En un estudio, un equipo de científicos describe cómo pudieron curar la infección de este hombre de 59 años después de 13 meses analizando el código genético de su virus para encontrar el antídoto adecuado.
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Un hombre inmunodeprimido de Gran Bretaña se infectó conel coronavirus Sars-CoV-2durante 411 días. Según la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas, el paciente solo se curó mediante un tratamiento con anticuerpos neutralizantes.
Según el informe, el paciente, que ahora tiene 59 años, se infectó con la variante temprana de la corona que apareció por primera vez en Wuhan, China.
Combinación de anticuerpos
El hombre tenía un sistema inmunitario debilitado debido a un trasplante de riñón. Según el informe, recibió unacombinación de anticuerpos conocida como Regeneron,que también se administró al entonces presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en 2020. El análisis genético del virus fue importante para el tratamiento del hombre.
Con un sistema inmunitario debilitado tras un trasplante de riñón, el cuerpo del hombre no podía eliminar el virus y, al tener solo síntomas leves e intermitentes, no podía optar a los tratamientos utilizados para prevenir o tratar los casos graves de COVID-19.
Según los expertos, todavía no existe ningún tratamiento eficaz con anticuerpos en el Reino Unido o en la Unión Europea para la variante de corona actualmente dominante, ómicron.
«Cuando examinamos su virus, era algo que existía hace mucho tiempo, mucho antes de ómicron, mucho antes de delta e incluso antes de alpha. Así que era una de esas variantes más antiguas y tempranas del comienzo de la pandemia», declaró Snell Washington Post.
El paciente, que ya se ha curado, es una de las personas con una de las infecciones de coronavirus más largas que se conocen. Un paciente también tratado en el Guy’s and St Thomas’ Hospital había estado infectado hasta 505 díasantes de su muerte.
FEW (dpa, AFP)
Imagen de portada: El paciente, que ya se ha curado, es una de las personas con una de las infecciones de coronavirus más largas que se conocen. (Foto de referencia)
FUENTE RESPONSABLE: Made for Minds. 11 de noviembre 2022.
Sociedad y Cultura/Pandemia de coronavirus/Vacunas/Genética/ Anticuerpos.
Científicos del Conicet junto con investigadores de la Fundación Sales, se encuentran en pleno trabajo sobre diferentes métodos para abordar el tratamiento de la enfermedad.
Tres equipos de científicos del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y Cáncer con Ciencia, de la Fundación Sales, trabajan en torno a la inmunoterapia para la cura del cáncer a través de una vacuna, en nuevas terapias para el cáncer de mama y en el estudio del rol de una proteína, informó el Conicet.
Uno de estos avances es la vacuna terapéutica Vaccimel, que «demostró activar una fuerte respuesta inmune contra el melanoma», luego de décadas de investigación, sostuvo el doctor José Mordoh, líder del equipo de científicos.
La vacuna obtuvo la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) para comenzar la última etapa del ensayo clínico, y se espera que para fin de este año ya esté disponible para tratar el melanoma, el más grave cáncer de piel.
«Lo interesante del estudio es que también pudimos determinar que el tratamiento con Vaccimel es compatible con los llamados ‘inhibidores de los puntos de control inmunológico’, un tipo de inmunoterapia que en los últimos años ha probado mejorar enormemente las perspectivas de estos pacientes», señaló Mordoh.
Y agregó que «la combinación de ambos tratamientos es segura y potenciaría la respuesta inmune contra este agresivo tumor de la piel».
De esta forma, los resultados mostraron que los pacientes tratados con Vaccimel recayeron a los 96 meses, mientras que el 50% de los pacientes tratados con interferón (una sustancia natural que ayuda al sistema inmunitario a combatir el cáncer) lo hicieron a los 13 meses, al tiempo que la vacuna inhibió la metástasis del tumor a otros órganos.
Más estudios
Otro equipo de investigación, dirigido por el doctor Gabriel Rabinovich, gira en torno al estudio de la Galectina-1, una proteína que se encuentra en un gran número de tumores, entre ellos el melanoma, cáncer de pulmón y cáncer de mama, y es la responsable de evadir el ataque a la enfermedad a partir del propio sistema inmunológico.
Este trabajo permitirá, en el mediano plazo, profundizar «la incorporación de nuevas herramientas para que el sistema inmune se active en enfermedades en las que su acción está reducida, tales como el cáncer y otras», explicó Rabinovich.
A su vez, añadió que también se analiza la producción de anticuerpos «para bloquear las moléculas que inhiben al sistema inmune, para que se active y combata los tumores».
Finalmente, el tercer equipo de investigación estudia el comportamiento de la hormona progesterona y su implicancia en algunos tipos de cáncer de mama.
La líder de la investigación, la doctora Claudia Lanari, postuló por primera vez en el mundo que la progesterona podía producir cáncer de mama, cuando se creía que sólo la hormona estrógeno lo generaba.
Con el estudio clínico en marcha, el equipo se prepara para evaluar el efecto terapéutico de un antiprogestágeno sobre un grupo seleccionado de pacientes con cáncer de mama.
Frente a este avance, será posible desarrollar «métodos de diagnóstico que ayuden a elegir a las pacientes que respondan a este tratamiento», concluyó Lanari.
Imagen de portada: Sede del Conicet / Foto: Street View.
FUENTE RESPONSABLE: Télam. 20 de septiembre 2022.
Argentina/Ciencia/Investigación y Desarrollo/CONICET/Cáncer /Vacunas/Inmunoterapia.
El coronavirus no ha desaparecido del mundo y probablemente no desaparezca, por lo que algunos laboratorios ya desarrollaron vacunas que acompasan las mutaciones del virus.
Reino Unido fue el primero en habilitar a mediados de agosto el uso de una nueva fórmula desarrollada por Moderna para su vacuna de ARN mensajero, que fue mejorada para combatir el linaje ómicron en todas sus subvariantes conocidas.
Estados Unidos le siguió el último día de agosto al autorizar el uso de las vacunas actualizadas de Moderna y Pfizer/BioNTech, que también utiliza la tecnología de ARN mensajero, y a los pocos días empezó a administrarlas a la población en general.
Luego, Canadá aprobó el refuerzo actualizado de Moderna contra el coronavirus SARS-CoV-2.
A comienzos de septiembre el regulador británico le dio el visto bueno a la versión actualizada de Pfizer/BioNTech y por esas fechas el país comenzó a inyectar las nuevas dosis a personas mayores de 50 años, a aquellas de alto riesgo de cualquier edad, a embarazadas y al personal de la salud.
Y más recientemente, este lunes, la Agencia Europea de Medicamentos recomendó el uso de la vacuna actualizada de Pfizer/BioNTech en los 27 países de la Unión Europea, una decisión que deberá adoptar la Comisión Europea en los próximos días.
¿Qué es una vacuna bivalente?
Las vacunas bivalentes son aquellas que protegen el cuerpo contra dos tipos de antígenos.
En el caso de las dosis actualizadas contra la covid-19, son bivalentes porque inmunizan contra la cepa original -también conocida como Wuhan por la ciudad china donde apareció el virus- y contra la variante ómicron.
Las vacunas que se utilizaban hasta ahora en el mundo eran monovalentes, es decir, estaban diseñadas solamente contra el virus original.
Una vacuna bivalente ampliamente utilizada en Latinoamérica es aquella contra el virus del papiloma humano (VPH), que fue diseñada para los tipos VPH-16 y VPH-18.
Las vacunas pueden ser polivalentes, lo que significa que pueden estar diseñadas para varias cepas o incluso varias enfermedades.
La vacuna pentavalente, por ejemplo, es aplicada en niños y protege contra la difteria, la tos convulsa, el tétanos, la influencia tipo b y la hepatitis B o la polio, dependiendo de su formulación.
FUENTE DE LA IMAGEN – REUTERS/GETTY IMAGES. Tanto Moderna como Pfizer desarrollaron vacunas bivalentes que se están aplicando en Estados Unidos y Reino Unido.
¿De qué están compuestas las vacunas actualizadas?
Cada dosis de la vacuna original de Pfizer contra la covid-19 contenía 30 microgramos de tozinameran, una sustancia que actúa sobre el ARN, en 0,3 mililitros de líquido.
La versión bivalente también contiene 30 microgramos, aunque en este caso 15 microgramos están diseñados para la cepa de Wuhan y los otros 15 microgramos para ómicron.
En el caso del compuesto formulado por Moderna, cada dosis del producto monovalente contenía 50 microgramos de elastómero en 0,5 mililitros que apuntaban al virus inicial, mientras que el refuerzo actualizado contiene 25 microgramos dirigidos a cada variante.
De momento, el refuerzo actualizado de Pfizer/BioNTech está autorizado para mayores de 12 años y el de Moderna para mayores de 18 años, tanto en EE.UU. como Reino Unido.
Las vacunas bivalentes autorizadas en EE.UU. fueron diseñadas para apuntar a los linajes BA.4 y BA.5 de ómicron, aunque cubre las variantes anteriores.
En Reino Unidos se aprobó una versión previa dirigida al linaje BA.1 de ómicron.
Las autoridades sanitarias estadounidenses señalaron que probablemente se recomendará en el futuro un refuerzo anual de la vacuna anti covid, de la misma forma que se hace con la vacuna de la gripe.
¿Las nuevas vacunas sustituyen a las primeras?
Las vacunas contra la covid-19 comenzaron a administrarse en el mundo en diciembre de 2020.
Desde entonces, más de 12.000 millones de dosis de una decena de laboratorios fueron aplicadas.
Casi dos años después y ante el predominio de la variante ómicron, los laboratorios fueron encomendados a diseñar las versiones actualizadas.
Sin embargo, estas nuevas vacunas no sustituyen al esquema inicial, que estaba pensado solamente para la cepa de Wuhan.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES
Las autoridades anticipan que la vacuna contra la covid terminará por ser anual.
La vacuna bivalente es de refuerzo, por lo que quienes no se hayan vacunado con la pauta completa deberán hacerlo antes de recibir esta dosis adicional.
En Reino Unido deben haber pasado al menos tres meses de recibida la última dosis, mientras que en Estados Unidos el plazo mínimo son dos meses.
No importa qué vacuna haya recibido la persona anteriormente; el refuerzo actualizado puede ser de cualquiera de los dos laboratorios que ya tienen aprobación, dijeron los organismos reguladores de medicamentos.
¿Qué pasa en América Latina?
Por el momento, ningún país de la región inició la vacunación con las versiones actualizadas.
Pero en Chile el gobierno piensa en una quinta dosis anti covid -ya dio refuerzos de tercera y cuarta dosis- con la vacuna bivalente que se comenzará a dar antes de fin de año, le dijo la ministra de Salud de ese país, María Begoña Yarza, a la emisora local Tele13 Radio.
Los países latinoamericanos que han administrado hasta ahora vacunas de Pfizer/BioNTech son Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.
Las vacunas de Moderna, en tanto, han sido administradas en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú.
Un portavoz del laboratorio Moderna le dijo a BBC Mundo que la compañía modificó los acuerdos de suministro con Argentina y Perú para que las entregas de dosis sean de la fórmula actualizada una vez que obtengan la aprobación del regulador en cada país.
BBC Mundo contactó con Pfizer para conocer sus planes en América Latina, pero no obtuvo respuesta al momento de publicarse este artículo.
Imagen de portada: REUTERS
FUENTE RESPONSABLE: Redacción BBC News Mundo. 13 de septiembre
Pandemia de coronavirus/Ciencia/Salud/Variante Ómicron/Vacunas
Las distintas vacunas que se aplican en la Argentina pueden generar distintos efectos adversos de leves a moderados e incluso graves: desde Pfizer a Moderna, la lista completa de todos los síntomas que pueden generar las vacunas que se dan en el país.
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Luego de la explosiva ola de positivos que se vio entre enero y febrero a raíz de la llegada de la variante Ómicronal país, y aunque los casos de Covid-19en la Argentina se encuentran en un momento de calma,el Gobierno sigue instando a todos los ciudadanos que aún no recibieron su tercera inyección a acercarse a un vacunatorio para protegerse ante el SARS-CoV-2.
Actualmente, en el país ya se aplicaron casi 98 millones de vacunas a más de 40,6 millones de individuos, de los cuales unos 37,1 millones completaron su esquema mientras que casi 21 millones se aplicaron el refuerzo: esto refleja una gran brecha entre quienes se vacunaron con una o dos dosis y quienes se aplicaron la tercera, razón por la que aún se apuesta a incrementar la inoculación.
Ante este contexto, hace pocos días la ministra de SaludCarla Vizzotti volvió a instar a la población a reforzar sus esquemas: «Hay 14 millones de personas que completaron su esquema inicial hace más de cuatro meses y todavía no se aplicaron el primer refuerzo», remarcó.
La Argentina tiene un alto stock de dosis para cubrir las necesidades de su población y todo mayor de 18 años ya se puede aplicar la tercera vacuna de la gran variedad que tiene disponible el país: desde Pfizer hasta Moderna o Sputnik, todos los efectos adversos de los sueros contra el Covid-19 que se aplican en Argentina según el Ministerio de Salud.
UNO POR UNO, TODOS LOS EFECTOS SECUNDARIOS DE LAS VACUNAS CONTRA EL COVID-19.
Respecto a los posibles efectos adversos de las vacunas contra el covid-19 en el organismo, el Ministerio de Salud de la Nación publicó en su sitio web una extensa lista con los síntomas más frecuentes que pueden darse luego de recibir los distintos sueros que se aplican en el país.
Tal como remarcan desde la cartera deCarla Vizzotti,«ante la ocurrencia de cualquier síntoma posterior a la vacunación, se debe consultar al centro de salud más cercano«.
Además, en caso de tener fiebre luego de la vacunación, el Ministerio de Salud recomienda el uso deibuprofeno o paracetamolpara aliviar los síntomas. Ante cualquier consulta respecto a la vacunación contra el covid-19 el organismo sanitario ha habilitado la línea 120 para llamar de forma gratuita.
Síndromes pseudogripales de corta duración: escalofríos, fiebre, artralgia y/o mialgia (dolores musculares y articulares, respectivamente), astenia (debilidad muscular), malestar general y/o cefalea que pueden comenzar entre las 24 y las 48 horas posteriores a la vacunación.
Síntomas gastrointestinales: náuseas, dispepsia (indigestión) y/o disminución del apetito). Son menos frecuentes y tienen una duración promedio de 24 horas.
Muy frecuentes: dolor, edema y/o hinchazón en el sitio de la inyección, linfadenopatía axilar homolateral (aumento del volumen de uno o varios de los ganglios linfáticos de las axilas)
Frecuentes: eritema, reacción urticariana o rash cutáneo local, reacción retardada en el sitio de inyección (dolor, eritema, hinchazón).
Poco frecuentes: prurito en el sitio de la inyección.
Muy frecuente: dolor, edema y/o hinchazón en el sitio de la inyección.
Frecuentes: eritema en el sitio de inyección.
Poco frecuentes: prurito en el sitio de la inyección, dolor en el brazo.
Generales:
Muy frecuentes: cefalea, diarrea, fatiga, fiebre transitoria, escalofríos, mialgias, artralgias. Algunos de estos efectos adversos pueden ser más frecuentes en adolescentes de entre 12 y 15 años de edad que en adultos.
Frecuentes: náuseas, vómitos
Poco frecuentes: insomnio, malestar, linfadenopatía
Cuando en junio de 2020 consultamos a la psicóloga belga Elke Van Hoof, especialista en estrés y trauma, sobre el impacto de la pandemia en la salud mental, nos dijo que el confinamiento era «el mayor experimento psicológico de la historia».
Con el paso de los meses, psicólogos, psiquiatras y trabajadores especializados en salud mental de todo el mundo empezaron a advertir sobre el aumento en consultas por trastornos de ansiedad y depresión, entre otros.
Y hubo un reclamo generalizado a los gobiernos para que abordaran el tema de la salud mental en la pandemia.
Según un reciente estudio publicado por la revista científica European Neuropsychopharmacology (Neuropsicofarmacología europea) realizado durante la pandemia sobre más de 55.000 participantes de 40 países, se registraron múltiples y amplias vulnerabilidades, «desde ansiedad hasta la probable depresión y tendencias suicidas a través de la angustia».
El informe «Resultados del estudio internacional de salud mental covid-19 para la población general (COMET-G))» dice que «se detectó depresión probable en el 17,8% y angustia en el 16,7%. Un porcentaje significativo dijo haber registrado deterioro del estado mental, la dinámica familiar y el estilo de vida cotidiano».
También se encontró que «las personas con antecedentes de trastornos mentales tenían tasas más altas de depresión (31,8% frente a 13,1%)», entre otros resultados.
Sin embargo, en todo este tiempo también se empezó a hablar de resiliencia, esa capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas.
Y con el conocimiento acumulado sobre cómo cuidarse del contagio de la enfermedad, la llegada de las múltiples vacunas y la disminución de casos de covid-19 en muchos sitios, varios países comenzaron a analizar la posibilidad de volver a una «pseudo» normalidad, mientras que varias empresas planeaban formatos de trabajo «híbrido» para la vuelta a la presencialidad.
Hasta que llegó ómicron.
La nueva variante del coronavirus calificada como preocupante por la Organización Mundial de la Salud pareció echar un manto de dudas sobre los planes de retornar a una vida parecida a la pre pandemia.
En medio de todo este clima enrarecido ante la incertidumbre por ómicron ¿qué pasa con nuestra salud mental?
«Población agobiada y agotada»
Los especialistas consultados por BBC Mundo coinciden en que ómicron aparece en un momento en que los indicadores de malestar general de la sociedad están en aumento.
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Una nueva ‘ola’ de la pandemia acarrearía mayor estrés psicológico a una población agobiada y agotada»
Cristian Garay
Profesor e investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
«No podemos saber a ciencia cierta en qué medida ómicron sea una variable que esté nublando la esperanza de salida de la pandemia y también impactando sobre todo en los síntomas depresivos» asegura Cristian Garay, profesor e investigador de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
Pero ciertamente «una nueva ‘ola’ de la pandemia acarrearía mayor estrés psicológico a una población agobiada y agotada», sostiene.
Del mismo modo, Hosanna Carina Rodríguez Morales, presidenta de la Federación Nacional de Salud en el Trabajo de México opina que «la variante ómicron llega en un punto álgido en el cual tenemos que evaluar que esto aún no termina (…) y que para la salud mental el impacto es aún mayor».
«Estábamos por terminar una etapa crítica, entrando a una nueva normalidad y (con ómicron) tenemos que hacer esta pausa de análisis y quizá retomar alguna medida de aislamiento. Se viene un gran reto para la salud mental que es difícil dimensionar», analiza.
Posibles síntomas
Como respuesta a esta nueva etapa de incertidumbre, los especialistas hablan de un aumento en los niveles de ansiedad y de trastornos psicológicos que pueden tener consecuencias físicas.
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«Las personas que no sepan manejar esta incertidumbre van a somatizar en cualquier otro tipo de patología», asegura a BBC Mundo Rodríguez que se especializa en la salud en el trabajo.
«Puede ser alguna patología gastrointestinal que sobre todo en estas fechas, con el cambio de comidas van a estar enfermas del estómago. También esperamos algunas crisis de ansiedad», añade.
Para el psicólogo Cristian Garay, el efecto de esta nueva etapa de incertidumbre dependerá de cuan afectada esté la persona por la pandemia hasta ahora.
«Supongamos que ómicron no llegue a tener (en América Latina) el impacto que haya tenido en Europa, igualmente hay un efecto que se mantiene porque muchas personas tuvieron que atravesar, por ejemplo, situaciones de duelos complicados por las dificultades en despedir a sus familiares», dice Garay.
«Muchas de esas personas tendrán el inicio de una depresión o si la tenían previamente, esa depresión se va a agravar», agrega.
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Por la incertidumbre por ómicron sobre todo esperamos crisis de ansiedad»
Hosanna Carina Rodríguez Morales
Presidenta de la Federación Nacional de Salud en el Trabajo de México
«Y después están las personas que pueden experimentar estrés postraumático por las situaciones de internación. Ese estrés postraumático puede llegar a ser crónico como les pasa a las víctimas de una guerra o quienes son combatientes o excombatientes», aclara Garay que participó del estudio global sobre salud mental durante la pandemia.
Esas secuelas psicológicas pueden durar meses o años.
«El impacto psicológico por la pandemia y por ómicron puede ir agravándose con el tiempo», resume.
Qué hacer para prevenir
No todo es negativo en esta etapa de incertidumbre.
«Las personas que ya tengan un poquito de más fortaleza podrán superar esta etapa. Y las personas que no, tendremos que trabajar con ellas para fortalecer la resiliencia», dice Rodríguez.
Sin embargo, la especialista en salud en el trabajo destaca que no todas las empresas cuentan con un sistema para brindar ayuda a aquellos trabajadores que no puedan canalizar las emociones.
También describe que es un área difícil de tratar porque «no es algo que podamos medir muy fácilmente. No podemos medir cómo un trabajar percibe sus miedos y sus ansiedades».
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Pero, existen algunos consejos para cuidar nuestra salud mental que podemos aplicar individualmente.
«Hacer algunas pausas activas. Tener algunos minutos para salir y hacer una especie de ejercicio que oxigene y que cambien tu rutina hace la diferencia», es una de las opciones, sostiene Rodríguez.
«Efectivamente reducir el sedentarismo. Eso impacta mucho en la salud general y en la salud mental», refuerza Garay.
El psicólogo destaca otro elemento al que siempre hay que prestarle atención y más en momentos de incertidumbre: el sueño.
«El sueño es fundamental para el cerebro y para la salud mental. También nos ayuda mucho a la regulación emocional», dice.
Y, por último, «también estar muy atento al consumo de sustancias estimulantes como la cafeína en todas sus formas porque favorece al estado de alerta que se retroalimenta con la incertidumbre, con el estado de preparación para el peligro y la ansiedad», concluye.
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FUENTE RESPONSABLE: BBC News Mundo.Por Analia Llorente. Diciembre 2021
Sociedad y Cultura/Organización Mundial de la Salud/Pandemia
de Coronavirus/Salud/Salud Mental/Variante Omicron/Vacunas
La identificación de una nueva variante del SARS-CoV-2 en Sudáfrica, caracterizada por un gran número de mutaciones (55 en todo el genoma, 32 en la proteína S o espícula) y el aumento vertiginoso de su incidencia relativa en esa población ha disparado una vez más las alertas a escala mundial.
Varios países han cerrado el tráfico aéreo con Sudáfrica y hay expertos que indican que es «la variante más preocupante que hemos visto hasta la fecha». La OMS la ha elevado a la categoría de «variante preocupante» y la ha designado con la letra griega ómicron.
Pero, con los datos disponibles, ¿podemos aceptar la pertinencia de estas afirmaciones?, ¿se basan en demostraciones o son conjeturas?, ¿cuándo podemos definir una nueva variante como de preocupación y qué consecuencias tiene eso sobre nuestra estrategia frente a la pandemia?
Intentaré en los siguientes párrafos arrojar un poco de luz sobre estos temas.
La secuencia genómica de la variante ómicron (linaje B.1.1.529 en el sistema PANGO, o linaje 21K de NextStrain) muestra 55 mutaciones respecto al virus original de Wuhan, 32 de ellas situadas en la proteína S o espícula, la más importante por su papel en la infección de las células y la respuesta inmunitaria.
Muchas de esas mutaciones se han detectado previamente en variantes de preocupación (VOCs) o de interés (VOIs) del virus, como las mutaciones N501Y (presente en las VOCs alfa, beta y gamma), las T95I, T478K y G142D (todas en delta), o se ha demostrado su papel en la interacción con el receptor celular ACE2 (S477N, Q498R), o se encuentran en regiones de unión de algunos anticuerpos (G339D, S371L, S373P, S375F).
Esta acumulación de mutaciones con efectos conocidos ya es motivo de interés y preocupación, pero todavía se tienen que realizar los experimentos adecuados para demostrar sus efectos cuando se encuentran simultáneamente.
Los efectos de dos mutaciones no son siempre aditivos y las interacciones (epistasis en lenguaje técnico) pueden ser tanto en sentido positivo (aumentando el efecto de cada una) como negativo (disminuyendo).
Hasta que no dispongamos de resultados de laboratorio y de datos epidemiológicos y de vigilancia genómica que nos demuestren una mayor transmisibilidad o mayores posibilidades de escape frente a la respuesta inmunitaria no es razonable pasar de vigilancia a alerta o, menos aún, a alarma.
La razón esgrimida por la OMS para declararla como VOC es que puede estar asociada a un mayor riesgo de infección, si bien no hay todavía información pública que respalde esta afirmación.
Vigilancia genómica sudafricana
Sin embargo, las señales de alerta se han disparado debido al rápido aumento de casos detectados en Sudáfrica con esta variante. No es extraño que una nueva variante se detecte en este país, uno de los que tiene mejor sistema de vigilancia genómica del SARS-CoV-2 y en el que, como en casi todos los países del continente africano, la vacunación no ha progresado de la misma forma.
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Sudáfrica cuenta con uno de los mejores sistemas de vigilancia del virus que produce la covid-19.
Gracias a su vigilancia, rápidamente se obtuvo la secuencia del virus responsable de un brote de covid-19 observado en la provincia de Gauteng, en un momento con una incidencia acumulada muy baja de la infección (alrededor de 10 casos por 100.000 habitantes).
En esas circunstancias, cualquier variante asociada a un brote alcanza rápidamente una alta frecuencia relativa, lo que puede indicar una mayor transmisibilidad pero también que crece donde apenas había nada.
Si la principal causa de alarma es la transmisibilidad, otras propiedades asociadas a mutaciones en la espícula no dejan mucho lugar a la tranquilidad, como hemos indicado previamente. De nuevo nos planteamos la pregunta de cómo surge un virus con tantas mutaciones.
La respuesta no es definitiva, pero la principal sospecha es que ha evolucionado en un paciente con un sistema inmunitario debilitado infectado durante un periodo prolongado de tiempo, al cabo del cual se ha transmitido a otras personas en una cadena que nos es desconocida por ahora.
¿Qué podemos hacer frente a una nueva variante de preocupación?
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Varios países ha vuelto a imponer el uso obligatorio de mascarillas y distanciamiento social.
Por el momento, tenemos las mismas herramientas que contra las demás: vacunar, usar mascarillas, mantener distancias, ventilar los recintos cerrados, es decir, reducir al máximo la exposición y circulación del virus, aumentar la población inmunizada en todos los países del planeta, limitando las oportunidades de que aparezcan nuevas mutaciones en el virus.
Aunque pensábamos que tras la variante delta sería difícil que aparecieran variantes de preocupación, la variante ómicron nos ha vuelto a sorprender.
Con independencia de que tenga o no las graves consecuencias que justifican su declaración como VOC, es evidente que la evolución del SARS-CoV-2 puede seguir deparando sorpresas. Cuanto antes reduzcamos esas posibilidades, mejor para todos.
*Fernando González Candelas es Catedrático de Genética. Responsable Unidad Mixta de Investigación «Infección y Salud Pública» FISABIO-Universitat de València. Su artículo original se publicó en The Conversation.
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FUENTE RESPONSABLE: The Conversation. Por Fernando González Candelas. 29 noviembre 2021
Pandemia de coronavirus/Salud/Vacunas/Ciencia/Sociedad y Cultura.
Estamos de vuelta en un territorio familiar: una preocupación creciente por una nueva variante del coronavirus.
La última es la versión más mutada descubierta hasta ahora, y tiene una lista tan larga de variaciones que un científico la describió como «horrible», mientras que otro me dijo que era la peor variante que habían visto.
Es pronto para sacar conclusiones. Los casos confirmados se concentran principalmente en una provincia de Sudáfrica, pero hay indicios de que puede haberse extendido más.
Este viernes, Bélgica confirmó el primer infectado con la nueva variante. Se trata de un pasajero que llegó de Egipto el pasado 11 de noviembre, según confirmó el virólogo Marc Van Ranst, investigador de la respuesta a la pandemia en este país europeo.
Las autoridades de Reino Unido decidieron tomar precauciones y los viajeros procedentes de Sudáfrica, Namibia, Zimbabue, Botsuana, Lesoto y Esuatini (Suazilandia) que están ya en el país deberán hacer cuarentena, y a partir de este viernes los vuelos con ese origen quedarán suspendidos.
Francia suspendió los vuelos desde estos destinos, además de Suazilandia, con efecto inmediato y durante al menos 48 horas.
Alemania, Japón, Italia y Singapur también impusieron restricciones similares.
Y la Comisión Europea ha recomendado a los países miembros la introducción de un «freno de emergencia» a todos los viajes desde el sur de África.
Inmediatamente surgen preguntas sobre la rapidez con la que se propaga la nueva variante, su capacidad para eludir parte de la protección que brindan las vacunas y qué se debe hacer al respecto.
Hay mucha especulación, pero muy pocas respuestas claras.
Esa incertidumbre ha contribuido a una caída de los precios de las acciones en varios mercados. En los asiáticos, el índice Nikkei de Tokio y el Hang Seng en Hong Kong cayeron más del 2%. Entre las más afectadas están las acciones en negocios relacionados con viajes se encuentran entre los afectados.
¿Entonces, qué sabemos?
La variante se llama B.1.1.529 y es probable que la Organización Mundial de la Salud (OMS) le dé un nombre griego (como las variantes alpha y delta) el viernes.
Es difícil decir si la nueva mutación causará mayor gravedad, pero algunos análisis sugieren que existe la «posibilidad» de que tenga un «impacto diferente» en los infectados.
También sabemos que ha mutado mucho. El profesor Tulio de Oliveira, director del Centro de Innovación y Respuesta a Epidemias en Sudáfrica, dijo que había una «constelación inusual de mutaciones» y que era «muy diferente» a otras variantes que han circulado.
«Esta variante nos sorprendió. Tiene un gran salto en la evolución y muchas más mutaciones de las que esperábamos», dijo.
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En una conferencia de prensa, el profesor de Oliveira dijo que hubo 50 mutaciones en general y más de 30 en la proteína de pico, que es el objetivo de la mayoría de las vacunas y la llave que usa el virus para abrir la puerta a las células de nuestro cuerpo.
Acercándonos aún más al dominio de unión al receptor (que es la parte del virus que hace el primer contacto con las células de nuestro cuerpo), tiene 10 mutaciones en comparación con solo dos para la variante delta.
Es muy probable que este nivel de mutación provenga de un solo paciente que no pudo vencer al virus.
Muchas mutaciones no es automáticamente algo malo. Es importante saber qué están haciendo realmente esas mutaciones.
Pero la preocupación es que este virus ahora es radicalmente diferente al original que surgió en Wuhan, China. Eso significa que las vacunas, que fueron diseñadas con la cepa original, pueden no ser tan efectivas.
Algunas de las mutaciones se han visto antes en otras variantes, lo que da una idea de su papel en esta variante.
Por ejemplo, la N501Y parece facilitar la propagación del coronavirus. Hay otras que dificultan que los anticuerpos reconozcan el virus y pueden hacer que las vacunas sean menos efectivas.
El profesor Richard Lessells, de la Universidad de KwaZulu-Natal en Sudáfrica, dijo: «Nos preocupa que este virus pueda tener una transmisibilidad mejorada, una capacidad mejorada para propagarse de persona a persona, pero también podría evitar partes del sistema inmunológico».
Ha habido muchos ejemplos de variantes que parecían aterradoras sobre el papel, pero que no llegaron a nada. La variante Beta estaba en la cima de las preocupaciones de los expertos a principios de año porque era la que mejor para escapaba del sistema inmunológico. Pero al final fue la delta, que se extendió más rápido, la que se apoderó del mundo.
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No sabemos qué tan rápido se propaga esta nueva variante.
Es pronto para sacar conclusiones
Los estudios científicos en el laboratorio darán una imagen más clara, pero las respuestas llegarán más rápidamente al monitorear el virus en el mundo real.
Aún es pronto para sacar conclusiones claras, pero ya hay indicios que están causando preocupación.
Ha habido 77 casos totalmente confirmados en la provincia de Gauteng en Sudáfrica, cuatro casos en Botswana y uno en Hong Kong (que está directamente relacionado con los viajes desde Sudáfrica).
Sin embargo, hay indicios de que la variante se ha extendido aún más.
Esta variante parece dar resultados extravagantes en las pruebas estándar, que se pueden usar para rastrear la variante sin hacer un análisis genético completo.
Eso sugiere que el 90% de los casos en Gauteng ya puede ser esta variante y «ya puede estar presente en la mayoría de las provincias» de Sudáfrica.
Pero esto no nos dice si se propaga más rápido que la delta, si es más severa o hasta qué punto puede evadir la protección inmunológica que proviene de la vacunación.
Tampoco nos dice qué tan bien se propagará la variante en países con tasas de vacunación mucho más altas que el 24% de Sudáfrica, aunque un gran número de personas en el país han tenido covid.
Así que por ahora tenemos una variante que genera preocupaciones importantes a pesar de los enormes agujeros en nuestro conocimiento sobre ella.
La lección de la pandemia es que no siempre se puede esperar hasta tener todas las respuestas.
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FUENTE RESPONSABLE: BBC News Mundo. Noviembre 2021
Pandemia de Coronavirus/Salud/Vacunas contra Coronavirus
El pasado mes de agosto Japón se encontraba en medio de la quinta y mayor ola de coronavirus desde que comenzó la pandemia. Llegó a registrar más de 20.000 casos diarios.
Aquel rebrote estaba impulsado en gran medida por la variante delta que arrasó por el mundo entero y que por su alta transmisibilidad acabó reemplazando a otras mutaciones del patógeno.
Pero aquel mes fue también un punto de inflexión para el país asiático.
Desde entonces los casos se han desplomado a un ritmo vertiginoso y hoy, mientras varios países con porcentaje de vacunación similar combaten una nueva ola de contagios, Japón respira tranquilo y este martes 23 de noviembre registró poco más de 100 nuevas infecciones.
Y según un grupo de científicos, una explicación que toma fuerza en esta desconcertante caída de casos es que la variante delta podría estar, literalmente, «auto destruyéndose».
¿Es esto posible? ¿Podría repetirse en otros lugares del mundo?
Múltiples causas
Varias hipótesis pueden estar detrás de esta repentina caída de casos e incidencia de la variante delta.
Más del 75% de residentes ya fueron vacunados en Japón y las medidas de distanciamiento social y el uso extendido de mascarillas son seguidos a rajatabla por la población, reportan medios nacionales.
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Pero otros países reúnen condiciones similares y registran muchos más casos diarios.
En España, por un ejemplo, un 80% de residentes ya recibió la vacunación completa y las mascarillas siguen utilizándose en espacios cerrados.
Y este martes, pese a tener una tercera parte de la población de Japón, registró casi 7.000 casos diarios.
Es este tipo de comparaciones la que ha llevado a que científicos japoneses, basándose en observaciones genéticas, manejen la hipótesis de la «autoextinción» de la variante delta.
«La variante delta en Japón era muy contagiosa y desplazó a otras variantes. Pero al acumularse las mutaciones, creemos que se volvió un virus defectuoso incapaz de replicarse», dijo el genetista Ituro Inoue, del Instituto Nacional de Genética en Japón, al periódico The Japan Times.
«Considerando que los casos no han aumentado, creemos que en algún momento durante esas mutaciones el virus se dirigió directamente hacia su extinción natural», agregó Inoue.
La teoría de Inoue arroja algo de luz sobre la desaparición tan repentina de la variante delta en Japón que sorprende a muchos.
Sobre todo teniendo en cuenta que recientemente muchos países occidentales, con vacunaciones avanzadas, han tenido que retomar estrictas medidas de confinamiento.
Pero Japón parece ser un caso peculiar en que los casos de coronavirus se desploman en caída libre a pesar de que trenes y restaurantes están llenos desde que acabó el último estado de emergencia el pasado octubre.
Proceso habitual
Que distintas variantes de un virus desaparezcan es algo que lleva sucediendo desde el comienzo de la pandemia.
«Sucede todo el tiempo en virus de animales y humanos. Recordemos que las variantes alfa, beta y gamma han sido mayoritariamente reemplazadas por las variantes delta», contextualiza para BBC Mundo el virólogo Julian Tang, de la Universidad de Leicester en Reino Unido.
«Esto es realmente una cuestión de aptitud viral en cualquier anfitrión. Quizás hay algo en la inmunidad de la población japonesa que ha cambiado la forma en que el virus se comporta allí. El tiempo dirá si pasará también en otro país», agrega Tang.
Estudios previos han probado que en Asia hay más personas que tienen una enzima de defensa llamada APOBEC 3A y que ataca a distintos virus, incluido el coronavirus que causa la covid-19, en comparación con los habitantes de otras regiones como África y Europa.
De este modo, investigadores del Instituto Nacional de Genética y la Universidad Niigata estudiaron si esa enzima podía inhibir la actividad del coronavirus.
El equipo comparó datos de diversidad genética de las variantes delta y alfa en muestras clínicas infectadas en Japón entre junio y octubre.
Durante el estudio, observaron que las mutaciones del virus parecieron detenerse repentinamente en medio de su desarrollo evolutivo, se volvieron defectuosas e impidieron la replicación del virus.
«Encontraron mutaciones en la proteína nsp 14, que tiene que ver con la reparación de defectos de replicación. Si hay más mutaciones de lo normal en esta proteína, estas pueden inactivar o hacerla ineficiente, lo que puede originar una debacle en el patógeno», explica el profesor José Manuel Bautista, catedrático de bioquímica y biología molecular de la Universidad Complutense de Madrid en España.
A pesar de que Bautista cree que la caída abrupta de casos se debe también a factores como la vacunación masiva y las medidas de distanciamiento, le llama la atención el pronunciamiento de la curva de contagios.
«Lo normal es que baje poco a poco si la gente se aísla, porque los ya infectados siguen notificándose días más tarde. Es bastante dramática y exagerada la caída de casos y apunta a que la teoría de la autodestrucción es posible», añade el académico.
A pesar de la sorprendente caída de casos en Japón, los científicos guardan cautela y evitan hacer diagnósticos sobre lo que pueda pasar en el futuro.
La pandemia está en constante evolución y ha demostrado que, a pesar de vacunaciones y medidas de contención, el mundo todavía no está a salvo de nuevos rebrotes.
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La ciencia ha transformado la pandemia y las tecnologías experimentales que ayudaron a desarrollar las vacunas contra el covid-19 en tiempo récord han impulsado las ambiciones científicas. ¿Podríamos estar entrando en una era dorada de nuevas vacunas?
A la vanguardia de la vacunación, se encuentra la profesora Sarah Gilbert, del Instituto Jenner, artífice de la vacuna de Oxford contra el covid-19.
Con el uso de una tecnología revolucionaria, el equipo de Oxford logró tener una vacuna lista para comenzar los ensayos clínicos en tan solo 65 días. En asociación con el gigante farmacéutico AstraZeneca, han repartido más de 1.500 millones de dosis en todo el mundo.
Podrías suponer que al llegar a lo más alto de tu vida profesional, es posible tener pensamientos que traspasen los límites del conocimiento humano.
Sin embargo, casi cada vez que entrevisto a la profesora Gilbert, tengo la sensación de que una gran parte de su tiempo lo dedica a comprar frigoríficos y congeladores.
Después de todo, si no puede mantener frías las muestras virales y los prototipos de vacunas, no puede continuar sus investigaciones sobre las vacunas.
«Todavía me piden más», me dice la profesora Gilbert.
Pero la cocina, donde normalmente se encuentran estos electrodomésticos, no es un mal lugar para comprender el salto en la ciencia de las vacunas logrado por ella y sus contemporáneos.
«Es como decorar un pastel»
La nueva generación de vacunas avanza rápidamente y de una manera muy flexible. «Es como decorar un pastel», cuenta Gilbert.
El método de la vieja escuela para desarrollar vacunas consiste en volver a las materias primas y comenzar desde cero para cada vacuna que se haga.
Es como empezar con harina, azúcar, huevos y mantequilla. El siguiente paso es tomar el virus ofensor u otros microbios que causan enfermedades y matarlo o debilitarlo para hacer la vacuna.
Para las dos vacunas contra la influenza estacional que se administran cada año, los pinchazos para adultos fueron hechos creciendo los virus de la influenza dentro de huevos.
Luego, los virus son purificados y matados para poder producir la vacuna.
El aerosol nasal para niños contiene virus vivos, pero fueron debilitados y desestabilizados para que pudieran crecer en las temperaturas más frías de la nariz, y no en el calor de los pulmones.
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La profesora Sarah Gilbert junto a la Barbie que hicieron en su honor.
Se necesita mucho trabajo para comenzar una vacuna desde cero con cada enfermedad que surge y hay muchas cosas que podrían salir mal.
Durante el desarrollo de la vacuna de Oxford se utilizó un enfoque completamente diferente conocido en inglés como «plug-and-play».
Con este tipo de vacuna, la mayor parte del trabajo ya se ha realizado: el pastel ha sido horneado previamente y solo hay que «decorarlo» para que cumpla con su objetivo.
«Tenemos el pastel. Podemos poner una cereza encima o podemos poner algunos pistachos si queremos una vacuna diferente, solo agregamos el último trozo y luego estamos listos para comenzar», explicó Gilbert en el programa Inside Health de la BBC.
Una plataforma para desarrollar las vacunas del futuro
El «pastel» de la vacuna de Oxford -o plataforma, para emplear el término científico-, es un virus que causa el resfriado común en los chimpancés.
Ha sido modificado genéticamente para que sea seguro y no infecte a las personas.
La «decoración» es cualquier modelo genético que se necesite para entrenar al sistema inmunológico a atacar. Dicho plano se agrega al pastel y el trabajo está hecho.
Fue este trabajo, aplicado al coronavirus Sars-Cov-2, lo que hizo que la profesora Gilbert recibió muchos elogios, que van desde un título honorífico de «Dama» en Reino Unido hasta una Barbie hecha a su imagen y semejanza.
«La Barbie está cómodamente instalada en mi oficina, pero sí, estoy pensando en enviar a esa Barbie como mi suplente», me dice.
«Sería útil tener una doble que pudiera ir a hacer entrevistas por mí».
Dos de las otras grandes vacunas contra la covid-19, una fabricada por Pfizer-BioNTech y la otra por Moderna, utilizan otro estilo de la tecnología «plug-and-play» y es altamente adaptable.
Todas estas tecnologías deberían facilitar y agilizar el desarrollo de las vacunas del futuro.
«Hay mucho trabajo que hacer en el campo de desarrollo de vacunas ahora que podemos hacerlo», apunta Gilbert.
Las 12 enfermedades prioritarias
En la parte superior de su lista de objetivos están los «patógenos prioritarios» oficiales.
Si bien el covid llegó de manera sorpresiva, hay otras amenazas que han surgido y que tienen el potencial de causar grandes brotes y probablemente otras pandemias en el futuro.
Vacunas contra estas enfermedades podrían salvar vidas
El Síndrome Respiratorio de Oriente Medio (MERS, por sus siglas en inglés)
Lassa
Fiebre hemorrágica de Crimea-Congo
Nipah
Zika
Ébola
Fiebre del valle del Rift
Chikunguña
Dengue
Hantavirus
Peste
Marburgo
Fiebre Q
Parte de este trabajo ya está en marcha. Oxford ha comenzado los ensayos clínicos de una vacuna contra la peste utilizando su tecnología plug-and-play.
La peste causó la infame pandemia de peste negra que mató a cientos de millones de personas.
Por otra parte, Moderna ya está considerando usar su propia tecnología de ARNm para hacer una vacuna contra el virus Nipah. Este virus mata hasta las tres cuartas partes de las personas infectadas.
La gran barrera: el dinero
Sin embargo, la gran barrera para hacer frente a estas enfermedades seguirá siendo la misma de siempre: el dinero.
Se trata de enfermedades que afectan a algunas de las regiones más pobres del mundo y existe la preocupación de que, incluso después de esta pandemia, no se logre que la investigación sea financiada.
Y, aunque la tecnología de las vacunas ha avanzado, los viejos enemigos siguen siendo los mismos y existen tienen peculiaridades que generan desafíos monumentales.
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Lo próximo que se debe hacer es trabajar para que las tecnologías que tenemos sean más estables.
Todas las vacunas necesitan un blanco, llamado antígeno, y entrenan al sistema inmunológico para que lo ataque.
Algunas vacunas son mucho más complicadas
A pesar de todos los problemas que el covid ha causado, el virus era una bestia bastante simple y su antígeno era obvio.
La superficie exterior del virus está cubierta de proteínas en forma de espiga. Así que todo lo que los investigadores tenían que hacer era conectar los planos genéticos de la proteína del pico, entrenar al cuerpo para que la reconociera y asegurarse de que la vacuna iba a funcionar.
Sin embargo, el antígeno no es obvio en otros microbios más complejos, como los tres grandes asesinos: la malaria, el VIH y la tuberculosis.
El VIH tiene un objetivo en constante movimiento. Muta rápidamente para alterar su apariencia y burlar nuestro sistema inmunológico. Es difícil saber cómo identificarlo.
Ya tenemos vacunas contra la malaria y la tuberculosis, pero están lejos de ser perfectas.
Próximo salto
El mundo celebró con razón el lanzamiento de la primera vacuna contra la malaria en África, pero lo cierto es que solo tiene un 30% de efectividad previniendo enfermedades graves.
Eso es porque el parásito de la malaria tiene un ciclo de vida complejo, durante el cual se transforma en una variedad de formas distintas, a través de dos especies.
Una bacteria de la tuberculosis también es mucho más compleja que un coronavirus.
Existe una larga lista de antígenos para elegir en la tuberculosis y la malaria, y el correcto sigue siendo frustrantemente esquivo.
«Hay una gran variedad de opciones y no es obvio cuál deberíamos usar», explica Gilbert.
«Se necesita mucho tiempo para encontrar el antígeno correcto, por lo que es mucho más difícil. Mucho más que con estos patógenos de brote, que son virus bastante simples».
Sin embargo, BioNTech está utilizando su tecnología para intentar desarrollar una vacuna contra el VIH.
«Creo que el próximo gran salto en las vacunas, en lugar de tecnologías totalmente nuevas, es hacer que las tecnologías que tenemos sean más estables, eso sería genial», asegura Gilbert.
Las vacunas necesitan las condiciones más favorables: deben mantenerse a la temperatura adecuada desde el momento en que se preparan hasta el momento en que se administran.
Para ello existe que hay una red global de congeladores, refrigeradores, cajas frigoríficas, etc., conocida como cadena de frío.
Pero es difícil llevar las vacunas a algunos lugares remotos y pobres del mundo, particularmente donde no hay electricidad.
La profesora también señala que sería «realmente bueno» que pudiéramos obtener vacunas que no requieran agujas.
Quizás sea mejor dejar de administrar algunas vacunas en forma de inyecciones. Se podría obtener una mejor respuesta inmunitaria a algunas infecciones pulmonares (como el covid) si se administran en forma de aerosol.
«Es por ahí donde normalmente iría el virus, es diferente si tienes una infección de transmisión sanguínea como la fiebre del dengue», explica.
«Pero eso es algo que no se puede hacer rápidamente, todavía hay muchas vacunas que deben ser probadas».
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FUENTE RESPONSABLE. James Gallagher Corresponsal de ciencia y salud de la BBC
A inicios de agosto de 2020, Rusia se colocó al frente de la carrera global que se había iniciado para lograr una vacuna contra el nuevo coronavirus.
El presidente Vladimir Putin dijo al mundo que su país ya tenía la primera vacuna aprobada y anunció que en octubre de ese año pondrían en marcha una campaña de vacunación masiva.
La Sputnik V, como fue bautizada, había sido desarrollada por el Centro Nacional de Investigación de Epidemiología y Microbiología (Gamaleya) junto con el Ministerio de Defensa.
Sin embargo, poco más de un año más tarde, Rusia es el quinto país del mundo que ha registrado mayor número de contagios (más de 7,8 millones) y más muertes (217.000), de acuerdo con datos de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos.
El país euroasiático vive en este momento una fuerte oleada de contagios que lo convierten, además, en el cuarto país del mundo con mayor número de casos acumulados en las últimas cuatro semanas: casi 663.000.
Durante 13 de las últimas 17 jornadas, el país ha registrado nuevos récords de muertes diarias causadas por el coronavirus, siendo el número más reciente el de este viernes: 999 fallecimientos.
También estableció un nuevo registro máximo de contagios confirmados: 32.196.
La dura oleada de contagios está ejerciendo gran presión sobre los servicios sanitarios disponibles.
Denis Protsenko, jefe médico del principal hospital moscovita dedicado a pacientes de covid-19, advirtió que las camas de los hospitales se están llenando con pacientes en estado crítico, según informó el diario Moscow Times.
¿Cómo es esto posible? La causa reside en el bajo número de personas vacunadas que hay en el país: solamente 31% de los habitantes de Rusia se encuentran completamente vacunados y apenas un 3% adicional se encuentra parcialmente vacunado, de acuerdo con cifras de Our World in Data de la Universidad de Oxford.
Resistencia a la vacuna
Durante el último año, la vacuna Sputnik V sirvió para apuntalar la imagen internacional de Rusia y fue acogida en muchas partes del mundo, incluida América Latina, donde su uso ha sido aprobado en Argentina, Bolivia, Paraguay, Venezuela, Nicaragua, México, Honduras, Guatemala, Panamá, Ecuador, Brasil y Chile, según informó la agencia de noticias rusa TASS.
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Argentina es uno de los países de América Latina donde se realizan vacunaciones con Sputnik V.
En algunos de esos países luego se presentaron problemas por falta de abastecimiento y hubo quejas de parte de personas que, tras recibir la primera dosis, tuvieron que esperar mucho más tiempo del previsto para recibir la segunda inyección.
En Rusia, sin embargo, el bajo número de vacunados no tiene que ver con la falta de vacunas, sino con la resistencia de la población a ponérsela.
En una encuesta del Centro Levada, un instituto especializado en estudios de opinión pública en Rusia, realizada el pasado 20 de agosto, el 54% de los consultados dijo que no se pondría la vacuna si esta no es obligatoria, mientras que 38% dijo que sí lo haría.
Las autoridades tienen claro el problema al que se enfrentan.
«Ciertamente, las cifras [la tasa actual de mortalidad por covid-19] son terribles. Es alarmante. La principal razón son los bajos niveles de vacunación», dijo el pasado 5 de octubre el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov.
El funcionario reconoció que el virus se estaba volviendo más agresivo y que el nivel de vacunación no es suficiente».
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Dmitry Peskov, portavoz del Kremlin, ha reconocido que el auge del coronavirus en Rusia se debe a los bajos niveles de vacunación.
Pese a todo, el Kremlin ha descartado de momento imponer sanciones contra aquellos ciudadanos que no se quieran vacunar.
Según dijo Peskov el pasado 11 de octubre, este tipo de medidas van en contra de la «naturaleza social» del Estado ruso, por lo que no resulta realista plantearlas.
Indicó que lo que corresponde en esta situación es apelar a la conciencia de los ciudadanos para que entiendan que «no hay otra forma de proteger sus vidas que vacunándose».
Desconfianza generalizada
Pero ¿por qué hay tantos rusos que no se quieren vacunar?
«Muchos no se han vacunado no porque sean convencidos antivacunas, sino porque han decidido esperar», dijo la antropóloga Alexandra Arkhipova, investigadora principal del Instituto de Ciencias Sociales de la Academia Presidencial Rusa de Economía Nacional y Administración Pública.
En una entrevista con el servicio ruso de la BBC, Arkhipova explicó que la decisión de estas personas se basa en su desconfianza hacia la medicina y hacia la élite política, pero también sobre la base de los consejos de sus médicos de confianza.
«En la época soviética, a los padres no se les permitía evadir las vacunaciones. Por ello, la negativa a vacunarse era una forma de disenso y, debido a ello, en algunas familias de la intelectualidad esto era aceptado e incluso estimulado», señaló.
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En la Unión Soviética, la vacunación era obligatoria.
Al mismo tiempo, el elevado nivel de desconfianza que existe en el país hacia la medicina y hacia la política se refleja también en el rechazo a la vacuna.
«Mucha gente dice que no está lista para vacunarse porque no confían en la forma como se diseñó la Sputnik V. Ellos están extremadamente molestos por la falta de información acerca de cómo se hizo, cuáles fueron sus efectos secundarios, cuánta gente enfermó, cuán severa o suave fue la enfermedad, cuántos de los vacunados fueron hospitalizados, etc», agregó Arkhipova.
Explicó que aunque los rusos no confían en la medicina, sí lo hacen en los médicos que conocen, pero esto -paradójicamente- no ha ayudado a impulsar las vacunaciones.
«Muchas personas han sido disuadidas de vacunarse por los llamados ‘médicos de familia'», apuntó.
Explicó que en Rusia no están muy desarrollados los protocolos de vacunación para las personas que tienen distintas enfermedades, algo que dificulta el trabajo de los médicos.
«Simplemente es muy intimidante para un médico asumir la responsabilidad de recomendar las vacunas. Con frecuencia ellos no saben exactamente cómo la vacuna va a afectar la enfermedad de su paciente. Es mucho más fácil decir: no te vacunes», dijo Arkhipova.
En relación con la forma como la desconfianza hacia las autoridades afecta las vacunaciones en Rusia, la experta señaló que en las entrevistas que hacen en sus estudios las personas mencionan que los funcionarios y los médicos de alto rango les pueden mentir a los ciudadanos sin tener que enfrentar ninguna consecuencia.
«Mentir no es algo que sea castigado en Rusia. Por la misma razón, algunas personas confían más en las vacunas importadas porque creen que si los fabricantes de Pfizer mienten, van a ser castigados por ello», apuntó.
Un elemento adicional que incidirá en este rechazo a las vacunas es la ignorancia de las personas acerca de cómo funciona su propio cuerpo.
«Muchas personas no entienden lo que es un virus, cómo opera y entra en el cuerpo, o qué son los anticuerpos. Por ello, una persona así tiene una reducida capacidad crítica en relación con cualquier rumor», dijo.
Y en Rusia, como en muchas otras partes del mundo, los bulos y desinformaciones contra las vacunas han sido abundantes.
Según dijo Arkhipova a la BBC, hasta julio de este año habían acumulado una base de datos con unos 314 rumores distintos sobre el coronavirus, de los cuales 83 están relacionados con las vacunas y habían sido compartidos 2,6 millones de veces en redes sociales.
Este es otro factor que dificulta la tarea de persuadir a los rusos sobre la conveniencia de ponerse la vacuna contra el covid-19.