Los apuntes de Carl Gustav Jung sobre el amor. 

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AUNQUE CARL GUSTAV JUNG ESCRIBIÓ MUY POCO SOBRE EL AMOR, EL TEMA ESTUVO PRESENTE A LO LARGO DE TODA SU OBRA, COMO RARAS Y SINGULARES PERLAS QUE ILUMINAN LAS DIFICULTADES EN TORNO A ESTA INQUIETUD TAN PROPIA DEL SER HUMANO.

Que el amor es un problema se trata de una afirmación que puede entenderse en varios sentidos, pero quizá el más adecuado de todos los posibles sea mirarlo como un asunto que implica dificultad y que requiere de nuestra atención y nuestros recursos para resolverlo.

Un problema que, además, ocurre en al menos dos grandes esferas, la social y la subjetiva, la cultural y la psíquica: por un lado, la idea del amor está moldeada por cientos y cientos de años de civilización y cultura, por los afluentes disímiles de la sexualidad, la moral, la religión, el derecho, la familia, el arte y otras muchas instituciones sociales que dan marco a la idea de «amor» y de esa manera ofrecen al sujeto, paradójicamente, la dificultad de amar. 

Del otro lado, subjetiva y psíquicamente el individuo recibe esto y en algún momento de su existencia, en el mejor de los casos, encuentra y construye su posibilidad de amar con lo que le es dado y le fue posible tomar. Esta tensión entre subjetividad y cultura es indisociable del amor y, en buena medida, está en el origen de la consideración y la experiencia del amor como un problema.

Una evidencia bastante sencilla para sustentar la naturaleza conflictiva del amor, más allá de lo que todos podemos aportar al respecto, está en todas las páginas y la tinta que desde siempre se han gastado para intentar explicarlo o entenderlo. Desde El banquete de Platón (al menos en Occidente) hasta un libro al que últimamente hemos aludido con frecuencia en Pijama Surf, La agonía del Eros, de Byung-Chul Han, hay más de veinte siglos de esfuerzo intelectual en torno al amor, una generación después de otra revelándose en el intento de desanudar la madeja del vínculo amoroso y sus particularidades.

Entre estos trabajos y pensadores se encuentra uno que aunque destacó magistralmente en la investigación de los asuntos de la psique, según sus comentadores dedicó poco al problema del amor. 

Esto, al menos, explícitamente. Hablamos de Carl Gustav Jung, probablemente el discípulo más polémico de Sigmund Freud y, ya fuera de la égida del maestro, un explorador destacado de la mente humana.

Decíamos antes que “explícitamente” Jung pareció no escribir sobre el amor pero, en términos generales, del psicoanálisis podría decirse lo mismo que Borges dijo del ajedrez y de su jardín de senderos que se bifurcan: por momentos puede parecer que en psicoanálisis no se habla nunca de amor porque en realidad todo el tiempo se está hablando de amor, el amor es el gran tema del psicoanálisis. 

Lo más obvio a veces es lo que más nos pasa por alto. La singularidad de este discurso, esta forma de hablar del amor, quizá podría ser que la perspectiva de esta disciplina sobre el amor es amplia, casi a la manera dantesca del amor como una suerte de élan vital que se encuentra en todo lo que hacemos, desde el amor que damos a una persona hasta el amor que ponemos en nuestro trabajo o en esas actividades que por cotidianas parecerían que están exentas de amor, pero en las cuales no es así: regar una planta, ver a un amigo, cocinar, incluso limpiar nuestra casa o bromear con un compañero de trabajo son también, potencialmente, actos de amor.

Jung, aun siendo un ángel rebelde del psicoanálisis, compartió en parte dicha aproximación al amor. Los fragmentos aquí reunidos provienen de un tomo editado por Trotta en febrero de 2011 que, como decíamos, no es propiamente un trabajo que Jung dedicó al amor, sino más bien una colección de párrafos tomados de distintos escritos y que lo tienen como un eje común en torno al cual orbitan, como astros en apariencia distantes pero unidos invisiblemente por la misma fuerza de atracción. 

 ***

El amor es siempre un problema, con independencia de la edad de la persona de quien se trate. En la etapa de la infancia el problema es el amor de los padres; para el anciano el problema es lo que ha hecho con su amor.

El problema del amor se me aparece como una montaña monstruosamente grande que con toda mi experiencia no ha hecho más que elevarse, precisamente cuando creía casi haberla escalado.

El problema del amor pertenece a los grandes padecimientos de la humanidad, y nadie debería avergonzarse del hecho de tener que pagar su tributo.

El amor verdadero establece siempre vínculos duraderos, responsables. Necesita libertad sólo para la elección, no para la realización. Todo amor verdadero, profundo, es un sacrificio. Se sacrifican las propias posibilidades o, mejor dicho, la ilusión de las propias posibilidades. Si no requiere este sacrificio, nuestras ilusiones evitarán que se establezca el sentimiento profundo y responsable, con lo que se nos privará también de la posibilidad de la experiencia del verdadero amor.

El amor tiene más de una cosa en común con la convicción religiosa. Mal caballero de la dama de su corazón es quien se echa atrás ante la dificultad del amor. El amor se comporta como lo hace Dios: ambos se entregan sólo a su servidor más valiente.

Es la incapacidad de amar la que roba al hombre sus posibilidades. Este mundo solamente es vacío para aquel que no sabe dirigir su libido a las cosas y personas para hacérselas vivas y bellas. Lo que, por tanto, nos obliga a crear un sustituto a partir de nosotros mismos no es la carencia exterior de objetos, sino nuestra incapacidad de abrazar amorosamente algo que está fuera de nosotros.

La implicación del amor en todas las formas de vida, en la medida en que es general, es decir, colectiva, constituye la menor dificultad en comparación con el hecho de que el amor es también, eminentemente, un problema individual. Esto quiere decir que pierden su validez cualquier criterio y regla general.

Seguramente nos agobien las dificultades de la vida y las contrariedades de la lucha por la existencia, pero tampoco las situaciones externas muy difíciles pueden obstaculizar el amor, por el contrario, pueden estimularnos a realizar los esfuerzos más grandes. Las dificultades reales no podrán nunca reprimir la libido de forma tan duradera como para que surja una neurosis.

El amor libre sólo sería posible si todos los seres humanos fueran capaces de los máximos esfuerzos morales. Pero la idea del amor libre no se ha inventado con esa finalidad, sino para hacer parecer fácil algo difícil. Propias del amor son la profundidad y la sinceridad del sentimiento, sin las que el amor no es amor sino mero capricho.

Es muy difícil para un hombre racional admitir qué pasa realmente con su Eros. Una mujer no tiene mayor dificultad en reconocer que el principio de su Eros es el estar vinculada, pero a un hombre, cuyo principio es el Logos, se le hace muy difícil.

Aquí se trata de lo más grande y de lo más pequeño, de lo más lejano y de lo más cercano, de lo más alto y de lo más hondo, y nunca puede decirse una cosa sin la otra. Ninguna lengua se encuentra a la altura de esta paradoja. Sea lo que sea que pueda decirse, ninguna palabra expresa la totalidad.

Los hombres pueden andar con mujeres de la vida alegre y no obstante insistir en su propia corrección; y las mujeres pueden escaparse con auténticos diablos y sostener sin embargo que son esposas fieles. Nos tenemos que resignar al hecho de que el mundo es muy serio y, al mismo tiempo, muy ridículo.

Imagen de portada: GETTY IMAGES

FUENTE RESPONSABLE: Pijama Surf. Por Juan Pablo Carrillo Hernández. 7 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Psicología/Amor/Carl Gustav Jung

25 frases de Pablo Neruda que nos dejó en sus poemas.

Un panel de expertos internacionales revela la verdadera causa de la muerte de Pablo Neruda, el poeta chileno que tantas frases célebres nos dejó en sus poemas. Repasamos algunas de las más memorables.

El mundo sigue a la espera de que un panel de expertos internacionales haga público su informe sobre la verdadera causa de la muerte de Pablo Neruda, el poeta chileno que tantas frases memorables nos dejó en sus poemas y que murió tras su traslado de urgencia a una clínica, en circunstancias todavía no esclarecidas, pocos días después del golpe militar que derrocó a Salvador Allende y llevó al poder a Augusto Pinochet.

En el informe, cuya divulgación se ha aplazado varias veces por cuestiones técnicas y por desacuerdos entre los expertos, se espera que se dictamine sobre el origen de la bacteria Clostridium botulinum, encontrada en el cuerpo exhumado del poeta en todo este proceso, y que permitiría determinar si fue envenenado tal como denunció su asistente personal en 2011 o si, por el contrario, murió como consecuencia del cáncer de próstata que padecía y por el que fue ingresado.

Pablo Neruda, cuya figura se ha visto cuestionada en los últimos años a raíz de la publicación del documental Neruda, del chileno Pablo Laraín, y las denuncias del movimiento feminista, nos dejó en sus poemas muchísimas frases que se han hecho célebres.

25 FRASES DE PABLO NERUDA DE POEMAS MÍTICOS

Frases de Pablo Neruda como “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera” se han convertido en el símbolo de toda una época.

Otras frases del poeta tal vez menos conocidas son también maravillosas reflexiones sobre la vida, como «El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta”.

Pero si al autor de Veinte Poemas de Amor y una Canción Desesperada se lo conoce popularmente como el “poeta del amor” es porque son también muchas las frases sobre amor que cautivaron o removieron durante décadas el corazón de quienes disfrutaron, o siguen disfrutando, pese al cuestionamiento de su figura, con sus poemas.

Aquí hemos querido recoger una selección de frases de Pablo Neruda que llenaron sus poemas de emoción, poesía y reflexión.

1 / 5 iStock 1. “LA POESÍA NACE DEL DOLOR. LA ALEGRÍA ES UN FIN EN SÍ MISMA.” PABLO NERUDA

2. “Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas.” Pablo Neruda

3. “En un beso, sabrás todo lo que he callado.” Pablo Neruda

4. “Yo creía que la ruta pasaba por el hombre, y que de allí tenía que salir el destino.” Pablo Neruda

5. “Sí, corazón, lo sé, lo sé, y se sabe: es a vida, es a muerte este destino.” Pablo Neruda

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6. “SI NO ESCALAS LAS MONTAÑAS JAMÁS PODRÁS DISFRUTAR EL PAISAJE.” PABLO NERUDA

7. “Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso, ¡qué soledad errante hasta tu compañía!” Pablo Neruda

8. “Pero no amo tus pies
sino porque anduvieron
sobre la tierra y sobre
el viento y sobre el agua,
hasta que me encontraron.” Pablo Neruda

9. “No hay más destino que el que nos haremos a pura sangre, a mano.»Pablo Neruda

10. «Para mi corazón basta tu pecho, para tu libertad bastan mis alas.” Pablo Neruda 

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11. “PODRÁN CORTAR TODAS LAS FLORES, PERO NO PODRÁN DETENER LA PRIMAVERA.” PABLO NERUDA

12. “Por qué se me vendrá todo el amor de golpe cuando me siento triste, y te siento lejana …” Pablo Neruda

13. “Las lágrimas que no se lloran, ¿esperan en pequeños lagos? ¿o serán ríos invisibles que corren hacia la tristeza?” Pablo Neruda

14. “Me enamoré de la vida, es la única que no me dejará sin antes yo hacerlo.” Pablo Neruda

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15. “SEMBREMOS LA LLANURA ANTES DE ARAR LA LOMA.” PABLO NERUDA

16. “¿Sufre más aquél que espera siempre que aquél que nunca esperó a nadie?.” Pablo Neruda

17. “Conocer el amor de los que amamos es el fuego que alimenta la vida.” Pablo Neruda

18. “Algún día en cualquier parte, en cualquier lugar indefectiblemente te encontrarás a ti mismo, y ésa, sólo ésa, puede ser la más feliz o la más amarga de tus horas.” Pablo Neruda

19. «No hay más destino que el que nos haremos a pura sangre, a mano.” Pablo Neruda

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20. «ES TAN CORTO EL AMOR Y TAN LARGO EL OLVIDO.” PABLO NERUDA

21. “Para que nada nos separe que nada nos una.” Pablo Neruda

22. «No hay más destino que el que nos haremos a pura sangre, a mano.” Pablo Neruda

23. “El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta.” Pablo Neruda

24. “La timidez es una condición ajena al corazón, una categoría, una dimensión que desemboca en la soledad.” Pablo Neruda

25. “No quiero para mí tantas desgracias.No quiero continuar de raíz y de tumba, de subterráneo solo, de bodega con muertos ateridos, muriéndome de pena.» Pablo Neruda

Imagen de portada: iSTOCK

FUENTE RESPONSABLE: CUERPO MENTE. Por Mayra Paterson y Sira Robles. 7 de febrero 2023.

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Leonor, la musa real que llevó a Machado por una blanca vereda.

Baeza, la ciudad jiennense a la que se retiró el poeta a la semana de enviudar en Soria, bautizará un parque con el nombre de su joven esposa: Leonor Izquierdo Cuevas.

Escribió alguna vez Antonio Machado: “Dicen que el hombre no es hombre / mientras no oye su nombre / de labios de una mujer. / Puede ser”. 

El poeta que nació en un patio claro de Sevilla donde maduraba el limonero oyó su propio nombre en Soria, tan lejos de su origen pero donde consiguió hacerse por primera vez no solo hombre, sino también poeta, porque fue en aquella remota ciudad –y en la pensión donde empezó a hospedarse tras ganar la oposición a profesor de Francés en un instituto- donde iba a conocer al breve amor de su vida, entonces una niña todavía: Leonor Izquierdo Cuevas

La chica tenía 13 años y él iba a cumplir 32. Es posible que ambos se conocieran en la pensión que regentaba un familiar de Ceferino e Isabel, los padres de Leonor, cuando también estos llegaron a Soria capital en el otoño de 1907. 

A Ceferino lo habían jubilado como guardia civil en el Castillo de Almenar, a solo 25 kilómetros de allí, que fue donde había nacido Leonor. La primera pensión cerró y fueron los padres de Leonor los que volvieron a montarla, en otra calle. 

El flechazo entre el poeta sevillano y la chica debió de producirse casi de inmediato. 

A Antonio debió de recordarle la muchacha, por la ingenuidad de su juventud, a su propia hermana Cipriana, muerta con 14 años nada más arrancar el siglo, en el año en que él se fue a París tras los pasos de su hermano Manuel… 

El caso es que, tan tímido como era, no tuvo otro recurso que dejarle donde ella lo viera un poema sobre una monjita que terminaba así: “Y la niña que yo quiero, / ¡ay! preferiría casarse / con un mocito barbero”. El joven barbero existía, de hecho, pero Leonor prefirió al poeta.

Tuvieron que esperar a que Leonor cumpliese los 15 años porque era la edad legal, con permiso paterno, para contraer matrimonio. 

La boda, en la iglesia de Santa María la Mayor de Soria, se celebró el 30 de julio de 1909. La madrina fue doña Ana Ruiz, la madre de Machado que tres décadas después habría de cruzar la frontera francesa en silla de ruedas mientras, desorientada por la edad y la violencia, le preguntaba a su Antoñito si faltaba mucho para llegar a Sevilla… 

El padrino, Gregorio Cuevas, tío materno de Leonor, dentista de profesión. Según el periódico local Tierra Soriana, a la boda asistió el claustro de profesores del instituto y un buen número de familiares y amigos de la pareja. 

El redactor deja caer, sutilmente, la falta de respeto de un grupo de gente que increpa a los contrayentes por la diferencia de edad… Pero Machado jamás haría referencia a ello, ni siquiera cuando veinte años después, en 1932, vuelve a Soria para recibir el título de Hijo Adoptivo de la ciudad…

Lo cierto es que la felicidad –tal vez la única felicidad plena de su vida- le iba a durar muy poco al poeta, que ya había publicado Soledades, galerías y otros poemas. 

Porque, como todo el mundo sabe, Leonor iba a morir de tuberculosis el 1 de agosto de 1912, recién aparecida la primera edición de Campos de Castilla, que no llevaba aún los poemas del llamado “ciclo de Leonor”, pues esos textos surgieron del drama que supuso, tan infructuosamente, intentar conservarla a este lado de la vida. 

Como no fue posible, Machado la convirtió en una auténtica musa, eternizando así a pesar de lo ocurrido más allá de la literatura… En una carta remitida muchos años después desde Segovia a su amigo Pedro Chico, escribe don Antonio: “Si la felicidad es algo posible y real –lo que a veces pienso- yo la identificaría mentalmente con los años de mi vida en Soria y con el amor de mi mujer, cuyo recuerdo constituye el fondo más sólido de mi espíritu”.

París: amor y enfermedad

Tras la boda, la idea era llegar a Barcelona para pasar allí la luna de miel, pero el plan se le truncó a la pareja por la Semana Trágica, de modo que se quedaron casi todo el verano en Fuenterrabía. Al regresar a Soria, Machado consigue una beca para seguir cursos de Filología Francesa en París y así perfeccionar sus conocimientos del idioma. 

De modo que la pareja parte hacia la capital del Modernismo a comienzos de 1911. Machado ya conocía aquella gran ciudad por su primera estancia de juventud, pero ahora, con Leonor, iba a ser distinto. Lo fue, de hecho, hasta que la víspera del 14 de julio, la fiesta nacional de allí, se manifestó la enfermedad en forma de hemoptisis. 

Leonor tuvo que ser hospitalizada, hasta que después de un mes y medio el doctor le recomienda que vuelva a España. 

Antonio, desesperado, escribe una carta a su amigo Rubén Darío en la que le pide prestado algún dinero para volver a Soria. 

El año que falta para la muerte de Leonor es un verdadero infierno para el poeta, que hasta se obsesiona con provocarse él el contagio para no tener que sobrevivir a su joven mujer. 

El primer poema que surge por todo aquel drama a punto de convertirse en tragedia es bien conocido: “A un olmo seco”, en el que después de identificarse con el moribundo árbol a orillas del Duero -por donde él había conocido tan poco tiempo antes a la joven Leonor- y después de celebrar “la gracia de su rama verdecida” por “las lluvias de abril y el sol de mayo”, pide “hacia la luz y hacia la vida, / otro milagro de la primavera”.

Baeza, la ciudad del viudo

Pero no pudo ser. Ocho días después del entierro, el abatido Antonio Machado abandona Soria. 

El periódico El Porvenir Castellano, que dirigía su amigo José María Palacio –casado, por cierto, con una prima de Leonor-, había informado del sepelio el 5 de agosto, con una esquela en primera página y la referencia de que los restos de la joven reposaban en el cementerio de El Espino, inmortalizado también por el poeta en aquella “Carta a José María Palacio”: “Palacio, buen amigo, / ¿está la primavera / vistiendo ya las ramas de los chopos / del río y los caminos? En la estepa / del alto Duero, Primavera tarda, / ¡pero es tan bella y dulce cuando llega!…”, escribirá el poeta, sorprendido por la lentitud de una primavera tan diferente de la andaluza… E irá añadiendo: “¿Tienen los viejos olmos / algunas hojas nuevas?”… El poeta sigue preguntando en la carta, y deja para el final el verdadero, dolorido, directo cometido de la misiva: “Con los primeros lirios / y las primeras rosas de las huertas, / en una tarde azul, sube al Espino, / al alto Espino donde está su tierra”. 

El encargo de Machado, como tantas de sus palabras sacralizadas con el tiempo, se convirtió en tradición. Y lo cierto es que Soria acabó encontrando su lugar en el mapa poético de las letras españolas… ¿Qué ciudad de nuestro país puede presumir de que algún gran poeta le haya dedicado versos como estos? “Es la tierra de Soria árida y fría. / Por las colinas y las sierras calvas, / verdes pradillos, cerros cenicientos, / la primavera pasa / dejando entre las hierbas olorosas / sus diminutas margaritas blancas”. 

También Baeza (Jaén) iba a encontrar ese lugar en el mapa poético a pesar de que recibe a Machado en el peor momento de toda su vida. “Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería. / Oye otra vez, Dios mío, mi corazón clamar. / Tu voluntad se hizo, Señor, contra la mía. / Señor, ya estamos solos mi corazón y el mar”, escribiría Antonio desde la ciudad más castellana de Andalucía en la que podría haber recalado, la del viejo casino provinciano… 

La ciudad que este próximo 22 de febrero, en el 84º aniversario de la muerte en Colliure (Francia) del poeta, en 1939, va a inaugurar un parque con el nombre de Leonor Izquierdo Cuevas, en el desarrollo de la Semana Machadiana que se celebra allí con conferencias, recitales y actuaciones musicales.

“Una noche de verano…”

Leonor estaba llamada a convertirse ya en una musa no solo para Machado, sino para las letras españolas. 

Sabemos poquísimo de su vida, de su personalidad, de su físico, más allá de alguna descripción de quienes la conocieron y de alguna fotografía. 

Pero su nombre remite al amor dolorido como antes lo había hecho Laura en los poemas de Petrarca, o Elisa en la de Garcilaso disfrazado del pastor Nemoroso… “Una noche de verano / -estaba abierto el balcón / y la puerta de mi casa- / la muerte en mi casa entró. / Se fue acercando a su lecho / -ni siquiera me miró-, / con unos dedos muy finos, / algo muy tenue rompió. / Silenciosa y sin mirarme, / la muerte otra vez pasó / delante de mí. ¿Qué has hecho? / La muerte no respondió. / Mi niña quedó tranquila, / dolido mi corazón, / ¡Ay, lo que la muerte ha roto / era un hilo entre los dos!”.

Maldito verano aquel. Desde Baeza, Antonio iba a reescribir, para mejorarlo tanto, su poemario Campos de Castilla, cuya versión definitiva no iba a publicarse hasta 1917. 

De aquellos años baezanos será aquel poema inolvidable del dolor por la muerte de su joven esposa convertido en esperanza: “Soñé que tú me llevabas / por una blanca vereda, / en medio del campo verde, / hacia el azul de las sierras, / hacia los montes azules, / una mañana serena. / Sentí tu mano en la mía, / tu mano de compañera, / tu voz de niña en mi oído / como una campana nueva, / como una campana virgen / de un alba de primavera. / ¡Eran tu voz y tu mano, / en sueños, tan verdaderas!… / Vive, esperanza, ¡quién sabe / lo que se traga la tierra!”. 

Desde luego, la tierra no se tragó el nombre de Leonor Izquierdo, que sigue tan vivo en la poesía.

Imagen de portada: Antonio Machado y su esposa; Leonor. (Archivo)

FUENTE RESPONSABLE: El Correo. Sevilla; España. Por Álvaro Romero. 5 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Literatura/Poesía/Antonio Machado/Leonor Izquierdo Cuevas/Soria; España.

Descubren que la oxitocina no es realmente la hormona del amor y no es necesaria para formar lazos profundos.

Un estudio con roedores de pradera confirmó que la ‘hormona del amor’ no es necesaria para encontrar pareja o cuidar a nuestra red de apoyo.

Se viene febrero. Y sí, empezarán los cientos de miles de artículos sobre cuál es la química del enamoramiento en el cerebro. Sin ser una casualidad por completo, un equipo de científicos de University of California, San Francisco publicó en la revista Neuron recientemente un estudio que desmitifica la función de la oxitocina, conocida también como la ‘hormona del amor’.

En la cultura popular, se le atribuye a esta hormona el desarrollo de confianza y cariño en mamíferos. Para desmentir esta creencia, los investigadores recurrieron a una de las especies que demuestra más apego social a largo plazo con sus parejas: los ratones de pradera. Esto fue lo que encontraron.

¿La oxitocina es necesaria para enamorarse?

Hámster europeo (Cricetus cricetus) avistado en Austria. / Getty Images

Entre los mamíferos que existen en la Tierra, los ratones de pradera (Microtus ochrogaster) han demostrado tener una filiación muy fuerte con la monogamia. Es decir: una vez que escogen una pareja para aparearse, se quedan con ella para el resto de sus vidas. No necesitan a nadie más.

De acuerdo con Devanand Manoli, biólogo de la Universidad de California, este comportamiento se identificó por primera vez hace 40 años. Desde entonces, la especie ha despertado el interés de la comunidad científica por su intensa necesidad de mantener una misma pareja para siempre.

Cinco ratones de cosecha en una espiga de trigo, Indiana, EE.UU. / Getty Images.

Para comprobar si realmente necesitaban la ‘hormona del amor’ para establecer estos vínculos vitalicios, los investigadores a cargo de Manoli inyectaron un fármaco para inhibir la señalización de la hormona en el cerebro de estos roedores en un entorno controlado de laboratorio. Se sorprendieron:

«[…] NUESTROS ESTUDIOS REVELAN INESPERADAMENTE QUE EL APEGO SOCIAL, EL PARTO Y EL COMPORTAMIENTO DE LOS PADRES PUEDEN OCURRIR EN AUSENCIA DE SEÑALIZACIÓN DE OXITOCINA EN RATONES DE PRADERA», ESCRIBEN LOS AUTORES EN EL ESTUDIO.

Es decir: las hembras siguieron teniendo afinidad por sus crías, y no abandonaron a sus parejas cuando dejaron de sentir los efectos de la oxitocina. La apuesta de los biólogos es que la oxitocina no sea la única responsable de estos vínculos amorosos, sino que sean resultado de una interacción química mucho más compleja, que la ciencia no ha logrado decodificar.

Por ello, los investigadores cuestionan si realmente la ‘hormona del amor’ es necesaria para generar vínculos profundos. Parece ser que, en la especie monogámica por antonomasia, éste no es el caso.

Imagen de portada: Ratones blancos sentados en una flor / Getty Images

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. Por Andrea Fischer. 30 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Ciencia/Amor/Animales/Hormonas.

Permíteme…

No te
ha agradado
nuestra
ultima charla,
quizás por
ser tan directo
al decirte
que mi alma
te pertenece
desde hace
tiempo,
tiempo en que
vos y yo
vivíamos
relaciones
tambaleantes,
anodinas,
que se iban
apagando
como la luz
mortecina
de una vieja
lampara.


Si sólo
me creyeras,
si no fueras
tal trozo de hielo
que utilizas
como coraza
de defensa,
porque no deseas
salir lastimada,
y me permites
que les pida
a tus ojos
color mar
que me miren
tan solo una vez,
te darías cuenta
que una
caricia tuya
avivaría el rojo
de las fogatas,
imperecederas
de ese amor
que tanto vos
como yo,
habremos de
transformar
de roja rosa
en orquídeas
que engalanarán
nuestras noches,
bajo un murmullo
de estrellas
alborotadas
al ver en nosotros
ese amor único
transformado
en eterno.

Imagen de portada: Gentileza de Pinterest

La relación entre Eros y la filosofía.

El filósofo sería un medio entre la ignorancia y la sabiduría. Decía Platón en el Banquete: «Eros es necesariamente amante de la sabiduría, y por ser amante de la sabiduría está, por tanto, en medio del sabio y del ignorante».

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Para abordar este punto, voy a centrarme en una parte de la mitad final del Banquete de Platón: el diálogo entre Sócrates y Diotima, de donde extraigo la idea fundamental del tema. Antes de desarrollar la relación entre Eros y la Filosofía, me parece preciso en primer lugar clarificar lo que Sócrates, instruido por Diotima, da a entender sobre la cuestión de Eros: quién es y cuál es su naturaleza.

Por un lado, la naturaleza de Eros: Diotima, por medio de un relato mítico, nos explica que Eros es hijo de Poros y Penia. Por una parte, Penia era la personificación de la Pobreza, es decir, la falta de recursos, y, por otro lado, Poros es la divinidad de la riqueza, la valentía y la fortaleza. Contextualizando un poco, todo discurre en la celebración del nacimiento de Afrodita. Entonces, Penia, aprovechando la embriaguez de Poros, se hace un hijo de este, engendrando así a Eros. Por tanto, entendiendo su naturaleza, se puede deducir que Eros lleva inherente a su ser: la carencia, que se traduce por el deseo incesante hacia eso de lo que está falto y, al mismo tiempo, posee la valentía y la tendencia a estar siempre al acecho de lo bello y lo bueno, pues:

Es Eros también acompañante y escudero de Afrodita, al ser engendrado en la fiesta del nacimiento de la diosa y al ser, a la vez, por naturaleza un amante de lo bello, dado que también Afrodita es bella.

(Banquete, 203c)

Eros es amante de la sabiduría, pues al carecer de ella, la desea poseer. Se podría decir, en relación con la Filosofía, que cualquier amante de la sabiduría se encuentra poseído por este medio que es Eros, pues se es consciente de la carencia de conocimiento, y por ello, se desea conocer. Este deseo es fundamental, ya que es lo que motiva y da plenitud a la actividad filosófica. Los filósofos serían esos «valientes’’ que se dirigen a atravesar el puente que conduce a lo verdaderamente Bello: la sabiduría. Estas personas, al igual que Eros, se diferencian del ignorante en que no creen saber, pues son conscientes de su desconocimiento, y por ello desean conocer. En cambio, los ignorantes desconocen, además, su propio desconocimiento, por eso no desean saber más, pues no piensan estar faltos de sabiduría.

Más lo que consigue siempre se le escapa, de suerte que Eros nunca ni está falto de recursos ni es rico, y está, además, en el medio de la sabiduría y la ignorancia. Pues la cosa es como sigue: ninguno de los dioses ama la sabiduría ni desea ser sabio, porque ya lo es, como tampoco ama la sabiduría cualquier otro que sea sabio. Por otro lado, los ignorantes ni aman la sabiduría ni desean hacerse sabios, pues en esto precisamente es la ignorancia una cosa molesta: en que quien no es ni bello, ni bueno, ni inteligente se crea a sí mismo que lo es suficientemente. Así, pues, el que no supone estar necesitado no desea tampoco lo que no considera necesitar.

(Banquete, 203e-204a)

El filósofo sería un medio entre la ignorancia y la sabiduría. «Eros es necesariamente amante de la sabiduría, y por ser amante de la sabiduría está, por tanto, en medio del sabio y del ignorante» (Banquete, 204b).

Por tanto, la relación de Eros con la Filosofía es muy estrecha, pues es Amor por el saber; es ese impulso que nos mueve hacia el encuentro con la Belleza. Los filósofos, al reconocer la carencia de verdad, la buscan incesantemente, se ven ‘’poseídos’’ por el Amor a la sabiduría. La Filosofía sería el nombre que recibe este sentimiento de amor, y que da pie a la actividad de construir y cruzar el camino que conduce a la verdad. Filosofar no es más que esa incesante y amorosa búsqueda de respuestas, utilizando como herramientas las preguntas y la rigurosidad, para llegar al desvelamiento de la verdad.

También se debe destacar el hecho de que el conocimiento absoluto es un fin que nunca se llega a poseer del todo, pues, si se pudiera llegar a alcanzar, el deseo se desvanecería, ya que solo deseamos aquello que nos falta. Al ser conscientes de la imposibilidad de su alcance, estamos constantemente sedientos de saber y, lejos de ser una realidad pesimista, debemos entenderla como una gracia, ya que solo el hecho de intentar ir en su búsqueda implica un movimiento; movimiento que puede ocupar toda una vida llena de sentido, pues el conocimiento no se agota en una sola vida humana.

Por tanto, aunque esta no se alcance, la Belleza es una luz que conmueve y nos atrae. Y gracias a tener la vista orientada a ella, la vida del filósofo está dotada de intención y voluntad, y mientras se labra su camino hacia Bien pleno, descubre también partes de la realidad que le ayudan a comprenderla de una mejor manera: enriqueciendo su vida y su relación con esta. Y al mismo tiempo, esta experiencia va ligada con la enseñanza: el hacer ver al resto lo contemplado. En definitiva, la Filosofía es ese deseo por el saber, que motiva la vida del filósofo a la búsqueda y al acompañamiento de sus semejantes hacia el fin más pleno y bello; allí donde reside la felicidad.

—Por la posesión —dijo— de las cosas buenas, en efecto, los felices son felices, y ya no hay necesidad de añadir la pregunta de por qué quiere ser feliz el que quiere serlo, sino que la respuesta parece que tiene su fin.

(Banquete, 205a)

BIBLIOGRAFÍA: Platón, Fedro, Banquete (Trad. C. García Gual, M. Martínez Hernández y E. Lledó Íñigo). Madrid: Gredos.

Imagen de portada: Diotima (Ilustración) Wikipedia.

FUENTE RESPONSABLE: Filosofía en la red. Por Patricia Lorenzo. 11 de noviembre 2022.

Sociedad/Amor/Romanticismo/Filosofía clásica/Grecia/Eros/Platón

Hay siete tipos de amor, según los griegos.

El amor es el motor del mundo. El amor es más necesario que el propio aire. El amor puede ser la fuerza más arrebatadora y devastadora que existe, pero aspiramos a sentirlo en cualquiera de sus formas. 

Amor de madre, amor de hijo, amor de amigo, amor de amante, amor propio, amor por una mascota, amor por los demás… el sentimiento más universal que hay se presenta de tantas maneras como relaciones hay en el mundo, aunque para los griegos solo hubiera siete formas de «amor».

La fama de los griegos les precede, gracias a todas las investigaciones que han realizado diversos historiadores y que dejaron constancia de lo libremente que vivían el amor y la sexualidad. El arte también nos ha dado muchas pistas de lo «modernos» que fueron en la Antigua Grecia.

Juego peligroso de Henryk Siemiradzki.

Centrándonos tanto en lo sentimental como en lo carnal, los griegos, con el fin de buscar nuevas formas de entender y explicar el amor, escribieron relatos como las comedias, las tragedias, las épicas y las líricas.

En ellos, los protagonistas estaban llenos de sentimientos encontrados que trataban de ser contextualizados. Para ellos, el amor se interpreta de forma diferente según quién y cómo lo sienta y es así como se llegó a esta clasificación que divide el amor en siete tipos:

Philautia

Empezamos con el más importante, el amor propio, ese que tantas veces se nos olvida y que probablemente sea el origen y la única manera en la que se puedan practicar los restantes tipos de amor de una manera sana.

Narciso de Caravaggio.

Philia

Se dice del amor entre amigos y siempre busca el bien de la otra persona. Basado en la admiración y en la protección, puede ser uno de los amores eternos que conozcamos en nuestra vida.

El triunfo de Baco de Velázquez.

Ludus

Es puramente sexual, el de los amantes, encuentro de placer sin necesidad de tener ninguna relación sentimental.

Lovers de Malcolm Liepke.

Pragma

El amor verdadero de una pareja. Se forma a través del tiempo y de la confianza entre los dos, se basa en el respeto y aceptación de las diferencias entre ambos para así multiplicar las afinidades.

Het eerste kleinkind de Albert Neuhuys.

Agape

Es el amor incondicional que pone por delante a los demás, el bienestar de la otra persona, es decir, aceptamos al otro a pesar de sus imperfecciones. Es generoso, consciente de sus deberes, un amor espiritual y profundo cuya prioridad es el bienestar del ser amado.

Maternidad de Olga Boznańska.

Storge

El amor que se suele tener entre padres, hijos y hermanos. Este crece a lo largo del tiempo y se basa en las relaciones familiares y de amistad, por ello se caracteriza por ser leal y protector.

La familia Schuffenecker de Gauguin.

Eros

Basado en el amor apasionado e intenso que lleva a hacer locuras. Eros es el dios que simboliza el amor romántico, la pasión y la impulsividad. Se relaciona con lo efímero, el que se genera al principio de la relación e idealiza el momento mezclando el deseo y atracción sexual.

Psique reanimada por el beso del amor de Antonio Canova.

Imagen de portada:Psique reanimada por el beso del amor de Antonio Canova.

FUENTE RESPONSABLE: Cultura Inquieta. Por Wine Not.26 de octubre 2022.

Sociedad y Cultura/Grecia/Amor.

 

 

Vuelve

No tengo paz
fantaseo cada noche
con los recuerdos
de aquellos tiempos,
en que mis manos
guardaban dentro
de ellas
la humedad
de tu cuerpo.

Vuelve de una vez
a adueñarte
de mis noches,
recorre mi piel
con tus labios
mientras descubro
tu cuerpo
desvistiéndote
con frenesí,
olvídate
de aquel pasado,
detiene el tiempo
es el hoy,
el ahora
que nos queda
para el deseo
único
que perdurara
durante
las estaciones
que pasen,
para mantenernos
indefinidamente
juntos.

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Pasional

Crepúsculo rojizo
color sangre
acompañando
mi pecho amante,
el que te busca
en todo momento
por ese perpetuo
sentimiento,
amor primigenio
que nubla todo sentido,
obligándome a pensar
que no habrá otro.

Tus pupilas
asienten al mirarme,
como diciendo
que te sucede lo mismo,
tus manos me acarician
al abrazarme,
fluyendo
de los cuerpos
la pasión
mas desenfrenada
para fundirnos
en un solo cuerpo
obnubilados,
por esa sensación
que nos altera,
junto a la compañía
de la humedad
de nuestros labios
que se buscan
y finalmente
se encuentran,
para devorarse
ciegamente.

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Pasión de amor

Anudados entre sabanas blancas
despertamos juntos cada mañana,
recorren las palmas de mis manos
desde tu cintura hasta llegar a tu boca,
despiertas suavemente con una sonrisa,
me miras con esos ojos color almendra
tan luminosos que son los que me guían
a abrazarte acariciando cada rincón
de tu cuerpo en donde el éxtasis pleno
hace que te entregues al amor, encendida.

Pierdo los sentidos, no digo nada
solo continuo al ritmo que te agrada,
imagino mil cosas pero callado
dejo que me lleves adonde quieres,
al finalizar nos miramos a los ojos
jadeando unidos en cuerpo y alma,
va amaneciendo y nos negamos
a que ello suceda simplemente,
por qué nuestros corazones negándose
nos dicen, entonces te levantas
y en puntas de pie corres las cortinas,
nuevamente creemos que noche sigue.

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