba medio vacía», dice Mikhail Kaplan, hojeando instantáneas en blanco y negro en la mesa de su cocina.
Mikhail mira el lugar donde hallaron la fosa común en lo que antaño era el gueto de Brest.
Sus padres pudieron escapar de la masacre porque estaban fuera cuando los alemanes invadieron Brest. Las fotografías de Mikhail son de tías, tíos y primos que fueron asesinados.
«Mi padre nunca habló sobre lo que sucedió, fue demasiado doloroso. Pero mi abuela lloraba todo el tiempo recordando a Lizochka», explica mientras agarra una fotografía de su tía Liza vestida para salir una noche con amigos.
La tía de Mikhail, Liza (derecha) saliendo con dos amigos. Los tres fueron asesinados por los nazis.
Aquí Liza posa con su hija, Ruth, quien también murió.
Después de la guerra, sin embargo, Mikhail dice que la masacre judía no fue conmemorada.
«Todos sabían lo que había sucedido, pero nadie habló de ello oficialmente», dice. «Los alemanes nos destruyeron, deliberadamente. Los soviéticos simplemente se quedaron en silencio».
Incluso ahora, el museo del Holocausto en Brest es una sala en un sótano, curado y dirigido por la pequeña comunidad judía que se estableció en la ciudad después de su liberación.
Las exhibiciones incluyen las historias milagrosas del puñado de sobrevivientes del gueto que se escondieron debajo de pisos falsos o detrás de paredes en sus casas durante meses.
El pequeño museo judío en Brest describe la vida en el gueto.
También hay un registro de la ciudad mantenido por los alemanes. El 15 de octubre de 1942 había registrados 17.893 judíos en Brest. En el registro del día siguiente, ese número aparece tachado.
«Por eso sabemos cómo fue liquidado el gueto», explica el líder de la comunidad, Efim Basin.
Basin sospechaba que los trabajadores podrían encontrar algunos cuerpos en el lugar de la construcción, pero nunca tantos.
«Esto solo subraya lo poco que sabemos sobre nuestra historia», agrega.
Él estuvo explorando los archivos a lo largo de los años, intentando corregir eso. Pero los testimonios de los testigos son limitados. Y el destino de los judíos en Bielorrusia siempre se ha fusionado con las pérdidas catastróficas sufridas en general bajo la ocupación.
Lápidas del cementerio judío fueron removidas para construir un estadio deportivo.
«Los funcionarios repetirían el mantra ‘¡Nunca olvidaremos!’ sobre los muertos, pero la parte judía fue silenciada», recuerda Efim.
«Todos los monumentos de guerra estaban dedicados a los ‘ciudadanos soviéticos'», dice, afirmando que eso se debe en parte al antisemitismo y en parte al énfasis soviético en la idea de «una nación».
«Pero eso fue muy ofensivo. Los judíos no fueron asesinados por resistirse a los nazis. Fueron asesinados porque eran judíos».
Un nuevo monumento
Al recorrer la ciudad a pie, Efim señala las muchas huellas de la vida judía.
El cine de Brest fue construido encima de la sinagoga principal de la ciudad durante la era soviética.
Entre ellas se incluye la sinagoga principal, con un cine cilíndrico construido sobre ella en la época soviética. Las paredes de mármol originales todavía están intactas en el interior, demasiado sólidas para ser destruidas.
El cementerio judío, parcialmente demolido por los nazis, fue luego liquidado por la URSS. Las tumbas fueron apiladas y se construyó un estadio deportivo encima.
El único monumento en recuerdo del Holocausto en el centro de la ciudad fue creado por la comunidad judía y la diáspora.
El monumento en recuerdo de las miles de víctimas judías en Brest fue construido por la comunidad sobreviviente.
Así que ahora están presionando para construir un nuevo monumento en el lugar donde las víctimas fueron ejecutadas. Las propuestas hasta ahora, sin embargo, incluyen plantar algunos árboles en lo que después será el jardín de los apartamentos de lujo.
«Algunas personas dicen que están construyendo sobre huesos, pero eso no es cierto», insiste Alla Kondak, del departamento de cultura de la ciudad.
«Solo detendremos el trabajo de excavación una vez que se hayan recuperado todos los restos».
Esos huesos se volverán a enterrar en el cementerio de la ciudad, y Kondak no ve necesidad de más.
«¡Hay tumbas por todas partes aquí! Los alemanes dispararon y enterraron a las personas en el lugar», argumenta.
La fosa común fue encontrada en un área de la parte vieja de Brest, donde los nazis forzaron a los judíos a vivir.
Pero parece que pocos ciudadanos son conscientes del destino específico de los judíos.
«No aprendimos nada en la escuela sobre el gueto de Brest», admiten dos mujeres de veintitantos años. «No creo que nadie de nuestra edad realmente sepa nada».
«No sé nada sobre el gueto o la fosa común», dice una señora mayor, cerca del sitio de excavación.
Pero a medida que se acaba otro día de excavación, los soldados salen de la fosa con más cajas llenas de huesos.
Con cada fragmento recuperado del suelo, la historia se hace más difícil de ignorar.
Imagen de portada: Gentileza de BBC New. Los restos humanos fueron encontrados durante los trabajos de construcción de un bloque de apartamentos.
FUENTE RESPONSABLE: BBC News, Brest,Biolorrusia. Por Sarah Rainsford. Abril 2022.
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