Traficadas por sexo: cómo una mujer consiguió escapar tras ser prostituida en Dinamarca.

Cada año, miles de mujeres son traficadas a ciudades europeas y explotadas sexualmente.

Jewel, una joven nigeriana que esperaba convertirse en cuidadora, finalmente logró escapar gracias a dos encuentros casuales.

«Simplemente vi la luz. Casi siempre está oscuro de donde vengo porque no hay electricidad … Pero todo aquí brillaba. Era muy hermoso».

Jewel, que no es su nombre real, describe así su llegada a Dinamarca.

«Le di las gracias a Dios por la oportunidad de llegar a este país. Tenía muchas ganas de empezar a trabajar».

Jewel tomó un vuelo desde Nigeria pensando que iba a trabajar con personas mayores.

«La gente que es víctima de trata pasa por Libia y normalmente toma autobuses y barcos. Pero esto estaba tan bien organizado que no era nada sospechoso», dice.

La Organización Internacional para las Migraciones estima que el 80% de las mujeres nigerianas que viajan por tierra y luego intentan cruzar el Mediterráneo son objeto de trata para el comercio sexual europeo.

Jewel sabía de mujeres que habían sufrido ese destino después de realizar la peligrosa travesía, por lo que cuando comenzó su viaje en el aeropuerto de Lagos, se sintió tranquila.

Vesterbro

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El barrio de Vesterbro, de la capital danesa, es muy popular.

En Copenhague, la recibió una mujer nigeriana, que la llevó al día siguiente a Vesterbro, el barrio rojo de la ciudad.

«Esperaba ver algún tipo de hospital», recuerda Jewel.

Caminaron por las calles durante un tiempo, y Jewel tomó nota de su entorno, como le habían dicho que hiciera.

Entonces la mujer le lanzó una bomba.

«Ella me dijo: ‘Aquí es donde vas a trabajar’. Miré a mi alrededor para ver si estaba señalando un edificio que yo no había notado. Pero no, se refería a donde habíamos estado caminando. Fue entonces cuando me dijo que iba a ser prostituta, y aquí era donde iba a estar buscando clientes. Entonces toda Dinamarca se me vino encima».

Jewel tuvo una reunión fortuita esa noche que luego sería importante: Michelle Mildwater de Hope Now, una ONG que apoya a las personas traficadas en Dinamarca, vio a la pequeña y tímida mujer de 20 y tantos años y le dio una tarjeta con un número de contacto.

Michelle Mildwater

Michelle Mildwater fundó Hope Now en 2007.

La jefa nigeriana de Jewel, su «madame», le dijo que no confiara en esta mujer inglesa con una bicicleta.

Luego, rápidamente encontró su primer cliente.

«El hombre le dio 4.000 coronas (US$620) por ir a su casa, y luego mi madame se marchó», dice Jewel.

«Estuvimos en el auto durante lo que pareció una eternidad. No hablaba el idioma en ese momento y no tenía ni idea de lo que estaba diciendo; tuvimos que usar Google Translate para comunicarnos. Daba miedo».

En los meses siguientes, el sexo no se volvió más fácil para Jewel.

mujer

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«No era buena en eso. Era muy tímida. Pero siempre tenía trabajo porque los clientes habituales saben cuándo llega una nueva persona y quieren probarla».

Las cifras más recientes publicadas por la Unión Europea sobre la trata de personas reveló que entre 2017 y 2018 hubo más de 14.000 víctimas.

Sin embargo esta cifra es solo la punta del iceberg porque apenas registran los casos identificados. La mitad eran de fuera de la UE, siendo Nigeria una de las cinco principales nacionalidades.

La explotación sexual sigue siendo el principal objetivo de la trata, según la Comisión Europea, y se estima que en un solo año, los ingresos delictivos derivados de ella alcanzan la asombrosa cifra de US$16.000 millones.

Una calle de Vesterbro por la noche

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Una calle de Vesterbro por la noche.

A las mujeres que ganan este dinero se les dice que les deben a sus traficantes grandes sumas por viajes y alojamiento.

«Están vinculados por deudas», dice Sine Plambech, investigadora principal del Departamento de Migración del Instituto Danés de Estudios Internacionales.

«Las nigerianas son uno de los grupos de trabajadoras sexuales migrantes con mayor deuda, que podría oscilar entre 10.000 y 60.000 euros (aproximadamente US$11.600 y US$70.000). Y cuando tienes ese tipo de deuda, necesitas ganar mucho dinero rápido. Y si no tienes papeles que te permiten trabajar, la forma más rápida de ganar dinero es en la industria del sexo».

Los traficantes de Jewel le informaron que tendría que pagarles US$49.000 en cuotas regulares.

Para dejar bien claro este asunto, la convocaron a una reunión aterradora en un cementerio, el día antes de que volara desde Nigeria.

«Me vi obligada a jurar que iba a pagar el dinero sin importar nada, y que no iba a revelar quién me traficaba. Si lo hacía, me iban a pasar muchas cosas malas a mi familia y a mí».

Una vez que Jewel estuvo en Dinamarca, los traficantes amenazaron a su familia en Nigeria.

«Entraron en mi casa y querían que mi abuela me quitara de la cabeza cualquier idea de denunciarlos a la policía o de no pagar el dinero. Así que cada vez que la llamaba, ella siempre lloraba por teléfono y me recordaba que había hecho este trato con estas personas. Tenía que pagar o les pasaría algo».

Jewel estaba bajo una inmensa presión.

Vesterbro

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La calle principal del barrio de Vesterbro es Istedgade.

Sentía que no podía discriminar a los clientes a los que atendía dentro o entre los automóviles estacionados en las calles de Vesterbro, o en sus hogares.

«No puedes decir que no. Tienes que decir que sí, porque hay otras 10 o 15 mujeres mirando al mismo tipo que quieren ganar algo de dinero esa noche», dice.

Pero acompañar a un cliente a su casa podría ser enormemente arriesgado.

«Podría haber muerto la noche en que me obligaron a permanecer en la bañera», recuerda, todavía traumatizada.

«El hombre con el que me fui a casa me pidió que me metiera en la bañera», cuenta.

«Y pensé, ‘Está bien, quiere que me limpie o algo así’. Luego salió y regresó con dos cubos de hielo. Y comenzó a verter este hielo en el baño. Y yo estaba allí desnuda y es en pleno invierno … «.

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‘Impunidad de los perpetradores’

En abril de este año, al anunciar una nueva estrategia para combatir la trata de personas, la Comisión Europea admitió que tras 10 años de esfuerzos para abordar el problema, las políticas puestas en marcha, en gran medida, habían fracasado.

«La impunidad de los perpetradores en la Unión Europea persiste, y el número de enjuiciamientos y condenas de traficantes sigue siendo bajo, haciendo que la trata sea «un delito de bajo riesgo y alto beneficio», dijo el organismo.

Los intentos de reducir la demanda de servicios de víctimas también fracasaron, agregó la Comisión.

El gobierno de Reino Unido dice que hasta marzo de 2020, la policía registró 7.779 delitos de esclavitud moderna (incluida la explotación laboral y la explotación sexual), pero menos de 250 personas fueron acusadas en 2019.

Los servicios de apoyo de Reino Unido para las víctimas de la esclavitud moderna están a cargo del Ejército de Salvación.

Dice que 610 sobrevivientes de explotación sexual no británicos se unieron a su programa en el año hasta junio de 2021.

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La calle principal de Vesterbro, Istedgade, con sus bares, clubes y sex shops, es ruidosa y está muy iluminada los sábados por la noche.

Grupos de hombres, a menudo bajo los efectos del alcohol, merodean de arriba y abajo.

Las mujeres que venden sexo, la mayoría de ellas de Nigeria y Europa del Este, con el cabello y el maquillaje impecables, están vestidas con ropa cómoda de gimnasia.

Tienen zapatillas deportivas con las que puedes correr: hay pocos pares de tacones altos y no hay atuendos «sexys» estereotipados.

Michelle Mildwater, que ha apoyado a las prostitutas extranjeras en Dinamarca durante más de una década, todavía está por aquí, entregando su tarjeta a mujeres como Jewel, ofreciendo ayuda y asesoramiento.

Es consciente de lo peligrosa que es la vida en la calle y recuerda varios incidentes violentos en uno de los hoteles del distrito.

«Tuvimos varias violaciones allí», dice.

«Una vez una mujer salió corriendo cubierta completamente de sangre».

Los fines de semana, las ONG danesas ofrecen servicios a las mujeres que venden sexo. Por ejemplo, Reden International, tiene un café donde pueden descansar, recuperarse y tomar un refrigerio entre clientes.

Y en una de las calles laterales, un grupo de voluntarios organiza una iniciativa para minimizar los daños como ninguna otra.

Se llama Red Van, porque eso es lo que es: un vehículo con una cama en la parte trasera iluminada por luces de colores y un suministro listo de condones y toallitas húmedas.

Es un espacio privado donde las trabajadoras sexuales pueden traer un cliente en lugar de ir a un lugar potencialmente inseguro.

A lo largo de la noche, llega un flujo constante de mujeres y hombres, para usar las instalaciones de la camioneta, mientras que los voluntarios se mantienen a una distancia respetuosa pero lo suficientemente cerca para escuchar si una mujer está en problemas.

En un turno de 4 horas, puede llegar a usarse hasta 28 veces.

Voluntarios de Red Van Pauline Hoffman Schroder, Sine Plambech y Aphinya Jatuparisakul

Voluntarios de Red Van Pauline Hoffman Schroder, Sine Plambech y Aphinya Jatuparisakul.

Uno de los voluntarios de Red Van es Sine Plambech, una investigadora académica.

«Estas mujeres tienen un problema que están tratando de resolver: deudas, pobreza, familia, hijos. Necesitan trabajar. Van a vender sexo, nos guste o no, así que les brindamos un espacio seguro mientras están haciendo lo que harían de todos modos «, dice.

«La mayoría de las mujeres no venderían sexo si no tuvieran que hacerlo. Puedes tener todas estas ideas morales sobre lo que es bueno para ellas, pero necesitan ganar dinero».

Comprar y vender sexo en Dinamarca no es ilegal, pero necesitas un permiso de trabajo.

La precaria situación migratoria de muchas de las mujeres que venden sexo en Copenhague las hace más vulnerables y mucho menos propensas a denunciar cualquier abuso o violencia contra ellas a la policía.

La política de Dinamarca es deportar a los migrantes irregulares.

Incluso aunque las mujeres sean identificadas como víctimas de trata de personas, después de un breve período en una casa segura patrocinada por el gobierno se espera que regresen a sus países de origen.

Después de cuatro meses en las calles, desesperada, deprimida y tentada a quitarse la vida, Jewel también se mostró reacia a hacer una denuncia ante las autoridades.

Todavía tenía una deuda enorme y temía por su seguridad y la de su familia en Nigeria.

Entonces su vida cambió.

Suena cursi, incluso como un cuento de hadas, pero Jewel conoció a un hombre danés y se enamoró.

En su primera cita, después de una cena romántica, ella le contó todo.

«Esa es una carga que ha tenido que llevar», dice ahora sobre el hombre que se convirtió en su marido.

Un dibujo de Jewel, que expresa sus sentimientos como mujer objeto de trata y explotación sexual.

FUENTE DE LA IMAGEN – JEWEL

Un dibujo de Jewel, que expresa sus sentimientos como mujer objeto de trata y explotación sexual.

Jewel dejó de trabajar en las calles y él la ayudó a hacer los pagos semanales a su madame.

Pero la pareja necesitaba consejo.

¿Conocía Jewel a alguien que pudiera ayudarlos?, preguntó su novio.

Jewel se había quedado con la tarjeta que Michelle Mildwater le había dado la primera noche que vendió sexo en Vesterbro.

Michelle aconsejó a Jewel, la ayudó a enfrentarse a sus demonios y le dio la confianza necesaria para dejar de pagarle a su madame.

Y, afortunadamente, no ha habido repercusiones violentas para ella o su familia, tal vez porque su traficante no pertenecía a una de las grandes redes criminales transnacionales.

Ahora Jewel está esperando el resultado de su solicitud para permanecer en Dinamarca.

Mientras tanto, su danés se ha vuelto fluido y ha tenido un bebé.

Jewel interpretando su obra en Copenhague.

FUENTE DE LA IMAGEN – GUADALUPE BASAGOITIA

Jewel interpretando su obra en Copenhague.

Jewel y Michelle se han convertido en amigas.

Y cuando Jewel se casó, la trabajadora de la ONG de Hope Now fue su dama de honor.

«Ese es uno de los momentos de mayor orgullo de mi vida: que ella me acompañara por el pasillo», dice Jewel.

Jewel espera poder acudir algún día a la escuela de negocios.

También quiere hacer trabajo voluntario ayudando a las mujeres en las calles.

Justo antes del confinamiento, Michelle Mild Water, exactriz, animó a Jewel a escribir una obra de teatro que cuenta la historia de una mujer víctima de trata, y presentarla ante una audiencia en Copenhague.

Jewel la llamó «La única manera de escapar».

«Fue terapeútico. Cuando estaba haciendo la obra estaba un poco como fuera de mi cuerpo. Era como si fuera parte de la audiencia, y estaba muy conmovida por lo que vi», dice Jewel.

«Porque esto no es solo una historia, es la realidad de la gente».

Imagen de portada: Gentileza de Guadalupe Basagoitia (Jewel después de escapar el día de su boda).

FUENTE RESPONSABLE: BBC News, Copenhague Por Linda Pressly

Prostitución/Red de trata/Dinamarca/Copenhague/Nigeria.

 

UN TEMA POLÉMICO – PARTE II

¿POR QUÉ CONSUMIMOS SEXO DE PAGO?

Así es el putero español: “El sexo es de pago, pero el matrimonio sale más caro”

Cuando se habla de prostitución la mayoría de hombres dicen siempre lo mismo: “Mientras sea libre y consentido no me parece mal”. El problema es que esas condiciones no existen.

España es un país de puteros. En el último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas sobre Actitudes y prácticas sexuales, de 2008, el 24,6% de los hombres reconoció haber tenido alguna vez en su vida relaciones sexuales con una persona a la que habían pagado por ello.

Un porcentaje que, con toda seguridad, es más elevado y es, con bastante diferencia, el mayor de Europa. Pero lo más preocupante de todo es que está aumentando. ¿Por qué nos gusta tanto ir de putas? Hay muchas razones, pero como explica a El Confidencial Águeda Gómez Suárez, profesora de sociología en la Universidad de Vigo y coautora del libro El putero español (Catarata), las autoridades de nuestro país han sido especialmente permisivas con la industria del sexo de pago.

“A nivel jurídico en 1995 hubo una reforma que despenalizó el proxenetismo, lo que permitió que se asentasen muchas mafias que distribuían a las prostitutas por toda Europa”, explica la profesora. “Se incremento la oferta y creció el consumo”.

Un consumo que ya era de por sí elevado teniendo en cuenta que, como explica Gómez, somos un país en que apenas ha habido una educación afectivo-sexual que criticara la relación de explotación que existe cuando un hombre paga por tener sexo con una mujer. Cuando se habla de prostitución la mayoría de hombres dicen siempre lo mismo: “Mientras sea libre y consentido no me parece mal”.

El problema es que la inmensa mayoría de las mujeres que practican la prostitución lo hace porque no les queda más remedio. Según un informe de 2007 elaborado por una comisión del Congreso de los Diputados en España existen unas 300.000 mujeres que ejercen la prostitución, siendo la abrumadora mayoría pobres, inmigrantes e indocumentadas, mientras que casi la totalidad de los clientes, el 99,7%, son hombres.

“Pensamos en el putero como alguien casado, de sexualidad tradicional, pero no es así” Y es su condición de hombre lo único que define a todos los clientes de prostitución. “No es una casualidad, no es azar, tiene que ver con la socialización que recibimos y una sociedad patriarcal que da menos oportunidades las mujeres”, asegura Gómez.

Para la socióloga, el acudir a burdeles forma parte de una subcultura masculina en el que la prostitución es sólo un divertimento más. “Hay mucho cliente casual, porque es un código lúdico, acuden a un club después de una despedida de soltero, una cena de empresa, como el que va a un after”, explica Gómez.

“Pero hay un porcentaje muy elevado de personas que normaliza acudir a estos lugares”. Y es gente de lo más variopinta. “Cuando vas encuentras todo tipo de hombres”, explica la socióloga. “El perfil es heterogéneo: de todas las edades, clases, ocupaciones, formación, ideologías políticas… Pensamos en el putero como alguien casado, de sexualidad tradicional, pero no es así.

Te impresiona cuando vas a los clubs y ves la gente que hay, abarcando toda la oferta. Hay gente universitaria, joven, guapa…”

Un retrato del putero español

Entre 2011 y 2013 Gómez y sus compañeras Silvia Pérez y Rosa María Verdugo entrevistaron a más de 30 consumidores de prostitución que aceptaron participar en su investigación.

En su opinión, los clientes pueden dividirse en cuatro grandes grupos con un tipo de discurso similar en cuanto a la prostitución. En el libro se recogen testimonios directos de los clientes, que sirven para trazar una radiografía de las motivaciones que guían a los hombres para pagar por sexo y la opinión que tienen sobre las prostitutas, el negocio, la mujer y el sexo en general. Estos son los cuatro grandes grupos:

El cliente misógino

“Es algo que existe desde el principio de la existencia”, “todo el mundo va de putas”, “prestan un servicio necesario a la sociedad”… Son testimonios reales recogidos por las investigadoras, que reflejan claramente que, para este tipo de clientes, la prostución es algo normal y necesario.

“¿Por qué se paga por el sexo?Pues yo te voy a decir por qué: porque cobráis, si fuera gratis no pagaría nadie“ Gómez explica que, por suerte, este tipo de consumidores de prostitución son minoritarios, y representan tan sólo entre el 10 y el 15% de los puteros, pero son los más peligrosos pues para ellos la mujer es un ser perverso, falso y materialista. 

No les queda otra que consumir sexo de pago porque son las víctimas de un sistema en el que la ambición materialista de las mujeres les obliga a gastar su dinero. “¿Por qué se paga por el sexo?”, preguntaba retóricamente uno de los clientes entrevistados. “Pues yo te voy a decir por qué: porque cobran, si fuera gratis no pagaría nadie, ¿no te parece? El sexo es casi todo de pago, lo que pasa es que el matrimonio sale más caro”. Entre las motivaciones más señaladas por los clientes misóginos para consumir sexo de pago estacan la búsqueda de “sexo de calidad”, cambiar la rutina de la vida en pareja y satisfacer necesidades fisiológicas para mantener la salud corporal y el equilibrio mental. Como decía uno de los entrevistados: “para desatascar las cañerías”.

El cliente consumidor

En este grupo se enmarca la mayor parte de los clientes jóvenes: no son sexistas y son críticos con la herencia machista del pasado, pero comparten una ética hedonista de consumo.

Intuyen que hay mujeres explotadas, pero prefieren no pensarlo, al igual que alguien que compra ropa que ha sido fabricada por niños. Van de putas a comprar un servicio, sin más. El cinismo campa a sus anchas. 

“Creo que debería haber igualdad de géneros, pero creo que actualmente no es algo que se pueda apreciar fácilmente en la sociedad”, comenta uno de los clientes entrevistados. “Sin ir más lejos, en mi casa mi mujer sigue siendo la que carga con el mayor peso, me avergüenzo de ello e intentó ganar terreno yo en las tareas del hogar, pero ella se organiza mucho mejor que yo y me entra una envidia sana tremenda”. 

“Para encontrar nuevas emociones, en vez de esperar a una casualidad o ser valiente, te basta con comprar la experiencia” Según explica Gómez, este grupo es el más numeroso. En él se encuadran en torno al 25 y 30% de los puteros, y es, además, el que más crece. “La lógica de consumo se impone a cualquier otra”, explica la profesora. “La diversificación de los patrones de consumo se despliega también en el terreno del sexo de pago. Se buscan emociones diversas, mujeres de distinto origen, grupos, prácticas especiales… Para ellos es fácil mantener una relación de noviazgo o ligoteo con alguien, e ir a putas. Es como si tienes un iPad, un móvil y un ordenador”. 

Además, como explica la socióloga, “a falta de otros referentes, estos jóvenes se socializan en un erotismo vinculado con la pornografía donde lo que excita y erotiza se suele vincular con una situación de dominio masculino frente a la mujer”. 

Para justificar el consumo de sexo de pago el cliente consumidor acude a la ideología capitalista y liberal que convierte todo en una mercancía que puede ser comprada y vendida. “Para encontrar nuevas emociones, en vez de esperar a una casualidad o ser valiente, basta con comprar la experiencia”, explica Gómez. “El servicio que ofrecen estas mujeres responde a una demanda”, afirma uno de los clientes entrevistados. “En una sociedad de mercado libre, esta actividad debiera estar regulada, tanto para garantizar unas condiciones adecuadas del desarrollo de su actividad para ellas, como para garantizar también unas condiciones mínimas de seguridad a los clientes en cuanto higiene y en cuanto a la seguridad material, tanto de los clientes como de ellas mismas”.

El cliente amigo

Los clientes amigos –el segundo perfil más numeroso, que representa en torno al 20% de los puteros– son, según explica Gómez, gente de lo más normal. “Era gente empática, simpática, integrada socialmente, tenían amigos… 

No eran personas que mostrasen dificultades en las relaciones sociales, ni que tuvieran escasas habilidades”. “No lo condeno moralmente, pero no es algo con lo que me sienta cómodo” 

Estos clientes humanizan a las mujeres en prostitución y empatizan con ellas, pero eso no les impide consumir sexo de pago. En su opinión, su buen hacer como amantes los diferencia de otros clientes, porque ellos saben hacer disfrutar a las prostitutas, y las tratan mejor. 

Son conscientes de que todo forma parte de una actuación, pero ellos buscan afectividad y aseguran no poder encontrarla en otro lugar. “Yo idealmente creo que el sexo debería limitarse al ámbito del matrimonio, pero yo no tengo pareja y soy consciente de que la pulsión sexual es muy fuerte y pienso que pocos hombres pueden obviarla y por este motivo acudimos a los servicios de estas mujeres”, explica uno de los clientes. “No lo condenó moralmente, pero no es algo con lo que me sienta cómodo”.

El cliente crítico

Este tipo de cliente es el menos numeroso (Gómez cree que sólo encaja en este perfil uno de cada diez puteros). Son personas que reconocen la existencia de desigualdad, saben que casi ninguna prostituta lo es por gusto y se arrepienten de haber sido clientes de prostitución. 

Si acabaron en un puticlub, aseguran, fue por presión social. “Si te sientes inferior tienes ahí una oportunidad para sentirte superior y para hacer lo que realmente quieras” “He ido varias veces con la cuadrilla de amigos y tal, y con algún cliente de mi negocio de antes…”, explica uno de los entrevistados. “Eh, una vez un cliente me llevó a un piso donde sólo había menores… Yo no pude, no pude… ir con ninguna. 

Es muy fuerte… Pensé en mis hermanas, en…, y perdí al cliente, ya dejó de venir a mi negocio”. Los clientes críticos son los únicos que atisban una de las razones de ser de la prostitución. “Si te sientes inferior y tal, tienes ahí una oportunidad para sentirte superior y para hacer lo que realmente quieras”, explica un cliente. 

Para Gómez esta es una de las claves que solemos olvidar: la prostitución responde a una relación de poder, del hombre hacia la mujer. El hombre cree mostrar su virilidad, su fortaleza comprando sexo de pago, aunque en realidad, como asegura la psicóloga, lo que muestra es una debilidad: “Todo eso un síntoma de que algo está fallando en ti, es un gesto de debilidad porque no quieres enfrentarte a un igual”.

¿Abolición o legalización?

Existe un gran debate en torno a cuál es la mejor forma de reducir la miseria asociada a la prostitución, porque nadie duda que hoy por hoy es una lacra insostenible. “La situación actual beneficia a los proxenetas y las mafias”, asegura tajante Gómez. “Hay una impunidad clara y una connivencia con las autoridades. Los fiscales no tienen directrices para perseguir a los proxenetas. 

Cualquier libro de contabilidad de los clubes es una prueba de proxenetismo pero no se persigue. La policía también consume. Todo este ambiente muestra la corrupción de una forma dramática”. ¿Cuál sería la solución? Gómez reconoce que las posturas, incluso dentro del mundo del feminismo –del que proceden la mayoría de expertas en el tema–, está completamente dividida.

En su opinión, lo primero es la educación, pero teniendo en cuenta la situación, son necesarias además una serie de medidas punitivas. “Se debería visibilizar ese mundo, igual que ha ocurrido con la violencia de género, para que la gente sea consciente de lo que está ocurriendo”, explica Gómez. 

“La medida punitiva es muy eficaz, hay menos accidentes desde que hay carnet por puntos y mucha gente dejó de fumar porque se prohibió. pero debe estar acompañada de una sensibilización”. Lo primero, asegura, es “acabar con el mito de que los hombres biológicamente tienen una sexualidad desenfrenada y que la prostitución cumple un bien social. Eso es una falacia totalmente ideológica”. 

Pero esto no es suficiente. “En nuestro momento histórico y nuestra sociedad occidental se ha visto que en los países donde se ha legalizado la prostitución han aumentado las víctimas de trata”, asegura Gómez. “Sin embargo, en los países en que se ha penalizado el cliente, como en Suecia, se ha reducido mucho. La prostitución infantil se incrementa en los países en los que se legaliza, al final beneficias al proxeneta y sus negocios turbios paralegales, y le das una cobertura mayor para que campe a sus anchas”.

FUENTE: Alma, Corazón y Vida  Por Fran Sánchez Becerril y Miguel Ayuso

UN TEMA POLÉMICO – PARTE I

¿TRABAJO O ESCLAVITUD?

Preámbulo: Parafraseando a nuestro estimado y popular escritor Alejandro Dolina, mi posición siempre ha sido coincidente con su famosa frase “ninguna mujer nace para ser puta”. Es un tema muy delicado para tratar aquí; ya que puede herir susceptibilidades como así también el dolor de toda madre, que ha perdido a su hija objeto de las aberraciones de la trata. 

Asimismo otras mujeres jóvenes de distintos países que con engaños, son exportadas a otros lugares del mundo, reteniendo sus pasaportes y en donde los proxenetas las prostituyen a su beneficio. 

Creo en lo personal; que una minoría de las mujeres que ejercen la prostitución, se pueden sentir satisfechas de la situación en que viven. Sin embargo, como bien comente al principio hay innumerables factores -desde el propio entorno familiar- hasta el psíquico de la mujer, que decide voluntariamente, jugar al juego que más le gusta, como para ser nombrada a futuro como la Señora de “…” suficiente para alcanzar tener una vida plena de lujos y más que acomodada. O bien pretender transformarse en una mujer independiente la que se supone autosuficiente para garantizarse su futuro. 

Ejemplos existen; pero no es este el espacio para mencionarlos. A pesar de llamar a un Congreso tanto a hombres como mujeres, con una heterogeneidad de profesionales y no profesionales, casi seguramente no llegaríamos a fijar una posición única e irrebatible, en cuanto  al trabajo más antiguo de la humanidad.

Cordiales saludos – Daniel Edgardo Capurro – andandotrastuencuentro.blog

Lo que dicen las feministas sobre la prostitución: un debate encendido

El enfrentamiento entre las posturas a favor o en contra del oficio más antiguo del mundo sigue candente dentro de la sociedad. Y no parece que vaya a remitir

«El trabajo sexcual» es la versión más extrema de la opresión violenta hacia las mujeres”.

Con estas contundentes palabras respondía Toni Van Pelt, la veterana presidenta de 72 años de la Organización Nacional de Mujeres estadounidense en un reciente debate político celebrado en Washington para decidir un proyecto de ley que tiene por objetivo despenalizar el trabajo sexual en la capital.

Pelt aseguró que, de hacerse definitivo dicho plan, “Washington se convertiría en el primer destino internacional de turismo sexual” y representaría “una amenaza para las mujeres y niñas”, según recoge ‘»The Daily Beast». Esto recuerda mucho a las palabras pronunciadas por Carmen Calvo, vicepresidenta del reciente gobierno de coalición, durante una entrevista el año pasado en la que reiteraba la postura firme del PSOE en cuanto a la prostitución: “Que cada hombre que diga que la prostitución es una profesión, que apunte a su hija a una academia”, espetó.

Así, se volvía a abrir el eterno debate intrafeminista en el cual hay dos bandos enfrentados: el abolicionista (en el que se encuentra Calvo y su partido, entre otras muchas asociaciones y teóricos feministas) y el regulacionista, representado por varios colectivos que piden que el oficio más antiguo del mundo se legalice y se considere como una profesión más. 

Ocho de cada diez casos de trata de seres humanos tienen como fin la explotación sexual y el 90% de las víctimas son mujeres y niñas Antes de entrar en materia, merece la pena considerar una serie de datos: España es el país europeo con mayor demanda de sexo pagado y el tercero a nivel mundial, según Naciones Unidas.  

Esto nos coloca a nivel internacional en una posición bastante sensible en lo referente al tema, ya que casi el 40% de los varones españoles ha consumido este tipo de servicios. Se debe tener en cuenta no solo el gran volumen de negocio (alegal), sino que también nuestro país es uno de los principales destinos de tráfico de mujeres del mundo. 

Es por ello que este posicionamiento de la justicia española frente al tema de la prostitución, en cierto modo neutral, es beneficioso para este tipo de organizaciones criminales, ya que ni se persigue ni se acepta, lo que coloca al país en una situación muy comprometida.

Si hay algo en lo que coinciden ambos bandos es precisamente en esta idea. Ya en el preacuerdo firmado para formar gobierno, Unidas Podemos y PSOE prometieron “erradicar la trata de mujeres con fines de explotación sexual” y una Ley integral que incorporase “medidas de prevención y persecución” contra las redes de tráfico de mujeres y niñas “que son obligadas a ejercer la prostitución”, según recogía «Europa Press».  

De algún modo, se tiende a asociar el crimen organizado con la prostitución. Y no es para menos: ocho de cada diez casos de trata de seres humanos tienen como fin la explotación sexual, según estos mismos datos de la ONU, y el 90% de las víctimas son mujeres y niñas.

Por lo tanto, es normal hacer esta asociación de ideas, pero ello no quiere decir que haya que generalizar que todas las prostitutas están subyugadas a bandas criminales o son obligadas a ejercer su trabajo.

¿Libertad individual o esclavismo?

Esta lucha entre regular o bien perseguir el trabajo sexual lleva muchísimos años dentro de la arena del feminismo.  

“Los delitos de lenocinio y explotación de la prostitución ajena son distintos e independientes de los de trata, pues castigan a los terceros que se benefician de la prostitución independientemente de las condiciones en que esa se ejerza, e incluyen casos en los que todos los participantes, de manera voluntaria, ejercen la prostitución y se benefician de ella”, explica la académica Claudia Torres, de la Universidad Autónoma de México (UAM) en un estudio sobre el tema. 

Las trabajadoras sexuales en muchas ocasiones son silenciadas o desmentidas de inmediato cuando sufren una violación En este sentido, uno de los puntos de divergencia más claros entre ambas visiones se da en 1992, cuando una famosa abogada anti-pornografía llamada Catherine MacKinnon afirmó en su libro «Prostitution and Civil Rights»:

“Las mujeres son prostituidas precisamente para ser degradadas y sometidas a un tratamiento cruel y brutal sin límites humanos; eso es lo que se intercambia cuando las mujeres son vendidas y compradas para tener sexo”, en declaraciones recogidas del excelente trabajo de Marta Llanos de la UAM. 

De este modo, equipara el oficio con una “violación repetida” o una “esclavitud sexual femenina”, planteando que una prostituta es legalmente una “no persona”.

Un asunto… ¿de clase?

A lo largo de los últimos años, se ha publicado una cantidad ingente de literatura que aborda esta problemática cuestión. 

Una de las más firmes representantes de este feminismo contrario a la abolición es Virginie Despentes, autora de la influyente » Teoría King Kong», quien ha vivido en sus propias carnes el oficio de trabajadora sexual y también ha sido víctima de una violación. 

Para ella, la prostitución no es tan diferente al resto de empleos, ya que hay otros ámbitos laborales en los que la violencia sexista está muy presente. 

Sobre todo en aquellos en los que nadie quiere y que, por ello, muchas mujeres inmigrantes se ven obligadas a aceptar, como vienen a ser los propios del terreno doméstico, de limpieza o en las zonas rurales.

Por ello, Despentes aquí hace una distinción de clase. Al igual que también existe la protitución de lujo, en la cual la mayoría de las trabajadoras son bien tratadas y están en mayor medida protegidas, también abundan ciertos empleos relegados a las clases más bajas sin ninguna connotación sexual de antemano en los que la violación es el plato de cada día. 

Pero también sucede al revés: a raíz del fenómeno del #MeToo del año pasado, hemos visto cómo muchas mujeres de las clases altas creativas con mucha posición social han declarado haber sido abusadas, por lo que bien cabría hacer una reflexión aquí. 

Las conductas sexistas y las violaciones sexuales pueden ocurrir en todas las esferas; quizás más en la de la prostitución por el riesgo que conlleva, pero el problema aquí no es la decisión individual de hacerse prostituta; sino también como siempre, el machismo que existe como telón de fondo.

Esto también nos lleva a pensar en la cantidad de víctimas sexuales que puede haber en la industria pornográfica, y a las que no se les presta la suficiente atención o son acusadas de mentirosas. 

Por ejemplo, Nikki Benz, una actriz de cine para adultos estadounidense que confesó haber sido violada en la filmación de una película por sus compañeros de rodaje. Al declararlo por Twitter, no recibió el más mínimo apoyo, ni de las instituciones ni de la opinión pública, y actualmente sus supuestos agresores siguen libres.

La división de la izquierda

De vuelta en España, actualmente existe una gran confrontación entre ambos bandos. Hay un sinfín de asociaciones que piden la abolición inmediata de la prostitución al “ir en contra de los derechos humanos” y “reproducir la jerarquía sexual patriarcal”. 

Y dentro de la izquierda, el conflicto es aún más grande. Uno de los hechos que más ejemplifica este desacuerdo ideológico y programático es el de la dimisión forzada de Concepción Pascual de su cargo de directora general de Trabajo. El desencadenante: haber firmado la inscripción en el registro del Sindicato de Organización de Trabajadoras Sexuales (Otras). Al parecer, Pascual firmó el documento sin tener en cuenta a su superior, la ministra Magdalena Valerio.

Algo parecido sucedió en Barcelona con el equipo de Ada Colau, formado por el PSC y Barcelona en Comú cuando la alcaldesa de la ciudad aprobó subvenciones a la asociación Aprosex (embrión de OTRAS), lo que no sentó nada bien al bloque abolicionista del Ayuntamiento.

Jaume Collboni, actual presidente de los socialistas de Barcelona, siempre se ha mantenido firme en su voluntad de abolir la profesión más antigua del mundo, considerándola como “la esclavitud del siglo XXI”. 

Por tanto, el enfrentamiento entre los dos bandos sigue recrudeciendo y parece que no vaya a terminar así como así. Mientras tanto, el campo de batalla sigue repleto de minas. Y en el medio, las víctimas, las de siempre, aquellas que no tienen altavoz y suplican por una vida digna.

ENTRE LOS 25 Y 35 AÑOS, EL SECTOR MAYORITARIO

‘Millennials’ y puteros: por qué los clientes de la prostitución son cada vez más jóvenes.

A pesar de la libertad sexual de esta generación y la existencia de ‘apps’ para ligar, cada vez más hombres jóvenes acuden a la prostitución. Usuarios y académicos nos cuentan sus razones.

Cuando apenas tenía 21 años, Marcos acudió por primera vez a un prostíbulo:

“Fue después de una noche de fiesta en la que estábamos celebrando el cumpleaños de un amigo. Fuimos todos a tomar una copa y bueno…”. Con estas palabras relata en conversación telefónica con El Confidencial la primera vez que el joven madrileño fue usuario de prostitución. “En ese momento me pareció algo hasta gracioso, fuimos, echamos unas risas, tomamos la última, algunos follamos y pa’ casa”, explica un segundo antes de pedir que su nombre real no aparezca en este reportaje. 

“Dos semanas después volví a un ‘puti’ y a partir de ahí más de una vez le he cogido el coche a mi padre para ir a Marconi», un polígono industrial de la capital que se caracteriza por la fuerte presencia de prostitutas, «para ver qué se cocía”, relata con un tono que va decayendo a medida que pronuncia la frase. Dos años después de su primer contacto con la prostitución, el veinteañero reconoce ser asiduo consumidor de este oscuro negocio, que cada vez atrae a más jóvenes. 

Este es el mismo caso de Miguel, que también rehúsa aparecer con su nombre real y se inició de una manera parecida. En su caso fue tras una cena con su equipo de fútbol. 

A sus 23 años, el joven, parco en palabras y sin querer revelar su procedencia, dice que recurre a estos servicios porque es «fácil, rápido, te hacen lo que quieres, no es caro y no tienes complicaciones». 

Aunque los datos son confusos por la situación legal de la prostitución, el putero ‘millennial’ existe, y acude tanto al burdel como a la calle. La percepción de un aumento del consumo de prostitución por parte de los más jóvenes ha sido señalado por la Policia Nacional, que lleva años alertando de la bajada escalonada de la edad de los consumidores de prostitución, además de sociólogos, los propios proxenetas o las asociaciones de asistencia a las víctimas de trata. 

La percepción del aumento de puteros jóvenes ha sido mostrada por la Policía, asociaciones de ayuda a víctimas de trata, sociólogos y proxenetas Los datos del foro sexual SexoMercado a los que ha tenido acceso este periódico muestran que, desde hace varios años, el segmento mayoritario de los usuarios que buscan anuncios de prostitución en su web son hombres de 25 a 35 años. 

Esto demuestra el interés de los varones jóvenes por los foros y anuncios relacionados con la prostitución, aunque las cifras no permitan saber si todos los que acceden a estas páginas acaban pagando por sexo. Por su parte, la presidenta de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (Apramp), Rocío Nieto, explica que llevan años alertando sobre el aumento del consumo de prostitución por parte de los jóvenes. 

Para la fundadora de esta ONG, que presta ayuda a mujeres que han sido explotadas sexualmente, «la causa principal es que los jóvenes lo están normalizando y eso es un peligro. Lo interpretan como una actividad completamente normal en la que lo pueden pasar bien, sin pensar qué hay detrás».

Foto: Reuters. 

Del mismo modo, el ex proxeneta Miguel ‘el Músico’, que explotó a casi 2.000 mujeres y para el que la Fiscalía pidió 27 años de prisión (de los que cumplió tres) cuenta en el documental ‘El proxeneta. 

Paso corto, mala leche’ cómo los clientes cada vez son más jóvenes. El ‘film’ —que procede de la novela homónima sobre las mafias de la prostitución— tiene la firma de la cineasta y actriz Mabel Lozano, que tras haber investigado este mundo también da fe de esta bajada de la edad del consumo de prostitución. 

Pero la gran pregunta, con una introducción mucho más grande, es: teniendo en cuenta la libertad sexual de este tiempo, lo fácil que lo ponen las «apps» para ligar y el conocimiento que se debería tener sobre el oscuro negocio tras la prostitución…

¿Cómo es posible que cada vez más hombres jóvenes acudan a las meretrices?

El cliente consumidor

Hay muchas razones por las que España es un país de puteros, pero hay algunas que podrían ser intrínsecas a los más jóvenes. Águeda Gómez Suárez, profesora de sociología en la Universidad de Vigo y coautora del libro ‘El putero español’ (Catarata), desgrana para El Confidencial algunos de estos motivos.

«En primer lugar el problema es que se entiende la prostitución como cualquier otro bien de consumo. Se compra lo que se vende y algunos lo ven como una alternativa de ocio más, igual que ir al cine o a tomar unas cervezas», asegura Gómez. Se trata del denominado ‘cliente consumidor’. 

En este grupo se enmarca la mayor parte de los clientes jóvenes: no son sexistas y son críticos con la herencia machista del pasado, pero comparten una ética hedonista de consumo. Intuyen que hay mujeres explotadas, pero prefieren no pensarlo, al igual que alguien que compra ropa que ha sido fabricada por niños. Para ellos, las putas son un servicio más.

La pornografía

El segundo gran problema, con el que coinciden la mayoría de los expertos consultados, es la pornografía. En gran medida estos vídeos están concebidos desde una perspectiva que no contempla el placer real de la mujer, sino que la cosifica. Al existir una ausencia de educación sexual real, los ‘millennials’ piensan que el sexo es eso que ven en páginas como ‘Pornhub’. 

El siguiente paso es recurrir a las prostitutas para satisfacer esas necesidades sexuales irreales. Las prácticas que se ven en el porno no pueden llevarlas a cabo con una igual, por lo que algunos jóvenes las llevan a un espacio prostitucional «El porno es una pequeña escuela de consumo de prostitución. 

Como las prácticas que se ven en estos vídeos, que vejan a las mujeres e invisibilizan su placer, no pueden llevarlas a cabo con una igual, algunos jóvenes las llevan a un espacio prostitucional.

Aquí sienten que al pagar pueden hacer lo que quieran», relata la socióloga de la universidad gallega, que está a punto de sacar una nueva investigación sobre la percepción de la prostitución. 

«Además esta visión sexual está reforzada en los jóvenes porque cada vez el porno está más disponible. El acceso está masificado desde la infancia y la consecuencia puede ser que se vayan construyendo puteros», añade.

En este sentido, Gómez señala que «a la generación que no tuvo tanto acceso a la pornografía no se le marcó así el imaginario sexual». «Experimentábamos para crearlo, ya que existía una ausencia de educación sexual, pero a base de ensayo y error ibas construyendo tu sexualidad , pero ahora el primer contacto que tienen los niños es a través de la pornografía y modelan su imaginario sexual de una manera muy poco saludable y perversa», recalca la socióloga aludiendo de nuevo a una de las posibilidades por las que los jóvenes acaban yendo con prostitutas. 

Por su parte, Roberto Sanza, psicólogo y sexólogo de la Fundación Sexpol, señala en la misma línea que «la adolescencia siempre ha sido una etapa bastante complicada en la que no existe una educación sexual o es muy mala. Esto se junta con el capitalismo más atroz y el machismo y hace que los adolescentes vuelvan a esas raíces tan casposas de como hombre puedo pagar». 

En el caso concreto de la pornografía, Sanza señala que «muestra prácticas sexuales que se acaban normalizando». «Pero claro, evidentemente con su pareja, sobre todo en la adolescencia donde hay muchas inseguridades y las relaciones son más complicadas, no se atreven a tener esa comunicación directa de probar cosas. 

Por lo que aplican a esa creencia rancia de tu mujer está para unas cosas y las putas para otras»,explica, y añade que pueden recurrir a meretrices simplemente para comprobar si ciertas actitudes les agradan o no.

El experto hace también hincapié en la existencia de «una camaradería mal entendida que hace que los jóvenes acaben en los clubs de alterne”. En este sentido, indica que en muchas ocasiones cuando van en grupo se vanaglorian de ello y lo comentan; pero en el caso de ir solos, lo esconden.

‘Millennials’ encerrados en casa

La juventud española de entre 15 y 29 años es cada vez más tecnológica y sale menos de fiesta, ya que un 74,6% de los jóvenes asegura que la actividad que más realiza en su tiempo libre es chatear o navegar por internet, frente a un 22,7% que apunta a salir por la noche, según un estudio realizado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). 

Ante estos datos, cabría pensar que esta falta de socialización por parte de los jóvenes —que no dejan de tener interés en el sexo y que lo viven a través de la pornografía por tener tanto contacto con las pantallas— podría llevarles a consumir prostitución. 

Para la socióloga gallega esto «dependerá del hábitat». En ciudades pequeñas es más frecuente que los chicos salgan a la calle y se relacionen, simplemente por la comodidad que da un pequeño lugar, pero «en una gran ciudad o las periferias de estas si que se podría dar».

El primer contacto que tienen los niños con el sexo es a través del porno, modelando su imaginario sexual de una manera muy poco saludable.  

La directora de ‘El proxeneta’. Paso corto, mala leche’ cree que muchos chicos que han educado su sexualidad en la pornografía «no salen de sus zulos. Al no salir, no ligan y al final van a la solución fácil: ir a comprar mujeres». Mabel Lozano, que ha trabajado para conocer las redes de trata de mujeres, hacen hincapié en la idea de que cada vez más no salen, «cada vez ven más porno, quieren mantener relaciones sexuales y mejor que sea pagando así la puedes agarrar fuerte de la cabeza o hasta insultarla, que es lo que has visto en el porno».

Amplia oferta de los burdeles

Partiendo de la base de que sin puteros no habría prostitución, la oferta que realizan los proxenetas es un punto muy importante de la cadena para atraer a los jóvenes.

Las propias ofertas que realizan los clubes están orientadas a atraer a un público joven, según explica Lozano tras haber indagado en este mundo. «Viernes y domingos locos. Sábados sorteo de un polvo (chicas a elegir). Presentando esta tarjeta la segunda consumición gratis», dice el texto de un ‘flyer’ de publicidad de un club de alterne.

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«De lunes a viernes están los demandantes habituales, hombres casados de mediana edad que el viernes dejan de ir porque van a sus casa ya que tienen a sus hijos, mujer y sus quehaceres. 

Pero los fines de semanas los proxenetas tienen la materia prima y los cubatas y ¿qué necesitan?: hombres. Y para ellos tienen que llegar a los más jóvenes, convirtiendo sus macroburdeles en macrodiscotecas», cuenta la directora de cine.

«Y ya no solo es que vayan directamente al burdel, sino que pueden ir a armar bulla cuando se cierran las discotecas. Los chavales pueden ir un día a tomar la última a un puticlub y al final van un día y al otro», relata. «Los proxenetas se lo están currando para que vayan los jóvenes y nadie se lo ha currado tanto», concluye haciendo mención expresa a Miguel ‘el Músico’ con el que trabajó para su documental.  

En este sentido, la socióloga de la Universidad de Vigo coincide en que «hay una oferta enorme de prostitución y además se está haciendo para que los niños piensen que eso es bueno, que si van, van a ser los reyes y que es una alternativa de ocio más». 

Para los expertos la solución para que los jóvenes no acudan a la prostitución pasa por una buena educación sexual. Contra una sociedad tan sexualmente polarizada, desde los que apoyan el pin parental hasta los que sacan a procesionar el coño insumiso, recalcan como muy importante hablar de la libertad sexual, de lo que es la pornografía y de los negocios oscuros que se ocultan tras la prostitución.

FUENTE: Alma, Corazón y Vida – Por Enrique Zamorano