El día en que el horror de Hitchcock se hizo real en un pequeño pueblo de California.

LAS PARDELAS ENLOQUECIERON

La película ‘Los pájaros’ estaba oficialmente basada en una novela, pero dos años antes de que se estrenara sucedió un evento muy parecido que atormentó a los habitantes de una localidad.

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Hay algo en los pájaros misterioso y terrorífico. Esto debió pensar el gran Alfred Hitchcock cuando se le ocurrió la idea de aterrorizar al gran público con su famosa película, estrenada en 1963. 

Al miedo crónico hacia estos seres plumados se le conoce como ornitofobia, y seguramente años después del estreno del filme, muchos que lo habrían sufrido en silencio de pronto encontraron la causa a todos sus terrores. 

Uno de los aspectos más geniales de la filmografía de este cineasta era saber dar con elementos normales a simple vista, cotidianos (una ducha, los pájaros o una mirada indiscreta por parte de un vecino), para dotarles de un aura de misterio y horror que sin duda afectó con creces a la psique de la época. 

En un inicio se pensaba que Hitchcock se había inspirado en un relato de 1952 de la escritura Daphne du Maurier, quien también escribió otras ficciones que luego el cineasta llevaría a la gran pantalla, como Rebeca. 

Pero ya se sabe que, en no pocas ocasiones, la realidad supera a la ficción y… ¿cabría la posibilidad de que algo parecido sucediera en algún momento de la historia? 

Los pájaros, evidentemente, no tienen un carácter agresivo hacia los seres humanos, sino más bien al contrario, son esquivos y huidizos. Todo aquel que viva en ciudades de costa sabrá que puede llevarse alguna que otra sorpresa cuando hay comida de por medio con las gaviotas, pero de ahí a que ataquen sin razón…

«Cuando los habitantes de Capitola se despertaron, bandadas de aves se lanzaban en picado contra sus casas»

Sucedió el 18 de agosto de 1961 en Capitola, un pequeño pueblo rural de California, tres años antes del estreno de la afamada película. 

La especie de ave eran las pardelas (similar a una gaviota pero más grande y con una mayor habilidad para la caza acuática). Estos seres costeros se caracterizan por sumergir sus picos en el agua para pescar, solo que ese día cambiaron su zona de pesca por los tejados de los edificios y los seres humanos de aquel pequeño pueblo de Estados Unidos, como relata el diario Salon en una retrospectiva de aquella historia.

«Cuando los habitantes de Capitola se despertaron aquella mañana de niebla, bandadas de aves se lanzaban en picado contra sus casas, dando tumbos por el aire como si estuvieran borrachas o de juerga», narra el diario. «Sin embargo, a diferencia de la película, que no ofrece ninguna explicación para tal comportamiento, existe una explicación científica plausible de por qué ese día las pardelas de Capitola decidieron declararles la guerra a los seres humanos».

Así lo narraba también el diario Santa Cruz Sentinel: «Aves marinas muertas y aturdidas inundaban las aceras y carreteras». Lo peor ese día no era el hecho de que una pardela loca te mordiera o atacara, sino el asqueroso hedor que desprendía la ciudad y se metía hasta dentro de las casas. 

Plumas, heces y anchoas mal digeridas llenaban las fachadas y tejados, además de los propios cadáveres de las aves que algo muy malo les parecía haber ocurrido ante tal autodestructiva fiesta. La infraestructura eléctrica también resultó dañada, ya que atacaron las antenas de radio, el alumbrado callejero y los cables de electricidad, por lo que los ciudadanos salieron a la calle con linternas.

Un neurotóxico presente en las microalgas

Ocho personas fueron heridas por mordiscos de las aves. El sheriff del condado, sin ir más lejos, se estrelló con el coche después de ser atacado. Una señora declaró que se despertó a las seis de la mañana por unos fuertes ruidos en su puerta. Las pardelas querían pasar al interior y, como no las dejó, rociaron todo su césped de vómitos y fluidos corporales. «El olor es terrible», se quejó al periódico local. Algunos no la emprendieron contra los animales y en su lugar las socorrieron.

«Además de los vómitos, los síntomas de envenenamiento de esta neurotoxina incluyen confusión, desorientación, convulsiones…»

¿Cuál era la causa? Un estudio publicado en la revista científica Nature Geoscience explicó que existe una neurotoxina acuática que puede ser producida por microalgas marinas de las que también se alimentan aves como la pardela. «La pseudo-nitzschia era abundante durante el verano de 1961″, explica la doctora Sibel Bargu Ates, profesora de oceanografía de la Facultad de Costa y Medio Ambiente de la Universidad Estatal de Luisiana y autora principal del estudio, refiriéndose a esta neurotoxina. 

«La afluencia de las aguas superficiales oceánicas aumentó, lo que condujo probablemente a que las aguas fueran más cálidas y hubiera menos viento. Esto no solo provocó que las pardelas permanecieran más tiempo de lo habitual en California, ya que su hábitat natural es el hemisferio sur, sino que fomentó el crecimiento de esta neurotoxina en el momento

equivocado». 

«Por tanto, creemos que la pseudo-nitzschia tóxica fue probablemente la causa del extraño comportamiento y la muerte de las pardelas», concluyó la experta. «Además de los vómitos, los síntomas de envenenamiento de esta neurotoxina incluyen confusión, desorientación, convulsiones e incluso la muerte súbita». 

Pero entonces, ¿pueden existir ciertas sustancias químicas como para alterar el comportamiento de ciertas aves para hacer que se vuelvan agresivas con los humanos con tanta virulencia como sucede en la célebre película de Hitchcok? 

«No, ninguna de las acciones de los pájaros que salen en la película son exactas ni posibles», concluye Bagu. «Los animales no son violentos de por sí, pero pueden tener comportamientos agresivos si ven su supervivencia o descendencia amenazada».

Imagen de portada: Fotograma de ‘Los pájaros’ de Alfred Hitchcock. (1963).

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Por E. Zamorano. 27 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Animales/Aves/Ataques/Pardelas/Neurotoxina

Esto explica por qué los loros son tan inteligentes.

Los científicos han comprobado además que estas aves y los primates han evolucionado las mismas características de manera convergente, desarrollando capacidades cognitivas complejas en forma independiente.

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Para analizar la inteligencia de estas aves estudiaron el cerebro de 98 especies de pájaros distintos: búhos, patos, colibríes, avestruces… de la colección de la Universidad de Lethbridge en Alberta, Canadá. Y la conclusión fue toda una sorpresa: los loros, al igual que los primates, tienen muy desarrollada una región del cerebro que conecta las dos partes más grandes del mismo: la corteza y cerebelo. En aves esta región se llama Núcleo Espiriforme Medial (SpM, por sus siglas en inglés) y es exclusiva de los pájaros.

En primates la región que transfiere información entre la corteza y el cerebelo son los núcleos pontinos. Los científicos, al contrario de lo que cabría esperar teniendo en cuenta que tanto los loros como los primates tiene una inteligencia mayor a la de otras aves y mamíferos, comprobaron que los loros tienen unos núcleos pontinos pequeños, pero que habían desarrollado enormemente otra estructura que cumplía esta función: el SpM, en el tálamo. De hecho, en los loros esta zona es entre 2 y 5 veces más grande que en otros pájaros.

Pero, ¿qué significa esto y qué implicaciones tiene?

En esencia significa que tanto los loros como los primates han desarrollado las mismas características de manera independiente, lo que se conoce como evolución convergente. Como explica Cristian Gutiérrez-Ibáñez, uno de los autores de la investigación, a National Geographic España, “la evolución convergente entre loros y primates nos sugiere que una mayor capacidad de transferir información entre estas dos regiones es importante para el desarrollo de habilidades cognitivas más desarrolladas. Lo interesante es que esto ha ocurrido de manera independiente y en regiones distintas en ambos grupos”.

Así pues, estudiando el SpM en los pájaros, los investigadores esperan descubrir principios más generales de cómo interactúan estas dos regiones del cerebro, y cuál es el rol exacto de esta interacción en la inteligencia.

Ahora, explica el propio Gutiérrrez, habrá que estudiar el tamaño de esta región en especies con cierta inteligencia, como los cuervos. Los córvidos son tan inteligentes como los loros y por lo tanto uno esperaría que también tuvieran un SpM grande”, señala. Analizar más a fondo esta estructura puede aportar luz sobre el órgano más fascinante de la naturaleza. 

Es por ello que, tal y como nos explica el propio investigador, “en el futuro planeo hacer experimentos en loros y otros pájaros para determinar la función de este núcleo. Por ejemplo, lesionándolo y ver como esto afecta el comportamiento”.

Qué convierte a los loros en las aves de compañía más populares (Por Christine Dell’Amore

Los loros y aves afines cantan, bailan, nos imitan y nos roban el corazón. Pero su popularidad es también una amenaza.

De vez en cuando los cantos de un solista que está ensayando se cuelan por los exuberantes aviarios del Umgeni River Bird Park. ¿Y quién es la prima donna en cuestión? Una amazona frentiazul llamada Molly que aprendió a hacer escalas de su antiguo dueño. Muchos de los loros y aves afines que hay en este zoo y centro de cría de Durban, en Sudáfrica, son ejemplares rescatados, abandonados por gente no preparada para las dificultades que supone tener un ave grande y delicada. Los loros y demás psittaciformes no solo son ruidosos y traviesos; algunos son tan inteligentes como un niño de tres años, y algunos pueden vivir hasta los 80 años.

Aun así, su atractivo –el ecólogo Stuart Marsden califica a los loros y afines como «los humanos del mundo de las aves»– puede ser irresistible. Son aves muy sociales e inteligentes que crean fuertes vínculos con sus propietarios. Si a eso su­mamos su capacidad para imitar las voces humanas, no es casualidad que posiblemente sean las aves de compañía más populares del mundo.

Cacatúa gangang

La cacatúa gangang es una de las más o menos 20 especies de cacatúas que existen. La mayoría vive en Australia.

Foto: Joel Sartore. Fotografías tomadas en el Zoo de Indianápolis

Lorito de Edwards

Pinceladas de vivos colores enmarcan el ojo de un lorito de Edwards, que se alimenta de higos y otros frutos, néctar y tal vez insectos. Este llamativo habitante de los bosques también se siente cómodo cerca de las poblaciones humanas de Indonesia y Papúa y Nueva Guinea.

Foto: Joel Sartore, fotografía tomada en Loro Parque Fundación, islas Canarias

Loros negros

Los loros negros tienen una vida amorosa muy ajetreada: las hembras persiguen y se aparean con múltiples machos. Esta conducta propia de la población de Madagascar podría ser una respuesta a la escasez de alimentos, dado que los machos alimentan a las hembras durante el cortejo.

Foto: Joel Sartore, fotografía tomada en el Loro Parque Fundación, islas Canarias

Sin embargo, en algunos casos esa popularidad los está perjudicando. Pese a los sólidos programas de cría que hay por todo el mundo, se siguen capturando ilegalmente del medio natural. Una razón es que las bandas criminales que han ganado miles de millones de euros con el tráfico de animales como elefantes y rinocerontes han añadido estas aves a su lista. Se sabe de cacatúas enlutadas que han alcanzado un precio de casi 25.000 euros en el mercado negro.

Lori rojo

Lori rojo

El lori rojo, de amplia área de distribución, ha logrado librarse de la extinción a pesar de que solía capturarse para el mercado internacional de mascotas

Foto: Joel Sartore

Periquito turquesa

Periquito turquesa

El periquito turquesa de Australia estuvo a punto de desaparecer a principios del siglo XX, pero ha reaparecido

Foto: Joel Sartore

«Si te compras un loro en Estados Unidos, la probabilidad de que haya sido criado en cautividad es del 99 %», dice Donald Brightsmith, zoólogo de la Universidad de Texas A & M dedicado al estudio de los guacamayos de Perú. Pero «si estás en Perú, Costa Rica o México, la probabilidad de que sea un ejemplar salvaje capturado es del 99%».

La demanda de mascotas, sumada a la deforestación y la pérdida de hábitat, es la principal causa de que los loros y afines estén en peligro de extinción. De las aproximadamente 350 especies que hay, todas menos cuatro requieren protección según la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES).

La especie más codiciada es, con diferencia, el loro yaco, el más parlanchín de todos. Según la CITES, durante las últimas cuatro décadas al me­nos 1,3 millones de estos loros africanos se han exportado legalmente desde los 18 países en donde habitan. Pero probablemente cientos de miles más hayan muerto durante el viaje o hayan sido arrebatados de los bosques lluviosos de África occidental y central.

 Aratinga de Finch

Aratinga de Finch

Debido a su preferencia por las lindes de los bosques, a la aratinga de Finsch le ha beneficiado la deforestación.

Foto: Joel Sartore

Guacamayo barbiazul

El guacamayo barbiazul, el peligro crítico, depende en gran medida de una única especie de palmera del noroeste de Bolivia.

Foto: Joel Sartore

El mercado principal se sitúa en Sudáfrica, el mayor exportador de loros yacos. Tradicionalmente, la mayoría de los pedidos llegaban desde Estados Unidos y Europa, pero el temor a la gripe aviar y las leyes que restringen el tráfico de aves han acabado con estos mercados. Y el vacío lo ha llenado Oriente Próximo, región a la que Sudáfrica exportó miles de loros yacos en 2016.

Aquel año la CITES tomó la controvertida decisión de añadir el loro yaco al Apéndice I, categoría que incluye las especies en peligro de extinción. Para seguir exportando, ahora los criadores deben demostrar a los inspectores de la CITES que sus loros yacos se han criado en cautividad y no han sido capturados en la naturaleza. La mayoría de los pollos nacidos en cautividad llevan en la pata un anillo identificador permanente. Es posible que los traficantes ilegales hayan descubierto un modo de anillar ejemplares salvajes, así que no siempre es fácil distinguir unos de otros. Pero podría haber una solución.

Papagayo alirrojo

Papagayo alirrojo

Los machos de papagayo alirrojo de Australia, Indonesia y Papúa y Nueva Guinea tienen un colorido fascinante, pero es posible que las hembras perciban aún más colores que nosotros. Al igual que muchas otras aves, esta especie puede ver la luz ultravioleta. Algunas plumas emiten fluorescencia cuando se exponen a la luz ultravioleta, lo que hace pensar que las aves usan un complejo espectro de longitudes de onda para comunicarse con sus potenciales parejas.

Foto: Joel Sartore, tomada en el Loro Parque Fundación, islas Canarias

Loro ecléctico

Una hembra de loro ecléctico dedica una burlona mirada a la cámara. Aunque entre las aves los machos suelen ser más vistosos que sus parejas, en el caso de esta especie es la hembra la que ostenta un llamativo plumaje rojo, mientras que el macho luce un color verde más apagado.

Foto: Joel Sartore, foto tomada en el Zoo de Palm Beach, Florida

Investigando diferentes perfiles genéticos, científicos de la Universidad de KwaZulu-Natal, en Sudáfrica, esperan desarrollar un método genético para determinar si un ave es salvaje o criada en cautividad. Este estudio podría conducir a un test que permita al criador, al comprador o al inspector del aeropuerto tomar una muestra de un ejemplar y descubrir su origen de forma inmediata. Un enfoque similar se basa en el uso de isótopos químicos en las plumas de los loros para descubrir su dieta y así determinar su lugar de origen.

Cotorra cariñosa

Cotorra cariñosa

Con su cabeza rosada y su llamativo canto, la cotorra cariñosa ha sido un apreciado animal de compañía durante siglos, en especial en Europa. Capturada sobre todo en los bosques de Birmania y Thailandia, hoy se la considera una especie casi amenazada de extinción.

Foto: Joel Sartore. Fotografías tomadas en Loro Parque Fundación, islas Canarias

Lori de Biak

El lori de Biak suele avistarse junto a otras especies de loros y afines en ruidosas bandadas.

Foto: Joel Sartore

Loros yacos

Loros yacos

Los loros tacos aprenden a hablar igual que los niños: utilizan la lengua para reproducir las palabras que oyen. Los experimentos realizados con Alex, un ejemplar famoso por su agudeza, demostraron que era capaz de comprender el concepto de cero.

Foto: Joel Sartore. Fotografa tomadas en Parrots in Paradise, Australia

En los últimos años se han producido algunos avances prometedores: Arabia Saudí y la Unión de Emiratos Árabes –países que al principio se negaban a implantar las restricciones de la CITES– han anunciado que dejarán de importar loros yacos salvajes.

También ha habido éxitos en el ámbito de la conservación. Un ejemplo es el de la amazona puertorriqueña, especie en peligro crítico que llegó a contar con solo 13 individuos en la década de 1970. Entonces se lanzó un programa de cría en cautividad y se instalaron cajas nido hechas con tubos de PVC. Ahora hay cientos de ejemplares salvajes y cautivos, aunque dos huracanes en 2017 causaron un retroceso en la población.

Según los conservacionistas, el desafío a largo plazo es convencer a la gente de que estas aves son algo más que esos divertidos compañeros de los piratas, en cuyos hombros van posados, o que unas mascotas que cantan canciones y sueltan tacos desde una jaula. Son cientos de especies que viven en libertad en casi todos los continentes, un conjunto de aves ruidosas y coloridas que en poco tiempo podrían desaparecer.

Imagen de portada: Loros posados sobre una rama.Foto: Gtres

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic España. Por Javier Flores. Director Digital. 15 de noviembre 2022.

Pájaros/Aves/Cerebro/Biología/Inteligencia.

Hallan nueva especie de pájaro que vive «en medio del océano» y que desconcierta a los científicos.

Un grupo de investigadores descubrió al rayadito subantártico, un pequeño pajarito que vive en las Islas Diego Ramírez, un inhóspito lugar ubicado a unos 100 kilómetros al sur del Cabo de Hornos en donde no hay árboles.

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En un pastizal escaso y azotado por el gélido viento extremo de una de las zonas más australes del planeta vive un diminuto pájaro cuya tranquila vida ha sorprendido a los científicos, y ha demostrado la importancia de estudiar lugares tan remotos como estos.

En las Islas Diego Ramírez, a 100 kilómetros del sur del Cabo de Hornos chileno, un grupo de científicos ha identificado al rayadito subantártico (Aphrastura subantarctica), un pájaro marrón de 16 gramos con rayas negras y amarillas, y un gran pico, según detalla un estudio publicado recientemente por la revista Nature.

Un ave que logró sobrevivir «en medio del océano»

El descubrimiento ha dejado desconcertados a los científicos, ya que el rayadito subantártico, que se parece a otra especie que habita en los bosques del sur de la Patagonia y anida en las cavidades de los troncos, fue encontrado «viviendo en un lugar sin árboles».

«Aquí no hay arbustos ni especies arbóreas. Literalmente, en medio del océano, un ave forestal ha logrado sobrevivir», exclamó uno de los autores principales Ricardo Rozzi, académico de la Universidad de Magallanes de Chile y director del Centro Internacional Cabo de Hornos para Estudios de Cambio Global y Conservación Biocultural (CHIC).

mauricio alvarez a

@arbalbel

Feliz de ver en tantos medios nacionales e internacionales la publicación de investigadores del CHIC, con ilustraciones mías, de la nueva subespecie de Rayadito Subantártico (Aphrastura subantarctica) del Parque Marino Islas Diego Ramírez-Paso Drake, Cabo de Hornos.

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8:44 p. m. · 29 ago. 2022·Twitter for iPhone

El hallazgo es el fruto de un arduo trabajo de una investigación de seis años en la que el diminuto pájaro se convirtió en una «obsesión» para los investigadores, agregó Rozzi.

Se confirmó que es una especie diferente

Rodrigo Vásquez, biólogo de la Universidad de Chile y coautor, dijo que los estudios genéticos confirmaron que la especie recién descubierta «difiere en una mutación del resto de las especies del rayadito clásico», además de poseer otras diferencias de forma y comportamiento.

Los investigadores dijeron que habían capturado y medido 13 ejemplares en la isla: «Las aves de la población de Diego Ramírez eran significativamente más pesadas y más grandes (con un pico más largo y ancho y tarsos más largos), pero tenían una cola mucho más corta», describieron los expertos.

Para Rozzi, la especie podría convertirse en «un símbolo que contribuirá al conocimiento» de las poco conocidas Islas Diego Ramírez.

Imagen de portada: Rayadito subantártico.

FUENTE RESPONSABLE: Bioguia. 31 de agosto 2022.

Aves/Ciencia/Océanos/Naturaleza

 

La laguna salobre más grande de sudamérica se convierte en el nuevo parque nacional de Argentina. Parte 2/2

Mar de Ansenuza

Un aguará guazú (Chrysocyon brachiurus) intenta ocultarse entre los juncos. Los Bañados del Río Dulce concentran buena parte de la población de esta especie cuya supervivencia está en peligro en Argentina. Foto: Yanina Druetta.

El paisaje, los caminos y hasta la cultura cambian en pueblos como La Rinconada, Rosario del Saladillo o Puesto de Castro. El ripio sustituye al asfalto, los arbustos muestran su carácter espinoso y el confort desaparece en la orilla menos favorecida de la laguna. La alta salinidad de los suelos prácticamente los inhabilita para la producción agropecuaria y todo recuerda la cara más árida del Chaco, ecorregión en la cual Córdoba queda incluida, más allá de que apenas queden pequeños parches de bosque nativo.

El coche avanza por el camino polvoriento, cada tanto una columna de humo se recorta en el horizonte. La quema de pastos para alentar el rebrote es una práctica ancestral, pero también un peligro. “Los incendios, debido a las quemas descontroladas, son los problemas más graves de ese sector porque de esa manera se homogeniza el paisaje y se pierde diversidad”, analiza Laura Josens.

La creación de la Reserva Nacional no impedirá que los campesinos continúen usando el fuego, pero el desafío será lograr que lo hagan dentro de un orden establecido. “Habrá que controlar cuándo, cómo y qué parte queman, pero la idea es que el parque sea desarrollo y no prohibición, que no cierre ninguna puerta sino que abra nuevas oportunidades”, sostiene Novarino, que es asistente en el equipo de Aves Argentinas, y pone un ejemplo: “Nuestra misión es hacerle ver a la señora que nos invita a comer una empanada o una torta asada que se las podrá ofrecer y vender al turista que venga a observar pájaros cuando el parque quede abierto al público”.

En los bosques espinosos del lado norte de “la mar” suele escucharse el sonido metálico del canto del gallito de collar (Melanopareia maximiliani). Foto: Yanina Druetta.

El coipo (Myocastor coypus), una nutria roedora, es un habitante habitual de los humedales sudamericanos. Foto: Yanina Druetta.

Miramar, el pueblo que resurgió del agua

El ecoturismo de naturaleza es, sin duda, la gran apuesta de todos los implicados en la promoción del flamante espacio protegido. Lo saben a la perfección en Miramar porque, desde siempre, han vivido del atractivo que la laguna ofrece a los visitantes. “En los años setenta, que fue la época dorada, venían 50.000 personas los fines de semana”, recuerda Matías Michelutti. La bonanza acabó de pronto. Entre 1976 y 1978 la laguna duplicó su tamaño e inundó el pueblo: el 90 % quedó bajo las aguas, incluyendo 102 de los 110 hoteles existentes y de los 5000 residentes habituales apenas quedaron 1200. Solo a partir de 2004 Miramar comenzó a resurgir y ahora la declaración del parque nacional renueva y multiplica las ilusiones.

“Cuando en La Paquita comenzamos a hablar de la explotación turística de la naturaleza la gente dudaba porque creía que no teníamos nada que mostrar. Siempre vimos la laguna como nuestro patio trasero y prácticamente nadie tenía conciencia de lo importante que era la biodiversidad que existía a ocho kilómetros de nuestras casas. Ahora ya tenemos dos emprendimientos de turismo rural”, se entusiasma Juan Carlos Mendoza, director de Turismo y Ambiente del municipio.

Los camarones son el principal alimento de las espátulas rosadas (Platalea ajaja) que pueden hallarse en las cercanías de la costa. Foto: Yanina Druetta.

Situada al este de la laguna, la ciudad de Morteros se jacta de tener los mejores atardeceres de Ansenuza. Con 25 000 habitantes, se trata de la localidad más poblada de la región. Foto: Maximiliano Novarino.

En Ansenuza, la conservación va necesariamente de la mano con el desarrollo sustentable. “El parque es un gran aporte a la lucha contra el cambio climático y representa además el cuidado de áreas que funcionan como grandes sumideros de carbono. Su nacimiento representa, al mismo tiempo, la oportunidad de poner en marcha un sin número de actividades sustentables en la región”, precisa Scotto, el encargado de las cuestiones ambientales en la provincia.

Claro que la esperanza de progreso conlleva a la vez retos y amenazas que habrá que sofocar. “El plan de gestión y manejo del agua será clave. Hay que ordenar el uso público del territorio con estudios previos de impacto ambiental y capacidad de carga. Mi miedo es que quieran aprovecharse los recursos en el corto plazo sin pensar en el largo”, dice la doctora Josens.

La intención de generar un desarrollo sustentable para los pueblos que rodean “la mar” tiene su eje en el turismo de naturaleza. Las cabalgatas entre matorrales, arbustos y espinillos es una de las actividades predilectas. Foto: Maximiliano Novarino.

El caudal de los ríos es la gran preocupación

Los principales riesgos para Ansenuza guardan relación con la cantidad de agua que transportan los ríos que la nutren. Tanto el Salí-Dulce, que atraviesa las ciudades de San Miguel de Tucumán, Santiago del Estero, La Banda y las termas de Río Hondo; como el Suquía, que transita por la ciudad de Córdoba, una de las tres más pobladas del país, van perdiendo caudal durante su recorrido a partir de canalizaciones, embalses y extracciones de agua para uso urbano o de actividades agropecuarias. “Habría que reactivar el Comité de Cuenca porque la posibilidad de construir un nuevo dique sobre el río Dulce está en carpeta, y haría peligrar el caudal ecológico mínimo que necesita la laguna para subsistir”, asegura Josens.

La posibilidad de contaminación por basuras y efluentes cloacales es una amenaza añadida. Hasta ahora, la alta salinidad de la laguna (80 gramos por litro, mucho mayor que la del mar), derivada de la evaporación que produce la fuerte irradiación solar, parece “defender” la limpieza de las aguas, “pero el riesgo de que una alteración del pH afecte la proliferación del fitoplancton o una mortandad de peces en los ríos siempre está latente”, remarca Josens.

Decenas de miles de falaropos tricolor llegan cada verano a Ansenuza procedentes de América del Norte. Sus enormes bandadas deleitan la vista de los visitantes. Foto: Yanina Druetta.

La brasita de fuego (Coryphospingus cucullatus) es una pequeñísima ave paseriforme con un canto muy peculiar que puede oírse en los alrededores de la laguna. Foto: Yanina Druetta.

Los residuos que generan las localidades que rodean “la mar” es otro punto crucial. Salvo el municipio de La Para, que posee una modélica planta de tratamiento, los basurales a cielo abierto son norma en el resto. “Todas las comunidades —asegura Juan Carlos Mendoza— estamos en camino de erradicarlos gracias a una planta de tratamiento que comenzará a funcionar en Porteña”. En cualquier caso, la toma de conciencia ambiental es todavía muy reciente. “En Morteros empezamos a trabajar el tema en 2019”, acepta Maximiliano Novarino. Aun así, la colocación de contenedores de basuras en la orilla, las campañas de limpieza y la promoción de un cambio de hábitos, como no encender fuego para hacer asados en la costa, van dando frutos.

Un período seco como el actual es ideal para los flamencos porque la escasa profundidad de las aguas les facilita el acceso a la artemia salina, su crustáceo preferido, y les ofrece islotes descubiertos para hacer sus nidos. En tiempos de lluvia, el pejerrey (Odontesthes bonariensis) coloniza el lugar, para el disfrute de las aves que se alimentan de peces, como la gaviota cocinera. En los días de viento, las olas sacuden las aguas y las tablas de windsurf corren sobre ellas.

El Mar de Ansenuza es un organismo vivo que puede aumentar o reducir su tamaño en 20 o 25 kilómetros de largo y de ancho, que se transforma y palpita. El desarrollo social de quienes viven a su alrededor es un reto; la conversión en Parque y Reserva Nacional es la garantía para alcanzarlo conservando su salud y su riquísima biodiversidad.

Una comadreja overa o zarigüeya (Didelphis albiventra) descansa entre las ramas de un árbol. Foto: Yanina Druetta.

Una parina grande o flamenco andino (Phoenicoparrus andinus) despliega toda su plasticidad en el vuelo. Los períodos de sequía multiplican la presencia de la especie en Ansenuza. Foto: Yanina Druetta.

Imagen de portada: : Un grupo de flamencos australes (Phoenicopterus chilensis) se alinea en el frente de la laguna. Esta especie puede verse todo el año en Ansenuza ya que tiene allí sus áreas de nidificación. Foto: Yanina Druetta.

FUENTE RESPONSABLE: Mongabay. Por Rodolfo Chisleanschi. 4 de julio 2022.

Medio Ambiente/Naturaleza/Ecología/Argentina/Laguna de agua salada/Aves/Animales/Reserva Natural.

 

La laguna salobre más grande de sudamérica se convierte en el nuevo parque nacional de Argentina. Parte 1/2

  • Mar de Ansenuza, la nueva área protegida, ocupa unas 600.000 hectáreas, tamaño equivalente a los grandes parques argentinos, como Nahuel Huapi, Iguazú o Los Glaciares.
  • Cientos de miles de aves migratorias llegadas desde Norteamérica, tres especies de flamencos y una multitud de otros seres alados se reúnen en este espejo de agua que se abre en el centro del país.
  • La apuesta por el desarrollo sustentable de una región con muchas diferencias entre las orillas norte y sur de la laguna y el trabajo consensuado con las comunidades locales son una parte fundamental del proyecto.

Una nube de minúsculos seres alados se desplazan a toda velocidad sobre el agua. Avanzan, giran y retroceden con asombrosa armonía. “Son falaropos nadadores (Phalaropus tricolor), aves de no más de 25 centímetros que cada temporada llegan por cientos de miles a la laguna”, comenta la doctora Laura Josens, bióloga y coordinadora territorial del Programa Tierras de la organización no gubernamental Aves Argentinas. Los flamencos, inmutables ante semejante despliegue, ni los miran.

El escenario del espectáculo es Mar Chiquita, la quinta laguna de agua salobre más grande del mundo, la primera de Sudamérica, un gigantesco humedal que acaba de transformarse en el Parque y Reserva Nacional de Ansenuza y en donde las aves son sin duda las grandes estrellas. Ejemplares de más de 300 especies se reúnen en verano, cuando arriban aquellas que viajan cada año, principalmente desde Norteamérica.

Aquí se dan cita tres de las seis variedades de flamencos que existen en el planeta —el de James o parina chica (Phoenicoparrus jamesi), el andino o parina grande (Phoenicoparrus andinus) y el común o austral (Phoenicopterus chilensis)— junto al 36 % de la avifauna del país y el 66 % del total de aves migratorias y playeras.

A la izquierda un flamenco austral; a la derecha, una parina chica (Phoenicoparrus jamesi)  y sobre ellos un tero (Vanellus chilensis). Tres especies diferentes en apenas un metro de agua de la laguna. Foto: Yanina Druetta.

Punto final de la mayor cuenca endorreica de la Argentina (es decir, que no tiene salida fluvial al océano), el también llamado Mar de Ansenuza (diosa de las aguas para los pueblos originarios que habitaban la región) es el corazón de un área que incluye a los bañados del río Dulce, espacio de muy difícil acceso que concentra una riquísima diversidad en sus 50 kilómetros de ancho y es el hábitat ideal para el aguará guazú (Chrysocyon brachyurus), un cánido en peligro de extinción en el país, así como para yaguarundi (Herpailurus yagouaroundi), coipos (Myocastor coypus), tortugas terrestres, carpinchos, zorros, hurones, corzuelas o peludos.

Las cámaras trampa de la organización Natura Internacional —participante destacada en la creación del parque— descubrieron incluso la presencia del aguará popé (Procyon cancrivorus), mapache americano que se suponía extinto en la provincia.

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https://youtu.be/17t6b7WlNZE?t=2

Trabajo mancomunado en torno a “la mar”

El Dulce (llamado Salí en su curso superior) es el eje principal de la cuenca y aporta el 80 % del líquido que alimenta la laguna. El 20 % restante llega desde el sur a través de los ríos Suquía y Xanaes. Entre los tres se ocupan de rellenar una superficie de amplitud muy cambiante. “Actualmente estamos en un período de seca y el espejo de agua ha retrocedido mucho. Debe rondar las 400 000 hectáreas, pero en 2003 o en 2015 alcanzó el millón”, indica Matías Michelutti, bisnieto de quien fue primer alcalde de la localidad de Miramar, la única con acceso directo a lo que en la zona denominan “la mar”: “No debe ser fácil trazar los límites de un Parque Nacional con una dinámica tan fluctuante”, subraya.

En efecto, los límites de las nuevas áreas protegidas son, en buena medida, líneas en el aire determinadas luego de un largo proceso de estudios técnicos y catastrales, obligados por las particularidades del entorno. “En la orilla sur hay campos privados que hace 30 años están bajo el agua y se decidió que el parque comience justo donde terminan esos terrenos. Hacia el norte, donde las formas y condiciones de vida son muy diferentes, era necesario garantizar que la gente pudiera continuar con sus actividades económicas habituales, y por eso se le dio el carácter de Reserva Nacional”, explica Juan Carlos Mendoza, actual director de Turismo y Ambiente de La Paquita, municipio de 1056 habitantes, uno de los 21 que rodean “la mar”.

Para complicar aún más los mapas, ambos espacios se solapan con la Reserva Provincial de Usos Múltiples que se extiende hacia el norte. “Este es uno de los mejores ejemplos de trabajo mancomunado y participativo en la declaración de un área protegida, porque además del apoyo del gobierno y de toda la Legislatura provincial de Córdoba han intervenido las comunidades que habitan el territorio y muchas organizaciones no gubernamentales”, se enorgullece Hernán Casañas, director ejecutivo de Aves Argentinas, entidad que en 2015 decidió impulsar un proyecto en el que por entonces muy pocos creían.

“Este es un hecho de trascendencia internacional, un gran paso en la conservación de un ecosistema maravilloso”, afirma con indisimulada satisfacción Juan Carlos Scotto, Secretario de Ambiente de Córdoba. No le faltan razones para sostener su argumento, ya que varias organizaciones internacionales han participado en la creación del parque, interesadas en apoyar las migraciones de especies que pueblan los lagos de Estados Unidos y Canadá.

El aporte de la Wyss Foundation —5,8 millones de dólares— es el principal sostén financiero para dar los primeros pasos en el desarrollo del área. “Destinaremos una parte a la compra de tierras alrededor de la laguna que donaremos a la Administración de Parques Nacionales, y otra para establecer las infraestructuras básicas: casas para los guardaparques, señalización, cartelería, senderos, vehículos…”, señala Casañas.

Los llamativos colores del pico caracterizan a la gallineta de pico pintado (Pardirallus sanguinolentus), una de las más de 300 especies que tienen su hogar en la laguna. Foto: Yanina Druetta.

En su tramo final, el río Dulce da lugar a un sistema de bañados que ocupa prácticamente todo el sector norte de la Reserva Nacional. Es allí donde los campesinos llevan su ganado en la temporada seca. Foto: Yanina Druetta.

Pobreza al norte, desarrollo en el sur

El guardaparques Matías Carpineto, quien ya estaba coordinando las tareas en el lugar y desde principios de julio es el intendente de la nueva área protegida, es decir, la persona que a cargo de toda la organización y control del parque, comenta: “El área ocupa la máxima categoría de complejidad en la clasificación de los parques argentinos. Esto se debe a su tamaño, a la cantidad de municipios que rodean la laguna y al fuerte componente social que es parte central del proyecto”.

Ansenuza es una entidad que verdaderamente divide aguas. En todo el anillo sur se ubica una de las principales cuencas lecheras de la Argentina: “En nuestra ciudad hay 250 tambos (corrales de ordeña) que emplean a 50 personas cada uno, generando una enorme actividad económica”, puntualiza Maximiliano Novarino, director de Turismo de Morteros, la localidad más poblada de la región.

Una situación diferente se vive en el arco norte, donde decaen dramáticamente los niveles de desarrollo en infraestructuras, servicios y densidad habitacional: “Los campesinos de esa zona viven de una ganadería extensiva muy limitada por las dificultades de acceso al agua potable y su renta per cápita es muy, muy baja”, señala Carpineto.

En períodos de sequía la laguna retrocede y deja tras de sí amplias playas de sal. Son el resultado final de un proceso que comienza con la evaporación del agua debido a la potente radiación solar. Foto: Yanina Druetta.

Imagen de portada: : Un grupo de flamencos australes (Phoenicopterus chilensis) se alinea en el frente de la laguna. Esta especie puede verse todo el año en Ansenuza ya que tiene allí sus áreas de nidificación. Foto: Yanina Druetta.

FUENTE RESPONSABLE: Mongabay. Por Rodolfo Chisleanschi. 4 de julio 2022.

Medio Ambiente/Naturaleza/Ecología/Argentina/Laguna de agua salada/Aves/Animales/Reserva Natural.

 

Aves de Norteamérica.

Fotografía ornitológica

Los ganadores de la duodécima edición de los Audubon Photography Awards nos muestran un año más la belleza de la fauna aviar de América del Norte.

Si te interesa profundizar sobre esta entrada; cliquea donde se encuentra escrito en “negrita”. Muchas gracias.

La National Audubon Society acaba de dar a conocer las fotografías y vídeos ganadores de su prestigioso concurso, los Premios de Fotografía Audubon 2021, centrado en la fotografía ornitológica. Divididos en 5 categorías diferentes, los trabajos galardonados en la que se establece como la duodécima edición del certamen han sido seleccionados entre las más de 2500 entradas presentadas al concurso por fotógrafos procedentes de todos los Estados Unidos y algunas partes de Canadá. 

Este año y por primera vez, el certamen ha contado además con una categoría especial bautizada como Female Bird Prize, que nace con el objetivo de llamar la atención sobre las aves hembra, las cuales a menudo son subestimadas y pasan desapercibidas tanto en la fotografía de aves como en la conservación de las mismas. También con una nueva categoría de vídeo, la cual tiene el fin de iluminar las formas únicas y fascinantes en que las aves se comportan e interactúan entre ellas y sus entornos. Las fotografías y vídeos ganadores aparecerán en la edición de verano de 2021 de la revista de la institución. Mientras tanto, en esta galería fotográfica os mostramos los mejores trabajos presentados al concurso. 

Correcaminos grande - Geococcyx californianus

1 / 11 –Correcaminos grande – Geococcyx californianus  Fotografía ganadora absoluta de la competición

Los Novios Ranch, Cotulla, Texas

En medio de un baño de polvo vespertino, un correcaminos grande se alza orgulloso, iluminado a contraluz por el sol. La luz brillante y dorada expone las plumas de su cola de puntas blancas que contrastan con las suaves plumas que se abren en abanico desde los lados. El polvo de un reciente vuelco en la tierra permanece en el aire.

Foto: Carolina Fraser/Audubon Photography Awards/2021 Grand Prize

Grulla canadiense - Antigone canadensis

2 / 11Grulla canadiense – Antigone canadensis

Fotografía ganadora absoluta en la categoría: Amateur

Johns Lake, Winter Garden, Florida

Este pollo recién nacido de grulla canadiense descansa sobre su madre con el cuerpo enroscado alrededor de su cabeza coronada de rojo. El cuerpo esponjoso naranja y blanco del pequeño contrasta con las plumas gris azuladas de la madre.

Foto: Robin Ulery/Audubon Photography Awards/2021 Amateur Award Winner

Halcón peregrino - Falco peregrinus

3 / 11Halcón peregrino – Falco peregrinus

Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Amateur

La Jolla Cove, California, Estados Unidos

En lo alto de un acantilado rocoso, un halcón peregrino se posa con un pájaro carpintero de cresta roja entre sus garras ensangrentadas. El halcón, color canela y gris oscuro, sostiene una pluma en su pico mientras otras dos de color blanco y negro lucen surcando el aire ensangrentadas.

Foto: Tom Ingram/Audubon Photography Awards/2021 Amateur Honorable Mention

Tordo sargento - Agelaius phoeniceus

4 / 11-Tordo sargento – Agelaius phoeniceus

Fotografía ganadora en la categoría: Plants for Birds

Blue Sea, Quebec, Canadá

Con el pico inserto en una flor amarilla parcialmente abierta que emerge del agua, una hembra de tordo sargento se mantiene en equilibrio sobre un nenúfar con las alas parcialmente extendidas, revelando el toque de rojo de sus hombros.

Foto: Shirley Donald/Audubon Photography Awards/2021 Plants For Birds Award Winner

Aguilucho de Hudson - Circus hudsonius

5/11 – Aguilucho de Hudson – Circus hudsonius

Fotografía ganadora en la categoría: Female Bird Prize

Coyote Hills Regional Park, Fremont, California, Estados Unidos

Una hembra de aguilucho de Hudson vuela sobre un humedal, con sus amplias alas levantadas sobre la cabeza. Su larga cola rayada de blanco y marrón se extiende como un abanico, con la cara redonda hacia abajo.

Foto: Elizabeth Yicheng Shen/Audubon Photography Awards/2021 Female Bird Prize

Colibrí de Ana - Calypte anna

6 / 11- Colibrí de Ana – Calypte anna

Fotografía ganadora en la categoría: Fisher Prize

Claremont Canyon Regional Preserve, Berkeley, California, USA

Más de una docena de flores púrpuras en una planta de Orgullo de Madeira oscurecen todo menos un ala borrosa y un ojo de un Colibrí de Anna. El colibrí se enfrenta al espectador con su ojo claramente visible entre dos flores, pareciendo estar haciendo contacto visual con el fotógrafo.

Foto: Patrick Coughlin/Audubon Photography Awards/2021 Fisher Prize

Cardenal norteño - Cardinalis cardinalis

7 / 11Cardenal norteño – Cardinalis cardinalis

Fotografía ganadora en la categoría: Profesional

Rural Muskegon County, Michigan, Estados Unidos.

El cardenal norteño macho parece flotar sobre el suelo nevado. Las plumas de la cresta de su cabeza son arrastradas hacia atrás por el viento mientras vuela de perfil frente a los tallos grises de las plantas. Las tres plumas de las alas del pájaro tocan la alfombra blanca de nieve y su sombra se conecta por debajo.

Foto: Steve Jessmore/Audubon Photography Awards/2021 Professional Award Winner

Colibrí de Ana - Calypte anna

8 / 11-Colibrí de Ana – Calypte anna

Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Plants for birds

Quilcene, Washington, Estados Unidos

La parte superior cilíndrica y marrón de una espadaña se erige en posición vertical mientras un colibrí de Anna verde de la mitad de su tamaño arranca las fibras de las semillas y su pelusa se extiende desde el pico hasta la parte superior de la planta.

Foto: Karen Boyer Guyton/Audubon Photography Awards/2021 Plants For Birds Honorable Mention

Ratonero de cola roja - Buteo jamaicensis

9 / 11- Ratonero de cola roja – Buteo jamaicensis

Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Profesional

Kensington Metropark, Milford Township, Michigan, Estados Unidos.

Un ratonero de cola roja sostiene una ardilla con la boca abierta en sus garras amarillas. La cabeza de la rapaz se inclina hacia abajo mientras mira a su presa. 

Foto: Steve Jessmore/Audubon Photography Awards/2021 Professional Honorable Mention

Correlimos oscuro - Calidris maritima

10 / 11- Correlimos oscuro – Calidris maritima

Fotografía ganadora en la categoría: Youth

Rockport, Massachusetts. Estados Unidos.

En una orilla rocosa y húmeda, un correlimos oscuro se sienta con su pico escondido debajo de su ala marrón y gris, mientras las olas azules del océano pintan un borroso fondo.

Foto: Arav Karighattam/Audubon Photography Awards/2021 Youth Award Winner

Barnacla canadiense - Branta canadensis

11 / 11- Barnacla canadiense – Branta canadensis

Fotografía galardonada con una mención de honor en la categoría: Youth

Burnaby Lake, Burnaby. Canadá.

En un humedal tranquilo con pastos verdes y cañas marrones al fondo, dos barnaclas canadienses despegan desde el agua con las alas extendidas.

Foto: Josiah Launstein/Audubon Photography Awards/2021 Youth Honorable Mention

IMAGEN DE PORTADA: Gentileza de National Geographic

FUENTE RESPONSABLE: NATIONAL GEOGRAPHIC en Español.

ORNITOLOGIA/AVES/PAJAROS/BIODIVERSIDAD

FOTOS ESPECTACULARES/EE.UU./CONCURSO

Por segundo año consecutivo nacen individuos del pájaro brujo, un hecho esperanzador pues el ave está en peligro de extinción en Galápagos.

La especie ha desaparecido de la isla Floreana y es muy raro en otras islas grandes como Santiago y Santa Cruz.

La Fundación Charles Darwin (FCD) y la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG) informaron, a través de un comunicado, que nuevos individuos del pájaro brujo se han sumado a la población de la especie por segundo año consecutivo. El nacimiento es una buena noticia pues el ave está en peligro crítico de extinción de la isla Santa Cruz.

Según la FCD, esto se debe a un ambicioso programa de manejo experimental para reducir los impactos de las especies invasoras en esta emblemática ave.

El pájaro brujo (Pyrocephalus nanus), clasificado como Vulnerable a la extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ya ha desaparecido de la isla Floreana y es muy raro en otras islas grandes como Santiago y Santa Cruz.

En Santa Cruz, sus números han disminuido drásticamente en las últimas décadas y los científicos estiman que quedan un máximo de 30 parejas. La mayoría de ellas se encuentran en la zona de Mina de Granillo Rojo, un bosque de Scalesia muy alterado por la mora, considerada una especie invasora y otras plantas introducidas.

La mayor amenaza de esta ave es la mosca vampiro aviar. Sin embargo, los tratamientos de sus nidos para eliminar las larvas de la mosca no fueron lo suficiente para asegurar el éxito de los nidos y evitar su abandono. Esto sugirió que otros factores estaban afectando a esta especie.

A partir de observaciones sobre el comportamiento de búsqueda de alimento, los científicos plantearon la hipótesis de que las aves no estaban obteniendo suficientes presas de alta calidad energética para mantener a sus polluelos y a sí mismo. Esto debido a que los densos matorrales de la mora estaban impidiendo que las aves tengan acceso al suelo y obtengan su alimento preferido, como orugas y arañas.

La mayor amenaza de esta ave es la mosca vampiro aviar. Foto: Cortesía Rashid Cruz

En 2018, la FCD y la Universidad de Viena, junto con la DPNG, iniciaron un programa experimental de manejo holístico de 3 años que incluía la restauración del bosque de Scalesia mediante la eliminación de la mora, el control de roedores y la inyección en la base de los nidos con un insecticida de bajo impacto para reducir el número de larvas de la mosca vampiro aviar.

Este manejo experimental resultó ser exitoso y nuevas aves se están incorporando a la población de Santa Cruz.

“En 2020, estas intervenciones dieron como resultado la incorporación de al menos seis volantones a la población. No pudimos visitar los nidos restantes debido a las restricciones de cierre por la pandemia de COVID-19. Este año, ocho aves salieron de los nidos, el mayor número desde que empezamos a monitorear en 2017. Se trata de una buena noticia, ya que cada volantón le da más esperanza de mantener viva esta población extremadamente pequeña”, indicó David Anchundia, científico del proyecto.

En tanto, Danny Rueda, director del Parque Nacional Galápagos, afirmó que estos resultados son alentadores por lo que planifican ampliar la zona de intervención lo que contribuirá a aumentar el tamaño de la población de esta ave en la próxima temporada “para que el pájaro brujo recupere sus espacios en la isla de Santa Cruz”.

Los estudios realizados han demostrado que es necesario un enfoque de manejo integrado, que incluya la restauración del hábitat, para garantizar el éxito de la anidación. Sin esto, los nidos son abandonados en una fase muy temprana de la incubación, indica la FCD.

“En las seis parcelas experimentales de una hectárea en las que se ha eliminado la mora se está observando la recuperación natural de varias especies de plantas endémicas y nativas, entre ellas la amenazada árbol de margarita gigante el cafetillo de Galápagos y los helechos arborescentes. Así, estas acciones de manejo también están beneficiando la restauración del bosque de Scalesia, uno de los hábitats más amenazados del archipiélago”, señaló la FCD. (I)

Imagen de portada: Gentileza de Rashid Cruz

FUENTE RESPONSABLE: Redacción El Universo.com

Islas Galápagos/Sociedad/Ecología/Aves/Peligro de 

extinción/ Fundación Charles Darwin

Los Angry Birds verdaderos hacen nidos inmensos.

Tejedores republicanos agresivos expulsan a las aves perezosas para construir nidos espectaculares en África, los cuales pueden pesar hasta 1,000 kilogramos

No puedes construir los nidos más grandes del mundo trabajando con un montón de holgazanes.

Al menos, esa es la conclusión de un nuevo estudio sobre la manera como los tejedores republicanos (Philetairus socius) forman y mantienen nidos que pueden albergar hasta 500 pájaros.

Los agresivos supervivientes identifican y castigan a los perezosos mientras construyen gigantescas estructuras de hierba tejida en el sur de África. Las aves que eluden sus obligaciones en la creación del techo principal de paja y en vez de ello, trabajan en cámaras individuales, son ahuyentadas del nido, informa un estudio publicado en la revista PLOS ONE.

Cuando las aves holgazanas regresan, se muestran mucho más cooperativas, observaron los investigadores durante el trabajo de campo realizado con apoyo de la Sociedad National Geographic, en el Sitio de Investigación Brink de Namibia, en 2014.

Gavin Leighton, coautor del estudio, cree que los pájaros agresivos de la colonia de tejedores contribuyeron al bien común.

La agresión que induce a la construcción del nido, dado que es una conducta tan constante, bien podría dar origen a esos grandes nidos, dice Leighton, miembro postdoctoral del Laboratorio de Ornitología de Cornell, en Nueva York.

Gorrones en potencia

Con un peso de una tonelada o más y hasta 6 metros de ancho, los nidos son hogar de varias familias extendidas que disponen de cámaras propias donde posarse y reproducirse.

Si las familias no están emparentadas estrechamente, existe la posibilidad de que algunos individuos exploten los beneficios del nido comunal dejando la construcción grupal a otros.

Es allí donde creemos que la coerción podría ser importante para proteger la inversión y asegurar que los demás también cooperen, apunta Leighton, quien es coautor del estudio con la bióloga Laura Vander Meiden, de la Universidad de Miami.

René van Dijk, investigador de tejedores republicanos en la Universidad de Sheffield, Reino Unido, no está tan seguro.

La idea es muy interesante dice, pero- me parece improbable que esto esté impulsando la construcción comunal del nido.

Según sus observaciones, las interacciones agresivas parecen ser relativamente raras, mientras que la construcción del techo solo la realiza alrededor de 50 por ciento de las aves, en su mayoría machos. Por consiguiente, hay muchos aprovechados que necesitarían un castigo por no contribuir a la construcción del techo.

Van Dijk también cuestiona que las aves dominantes puedan monitorear la conducta de, por ejemplo, las 300 aves de una colonia típica.

No obstante, Leighton dice que ha visto constructores de nidos que interrumpen el trabajo con frecuencia en alguna rama cercana. Es posible que estén vigilando a los otros individuos de la colonia, informa.

Si los hallazgos del estudio son correctos, los nidos de los tejedores republicanos podrían ser mucho más grandes de lo necesario, agrega Matthieu Paquet, de la Universidad de Edimburgo, Reino Unido.

Si la coacción desempeña un papel, podemos suponer que las aves construyen más de lo que realmente hace falta, para evitar la agresión, sugiere.

Una primicia para las aves

Leighton dice que su estudio identifica el primer caso conocido de una especie de ave que utiliza la agresión para fomentar la cooperación por el bien del grupo.

Semejante conducta es rara en los animales sociales, agrega, y son pocos los ejemplos conocidos, incluida la rata topo desnuda, una especie que igualmente castiga a los miembros del grupo que necesitan avisparse.

Y por supuesto, también los humanos. Leighton compara el nido del tejedor republicano con un complejo de apartamentos.

Los individuos que más contribuyen al mantenimiento de la zona común del complejo son los más agresivos, y los individuos que trabajan más en sus espacios propios son quienes reciben más agresión, señala.

Pero cuando los tejedores republicanos son expulsados del edificio, al menos saben que hay manera de regresar.

Imagen de portada: Gentileza de NATIONAL GEOGRAPHIC

FUENTE RESPONSABLE: NATIONAL GEOGRAPHIC. Agosto 2018

Angry birds/Nidos/Aves/Naturaleza

Serpientes de cascabel y otros animales obsesionados con la limpieza.

Desde aves que retiran los pañales sucios de sus crías hasta cuervos que guardan sus herramientas. La naturaleza está repleta de especies prolijas.

Presten atención: hasta las serpientes de cascabel mantienen limpios y ordenados sus entornos.

Un nuevo estudio informa que las cascabeles del oeste usan sus cabezas triangulares y musculosos cuellos para apartar la maleza de sus territorios de caza.

Nadie sabe por qué se toman la molestia. Pero un camino despejado para acceder a presas potenciales sería de gran ventaja para los reptiles, que no pueden cambiar de dirección durante un ataque.

Una cascabel que embiste solo tiene una oportunidad. No puede repetir el ataque dice Bree Putman, estudiante de posgrado de la Universidad Estatal de San Diego, y coautora del nuevo estudio publicado en The Southwestern Naturalist-. Es probable que sea beneficioso tener menos vegetación.

Durante su investigación, Putman observó solo a dos cascabeles machos que limpiaban sus escondites. Pero otros estudios demuestran que, al parecer, varias otras especies de cascabeles hacen lo mismo.

Se necesitan más experimentos para esclarecer porqué las serpientes apartan la maleza, señala Putman.

Si bien es admirable que un animal sin extremidades pueda poner en orden su escondite, hay muchos otros animales que hacen la limpieza.

Aves canoras

Estas especies musicales sacan del nido paquetes de popó de sus polluelos y dejan los bultos apestosos en otra parte.

Por ejemplo, se han visto azulejos adornando cables eléctricos, postes de cercados, y hasta postes de servicios públicos con los llamados sacos fecales.

Los nidos de los recién nacidos están bastante limpios, de hecho informa Mélanie Guigueno, ecóloga conductual de la Universidad McGill, Canadá-. Las aves son muy, muy estrictas en cuanto a eliminar los sacos fecales inmediatamente?.

Al sacar o a veces, ingerir- esos pañales sucios, los padres vuelven sus nidos menos visibles a los depredadores.

Las aves canoras también retiran de sus nidos los alimentos no consumidos, los polluelos muertos, y los cascarones, agrega Guigueno.

Hormigas

Muchas hormigas sacan los cadáveres de las colonias, en vez de dejar que se pudran en los túneles. Un estudio reciente demostró que las hormigas tienen más posibilidades de morir cuando algo les impide sacar los cadáveres, debido a la mayor probabilidad de adquirir enfermedades.

El nido de las hormigas saltarinas de la India incluye una cámara de basura repleta de hormigas muertas y desechos de presas, donde un equipo de depuración integrado por larvas come los desperdicios, y de esa manera [impide] que obstruyan la cámara, explica en un correo electrónico Bert Hölldobler, sociobiólogo de la Universidad Estatal de Arizona.

Ratas topo lampiñas

Estos roedores construyen sanitarios especiales en sus enormes madrigueras subterráneas.

Cuando los desperdicios obstruyen una letrina, las obreras la rellenan con tierra y excavan una nueva.

Las ratas topo lampiñas son muy melindrosas con sus túneles, y echan fuera raíces, piedrecillas, o cualquier basura que encuentren en sus pasadizos.

En un estudio, los científicos pusieron cables y un termómetro en una madriguera. El equipo de limpieza de la colonia retiró todo rápidamente.

Cuervos de Nueva Caledonia

Según un nuevo estudio, estos artesanos emplumados no solo hacen herramientas, sino que también las guardan cuando terminan alguna tarea.

Usan palitos para fabricar ganchos, con los que extraen presas del interior de las ramas.

Producir una herramienta lleva tiempo, y las aves que dejan caer sus herramientas se muestran notablemente frustradas, informa el estudio.

Cuando el ave termina de usar la herramienta, simplemente la coloca bajo una de sus patas.

Pero si el cuervo está cazando a gran altura, donde dejar caer su herramienta significa que, seguramente, la perderá para siempre, lo más probable es que la guarde en un agujero, lista para usarla otra vez.

Imagen de portada: Gentileza de NATIONAL GEOGRAPHIC

FUENTE RESPONSABLE: NATIONAL GEOGRAPHIC en Español. Agosto 2018.

Animales/Insectos/Aves/Curiosidades de la naturaleza.

Enredo biológico en Asturias: ‘reintroducen’ aves rapaces que jamás habitaron en España.

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Zoólogos denuncian que la liberación de pigargos en la Cordillera Cantábrica carece de base científica y que podrían dañar a otras especies en estado crítico.  

El pasado verano volaron hasta España, pero no por sí mismos, sino en avión. 

Con el visto bueno de la Agencia Noruega de Medio Ambiente, llegaron nueve ejemplares de jóvenes pigargos europeos (cuyo nombre científico es Haliaeetus albicilla) extraídos de nidos naturales que habían nacido este mismo año en el país escandinavo. 

Trasladados a Asturias, permanecieron varias semanas en un jaulón de aclimatación. Dos de los individuos fueron retirados por complicaciones en su estado de salud, pero los otros siete fueron liberados en octubre y ya sobrevuelan la Cordillera Cantábrica. 

El Proyecto Pigargo trata de reintroducir en nuestro país esta ave rapaz parecida a un águila, que vive en el norte de Europa y en otras zonas de Eurasia y que en algún momento se extinguió en estas latitudes… O no. 

Algunos zoólogos se llevan las manos a la cabeza. En su opinión, no estamos ante una loable iniciativa conservacionista, sino ante un sinsentido que carece de base científica y que puede provocar más daños que beneficios. 

Según explican, no existen pruebas sólidas de la presencia histórica de pigargos en España ni se han realizado estudios sobre el impacto que tendrá esta especie, gran depredadora. 

Tampoco entienden por qué se hace caso omiso a otras necesidades más urgentes en el ámbito de la conservación de la naturaleza y, en cambio, se da prioridad a este proyecto de la organización medioambiental Grefa, que supone una inversión de 350.000 euros públicos en dos años, con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el Gobierno del Principado de Asturias, el Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento de Ribadedeva (Asturias). 

¿Qué está pasando?

Los ecologistas asturianos ya pusieron el grito en el cielo cuando se dio a conocer la iniciativa en agosto. 

Dado que no hay observaciones históricas de esta especie en el norte de España, “es falso hablar de recuperación o reintroducción”, aseguraba el grupo ornitológico Mavea en un comunicado. Por lo tanto, el proyecto supone “tirar el dinero en ideas absurdas, cuando la naturaleza asturiana tiene muchísimas carencias sin atender”, denunciaban. 

Por ejemplo, “especies autóctonas que se están extinguiendo y necesitan una atención urgente”, como el urogallo y la náyade margaritona. Al anunciarse a finales de octubre que se habían soltado los siete pigargos, se ha intensificado el debate. Expertos de la Universidad de Oviedo denunciaron hace unos días en ‘The Conversation’ la falta de transparencia y la poca justificación del proyecto, además de advertir de sus riesgos. 

“Aquí hay varias cosas extrañas desde el principio”, comenta David Álvarez, profesor de Zoología. Para empezar, el BOE publicó en 2018 un listado de especies extinguidas que incluía 13 animales, entre ellos, el pigargo europeo. El trabajo de las administraciones públicas debería ser promover su recuperación. Sin embargo, los científicos consideran que es una catalogación arbitraria: “No marca un tiempo histórico, así que podrían incluirse cientos de especies, desde la hiena a los dinosaurios, pero en el caso del pigargo solo el hecho de que saliera en esa lista ya escapaba bastante”, afirma. 

El principal motivo es la falta de pruebas de que alguna vez habitara en territorio español. Un documento del ministerio afirma que “debió desaparecer a lo largo de los siglos XIX y XX”, pero según los críticos no hay documentación que lo pruebe. Así, se habla de la captura de cuatro “ejemplares solitarios” en la Albufera de Valencia (1887 y 1916), Castellón (1942) y el Delta del Ebro (1953), lo cual no probaría su asentamiento en España, ya que estos animales pueden dispersarse y recorrer miles de kilómetros desde su lugar de origen, simplemente porque divagan o por ser arrastrados por un temporal. Y aunque así fuera, si se localizaron en el Mediterráneo, ¿por qué introducirlos en la Cordillera Cantábrica? 

La única justificación estaría en un artículo del ‘Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural’ que en 1948 especuló con la presencia de estas aves en el norte peninsular basándose en conversaciones con marineros. En definitiva, los zoólogos no salen de su asombro porque, de toda la lista del BOE, “el pigargo es el que generaba más dudas y, sin embargo, es el primero que tiene un proyecto de reintroducción”.

Pigargos europeos, en Hungría. (EFE)Desde Grefa, admiten que esos registros históricos se pueden poner en duda, pero consideran irrefutable que el pigargo tuvo que habitar en la península Ibérica en épocas prehistóricas por registros fósiles como los del yacimiento del Soto de Medinilla, en Valladolid, restos datados en la Edad del Hierro. 

A partir de estos datos, “es lógico pensar que también hubo pigargos en Asturias”, aseguran. Según explica esta asociación, son estas evidencias las que justifican la inclusión de esta especie en el listado de especies del BOE. Sin embargo, Álvarez asegura que todo se trata de confusiones en la identificación de las especies, por ejemplo, con el águila pescadora.

¿Y si fuera un peligro?

En cualquier caso, resulta aún más sorprendente que se haya hecho sin cumplir con algunos requisitos previos, incluyendo trámites legales como realizar un estudio de evaluación ambiental antes de soltar ejemplares en una zona de especial protección para las aves (ZEPA), como es el caso del lugar donde se han liberado los pigargos. 

Además, según los zoólogos, cualquier reintroducción de especies debería ir precedida de estudios que analicen si han cambiado las condiciones que condujeron a su extinción, si el nuevo animal podrá salir adelante en las circunstancias actuales, qué impacto va a generar en el ecosistema actual e incluso la percepción social que tiene un plan de este tipo. En este caso, se añade el problema de que el pigargo europeo es un gran depredador que, entre otras cosas, puede comer salmones y cormoranes moñudos, especies que “están en una situación muy crítica” en Asturias. 

De hecho, según Álvarez, está constatado que estas aves son capaces de atacar animales domésticos. “Los pigargos comen hasta corderos”, advierte, recordando que en el Reino Unido se canceló un plan similar para reintroducirlos por si podían afectar al ganado. En cambio, los promotores del proyecto consideran que no “hay evidencias científicas de que el pigargo pueda afectar significativamente a especies amenazadas, ni siquiera a escala de poblaciones locales”. 

Además, “los daños al ganado son algo muy escaso, en el contexto de circunstancias muy excepcionales y localizaciones muy concretas”, explica Grefa, con lo cual, no habría motivo de preocupación. Puestos a pensar en reintroducir especies, habría que priorizar la recuperación de aquellas que sirvan para restablecer un equilibrio. “Si una especie se extinguió hace muchos años, el ecosistema puede haberse reorganizado y su nicho ecológico podría estar ocupado por otra”, advierte el experto de la Universidad de Oviedo. 

Sin embargo, “el pigargo ni es importante en este entorno ni va a restablecer ningún equilibrio, y encima puede tener efectos muy nocivos… ¡Es que no encaja nada!”, lamenta el experto. En el conjunto del planeta, su expansión tampoco sería relevante, puesto que no se considera una especie amenazada y está presente en zonas muy amplias de Europa y Asia.

Los pigargos de Asturias, con emisor GPS. (EFE)Según Grefa, el proyecto es una “acción experimental para sentar las bases de un futuro proyecto de reintroducción”. Entre otras actuaciones, ha incluido la corrección de tendidos eléctricos peligrosos para el pigargo y el seguimiento de cada uno de los ejemplares gracias a emisores GPS. 

Esta fase «servirá para confirmar que las aves liberadas se adaptan bien al medio natural y que su presencia es compatible con las especies silvestres y las actividades humanas al no generar impactos significativos». Si el resultado es positivo, se daría luz verde a la siguiente fase según la Ley 42/2007, que es «la de elaborar un proyecto de reintroducción propiamente dicho». 

No obstante, ese carácter experimental no convence a los críticos, ya que consideran que no puede servir de excusa para no haber realizado los estudios previos pertinentes y un planteamiento del proyecto con la máxima transparencia: “Y si no funciona ¿qué vamos a hacer? ¿Hay unos parámetros para definir qué es éxito y qué es fracaso? Esa información debería ser pública y no la conocemos”. 

En teoría, el planteamiento lleva implícito que gracias a la monitorización en algún momento se podrían capturar y retirar, pero la intención es que el plan continúe para que la especie se pueda asentar en España, con la liberación anual de 20 ejemplares durante un mínimo de cinco años más.

El problema de fondo

Los zoólogos también consideran que en el trasfondo del proyecto se está vendiendo la idea de que la introducción de este tipo de especies podría favorecer el turismo ornitológico. “Basar una estrategia de conservación en estas cuestiones parece un poco frívolo”, apunta Álvarez. No obstante, este tipo de planes cuenta con el entusiasmo de los poderes públicos porque, al margen del omnipresente argumento turístico, de alguna manera se actúa “de cara a la galería”, opina, ya que “vende más reintroducir una especie que restaurar un hábitat fragmentado y hecho polvo”. 

En esta misma zona, una especie de ave realmente amenazada es el urogallo cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus), que está “en peligro crítico de extinción”, según la clasificación de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). 

En su caso, los planes de reintroducción para reforzar las escasas poblaciones existentes entre Asturias, León y Cantabria están siendo un fracaso, una buena muestra de lo complejo que es abordar estos problemas medioambientales. La mayoría de los proyectos de cría en cautividad y posterior liberación de ejemplares en la naturaleza se encuentran con muchas dificultades.

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En general, “el problema en las políticas de conservación es que tienden a focalizarse en especies concretas, cuando la cuestión es mucho más amplia y compleja”, comenta el experto de la Universidad de Oviedo. 

En parte, tiene mucho que ver con los tiempos políticos, ya que “es más rápido y más efectista soltar animales que restaurar el equilibrio ecológico y dejar que, cuando el hábitat esté bien, vuelvan las especies que habían desaparecido”. Curiosamente, la mayoría de las especies que aparecen en listas como las del BOE son “animales grandes, llamativos, es decir, los que se pueden poner en camisetas”, comenta Álvarez. 

Por el contrario, “hay especies de artrópodos o de plantas que no son tan atractivas, pero que seguramente tienen una importancia ecológica muchísimo mayor”. Sin embargo, “nadie vendería un proyecto de recuperación de una lombriz, aunque sea mucho más importante para el ecosistema”.

Imagen de portada: Gentileza de El Confidencial

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Por José Pichel. Noviembre 2021

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