Bahietan (CHINA) es la presa de arco más grande del mundo y un monstruo energético para abastecer a 500.000 habitantes durante un año.

Las necesidades energéticas del ser humano están lejos de disminuir con un creciente número de población mundial y con cada vez más dispositivos y vehículos eléctricos en nuestras vidas, y esto se junta con los intentos por recurrir a fuentes de energía renovables. Y en un intento por aprovechar la energía mecánica del agua, y de paso aspirar a otro récord mundial, se pensó en el gran proyecto de la presa de Baihetan.

Como quizás hayas intuido, se trata de otra megaconstrucción de China. Y de los creadores del puente más largo del mundo y del puente de cristal mas largo del mundo, llega ahora la presa que aspira a ser la planta hidroeléctrica más grande del mundo. La otra.

Si deseas conocer mas sobre el tema; cliquea por favor en lo escrito en «negrita». Muchas gracias.

Un momento: esto nos suena

El proyecto de la presa de Baihetan completa, a su vez, el gran proyecto hidroeléctrico del país asiático que se inició con algo que quizás nos suene al hablar de presas enormes: la presa de las Tres Gargantas. Una estructura que, por ahora, tiene el título de la planta energética más grande del mundo.

Baihetan se empezó a construir en 2017, situándose en el río Jinsha (en el suroeste de China, un tramo superior del Yangtsé, el río más largo del país y del continente asiático). Según dijo Xi Jinping, presidente de la República de China, «Baihetan es el mayor y más complejo proyecto de energía hidroeléctrica que está actualmente en construcción del mundo», con lo que en teoría quedaría por encima de las Tres Gargantas, aunque los cálculos la ponen por debajo en varios aspectos.

16.000 MW, 500.000 habitantes, 1 año

Imagen: China Thre Gorges Corp.

Se trata de una presa de arco de doble curvatura que llega a los 277 metros de altura, con lo que sí será al menos más alta que su monstruosa predecesora (185 metros). La elevación de cresta es de 827 metros y la longitud del arco central es de 709 metros, con un ancho de 72 metros en la base y de 13 metros en la cresta, considerándose la presa de arco más grande del mundo (con el permiso de la de Xiaowan.

Los 16.000 MW prometidos darían para dará para satisfacer la demanda energética de hasta 500.000 personas durante un año, según calculan

El objetivo es que llegue a la generación de más de 10 gigavatios, como el resto de presas del «megaproyecto» que comentábamos antes. Baihe Tan tirará de sus 16 turbinas para llegar a generar 16.000 MW, con lo que prometen que dará para satisfacer la demanda energética de hasta 500.000 personas durante un año.

​Con estos datos, en términos de capacidad de generación, sería la segunda central hidroeléctrica con mayor capacidad del mundo, precisamente después de la presa de las Tres Gargantas (22.500 MW). Quedaría por encima de la de Xiluodu (13,86 GW) y la de Wandong (aún en construcción, en teoría alcanzará los 10,2 GW).

Tras instalarse la primera de sus 16 turbinas en 2019, su construcción se dio por finalizada en junio de 2021, lo cual no es ni mucho menos mucho tiempo para una estructura así, al parecer por cierta urgencia de Xi ante el objetivo de la neutralidad de carbono en 2060. Fue dos días después, el 28 de junio, cuando empezó a generar energía (con dos de las turbinas) y se espera que en 2022 esté completamente operativa.

Y mientras tanto, el debate con las presas

Imagen: China Three Gorges Corp. vía NS

Como ocurrió con la construcción de la de las Tres Gargantas, la de Baihetan también fue criticada por los grupos de defensa medioambiental del país. El motivo: el evidente impacto ambiental en los hábitats y también en la agricultura de la zona. 

Además, hay que tener en cuenta que aunque se consideren una alternativa «más verde» a las centrales de gas y carbón, se calcula que las presas son responsables del 1,3% de las emisiones de gases invernadero que generamos la humanidad.

La prueba de que esto no frenó la envergadura del proyecto es la propia presa, que como decimos ya está acabada de construir. De hecho, aquí ya hemos visto que las viejas presas son un peligro al poder verse sobrepasadas debido (en parte) al cambio climático, y esto es algo que tampoco ha frenado el desarrollo de las grandes presas. Veremos qué ocurre en el futuro y, en cuanto a Baihetan, si cumple con sus objetivos energéticos.

Imagen de portada: Gentileza de Spanish China.org 

FUENTE: XALAKA – Por Anna Martinelli

 

«El ferrocarril subterráneo»: la verdadera historia de la red clandestina que permitió a miles escapar de la esclavitud en Estados Unidos.

La sensibilidad poética del tándem artístico que componen el cineasta Barry Jenkins y el fotógrafo James Laxton está presente en cada plano de The Underground Railroad («El ferrocarril subterráneo»), que compite hoy por el premio Emmy a mejor serie limitada.

Basada en la novela homónima ganadora del Pulitzer de Colson Whitehead, la producción de Amazon nos adentra en el épico viaje hacia la libertad de Cora Randall (Thuso Mbedu), una esclava de Georgia que huye hacia el norte de Estados Unidos a bordo de un ferrocarril subterráneo.

Es un duro relato de esclavitud -demoledor y sensible a partes iguales- y a la vez una fantástica narración cinematográfica llena de magia visual.

Esta trama de ficción está basada en un episodio real de la historia estadounidense del siglo XIX que, aunque hoy se enseña en escuelas del país norteamericano, sigue siendo un misterio para muchos.

El llamado underground railroad – «ferrocarril subterráneo» en español – no fue un ferrocarril ni fue subterráneo. Fue una red clandestina organizada por el movimiento abolicionista para ayudar a escapar a esclavos a través de una serie de rutas y conexiones a lo largo y ancho de Estados Unidos (e incluso fuera de sus fronteras).

Richard Blackett, escritor, historiador y profesor en la Universidad Vanderbilt, en Nashville (EE.UU.), ha dedicado su vida a estudiar el movimiento abolicionista en Estados Unidos.

«Después de leer la novela de Whitehead y de ver la serie de Amazon, tuve que reimaginar el «ferrocarril subterráneo» porque no tiene nada que ver con el que yo conozco. Whitehead y Jenkins se toman una serie de licencias narrativas que los historiadores no podemos tomarnos, como situar a personas en lugares y tiempos imposibles», le dice a BBC Mundo.

«Pero lo bueno es que al hacerlo son capaces de hacer comprender al espectador o al lector un sentido íntimo de lo que ocurrió en la lucha contra la esclavitud en EE.UU., y la compleja y difícil tarea que suponía emprender esa hazaña».

«Porque la libertad es tanto el acto de marcharse como la travesía para llegar a otro lugar», agrega el historiador.

En su libro Making Freedom: The Underground Railroad and the Politics of Slavery («Haciendo la libertad: el ferrocarril subterráneo y la política de la esclavitud»), publicado en 2013, Blackett recoge las experiencias de algunos esclavos fugitivos y de quienes los ayudaron a ponerse a salvo.

«Comenzamos a encontrar referencias del ‘ferrocarril subterráneo’ a mediados de la década de 1830. El sistema se fue perfeccionando en las dos décadas siguientes, y en los 50 está claro que todos sabían de su existencia», explica el escritor y profesor de historia.

El «ferrocarril subterráneo» estuvo operativo hasta la Guerra Civil estadounidense (1861 – 1865), añade Blackett.

A través de los testimonios de quienes huyeron y de quienes les ayudaron en su travesía hacia la libertad, además de las luchas políticas que surgieron a raíz de la huida de esclavos, los historiadores pudieron recomponer la historia de aquel ferrocarril metafórico, y ponerle rostros y nombres.

Un lenguaje codificado

Empecemos por comprender el porqué de la metáfora ferroviaria.

«Hay muchas historias que explican por qué se le llamó ‘ferrocarril subterráneo’, aunque no fuera ninguna de las dos cosas», explica Blackett.

«Lo primero que hay que tener en cuenta es que hablamos de un periodo (siglo XIX) en el que los ferrocarriles se volvieron comunes en Estados Unidos. Pero otra historia – que a mí me gusta más porque encierra una profunda declaración política – habla de un esclavista que trataba de atrapar a un esclavo fugitivo; cuando pensó que estaba a punto de lograrlo, este de repente desapareció y el esclavista se dijo: ‘Debe de habérselo tragado la tierra'».

«Y ahí es donde los puntos comenzaron a unirse y la gente empezó a hablar de un ‘ferrocarril subterráneo'», resume el historiador.

Richard Blackett es historiador y ha escrito varios libros sobre abolicionismo. 

En uno de ellos cuenta la historia del «ferrocarril subterráneo».

«Quienes organizaron la red de apoyo para ayudar a escapar a los esclavos llamaron «estación» a cada parada de la ruta y se hicieron llamar a sí mismos jefes de estación», explica el historiador.

Cada una de esas «estaciones» eran en realidad «casas seguras»donde los esclavos podían estar a salvo.

«Sabemos, por ejemplo, que cuando un jefe de estación quería comunicarse con otro decía algo así como: ‘Te voy a enviar un paquete’. Todo el lenguaje estaba asociado al ferrocarril y a los medios de transporte».

Leesa Payton Jones es la cofundadora y directora del Museo del Ferrocarril Subterráneo de Washington Waterfront, en Carolina del Norte, que recaba historias de esclavos que escaparon de plantaciones de la zona.

«El ferrocarril subterráneo era clandestino, por eso todas las comunicaciones sobre cómo ayudar a las personas a alcanzar su libertad se hacían en un lenguaje codificado», le dice Jones a BBC Mundo.

Muchos esclavos fueron ayudados por negros libres, por otros esclavos y por ciudadanos extranjeros.

Pero tal vez el «jefe de estación» más prominente fue William Still, un abolicionista negro nacido libre que rescató a cientos de esclavos y a quien muchos consideran «el padre del ferrocarril subterráneo».

«William Still fue secretario de la Sociedad Antiesclavista de Pensilvania y creó un comité de vigilancia a principios de la década de 1850. Mantuvo un registro detallado de todos los fugitivos que pasaron por su oficina: cuáles eran sus nombres, qué nombre adoptaron al escapar, quiénes eran sus amos, por qué escaparon, si sus familias fueron vendidas…», explica Blackett.

El historiador dice que Still contaba con el apoyo de otros «jefes de estación» en diferentes lugares del país a donde enviaba a los esclavos. Además, tenía empleados a algunos capitanes de barco para transportar gente a estados sureños.

«Era un sistema complejo que funcionaba gracias al telégrafo», dice Blackett.

Jones cuenta que hay telegramas de William Still en los que escribía cosas como: «Mañana en la estación a las 8:00 am vamos a desayunar jamón y huevos'».

«Eso podía significar que en un lugar secreto previamente acordado – y que no era una estación de tren – iba a entregar a un adulto y a un niño para llevarlos a otro lugar donde estuvieran a salvo. Era un lenguaje secreto», explica Jones.

Las rutas hacia la libertad

Es difícil saber cuán grande era el sistema, pero Blackett señala que operaba principalmente en los denominados «estados libres» del norte de EE.UU. -como Pensilvania, Nueva York, Ohio o Massachusetts- y hasta Canadá, aunque también hubo gente en estados esclavistas del sur que colaboró.

En cuanto a quienes escaparon, «la mayor parte provenían de los estados más al norte del sur (el llamado Upper South) – Maryland, Virginia, Delaware, Kentucky, Missouri – porque había menos distancia que recorrer, por lo que el viaje era algo menos problemático», dice Blackett.

«La mayoría escaparon por vía terrestre, aunque algunos – en Carolina del Norte, Georgia y Carolina del Sur – lo hicieron en barco», añade el historiador.

El museo que gestiona Leesa Payton Jones cuenta algunas de las historias de quienes tomaron la vía marítima a través del río Pamlico, que desemboca en el Atlántico.

«El océano era un camino hacia la libertad», explica Jones. «Podías ir a Canadá o a los estados del norte de EE.UU., a las islas del Caribe que no participaron en el comercio de esclavos, a México, a Sudamérica o a Europa».

«También podías usar el río para desplazarte varios kilómetros y encontrar a tu familia si había sido vendida a otra plantación», añade Jones.

En cuanto a las rutas terrestres, algunos historiadores elaboraron una serie de complejos mapas para ubicar las rutas que siguieron los esclavos en su huida, usando como punto de referencia la ubicación de «jefes de estación».

El de abajo de estas líneas fue extraído del libro The Underground Railroad from Slavery to Freedom («El ferrocarril subterráneo de la esclavitud a la libertad»), publicado en 1898 por el educador e historiador estadounidense Wilbur Henry Siebert:

"The Underground Railroad from Slavery to Freedom", Wilbur H. Siebert, The Macmillan Company, 1898.

FUENTE DE LA IMAGEN – WILBUR H. SIEBERT / WIKIMEDIA COMMONS

«Rutas del ferrocarril subterráneo». Wilbur H. Siebert, 1898.

La cuestión política

La huida de esclavos, dice Blackett, transformóla política nacional cuando el sur de EE.UU. fue testigo de cómo la esclavitud comenzaba a colapsar y el norte experimentó una amenaza a su libertad.

«El ferrocarril subterráneo supuso el inicio de una de las mayores luchas contra la opresión. Y está en el núcleo de la crisis de la sociedad estadounidense porque esta se construyó sobre el principio de que todos los hombres son creados iguales, que nunca se logró establecer», añade el historiador.

«El esclavo huye para tratar de vivir de acuerdo a ese principio, que fue aplastado por completo para tratar de proteger la propiedad».

Blackett dice que hoy en Estados Unidos muchos conocen la historia del «ferrocarril subterráneo», pero «se tiene una noción muy vaga y muy romantizada por el hecho de que fue un movimiento de blancos y negros que lucharon juntos contra la opresión».

«A menudo se pasa por alto que el objetivo final del ‘ferrocarril subterráneo’ era destruir uno de los pilares fundamentales de la sociedad estadounidense: el sistema de esclavitud, la parte más productiva de la economía», dice Blackett.

The Underground Railroad

El viaje de Cora hacia la libertad es una historia ficción basada en hechos e historias reales, pero con ciertas licencias narrativas.

«La parte política es absolutamente crítica», agrega el historiador. «El ‘ferrocarril subterráneo’ – y la lucha contra la esclavitud en general – fue el primer movimiento de derechos civilesen Estados Unidos».

«Los abolicionistas desafiaron el sistema; hicieron cosas que Martin Luther King y otros defensores de los derechos humanos copiaran en las décadas de 1950 y 1960. Y hoy en día esta cuestión es más relevante que nunca».

Jones dice que en Estados Unidos la historia del «ferrocarril subterráneo» es conocida, pero considera que no se habla lo suficientemente sobre ella o no se hace de manera adecuada.

«Yo crecí y estudié aquí en Washington, Carolina del Norte. Muchos de nuestros libros escolares tendrían unos 10 capítulos sobre la guerra civil y apenas dos o tres frases sobre la esclavitud. Generalmente, hablaban de esclavos que trabajaban en el campo y que amaban a sus dueños», dice Jones, quien ha sido maestra de escuela durante más de 30 años.

«Es importante que la gente conozca bien esta parte de la historia. Muchos abolicionistas arriesgaron sus vidas y las de sus familias por ayudar a otros a obtener la libertad».

«Eran personas de todas las razas – blancos, negros y nativos americanos, no solo blancos, como se dijo por mucho tiempo, que lucharon por la dignidad y el respeto de otras. Tenemos que continuar con su legado porque todas las personas oprimidas merecen dignidad y respeto».

Imagen de portada: Gentileza BBC News Mundo

FUENTE:BBC News Mundo – Por Lucia Blasco

“Tren subterráneo”/Esclavitud/Historia/Entramado/Cooperación.

Pandemia – Trabajo remoto

Lo que los jefes realmente piensan sobre el trabajo en remoto.

Hacerle una pregunta rápida a un colega en el escritorio de al lado, tener reuniones espontáneas para discutir temas y saber que todos tienen una conexión de wifi estable.

Estas son solo algunas de las razones por las que James Rogers, de 26 años, prefiere manejar a su equipo desde la oficina y no desde la mesa de la cocina de su casa.

«Para nosotros, como empresa, la oficina va primero. Creo que podemos ser mejores cuando trabajamos en la oficina a tiempo completo», defiende Rogers, que lidera las relaciones públicas digitales en la sucursal de Londres de una agencia británico-estadounidense de contenido global.

Desde abril, la empresa comenzó a dar a los empleados la opción de regresar a la oficina de manera parcial.

«Nuestro objetivo es que el mayor número de miembros del equipo regrese a la oficina con la mayor frecuencia posible en los próximos meses», explica.

Los expertos en recursos humanos aseguran que la actitud de Rogers muestra una tendencia.

A pesar de que numerosas encuestas globales indican que el trabajo en remoto fue una experiencia positiva para una parte importante de empleados y que muchos (aunque no todos) quieren seguir así, muchos jefes no están de acuerdo.

Grupo de personas en una oficina.

FUENTE DE LA IMAGEN –  GETTY IMAGES

En EE.UU., el 72% de los gerentes que supervisan a empleados en remoto prefieren que todos los trabajadores estén en la oficina, según un estudio reciente de la Society for Human Resource Management (Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos), al que tuvo acceso BBC Work Life.

Una encuesta de junio del órgano colegial de los gestores de Reino Unido, Chartered Management Institute (CMI), mostró que aproximadamente la mitad de gerentes esperaba que el personal estuviera en la oficina al menos dos o tres días a la semana.

En Suecia, la compañía de datos Winning Temp, con clientes en 25 países, dice que está notando signos de presión para volver a la oficina, particularmente en mercados donde hay altos niveles de vacunación.

«Veo que muchas empresas están forzando (el regreso)», dice el fundador y director ejecutivo Pierre Lindmark. «Empiezan a decir, ‘OK, te pusiste la segunda vacuna, tienes que estar en la oficina'».

Todo esto está alimentando debates sobre por qué los jefes están rechazando la metodología del empleo remoto más rápido de lo que muchos expertos predijeron, qué significa esto para el futuro del trabajo a distancia y cómo afectará a los empleados que se aferran a sus rutinas de trabajo durante la pandemia.

Una necesidad de control

Aunque el trabajo desde casa durante el covid-19 demostró que los empleados pudieron ser productivos, los expertos en recursos humanos señalan que muchos jefes experimentaron una pérdida de control en comparación con los tiempos previos a la pandemia. Y ahora quieren recuperarlo.

Dos mujeres se comunican por videollamada.

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

«Si estás con la gente, sientes que puedes tener el control», opina Lindmark. «No juzgas a las personas simplemente por observarlas en cámara, estás juzgandolos viendo la productividad, lo que está pasando (en la oficina)».

Ahora que en muchos países las cuarentenas terminaron y las tasas de vacunación son altas, Lindmark señala que los jefes están tomando una decisión más «emocional» para que todos vuelvan a la oficina.

Pero advierte que esto sucede sin que ellos observen de cerca el desempeño individual o el de toda la empresa durante el tiempo remoto, o sin tener una estrategia sobre cómo esto afectará a los empleados.

«Manejar un equipo remoto es más difícil. Exige nuevas habilidades. Mucha gente se metió en esto sin estar preparada», añade Maya Middlemiss, autora y especialista en el trabajo en remoto, con sede en Valencia, España.

«Por lo tanto, no es sorprendente que estemos teniendo una reacción violenta y las personas que no se adaptan bien a ese manejo de grupo prefieran tener a todos de regreso (al sitio de trabajo)», opina.

James Rogers

FUENTE DE LA IMAGEN – CORTESÍA JAMES ROGERS

«Para nosotros, como empresa, la oficina va primero. Creo que podemos ser mejores cuando trabajamos en la oficina a tiempo completo», opina James Rogers.

Otros, como el bloguero de negocios y medios de comunicación Ed Zitron, creen que muchos jefes, sobre todo en cargos intermedios, están ansiosos por recuperar un sentido de estatus.

Según él, algunos ya no tienen la oportunidad de parecer importantes como cuando iban «de una reunión a otra» y monitorean lo que sus equipos estaban haciendo.

«Si bien esto puede pasar también en Zoom y Slack, se vuelve significativamente más evidente quién realmente hizo el trabajo, porque se puede evaluar digitalmente de dónde proviene», escribió en un boletín de junio.

Como era de esperar, los propios jefes no comparten esa perspectiva.

Aquellos que defienden el trabajo en la oficina, como James Rodgers, reconocen que tener «más visibilidad» es una parte central de su mantra pro-oficina.

«No es para que puedas micro gestionarlos o ‘vigilarlos’, sino para que puedas entender dónde podrían necesitar más apoyo», argumenta.

«Es más fácil entender si un miembro del equipo podría estar teniendo problemas con una tarea cuando está sentado frente a ti. No tienes esa visibilidad cuando están sentados a 30 o 40 kilómetros de ti en su propia casa», agrega.

Aparte de la visibilidad, estos mismos jefes también destacan que las mejores posibilidades sociales y creativas de los empleados están en la oficina.

Por ejemplo, las charlas para romper el hielo en la cocina, la presentación en persona de nuevos empleados, tomar algo después del trabajo para afianzar equipos y que surjan ideas espontáneas.

«Hicimos nuestro mejor esfuerzo durante las cuarentenas para intentar ser lo más creativos y (tener intercambios) fluidos en la medida de lo posible, pero es bastante difícil cuando tienes que programar una llamada para cada cosa», advierte Daniel Bailey, de 34 años, que es director ejecutivo de una empresa de investigación de calzado con sede en Londres.

«Trabajar de forma remota tiene grandes beneficios, (pero) no creo que sea mejor que estar juntos en un lugar para el proceso creativo», opina.

Una mujer conectada a una computadora.

  • FUENTE DE LA IMAGEN –  GETTY IMAGES
  • Kerri Sibson, directora de la compañía de desarrollo detrás del nuevo Design District londinense (la nueva «meca» del diseño de Londres), dice que algunos jefes están priorizando el regreso a la oficina para que su personal pueda organizar y asistir a eventos presenciales nuevamente, o relacionarse con otros profesionales de la industria de la misma área.

«Las nuevas empresas necesitan encontrar oportunidades de crecimiento que a menudo provienen de estos encuentros fortuitos», explica.

¿Igualdad?

Los jefes que defienden el trabajo presencial en la oficina suelen insistir en que las empresas pueden y deben trabajar para garantizar que «haya igualdad de experiencias y oportunidades para el equipo, tanto si están en la oficina como si no».

Pero una reciente encuesta de la Society for Human Resource Management (SHRM, Sociedad para la Gestión de Recursos Humanos) reveló que alrededor de dos tercios de los gerentes con personal en remoto creen que ese tipo de trabajo a tiempo completo es perjudicial para los objetivos profesionales de los empleados.

Pierre Lindmark

FUENTE DE LA IMAGEN –  CORTESÍA PIERRE LINDMARK

«Veo que muchas empresas están forzando (el regreso)», dice el fundador y director ejecutivo Pierre Lindmark.

Mientras que una cantidad similar considera que los empleados remotos son más fáciles de reemplazar que los trabajadores que acuden al lugar de trabajo.

«El refrán ‘ojos que no ven, corazón que no siente’ explica perfectamente por qué existe este sentimiento entre los gerentes y muestra cuán profundamente arraigada está la idea del trabajo cara a cara en nuestra cultura», argumenta Johnny C. Taylor, presidente y director general de la organización.

Otra investigación sugiere que algunos gerentes tienen dificultades para confiar en los empleados que trabajan desde casa.

Los resultados de una encuesta a 200 ejecutivos de EE.UU. en agosto pasado mostraron que ellos no tenían plena fe en que un tercio de su personal utilizará correctamente las tecnologías de colaboración necesarias para que el trabajo en remoto resulte exitoso.

Anteriormente, otra investigación de Harvard Business Review sobre la pandemia reveló que un 41% de los gerentes se mostraba escéptico de que los trabajadores en remoto siguieran motivados a largo plazo.

Middlemiss advierte que existe un «riesgo real» de que este tipo de actitudes hacia los empleados que optan por el teletrabajo amplifiquen los prejuicios preexistentes, como los relacionados con la raza, la clase, la discapacidad y el género.

Una mujer conversa con un hombre

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

Incluso antes del covid-19, las mujeres eran más propensas a solicitar trabajo flexible debido a responsabilidades de cuidado, señala, y por lo tanto es probable que se vean afectadas de manera desproporcionada si las empresas priorizan la retención y promoción del personal de oficina.

Retener el talento

Expertos en empleo predicen que, a pesar de la resistencia al trabajo en remoto, es posible que los jefes tengan que tomarlo como una opción permanente ya que las empresas buscan retener y contratar trabajadores.

«La pandemia demostró que los empleados pueden trabajar con éxito desde casa y quieren mantener esta flexibilidad», afirma Taylor.

«Los beneficios como el teletrabajo y los horarios flexibles son fundamentales para atraer y retener talentos de primer nivel y los empleadores lo saben», añade.

«Si puedes trabajar de forma remota para alguien, en realidad puedes teletrabajar para cualquier otra persona, incluidos posibles empleadores que no estén en tu área», agrega Middlemiss.

«Por lo tanto, si sabes que así es como quieres vivir y trabajar, es importante que sepas que podría haber muchas más oportunidades frente a ti», destaca.

Existe una evidencia abrumadora de un aumento en el cambio de trabajo a medida que los trabajadores emergen de la pandemia con una perspectiva más clara sobre lo que quieren de sus rutinas laborales y domésticas en el futuro.

En EE.UU., una nueva encuesta de PwC muestra que casi dos tercios de los trabajadores están buscando un nuevo puesto, mientras que las cifras del portal de empleo líder en Reino Unido, Totaljobs, sugieren que más de las tres cuartas partes de los británicos están en búsqueda activa.

Los jefes que defienden el trabajo a distancia dicen que su enfoque está teniendo un impacto positivo en la contratación.

«Hemos tenido desarrolladores que quieren trabajar para nosotros desde Francia, Reino Unido, Bélgica. Y eso se debe a que contamos con esta flexibilidad», explica Olga Beck-Friis, cofundadora de una plataforma digital de asesoramiento legal con sede en Estocolmo.

«Actualmente no tenemos planes de adoptar una política de regreso a la oficina de tiempo completo», dice.

Olga Beck-Friis

FUENTE DE LA IMAGEN – POCKETLAW

Olga Beck-Friis, cofundadora de una plataforma de asesoramiento legal digital con sede en Estocolmo, dice que planea mantener el trabajo remoto en su empresa.

Mientras tanto, Lindmark de Winning Temp cree que algunos de los gerentes que eligen regresar al trabajo presencial de manera completa pueden terminar reevaluando sus decisiones.

Según él, el cambio desde el trabajo a distancia podría tener un impacto en los niveles de productividad y rentabilidad.

«Si las personas han trabajado en casa durante mucho tiempo y realmente lo disfrutan, al volver a la oficina sienten que están controladas… están perdiendo autonomía», asegura.

En cambio, sugiere que los jefes observen más de cerca la producción individual y del equipo y cómo se sienten para ayudar a crear modelos híbridos.

«Un programa de trabajo flexible… tiene que funcionar mutuamente para los empleados, los empleadores y las organizaciones», coincide Taylor de la Society for Human Resource Management. «No existe una solución única para todos. Y esa es la clave», analiza.

Desde Londres, el gerente a favor de que la gente vuelva a la oficina, Rogers, sigue confiando en que otras empresas adoptarán su forma de pensar.

«Creo que habrá una gran cantidad de empresas que subestiman el poder de tener a los empleados juntos en un espacio y que cambiarán su postura inicial sobre el trabajo en remoto en el futuro», opina.

«Nosotros descubrimos que la mayoría de nuestro personal estaba emocionado de estar todos juntos en la oficina», concluye.

Imagen de la portada: Gentileza de BBC New Mundo

FUENTE: BBC New Mundo – Por Maddy Savage – Sociedad/Empleo remoto/Vida-trabajo/Visualización/Equipo de trabajo/Controversias.

«El precio de la paz»

Publican una biografía de John Maynard Keynes

El debate económico sobre el keynesianismo está más vigente que nunca.

Pero la figura de John Maynard Keynes va mucho más allá inclusive de la teoría económica que lo hizo famoso. 

El libro El precio de la paz, recientemente publicado por el sello Paidós, es una biografía intelectual que descubre la vida y la época del economista y filósofo británico, a la vez que da cuenta de la urgencia de sus ideas revolucionarias para la política actual. 

Keynes fue un intelectual influyente en la sociedad y en la época en que le tocó actuar. 

El libro muestra cómo el autor de Teoría general del empleo, el interés y el dinero dedicó su vida a la defensa del arte y las ideas como motores del cambio. 

El autor del libro, el veterano periodista Zachary D. Carter, aborda la figura de Keynes en sus múltiples facetas de filósofo moral, teórico político y estadista, mientras recorre los apasionados debates que en diferentes momentos de la historia produjeron sus ideas. 

FUENTE: Página 12 – MUNDO – 

 

La mayoría de los jóvenes temen por el futuro debido al cambio climático.

Una nueva encuesta internacional ilustra la profundidad de la ansiedad que sienten muchos jóvenes ante el cambio climático.

Casi el 60% de los jóvenes encuestados dijeron que se sentían muy preocupados o extremadamente preocupados.

Más del 45% señaló que los sentimientos sobre el clima afectan su vida diaria.

Y tres cuartas partes de los consultados pensaban que el futuro era aterrador. Más de la mitad (56%) señaló que cree que la humanidad está condenada.

Dos tercios de los jóvenes dijeron sentirse tristes, asustados y ansiosos. Cuatro de cada diez dudan si tener hijos.

«Para los jóvenes es diferente; para nosotros, la destrucción del planeta es personal», señaló un joven de 16 años.

La encuesta consultó a 10.000 personas de entre 16 y 25 años en 10 países: Reino Unido, Finlandia, Francia, Estados Unidos, Australia, Portugal, Brasil, India, Filipinas y Nigeria.

La investigación fue financiada por la plataforma Avaaz y dirigida por la Universidad de Bath en Inglaterra, en colaboración con otras cinco universidades, incluyendo el Centro para la Innovación en Salud Global de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford y la Universidad de Helsinki. El estudio está disponible en forma preliminar en una plataforma abierta y será publicado en la revista Lancet Planetary Health.

Dos tercios de los jóvenes dijeron sentirse tristes, asustados y ansiosos.

Si deseas profundizar sobre el informe de la ONU; sobre el cambio climático cliquea en el siguiente párrafp. Muchas gracias.

«Se sienten traicionados por los gobiernos»

El informe dice que, a nivel global, los jóvenes se ven especialmente afectados por los temores climáticos porque se están desarrollando psicológica, social y físicamente.

«Esto muestra que la ansiedad ecológica no es solo por la destrucción del medio ambiente, sino que está indisolublemente ligada a la inacción de los gobiernos ante el cambio climático. Los jóvenes se sienten abandonados y traicionados por los gobiernos», afirmó Caroline Hickman, investigadora de la Universidad de Bath y autora principal del estudio.

Una encuesta global de jóvenes reveló temor ante el cambio climático

Participaron jóvenes de entre 16 y 25 años de 10 países (Brasil, Reino Unido, Finlandia, Francia, EE.UU., Australia, Portugal, India, Filipinas y Nigeria). De ellos…

  • 75%dijo que el futuro es aterrador
  • 65%dijo que sus gobiernos están fallando a los jóvenes al no actuar ante el cambio climático
  • 83%dijo que las personas fallaron en cuidar el planeta
  • 55%dijo que tendrán menos oportunidades que sus padres
  • 39%dijo que duda si tener hijos

Fuente: Lancet, Young People’s Voices on Climate Anxiety, Government Betrayal and Moral Injury

Tom Burke, del centro de análisis E3G, dijo a la BBC: «Es racional que los jóvenes estén ansiosos. No sólo están leyendo sobre el cambio climático en los medios, sino que lo están viendo desarrollarse frente a sus propios ojos».

Los autores creen que el fracaso de los gobiernos sobre el cambio climático puede definirse como un «acto de crueldad» según la legislación de derechos humanos. Seis jóvenes en Portugal ya están llevando al gobierno a los tribunales para argumentar este caso.

«Los jóvenes están viendo el cambio climático desarrollarse frente a sus ojos».

Los investigadores dijeron sentirse conmovidos por la magnitud de la angustia entre los jóvenes a nivel global.

Se preguntó a los jóvenes su opinión sobre las siguientes declaraciones, entre otras:

• Las personas no han cuidado el planeta: el 83% estuvo de acuerdo a nivel mundial

• El futuro es aterrador: 75%

• Los gobiernos están fallando a los jóvenes: 65%

• Se puede confiar en los gobiernos: 31%

Un joven señaló: «No quiero morir, pero no quiero vivir en un mundo que no se preocupa por los niños y los animales».

Mayor ansiedad en Brasil

Entre los 10 países estudiados, las tasas de ansiedad y preocupación tienden a ser más altas entre los jóvenes de países en desarrollo, como Brasil, Nigeria y Filipinas, o los del hemisferio sur, como Australia.

Casi la mitad (48%) de los brasileños entrevistados dijeron que el cambio climático les hace dudar sobre tener hijos. Esta proporción estaba muy por encima del promedio mundial (39%) y fue el porcentaje más alto registrado en los diez países encuestados.

La ansiedad de los jóvenes «está indisolublemente ligada a la inacción de los gobiernos», según los investigadores.

En Reino Unido, por ejemplo, el porcentaje de jóvenes que dudan en tener hijos debido al cambio climático es del 38%. En Estados Unidos es del 36% y en Australia del 42%.

La mayoría de los jóvenes entrevistados en Brasil sienten que el gobierno les está fallando (79%), mientras que la tasa es del 65% entre los jóvenes británicos y del 67% entre los australianos.

El 92% de los jóvenes brasileños consultados también cree que la humanidad falló en cuidar el planeta y piensa que el futuro es aterrador.

Solo el 18% de los jóvenes brasileños entrevistados cree que el gobierno los está protegiendo a ellos, al planeta y a las generaciones futuras, una tasa incluso más baja que el promedio mundial para este criterio, que es del 31%.

Entre los 10 países estudiados, las tasas de ansiedad y preocupación tienden a ser más altas entre los jóvenes de países en desarrollo.

Impacto grave en América del Sur

Las preocupaciones de los jóvenes brasileños no están desconectadas de la realidad.

El último informe del IPCC (Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático) mostró que el cambio climático se está intensificando y confirmó nuevamente que esto es resultado de acciones humanas.

Si deseas profundizar más; sobre los fenomenos climáticos en América Latina, cliquea en el siguiente párrafo. Muchas gracias-

El informe muestra que Brasil se verá fuertemente afectado: América del Sur tendrá un aumento de temperatura mayor que el promedio mundial.

En Brasil y en otras partes de América del Sur y Central, «es probable que las temperaturas promedio hayan aumentado y seguirán aumentando a un ritmo mayor que el promedio mundial», dice el informe del IPCC.

Deforestación para plantaciones de soya en Brasil. 

El país podría dejar de ser una potencia agrícola mundial debido al cambio climático, según el científico Carlos Nobre.

El sureste del continente tendrá mayores precipitaciones, lo que incluye la región sur de Brasil y parte del sureste, donde se encuentran São Paulo y Río de Janeiro.

Las consecuencias para Brasil son graves, y podrían hacer que el país deje de ser una potencia agrícola mundial, en la evaluación del científico Carlos Nobre, investigador del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Sao Paulo y experto en la Amazonía, quien trabajó durante 35 años en el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE).

Nobre señala que en los próximos años el país experimentará sequías cada vez más prolongadas, temperaturas más cálidas y climas extremos que tendrán un impacto profundo en la producción de energía y alimentos.

Imagen de la portada: Gentileza de BBC News

FUENTE: BBC News Mundo

El gas usado para «desinfectar» a mexicanos en EE.UU que sirvió como ejemplo a la Alemania nazi. FINAL.

«¿Sabe qué es la vergüenza?»

Cuando inicia el programa Bracero en 1942 ya estaba extendido el uso de diferentes químicos como el kerosén en centros de inspección fronterizos.

Aunque el gobierno de EE.UU. alabó a los mexicanos que se enlistan como «soldados de la producción» y de la tierra en ese tiempo, con los años surgieron cientos de testimonios de trabajadores que señalaron sus experiencias como vergonzosas y humillantes.

La historiadora Mireya Loza recuerda en conversación con BBC Mundo que la imagen del trabajador rociado con DDT en la cara era la que más afectaba a los antiguos participantes del programa con los que habló.

«Muchos decían que sentían los efectos del DDT en los ojos, que tenían reacciones alérgicas en la piel y entendieron que no era un tratamiento humano», dice la profesora de la Universidad de Georgetown.

Un grupo de trabajadores del programa Bracero alzan los brazos y están alineados contra la pared mientras son inspeccionados en una habitación del Centro de Procesamiento en Monterrey, México.

FUENTE DE LA IMAGEN – CORTESÍA, MUSEO NACIONAL DE HISTORIA DE EE.UU.

Los trabajadores eran inspeccionados a ambos lados de la frontera entre México y Estados Unidos. Aquí, en un centro de procesamiento en Monterrey, México, en 1956.

La académica inició su investigación entrevistando a decenas de braceros para un proyecto llamado Bracero History Archive (Archivo Histórico de los Braceros), impulsado por el Museo Nacional de Historia estadounidense Smithsonian.

«Muchos de estos trabajadores dijeron haber sentido algo feo porque era la primera vez que eran desnudados públicamente y frente a varias personas. Para ellos era un shock tremendo estar ahí y que los doctores les hicieran abrir las pompis, la boca; todo revisaban», describe.

Los trabajadores eran generalmente inspeccionados en sedes administradas por Estados Unidos dentro de México y en ciudades fronterizas como Hidalgo, en Texas.

Además de las fumigaciones, los vacunaban contra la viruela, les hacían exámenes de sangre y de rayos X y les revisaban las manos en busca de callos que demostraran que tenían experiencia en el campo.

Un bracero es vacunado mientras otros esperan en la fila en el Centro de Procesamiento en Monterrey, México, en 1956.

FUENTE DE LA IMAGEN –  CORTESÍA, MUSEO NACIONAL DE HISTORIA DE EE.UU.

Los trabajadores también eran vacunados contra la viruela.

Un funcionario de gobierno revisa las manos de un aspirante al programa Bracero.

FUENTE DE LA IMAGEN – CORTESÍA, MUSEO NACIONAL DE HISTORIA DE EE.UU.

Era común que las manos de los trabajadores fueran revisadas en busca de callos como prueba de que ya trabajaban la tierra.

José Silva, un campesino oriundo de Michoacán que empezó a trabajar desde los 6 años, describió en 2005 con cierto enfado la experiencia que vivió mientras fue bracero durante una entrevista disponible en el Archivo Bracero:

«Por una parte sí fue un buen programa (…) No tuve problema, me ayudé económicamente. 

Lo que no me gustaba era que nos fumigaron. Sentí vergüenza. ¿Sabe qué es la vergüenza? Todos formados así, sin ropa, y salíamos así caminando y allá en la puerta estaba el hombre con el fumigador. Muy mal. No éramos animales, éramos cristianos, ¿por qué nos fumigaban?».

Víctor Martínez Alemán, originario de Tlaquiltenango, en Morelos, se enlistó en el programa en 1956 y trabajó en California:

«Nos pasaron, encuerados, delante de todas las muchachas, ya no más nos tocábamos acá pero encuerados para pasar donde nos iban a fumigar, bien fumigados así y todo… 

A nosotros nos daba vergüenza porque teníamos que pasar como con 20 mujeres (…) Eran todas secretarías. Y con manos atrás, nada de taparse, nada… Nos quería hasta pegar (…) Nunca había pasado esas penas pero como yo lo que quería era llegar a Estados Unidos para hacer algo…».

«Injusticias y abusos»

A través del Archivo Bracero, el gobierno de EE.UU., mediante el Museo Nacional de Historia y diferentes instituciones académicas, reconocen que los trabajadores fueron sometidos a una serie de «injusticias y abusos».

«Muchos se enfrentaron a alojamiento deficiente, discriminación e incumplimiento de contratos, incluso fueron estafados al recibir sus salarios», indica el sitio web.

Un grupo de braceros en un cultivo en Salinas, California, en 1956.

FUENTE DE LA IMAGEN – CORTESÍA, MUSEO NACIONAL DE HISTORIA DE EE.UU.

Un grupo de braceros en un cultivo en Salinas, California, en 1956.

Pese a estas investigaciones, ningún presidente o autoridad de alto cargo a nivel nacional en EE.UU. ha ofrecido disculpas públicas ni reparaciones por los efectos negativos que desencadenó el programa, indica la historiadora Mireya Loza.

Tampoco existe una investigación exhaustiva sobre el impacto de pesticidas, incluido el DDT, en la salud de millones de braceros que fueron fumigados.

Aunque el programa culminó hace casi seis décadas, aún queda una generación que vive para contarlo.

Carlos Marentes, activista por los derechos de los campesinos en El Paso, recogió también cientos de testimonios y denuncias de abusos laborales, y las fumigaciones sobresalía entre los recuerdos más amargos de los trabajadores.

«Naturalmente existía un miedo de que trajeran enfermedades contagiosas, pero eso conlleva a una estigmatización», dice a BBC Mundo.

Para Marentes, el programa Bracero fue un ejemplo claro de «la contradicción en la política de inmigración» de Estados Unidos.

«Por una parte sabemos que los necesitamos (a los inmigrantes), para que hagan todo lo que no podemos o no queremos hacer, pero por otra parte nos han metido en la cabeza que hay que tenerles miedo», sentencia.

CORTESÍA, MUSEO NACIONAL DE HISTORIA DE EE.UU.

Foto de portada

La escena que capturó esta foto de 1956 ha sido descrita como «un momento atroz».

FUENTE:

  • Patricia Sulbarán Lovera

El gas usado para «desinfectar» a mexicanos en EE.UU que sirvió como ejemplo a la Alemania nazi. Parte I.

Muchos no sabían qué les estaban rociando, pero era tan extendido su uso que le apodaron «el polvo».

La fotografía que abre esta nota es especialmente destacada por historiadores en Estados Unidos y algunos describen la escena capturada como «un momento atroz».

En ella un funcionario enmascarado fumiga la cara de un joven mexicano desnudo con el pesticida DDT en un centro de procesamiento en Hidalgo, Texas, mientras que otros esperan en fila detrás mientras sujetan sus pertenencias.

La tomó el neoyorquino Leonard Nadel en 1956 mientras documentaba el programa Bracero, bajo el que al menos 4 millones de mexicanos migraron temporalmente a Estados Unidos para trabajar entre 1942 y 1964.

El esquema fue inicialmente establecido para compensar la ausencia de trabajadores estadounidenses debido al reclutamiento militar durante la Segunda Guerra Mundial.

GETTY IMAGES

Millones de mexicanos campesinos y obreros participaron en el programa Bracero en Estados Unidos.

El DDT se empleó hasta mediados de los 60 en los inmigrantes para prevenir la propagación de malaria y tifus y su uso fue posteriormente prohibido en EE.UU. en 1972.

Hoy en día está clasificado por el gobierno de ese país y autoridades internacionales como un «probable carcinógeno humano».

Pero este no fue el único pesticida empleado para «desinfectar» a inmigrantes mexicanos en la frontera entre México y EE.UU. por décadas.

Años antes de la implementación del programa Bracero, otro insecticida fue utilizado en centros de recepción de visitantes y pasaría a servir como ejemplo a funcionarios del nazismo en Alemania.

Zyklon B

David Dorado Romo, historiador y cronista de El Paso y Ciudad Juárez, dio con un artículo en una revista científica alemana de 1937 que lo dejó atónito.

El escrito incluía dos fotografías de «cámaras de despiojado» en El Paso, Texas.

Su autor, el químico alemán Gerhard Peters, destacaba las imágenes para ilustrar «la efectividad del Zyklon B (un pesticida a base de cianuro) como un agente para matar plagas indeseables», escribe Romo en su libro Ringside Seat to a Revolution («Asiento en primera fila a una revolución»).

«Peters se convirtió en el director de operaciones de Degesch, una de las dos firmas que adquirió la patente del Zyklon B en 1940 para producirlo masivamente», describe.

Durante la Segunda Guerra Mundial, los nazis utilizaron el gas en dosis concentradas para matar a millones de judíos.

Un funcionario fronterizo estadounidense les habla a un grupo de refugiados mexicanos en el Puente Internacional de El Paso, en Texas. Año 1916.

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

Las inspecciones y requerimientos en la frontera entre EE.UU. y México en El Paso se endurecieron a partir de 1916.

Aunque en El Paso no se utilizó para el mismo fin, ya se estaba empleando desde 1929 por funcionarios fronterizos para fumigar la ropa y los zapatos de inmigrantes mexicanos en el Puente Internacional Santa Fe, que conecta esa ciudad con Ciudad Juárez.

Las inspecciones se habían iniciado formalmente en 1917, amplía el historiador, cuando las autoridades estadounidenses empezaron a imponer restricciones sobre los cruces fronterizos en sectores como El Paso.

El alcalde de la ciudad en esa época, Tom Lea, se refería a los mexicanos como «sucios piojosos indigentes» que «sin duda, van a traer y propagar el tifus».

Pero entre 1915 y 1917, menos de 10 residentes de El Paso habían muerto del tifus epidémico, recogió Romo en su libro.

Aún así, los mexicanos considerados de «segunda clase» eran sometidos a exhaustivos chequeos que incluían duchas con agua caliente y revisiones de los migrantes desnudos. A los que le encontraban piojos, «les rapaban la cabeza y les afeitaban todo el cuerpo», señala Romo a BBC Mundo.

Los braceros eran inspeccionados de la cabeza a los pies en un centro de procesamiento en Hidalgo, Texas.

FUENTE DE LA IMAGEN – CORTESÍA, MUSEO NACIONAL DE HISTORIA DE EE.UU.

Los braceros eran inspeccionados de la cabeza a los pies en un centro de procesamiento en Hidalgo, Texas.

Tan solo en 1917, al menos 120.000 personas fueron examinadas en el centro de El Paso.

Romo y otros historiadores hablan de un contexto en el que las ideas eugenésicas cobraban fuerza y se manifestaban a través de nociones discriminatorias y racistas.

«No hay que comparar peras con manzanas, pero el Holocausto no fue un hecho aislado y la frontera entre EE.UU. y México sirvió como un centro de experimentación importante de esas ideas», advierte Romo.

CORTESÍA, MUSEO NACIONAL DE HISTORIA DE EE.UU.

Foto de portada

La escena que capturó esta foto de 1956 ha sido descrita como «un momento atroz».

FUENTE:

  • Patricia Sulbarán Lovera
  • Corresponsal de BBC News Mundo en Los Ángeles

¿Racismo? La faz cambiante de Estados Unidos

En Estados Unidos, hablar de raza ya no es hablar de blancos y negros. De hecho, ¿qué es una raza? ¿Existen en realidad diversas razas? Estos retratos de Martin Schoeller muestran la fabulosa diversidad del país americano.

Me seduce la intimidad del primer plano porque capta la esencia de una persona: no se detiene en describir su atuendo o el entorno, que podrían hablarnos de su posición social. 

Todo se sintetiza en el rostro. De las 40, 50, 100 fotografías que suelo tomar de una persona, mi favorita es aquella en que la cara todavía no ha terminado de dibujar la expresión que el cerebro pretende adoptar. 

Me gusta compilar catálogos de semblantes que invitan a la comparación. 

Todos tenemos una idea de cómo debe ser el ojo –o la nariz, o un labio– humano, pero cuando comparas 10, 20, 100 pares de ojos, constatas sus enormes diferencias. 

Fotografío personas que proceden de circunstancias, culturas y etnias muy variadas, pero a fin de cuentas somos todos seres humanos. Hoy puedo retratar al Presidente y la semana que viene, a un indigente. 

Mi objetivo es suscitar una reflexión sobre el uso que hacemos de nuestra apariencia para modelar nuestra identidad.

¿Qué tienen estos rostros que resultan tan intrigantes? ¿Es simplemen­te que sus facciones rompen nuestros esquemas, que no estamos acostumbrados a ver esos ojos debajo de esos cabellos, esa nariz sobre esos labios? 

En un país como Estados Unidos, con una población de tan variados orígenes, la reacción puede ir desde un inofensivo afán de antropólogo aficionado a identificar ascendencias y encontrar coincidencias hasta un rechazo en toda regla de la violación de las fronteras entre grupos (según el viejo discurso racista, el watering down o «dilución racial»).

Si nos topamos con estos rostros por la calle, a los más curiosos (o menos educados) quizá se nos ocurriría acercarnos a preguntar: «¿De dónde eres?» o «¿Tú qué eres?». 

Observamos con curiosidad porque lo que vemos dice mucho sobre el pasado de este país, su presente y su prometedor (o preocupante) futuro.

La Oficina del Censo de Estados Unidos no empezó a computar datos detallados sobre los ciudadanos multirraciales hasta el año 2000, cuando por primera vez les permitió marcar más de una raza al cumplimentar el formulario, y 6,8 millones de personas optaron por la marcación múltiple. 

Diez años después esa cifra au­­mentó un 32 %, lo cual la convierte en una de las categorías de crecimiento más acelerado. 

La opción de marcar múltiples razas es aplaudida como un progreso por los ciudadanos frustrados con las limitaciones de las categorías raciales establecidas a finales del siglo XVIII por el científico alemán Johann Friedrich Blumenbach, quien clasificó a los humanos en cinco «variedades naturales»: cobrizos, amarillos, malayos, negros y blancos.

Aunque la opción de marcar varias razas no deja de estar incardinada en esa taxonomía, al menos introduce la posibilidad de la autoidentificación.

Constituye un paso hacia la reparación de un sistema de categorías que, paradójicamente, es tan erróneo (pues los genetistas han demostrado que la raza no es una realidad biológica) como ineludible (ya que vivimos en un mundo de razas y racismo). 

La determinación de la raza de los individuos se utiliza para hacer cumplir las leyes antidiscriminación y también para identificar cuestiones sanitarias específicas de poblaciones concretas.

Categorías raciales

La Oficina del Censo, consciente de que sus categorías raciales son un instrumento imperfecto, niega cualquier intención de definir la raza con criterios biológicos, antropológicos o genéticos». 

Y, de hecho, para la mayoría de los estadounidenses multirraciales, como los que aparecen retratados en estas páginas, en el concepto de identidad intervienen innumerables matices, influidos por la política, la religión, la historia y la geografía, así como por el uso que el interesado cree que se dará a su respuesta. 

«Yo digo que soy morena –dice McKenzi McPherson, de 9 años–. Y pienso: “¿A ti qué más te da?”.» Maximillian Sugiura, de 29 años, explica que se arroga la identidad étnica que le resulte más ventajosa en cada circunstancia. 

Las lealtades también cuentan, sobre todo cuando la ascendencia de uno no se traduce visiblemente en una piel, un cabello o unas facciones fenotípicas.

Yudah Holman, de 29 años, se describe como mitad tailandés y mitad negro, pero en los formularios marca la opción «asiático» y siempre alude en primer lugar a la parte tailandesa, «porque me crió mi madre, así que estoy orgulloso de ser tailandés».

Blancos y Negros

Sandra Williams, de 46 años, creció en una época en la que el país todavía funcionaba sobre la dicotomía negros/blancos. 

El censo de 1960 dibujaba una nación donde el 99 % seguía siendo o una cosa o la otra, y cuando seis años después nació Sandra –de unos padres que combinaban una y otra ascendencia– los matrimonios in­­terraciales seguían prohibidos en 17 estados. 

En la ciudad del oeste de Virginia donde se crió, solo había un niño asiático en el colegio. Si hubiese atribuido la claridad de su piel y su cabello a su ascendencia blanca, dice ella, los negros lo ha­­brían interpretado como un rechazo. 

Por eso, a pesar de que considera la raza un constructo social, ella marca la casilla «negra» en el formulario. «Como hacían mis padres», dice.

En el mundo actual, en teoría más tolerante, las personas con orígenes raciales y culturales complejos hilan un discurso mucho más fluido y lúdico para describirse a sí mismos. 

En los patios de recreo y en los campus universitarios se manejan términos de cuño propio tales como negronés, filatino, chicanés y corgentino. Cuando Joshua Ahsoak, de 34 años, iba a la universidad, su mezcla de inupiat (esquimal) y judío del Medio Oeste le granjearon el apodo de «jusquimal», término que aún usa para describirse.

Tracey Williams Bautista dice que su hijo de siete años, Yoel Chac Bautista, se autodenomina negro cuando está con ella, afroamericana, pero se presenta como mexicano cuando está con su padre. «Nosotros decimos que es negxicano», bromea. Los familiares negros advierten a Tracey de la vigencia de la «regla de la gota de sangre», la antigua práctica de considerar negro a quien posea el más mínimo rastro de ascendencia negra. «Dicen: “Aunque solo tenga la mitad, sigue siendo un negro de m…”»

En Estados Unidos la raza sigue importando, por más que la elección de Barack Obama haya anunciado un mundo post racial. 

Quizá llegue a ser una nación plural en 2060, cuando según la predicción de la Oficina del Censo los blancos no hispanos dejen de ser mayoría. Pero las estadísticas no borran el legado de los campos de concentración donde se internó a estadounidenses de origen japonés durante la Segunda Guerra Mundial ni las leyes de segregación racial vigentes hasta los años sesenta.

Los blancos tienen de media el doble de ingresos y seis veces más pa­­trimonio que los negros e hispanos, y los jóvenes negros tienen el doble de probabilidades de estar desempleados que los blancos. 

El sesgo racial sigue presente en las tasas de encarcelación, las estadísticas sanitarias y los informativos: hace poco tiempo la emisión de un anuncio de cereales Cheerios que presentaba una familia multirracial causó un alud de reacciones negativas, entre ellas reivindicaciones de genocidio blanco y lla­mamientos al «muerticulturalismo».

Tanto los defensores como los detractores del anuncio basaban sus opiniones en lo que se conoce como el test del ojo: un estudio de la actividad cerebral

realizado por la Universidad de Colorado en Boulder mostró que las personas toman nota de la raza en una décima de segundo, antes incluso que del sexo. 

Otra investigación divulgó en mayo que los conservadores presentan una tendencia más marcada que los progresistas a categorizar rostros ambiguos como negros.

Cuando la gente pregunta a Celeste Seda, de 26 años, de qué raza es, a ella le gusta dejar que lo adivinen antes de explicar que es de ascendencia dominicana y coreana. Matiza que incluso al decir eso solo revela una mínima parte de su identidad, que incluye una infancia en Long Island, una familia adoptiva puertorriqueña, una hermana afroamericana y una incipiente carrera como actriz. Llamar la atención por tener una imagen insólita halaga tanto como agota. «Es un don y una maldición», sentencia.

Y es también, para el resto de nosotros, una oportunidad. Si resulta que no podemos encasillar al prójimo en ninguna de las categorías de toda la vida, quizá nos veremos obligados a revisar las definiciones de raza e identidad, las presunciones sobre quiénes son ellos y quiénes nosotros. Tal vez aprenderemos a ser menos cautelosos a la hora de identificarnos con los demás si cada vez nos topamos con más personas como Seda, personas cuyos rostros parecen proclamar ese verso del vibrante poema de Walt Whitman Canto a mí mismo: «Soy inmenso, contengo multitudes»

FUENTE: NATIONAL GEOGRAPHIC – Por Martín Schoeller

La (otra) historia de las Torres Gemelas: diseño, auge y colapso del World Trade Center.

‘TUBE IN TUBE’

El arquitecto Minoru Yamasaki concibió en los años 60 los edificios más altos del mundo, símbolo de la prosperidad estadounidense. La historia tendría otros planes para ellos

El 11 de septiembre de 2001 el mundo cambió para siempre, y a día de hoy aún estamos viviendo los efectos que supuso ese cambio. 

Las Torres Gemelas o World Trade Center, que habían sido uno de los emblemas característicos de la ciudad, cayeron ante los ojos atónitos de millones de personas en todo el mundo. 

Este fin de semana se han cumplido 20 años del que hasta ahora ha sido el peor atentado de todos los tiempos, en el que perdieron la vida 2.996 personas (incluidos los desaparecidos y los 19 terroristas) y resultaron heridas alrededor de 6.000. 

Pero ¿qué representaban en la Gran Manzana este complejo de edificios? ¿Quién trabajaba en ellas y cuándo se erigieron? ¿Por qué tenían tanta relevancia? Empecemos por el principio: el complejo fue diseñado a principios de la década de 1960 por Minoru Yamasaki y Asociados. Yamasaki, también diseñador de la Torre Picasso de Madrid, había llegado a la ciudad de Nueva York -nació en Seattle— en la década de los años 30, durante la Gran Depresión. 

Sus proyectos (es considerado uno de los grandes practicantes del «modernismo romántico») se basaban en su filosofía personal: pretendía huir de los edificios «pesados» y complejos, y aportar serenidad y alegría a sus obras. 

Las Torres Gemelas eran una interpretación distorsionada de las ideas de Mies van der Rohe. Se levantaron en la zona más aburrida» de Manhattan «En los años 70, esa zona de Manhattan era conocida por sus bancos, compañías de seguros, oficinas de inversión… Era probablemente el lugar más aburrido de Nueva York», cuenta a El Confidencial Angus Kress Gillespie, profesor de Estudios Americanos en la Universidad de Nueva Jersey. 

«Especialmente a partir de las 17:00, cuando todos los empresarios se habían ido a casa. Había pocas comodidades y lujos. 

Uno de los más prominentes patrocinadores de las Torres Gemelas fue David Rockefeller, nieto de John D. Rockefeller, quien vio el proyecto como una forma de revitalizar el Bajo Manhattan. El área en el que se construyeron era conocida como ‘Radio Row’ y estaba llena de pequeños comercios, tiendas de electrónica y restaurantes. 

Creo que se eligió ese lugar en particular porque era más fácil echar a esos pequeños propietarios del vecindario que a los bancos o las grandes corporaciones». El novelista neoyorquino Eric Darton dijo en una ocasión que Yamasaki era un arquitecto del ‘terror’, porque había una suerte de terror implícito en todos sus edificios: en el caso del World Trade Center, aseguraba que se producía una ilusión óptica desde algunos lados, con lo que parecía que las torres desaparecen y había una cinta gris flotando en el espacio. 

«Las Torres Gemelas eran una interpretación distorsionada de las ideas de Mies van der Rohe», explicó en una biografía sobre ellas. Su construcción terminó en 1973, por lo que pudo ver acabada su obra. Lo que no presenciaría sería su destrucción, pues fallecería a causa de un cáncer de estómago en 1986.

Las Torres Gemelas en 1991. (Fuente: iStock)

«El sistema estructural que se eligió es el denominado «tubo dentro de tubo» (tube in tube), que consiste en que los elementos que soportan las cargas son la fachada, a través de una sucesión de vigas y pilares, y un núcleo central rígido. 

Esto produce plantas diáfanas y libres de pilares, ideales para oficinas y aprovechando al máximo el espacio interior», cuenta a El Confidencial el arquitecto Iván Samaniego, del estudio de arquitectura INTENSO Madrid. «La particularidad de las Torres Gemelas es que el núcleo central en lugar de ser de hormigón, como en otros edificios de altura, era de acero al igual que el resto de la estructura. 

Este sistema, al usar un material estructural principal, permite que la construcción sea bastante rápida». Las Las Torres Gemelas tenían 110 pisos cada una y se concibieron como un complejo dedicado a diferentes compañías. 

Una anécdota cuenta que, cuando se le preguntó a Yamasaki en rueda de prensa por qué construía dos edificios de 110 pisos en lugar de uno de 220, explicó que no quería «perder la escala humana». «Yamasaki tenía razón en cuanto a huir de los edificios pesados y complejos», explica Angus. 

«Un edificio repleto de mampostería habría sido difícil para conseguir las alturas deseadas. Evitó el uso de vigas laterales pesadas para sostener los pisos y así pudo construir las dos torres». En un día normal, podían trabajar hasta 50.000 personas que se movían por los 99 ascensores que tenía cada torre, con capacidad media para más de 50 personas y 71 escaleras automáticas. 

Entre las compañías que operaban en las torres estaban el Bank of America, CNN, Lehman Brothers, Morgan Stanley, NBC, la oficina de la Embajada de Tailandia, Fuji Bank o el restaurante ‘Windows on the World’, al que se conocía como el restaurante más espectacular del mundo, pues la revista ‘New York’ lo llamó así en 1979.

Creado por Joe Baum, se había inaugurado en 1976. Se ubicaba en la Torre Norte, entre los pisos 106 y 107, y quizá por su amplia carta o por sus increíbles vistas, solía tenerlo todo lleno hasta con seis meses de espera. 

Por su parte, en la Torre Sur había un área pública interior y exterior de observación, conocida como Centro de Observatorios del World Trade Center, en sus pisos 107 y 110. Funcionaba como mirador. Como curiosidad: el funambulista francés Philippe Petit caminó entre las torres sobre una cuerda floja en 1974. 

Desgraciadamente, aunque el evento más famoso conocido fue el atentado del 11 de septiembre de 2001, las Torres Gemelas ya habían vivido otros percances en el pasado. 

El 13 de febrero de 1975 se desató un incendio en la Torre Norte que se propagó a lo largo de la planta 11 y el 26 de febrero de 1993 se produjo otro atentado en el estacionamiento subterráneo de la misma torre, perpetrado por Ramzi Yousef. 

Los nombres de las víctimas de este atentado se incluyeron en el Museo y Memorial Nacional del 11 de septiembre, pues ya se había instalado con anterioridad un monumento en su memoria dentro de la propia torre, pero desapareció con el atentado de 2001. En el momento del ataque, según los datos, había aproximadamente 16.000 personas dentro.

El 11 de septiembre y el colapso

“Los ataques del 11 de septiembre cambiaron el mundo tal y como lo conocíamos», asegura Angus. «Los estadounidenses no estaban preparados para un ataque en el continente. Siempre habíamos pensado que estábamos protegidos por el océano Atlántico al este y por el océano Pacífico al oeste. Los planificadores de la defensa no habían tenido en cuenta los ataques de aviones comerciales secuestrados que podían utilizarse como armas. El pánico y la guerra del terror todavía continúan, casi 20 años después».

«Según los innumerables informes que se realizaron tras el atentado, el colapso de las torres fue inevitable después de soportar un impacto tan violento y el incendio que éste originó fue el verdadero causante del desplome», explica Iván.

«Creo que algo que no mucha gente conoce es que el diseño de la estructura (a petición del promotor que fue la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey) del edificio se calculó para que soportará el impacto de un Boeing 707 a una velocidad aproximada de 950 km/h, uno de los aviones más grandes en aquellos años, algo menor que los Boeing 767 que impactaron contra ellas en 2001».

Las teorías de la conspiración

En internet proliferan las conspiraciones que dudan de la veracidad de los atentados de las Torres Gemelas. 

La teoría de la demolición controlada del World Trade Center sostiene que el derrumbe de las torres no fue causado por el impacto de los aviones o los incendios posteriores, sino por explosivos implantados de antemano en los edificios. 

En otras palabras, que habría sido un autoatentado. Los que defienden esta teoría se basan en que los edificios cayeron de manera ‘vertical’, lo cual «sería prácticamente imposible teniendo en cuenta el material del que estaban hechos». 

Un edificio no está preparado para semejante catástrofe, la suma de un impacto de un avión y un incendio voraz «Existen muchas teorías de la conspiración y he investigado la mayoría de ellas» explica Angus. «Todavía tengo que encontrar una que me convenza. A menudo debato con verdaderos creyentes, pero es difícil convencerlos. Sin duda, las teorías de la conspiración que involucran el 11 de septiembre nunca desaparecerán por completo. 

Hay quienes respaldan la teoría de los explosivos instalados, aunque los expertos han ‘demolido’ los fundamentos fácticos de esta teoría. En lugar de mirar en internet, aconsejo a mis alumnos que consulten algunos libros como ‘Debunking 9/11 Myths: Why Conspiracy Theories Can’t Stand Up to the Facts’ (‘Desenmascarando los mitos del 11 de septiembre: por qué las teorías de la conspiración no pueden hacer frente a los hechos’), una investigación en profundidad de Popular Mechanics».

Atentado de las Torres Gemelas. (Fuente: iStock)

Iván explica que, quizá han surgido tantas teorías de la conspiración porque «no se puede explicar con una total seguridad el por qué colapsaron las torres como lo hicieron, o por qué en ese determinado tiempo o muchas más preguntas al respecto». «La razón es que un edificio no está preparado para semejante catástrofe, la suma de un impacto de un avión y un incendio voraz», explica. «En este acontecimiento intervinieron unos parámetros que son muy difíciles de prever en el diseño estructural. 

Además, si fueran tomados en cuenta la complejidad y los costos de construcción añadidos, haría que no fuesen viables este tipo de construcciones. El hecho de que un avión impacte contra un edificio no es algo natural, (hasta el 2001 sólo se contemplaba como un inusual accidente, no un ataque terrorista) estudiar esto en detalle y responder ante ello haría que preparábamos edificios antes situaciones que no deberían suceder. 

Es diferente a diseñar la estructura de un edificio situado en una zona sísmica, ya que un terremoto es una situación que sabemos con anterioridad que puede producirse y que no puede evitarse».

Por qué la torre 2 colapsó antes

La Torre Sur (2) se derrumbó a las 9:59 de la mañana. La norte (1) a las 10:28, pese a que había sido atacada antes y llevaba resistiendo una hora y 42 minutos. 

Iván explica que hay tres motivos por los que se entiende la diferencia de tiempo y por qué la torre 2 tardó tan poco tiempo en colapsar.

  • El primero es el ángulo de impacto del avión, en la torre 2 seccionó más columnas de fachada.
  • El segundo es la altura a la que impactaron los aviones, en la torre 2, el impacto fue a menor altura por lo que las cargas que se soportaban eran mayores.
  • El tercero y principal es que se estaban realizando trabajos de mejora de las medidas de protección contra incendios desde 1999. En la torre 1, los pisos afectados por el impacto ya habían sido renovados, sin embargo, en la torre 2 aún no se habían realizado esos trabajos. Esto explica porque una torre colapsó antes que la otra.

El diseño de la estructura del edificio se calculó para que soportará el impacto de un Boeing 707 a una velocidad aproximada de 950 km/h El arquitecto asegura que el 11S marcó un antes y después en la seguridad del transporte aéreo y en que la normativa en cuanto a protección de incendios va haciéndose más exigente con el transcurso de los años. 

«En la actualidad, se siguen construyendo edificios en altura con este y similares sistemas estructurales, la principal diferencia son los recubrimientos que se aplican a la estructura para que el fuego tarde más tiempo en afectarla, por dos motivos: el primero para poder evacuar el edificio y el segundo para que en ese tiempo se logre controlar el incendio».

El futuro

Es difícil discernir si los ciudadanos han superado el atentado de 2001. 

Probablemente hay cosas que no se superan nunca, como los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. En los primeros momentos, en los medios se hablaba de muchos de estos anónimos fallecidos como héroes, y quizá a día de hoy la información se daría de una manera diferente. 

Durante mucho tiempo una de las imágenes más características del 11S fue la fotografía de un hombre cayendo de uno de los edificios: ‘The falling man’, de Richard Drew. «Supe que tenía que ser la fotografía», contaría el propio fotógrafo. «No sabía que la tenía hasta que llegué a la oficina y la vi en el ordenador. Aquel hombre, como un arco, entre los dos edificios. Es una de las pocas fotografías en las que se muestra a una de las personas que murió aquel día». 

El nuevo complejo está compuesto por cinco edificios (incluido un memorial y un museo) y rodea la zona en la que estaban las Torres Todavía a día de hoy no se ha podido poner nombre o cara a muchas de estas anónimas víctimas que en un acto de absoluta desesperación saltaron por última vez y que parecen haberse convertido en un tabú para la ciudad. 

En 2011, diez años después de la tragedia, ‘The Atlantic’ recopiló en un artículo  algunas de las fotografías más impactantes de aquel día.

Vista aérea del World Trade Center Memorial. (Fuente: iStock)

El nuevo World Trade Center comenzó a construirse en 2006, y se le conoce como la Zona Cero. El nuevo complejo está compuesto por cinco edificios (incluido un memorial y un museo dedicado al 11S) y rodea la zona en la que estaban las torres más altas del mundo. 

El símbolo de la riqueza, la prosperidad y el éxito del país de las oportunidades.

Será difícil que torres más altas caigan, pues la única verdad es que aquel día el planeta entero pareció sumirse durante unas horas en un silencio absoluto.

Todos recordaremos siempre dónde nos encontrábamos en aquel preciso momento que cambiaría el curso de la historia para siempre.

Imagen; Gentileza de El Confidencial.com

FUENTE: El Confidencial.com – Alma, Corazón y Vida – Por Ada Nuño

Esta vez…ni sopa.

Vienen las elecciones
¿de segundo término
o tercero? 
da igual,
como de costumbre
el ya habitual
corte de energía,
que en época
preelectoral 
donde cada cual
hace su propio
lobby de presión,
flaco favor
le hace
al gobierno de turno.

Como siempre
el mal llamado
capitalismo,
debería decirse
a si mismo
adalid por
combatir
la democracia
de los países
en desarrollo,
es como
la parábola
del tornillo,
que tantas
veces escribí,
si lo giro
a la derecha
cierra,
a la izquierda
abre.

Soy apolítico,
pero es así,
la polarización
es el juego
que mejor
jugamos
los argentinos,
por el corazón
y no por un
programa
de gobierno.

Y seguiremos
andando
a los saltos,
con la mitad
de nuestra gente
sumergida
en la pobreza,
con los ricos
como en el mundo
haciéndose
más ricos.
Monopolios,
oligopolios,
cartelización de
competidores,
carcinomas
que hacen
metástasis
en esta
sociedad abúlica
y difícil
de comprender,
que solita
se pone
las esposas
y marcha presa,
dilapidando
el futuro
de los más jóvenes.

Cuanta vigencia
tiene aquella
“No llores por mi
Argentina”,
porque nada
puedo hacer
por ti,
ya que de día
te vacían,
y de noche
como algo
milagroso
resurges
de las cenizas.

Somos los
mejores de nada,
nuestro ego
sigue creyendo
ingenuamente
que el campo
es lo que nos salva,
cuando la educación.
la ciencia
y la tecnología,
solo con
mucha paciencia
y tiempo,
nos llevaría
por lo menos,
a no contar
como
estadística,
que uno
de cada tres niños,
come una sola
vez al día.

Llora por mi
Argentina,
que yo lo
haré por ti
.

Imagen: Gentileza Pinterest