Por la exposición a la radiación, los perros en Chernobyl son genéticamente distintos.

Según un informe, los perros que deambulan por la ex planta de energía nuclear poseen un componente genético diferente a otros cachorros.

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Los años de exposición a la radiación ionizante de Chernobyl hizo que los perros que sobrevivieron en esa región sean genéticamente distintos a otros.

Científicos de Estados Unidos analizaron la sangre de los 302 perros abandonados por residentes que debieron evacuar la ciudad y que aún viven en la región. El estudio buscó conocer los efectos de la devastadora explosión de 1986.

Los investigadores de la Universidad de Carolina del Sur y el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano descubrieron que los perros podían dividirse en tres grupos genéticamente similares.

El informe, según el Dailymail, detalló que cada uno de estos grupos vive en la ex planta de energía nuclear, en la ciudad de Chernobyl o en Slavutych, una ciudad a unos 45 km de distancia y que fue construida especialmente para los evacuados.

chernobyl

A través de estos grupos pudieron determinar que existen diferencias según las distancias del lugar y, en consecuencia, de la explosión. En definitiva, los científicos pudieron determinar el nivel de exposición a la radiación de un perro a partir de su ADN.

Según los investigadores, estos estudios permitirían aumentar la «comprensión [de] los fundamentos biológicos de los animales y, en última instancia, la supervivencia humana en regiones de alto y continuo ataque ambiental».

La tragedia de Chernobyl

El 26 de abril de 1986, uno de los reactores de una central eléctrica en las afueras de Pripyat se incendió y explotó, esparciendo material radiactivo a los alrededores. Treinta trabajadores murieron inmediatamente después de la explosión. Sin embargo, el número de víctimas fatales a largo plazo por envenenamiento como consecuencia de la radiación podría llegar a ser de miles.

Chernobyl: se cumplen 36 años del accidente nuclear más grande de la historia

Más de 160.000 residentes de la ciudad y sus alrededores tuvieron que ser evacuados, dejando el antiguo sitio soviético como un pueblo fantasma radioactivo. Solo se les permitía llevar lo que podían cargar, lo que significaba que tenían que dejar atrás a sus queridas mascotas.

El gobierno soviético envió para exterminar con los animales y, así, evitar que propagara la contaminación radiactiva. Pero algunas mascotas lograron evadir la muerte escondiéndose en el bosque.

De vuelta al desastre de Chernobyl

Entre 2017 y 2019, los científicos volvieron a visitar la ciudad y se encontraron con perros que, de alguna manera, pudieron encontrar comida, reproducirse y sobrevivir.

La mayoría vivía dentro de la planta misma, en la estación de tren cercana o en la ciudad de Chernobyl, en gran parte abandonada, a unos 15 kilómetros de distancia. Un puñado vivía en Slavutych y estaban menos expuestos a la radiación.

NT / ED

Imagen de portada: Chernobyl. Redes sociales.

FUENTE RESPONSABLE: Perfil. Argentina. 8 de marzo 2023.

Sociedad/Chernóbil/Animales/Perros/Radiación.

Eclosionan más de 70 huevecillos de dragón marino con crías sanas en el Birch Aquarium de EEUU.

Fuertes e independientes: así nacieron decenas de crías de dragón marino en San Diego, después de décadas de esfuerzos de conservación.

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La noticia llegó en enero de 2023. Después de años de espera, el Birch Aquarium en Estados Unidos anunció que uno de sus dragones marinos había resultado preñado. Los especialistas que atendieron el caso no escatimaron en describir al fenómeno como «una concepción única en su tipo«. Un mes más tarde, los huevecillos que este macho amarillo gestó finalmente eclosionaron.

En total, 70 crías sanas de dragón marino resultaron de este embarazo. Después de ser huevecillos de un morado intenso, los bebés están bajo estricta observación de los conservadores del Scripps Institution of Oceanography, en UC San Diego. En un comunicado, los científicos celebraron el acontecimiento, ya que «son increíblemente difíciles de reproducir y criar en cautiverio«.

Un éxito para la conservación de la especie

Así se veían los huevecillos antes de eclosionar, adheridos a la cola del macho | Crédito: Birch Aquarium at Scripps / Jordann Tomasek

Los investigadores de han documentado el proceso desde sus inicios. Después de un intenso baile de apareamiento, el dragón marino quedó preñado por primera vez en el año. En sí mismo, éste fue un acontecimiento notable, ya que la especie está catalogada como ‘casi amenazada’ en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

A pesar de los múltiples intentos que se han realizado alrededor del mundo, sólo algunas pocas instalaciones han logrado incubar exitosamente crías de dragón marino. Al respecto, Leslee Matsushige, quien dirige los programas de cría de caballitos de mar y dragones marinos de Birch Aquarium, explicó que la institución ha trabajado en conseguirlo por décadas:

“ESTO ES ENORME PARA NOSOTROS”, DECLARÓ LA ESPECIALISTA EN UN CORREO ELECTRÓNICO . “ESTE ES UN PROCESO MUY DESAFIANTE PERO EMOCIONANTE. HEMOS TENIDO ALGUNA EXPERIENCIA PREVIA EN LA CRIANZA DE DRAGONES DE MAR JÓVENES, POR LO QUE ESPERAMOS TENER ÉXITO EN LA CRIANZA DE UN NÚMERO AÚN MAYOR DE BEBÉS ESTE AÑO”.

Un desafío genético y de conservación

Acercamiento a uno de los bebés recién nacidos | Crédito: Birch Aquarium at Scripps / Jordann Tomasek

Por ahora, las crías de dragón marino se estarán cuidado ‘tras bambalinas’, para garantizar que puedan llegar a la edad adulta sin problemas. Sin embargo, los investigadores revelaron las siguientes características de los nuevos bebés:

  • Empezaron a nacer el 26 de febrero
  • Continuaron eclosionando hasta el 2 de marzo
  • Actualmente, miden 2.5 centímetros
  • Pesan menos de 1 gramo

Las crías de dragón marino poco después de haber eclosionado | Crédito: Birch Aquarium at Scripps / Jordann Tomasek

Se espera que crezcan hasta 38 centímetros al llegar a la edad adulta. Aunque todavía son muy jóvenes, los dragones marinos son animales solitarios. Al nacer, ya tienen las características suficientes para ser muy independientes y alimentarse por su cuenta. Por lo cual, el papel del padre ha terminado.

Jenn Nero Moffatt, directora sénior de cuidado, ciencia y conservación de animales en el acuario, explica que el cuidado de dragones marinos es relativamente nuevo para la ciencia. Los primeros acercamientos se lograron en los 90, detalla la especialista. Por ello, el cuidado de estas crías es un desafío a nivel genético y de conservación para la institución.

Imagen de portada: El padre con sus crías recién nacidas. | Crédito: Birch Aquarium at Scripps / Jordann Tomasek.

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. Por Andrea Fischer. 3 de marzo 2023.

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El día en que el horror de Hitchcock se hizo real en un pequeño pueblo de California.

LAS PARDELAS ENLOQUECIERON

La película ‘Los pájaros’ estaba oficialmente basada en una novela, pero dos años antes de que se estrenara sucedió un evento muy parecido que atormentó a los habitantes de una localidad.

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Hay algo en los pájaros misterioso y terrorífico. Esto debió pensar el gran Alfred Hitchcock cuando se le ocurrió la idea de aterrorizar al gran público con su famosa película, estrenada en 1963. 

Al miedo crónico hacia estos seres plumados se le conoce como ornitofobia, y seguramente años después del estreno del filme, muchos que lo habrían sufrido en silencio de pronto encontraron la causa a todos sus terrores. 

Uno de los aspectos más geniales de la filmografía de este cineasta era saber dar con elementos normales a simple vista, cotidianos (una ducha, los pájaros o una mirada indiscreta por parte de un vecino), para dotarles de un aura de misterio y horror que sin duda afectó con creces a la psique de la época. 

En un inicio se pensaba que Hitchcock se había inspirado en un relato de 1952 de la escritura Daphne du Maurier, quien también escribió otras ficciones que luego el cineasta llevaría a la gran pantalla, como Rebeca. 

Pero ya se sabe que, en no pocas ocasiones, la realidad supera a la ficción y… ¿cabría la posibilidad de que algo parecido sucediera en algún momento de la historia? 

Los pájaros, evidentemente, no tienen un carácter agresivo hacia los seres humanos, sino más bien al contrario, son esquivos y huidizos. Todo aquel que viva en ciudades de costa sabrá que puede llevarse alguna que otra sorpresa cuando hay comida de por medio con las gaviotas, pero de ahí a que ataquen sin razón…

«Cuando los habitantes de Capitola se despertaron, bandadas de aves se lanzaban en picado contra sus casas»

Sucedió el 18 de agosto de 1961 en Capitola, un pequeño pueblo rural de California, tres años antes del estreno de la afamada película. 

La especie de ave eran las pardelas (similar a una gaviota pero más grande y con una mayor habilidad para la caza acuática). Estos seres costeros se caracterizan por sumergir sus picos en el agua para pescar, solo que ese día cambiaron su zona de pesca por los tejados de los edificios y los seres humanos de aquel pequeño pueblo de Estados Unidos, como relata el diario Salon en una retrospectiva de aquella historia.

«Cuando los habitantes de Capitola se despertaron aquella mañana de niebla, bandadas de aves se lanzaban en picado contra sus casas, dando tumbos por el aire como si estuvieran borrachas o de juerga», narra el diario. «Sin embargo, a diferencia de la película, que no ofrece ninguna explicación para tal comportamiento, existe una explicación científica plausible de por qué ese día las pardelas de Capitola decidieron declararles la guerra a los seres humanos».

Así lo narraba también el diario Santa Cruz Sentinel: «Aves marinas muertas y aturdidas inundaban las aceras y carreteras». Lo peor ese día no era el hecho de que una pardela loca te mordiera o atacara, sino el asqueroso hedor que desprendía la ciudad y se metía hasta dentro de las casas. 

Plumas, heces y anchoas mal digeridas llenaban las fachadas y tejados, además de los propios cadáveres de las aves que algo muy malo les parecía haber ocurrido ante tal autodestructiva fiesta. La infraestructura eléctrica también resultó dañada, ya que atacaron las antenas de radio, el alumbrado callejero y los cables de electricidad, por lo que los ciudadanos salieron a la calle con linternas.

Un neurotóxico presente en las microalgas

Ocho personas fueron heridas por mordiscos de las aves. El sheriff del condado, sin ir más lejos, se estrelló con el coche después de ser atacado. Una señora declaró que se despertó a las seis de la mañana por unos fuertes ruidos en su puerta. Las pardelas querían pasar al interior y, como no las dejó, rociaron todo su césped de vómitos y fluidos corporales. «El olor es terrible», se quejó al periódico local. Algunos no la emprendieron contra los animales y en su lugar las socorrieron.

«Además de los vómitos, los síntomas de envenenamiento de esta neurotoxina incluyen confusión, desorientación, convulsiones…»

¿Cuál era la causa? Un estudio publicado en la revista científica Nature Geoscience explicó que existe una neurotoxina acuática que puede ser producida por microalgas marinas de las que también se alimentan aves como la pardela. «La pseudo-nitzschia era abundante durante el verano de 1961″, explica la doctora Sibel Bargu Ates, profesora de oceanografía de la Facultad de Costa y Medio Ambiente de la Universidad Estatal de Luisiana y autora principal del estudio, refiriéndose a esta neurotoxina. 

«La afluencia de las aguas superficiales oceánicas aumentó, lo que condujo probablemente a que las aguas fueran más cálidas y hubiera menos viento. Esto no solo provocó que las pardelas permanecieran más tiempo de lo habitual en California, ya que su hábitat natural es el hemisferio sur, sino que fomentó el crecimiento de esta neurotoxina en el momento

equivocado». 

«Por tanto, creemos que la pseudo-nitzschia tóxica fue probablemente la causa del extraño comportamiento y la muerte de las pardelas», concluyó la experta. «Además de los vómitos, los síntomas de envenenamiento de esta neurotoxina incluyen confusión, desorientación, convulsiones e incluso la muerte súbita». 

Pero entonces, ¿pueden existir ciertas sustancias químicas como para alterar el comportamiento de ciertas aves para hacer que se vuelvan agresivas con los humanos con tanta virulencia como sucede en la célebre película de Hitchcok? 

«No, ninguna de las acciones de los pájaros que salen en la película son exactas ni posibles», concluye Bagu. «Los animales no son violentos de por sí, pero pueden tener comportamientos agresivos si ven su supervivencia o descendencia amenazada».

Imagen de portada: Fotograma de ‘Los pájaros’ de Alfred Hitchcock. (1963).

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Por E. Zamorano. 27 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Animales/Aves/Ataques/Pardelas/Neurotoxina

Esta es la mejor foto del año para National Geographic.

Mira las 10 mejores fotografías y descubre cómo se las ingenió Karthik Subramaniam para, con mucha paciencia y perseverancia, llevarse el primer premio.

«Donde hay salmón habrá caos». Este era el lema de Karthik Subramaniam mientras acampaba cerca de la orilla de la Reserva de Águilas Calvas de Chilkat, en Alaska, a la espera de la acción.

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Era el último día de su viaje fotográfico de una semana y faltaban pocas horas para que partiera su ferry, pero este ingeniero informático reconvertido en fotógrafo aficionado decidió quedarse un rato más a ver cómo las águilas calvas entraban y salían en picado de los caladeros. Haines (Alaska), un extremo meridional de tierra encajado entre dos ensenadas, acoge cada otoño las mayores congregaciones de águilas calvas del mundo, cuando unas 3000 llegan a tiempo para la carrera del salmón.

Subramaniam se fijó en un tronco donde se posaban unas cuantas. Este lugar ponía a las águilas cerca de la orilla, adonde a veces llegaban sus congéneres con el botín de una caza exitosa: un salmón recién capturado. Cuando aparecía un pez, los espectadores bajaban a por su ración.

Cuando Subramaniam apuntó su objetivo a una rama, se produjo una conmoción: un águila se abalanzó sobre ella, intimidó a su actual ocupante y reclamó el lugar privilegiado. Tituló la imagen «Danza de las águilas» en homenaje a la guerra de dragones de la novela de George R.R. Martin Danza de dragones (quinto libro de la saga de literatura fantástica Canción de hielo y fuego), y la presentó al concurso Imágenes del Año de National Geographic.

Durante años, Subramaniam ha fotografiado paisajes en sus viajes, pero, en 2020, paralizado por la pandemia en su casa de San Francisco, empezó a experimentar con la fotografía de vida salvaje. Recorrió las reservas naturales locales (conduciendo una hora hasta Point Reyes National Seashore y paseando por los parques de la ciudad) en busca de aves y otras criaturas. Al enterarse de que dos águilas calvas anidaban en lo alto de una escuela primaria a dos horas de casa, Subramaniam empezó a ir allí los fines de semana, acampando todo el tiempo que hiciera falta para captarlas volando a cazar.

La paciencia que aprendió a adquirir en ese periodo de prueba dio sus frutos. El viernes 17 de febrero, su fotografía de las águilas en Alaska fue anunciada como ganadora de nuestro gran premio, lo que le valió un lugar en el número de mayo de la revista. Lo que más aprecia Subramaniam de la foto es la tensión del momento. «Abre la pregunta: ¿qué pasó después?», reflexiona. La realidad es menos misteriosa: el águila triunfante se aburrió cuando no apareció ningún salmón y pronto cedió el sitio al siguiente observador hambriento.

En viaje por la ruta a través de los Alpes austriacos, Alex Berger vio una carretera de un solo carril que se adentraba en las montañas y volvía en bucle en el mapa. La siguió junto a un pequeño arroyo bordeado de muros de bosque cuando vio este árbol dorado que florecía entre los troncos. “Para mí tiene una dimensión inspirada en la fantasía que me pone la piel de gallina», describe Berger. FOTOGRAFÍA DE ALEX BERGER

Rhez Solano

Los pingüinos rey se agolpan en el visor de Rhez Solano en las playas de Gold Harbour, en Georgia del Sur. La isla se encuentra en el remoto Océano Atlántico meridional, no lejos de la Antártida, y alberga unas 25 000 parejas reproductoras de pingüinos rey, junto con pingüinos papúa y elefantes marinos. FOTOGRAFÍA DE RHEZ SOLANO

Tayfun Coskun

Una vista aérea tomada por el fotoperiodista Tayfun Coskun muestra los estanques de marismas saladas del Parque del Condado de Alviso Marina, en San José (California; Estados Unidos). Estas marismas urbanas únicas se ven amenazadas por la subida del nivel del mar, y los proyectos de conservación se apresuran a dar marcha atrás en el tiempo y restaurar la región para la vida salvaje y los peces, y también para absorber las aguas de las inundaciones y capturar dióxido de carbono. FOTOGRAFÍA DE TAYFUN COSKUN

Eric Esterle

Asiilbek, un cazador nómada de águilas kazajo, prepara a su águila real, Burged, para una cacería a caballo en las praderas de las afueras de Bayan-Ölgii, la provincia más occidental de Mongolia. El adiestramiento del águila comienza cuando se captura a los volantones en sus nidos al borde de un acantilado y se les enseña a cazar liebres, zorros e incluso ciervos. La tradición se remonta a hace 3000 años. «Para esta imagen, estaba tumbado boca abajo en decúbito prono mirando por el visor electrónico al borde del arroyo», explica el fotógrafo Eric Esterle. «El suelo tembló cuando el caballo de Asiilbek pasó a pocos metros, y me salpicó con agua helada. Recuerdo que cubrí mi cámara con el cuerpo y bajé la cabeza». FOTOGRAFÍA DE ERIC ESTERLE

Bruce Taubert

El biólogo Bruce Taubert estudiaba los hábitos alimentarios de los pequeños búhos del desierto de Arizona (Estados Unidos) cuando tuvo su momento de suerte: encontró un raro búho chillón. Durante varias noches, fotografió a los búhos llevando comida a sus polluelos utilizando un rayo infrarrojo que dispara un flash de alta velocidad. Este búho recogió una salamanquesa mediterránea en su recorrido nocturno. «Las salamanquesas mediterráneas no son autóctonas de Arizona y su distribución se está extendiendo», afirma Taubert. ¿Cuál es su teoría sobre cómo llegaron allí? «Puede ser que los gecos llegaran a las casas [cercanas] a través de empresas de jardinería que traían plantas exóticas», responde. FOTOGRAFÍA DE BRUCE TAUBERT

W. Kent Williamson

A veces, una noche en vela es la clave de una gran fotografía. Aproximadamente a las 3:40 de una gélida mañana de verano, el fotógrafo W. Kent Williamson tomó esta imagen desde el lago Tipsoo, en el Parque Nacional del Monte Rainier, Washington (Estados Unidos). Desde el agua en calma, podía ver una hilera de faros de escaladores cansados que se acercaban a la cima del monte, de 4392 metros, la culminación de una escalada de varios días. «El cielo nocturno estaba inusualmente despejado y se podía ver la Vía Láctea justo encima de la montaña», dice Williamson. «Me sorprendió ver lo brillantes que eran las linternas de los escaladores». FOTOGRAFÍA DE W. KENT WILLIAMSON

Riten Dharia

En mayo de 2021, el volcán Fagradalsfjall entró en erupción en la península islandesa de Reykjanes por primera vez en más de 6000 años. El flujo de lava continuó durante seis meses, extendiendo por el paisaje una dura roca negra. Para Riten Dharia, quien capturó esta imagen, “fue una exhibición del poder crudo e impresionante de la naturaleza». FOTOGRAFÍA DE RITEN DHARIA

Tihomir Trichkov

Una mañana de principios de octubre, el fotógrafo Tihomir Trichkov se dirigía a casa desde el aeropuerto, atravesó la Blue Ridge Parkway de Carolina del Norte (Estados Unidos) y vio salir el sol suavemente sobre el valle. Estaba cubierto por una espesa niebla, y los colores otoñales asomaban por debajo. Enfocó la escena con un objetivo largo y capturó este escenario. «Estaba contemplando un misterio susurrante, creando impresionismo con una cámara», dice Trichkov. «Había llovido el día anterior; había mucha humedad en el aire. La llamé ‘Leyendas de la niebla’ porque oigo susurros cuando la miro fijamente». FOTOGRAFÍA DE TIHOMIR TRICHKOV

An Li

Hay unos 4500 pozos de sal excavados en terrazas en la ladera de las minas de sal de Maras, en Perú. El registro arqueológico muestra que la extracción de sal probablemente comenzó aquí antes del Imperio Inca, quizás en el año 500 d.C. Hoy esa tradición continúa con las familias propietarias de los pozos, cada uno de los cuales produce unos 180 kilos de sal al mes. «Los pozos de sal reciben el agua a través de canales procedentes de un manantial salado subterráneo cercano y, una vez que el agua se evapora, queda la sal cristalizada», explica An Li, quien capturó esta imagen. «Aquí, un minero de la sal utiliza un rastrillo de madera para extraer la sal». FOTOGRAFÍA DE AN LI.

Karthik Subramaniam

Un águila calva llega para robar una percha en un tronco de árbol que ofrece una vista estratégica de la costa en la Reserva de Águilas Calvas de Chilkat, en Alaska. Cuando otras águilas arrastran salmones recién pescados desde el agua, las águilas que están de testigo se abalanzan para llevarse una parte. «Horas observando sus patrones y su comportamiento me ayudaron a captar momentos como éste», dice el fotógrafo Karthik Subramaniam, ingeniero informático apasionado de la fotografía de la vida salvaje. FOTOGRAFÍA DE KARTHIK SUBRAMANIAM

Imagen de portada: Águilas calvas en la Reserva de Águilas Calvas de Chilkat, en Alaska. FOTOGRAFÍA DE KARTHIK SUBRAMANIAM.

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic. Por Nina Strochlic. 23 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Arte/Fotografía/Naturaleza/Paisajes/Animales.

Descubierta la curiosa manera en que se forman nuestras inimitables huellas dactilares.

Un nuevo estudio sugiere que las fuerzas que logran que cada huella dactilar del ser humano sea única son las mismas que explicarían los patrones de otras muchas manchas de la naturaleza, como las rayas de las cebras.

En 1892, el antropólogo inglés Francis Galton propuso 40 rasgos característicos para la clasificación de huellas dactilares. Las huellas son tan diferentes entre sí que estimaría que la probabilidad de que dos seres humanos tuvieran las mismas eran de 1 entre 64.000 millones, una cifra que supera con creces la población mundial. 

En otras palabras, resulta casi imposible encontrar dos personas con las mismas huellas dactilares. Y esto ocurre porque, en su formación, mientras estamos en el vientre de la madre, intervienen muchos factores. Concretamente, las minúsculas protuberancias y surcos de la piel que se encuentran en las yemas de los dedos humanos comienzan a formarse alrededor de la semana 13 de vida del feto. 

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Es casi imposible encontrar dos personas con las mismas huellas dactilares

La piel está sometida así a las presiones intrauterinas, a los movimientos y la posición del feto en el útero, a la nutrición, la presión sanguínea, al líquido amniótico, etc. La más mínima variación de uno de estos factores aleatorios da como resultado cambios en toda la estructura de la huella dactilar. A partir de entonces, el dibujo resultante será inalterable, siempre el mismo y para siempre, hasta la muerte.

FOTO: MUSTAFA SEN/ISTOCK

HUELLAS DACTILARES DE LOS HERMANOS GEMELOS

Ni siquiera las de los hermanos gemelos univitelinos, que genéticamente son clones perfectos, tienen las mismas huellas dactilares. Además de las presiones ambientales anteriormente mencionadas, cada gemelo ha experimentado su propio conjunto de mutaciones genéticas en el útero, que también parecen afectar a la formación de los patrones de las huellas dactilares. 

Es lo que sostienen investigadores de la Universidad de Edimburgo que han usado modelos de células humanas en el laboratorio y, a continuación, modelos de ratón (los ratones no tienen huellas dactilares como nosotros, pero sí tienen crestas transversales de piel en sus dedos que se desarrollan de manera similar). 

Su conclusión es que las vías moleculares que comparten información e instrucciones entre genes son muy sensibles a factores locales diminutos dentro del útero.  Tanto en humanos como en ratones, las vías de Wnt (las que dan forma al agarre de nuestros dedos) parecían estimular el crecimiento de las crestas en la capa externa de la piel del dedo; las vías BMP (proteína morfogenética ósea) suprimían la formación de estas ranuras; y las vías EDAR (receptores de ectodisplasina A) ayudaban a dar forma al tamaño y el espacio de las crestas de la piel.

TURING Y LAS CEBRAS

Cuando la actividad de las vías EDAR se silenció en modelos de ratón, sus dígitos no mostraban crestas transversales, sino un patrón similar a un lunar. Por consiguiente, se concluyó que el tira y afloja en la formación de crestas refleja patrones que surgen de lo que se conoce como sistemas de reacción-difusión con inestabilidades de Turing.

Un patrón de Turing es un concepto matemático desarrollado por Alan Turing en 1952 para explicar cómo las rayas y las manchas en la naturaleza muestran pequeñas diferencias aleatorias en su estructura. Algo que también, por ejemplo, se ha visto en los patrones de las rayas de las cebras, que son también diferentes entre sí. 

En conclusión, el estudio sugiere que las fuerzas que otorgan una singularidad individual a cada huella dactilar del ser humano son las mismas que subyacen a otras muchas manchas en la naturaleza, como las rayas de las cebras. Son las fuerzas del ambiente imbricadas con el componente aleatorio de la genética, que a su vez está retroalimentado por el ambiente. Lo cual nos hace compartir a todos un origen común a la vez que nos hace ciertamente diferentes entre sí. 

Imagen de portada: AMIT CHAUHAN/ISTOCK

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic España. Por Sergio Parra. 17 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Huellas dactilares/Animales/Cebras/Investigación

Quolls del norte, los marsupiales en riesgo de extinción por exceso de relaciones sexuales.

En la temporada de reproducciones, entre julio y agosto, los quolls del norte son capaces de recorrer grandes distancias para tener el mayor sexo posible, algo que les ocasiona la muerte antes de tiempo.

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Una investigación realizada por la Universidad de Sunshine Coast y la Universidad de Queensland, en Australia, asegura que la vida de los marsupiales está en peligro por ellos mismos. 

Los quolls del norte, una especie de marsupial pequeño australiano, han renunciado a dormir por tener todo el sexo posible. «Los machos buscarán por todas partes tantas hembras como puedan y parece que su impulso es tan fuerte que renuncian a dormir para tener más tiempo para buscar», explica Christofer Clemente, coautor del estudio y profesor universitario.

La falta de descanso en estos animales les puede ocasionar la muerte, sobre todo a los machos, quienes «suelen aparearse hasta la muerte en su temporada de reproducción, entre julio y agosto». 

Sin embargo, las hembras «pueden vivir y reproducirse entre tres y cuatro años más», continúa explicando Clemente.

Los investigadores de este estudio creen que esta manera de reproducirse forma parte de su ciclo natural.

Estudio durante 42 días

Para poder llegar a estas conclusiones, durante 42 días, los investigadores colocaron rastreadores en estos animales, en una isla frente a la costa del Norte de Australia, en Groote Eylandt. Los quolls elegidos fueron tanto machos como hembras salvajes que habitan en la zona.

En los primeros estudios, los investigadores concluyeron que estos animales recorren grandes distancias para poder aparearse, en concreto «entre 10,4 y 9,4 kilómetros en una noche», dos de los marsupiales seleccionados. 

Una distancia que respecto al ser humano equivale «a 40 kilómetros, basada en la longitud de zancada promedio», apunta Clemente.

«La privación del sueño y los síntomas asociados durante un período prolongado hacen imposible la recuperación y esto podría explicar las muertes de los animales después de la temporada de reproducción», incide Joshua Gaschk, otro de los autores de este estudio. 

La necesidad de estos machos por aparearse hace que dediquen menos tiempo a acicalarse, lo que provoca mayor parásitos en ellos; no buscan comida para alimentarse e, incluso, pierden la alerta del peligro de los depredadores.

Imagen de portada: Imagen de archivo de un marsupial Unsplash

FUENTE RESPONSABLE: Noticias. Ultima Hora. Por Zaira González. 12 de febrero 2023.

Sociedad/Animales/Australia/Marsupiales/Extinción.

Pequeños felinos, una vida en la sombra.

De las 38 especies de felinos que hay en el mundo, 31 se consideran pequeños felinos.

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FOTO: JOEL SARTORE.. 1 / 17

Gato dorado africano (Caracal aurata)

Habitante de las selvas tropicales de África occidental y central, esta especie está amenazada por la pérdida de bosque y por los cazadores de carne de selva. Este ejemplar macho de siete años de edad, llamado Tigri, es seguramente el único felino de su especie que vive en cautividad.

FOTO: JOEL SARTORE. 2 / 17

Lince ibérico (Lynx pardinus)

Es uno de los felinos menos comunes del mundo, pero su población aumenta poco a poco a medida que los científicos introducen en la naturaleza ejemplares criados en cautividad y engrosan la población de conejos, la dieta básica de este felino.

FOTO: JOEL SARTORE. 3 / 17

Gato jaspeado (Pardofelis marmorata)

Habitante de las selvas tropicales de África occidental y central, esta especie está amenazada por la pérdida de bosque y por los cazadores de carne de selva. Este ejemplar macho de siete años de edad, llamado Tigri, es seguramente el único felino de su especie que vive en cautividad.

FOTO: JOEL SARTORE. 4 / 17

Manul (Otocolobus manul)

Es uno de los felinos menos comunes del mundo, pero su población aumenta poco a poco a medida que los científicos introducen en la naturaleza ejemplares criados en cautividad y engrosan la población de conejos, la dieta básica de este felino.

FOTO: JOEL SARTORE. 5 / 17

Caracal (Caracal caracal)

Como depredadores consumados que son, algunos pequeños felinos son capaces de abatir presas mucho más grandes. El caracal de Asia y África mide alrededor de medio metro, pero se han filmado imágenes de ejemplares saltando por encima de vallas de tres metros de altura para apresar ovejas.

FOTO: JOEL SARTORE. 6 / 17

Gato pescador continental (Prionailurus viverrinus)

Tiene un aspecto muy peculiar, pero está perfectamente adaptado a su estilo de vida. Sus ojos grandes le ayudan a cazar debajo del agua; el pelaje de doble capa lo mantiene seco y los pies parcialmente palmeados le ayudan a nadar.

FOTO: JOEL SARTORE. 7 / 17

Lince de Canadá (Lynx canadensis)

Igual que el lince ibérico, el lince de Canadá es un experto cazador. Depreda casi exclusivamente liebres americanas, y cuenta con garras gigantescas que le ayudan a buscar presas entre la nieve.

FOTO: JOEL SARTORE. 8 / 17

Gato dorado asiático melánico (Catopuma temminkckii)

FOTO: JOEL SARTORE. 9 / 17

Gato bengalí (Prionailurus bengalensis)

FOTO: JOEL SARTORE. 10 / 17

Gato montés indio (Felis silvestris ornata)

FOTO: JOEL SARTORE. 11 / 17

Serval (Felis serval)

FOTO: JOEL SARTORE. 12 / 17

Gato montés norteafricano (Felis silvestris lybica)

FOTO: JOEL SARTORE. 13 / 17

Margay (Leopardus wiedii)

FOTO: JOEL SARTORE. 14 / 17

Gato de las arenas (Felis margarita)

FOTO: JOEL SARTORE. 15 / 17

Gato indio (Prionailurus rubiginosus)

FOTO: JOEL SARTORE. 16 / 17

Gato de Geoffroy (Leopardus geoffryoyi)

FOTO: JOEL SARTORE. 17 / 17

Gato bengalí (Prionailurus bengalensis)

Está muy cerca», susurra Germán Garrote mientras señala el receptor portátil que recoge la señal procedente del radiocollar de Helena. Desde algún rincón del olivar en el que nos encontramos, junto a la atestada autovía que pasa por Andújar, en Jaén, esta hembra de lince ibérico y sus dos cachorros seguramente nos están observando. Si no fuese por el radio collar, no sabríamos que uno de los felinos más escasos del mundo se agazapa entre estas ordenadas hileras de árboles. A sus cinco años, Helena ya ha aprendido a camuflarse en el paisaje.

«Hace diez años hubiera sido imposible imaginar que un lince se reproduciría en un hábitat como este», afirma Garrote, biólogo del proyecto Life+Iberlince, en el que participan más de 20 en­tidades para la recuperación de la distribución histórica de este moteado depredador en España y Portugal. Bajo un sol abrasador, y con todo el tráfico a nuestras espaldas, me cuenta que el futuro de este felino pasa por vivir en zonas fragmentadas. «El lince tiene una plasticidad ecológica muchísimo mayor de lo que creíamos», asegura.

De hecho, este felino de ojos color ámbar y barbas tupidas ha empezado por fin a remontar tras décadas de declive. Cuando el proyecto Life Lince entró en escena en 2002 para rescatar las poblaciones del emblemático felino, quedaban menos de cien ejemplares dispersos por el bioma de ma­torral mediterráneo, supervivientes de la caza y de un virus que casi fulminó a los conejos de la región, el alimento básico del lince. Con las poblaciones de lince tan mermadas, la diversidad genética de la especie era tan baja que la hacía vulnerable a en­fermedades y defectos de nacimiento.

Afortunadamente, el lince se reproduce bien en cautividad, y desde 2010 se han reintroducido 176 ejemplares en hábitats cuidadosamente seleccionados. La mayoría procede de cuatro centros de cría y un zoológico, y todos están provistos de un collar de seguimiento. El 60% de los linces reintroducidos han sobrevivido y unos pocos han sobrepasado todas las expectativas.

Dos ejemplares realizaron un «espectacular viaje por toda la península Ibérica», recorriendo cada uno de ellos más de 2.400 kilómetros hasta nuevos territorios, explica el biólogo Miguel Ángel Simón, director del programa de reintroducción. Su equipo trabaja de cerca con diversos terratenientes para ganarse su confianza y convencerlos de que acojan al lince en sus fincas. En 2012 la población alcanzó los 313 ejemplares –la mitad de ellos en edad de reproducción–, y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) actualizó el estatus del lince ibérico, que pasó de estar en peligro crítico a en peligro.

Cerca del olivar, me cuelo por un túnel de drenaje que pasa por debajo de la autopista. El frescor me reconforta. Los coches y camiones son la principal causa de muerte del lince, por lo que Simón y su equipo trabajan con el Gobierno para ensanchar esos túneles y convertirlos en pasos subterráneos para la fauna. Simón se agacha y señala unas huellas de animal en la arena. Algunas son de tejón, advierte, pero las otras son de lince. Es posible que Helena haya pasado por aquí hace unos minutos.

De nuevo bajo el sol andaluz, le pregunto por la opinión que los españoles tienen de su felino nativo. Él se queda callado, sorprendido por la pregunta. Todo el mundo conoce el lince ibérico, me dice; es una apreciada figura nacional.

Pero no ocurre lo mismo con la mayoría de sus parientes. 

De las 38 especies de felinos que hay en el mundo, 31 se consideran pequeños felinos

Con un tamaño comprendido entre el kilo y me­dio del gato indio y los 20 kilos del lince boreal, habitan todos los continentes excepto Australia y la Antártida y se han adaptado perfectamente a una gran variedad de entornos naturales –y cada vez más a otros no tan naturales–, desde desiertos y bosques lluviosos hasta parques urbanos. 

Lamentablemente, estos miembros menores de la familia de los félidos viven eclipsados por la larga sombra que proyectan sus parientes más cercanos, los grandes felinos: leones, tigres, leopardos, jaguares y semejantes. Estas célebres especies atraen casi toda la atención y casi todos los recursos económicos para su conservación, a pesar de que 12 de los 18 félidos más amenazados son pe­queños felinos.

Jim Sanderson, director de programas de Global Wildlife Conservation, una organización con sede en Texas, calcula que más del 99% de los fondos destinados a los félidos desde 2009 han ido a parar a jaguares, tigres y otros grandes felinos. Como resultado, muchos pequeños felinos no se han estudiado lo suficiente, o incluso en absoluto. Su habilidad para pasar desapercibidos también ha contribuido a este desconocimiento.

El gato badia, por ejemplo, que solo habita en los bosques de Borneo y es muy difícil de ver, sigue siendo tan desconocido para la ciencia como lo era en 1858, el año en que fue descubierto. Y lo único que se sabe del gato jaspeado del Sudeste Asiático proviene de un estudio basado en una sola hembra de Thailandia. «Ni siquiera sabemos lo que come», indica Sanderson.

Además, los pequeños felinos sufren otra desventaja: la gente suele verlos como versiones salvajes de sus propias mascotas. (El gato doméstico evolucionó del gato montés –del cual se considera una subespecie– en el Creciente Fértil hace unos 10.000 años). Al gran público no le «impresionan» tanto los pequeños felinos como las bestias más exóticas, apunta Alexander Sliwa, un conservador del parque zoológico de Colonia. «Esto perpetúa la situación de desconocimiento de los felinos más pequeños, y si no puedes explicar cosas sobre la biología o el estilo de vida de un felino, entonces la gente no se interesa por ellos».

Pero debería hacerlo. Los pequeños felinos son un gran hito de la evolución; son depredadores de alto rendimiento que llegaron a su plenitud hace millones de años y apenas han cambiado desde entonces. Compensan su baja estatura con valor. El gato de pies negros, por ejemplo, es el felino más pequeño de África (pesa menos de dos kilos), pero se le conoce como «tigre del termitero» porque vive en termiteros abandonados y lucha a brazo partido si se ve amenazado; incluso puede llegar a enfrentarse a un chacal. El ingenioso gato pescador del sur de Asia reside en humedales y marismas, pero puede buscarse la vida en cualquier lugar donde haya peces. Unas cámaras en el centro de Colombo, en Sri Lanka, grabaron una vez a un ejemplar robando carpas de un estanque frente a una oficina. Fue «chocante para todos nosotros –relata Anya Ratnayaka, principal investigadora del Proyecto de Conservación del Gato Pescador Urbano–. No hay ni un humedal cerca de allí».

Los pequeños felinos han adoptado muchas estrategias inteligentes para coexistir unos con otros. En Surinam, Sanderson y sus colegas sacaron fotos de animales que habitan en la misma selva tropical: el jaguar, el puma, el ocelote, el margay y el yaguarundi. Logran la convivencia «repartiéndose el espacio y el tiempo», dice este experto en pequeños felinos. Cada animal tiene su propio nicho, ya sea cazar en el suelo durante el día, como el jaguarundi, o hacerlo en los árboles de noche, como el margay.

Y aunque algunos son capaces de apresar cabras y ovejas, no suponen una amenaza para los humanos. Todo lo contrario. Como depredadores que son, suelen ocupar la cúspide de su cadena trófica, y ayudan a que los ecosistemas funcionen adecuadamente manteniendo a raya a sus presas, entre ellas muchos roedores.

De todos los continentes en los que hay felinos, Asia es el que tiene más que perder. Es el hogar del mayor número de especies de pequeños felinos –14–, y también donde son más desconocidos y donde se enfrentan a mayores amenazas.

Gran parte de las zonas boscosas del Sudeste Asiático se han urbanizado o se han convertido en extensas plantaciones de aceite de palma, un producto alimentario común cuya producción se ha duplicado en el mundo desde el año 2000. Lo más seguro es que esto haya sido devastador tanto para el gato cangrejero como para el gato pescador, ya que ambos dependen de los humedales de tierras bajas para abastecerse de peces.

La expansión de las plantaciones de aceite de palma es tan preocupante que Le Parc des Félins, un parque zoológico de las afueras de París, exhibe dos carros de la compra: uno lleno de productos elaborados con aceite de palma y el otro, de productos que no lo llevan. Los artículos de am­bos carros –helados, galletas, cereales– tienen casi el mismo aspecto. «No pedimos que la gente done dinero, sino que consuma menos aceite de palma», insiste Aurélie Roudel, una educadora de este frondoso parque de 71 hectáreas.

Otra amenaza a la que se enfrentan los pequeños felinos es el comercio ilegal de fauna y flora silvestres, sobre todo la caza furtiva destinada a obtener la piel, el pelo y otras partes del animal, declara Roudel. China es un centro de este tipo de actividad criminal. 

En la década de 1980, el gigante asiático exportó pieles de cientos de miles de gatos bengalíes, una especie que se distribuye por toda Asia. A pesar de que la demanda de pieles ha bajado considerablemente, en China se siguen apresando y matando gatos bengalíes porque estos muchas veces cazan animales de granja.

El gato bengalí es una criatura sorprendente, como descubro enseguida. Durante un lluvioso día del mes de junio, la mayoría de los residentes del parque francés se hallan acurrucados en sus cubículos, pero los dos gatos bengalíes pasean a sus anchas por el exterior. Uno de ellos hace equilibrios sobre un tronco con destreza mientras se lame una de las patas delanteras; el otro mastica largas briznas de hierba, trayendo a la memoria a mi gato de raza Maine coon. 

Entonces me acuerdo de lo que me dijo Alexander Sliwa, el conservador del zoo de Colonia: los pequeños felinos son muy distintos de los gatos domésticos, sobre todo porque están en constante movimiento. El gato de pies negros, por ejemplo, puede recorrer casi 30 kilómetros e ingerir una quinta parte de su peso corporal cada noche. A diferencia de los gatos caseros, que se pasan el día en el sofá, «no se puede permitir el lujo de holgazanear».

Tampoco pueden permitírselo los conservacionistas, quienes han empezado a sacar a ciertas especies del anonimato con la esperanza de salvarlas. En 2016 lanzaron una campaña internacional para estudiar y proteger el manul, una especie en declive nativa de Asia Central que se encuentra eclipsada por la famosa pantera de las nieves.

«Gran parte de nuestro trabajo consiste en dar a conocer el manul», explica David Barclay, coordinador del Programa Europeo de Especies en Peligro para el manul. Barclay cuenta con cierta ayuda gracias al entusiasmo que despiertan los gatos en internet. Este felino robusto y peludo se ha convertido en una estrella mediática, tanto por su expresión gruñona como por su peculiar manera de moverse en el entorno montañoso. Aunque la gente «mira los vídeos para reírse –dice Barclay–, está tomando conciencia sin darse cuenta».

Gracias a un programa de conservación japonés se ha podido estabilizar la población del gato bengalí de Japón, una subespecie de gato bengalí que solo vive en la isla Iriomote y que está en peligro crítico. Su figura luce en los autobuses públicos, e incluso hay una marca de sake con su nombre.

Y en el Parque Natural de la Sierra de Andújar, en Jaén, cerca del lugar donde vive Helena, el ecoturismo en torno al avistamiento del lince ha ido creciendo en los últimos años a la par que la caza del conejo y el ciervo, costumbres tradicionales en buena parte de España. «Somos socios –dice con ironía Luis Ramón Barrios Cáceres, dueño del complejo Los Pinos, refiriéndose al lince–. Y los turistas pagan la cuenta». Los grupos que salen para avistar linces a menudo tienen como base de operaciones ese hotel rural.

En la cercana finca Venta San Fernando, Pedro López Fernández permite la presencia de cazadores de conejos (cuando estos abundan) y de linces en su propiedad de 280 hectáreas. «El lince es una de las especies más valiosas, porque solo vive aquí», me dice López. No todos los terratenientes están de acuerdo en que se proteja a este animal. Algunos ven con recelo la intromisión de la Administración y no lo quieren en sus tierras. Pero él cree que el lince forma parte del patrimonio español y que el país debe asegurar su supervivencia.

En el Centro de Cría del Lince Ibérico La Olivilla, en las inmediaciones de la población jiennense de Santa Elena, los científicos trabajan día y noche. Sentados frente a múltiples pantallas de ordenador, los cuidadores registran el comportamiento de sus 41 linces ibéricos las 24 horas del día y los siete días de la semana. La veterinaria del centro, María José Pérez, explica las escrupulosas medidas que toman con el fin de preparar a los jóvenes para su suelta: rodean los cercados con barreras negras para que las personas queden fuera de su vista, les dan de comer conejos a través de unos tubos cubiertos de vegetación y los asustan con bocinas para que aprendan a temer a los coches.

El cuidador Antonio Esteban nos muestra un vídeo a tiempo real de una madre lince y sus cuatro crías tumbadas en el suelo, las garras pegadas a sus caras diminutas. Algún día estos individuos serán cruciales para la supervivencia de la especie, pero de momento hacen lo que a los felinos se les da mejor hacer: echar una siesta.

Imagen de portada: Gentileza National Geographic

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic España. Por Christine Dell´Amore. 3 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Animales/Mamíferos/Fotografías/Pequeños felinos/ Biología/Biodiversidad.

Introducen ADN de caimán en un pez para crear una quimera apta para consumo humano.

El objetivo es crear un híbrido resistente a las enfermedades. Los científicos han usado CRISPR para modificar el ADN de bagre.

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Si bien el bagre es un pez comestible, un gran porcentaje de la población total no sobrevive más allá de la etapa de alevines, lo que amenaza el medio ambiente y la sustentabilidad de la industria. 

Por ello, los genetistas han decidido crear bagres resistentes a enfermedades utilizando ADN de caimán con objeto de aportarles una mayor resistencia a las enfermedades y esterilidad. Estos peces algún día formarían parte de nuestra dieta.

Un grupo de científicos de la Universidad de Auburn ha publicado una investigación publicada en el servidor de preimpresión bioarXiv (y pendiente de revisión por pares), en la que explican cómo utilizaron la técnica CRISPR para modificar genéticamente el bagre con el gen de la catelicidina de un caimán. 

El gen del caimán llamado catelicidina es un gen antimicrobiano que juega un papel en la respuesta inmune innata del animal, aportando defensa extra contra varios patógenos, incluidas bacterias y virus. Se cree que la proteína antimicrobiana ayuda a los caimanes a evitar infecciones por heridas sufridas cuando los caimanes pelean y se muerden entre sí.

Usando CRISPR

Los investigadores se propusieron insertar artificialmente ese gen en los genomas del bagre para hacerlos más resistentes a las infecciones. Los científicos también trabajaron para garantizar que los peces transgénicos no pudieran reproducirse y causar daños no deseados al superar a las especies nativas en la naturaleza si tuvieran que escapar de las granjas.

El sistema CRISPR ha revolucionado la modificación de genes, haciendo que la edición de genes sea cada vez más precisa, eficiente y accesible. Los científicos utilizaron Cas9, una de las enzimas producidas por el sistema CRISPR, para integrar el gen de la catelicidina de los caimanes en el ADN del bagre. 

El resultado es que la tasa de supervivencia de los peces transgénicos de catelicidina es de 100 a 400 por ciento mayor que la de sus contrapartes nativas; esto es, e gen, que se agregó mediante CRISPR, aumentó la resistencia a las enfermedades entre los bagres en comparación con los bagres salvajes.

Bagre

BagreiStock

Los autores notaron algunas incertidumbres en el uso de la tecnología CRISPR, utilizada y estudiada principalmente en mamíferos, en peces. Sin embargo, esperan que esta edición de genes de se pueda usar junto con otras técnicas de cría de bagres para ayudar a los agricultores con sus rendimientos en las poblaciones de este pez.

El uso de CRISPR también arroja dudas sobre la viabilidad de la técnica, ya que puede resultar «demasiado difícil producir suficientes de estos peces para obtener una línea viable y genéticamente sana», dice Greg Lutz, experto en genética acuícola de la Universidad Estatal de Luisiana.

Los científicos también desean que, en el futuro, se apruebe la venta y el consumo de su bagre transgénico, aunque esto podría llevar aún bastante tiempo. Y claro, también está la aceptación por parte del público. ¿Te sentirías cómodo comiéndote un híbrido de caimán-pez?

Referencia : Generation of eco-friendly channel catfish, Ictalurus punctatus, harboring alligator cathelicidin gene with robust disease resistance by harnessing different CRISPR/Cas9-mediated systems. inhai Wang , Baofeng Su , De Xing, Timothy J. Bruce, Shangjia Li et al. BioRxiv preprint DOI: https://doi.org/10.1101/2023.01.05.522889 5 enero 2023

Imagen de portada: ABC

FUENTE RESPONSABLE: Muy Interesante. Por Sarah Romero. 7 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Animales/Genética/ADN/Alimentos/Ciencia/ Investigación

La mejor fotografía internacional se da cita en las Islas Canarias.

Con sede este año en la isla de Lanzarote, el Canarian Photo Awards recoge una selección de la mejor fotografía de naturaleza del mundo. En esta galería os mostramos las imágenes ganadoras y finalistas del certamen.

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‘Paisaje’, ‘Vida salvaje’, ‘Fotografía Nocturna y Astrofotografía’, ‘Fotografía aérea’ y, como no podía ser de otra manera, ‘Mundo Canario’, son las 5 áreas temáticas exploradas por el concurso de fotografía Canarian Photo Awards, un certamen cuyo principal objetivo es promover el respeto por la naturaleza y la sostenibilidad, nace con la ambición de consolidarse como uno de los referentes mundiales de la fotografía de naturaleza. 

En combinación con la Semana de la fotografía Canaria, celebrada entre los días 7 y 12 de febrero, entre los cursos, presentaciones y charlas de algunos de los mejores fotógrafos del mundo, la cita de este año congregará en la isla de Lanzarote a los ganadores de la presente edición del certamen, quienes en compañía de un jurado de lujo, asistirán a la entrega de algunos de los premios mejor dotados de la fotografía europea. 

Los fotografías ganadoras han sido seleccionadas entre cerca de 2.500 imágenes de fotógrafos procedentes de más de 40 países del mundo. En esta galería os mostramos una selección de las mejores instantáneas, un regalo de Canarias para el mundo. 

FOTO: SANTIAGO LEONARDO RODRÍGUEZ / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023. 1 / 32. La Hoz Y El Martillo.Fotografía galardonada con el premio absoluto de la competición. 

FOTO: MARIO CEA SÁNCHEZ / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023. 2 / 32. Trepador Azul. Fotografía galardonada con la medalla de oro en la categoría: Wildlife

FOTO: PEPE BADÍA MARRERO / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.3 / 32. Enmarcada Por La Luz. Fotografía galardonada con la medalla de plata en la categoría: Wildlife

FOTO: MARIO CEA SÁNCHEZ / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023. 4 / 32. Zorro. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Wildlife

FOTO: IGNACIO MEDEM / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.5 / 32.Grumpy Cat. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Wildlife

FOTO: SHOTA ISHINO / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.6 / 32. Jellyfish Tentacles. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Wildlife

FOTO: SOUMYA RANJAN BHATTACHARYYA / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.7 / 32.The Aura. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Wildlife

FOTO: WEINONG DUAN / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.8 / 32.I Can´t Breathe. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Wildlife

FOTO: PEPE BADIA MARRERO / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.9 / 32.Oops! Esta Mantis. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Wildlife

FOTO: WILMER VALDEZ HINOJOSA / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.10 / 32.Fuego Cruzado. Fotografía galardonada con la medalla de oro en la categoría: Canary World

FOTO: OBED GARCÍA MARTÍNEZ / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.11 / 32.Primavera Encendida. Fotografía galardonada con la medalla de plata en la categoría: Canary World

FOTO: IGNACIO MEDEM / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.12 / 32. Maspalomas Dunes. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Canary World

FOTO: CARLOS SOLINIS CAMALICH / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.13 / 32.Parque Nacional De Garajonay. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Canary World

FOTO: FABIAN ORTIZ / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.14 / 32.¡Estás Rodeado!. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Canary World

FOTO: OBED GARCÍA MARTÍNEZ / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.15 / 32.Charco Azul Y Sus Dorados Reflejos.Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Canary World

FOTO: PHUOC HOAI NGUYEN / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.16 / 32.Heart Of The Sea. Fotografía galardonada con la medalla de oro en la categoría: Aerial Drone

FOTO: AZIM KHAN RONNIE / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.17 / 32.Incense Workers. Fotografía galardonada con la medalla de plata en la categoría: Aerial Drone

FOTO: AHMAD ABBASI / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.18 / 32.Roots Of Earth. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Aerial Drone

FOTO: JUAN LOPEZ RUIZ / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.19 / 32.Playa De Sangre. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Aerial Drone

FOTO: AHMAD ABBASI / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.20 / 32.Tiny Mountains. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Aerial Drone

FOTO: ALEX CAO / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.21 / 32.Ocean Lotus Leaf. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Aerial Drone

FOTO: LUKA VUNDUK / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.22 / 32. Like Heaven The Long Wait Paid Off.Fotografía galardonada con la medalla de oro en la categoría: Landscape

FOTO: IGNACIO MEDEM / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.23 / 32.In Solidarity That Generates Beauty. Fotografía galardonada con la medalla de plata en la categoría: Landscape

FOTO: MAREK BIEGALSK / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.24 / 32.Sin título.Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Landscape

FOTO: IMANOL ZUAZNABAR GARCÍA / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.25 / 32.Fuerza. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Landscape

FOTO: UNAI LARRAYA / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.26 / 32.Espíritus De Las Nieves.Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Landscape

FOTO: ANTONIO VALENTE / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.27 / 32.Framed Nature.Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Landscape

FOTO: JUAN CARLOS PEGUERO BAETA / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.28 / 32.Corazon De Invierno.Fotografía galardonada con la medalla de oro en la categoría: Night Photography and Astrophotography

MASSIMO DI FUSCO / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.29 / 32.Ic 1396 – The Elephant Trunk Nebula. Fotografía galardonada con la medalla de plata en la categoría: Night Photography and Astrophotography

FOTO: MARC MARCO / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.30 / 32.Sa Foradada Storm.Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Night Photography and Astrophotography

FOTO: MASSIMO DI FUSCO / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.31 / 32.Ic 1805 – Heart Nebula.Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Night Photography and Astrophotography

FOTO: ALEXIS JAVIER ACOSTA SIMÓN / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023.32 / 32.El Llano De Las Ánimas. Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Night Photography and Astrophotography

Imagen de portada: LUKA VUNDUK / CANARIAN PHOTO AWARDS 2023

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic España. Por Héctor Rodríguez. 8 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Fotografías/Animales/Biodiversidad/Paisajes/

Contenido abierto

Miradas diabólicas.

Un par de caballitos del diablo de un verde vibrante parecen estar posando para la cámara y mirar directamente al fotógrafo con sus saltones ojos verdes.

El fotógrafo Alberto Ghizzi Panizza, especializado en fotografía macro capturó la imagen de los insectos en Pianura Padana, un valle en el norte de Italia.

«Los caballitos del diablo descansaban sobre una hoja para secarse las alas bajo el sol de verano antes de volar y cazar insectos más pequeños», cuenta Panizza. «Siempre es un placer observar y fotografiar estos divertidos insectos».

La belleza de los ojos de las arañas y otros insectos.

Ojo de efímeras

Los ojos en turbante posibilitan la visión en condiciones de baja iluminación. Son exclusivos del macho de algunas efímeras.

FOTO: MARTIN OEGGERLI

Ojos de mosca de la fruta

La mosca de la fruta presenta un ojo compuesto, una apretada colección de lentes independientes que le suministran una visión panelada del mundo. La ciencia sospecha que los pelos están ahí para proteger las lentes –que carecen de párpados– del polvo y las impurezas.

FOTO: MARTIN OEGGERLI

Ojo de ofiura

La especie de ofiura Ophiocoma wendtii de, una criatura estrechamente relacionada con la estrella de mar, tiene en su esqueleto unas microlentes cristalinas. Los nervios situados debajo de las microlentes transmiten la información óptica detectada hacia el resto del cuerpo.

FOTO: MARTIN OEGGERLI

Ojos de langostinos

Los langostinos tienen ojos compuestos de superposición reflectante. Antes los científicos pensaban que estos animales eran ciegos. Hoy se sabe que, aunque no forman imágenes definidas porque carecen de lentes que curven la luz como hacen los ojos de los insectos, suplen esta carencia con los diedros: unos espejos diminutos dispuestos en ángulo.

FOTO: MARTIN OEGGERLI

Ojos de arañas rojas

Las «arañas rojas», que son arácnidos pero no arañas, tienen un par de ojos en cada lado de su cuerpo que pueden detectar los colores y la luz ultravioleta. Estos ácaros se valen de su vista para localizar el envés de las hojas de sus plantas huésped y así evitar la radiación ultravioleta, que puede ser letal para ellos.

FOTO: MARTIN OEGGERLI

Ojos de pseudoescorpión

El pseudoescorpión tiene unos ojos primitivos dotados de apenas unos cuantos receptores. Algunas especies carecen totalmente de ellos y detectan la luz con unos receptores situados justo debajo de la cutícula del exoesqueleto.

FOTO: MARTIN OEGGERLI

Ojos compuestos de pentatomidae

Cada vez que la ninfa de un pentatomidae muda de piel sus ojos compuestos añaden más lentes. Los ojos compuestos son más grandes en los insectos voladores y depredadores, y más pequeños en los insectos que pasan la mayor parte del tiempo en el suelo.

FOTO: MARTIN OEGGERLI

Ojos de araña saltadora

La araña saltadora tiene un total de ocho ojos que le ofrecen un ángulo de visión de casi 360 grados. Presenta un tipo único de retina que le ayuda a calibrar las distancias. Este pequeño depredador salta distancias que superan más de diez veces su tamaño.

FOTO: MARTIN OEGGERLI

Imagen de portada: National Geographic

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic España. Por Héctor Rodríguez. 4 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Fotografía/Insectos/Animales/Ojos.