ANNA BOCH, MÁS QUE LA MUJER QUE COMPRÓ UN VAN GOGH.

Cuando nadie estaba comprando las obras del artista neerlandés, ella se hizo con ‘El viñedo rojo cerca de Arlés’. Aunque no es solo una coleccionista: ella misma fue una destacada pintora post-impresionista.

Si deseas profundizar en esta entrada; por favor cliquea adonde se encuentre escrito en “azul”. Muchas gracias.

No le pasa a mucha gente, pero Anna Boch ha logrado un lugar imborrable en la historia gracias a un día de compras. Cuando nadie estaba adquiriendo los cuadros de Vincent Van Gogh, ella se hizo por 400 francos de la época con El viñedo rojo cerca de Arlés, una de las pocas obras –la leyenda dice la única– que Van Gogh vendió en vida. El pintor había sido invitado a participar en una muestra de pintura en Bruselas, y aunque llevó varias obras, solo vendió la que Boch adquirió.  

Por ello, poco importa lo poco profunda que sea la biografía o el texto que aborda la trayectoria del artista holandés: Boch siempre tendrá una mención. Ella es, parece indicarnos la historia, la mujer que supo ver algo antes que el resto. Y no estamos ante una simple y hábil compradora de obras de arte: ella misma era una artista por derecho propio. 

Anna Boch nació en Saint-Vaast, un pueblo belga hoy integrado en La Louvière y no muy lejos de Bruselas, en 1848, en el seno de una familia acomodada de la alta burguesía. 

Una condición reflejada en su educación, gracias a la cual recibió una formación tanto en música –y no dejará de organizar conciertos hasta que pierde el oído– como en pintura. De adulta, Boch será una mujer independiente y moderna –como demuestra el hecho de que viajaba sola en una época en la que eso no estaba muy bien visto– y usará sus conocimientos educativos para crear su propia carrera.

Su padre, Victor Boch, era uno de los fundadores de una empresa de lozas lo suficientemente importante como para acabar vendiendo sus productos a nivel mundial (y que ha tenido una vida muy larga: aunque ha ido atravesando diferentes crisis, sigue existiendo bajo el nombre Royal Boch). Su familia, de hecho, estaba conectada a la propiedad del gigante de la porcelana Villeroy & Boch. 

Gracias a las relaciones de su hermano Eugène, Anna Boch se adentrará en los círculos de los artistas de la vanguardia en el París de fin de siglo. Boch se vincula con los círculos impresionistas y ella misma es una de las pioneras en aplicar esas técnicas pictóricas en Bélgica. 

Como recuerdan ahora los medios de ese país, ella fue la primera en sacar el caballete a la naturaleza y pintar au plein air. Boch es, así, uno de los nombres del post-impresionismo belga, estando conectada con los movimientos de vanguardia de ese país. 

En 1886, se convierte en parte del llamado Grupo de los XX, un círculo pictórico cuyos miembros buscaban hacer avanzar la pintura y que, sobre todo, ponían la luz en el epicentro de sus obras. No será el único: en 1904 se vuelve también una de las creadoras de un nuevo grupo pictórico belga con objetivos de transformación, el Vie et Lumières. 

En vida, las obras de Boch se pudieron ver en el Salon des Indépendants parisino –donde vendían los impresionistas– y en diferentes exposiciones. Es decir, no era simplemente una mecenas –una tan hábil que, además de con un Van Gogh, se hizo con obras de Gauguin, Seraut o Signac que ahora se exponen en museos de primer nivel de medio mundo– sino también una pintora por derecho propio, por mucho que su nombre haya pasado a los libros más bien como el de la mujer que hizo una adquisición brillante. 

A su muerte, en 1936, en Bruselas, su impresionante colección de obras fue legada, en parte, a los Museos Reales de Bellas Artes de la ciudad; otra parte vendida para seguir dando apoyo financiero a artistas con problemas económicos; y heredada, otra, por su ahijada Ida van Haelewijn. 

Su trayectoria está siendo iluminada en los últimos años. A los catálogos temáticos que se han ido publicado sobre su obra, se ha sumado un documental belga y la presencia de su figura y sus cuadros en diferentes exposiciones. Además, la obra y vida de Boch protagonizarán una gran exposición temática en pocos meses. El Mu.ZEE, en Ostende, conmemorará el 175 aniversario de su nacimiento con Anna Boch, un voyage impressionniste. Entre julio y noviembre, se podrá descubrir a la pintora y un cierto intento de reconstrucción –préstamos mediante– de su colección de obras. 

Aunque un poco más cerca –geográficamente– también se puede descubrir ya mismo al menos una de sus pinturas: la exposición Arte belga. Del impresionismo a Magritte. Musée d’Ixelles muestra, antes de su fin a principios de marzo, un cuadro de Anna Boch en el Museo Carmen Thyssen Málaga. 

Imagen de portada: ‘Retour de la messe par les dunes’, por Anna Boch (1893-1895).

FUENTE RESPONSABLE: Ethic. Por Raquel C. Pico. 17 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Arte/Pintura/Impresionismo/Mujeres/Anna Boch.

La extraordinaria, artística, familiar y mundana vida de Joaquín Sorolla.

El gran pintor valenciano, del que este año se cumple el centenario de su muerte, fue rico, famoso y feliz al lado de su mujer, Clotilde, hasta su prematuro y triste final.

Otros genios como Charles Chaplin, Edgar Allan Poe, Louis Armstrong o Coco Chanel fueron huérfanos igual que Joaquín Sorolla. El cólera se llevó a los padres del pintor valenciano, quien, como sus afines de orfandad, pareció iniciar una búsqueda incesante, como la de John Wayne y Jeffrey Hunter en Centauros del Desierto (algo menos angustiosa), y paralela: la búsqueda de los padres perdidos representada en el destino de la vida. 

Una suerte de metáfora parental.

Fotografía de Sorolla (1908), por Gertrude Käsebier

La vida, el arte, la belleza y la luz como antídoto y olvido y tierra de la desgracia: «El arte no tiene relación con la fealdad o la tristeza. La luz es la vida de todo lo que toca; así que cuanta más luz haya en la pintura, más vida, más verdad, más belleza tendrá». Sus más de tres mil pinturas (también se dice que fueron más de cinco mil, incluyendo sus bocetos) contrastan con las menos de cincuenta que realizó otro genio como Vermeer. La necesidad de expresión artística constante (pintaba todos los días y solo paraba para comer y dormir la siesta hasta que llegaba la noche), también en constante evolución que, a pesar de ser conocido universalmente por sus obras del mar, le hizo inclasificable.

‘Marina’ (1880)

Sorolla fue y es un pintor famosísimo y paradójicamente desconocido por su magnitud artística y numérica. El artista niño de las marinas valencianas impresionantes o el adolescente impresionado por los impresionistas que siguió siendo en su vida adulta. 

La impresión perenne, entre tanta repetición, también en la vida y con Clotilde, la hija del fotógrafo a cuyo servicio entró a trabajar y con la que acabó casándose y a la que escribía una carta todos los días cuando estaban separados (y ella a él) y le enviaba un ramo de flores. 

Sorolla quería volar de Valencia y la oportunidad surgió cuando la Diputación Provincial convocó un concurso para conceder una beca de estudios en Roma.

‘Quinta Avenida de Nueva York’ (1911)

Tenía 21 años, presentó su obra El Grito del Palleter (El Palleter fue el sobrenombre de Vicente Doménech, que según la leyenda fue el primer español en levantarse contra Napoleón) y aceptó el premio que ganó con ironía, confesándole a un amigo: «Para darse a conocer y ganar medallas, hay que hacer muertos». 

Ya conocía a Velázquez, se rebelaba como estudiante frente al corsé de la escuela y ahondaba en el realismo que terminó aderezando, alimentándolo (incluso con el fauvismo o el guache de sus posteriores impresiones neoyorquinas) hasta hacerlo propio.

'Alfonso XIII con uniforme de húsares' (1907)

‘Alfonso XIII con uniforme de húsares’ (1907)

Después de casarse, de vivir en Italia, de algunos reveses de los críticos y de quedar definitivamente atrapado por el impresionismo, se instaló con su familia en Madrid, donde a los pocos años alcanzó una fama casi heroica. 

A partir de ahí fue la luz su guía, como una estrella en su Mediterráneo. 

Viajó por toda Europa y realizó retratos, que le hicieron millonario, a los más relevantes personajes de su época (desde el rey Alfonso XIII, hasta Galdós o Louis Comfort Tiffany, fundador de la famosa casa) que también fueron sus amigos. 

Los veranos en Jávea, sin embargo, produjeron las pinturas que él mismo consideró como las mejores de su carrera, con la luz ya como absoluta protagonista, como El Sol de la Tarde o El Bote Blanco.

'El bote blanco'

‘El bote blanco’ (1905)

La obra de su vida, según confesión propia, fueron los paneles que le encargó para su biblioteca la Hispanic Society de Nueva York en los últimos años, la encomienda final o una suerte de techo de una Capilla Sixtina sorollista. 

Fueron los años en que compró el solar y construyó su casa en la calle del General Martínez Campos de Madrid con el dinero que recibió de la institución estadounidense y con la intención de que a su muerte fuera el museo que actualmente es, y cuando ya hacía décadas que era considerado una estrella absoluta en toda Europa y Estados Unidos. 

Poco después de terminar los paneles sufrió un derrame cerebral que le impidió volver a pintar hasta su muerte (se le paralizó la mano izquierda y era zurdo), tres años después. 

Un hecho que describió de forma cruda y exacta su amigo Ramón Pérez de Ayala, como triste epílogo de una vida extraordinaria, artística, familiar y mundana:

«Una fina y templada mañana madrileña del mes de julio, en su jardín, Sorolla pintaba el retrato de mi mujer, observándole yo, a su lado. Éramos los tres solos, bajo una pérgola enramada. Levantóse una vez y se encaminó hacia su estudio. Subiendo los escalones, cayó. Acudimos mi mujer y yo en su ayuda, juzgando que había tropezado. Le pusimos en pie, pero no podía sostenerse. La mitad izquierda del rostro se le contenía en un gesto inmóvil, un gesto aniñado y compungido, que inspiraba dolor, piedad, ternura. Comprendimos la dramática verdad; la cuerda, extremadamente tirante, se había quebrado …».

Imagen de portada: Autorretrato (1909)

FUENTE RESPONSABLE: El Debate. España. Por Mario de Las Heras. 13 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Arte/Pintura/En memoria/Joaquín Sorolla

La fascinante historia de Archer Milton Huntington, el millonario estadounidense enamorado de la cultura española que fundó la Hispanic Society.

Un millonario estadounidense enamorado de nuestra cultura erigió en Nueva York el museo que alberga la mayor cantidad de tesoros artísticos españoles fuera de nuestras fronteras. 

Una monumental escultura del Cid Campeador se erige en medio de una

explanada, frente a una fortaleza renacentista incongruentemente situada en medio del colorista barrio hispano de Harlem, en Nueva York. 

Parece como su la hubieran plantado allí extraterrestres. 

La música latina de los coches retumba y penetra por la fachada del edificio, que alberga un museo que fue concebido hace casi 120 años por un millonario estadounidense para acoger la colección de arte precedente de la península ibérica y América Latina más importante de Estados Unidos. 

Sus imponentes muros protegen alrededor de medio millón de objetos que engloban 9.000 años de cultura hispánica, aglutinados a velocidad de vértigo por parte de Archer Milton Huntington (Nueva York, 1870-Connecticut, 1955), el heredero de un imperio ferroviario y naval.

Él fue quien emprendió, con su alma de poeta y sus millones heredados, este grandioso proyecto. Los nombres de Colón, Simón Bolívar, Lope de Vega, Cervantes, Loyola o Camoens están inscritos en la fachada de manera aleatoria, casi caprichosa.

Día de la inauguración de la exposición de Sorolla, en 1909.

La primera vez que visité el museo de Harlem, hace tres décadas, el edificio estaba en plena decadencia. 

Este proyecto quijotesco, puesto en marcha hace más de 120 años siguiendo el estilo beaux arts, tuvo como inspiración el castillo de Vélez Blanco de Almería, cuyo patio está ahora a poca distancia, en el Museo Met de Nueva York, después de ser trasladado piedra a piedra desde España cuando todavía se permitía hacer este tipo de cosas. 

Un bajo relieve dedicado a Don Quijote y una primera edición de la obra de Cervantes se encuentran entre las joyas que alberga, al igual que un cuadro de John Singer Sargent retratando una danza española. Así hasta llegar a medio millón de objetos artísticos que reflejan el romanticismo del millonario y su amor por el arte hispánico.

¿Cómo es posible que este refugio lleno de tesoros no fuera más conocido? ¿Por qué solo una persona me había mencionado este mágico lugar? 

Aislado de su entorno latino y lejos de la atención del gran público, el museo parecía destinado al olvido. 

Su futuro no resultaba muy halagüeño hasta que Philippe de Montebello, exdirector del Met y presidente de la Hispanic Society, encargó a un grupo de arquitectos liderados por Annabelle Selldorf acometer su renovación. 

Así nos cuenta el proyecto la fundadora de la firma arquitectónica que lleva su nombre y que ha renovado, entre otros, la Neue Galerie de la familia Lauder en la Quinta Avenida: “El museo y biblioteca de la Hispanic Society son de los lugares más especiales y únicos de Nueva York. 

La colección, los edificios y todo el conjunto crean algo que no se encuentra en ningún otro lugar. Ha sido una joya por descubrir durante demasiado tiempo. 

Estoy entusiasmada porque espero que con la reapertura del edificio principal [el 30 de marzo], con un nuevo acceso, muchas más personas tendrán la oportunidad de descubrir este asombroso espacio”.

Vista exterior del museo.

El director de esta institución, Guillaume Kientz, antiguo responsable del departamento de Arte español y latinoamericano del Museo del Louvre, enumera una lista de obras de arte que dejaría a cualquier persona estupefacta: “Tenemos cinco Goyas, siete Grecos, tres Velázquez y 243 Sorollas”. 

¿Cómo era el hombre que creó esta institución? ¿Cómo era de humilde para que, a diferencia de sus mecenas contemporáneos, decidiera no bautizarla con su nombre y así ser recordado para la posteridad?

Archer M. Huntington era el único hijo de Collis Potter Huntington, magnate de ferrocarriles y navieras y uno de los hombres más ricos del siglo XIX. 

Collis adoptó al entonces adolescente Archer y le concedió su apellido tras casarse con su madre, Arabella Worsham.

Sus padres ya eran grandes coleccionistas de obras maestras del arte europeo, de artistas como Rembrandt o Vermeer, que fueron donadas tras su muerte a museos. 

Sin embargo, Archer decidió seguir un camino diferente y adentrarse en el mundo de la cultura hispánica, una fascinación que se le despertó a los 10 años, cuando, durante una visita al rancho tejano de su tía Emma, descubrió la lengua española escuchando a los trabajadores mexicanos. 

Poco después comenzó a construir maquetas de museos con papel cartón y a decir que su mayor deseo sería vivir en uno de ellos. A los 14 años, una tutora de Valladolid contratada por sus padres le enseñó la lengua castellana y le acercó más a una pasión que mantuvo toda su vida.

‘La duquesa de Alba de negro de Goya

‘La duquesa de Alba de negro’, de Goya

En una época en la que estaba de moda coleccionar arte europeo, la querencia hispana del joven Archie hizo que se convirtiera en el hazmerreír de otros coleccionistas pudientes, según él mismo le admitió a su madre en las cartas que le escribía. 

Ella, que amaba un arte diferente, fue sin embargo instrumental para animar a su hijo a pagar precios altísimos para conseguir obras del calibre del Retrato de la duquesa de Alba de negro, de Goya, o el Retrato de niña, de Velázquez. 

Pagó incluso con su patrimonio los 600.000 dólares de la época que pedían por el Retrato del condeduque de Olivares, también de Velázquez, y lo entregó como obsequio a la Hispanic Society en memoria de su marido Collis.

Retrato de Sorolla del artista Louis Comfort Tiffany.

Retrato de Sorolla, del artista Louis Comfort Tiffany.

Al inicio de su etapa de coleccionista, Archie, en su afán por rellenar las paredes vacías, se distinguió por comprar rápido y casi a granel. Este frenesí acabó dejándole con una primera muestra compuesta por muchas obras atribuidas erróneamente a grandes pintores que en realidad eran copias. 

Resuelto a abrir nuevos caminos y a descubrir maestros contemporáneos, se marchó a Europa y fue precisamente en París donde conoció a Zuloaga, uno de los artistas más importantes de su colección. 

Pero no fue hasta su visita a Londres cuando descubrió en la Galería Grafton a un pintor que le cautivo de por vida: el valenciano Joaquín Sorolla. 

Huntington decidió dedicar en 1909 la primera exposición de la Hispanic Society al pintor de la luz. En poco más de un mes, la muestra recibió casi 160.000 visitantes, que no solo pusieron al museo, ubicado bastante al norte de Manhattan, en el mapa cultural, sino que convirtieron a Sorolla en uno de los artistas preferidos del público estadounidense. 

En 1911, el millonario encargó al pintor la colosal tarea de reflejar la visión de las distintas regiones de España a través de lienzos de tres metros y medio de alto que ocupan, cuando se alinean, un espacio de 60 metros de largo. La tarea acaparó los siguientes ocho años de la vida de Sorolla, quien, con una salud ya en decadencia, nunca pudo ver los lienzos colgados en la Hispanic Society de Nueva York.

Tras divorciarse de su primera esposa después de 25 años de matrimonio, Archer conoció a la escultora Anna Hyatt, hija de un profesor de Paleontología y Zoología de Harvard, y considerada como una de las artistas más importantes del momento en su campo. 

A ella le encargó realizar la estatua del Cid Campeador que preside la explanada de la Hispanic Society. En 1923 se casaron en el estudio de la escultora. Él tenía 53 años y ella, 47. La pareja, que compartía las mismas pasiones por la naturaleza y el arte, acabó fundando 20 museos y reservas naturales. 

Anna Hyatt Huntington, que fue galardonada en su día con la Legión de Honor francesa, tiene esculturas repartidas por todo Nueva York y el mundo, como Los portadores de la antorcha, con copias en Valencia y Madrid; José Martí, en Central Park, o la Juana de Arco de Riverside Park, la primera escultura ecuestre realizada por una mujer. 

El rey Alfonso XIII, a quien la pareja conocía, le pidió expresamente una copia de su Cid Campeador, que se puede ver en Sevilla.

Hispanic Society

Interior del museo.

El reto al que ahora se enfrenta la Hispanic Society es cómo conectar las joyas y el pasado histórico del museo con el barrio en el que se asienta. Cuando se empezó a construir, la comunidad estaba básicamente compuesta por adinerados afroamericanos que vivían en magníficos edificios con vistas al río. 

Hoy en día los habitantes son mayoritariamente dominicanos, puertorriqueños y cubanos, cuyas vidas fueron inmortalizadas por Lin Manuel Miranda en su musical (y luego película) En un barrio de Nueva York.

Su padre es el activista hispano Luis A. Miranda, que ha sido asesor de asuntos latinos en Nueva York desde los años ochenta y trabajó para políticos como Edward Koch, que llegó a ser alcalde de Nueva York, e incluso para la senadora y candidata a la presidencia Hillary Clinton

Ahora apoya diversas iniciativas del museo, al que describe como “un oasis de arte y belleza en el corazón de Washington Heights”.

Miranda es un referente en la comunidad, además del fundador y primer presidente de la Hispanic Federation, que cumple ya tres décadas, y vicepresidente del Northern Manhattan Alliance, una institución con la que el museo colabora muy de cerca. 

El año pasado organizó una muestra precisamente sobre En un barrio de Nueva York, con las fotos originales de la obra de teatro, el musical y la película, inspiradas en el barrio en el que se ubica el museo.

Guillaume Kientz

Guillaume Kientz, el director del museo.

Una conexión entre el pasado, el presente y el futuro —de Washington Heights y de Nueva York entero— que también trata de fomentar el director de la institución: “Nuestro fundador, Archer Huntington, apostó por artistas contemporáneos como Sorolla, López Mezquita y Zuloaga. 

Nosotros estamos intentando hacer lo mismo con artistas españoles y latinoamericanos actuales, al igual que con artistas de la comunidad latina, para entablar una conversación entre el presente y el pasado. La idea es que gente interesada en Sorolla descubra artistas contemporáneos y viceversa”, comenta Kientz.

Se pretende así establecer un diálogo, un puente entre la colección histórica y los artistas locales, y crear a su vez en las magníficas terrazas y explanada del museo “una especie de ágora con comidas y actividades donde la gente se pueda reunir para comer, tomar un café o jugar al dominó y pasar el día”, añade el director. 

“Nuestra misión es conjugar lo local con lo global. Tenemos obras de Filipinas, España, América Latina, Portugal… pero también tenemos artistas locales con los cuales estamos trabajando. Cada año, durante seis meses, presentaremos la obra de uno de ellos en la explanada. Este año la elegida será Marta Chilindron”.

Mientras lo entrevisto en las grutas de este edificio histórico, se encuentra atareado en el proceso de embalar centenares de obras de arte, entre ellas el Retrato de la duquesa de Alba de Goya y el Retrato de niña de Velázquez, que han sido cedidas a la Royal Academy de Londres para su exposición de los tesoros de Hispanic Society, nunca vistos en Inglaterra, y que permanecerá abierta hasta el 10 de abril.

El 18 de mayo de este año se celebrará asimismo una gran gala conmemorando el centenario de la muerte de Sorolla. 

Esa noche el museo se vestirá de gala y quizá el fantasma de un hombre alto y delgado como Archer, que muchos vigilantes aseguran haber visto deambular por sus salas, respire con satisfacción y considere que su misión ha sido finalmente cumplida.

Inmaculada Concepción de Juan Carreño Miranda.

Inmaculada Concepción, de Juan Carreño Miranda.

Imagen de portada: Interior del Museo

FUENTE RESPONSABLE: Vanity Fair; Cultura. Por Emma Roig. 11 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/España/Pintura/Arte/Nueva York

La pintura esotérica de Leonora Carrington.

La Fundación Mapfre reúne 188 piezas en la primera retrospectiva que se dedica en España a una pintora que inició sus andaduras en el surrealismo y terminó desarrollando una obra simbólica e impregnada de feminismo.

Si deseas profundizar en esta entrada; por favor cliquea adonde se encuentre escrito en “azul”.

Estas vivencias supusieron un antes y un después en una creadora que había apostado por el desarraigo familiar (renunció incluso a los lazos con sus tres hermanos) y que despertaron en ella una serie de complejas identidades que reflejó en un óleo de atmósfera misteriosa y luz inquietante: «Down Below» (1940). Un cuadro de fuerte ritmo personal que podría definirse, casi de manera paradójica, como «Autorretrato de grupo» y en él aparece dibujado un conjunto de cinco figuras. Cada una corresponde a los caracteres que, según aseguraba la creadora, anidaban en su interior.

«Artes», uno de los óleos de Leonora Carrington Fundación Mapfre

Esta es una de las 125 telas que nunca se han visto con anterioridad en nuestro país y que a partir de ahora pueden contemplarse en la exposición que la Fundación Mapfre dedica a la pintora. Esta retrospectiva, comisariada por Carlos Martín, Tere Arcq y Stefan van Raay, es la primera dedicada a Leonora Carrington en España y también una de las más completas que se han organizado a nivel internacional. Un ambicioso recorrido que supone un amplio retrato de una mujer que permaneció activa hasta su fallecimiento en 2011 en México, pero que todavía continúa siendo una desconocida por la mayor parte del público, poco familiarizado con su obra.

El punto de arranque es la huella que dejaron en su imaginación las lecturas de su biblioteca juvenil (que se encontraba perdida y que gracias a esta exhibición se ha podido recuperar). 

Estaba compuesta por libros de variados, tanto de los Hermanos Grimm como los de «Alicia en el País de las Maravillas», de Lewis Carroll, y «La isla del tesoro», de Robert Louis Stevenson, entre otros.

La afición a las historias de hadas y seres fantástico no tardó demasiado en poblar su mirada de extraños seres que, junto al deslumbramiento que más tarde le produjo la pintura de Patinir y El Bosco en el Museo del Prado, alentaron en su ánimo un universo de figuras que más adelante protagonizarían gran parte de sus composiciones pictóricas. 

La diferencia, y este es quizá uno de los detalles que mejor pueden apreciarse en el recorrido, es cómo varía con el curso de los inviernos su manera de tratar estos elementos y cómo, también, sin alterar apenas las figuras, evolucionan y pasan de formar parte de los por entonces transitados meandros del surrealismo hasta convertirse en algo puramente simbólico.

Leonora Carrington, que disfrutó de una enriquecedora estancia en Florencia cuando apenas contaba 15 años, quedó enseguida prendida de la obra y la figura del pintor Max Ernst. 

Con él, de hecho, vivió un floreciente romance que empujó a la joven artista a abandonar su hogar paterno y mudarse con él a la localidad francesa de Saint Martin-d’Ardèche. 

Allí, juntos, decoraron su hogar (la exposición muestra las puertas que ella pintó como si fueran telas). Su relación, en la que la edad jugó sin duda un papel clave (los separaban 21 años), solo se vio interrumpida por el estallido de la Segunda Guerra Mundial y la detención de Max Ernst por su procedencia alemana. Este es el momento en que huye a España y afronta uno de los momentos más trascendentales de su trayectoria.

«green Tea», de Leonora Carrington Fundación Mapfre

Durante este tiempo desarrolló una iconografía personal a través de la cual se representaba ella misma en sus obras. 

El caballo, el árbol, las hienas o las diferentes diosas que vemos en sus lienzos (sobre todo, a partir de la lectura que hace de «La diosa blanca», de Robert Graves) son elementos distinguibles de sus composiciones. 

Pero solamente fue a partir de los hechos trágicos que viviría en España cuando su obra da un enorme salto y adquiere una extraordinaria madurez. Sería justo después de abandonar Europa y dejar atrás Nueva York. 

Cuando se refugió en dos baluartes que resultaron proverbiales para su porvenir: México y el resguardo que le ofrecía su matrimonio con Emerico Weisz, «Chiki», la mano derecha del fotógrafo Robert Capa.

Influencia italiana

A partir de este instante afloraría lo que había permanecido latente en ella, pero a lo que no había dado salida aún. Se acercó a Roberto Matta, se reencontró de nuevo con Max Ernst –nunca más volvieron a estar juntos, sin embargo–, como puede verse en «Green Tea», de 1942, y asomó la influencia clarísima que dejaron en ella los genios italianos que cruzaron las décadas del Trecento y el Quattrocento. Un rastro que se puede reconocer sin dificultad en «The Kitchen Garden on the Eyot», de 1946, y en su manera que tiene de disponer las escenas interiores, donde la cuarta pared nunca existe, una de las características comunes de la pintura italiana durante todo ese largo periodo.

Pero según evoluciona en su arte irán emergiendo otras inquietudes que hasta ese momento no se habían revelado, como su inclinación hacia el esoterismo, que estaba de moda entre las familias acaudaladas de Gran Bretaña, algo que se puede apreciar en el cuadro «Molly Malone’s Chariot», de 1975; el feminismo, del que fue una de sus grandes precursoras, como refleja «Mujeres conciencia», una pintura hecha en 1972, y una preocupación nueva por algo tan insólito como es la transmisión de la sabiduría, que quedó reflejada, entre otros lienzos, en «Are you Really Syrious?», de 1953. 

Estos símbolos se entretejieron a lo largo de su obra posterior y desembocaron en una particular manera de entender el arte que encontró a uno de sus grandes epítomes en el mural que realizó para el Museo Nacional de Antropología de México: «El mundo mágico de los mayas» (1963-1964), que, de manera excepcional, cierra la muestra.

Imagen de portada: Retrato de Leonora Carrington en la National Portrait Gallery. National Portrait Gallery

FUENTE RESPONSABLE: La Razón. España. Por Javier Ors. 9 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Arte/Pintura/Exposición/MAPFRE/En memoria/ Leonora Carrington

Un restaurador de muebles resuelve un misterio arqueológico de hace 20.000 años.

El londinense Ben Bacon ha logrado descifrar una serie de puntos que traían de cabeza a los arqueólogos desde el descubrimiento de las pinturas rupestres.

Representar aquello que vemos, dotarlo de realidad, rememorarlo, predecir el futuro, programar el próximo asalto, reflejar la vida diaria. El arte siempre ha estado ligado a la historia del hombre y la prueba más fehaciente y antigua que tenemos de ello son las pinturas rupestres.

Animales, plantas, escenas de caza y multitud de bocetos han sobrevivido al paso del tiempo escondidos en cuevas que, en su mayoría, se reparten entre España y Francia.

Los arqueólogos han sabido interpretar casi todos los elementos que aparecen en estas representaciones artísticas, excepto una serie de puntos y líneas que se repetían en diversas pinturas de animales.

Peces, renos, ganado y otras criaturas pintadas en cuevas de hace 20.000 años iban acompañadas de estos signos en apariencia aleatorios y, ahora, un restaurador de muebles londinense ha conseguido descifrar su verdadero significado.

Ben Bacon se dispuso a reunir información e imágenes de las pinturas rupestres a través de Internet y consultando la biblioteca británica, acumulando “la mayor cantidad de datos posible” para “buscar patrones repetitivos”.

A este restaurador de muebles le llamó poderosamente la atención un letrero en forma de «Y», donde una línea más pequeña que emerge de un guion principal parecía indicarle el concepto de «dar a luz». Así, Bacon llegó a la conclusión de que las marcas aludían a un calendario lunar.

Convencido de su hallazgo, presentó sus conclusiones a los académicos de la Universidad de Durham y del University College de Londres, quienes analizaron las marcas y las compararon con los ciclos de nacimiento de animales actuales, como las vacas.

En conclusión, las marcas paleolíticas probablemente se refieren a la temporada de apareamiento de cada criatura, marcada en meses lunares, tal y como explica el profesor Paul Pettitt, de la Universidad de Durham: «Los resultados muestran que los cazadores-recolectores de la Edad de Hielo fueron los primeros en usar un calendario sistémico y marcas para registrar información sobre los principales eventos ecológicos dentro de ese calendario».

La pasión de un restaurador de muebles como Ben Bacon ha conseguido desvelar un misterio arqueológico con 20.000 años de antigüedad: un sistema de protoescritura y un calendario que rastrea el ciclo reproductivo de cada animal.

Ben Bacon, por la Durham University.

Imagen de portada: Pintura rupestre

FUENTE RESPONSABLE: Cultura Inquieta. 

Sociedad y Cultura/Arqueología/Pintura/Misterios/Calendario.

Vísperas de la nada.

PICASSO Y SUS AMIGOS | CRÍTICA.

  • Renacimiento publica uno ‘Picasso y sus amigos’, importante testimonio de la bohemia parisina en el albor del XX, así como los primeros tiempos del pintor en París, en el que era pareja de la autora, Fernande Olivier, una reconocida modelo de pintura.

La editorial Renacimiento recupera oportunamente un libro excepcional, no sólo por su sencillez, sino por la belleza elemental y cálida que se desprende de sus páginas. Fernande Olivier, su autora, fue modelo de numerosos pintores del entre siglo parisino (por ejemplo, Hugué y Van Dongen), pero comparece aquí, no tanto en calidad de pareja del primer Picasso, cuanto en su virtud de su protagonismo y de su valor testimonial de aquella hora primera de las vanguardias. El periodo que comprende este volumen, publicado en 1933, abarca los primeros años del siglo XX, desde 1903, en que conoce a Picasso, al funesto año catorce, cuando comienza la Gran Guerra. Esto es, el periodo en que Picasso, el joven Picasso, va de la época azul a la rosa para desembocar en la misteriosa aridez del cubismo.

EL PICASSO DE OLIVIER ES UN JOVEN ABSTRAÍDO, A VECES DULCE, A RATOS HERMÉTICO, CON UN ACUSADO AMOR A LOS ANIMALES,

Probablemente, en este año conmemorativo (medio siglo ya de la muerte del pintor), la aproximación a su figura venga teñida por cierto viso personal, en el que se valore adversamente la relación de Picasso con el sexo femenino. 

Pero este es el alto valor añadido el que se nos presenta, de hecho, en este Picasso y sus amigos. No solo porque venga escrito por una mujer perspicaz, generosa y ecuánime, sino porque el Picasso que de aquí se infiere es un joven abstraído, a veces dulce, a ratos hermético, con un acusado amor a los animales, y en el que la autora intuye un vago dolor, un dolor sordo e innominado, como secreto motor de su arte. 

Con todo, no es este Picasso juvenil, trabajador formidable, que ya se dirige hacia la línea neta del cubismo, lo que ofrece mayor interés testimonial. El mayor logro de Picasso y sus amigos quizá sea el que ya se deduce de su título; esto es, la reproducción de la vida comunitaria, la estrecha y feliz bohemia en la que viven unos personajes, de extremada pobreza, que hoy forman parte conspicua de la historia del arte (Apollinaire, Max Jacob, Matisse, Van Dogen, Rousseau el Aduanero, Marie Laurencin, Zuloaga, Hugué, Derain, Vlaminck, Modigliani, Braque, Marinetti, los hermanos Stein, el marchante Vollard…), y cuya humildisima vida, la de los pintores, me refiero, se recoge aquí con una melancólica ternura.

Ese es, sin duda, otro de los atractivos de esta evocación memorística. Pero no tanto por una previsible idealización del ayer, cuanto por la conciencia de que en aquellos días se estaba conjeturando una forma nueva del arte. Más tarde, cuando a algunos les llegue el reconocimiento, también les llegará el temor a dejar de crear como hasta entonces. 

De hecho, es este dirigirse hacia una madurez gloriosa, repetitiva y huera, este hallarse en vísperas de la nada, uno de los procesos íntimos que Olivier observa entre sus amigos. En tal sentido, el Picasso de Olivier será un joven obsesivo, afanado en su trabajo, y cuya inquietud creciente es la de llegar a una situación que no permita futuras evoluciones. 

Quiere decirse, entonces, que el Picasso proteico que conocemos es fruto de esta necesidad íntima de eludir lo irreversible (según Olivier, en Picasso había una gran preocupación por la enfermedad y la muerte), que ya se había manifestado, en toda su corpulencia, en los años juveniles.

En cualquier caso, no es el menor de los encantos de Picasso y sus amigos el conjunto de anécdotas que aquí se ofrece como una muestra de aquella forma de vivir, a un tiempo vertiginosa y ascética. El homenaje tributado a Rousseau el Aduanero, no exento de un fondo irónico, patentiza, al cambio, el inviolable candor de aquel extraordinario artista. 

Por similares motivos, el episodio de las estatuillas sustraídas del Louvre, en el que se vieron envueltos Apollinaire y Picasso, nos muestra a dos jóvenes aterrados ante la policía, lejos de cualquier exultación vanguardista, y a los que cierta benevolencia judicial excusó de responsabilidades -como así era- en dicho asunto. 

Lo cual no quita para ambos fueran interrogados, tiempo después, en 1911 (Olivier no refiere tal episodio), en relación al robo de La Gioconda en el Louvre, cuya repercusión mundial no es fácil, acaso, imaginarse hoy. Todo ese pequeño mundo de la bohemia, que entrará en erupción con la Grand Guerre, es el que aquí se sustancia, con sencillez admirable.

El cubismo nació en Horta

Según Olivier, el cubismo nació en Horta, un pueblo de Zaragoza. O con mayor precisión, a la vuelta de aquel viaje, del que salieron algunos lienzos que traían ya un germen de la nueva estética. Digamos, en cualquier caso, qué clase de estética es esta que recoge Apollinaire en Los pintores cubistas, publicado en 1913. Según Apollinaire, se trata de una estética de lo inhumano, en busca la pureza y la verdad (no del mero mimetismo naturalista), y heredera “sin ser emanación directa de creencias religiosas”, del gran arte sacro. Recordemos que dos años antes, Kandinsky ha publicado 

De lo espiritual en el arte (1911). Y que tres años atrás, Wilhem Worringer, discípulo de Rielg, ha publicado un libro determinante: Abstracción y Naturaleza (1908), donde se identifica la abstracción con la espritualidad, la convulsión y el miedo a una realidad de carácter hostil y mutadizo. Todo lo cual guarda relación estrecha con Nietzsche y El nacimiento de la tragedia (1871), en el que el filósofo define el dórico como un último freno a lo instintivo. Em fin, esa vía nebulosa y tentativa a la verdad es la que veremos comenzar aquí a Picasso, en total secreto, seguido de Braque.

Imagen de portada: Fernande Olivier y Pablo Picaso en París, muy a primeros del XX

FUENTE RESPONSABLE: Diario de Sevilla. España. Por Manuel Gregorio Gonzáles. 29 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Literatura/Arte/Pintura/Cubismo/Pablo Picaso

La ficha. Picasso y sus amigos. Fernande Olivier. Trad. Manuel Álvarez Ortega. Prólogo, Juan Manuel Bonet. Prefacio, Paul Léautaud. Renacimiento. Sevilla, 2022. 320 págs. 20 €

Norman Mailer y Picasso: los genios cancelados del año.

Los fastos por el centenario del escritor y los 50 años de la muerte del pintor chocan con la revisión de sus figuras por la neo inquisición.

Si deseas profundizar en esta entrada; cliquea por favor adonde se encuentre escrito en color “azul”. Muchas gracias.

Repican campanas de cancelación. Dos genios de la cultura celebran este año significativos aniversarios marcados por el estigma de la neo inquisición. Más allá de si lo merecen o no, las cuestiones que se abren acerca de una posible cancelación tienen que ver con el concepto de contexto y, sobre todo, con la posibilidad de salvar sus obras si se confirma que sus comportamientos personales deben ser considerados como inadmisibles. 

El primero de ellos, Norman Mailer, hubiera cumplido hoy mismo un siglo. Teniendo en cuenta su vida de espléndidos excesos, tampoco debería quejarse de no presenciarlo en persona. Llegó a los 84 años, que ya está bien. 

Polifacético y polémico por vocación, se destacó por su trabajo como escritor. Saltó a la fama muy joven, gracias a la publicación en 1948 de Los desnudos y los muertos, una novela basada en sus experiencias durante la Segunda Guerra Mundial. 

Pero su salto definitivo a la inmortalidad llegó cuando se atrevió a pasar de ese «basado en sus experiencias» al descarnado género de la no ficción. La gran crónica Los ejércitos de la noche, con la que ganó el Pulitzer en 1969, contribuyó decisivamente a consolidar el fenómeno del Nuevo Periodismo, en el que compartiría filas con los Truman Capote, Hunter S. Thompson, Tom Wolfe y compañía. Buenos tiempos para el periodismo… 

Portada del libro

Los ejércitos de la noche está precisamente inspirada en la Marcha sobre el Pentágono de 1967, cuando una pintoresca variedad de tribus urbanas enarboló margaritas y guitarras contra la guerra de Vietnam en las mismas narices de los políticos de Washington. Mailer, juguetón, siempre ácido e incisivo, prestó especial atención a los grupos de la vieja y la nueva izquierda que se disputaban el liderazgo de la progresía… y en el que él mismo militaba hasta el punto de ser detenido por su implicación en las protestas. 

En otras cuestiones, su comportamiento no se ajustaba al perfil ahora considerado canónico por el progresismo. 

Mujeriego incorregible, se casó seis veces, y en 1960 tuvo el poco empático gesto de apuñalar a su segunda esposa con un cortaplumas durante una fiesta. Quizá le sirviera de excusa la afición al alcohol y las broncas, porque el feminismo no le dio la espalda (imaginamos que su segunda esposa tampoco se la volvió a dar), hasta el punto de que su gran amiga Gloria Steinem, activista feminista de reconocido prestigio, lo convenció para presentarse a alcalde de Nueva York. Por el Partido Demócrata, obviamente. 

Sus propuestas eran bastante radicales y salpicadas de algo así como un trumpismo con talento literario. Dejó, por ejemplo, esta perla: «La diferencia entre los otros candidatos y yo es que yo no soy bueno y puedo probarlo». Quedó cuarto de cinco candidatos. 

Norman Mailer (1967) | Wikimedia Commons

A partir de entonces, aunque siguió dando la lata con su peculiar activismo político, se centró en su carrera literaria (con algunos escarceos con el cine), hasta convertirse en la gloria indiscutible de las letras estadounidenses que era hasta hace poco. A principios del año pasado, Michael Wolff reveló en The Ankler la «cancelación de Norman Mailer por Random House»

Al parecer, la editorial abortó la publicación de un libro sobre los ensayos políticos de Mailer porque a uno de sus empleados le repelió uno de ellos titulado «The White Negro». 

Polémico ya en su momento, critica a un «negro blanco» por su conformismo y apela a vivir como los negros «de verdad», es decir, siguiendo la estela de los beatniks… como él. Tipos rebeldes. Los malotes que les gustaba a los progresistas de aquella época. Aunque apuñalaran a alguna esposa.

En su momento, algunos intelectuales negros le afearon que se apropiara de los tópicos del afroamericano impulsivo, guiado por la violencia y el sexo. 

Pero a la progresía de la época, esa que tan brillantemente describió Tom Wolfe en La Izquierda Exquisita & Mau-mauando al parachoques le molaba aquella especie de Hemingway «de los nuestros». 

Hoy la cosa ya no está tan clara. Wolff asegura que la feminista Roxane Gay también contribuyó a la cancelación de Random House. La misma Gay lo ha negado, pero Wolff cita fuentes de la editorial y, sobre todo, explica que el nombre de la feminista podría haber sido usado, sin su consentimiento, como argumento para la cancelación. 

La cuestión es que se ha utilizado el feminismo como ariete contra un autor muerto hace 16 años. El fondo va más allá de tener razón o no. Diogo Noivo emparejó en estas páginas a Mailer con Cervantes para reflexionar sobre el fondo del asunto: el juego, perverso, entre literalidad y cancelación.   

La otra gran cancelación del año apunta a Pablo Picasso. Con matices. Por supuesto, nadie lo va a borrar de la historia, por mucho que lo intenten, pero sí hay en curso una campaña para disminuir el tamaño de su mito. El gran hito al respecto en los últimos tiempos ha sido el podcast «Vénus s’épilait-elle la chatte?», de la francesa Julie Beauzac, que afronta el arte desde una perspectiva agresivamente feminista. 

Cuando pasó de las 250.000 escuchas y deslumbró en el Paris Podcast Festival, los medios comenzaron a fijarse en su deconstrucción de Picasso.

No era la primera vez que el pintor malagueño recibía los ataques de la intelectualidad francesa. En 2017, por ejemplo, Sophie Chauveau se despachaba a gusto en su libro Picasso: la mirada del minotauro. 

Pero el éxito creciente del movimiento MeToo y la cercanía del 50 aniversario de la muerte de Picasso han precipitado las cosas. Un reportaje de AFP, replicado por buena parte de la prensa francesa, recogía el pasado abril el sentir de Cecile Debray, nada menos que directora del Museo Picasso de París: «Es evidente que el #MeToo empañó al artista». Algunas citas atribuidas a Picasso, recuerdan en el reportaje, harían arder Twitter si las dijera hoy. El ejemplo es demoledor: «Para mí sólo hay dos clases de mujeres: diosas y felpudos».

El museo de París decidió contemporizar con las enemigas del artista que da nombre a su institución y, entre otras iniciativas, invitaron a exponer sus trabajos a artistas críticas como Orlan, creadora de Las lloronas están enfadadas, una respuesta bastante explícita al retrato La llorona, de Picasso. 

La pinacoteca equivalente en Barcelona hizo algo parecido con unos talleres y charlas con historiadores del arte y sociólogos para desentrañar la presunta miga misógina de Picasso.

Imagen de portada: Pablo Picasso/ Cannes, Francia (1961) | KEYSTONE Pictures USA / Zuma Press / Europa Press.

FUENTE RESPONSABLE: The Objective. Por Ángel Peña. 31 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Literatura/Pintura/Picasso/Mailer/Violencia de género/Historia.

El secreto de este cuadro de Rembrandt ha estado oculto por siglos, hasta hoy.

La famosa obra de Rembrandt ha guardado durante siglos un secreto en sus pigmentos que ahora ha sido descubierto por investigadores de Europa, revelando así nuevas técnicas del maestro neerlandés.

Si deseas profundizar en esta entrada; cliquea por favor adonde se encuentre escrito en color “azul”. Muchas gracias. 

Ronda de Noche es para muchos la obra maestra del pintor neerlandés Rembrandt. Creada durante tres años en el siglo XVII, este mastodóntico lienzo ha permanecido por varios siglos guardando un secreto del que ahora los investigadores de toda Europa se han hecho eco. 

Y es que, según informan desde ScienceAlert, una nueva investigación mediante tecnología moderna ha revelado algo insólito en la famosa obra de arte del Siglo de Oro holandés.

Este es el secreto mejor guardado hasta la fecha de Ronda de Noche

Hay muchos detalles que sabemos hoy día acerca de Ronda de Noche. La pintura fue originalmente encargada por la Corporación de Arcabuceros de Ámsterdam para decorar el Gran Salón del Kloveniersdoelen y por eso debido a esto Rembrandt decidió darle una monumental dimensión al lienzo.

Pues bien, recientemente el estudio que forma parte del Operation Night Watch de 2019 (el mayor proyecto de investigación y conservación sobre la obra de Rembrandt), ha descubierto un nuevo secreto mientras investigaban cómo reaccionan químicamente los materiales de la pintura a lo largo del tiempo.

Detalles del boceto original de Ronda de Noche

A través de un avanzado instrumento de escaneo de rayos X aplicado directamente sobre las partículas de pintura, y un estudio de microsondas de rayos X de sincrotrón para los fragmentos más pequeños, se revelaron dos análisis de Ronda de Noche que mostraban muchos pequeños detalles del boceto original de la obra que posteriormente habían cambiado para la versión final que conocemos en la actualidad.

Estos detalles pudieron observarse al mapear los altos niveles de calcio en la pintura rica en tiza que usó Rembrandt para sus bocetos preparatorios, como puede observarse en la siguiente imagen:

Imagen con detalles del boceto subyacente de Ronda de Noche revelados

No obstante, no solo esto llamó la atención de los investigadores. Y es que la técnica de rayos X de sincrotrón facilitó el descubrimiento de la presencia de un compuesto organometálico conocido como formiato de plomo. El descubrimiento en cuestión es todo un hito, pues este compuesto nunca hasta ahora se había detectado en pinturas históricas, solamente en estudios que modelan el envejecimiento de las pinturas.

Una nueva perspectiva del trabajo de Rembrandt

En palabras de los propios investigadores: «No solo descubrimos formiatos de plomo, sino que los identificamos en áreas donde no hay pigmento de plomo«. Además, añaden: «Creemos que probablemente desaparezcan rápido, es por eso que no se detectaron en las pinturas de los maestros antiguos hasta ahora».

Distribuciones de diferentes compuestos de plomo en la pintura

La distribución de los formiatos de plomo sugiere que estaba más concentrado en algunas capas que en otras y asociado con pinturas de colores claros.

Los resultados del estudio sugieren que Rembrandt mezcló óxido de plomo (II) en su medio de pintura de aceite de linaza para ayudar a que los colores de pintura más claros se sacasen. Posteriormente, las interacciones con otras moléculas a lo largo del tiempo convirtieron esto en formiatos de plomo.

«Esta investigación abre nuevas vías sobre la reactividad de los pigmentos históricos y, por lo tanto, sobre la preservación del patrimonio».

Sin embargo, cabe aclarar que el equipo de investigadores también creen posible que estos formatos hayan surgido de esfuerzos de restauración anteriores, ya que los intentos anteriores de restauración han causado grandes cambios en la pintura. Pese a todo, el equipo opina fervientemente que estos nuevos detalles revelados podrían aportarnos información sobre las técnicas pictóricas de Rembrandt: «Esta investigación abre nuevas vías sobre la reactividad de los pigmentos históricos y, por lo tanto, sobre la preservación del patrimonio».

Rembrandt se ha hecho famoso por su exploración de materiales, técnicas y composiciones pictóricas, y desde luego los investigadores de Operation Night Watch continúan demostrando por qué el pintor neerlandés era un genio de su época.

Imagen de portada: Ronda de Noche de Rembrand.

FUENTE RESPONSABLE: Vandal Random. Por Daniel González. 23 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Pintura/Rembrandt/Ronda de Noche/Hallazgos.

Ni su obra más valorada le coloca entre los mas pretendidos: ¿Porqué es tan barato comprar un Goya?

No nos engañemos: el arte es un negocio millonario. Pero Goya, uno de nuestros pintores más reconocidos, está bastante infravalorado.

Si deseas profundizar en esta entrada; cliquea por favor adonde se encuentre escrito en color “azul”. Muchas gracias. 

Miércoles, 25 de enero de 2023. 16:00 de la tarde en Nueva York, 10 de la noche en España. A esa hora, en una de las capitales mundiales del arte, se produce un hecho histórico: la subasta de dos cuadros de uno de los pintores españoles más conocidos, Francisco de Goya. Según revela Christie’s, la casa encargada de la puja, el precio final ha sido de 16,4 millones de dólares.

Los dos cuadros subastados son Doña María Vicenta Barruso Valdés, sentada en un sofá con un perro y Doña Leonora Antonia Valdés de Barruso, sentada y sosteniendo un abanico. La cifra pagada por las dos obras es la más alta en la historia del artista español, justo por delante de su anterior récord: en 1992, el Getty Museum pagó 7,4 millones de euros por su pintura Suerte de varas.

Los cuadros más caros de Goya

Cifras en millones de euros

Suerte de varas 7,4

Naturaleza muerta con liebres 3,95

Retrato ecuestre de Don Manuel Godoy 3,35

Útiles Trabajos 2,9

Bajan riñendo 2,87

A Flourish chart

Estas cifras pueden parecer un buen negocio a ojos del ciudadano medio, pero lo cierto es que no lo son tanto, sobre todo si las comparamos con las de otros artistas similares. Y es que las comparaciones son odiosas, especialmente si ponemos frente a frente a Goya y al pintor español más rentable de la historia: Pablo Picasso.

No solo es que las obras del malagueño se hayan vendido por mucho más dinero que las de Goya, sino que, de hecho, tiene nada menos que cinco cuadros entre los 15 más caros de toda la historia. Su gran éxito fue Las mujeres de Argel, subastado el 11 de mayo de 2015 por 179,4 millones de dólares.

Los 15 cuadros más caros de la historia

Cifras en millones de euros

A Flourish chart

La relevancia de Picasso lo sitúa, con total seguridad, entre los pintores cuyas obras se han vendido más caras en toda la historia. Solo hace falta echar un ojo a los datos: según el informe The Art Market 2021, fue el artista que más dinero movió en 2021 en las casas de subastas con unas obras cuya venta superaron los 671 millones de dólares, muy por delante de grandes genios como Basquiat, Warhol o Monet.

Los artistas que más obras vendieron en 2021

Cifras en millones de euros

A Flourish chart

¿POR QUÉ ES TAN ‘BARATO’ COMPRAR UN GOYA?

La pregunta es evidente: ¿por qué es tan ‘barato’ comprar un Goya? En este punto, Consuelo Durán, directora de Durán Arte y Subastas, hace una puntualización importante: “No se puede hablar de que las obras de un artista sean ‘baratas’, porque no son comparables. 

Dentro de la producción de cualquier pintor hay obras más y menos importantes, depende de muchos factores. No podemos comparar esta dos obras de Goya con las grandes de Picasso, ni a la inversa. Si subastaras La familia de Carlos IV, el precio ya sería otro. En el caso de las dos obras de Goya que se han subastado, me parece un gran precio.

En la misma línea se ha manifestado Elena Bellido, doctora de la Universidad de Sevilla: “Se trata de dos obras muy representativas del estilo de Goya”, pero hay un pequeño problema de cara a su valoración. 

En primer lugar, “tradicionalmente los retratos, incluso más los de la burguesía, no suelen tener mucha fama. Suelen ser obras más sencillas, que se parecen mucho entre sí… La calidad artística está ahí, pero este tipo de cuadros no suele tener mucha repercusión”. 

En segundo lugar, “la trascendencia de los retratos depende de la importancia de la persona retratada, de su estatus social. En este caso son personas sin mucha trascendencia social”.

La familia de Carlos IV, Francisco de Goya

La familia de Carlos IV, Francisco de Goya

Bellido añade algún que otro posible motivo para esta valoración económica de las obras del pintor: “La figura de Goya es importantísima dentro de la historia del arte universal, pero está muy infravalorada

El mayor problema es que no hay suficiente investigación internacional y el valor de un pintor suele estar muy asociado a esa investigación”. Además, “desde España no lo hemos exportado demasiado, a diferencia de Velázquez, con quien sí lo hemos hecho”. 

El caso de Pablo Picasso, eso sí, lo considera excepcional, ya que, aunque es malagueño, “perteneció a la vanguardia parisina y, por ello, se le sitúa a la altura de otros grandes pintores europeos”.

Dicho esto, ¿veremos próximamente una obra de Goya vendida a un precio astronómico? Durán lo descarta totalmente: “Es imposible. Hay muy pocas obras importantes de Goya en manos privadas”.

LA GUERRA POR UN NEGOCIO MULTIMILLONARIO

Más allá de este caso, tampoco nos conviene hacernos los hipócritas: los cuadros, más allá de su innegable vertiente artística y cultural, constituyen una industria multimillonaria. Y en esta amalgama de millones sufragados por quienes tienen el dinero como castigo, las casas de subastas son sus particulares dealers, gestionando la compraventa de gran parte de las obras más cotizadas. Sin ir más lejos, en 2021 todas las subastas públicas de obras de arte y antigüedades superaron los 26.000 millones de dólares en transacciones.

El negocio de las subastas públicas (2011-2021)

Cifras en millones de dólares

A Flourish chart

Entre todas ellas, hay dos que destacan por encima del resto: Sotheby’s y Christie’s. La segunda, de hecho, ha sido la encargada de gestionar la venta de los dos últimos cuadros de Goya. Como podemos ver, la competencia entre todas estas casas es brutal.

Las casas de subastas que más dinero mueven

Cifras en millones de dólares

A Flourish chart

Purismos aparte, Consuelo Durán insiste en la idea de que nadie se sorprenda de la existencia de esta industria: “Si no hubiera negocio, el arte no valdría nada. Algo que nadie puede comprar se devalúa”. De hecho, “el coleccionista es el principal motor para que el arte sea apreciado y es el que mejor lo cuida”.

Habrá que esperar para comprobar qué cuadros se van comprando en los próximos años y, sobre todo, si algunos artistas acaban rompiendo sus propios récords. Pero hay una cosa que queda clara: frente a la vertiente puramente artística, el inmenso negocio que ondea a su alrededor también seguirá creciendo. Y no necesariamente premiará a los mejores artistas.

Imagen de portada: LOS DOS RETRATOS DE GOYA HAN SIDO VENDIDOS POR 16,4 MILLONES DE DÓLARES

FUENTE RESPONSABLE: El Grito. Por C. Otto. 26 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Mercado de Arte/Pintura/Subastas/Inversión

Picasso & Coco Chanel: la amistad de dos genios que dejaron de lado sus egos en pos de una sociedad creativa.

Con una muestra dedicada a la dupla en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, España inaugura los homenajes del Año Picasso: en 2023 se cumplen cinco décadas de la muerte del pintor.

MADRID. — Pablo Picasso será el gran protagonista cultural del año 2023. Como preludio de las múltiples exposiciones y eventos que organizan los gobiernos de España y de Francia para conmemorar el 50°aniversario de su muerte, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza presenta una original propuesta. Picasso/Chanel explora la amistad entre el artista español y la diseñadora francesa a través de obras de arte –cuadros, dibujos, vestidos y trajes–, que viajaron a Madrid desde distintos museos, americanos y europeos, y desde colecciones privadas para invocar este universo en el que dos genios dejaron sus egos de lado y crearon una fértil sociedad creativa. También se inauguró Imagine Picasso, una exposición multisensorial e inmersiva.

«Naturaleza muerta con paloma», una de las obras que integra la exposición Picasso/Chanel, en el Thyssen, de Madrid. museothyssen.org

Pablo Picasso (1881-1973) y Gabrielle Chanel (1883-1971), más conocida como Coco, se conocieron en la primavera de 1917 en París cuando ambos gozaban de reconocimiento. Picasso contaba ya con el vínculo con el marchante Paul Rosenberg, quien colaboró con la proyección mundial del artista, mientras que Chanel había inaugurado la Maison Chanel y su casa de modas en Biarritz. Fueron presentados posiblemente por el dramaturgo Jean Cocteau o por la mecenas y pianista Misia Ser. Entre ambos surgió una gran amistad basada en una profunda admiración mutua.

Una de las anécdotas que revela la complicidad que existía entre ambos es aquella que ocurre en una fiesta de disfraces organizado por Étienne de Beaumont en 1920. Picasso, su mujer y Misia Ser decidieron no asistir porque Chanel no había sido invitada, a pesar de que había desplegado su talento en la confección de varios trajes que allí se lucirían. Sin embargo, los amigos se presentaron en la puerta de aquel sofisticado evento y se escondieron junto a los choferes para espiar la llegada de los invitados.

Vestido de noche (1927-1928) diseñado por Coco Chanel

Vestido de noche (1927-1928) diseñado por Coco Chanel. museothyssen.org

Los dos creadores celebraron juntos la víspera de Navidad de 1920 en la casa de la rue Cambon de la diseñadora. También acudieron a aquella cita figuras de la bohemia: Serge Lifar, Satie, Jacques Lipchitz, Georges Braque, Jean Cocteau, Raymond Radiguet, Misia Sert, Caryathis, Blaise Cendrars y Los Seis, un grupo de jóvenes compositores. En el verano de 1921, Picasso estaba instalado en Fontainebleau con su mujer, Olga Ojlova, y su hijo Paulo, precisa Paula Luengo, la curadora de la exposición. El artista debe regresar a París y dado que no soporta la soledad de su departamento, Chanel lo recibe en su casa que se había convertido en el epicentro de las vanguardias. Juntos acudieron en 1921 al estreno del ballet Los novios de la Torre Eiffel, de Cocteau. Estos dos espectadores pronto se convertirán en socios creativos.

En 1922 Picasso y Chanel colaborarían por primera vez en la puesta de Antígona, la tragedia en versión de Cocteau: Picasso diseñó el telón y las máscaras, mientras que Chanel, el vestuario. En 1924 volverían a reunirse para brindar su talento a los Ballets Rusos de Serguei Diaghilev en El tren azul, con libreto de Cocteau. El realizador ruso descubrió una pieza en el taller de Picasso, Dos mujeres corriendo por la playa (La carrera), que ofició como telón de obra, mientras que Chanel diseñó los trajes para los bailarines inspirados en sus propios modelos deportivos.

La exposición Picasso/Chanel abarca las décadas de 1910 y de 1920, años de ebullición artística y de juventud de ambos creadores. Los archivos del Museo Picasso de París conservan una invitación de 1918 de Chanel a los Picasso para asistir a una cena en su residencia y una fotografía que Coco guardaba de su amigo Pablo. La exposición da cuenta de la retroalimentación entre ambos creadores.

El cubismo y el estilo Chanel, uno de los tramos de esta muestra, presenta la influencia de este movimiento en las creaciones de la diseñadora. En el sentido opuesto, da un ejemplo en el programa de la exposición Marika Genty, delegada del patrimonio Chanel, que la diseñadora también fue una musa para el pintor: “La idea de la petite robe noire, el «pequeño vestido negro», nació de una traviesa ocurrencia de Gabrielle Chanel durante una velada en la ópera («Estos colores son imposibles. Voy a vestirlas de negro, a todas estas»). Gracias a su tratamiento monocromo, y a su juego con los contrastes, los efectos de texturas, los materiales y los brillos, Chanel casa el negro con la elegancia y, mediante esta elección tan radical, renueva el uso del negro, limitado hasta entonces al luto o al ámbito doméstico, para dar preeminencia a la línea y las proporciones”. La monocromía de Chanel presente para construir espacios también lo estaba en la obra de Picasso.

Cabeza de mujer (Fernande), 1909-1910, que podía verse en el 
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, se expone en el Thyssen en la muestra Picaso/Chanel

Cabeza de mujer (Fernande), 1909-1910, que podía verse en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, se expone en el Thyssen en la muestra Picasso/Chanel. museothyssen.org

“La comparación directa entre los diseños de Chanel y la obra de Picasso, la evidencia de su parentesco formal y la sospecha de que existen lazos profundos que unen el trabajo de ambos, invitan a suspender por un instante las categorías y considerar cada objeto, cada vestido y cada cuadro como parte de un lenguaje común, fruto de aspiraciones e influencias compartidas”, explicó Juan Gutiérrez, uno de los expertos en el vínculo entre ambos creadores.

Bernard Ruiz Picasso, nieto del artista, estuvo presente en la inauguración de la muestra en el Thyssen: “Creo que celebrar al siglo XX a través de dos figuras importantes es algo imprescindible y necesario en nuestro mundo, especialmente en estos días en los cuales vivimos tiempos difíciles, en Europa y en el planeta, donde hay muchas preguntas sin respuesta”.

Abrigo diseñado por Coco Chanel; integra la muestra Picasso/Chanel

Abrigo diseñado por Coco Chanel; integra la muestra Picasso/Chanel

museothyssen.org

Un ambicioso plan de homenaje

Celebración Picasso 1973-2023 es el nombre del evento cultural que tendrá su epicentro el 8 de abril de 2023, fecha en la que se conmemora el 50 aniversario de la muerte de Picasso en la población francesa de Mougins. Los gobiernos de Francia y España han trabajando de modo conjunto en un agenda integrada por más de cuarenta exposiciones, dos congresos académicos y eventos que se celebrarán en varias ciudades.

En España son quince los museos e instituciones que participan de estos homenajes: entre otros, el Museo del Prado, el Museo Reina Sofía, el Thyssen Bornemisza (además de la muestra Picasso/Chanel prepara para 2023 otra muestra que se llamará Picasso. Lo sagrado y lo profano), el Museo Picasso de Barcelona, el Museo Picasso de Málaga, el Museo de Bellas Arte de A Coruña, el Guggenheim de Bilbao, la Fundación Miró en Barcelona, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Fundación Mapfre.

Además del Thyssen, también se adelantó a los homenajes el Museo Nacional del Greco, en Toledo, al recibir por primera en su historia la obra de Picasso en su edificio gracias a un intercambio institucional con el Kunstmuseum Basel (Suiza). El Greco fue una gran fuente de inspiración para Picasso. También en París se inauguró en el Museo de Montmartre una muestra sobre el vínculo artístico entre Picasso y Fernande Olivier. Carlos Alberdi, portavoz de la comisión nacional de la Celebración Picasso 1973-2023, destacó en la presentación de Picasso/Chanel: “Es un homenaje debido a uno de nuestros más importantes artistas del siglo XX que murió sin poder volver a pisar España por razones políticas que todos conocemos”.

A su vez, esta semana se inauguró en el predio Ifema Palacio municipal una muestra inmersiva llamada Imagine Picasso. Los visitantes pueden disfrutar de la obra del genial artista andaluz e ingresar en su universo gracias a la bondades tecnológicas. En Buenos Aires resultó un éxito la muestra Imagine Van Gogh cuyos responsables son los mismos de la muestra multisensorial de Picasso en Madrid.

España y Francia serán los principales anfitriones, pero no los únicos. En el Museo Picasso de Munster se inauguró una muestra sobre dos mujeres que dejaron importantes escritos sobre su relación con Picasso: Fernande Olivier y Françoise Gilot. Además, en el Metropolitan Museum de Nueva York se inaugurará en este marco de homenajes una muestra sobe el cubismo y el trampantojo.

Coco Chanel hizo célebre la frase “menos es más”, sin embargo, cuando se trata de brindar un homenaje a Picasso, parafraseando a la diseñadora, “más es más”, o quizá nunca sea suficiente.

Imagen de portada: El pintor español Pablo Picasso y la diseñadora francesa Coco Chanel, amigos y socios creativos. GETTY IMAGES

FUENTE RESPONSABLE: La Nación. Por Laura Ventura. 8 de noviembre 2022.

Sociedad y Cultura/Arte/Pintura/Moda/España.