Las diferencias entre cerebro y mente: cómo sacarle el máximo partido a tu inteligencia.

Comprender el modo de actuar de nuestra mente y nuestro cerebro puede mejorar nuestra percepción de nosotros mismos y la relación con las demás personas. El neurocientífico Ignacio Morgado explica cómo.

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Aunque no pensemos mucho en ello, lo cierto es que llevamos una gran computadora sobre nuestros hombros. El cerebro humano es una máquina extraordinaria que procesa la información que recibimos por nuestros sentidos y envía mensajes a todo el cuerpo. Además, y sobre todo, piensa y experimenta emociones que suponen la base de nuestra inteligencia. Pero es un gran desconocido. Para comprenderlo, Ignacio Morgado, catedrático emérito de Psicobiología en el Instituto de Neurociencias y la Facultad de Psicología de la Universidad  Autónoma de Barcelona, publica el fascinante libro El cerebro y la mente humana. Cómo son y cómo funcionan (Ariel).

Morgado, prestigioso neurocientífico español, ganador de numerosos premios y gran divulgador, ayuda  a entender cómo el cerebro y la mente hacen posible el comportamiento humano. Un libro que comienza con una sugerencia: leer los capítulos de uno en uno y dejar tiempo después para comprender y retener. Una pista clara sobre los límites de nuestra mente.

“Sí, definitivamente, pues el aprendizaje distribuido (leer poco, muchas veces) es mejor que el concentrado (leer todo de una vez) para activar las moléculas y las conexiones entre las neuronas que forman las memorias en el cerebro”, explica el autor. “La lectura distribuida en el tiempo tiene también la virtud de evitar solapamientos e interferencias cerebrales cuando se lee muy seguido y hay mucha información”.

El cerebro y la mente humana

El “objetivo principal” del neurocientífico con esta obra es ayudar a conocer mejor nuestro cerebro y nuestra mente. “Este es un libro de autoconocimiento, que no de autoayuda, que eso es otra cosa”, remarca. “Es decir, de aprender cómo son y cómo funcionan nuestro cerebro y todos los procesos mentales que tenemos: los sentidos y las percepciones, las motivaciones como el hambre, la sed y el sexo, el sueño, las emociones, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la inteligencia”. Además, en él dedica varios capítulos a explicar las principales enfermedades del cerebro y lo que sabemos de sus causas.

¿Qué es la mente?

Según afirma Morgado, a grandes rasgos, “la mente es una colección de procesos cerebrales, como las percepciones, las emociones o la memoria, que se influyen mutuamente, constituyendo un sistema funcional, lo que quiere decir que si falla una parte pueden fallar también otras o todo el sistema”. Por eso, explica que “los fallos en la memoria pueden originar dificultades en el lenguaje y, por dejarlo claro también en positivo, si recordamos a un ser querido que falleció nos emocionamos. Las emociones y la memoria se influyen mutuamente”.

¿Qué es el cerebro?

Además de ser el órgano más complejo que tenemos los humanos,el cerebro es el órgano de la mente, formado por más 85.000 millones de neuronas interconectadas entre ellas de formas muy complejas. Esa complejidad nos convierte en seres conscientes e inteligentes”, señala Morgado. Ambos, cerebro y mente, interaccionan continuamente, como en una fluida coreografía. Sin embargo, a estas altura lo conocemos mejor a él que a ella.

“No conocemos la totalidad de la mente, un sistema creado por el cerebro que nos capacita para realizar acciones automáticas, pero que nos permite también ser conscientes de nuestra existencia”, admite el neurocientífico. Su libro supone, precisamente, un recorrido emocionante a través de la mente, que explica cómo los estímulos nerviosos se transforman en información o dónde nacen nuestras ganas de sentir placer o cómo creamos recuerdos.

Mente y cerebro: físico y abstracto

La mente siempre va asociada al cerebro y los dos términos a menudo se usan indistintamente y se confunden. Mientras el cerebro tiene entidad física, la mente es abstracta, un conjunto de facultades intelectuales y/o mentales que nos permiten crear ideas únicas o anticiparnos a posibles escenarios… “Lo más sorprendente de la mente y la mayoría de sus procesos es que pueden darse en estado consciente, es decir, que, a diferencia de un robot, nos damos cuenta de las cosas, y la neurociencia todavía no sabe bien cómo el cerebro origina la consciencia”, apunta el catedrático.

Un siglo de avances

Pese a lo mucho que se ha avanzado, aún queda mucho por conocer de nuestro cerebro y nuestra mente. “Desde que Santiago Ramón y Cajal, hace más de un siglo, puso de manifiesto que el cerebro es un órgano compuesto por células individuales, en lugar de una malla o red de filamentos, como creían otros científicos, es mucho lo que hemos aprendido sobre ese órgano”, subraya Morgado. Incluso sabemos cómo se debe alimentar al cerebro  o qué nutricosmética le viene bien.

Entre esos avances, destaca alguno como que “hoy podemos marcar químicamente las neuronas que intervienen, por ejemplo, en una determinada memoria, y activarlas en cualquier otro momento con rayos de luz para evocarlas  a voluntad. Es la técnica conocida como optogenética. Por ahora sólo es posible en animales como la rata, pero esa técnica llegará algún día a los humanos y será algo revolucionario y hasta peligroso si no ponemos medios para controlar su aplicación. No obstante, lo más importante que nos queda por aprender es cómo curar las amenazantes enfermedades cerebrales, como el Alzheimer”.

Comprender para convivir

El conocimiento y la comprensión del modo en que actúan el cerebro y la mente puede mejorar tu vida, tu bienestar, tu idea de ti mismo e, incluso, tu relación con las otras personas. “Conocer cómo funciona el cerebro y la mente humana nos permite entender mejor nuestro propio comportamiento y el de las demás personas, corregir errores y perdonarnos más a nosotros mismos cuando nos equivocamos”, explica el neurocientífico que recuerda que “todo eso nos hace mejores  y contribuye a la convivencia entre las personas y los colectivos humanos”.

Imagen de portada: Entender bien nuestro cerebro hará que mejore nuestro bienestar./ Pexels.

FUENTE RESPONSABLE: WESLIFE* Por Paka Díaz. 21 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Salud/Salud Mental/Neurociencias/Cerebro/ Mente/Bienestar

ASÍ BAILÓ ZARATUSTRA

Bailar forma parte de la experiencia humana: el ritmo ha seducido a las personas desde los comienzos de su conciencia. La danza ha sido –y continúa siéndolo– una forma de entretenimiento, una vía para liberar endorfinas y disfrutar del momento. Pero, además, tiene usos mucho más decisivos: cada paso de baile ha ayudado a establecer comunidades e identidades colectivas y ha servido incluso para hablar directamente a los dioses.

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Los hombres y las mujeres nómadas, con la piel curtida por el sol, el aire y las heridas, tenían pocas certezas. No sabían qué hacían allí, ni por qué estaban obligados a respirar, cazar y sufrir. Tan pocas eran, en realidad, como las que tiene el ser humano actual. La mayoría de estas preguntas aún continúan sin respuesta, si bien se antojan algo distintas. Algunos intentan resolverlas enco­mendándose a algún tipo de espiritualidad colec­tiva; otros, en cambio, abrazan el nihilismo des­garbado que ocasionalmente resulta tan atractivo. Pero en todos los casos se mantiene en común esa angustia de carecer de certidumbres.

No es casual que entre los bípedos primitivos la danza constituyera una de las principales ex­presiones que ayudaban a descifrar –o al menos a tolerar– los enigmas de un mundo con aún más sombras que el actual. 

Algunos de los instrumen­tos musicales más antiguos –como flautas he­chas a partir de huesos– datan de hace al menos 40.000 años, lo que según los antropólogos indica la importancia que la música tenía para estos gru­pos humanos que no concebían el ocio como las sociedades modernas. Esta clase de instrumentos –encontrados en cuevas– se vinculan hoy estre­chamente con distintos tipos de bailes y rituales. Y más allá de sus múltiples dimensiones trascen­dentales, la danza también era una forma a través de la cual obtener endorfinas y otros componentes químicos relacionados con el bienestar.

«Tenemos constancia de su existencia desde nuestros orígenes. El ser humano, al igual que ha pintado o hablado, siempre ha bailado», explica Ibis Albizu, doctora en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid e investigadora en Danza del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). «No es casual que muchos pensadores desde la Antigüedad, como Luciano de Samósata, consideren que todo en el universo danza, en el sentido de que está en movimiento», añade. «Este escritor sirio decía que, al igual que las estrellas ce­lestes tienen movimiento, los seres humanos nos movemos porque nuestro cuerpo es un reflejo de la armonía universal», apunta.

Como expresión, al igual que como arte, la danza es difícil de asir –y, por tanto, de definir–. En El indiscreto encanto de la danza, Delfín Colo­mé señala que es un fenómeno difícil de analizar, ya que posee no solo una «fugacidad esencial» –como si los movimientos, al igual que las pala­bras, fueran arrasados por el viento–, sino tam­bién una fuerte complejidad derivada de su simul­taneidad. 

Se trata, al fin y al cabo, de un arte «que se desarrolla a la vez en el espacio y en el tiempo». Complejidad que se multiplica con la misma facili­dad con que lo hacen sus ramas: pocas semejanzas guardan entre sí el ballet y el jazz, al que el bailarín y coreógrafo Matt Mattox, por ejemplo, definía como una danza con la que tener «la mayor libertad en los movimientos sin que el espíritu deje de tener presente la mejor relación posible con la música».

Pero a pesar de huir de las definiciones, la danza no es un conjunto de movimientos descontrolados. «Siempre ha estado vinculada a las corrientes históricas y artísticas de su época», explica Albizu, lo que puede quedar eclipsado por el ballet, «un tipo de danza que, debido a la configuración histórica, ha tenido una mayor influencia a lo largo y ancho del mundo». 

No obstante, el número de bailes se equipara siempre al de las distintas culturas y sus variadas corrientes, como es el caso de la danza barroca, renacentista o romántica. O lo que es lo mismo: hay tantas formas de bailar como cabe imaginar.

¿Bailar para Dios o para nosotros?

De este a oeste, quienes bailaban solían hacerlo con la mirada puesta en el cielo. 

Y no solo en las formas primitivas. En la India existen danzas tradicionales como el mohiniyattam, entre cuyos movimientos gráciles se esconde la devoción a Dios. «El baile está presente en innumerables rituales religiosos», indica Albizu. «Decía Platón que la danza es eso que le pasa al cuerpo cuando oye música y no puede evitar moverse, por eso ante el sonido y los gemidos de ritos dionisíacos era imposible no bailar. 

El movimiento ha sido considerado a menudo como un catalizador entre el más acá –el cuerpo– y el más allá –la divinidad–», apunta la investigadora, que traza una sencilla comparación al añadir que «nosotros, que vivimos en el siglo XXI, seguimos bailando en fiestas, rituales o protestas».

Es algo que también destaca Timothy Clack, profesor de Antropología en la Universidad de Oxford: «El baile rítmico ha sido un aspecto esencial de muchas religiones, entre cuyos ejemplos se encuentran la orden musulmana de los derviches –donde los danzantes giran sobre sí mismos con los brazos extendidos– o las danzas que los chamanes usaban para entrar en trance».

Sin embargo, las distintas etapas históricas han marcado la evolución de una expresión marcada por su valor intangible. «Uno de los mayores cambios ha sido la pérdida del sentido de trascendencia. La danza se bailaba antiguamente en sociedad, como ocurría en los rituales religiosos, pero no era un arte profesionalizado, con un discurso artístico propio y separado de otras artes como la música, el teatro o la ópera», señala Albizu. «Hoy, en cambio, establecemos una diferencia categorial entre bailarines amateurs y profesionales», añade.

Esta pérdida de trascendencia se refleja, en parte, en uno de sus sentidos primarios: el de la cohesión comunitaria. 

La palabra griega chorein –de la que deriva el término coro– lleva implícito el propio sentido de la danza, lo que deja entrever su esencia colectiva. Es, de hecho, «el movimiento del grupo». No es sorprendente que, al igual que la religión, el baile sea también una expresión profundamente identitaria. Así lo defiende Clack, que no duda en señalar el hecho de que «muchas comunidades étnicas, nacionales y religiosas alrededor del mundo tienen danzas representativas que forman parte de un patrimonio inmaterial a través del cual pueden construirse», y llegan a elaborar «significados culturales y sociales que las convierten en una experiencia única». Tal como explica el profesor, «la gente raramente baila cuando se encuentra sola: solemos hacerlo mucho más en situaciones sociales, especialmente cuando los demás también están participando».

Se trata de una forja comunitaria que cuenta con ventajas, aunque hoy la apariencia habitual la haya despojado de un sentido más profundo. 

«Tiene un valor claramente adaptativo. En términos darwinianos, funciona de forma positiva bajo las presiones naturales», afirma Clack. «Las comunidades que bailaban juntas estaban más unidas y, por tanto, mejor situadas para hacer frente a los retos del entorno. De forma similar, en términos de selección, también jugaba un importante rol en el desarrollo sexual», indica. Hoy, no obstante, el sentido ha cambiado. «En Occidente, el baile es más a menudo una forma de entretenimiento, mientras que en otras partes del mundo continúa ligado íntimamente a la religión, la tradición y la identidad», recuerda el experto. Mientras, se siguen dando pasos en una u otra dirección, pero, probablemente y por una razón o por otra, se continuará bailando hasta el fin del mundo.

Imagen de portada: Gentileza de Ethic

FUENTE RESPONSABLE: Ethic. Por Pelayo de las Heras. 14 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Filosofía/Certidumbres/Danza/Bienestar/ Comunidad

Zonas azules: así son los lugares donde es más fácil tener una vida longeva.

¿LA CLAVE?

Hay varias zonas repartidas por el mundo que coinciden en su estilo de vida (alimentación, descanso, propósitos, etcétera) y que, además, comparten un rasgo muy preciado.

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¿Qué lleva a la gente a vivir más de 100 años? Aunque es cierto que desde que las medidas higiénicas mejoraron y se inventó la penicilina, la media de vida de la población occidental aumentó sobremanera. 

No obstante, pese a los avances médicos, todavía no hemos logrado superar la barrera centenaria y parece una proeza encontrar gente que haya cumplido un número con tres cifras. Sin embargo, hay un enigma bastante curioso: es innegable que en algunos países parece haber mayor población longeva que en otros. 

De hecho, varios investigadores han encontrado puntos en común entre estas zonas en las que la población mayor abunda. Son las llamadas Zonas azules y se reparten por el globo, aunque comparten varias semejanzas. 

Algunos creen, según informa ‘Live Science‘, que son estas semejanzas la llave para una vida longeva. Otros, sin embargo, no están de acuerdo y creen que los supercentenarios registrados en estas regiones podría deberse más bien a un mantenimiento deficiente de los registros o incluso a un fraude de las pensiones. 

Son varias: Icaria, (una pequeña isla griega en el mar Egeo), Ogliastra en Cerdeña, Okinawa frente a la costa de Japón, la península de Nicoya al este de Costa Rica, o el misterioso pueblo de los adventistas del séptimo día en Loma Linda; una comunidad en los valles montañosos de California. Pero, ¿qué tienen en común? 

Hay un antiguo mantra de Okinawa pronunciado antes de las comidas, que recuerda a las personas que dejen de comer cuando sus estómagos estén llenos en un 80%

Actividad física. Trabajos físicos y manuales, caminatas al día… Propósito. Se ha teorizado mucho sobre esto. Los okinawenses hablan del llamado ‘ikigai’ y los nicoyanos del plan de vida. Al final es la idea de por qué te levantas por las mañanas, tu razón de ser.

Dormir bien. Priorizan el descanso y el sueño. La regla del 80%. Las personas que viven en las Zonas azules no tienden a comer en exceso. 

El nombre de la regla proviene de un antiguo mantra de Okinawa pronunciado antes de las comidas, que recuerda a las personas que dejen de comer cuando sus estómagos estén llenos en un 80%. Dieta basada en plantas. La dieta de los centenarios de estas zonas se basa en gran medida en las plantas. 

Consumo moderado de alcohol. Algunos expertos hablan de que podría contribuir a una larga vida. 

Sentido de comunidad. Los fuertes lazos comunitarios promueven la longevidad. Por ejemplo, se sabe que los habitantes de Okinawa crean redes sociales seguras que brindan apoyo financiero y emocional a los miembros de la comunidad. Los seres queridos primero. Los fuertes lazos familiares son la piedra angular de las comunidades de estos lugares. Estímulo social. Viven en redes sociales que promueven comportamientos saludables, lo que facilita el mantenimiento de un estilo de vida saludable, como es lógico.

¿Podría ser eso?

Algunos sí y otros no, según las investigaciones. Por ejemplo, un metaanálisis de 2016 llegó a la conclusión de que tener un sentido de propósito se relacionó con un menor riesgo de morir por cualquier causa y un menor riesgo de eventos cardiovasculares (aunque se necesitan más estudios al respecto). 

De la misma manera, otro análisis de 2010 aseguró que las personas con relaciones sociales más sólidas tienen un 50% más de probabilidades de vivir más que aquellos que carecen de ellas. Las investigaciones actuales indican que el consumo moderado de alcohol no ayuda a las personas a vivir más tiempo Además, el estrés y los trastornos relacionados con el estrés aumentan enormemente el riesgo de mortalidad por todas las causas, y, por supuesto, se estima que una de cada cinco muertes en todo el mundo está relacionada con una dieta deficiente. 

Sin embargo, las investigaciones actuales indican que el consumo moderado de alcohol no ayuda a las personas a vivir más tiempo (ni siquiera el vino, por mucho que se crea que sí). 

¿Casualidad? ¿Suerte? ¿Verdaderas semejanzas? Habrá que seguir investigando.

Imagen de portada: iStock

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial.

Sociedad y Cultura/Bienestar/Longevidad/Calidad de Vida/”Zonas azules”/Investigación.

CONTRA LA IDEOLOGÍA EMOCIONAL.

Tras la industria de la pseudofilosofía y el ‘coaching’ se esconden las principales (y verdaderas) causas de nuestro malestar: las prisas, la adicción a las pantallas, la eterna dilación de nuestras expectativas o la precariedad.

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En la actual cultura de los consejos dulzones y melosos («sé la mejor versión de ti» o «si sonríes el mundo te sonreirá»), las máximas motivacionales pseudoestacas («la clave es adaptarse al cambio») y los cursos de crecimiento personal («las crisis son una oportunidad para superarse»), nos han acostumbrado a tener que dar respuesta continua y funcional a los malestares de nuestro tiempo. 

Todo se cifra en la permanente –y dañina, por no decir perversa e impuesta– acomodación y aclimatación a las condiciones dadas, sin cuestionar cuál es su origen, cómo han llegado a establecerse o a qué intereses responden.

En un artículo de 2021 en The New York Times, los psicólogos sociales Jonathan Haidt y Jean M. Twenge pusieron sobre la mesa varios datos escalofriantes. 

Las crecientes tasas de ansiedad, depresión y sentimiento subjetivo de soledad en las generaciones más jóvenes no se deben unívocamente al impacto de la pandemia. 

Desde el año 2012, estos investigadores detectaron que los índices de ideación suicida y los intentos de suicidio, así como los suicidios efectivos, aumentaron drásticamente, sobre todo en niñas preadolescentes, con un incremento del 50% desde el mencionado año. En general, en el periodo 2012-2019 las tasas de depresión entre adolescentes casi se habían duplicado.

Vayamos a las cifras sin ánimo de escandalizar, sino de conocer la realidad. 

Según datos de la Fundación ANAR, organización que ayuda a niños, niñas y adolescentes en situaciones de riesgo o desamparo, en 2021 atendió más de 250.000 peticiones de ayuda sólo en España, entre las cuales 4.542 se debieron a ideación suicida, autolesiones o intentos de suicidio. 

El Instituto Nacional de Estadística (INE) señala 4.003 muertes por suicidio en 2021, con un incremento del 1,6% respecto a 2020. Los datos de los que disponemos actualmente indican que en el primer semestre de 2022 se dio un incremento del 5,1% en suicidios respecto al mismo periodo de 2021, con una cifra que asciende a las 2.015 personas.

A riesgo de que las cifras no representen más que números, nada más que fría estadística embozada de falsa concienciación, debemos ir a las causas y, sobre todo, al planteamiento de posibles soluciones. 

En primer lugar, y sin entrar ahora en cómo debería estructurarse, urge la conformación de un plan nacional de prevención del suicidio, la ideación suicida y las conductas autolesivas. 

Quienes trabajamos a diario en centros educativos (más aún desde el prisma de la orientación o desde puestos de tutoría o dirección) observamos, impotentes, cómo el número de niños, adolescentes y jóvenes que padecen sufrimiento psíquico aumenta a un ritmo escandaloso, lo que suele traducirse en trastornos emocionales y de la conducta de muy diverso calado que en numerosas ocasiones perduran durante largo tiempo o incluso se hacen crónicos (por no haber sido detectados o atajados convenientemente).

Pero también como adultos, en nuestros círculos de proximidad, tenemos experiencia de compañeros, amigos, familiares o allegados que, sin haber sido nunca diagnosticados ni tratados por un psicólogo o un psiquiatra, muestran sintomatología afín al espectro depresivo. 

Comentarios tan usuales y recurrentes como «llevo una temporada sin ganas de levantarme de la cama, aunque aparentemente todo me va bien» o «no encuentro sentido a mi vida» muestran signos de incipiente distimia o anhedonia que –y esto es lo más preocupante– estamos normalizando o que incluso hemos institucionalizado: nuestro vivir cotidiano requiere una dosis de sufrimiento constante, continuado y lo suficientemente soportable con el que debemos contar; no sólo lo hemos normalizado, sino que, más aún, se ha normativizado silenciosamente.

Sabemos muy bien que el servicio –público y privado– de salud mental está colapsado. 

En colegios e institutos, tanto profesorado como tutores y orientadores no damos abasto para poder atender las demandas (todas justas e impostergables) de nuestros estudiantes. 

Los hospitales de día y las urgencias psiquiátricas se desbordan por el alto número de usuarios y pacientes a los que deben dar cobertura, y en la atención médica primaria la guadaña del tiempo siempre planea amenazante. Y entonces, desde instancias gubernamentales y desde la industria de la autoayuda, se apela a las palabras que parecen salvarlo todo: resiliencia y empatía. 

Por todas partes nos ofrecen cursos para desarrollar esa potencia que, al parecer, debemos contar entre nuestras cualidades congénitas: «sé resiliente» es el mantra de nuestro tiempo, potencia tu crecimiento socioemocional, aumenta tu aprendizaje afectivo y aprende a gestionar tus emociones, fomenta la autocompasión, enseña a tus alumnos educación emocional y, por supuesto, «sé empático», hazte uno con el dolor y el sufrimiento del otro.

Ahora bien, tras todo este medido aparataje, tan embaucador como melifluo, disfrazado de habilidades emocionales («el dolor es una oportunidad para crecer»), pseudofilosofía («encuentra lugar para tu sufrimiento, como sostenía Viktor Frankl») y coaching («el éxito es mantener una imagen de éxito» o «no hay nada imposible») se esconde toda una maquinaria manipuladora que no deja ver las causas de nuestros malestares contemporáneos: las prisas, la adicción a las pantallas, la perpetua dilación de las expectativas, la precariedad, la angustia por estar a la altura de las exigencias sociales de éxito y progreso y un larguísimo etcétera que queda sumergido bajo una máxima: «hay que adaptarse».

No cabe duda de que la capacidad de adaptación, la empatía y la resiliencia son cualidades valiosas en una vida funcional. 

Sin embargo, entregar nuestro bienestar al exclusivo desarrollo de estas estrategias, como si fueran a salvarnos de las fauces de los ritmos de nuestro tiempo (como si de nuevas religiones laicas se tratara), supone relegar nuestra capacidad para cuestionar las estructuras que permiten el surgimiento de emociones netamente depresivas o de conductas autolesivas e incluso suicidas. 

Los especialistas de salud mental se muestran tajantes en este asunto: no es necesario padecer ningún trastorno mental para pensar que la muerte es la única salida a nuestros problemas. 

Se dan suicidios y conductas autolesivas en personas perfectamente sanas en términos psicológicos. Esta es la auténtica tragedia de nuestra época: podemos vernos (y sentirnos) arrinconados estando perfectamente sanos. 

Y lo único que debemos hacer, nos dicen, es «gestionar nuestras emociones»: nada marcha mal ahí fuera, todo lo que está por arreglar pertenece a la esfera privada del sujeto. Es él quien debe arreglarse consigo mismo y con el mundo. 

No podemos permitir que nuestra única respuesta sea pasiva; es decir, esperar a que llegue el drama biográfico para poder actuar. 

Mientras este sea el patrón, el de apagar fuegos, esas cifras –que tan a menudo nos resultan ajenas e inabordables, cuando no indiferentes– de trastornos mentales y de conductas autolesivas y suicidas seguirán en preocupante aumento. 

En lugar de dejarnos aleccionar y seducir por estas técnicas disciplinarias emocionales, debemos emplear nuestras herramientas intelectuales e institucionales para poder poner freno a las causas de todas estas sintomatologías, que son profundamente sistémicas.

Hace falta más beligerancia social e individual para abordar problemas cuya envergadura sobrepasa la esfera de la mera gestión emocional de los sujetos. 

Más compromiso. Más libertad entendida como autonomía frente a las circunstancias. Mayor conciencia de los retos de nuestro tiempo. 

No necesitamos «viajes interiores» proporcionados por el mindfulness o el coaching emocional; cuando los problemas siguen ahí fuera, lo único que cambia es la manera en que afectan a los individuos. Sólo se modifica la forma en que el sufrimiento se manifiesta. 

Y en esto nos han hecho expertos: en resistir (aunque nos sintamos avasallados, sin fuerzas ni ánimo) las formas cambiantes del sufrimiento, que por novedosas nos resultan incluso atractivas. 

Y si no, siempre podremos acudir a nuestro coach de confianza en busca de un buen consejo para gestionar nuestras emociones… Ha llegado el momento de actuar y preguntarse: ¿qué –y a qué precio– debemos resistir?

Imagen de portada: Gentileza de Ethic

FUENTE RESPONSABLE: Ethic. Por Carlos Javier González Serrano. 7 de febrero 2023.

Sociedad/Salud/Salud Mental/Salud Emocional/Depresión/ Autogestión/Vida/Bienestar/ Adolescencia/ Niñez.

Los humanos no son los únicos mamíferos que viven más con amigos.

VIDA EN GRUPOS 

La convivencia con otros, un factor que aumenta la esperanza de vida en mamíferos. «Los lazos sociales fuertes y duraderos son la receta para una larga vida», afirma uno de los autores.

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La vida en convivencia es una característica propia de los seres humanos desde sus primeros pasos en el proceso de evolución. 

Durante años, diversos estudios científicos demostraron que compartir nuestra vida con otras personas nos brinda beneficios tanto físicos como psicológicos. 

Sin embargo, las personas no son las únicas beneficiadas con una vida acompañada, sino que, en general, los mamíferos que se relacionan viven más que los que viven solos.

Así lo indica el estudio publicado este martes en la revista Nature Communications, donde sugieren que las especies que viven en grupo tienen vidas más largas que las solitarias

Los autores compararon un total de 974 especies, teniendo en cuenta otros factores que contribuyen a la esperanza de vida, como la masa muscular. 

Desde jerbos hasta gacelas, observaron una tendencia.

 Los autores compararon un total de 974 especies

«Las especies en grupo viven más que las solitarias», afirmó Xuming Zhou, autor del estudio y biólogo evolutivo del Instituto de Zoología de la Academia China de Ciencias de Pekín.

Los mamíferos y la convivencia para una mayor esperanza de vida.

Las conexiones sociales son vitales para los humanos, ya que, según investigaciones previas, las personas aisladas tienen un mayor riesgo de morir prematuramente y más probabilidades de desarrollar demencia a lo largo del tiempo. El nuevo estudio sugiere que este patrón es válido para muchas especies de mamíferos, grandes y pequeños.

Consultado por dicha regla general en la vida de los mamíferos, Daniel Blumstein, ecólogo conductista de la Universidad de California en Los Ángeles, afirmó a The Wall Street Journal que «necesitamos ser sociales, nacemos para serlo». 

Imagen de portada: Elefantes en manada

FUENTE RESPONSABLE: BAE Negocios. Argentina. Por    31 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Vida/Relaciones interpersonales/Bienestar/Vivir en grupos/Longevidad.

Por qué contar cuentos e historias es tan importante.

ESCUCHA SIEMPRE

Se ha demostrado que aquellos jóvenes que escuchan las anécdotas de sus familiares más mayores tienen menos niveles de estrés y mayores propósitos en la vida.

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Es algo que hacen todas las culturas de la Tierra cuando los más pequeños se van a dormir: con la idea de que puedan abrazar el sueño mejor y más felices, les cuentan un cuento. Generalmente estas historias, popularizadas muchas de ellas por los hermanos Grimm o Charles Perrault, tienen un componente moralizante que ayuda a que los niños aprendan a discernir entre lo que está bien o mal o sobre los peligros que entraña la vida. 

Y, por supuesto, también se entretienen. Pero a veces, las historias que se cuentan no tienen por qué ser sobre lobos escondidos en bosques o niñas con manzanas rojas. Suelen decirnos que escuchemos las historias de nuestros familiares (padres y abuelos, especialmente) antes de que sea tarde. Y es que escuchar historias, según señalan algunos psicólogos, es fundamental para construir una vida con sentido, lo cual crea una sensación duradera de bienestar. 

Por ejemplo, la psicóloga Emily Esfahani Smith asegura que, para crear dicha vida con sentido, se necesitan cuatro pilares: pertenencia, propósito, trascendencia y narración. El sentido de pertenencia se consigue a través del amor por los demás y el sentirse amado. El propósito se relaciona con lo que se logra en la vida. La trascendencia, con el momento. Se ha escrito sobre ellos en muchas ocasiones en libros de filosofía, psicología o autoayuda durante años, informa Psychology Today‘.

Creamos historias que explican quiénes somos y cómo llegamos a ser así (en una palabra, la identidad narrativa).

Pero, ¿y contar historias? ¿Por qué es tan importante? Según Smith (que se centra en las historias que contamos sobre nosotros mismos), cómo creamos dichas historias que explican quiénes somos y cómo llegamos a ser así (en una palabra, la identidad narrativa) entreteje nuestras diversas experiencias de vida en una historia coherente, que no solo vincula las experiencias en cadenas temporales y causales, sino que crea significado a través de la expresión de valores e ideales. 

Algo interesante: una investigación del Laboratorio de Narrativas Familiares indica que las historias familiares, es decir las historias de nuestros padres y abuelos, pueden ser especialmente efectivas para proporcionar modelos de cómo vivir una vida significativa. Los adolescentes y adultos jóvenes que conocen más historias y relatos más coherentes y detallados sobre el crecimiento de sus padres y su historia familiar muestran niveles más altos de autoestima, menos ansiedad y, sí, también niveles más altos de significado y propósito en la vida.

Los adolescentes y adultos jóvenes que conocen más historias sobre el crecimiento de sus padres y su historia familiar muestran niveles más altos de autoestima y menos ansiedad.

Las historias nos ayudan a entender la experiencia humana y dar sentido a los eventos sinsentido. Las familiares, concretamente, pueden ser especialmente importantes porque los adolescentes y adultos jóvenes se identifican con sus familiares. Incluso aunque no se lleven bien, han compartido una vida, por lo que los adolescentes que escuchan historias sobre desafíos y obstáculos aprenden que la vida no se trata siempre de buenos momentos, sino de luchar y superar las adversidades. 

Al fin y al cabo son, significado y conexión. Y al contar nuestras historias, ayudamos a otros a crear significado en sus vidas. Y empieza en la familia. La narración familiar, incluso de las experiencias mundanas de nuestras vidas, teje vidas de conexión, significado y propósito. La felicidad puede ir y venir, pero las historias viven para siempre. Así que escucha antes de que sea demasiado tarde, escucha siempre.

Imagen de portada: Istock

FUENTE RESPONSABLE: Alma, Corazón y Vida. 15 de julio 2022.

Sociedad y Cultura/Relaciones parentales/Psicología/ Bienestar

Las 73 mejores frases de Irvin Yalom. Parte 2/2

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37. “Ya sea que viva mucho o poco tiempo, estoy vivo ahora, en este momento”.

Y ya sea que vivas mucho o poco tiempo, en la medida en que aproveches y disfrutes la vida, será el tiempo suficiente.

Mujer mirando al mar

En 2014, Sabine Gigi Se realizó La cura de Yalom, un documental sobre la vida de Irvin Yalom.

38. “Si no podemos abrazar nuestra propia soledad, simplemente usaremos al otro como escudo contra el aislamiento”.

Algo que sucede con más frecuencia de lo que imaginamos, en especial en las relaciones de pareja.

39. “La obsesión por el amor a menudo sirve como una distracción, evitando que la mirada del individuo tenga pensamientos más dolorosos”.

Palabras que complementan la idea anterior. Muchas veces el amor y las relaciones de cualquier tipo sirven como un distractor de los gritos que ignoramos por dentro.

40. “Los terapeutas tienen una doble función: deben observar y participar en la vida de sus pacientes”.

Como te comentamos al inicio de las frases de Irvin Yalom, el psiquiatra incursionó en la divulgación de cómo mejorar la profesión para todos aquellos que se interesan en ella.

41. “La autoconciencia es un don supremo, un tesoro tan precioso como la vida”.

Aunque para alcanzarla debas atravesar un campo de espinas y la cima no siempre esté tan despejada como esperabas.

42. “Recurrencia eterna significa que cada vez que elijes una acción debes estar dispuesto a vivirla por toda la eternidad”.

En parte porque esta elección está mediada por tus valores y principios.

43. “Florezco por mi propio bien, porque me agrada, y no por el bien de los demás. Mi alegría consiste en mi ser y en mi florecimiento”.

Una metáfora con la cual muchos de nuestros lectores se sentirán identificados.

44. “Mientras haya ignorancia habrá adhesión a la superstición. Disipar la ignorancia es la única solución”.

La superstición solo puede habitar en aquellas personas que le han dado la espalda a la razón.

45. “Creo que, aunque la ilusión a menudo alegra y consuela, al final invariablemente debilita y constriñe el espíritu”.

Porque la ilusión se paga muy caro, más de lo que quienes la hacen parte de su vida imaginan.

46. “El tiempo no se puede romper, esa es nuestra mayor carga. Y nuestro mayor desafío es vivir a pesar de esa carga”.

También vivir sabiendo que moriremos, al igual que quienes nos rodean. No se puede detener el tiempo, tampoco prevenir la muerte al final. Esto es algo que conviene asimilar más temprano que tarde.

47. “Aunque la fiscalía de la muerte nos destruya, la idea de la muerte puede salvarnos”.

Porque nos puede dar ánimo para valorar nuestra vida y la de los demás.

48. “No me gusta trabajar con pacientes enamorados. Tal vez sea por envidia, yo también ansío el encantamiento”.

¿Acaso hay alguien que no desee el encantamiento del amor? ¿Qué hay de ti, querido lector?

49. “El significado de la vida es siempre un fenómeno derivado, que se materializa cuando nos hemos trascendido a nosotros mismos, cuando nos hemos olvidado de nosotros mismos y nos hemos absorbido en alguien o algo fuera de nosotros”.

Solo entonces podemos arañar lo que la vida tiene para decirnos.

50. “Una de las grandes paradojas de la vida es que la autoconciencia genera ansiedad”.

La ansiedad es algo que se manifiesta en muchos procesos de la vida y, tal como hemos apreciado en esta y otras frases de Irvin Yalom, también aparece en el viaje de la autoconciencia.

51. “Quien quiere ser todo no puede ser nada”.

Una premisa básica, pero que abruma y limita a millones de personas en todo el mundo.

52. “Mira por la ventana del otro. Trata de ver el mundo como lo ve tu paciente”.

Solo así podrás conectar verdaderamente con él.

53. “Cada vez que se logra una meta simplemente genera necesidades adicionales”.

Porque a menudo, a esta le sigue el deseo de lograr más y más cosas. Pocas personas pueden conformarse con aquello que han alcanzado en primer lugar.

54. “Cada persona en el mundo está fundamentalmente sola. Es duro, pero así son las cosas y debemos afrontarlo”.

Y esto no implica entregarse a los brazos de la soledad, solo aceptar una realidad.

55. “El camino hacia la decisión puede ser difícil porque conduce al territorio de la finitud y la funda de fundamento, dominios empapados de ansiedad”.

El tener principios y valores claros puede ser de gran ayuda.

56. “Más que a la muerte, uno teme al absoluto aislamiento que la acompaña”.

Porque toda muerte se afronta en solitario.

57. “La muerte sin embargo, pica. Pica todo el tiempo, siempre está con nosotros, arañando alguna puerta interior, zumbando suavemente, apenas audiblemente, justo debajo de la membrana de la conciencia”.

Siempre está ahí, es un fantasma con el cual debes aprender a convivir.

58. “Si cometes un error, admítelo. Cualquier intento de encubrimiento finalmente resultará contraproducente”.

Nadie es inferior por admitir un error; al contrario, pone en evidencia su supremacía frente a quien no lo hace.

59. “Si miramos la vida en sus pequeños detalles, qué ridículo parece todo”.

Al menos en retrospectiva. Todas las frases de Irvin Yalom te invitan a reflexionar.

60. “No es un gran misterio: si nadie escucha es natural gritar”.

¿Será acaso por esto que en la actualidad solo nos comunicamos gritando?

61. “La obsesión es una distracción: te protege de pensar en otra cosa”.

Es un mecanismo que muchas veces nace del deseo patológico de aislarse de algo en específico.

62. “Querer lo que necesito y luego amar lo que se quiere”.

Lee esta frase dos veces y úsala como filosofía de vida.

63. “Deberíamos apreciar las cosas porque son verdaderas, no porque son viejas”.

También por su valor o funcionalidad.

Mano soltando una mariposa

64. “Cuando un hombre es presa de sus emociones no es dueño de sí mismo, sino que está a merced de la fortuna”.

Es por esto que toda persona debe aprender a controlar sus emociones. Quien no lo ha hecho no puede decir que es dueño de su propia vida.

65. “Crearse a uno mismo es un motivo de gran orgullo, pero también genera una sensación de no tener fundamentos”.

El orgullo es una emoción como muchas otras, y no tiene nada de malo sentir orgullo hacia algo que has conseguido con esfuerzo.

66. “Los humanos parecemos ser criaturas en búsqueda de un significado, que han tenido la desgracia de ser arrojadas a un mundo desprovisto de significado intrínseco”.

Quien busca el sentido de la vida jamás lo encontrará. Esto no debe ser un motivo para entregarte a una vida vacía o carente de propósito.

67. “La mayor sabiduría es hacer del disfrute del presente el objeto supremo de la vida, porque esa es la única realidad; todo lo demás es el juego del pensamiento”.

Si algo ha quedado claro con las frases de Irvin Yalom es que debes vivir día a día en el presente, sin temor a la muerte y conociendo tus propias cualidades.

68. “Algunos no pueden aflojar sus propias cadenas, pero pueden liberar a sus amigos”.

Seguro que conoces a una persona que se ajusta de manera perfecta con esta descripción.

69. “El pasado es parte de tu conciencia presente; forma los espectáculos a través de los cuales experimentas el presente”.

Porque eres lo que eres debido a tu pasado. Esto es algo que debes reconocer, mas no usar como un ancla que te lleve a repetir patrones.

70. “Nuestra responsabilidad ante la vida es crear lo superior, no reproducir lo inferior”.

Porque lo inferior siempre está a la par de la mediocridad. No hay nada malo con ella, pero siempre puedes e, incluso debes, esforzarte un poco más en cada cosa que haces.

71. “Cada aliento que respiramos nos protege de la muerte que constantemente nos golpea”.

Cuando empieces a ver cada latido como uno más y no como uno menos, empezarás a apreciar y vivir la vida.

72. “Estoy escuchando. A veces veo mejor con los ojos cerrados”.

Al igual que muchas personas escuchan mejor al aislarse de la fuente de sonido.

73. “No discutas: perderás; y aunque ganes, perderás”.

Finalizamos nuestra lista de frases de Irvin Yalom con esta reflexión en torno a la futilidad del acto de discutir.

Quizás nuestras frases de Irvin Yalom te han abierto el apetito por devorar la obra de este psiquiatra existencial. No dejes de acercarte a ella y prestar atención a las ideas que expone a través de su ágil argumentación.

Imagen de portada: Irvin Yalom

FUENTE RESPONSABLE: La Mente es Maravillosa.Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas. Escrito por Josberth Johan Benitez Colmenares. 6 de julio 2022. 

Sociedad y Cultura/Bienestar/Calidad de Vida/Frases

 

 

 

Las 73 mejores frases de Irvin Yalom. Parte 1/2

Irvin Yalom es un reputado catedrático en Psiquiatría que ha proporcionado una base sólida a la psicoterapia existencial. Si quieres conocerlo un poco más, esta selección de frases te ayudará.

Irvin Yalom (1931) es un reputado psiquiatra existencial estadounidense. Sus investigaciones sobre psiquiatría se complementan con sus libros de ficción y no ficción, consolidándose como uno de los autores más populares de las últimas décadas.

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Como psiquiatra existencial, se ha especializado en diferentes tópicos, aunque destacan sus trabajos en relación con la muerte. También ha profundizado sobre la divulgación de su profesión, de manera que, algunas de las frases de Irvin Yalom que recopilamos, se entienden en cuanto a la relación médico y paciente, o en todo caso operan como consejos para los psiquiatras.

Las mejores frases de Irvin Yalom

Irvin Yalom cuenta con una docena de ensayos, novelas y cuentos. Entre sus ensayos destacamos Teoría y práctica de la psicoterapia de grupo (1970), Psicoterapia existencial (1980) y Psicoterapia grupal para pacientes hospitalizados (1983).

De sus obras ficcionales, destacamos Cada día se acerca un poco (1974), El día que Nietzsche lloró (1992) y La cura de Schopenhauer (2005). Te dejamos con las mejores frases de Irvin Yalom.

1. “Cada persona debe elegir cuánta verdad puede soportar”.

Porque no todas las personas toleran el mismo grado de verdad. La honestidad es un valor que se aprecia en la sociedad, pero que cuando se manifiesta por completo puede llegar a desagradar.

2. “La vida es una chispa entre dos vacíos idénticos, la oscuridad antes del nacimiento y la oscuridad después de la muerte”.

Una chispa que se siente como un largo recorrido, pero que cuando se está en las horas postreras a la vida, se siente solo como un abrir y cerrar de ojos.

3. “Amar significa estar activamente preocupado por la vida y el crecimiento del otro”.

No se puede entender el amor si no se hace desde estas coordenadas.

Verdugo del amor. Historias de psicoterapia (1989) es el primer libro que catapultó a la fama a Irvin Yalom.

4. “El matrimonio y su séquito de posesión y celos esclavizan al espíritu”.

Hay muchas frases de Irvin Yalom en relación con el matrimonio, pero esta es una de las más populares.

5. “Es más fácil, mucho más fácil, obedecer a otro que mandarse a uno mismo”.

En parte porque a veces no se tiene la disposición, el coraje o los medios para ejercer la propia voluntad.

6. “Cuidar de otro individuo significa conocer y experimentar al otro lo más plenamente posible”.

Solo quienes han tenido la oportunidad de cuidar a alguien durante un tiempo pueden entender estas palabras.

7. “Para construir niños, primero debes ser construido tú mismo. De lo contrario buscarás hijos por necesidades animales, o por soledad, o para remendar los agujeros en ti mismo”.

Muchas frases de Irvin Yalom nos advierten del sentido de la paternidad. En definitiva, la paternidad demanda un compromiso del que muchas personas no son conscientes.

8. “La angustia de la muerte es la madre de todas las religiones que, de una u otra forma, intentan atemperar la angustia de nuestra finitud”.

Como puedes inferir, en nuestra lista incluimos varias frases de Irvin Yalom sobre la muerte. No podríamos esperar menos de un psiquiatra existencial.

9. “Todas las acciones son autodirigidas, todo servicio es egoísta, todo amor es egoísta”.

Algo que solo se puede descubrir cuando se hace una reflexión profunda y objetiva de las propias acciones.

10. “El dolor está ahí, cuando le cierras una puerta, llama para entrar por otra parte”.

De manera que reprimir un dolor no hace que este desaparezca. Al contrario, muchas veces hace que se acreciente, hasta que, en algún punto, termina estallando de forma inesperada.

11. “Si uno no vive en el momento adecuado, entonces nunca podrá morir en el momento adecuado”.

Quienes temen patológicamente a la muerte pueden perderse la experiencia de vivir. Esto debido a que se enfocan más en temer a las horas postreras que en disfrutar el presente.

12. “El amor maduro es amar, no ser amado”.

Ciertamente, el verdadero amor consiste más en dar que recibir.

13. “Debería haberme convertido en un yo antes de haberme convertido en un nosotros“.

Porque antes del nosotros siempre está el yo. Una de las frases de Irvin Yalom que se entienden en el contexto de las relaciones de pareja.

14. “Cuanto menos vivida sea tu vida, mayor será tu ansiedad ante la muerte. Cuanto más falles en experimentar tu vida plenamente, más temerás a la muerte”.

En estas palabras tienes el camino de cómo empezar a aprovechar tu vida. El miedo a la muerte no es más que un obstáculo que te impide vivir.

15. “La vida es una cosa miserable. He decido pasar mi vida pensando en ello”.

Una sentencia con la que casi todos los pensadores existencialistas se han sentido identificados.

16. “Tarde o temprano ella tuvo que renunciar a la esperanza de un pasado mejor”.

De hecho, todas las personas deben renunciar a la esperanza de un pasado mejor. El pasado es lo que es y no se puede cambiar. Lo que hay que hacer es concentrarse en el presente y el futuro.

17. “El espíritu de un hombre se construye a partir de sus elecciones”.

Son las elecciones las que conforman la vida de una persona.

18. “Sueño con un amor que es más que dos personas anhelando poseerse mutuamente”.

Esta y otras frases de Irvin Yalom sobre el amor nos dan una idea de qué piensa el psiquiatra al respecto de ese sentimiento universal.

19. “Está mal tener hijos por necesidad, está mal usar a un niño para aliviar la soledad, está mal proporcionar un propósito en la vida reproduciendo otra copia de uno mismo”.

De nuevo nos topamos con otra de las frases de Irvin Yalom sobre la paternidad. Palabras en las que toda persona que desea tener un hijo debería reflexionar.

20. “Si subimos lo suficientemente alto alcanzaremos una altura desde la cual la tragedia dejará de parecer trágica”.

Una tragedia puede cambiar cuando optamos por mirarla desde otra perspectiva.

21. “Solo el sanador herido puede sanar de verdad”.

Una idea que también aplica para otras circunstancias de la vida: solo un filósofo puede enseñar de filosofía o solo quien ha tenido un hijo puede enseñar de principios de maternidad o paternidad.

22. “La desesperación es el precio que uno paga por la autoconciencia. Mira profundamente en la vida y siempre encontrarás desesperación”.

Como veremos en otras frases de Irvin Yalom, el autor se ha preocupado especialmente por la autoconciencia. A pesar de las ventajas que esta acarrea para el hombre, no está exenta de varios efectos contraproducentes.

23. “Algún día cercano, tal vez dentro de cuarenta años, no habrá nadie vivo que me haya conocido. Ahí es cuando estaré realmente muerto, cuando no exista en la memoria de nadie”.

Piensa que, el recuerdo de quién eras, desaparecerá el día en que muera la última persona que haya interactuado contigo de manera estrecha.

24. “El amor es una forma de ser, un dar, no un enamorarse, un modo de relacionarse en general, no un acto limitado a una sola persona”.

Porque el amor no es un sentimiento que solo manifestamos hacia una pareja, sino hacia todos con quienes nos relacionamos.

25. “Hay fronteras y hay fronteras. Las etiquetas hacen violentas a las personas”.

Además de que las etiquetas pueden limitarte e impedirte salir de una caja de estereotipos.

26. “Una cosa que tengo clara es que es importante no dejar que tu vida te viva”.

Al contrario, debes ser tú quién coja las riendas e impedir que estén en la mano de la fortuna.

27. “La muerte pierde su terror cuando uno muere, cuando ha consumado su vida”.

En estos contextos no hay un espacio para guardarle recelo o miedo.

28. “Disecciona tus motivos con mayor profundidad. Descubrirás que nadie nunca ha hecho nada enteramente por los demás”.

Porque toda acción que haces guarda algún nivel de interés con el que te beneficias a ti mismo.

29. “¿No es la tarea de un buen padre permitir que sus hijos se vayan de casa?”.

Es la tarea de todos los padres, de manera que no se deberían poner mayores obstáculos cuando este momento se avecina.

30. “No tomar posesión de tu proyecto de vida es dejar que tu existencia sea un accidente”.

Y tal y como hemos visto en otras frases de Irvin Yalom, es algo que a menudo deriva en el miedo a la muerte.

31. “Debo evitar ser uno de esos que se llaman buenos porque no tienen garras”.

Todos tenemos garras, pero esto no implica que las debamos usar.

32. “Más enamorado del deseo que de lo deseado”.

Otra de las frases cortas de Irvin Yalom sobre el amor.

33. “En la medida en que uno es responsable de su vida, uno está solo”.

Porque hasta entonces compartes la responsabilidad con los demás: tu madre, tu padre, tus hermanos, tu pareja, amigos y demás.

34. “Uno se convierte en el padre de sí mismo o sigue siendo el hijo eterno”.

¿Qué opción elijes para tu vida?

35. “Ahora creo que los miedos no nacen de la oscuridad; más bien, los miedos son como las estrellas: siempre ahí, pero oscurecidos por el resplandor de la luz del día”.

Todos tenemos miedos, solo que muchos no han escarbado lo suficiente para hallar los suyos propios.

36. “Debes estar listo para quemarte en tu propia llama. ¿Cómo podrías volverte nuevo si antes no te hubieras convertido en cenizas”.

Una de las frases cortas de Irvin Yalom, útiles desde el prisma del desarrollo personal y las etapas de cambio.

Imagen de portada: Irvin Yalom

FUENTE RESPONSABLE: La Mente es Maravillosa.Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas. Escrito por Josberth Johan Benitez Colmenares. 6 de julio 2022. 

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Hábitos que hacen envejecer y deberían evitarse.

Aunque existen productos que ayudan a combatir los signos del envejecimiento, nada garantiza que este proceso natural no se dé en el cuerpo humano.

Tener un estilo de vida saludable es fundamental para mantener un buen estado de salud. Asimismo, contribuye a disminuir los efectos del envejecimiento en el cuerpo humano. Los expertos recomiendan realizar actividad física, mantenerse hidratado, comer saludable, entre otros hábitos.

Mejor con Salud, portal especializado en salud y cuidado personal, señala algunas acciones que contribuyen al envejecimiento prematuro que deberían evitarse.

Abusar del uso del maquillaje

El maquillaje es una de las herramientas más utilizada por las personas para lucir mejor y resaltar su belleza. Uno de sus usos también está relacionado con la cobertura de las imperfecciones como el acné. 

Sin embargo, su uso excesivo pueden ser perjudiciales para la salud de la piel. Muchos de los residuos de los productos se acumulan en los poros y provocan imperfecciones, indicó un estudio realizado por la Universidad de Salento, Italia.

Consumir tabaco

Además de ser perjudicial para la salud respiratoria, el consumo de tabaco contribuye al daño prematuro de la piel. 

“Las toxinas afectan el proceso de oxigenación celular e interfieren en la regeneración de los tejidos. Por otro lado, al producir deshidratación, su consumo excesivo puede resecar y debilitar la piel. Por supuesto, esta situación acelera la aparición de arrugas y manchas, incluso desde edades jóvenes”, explica Mejor con Salud.

No usar protección solar

Expertos insisten en la importancia de la protección solar para la prevención del envejecimiento prematuro. “No basta con usarlo solo en los días de sol o playa. Los rayos solares consiguen filtrarse, incluso cuando el día está nublado. Por lo tanto, su uso debe ser diario sin excepciones”, detalla el sitio web.

Si deseas profundizar en esta entrada; cliquea por favor donde esta escrito en “negrita”. Muchas gracias.

Para proteger la piel del sol, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, brinda algunos consejos:

  • Evitar la exposición al sol es el paso más importante para la prevención de los signos del envejecimiento y el desarrollo de problemas en la piel. La exposición debe evitarse durante las 10:00 a.m. hasta las 4:00 p.m., debido a que en ese horario los rayos solares UV se intensifican.
  • Se debe usar protector solar (fotoprotector) incluso en los días donde, aparentemente no hay sol. También se recomienda su aplicación diaria, aunque no se exponga la piel directamente a la luz solar. Las pantallas como las tabletas, celular y computadores también afectan la salud cutánea.
  • No utilizar lámparas o máquinas para broncearse. Existen algunas empresa estéticas que cuentan con este servicio, pero la verdad es que exponerse a estos procedimientos, al menos 15 minutos, es igual de peligroso que estar expuesto a un día de sol.
  • Es importante tener en cuenta que en los lugares donde hay mayor altitud, más rápido se quema la piel.
  • Las gorras, sombreros, gafas y las sombrillas son aliados para la protección contra los rayos solares.

No dormir bien

Descansar es importante para la salud de la piel. Según detalla Mejor con Salud, mientras el cuerpo duerme, ocurren procesos que influyen en la disminución de los daños que sufren los tejidos en el transcurso del día.

No dormir aumenta el riesgo de tener ojeras y a la aparición de arrugas prematuras.

Tener una dieta poco saludable

Una alimentación saludable es fundamental para mantenerse joven. “Los nutrientes que se obtienen de los alimentos son esenciales para tener una piel saludable y joven por más tiempo. Por esta razón, cuando te alimentas mal, eres más susceptible a tener imperfecciones cutáneas.

Los Centros para el Control y la Prevención de enfermedades insisten en la importancia de limitar el consumo de azúcares libres. “Para obtener mayores beneficios se recomienda reducir su consumo a menos del 5 % de la ingesta calórica total”.

Imagen de portada: Alguno buenos hábitos pueden garantizar una buena vejez. – Foto: Getty Images/iStockphoto

FUENTE RESPONSABLE: Semana. Colombia. Mayo 2022

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¿Somos más felices cuando envejecemos? Hay una edad clave.

MÁS AÑOS, MÁS VIDA

Cumplir años conlleva un paulatino deterioro de nuestras capacidades, que puede ser más o menos rápido en función de nuestro estilo de vida. Pero más años es también más experiencia y digamos que más sabiduría.

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Cumplir años nos hace mucha ilusión de pequeños; tal vez por la fiesta que rodea al cumpleaños, y a los ansiados regalos, no somos conscientes de lo que significa hacernos mayores. Poco a poco ganamos esa percepción que nos sitúa dentro de la línea del tiempo, y en la que podemos sentirnos más o menos cómodos. Cuando somos adolescentes, proyectamos lo que será nuestra futura vida adulta. Nos fijamos en ese límite que es la mayoría de edad, en la que pensamos que podremos tomar nuestras propias decisiones y tener independencia. Alcanzamos la treintena, y la edad pasa a un segundo plano frente a preocupaciones como el trabajo o formar una familia y los hijos. Hasta que llega la famosa crisis de los cuarenta, una cierta angustia vital, y los años nos empiezan a preocupar más por las patas de gallo que por otras cuestiones. 

A partir de los cincuenta podemos estar pensando en la antesala de la jubilación y en si disfrutaremos esa ansiada libertad con salud.

A partir de los cincuenta podemos estar pensando en la antesala de la jubilación y en si podremos disfrutar de esa ansiada libertad con salud. Y sentimos el azote del declive hormonal, tanto si somos mujeres como hombres.

¿Y después? Con suerte disfrutaremos de algunas décadas más de vida, en relativa salud y dulce compañía. Este es un resumen algo crudo y lleno de tópicos sobre cómo percibimos las diferentes etapas vitales. Pero los datos parecen indicar que algo de verdad se esconde detrás de estas ideas.

Más años, menos preocupaciones.

Hace algunos años, la consultora Gallup publicó un estudio que recibió bastante atención en los medios y que venía a afirmar que la felicidad puede llegar a partir de los cincuenta. Este sondeo pedía a los participantes que calificaran de 1 a 10 su satisfacción vital, así como si habían experimentado el día anterior alguno de los siguientes sentimientos: felicidad, estrés, preocupación, ira, tristeza o satisfacción.

Foto: iStock.

Los resultados fueron sorprendentes: la relación entre satisfacción vital y edad tendría forma de una ‘U’. Alrededor de la mayoría de edad, nos sentimos bien en nuestra burbuja adolescente en la que apenas tenemos percepción del riesgo y el impulso vital es elevado. Conforme alcanzamos la madurez, las nuevas responsabilidades laborales o familiares van minando ese bienestar. 

A partir de los 50 años, sin embargo, empieza a recuperarse ese índice de satisfacción para superar el de la adolescencia a los 85 años de edad. Esta distribución en forma de ‘U’ se reproduce también en un estudio con más de medio millón de personas de 132 países, que estima que el peor momento vital se sitúa a los 47 años de edad.

Esto puede relacionarse con el retrato que pintábamos del ciclo vital al inicio de este artículo, al menos para los baby boomers y generación X: a mediados de los cuarenta vienen los divorcios, problemas laborales más acuciantes, cuidado de mayores e hijos adolescentes. Un cóctel de situaciones que pueden hacer más difícil alcanzar el bienestar.

Las personas mayores son más felices

Así de rotundo es el título de esta charla TED de Laura Carstensen, psicóloga e investigadora del Centro de Longevidad de la Universidad de Stanford. Esta investigadora ha desarrollado una larga carrera en la que ha profundizado en la relación entre satisfacción vital y la edad. Y todo parece indicar que cuanto mayores somos, mayor es nuestra resiliencia y nuestra capacidad para adoptar un camino que nos lleve a la felicidad. 

La experiencia y el conocimiento de que el tiempo es finito nos llevan a dar relevancia a lo verdaderamente importante.

Este hecho se ha visto reflejado durante la crisis por covid-19, donde Carstensen pudo constatar que los mayores han sobrellevado mejor emocionalmente la pandemia que los adultos o los jóvenes. Y ello a pesar de que el virus ha azotado con mucha mayor violencia a los mayores, algo que sorprendió y mucho a los investigadores. Y es que parece que, con la edad, tendemos a mirar el lado bueno de la vida. Los mayores tienen mejor capacidad para recordar las cosas positivas que han experimentado frente a las negativas. Y la experiencia y el conocimiento de que el tiempo es finito nos llevan a dar relevancia a lo verdaderamente importante. Esto no implica que no haya habido personas mayores que han sufrido muy directamente el impacto de la pandemia y con mayor crudeza debido a su salud frágil, al aislamiento de sus familiares y a la soledad. Pero las tendencias poblacionales en ese estudio mantienen lo observado previamente a la pandemia: la experiencia es un grado, también en el aspecto emocional.

El apoyo social, clave de la felicidad.

Carstensen da otra de las claves para la felicidad de las personas mayores, y es el apoyo social. Cuando alcanzamos la tercera edad, algo puede marcar la diferencia entre la plenitud o la tristeza: unas relaciones cercanas fuertes o la soledad y el abandono más absoluto. Las personas mayores parecen tender a reforzar sus relaciones sociales si tienen la posibilidad, algo a lo que también contribuye el mayor tiempo disponible tras la jubilación.

La japonesa Misao Okawa, soplando las velas por su 116 cumpleaños. (EFE)

La japonesa Misao Okawa, soplando las velas por su 116 cumpleaños. (EFE)

Y esta es además una de las características de las Zonas Azules, como mencionamos en este espacio. En estas sociedades se vive en comunidad, fuera del aislamiento al que nos empuja la vida moderna en las grandes ciudades, con horarios que son prácticamente incompatibles con la familia, y por ende con los amigos. Pero Carstensen sostiene que no solo el apoyo social es necesario para un envejecimiento feliz. Conforme vamos añadiendo años en salud a nuestra vida, los sistemas económicos, sociales y sanitarios, diseñados en el siglo XX y con una longevidad en salud inferior, van quedando obsoletos.

Líderes en longevidad, no tanto en felicidad.

Los datos que hemos señalado anteriormente hacen referencia a estudios realizados en EEUU, y que no tienen por qué reproducirse en nuestro entorno.

Si nos vamos a la Encuesta de Condiciones de Vida, del Instituto Nacional de Estadística, en el año 2013 se incluyó un módulo de preguntas sobre bienestar, que fue repetido en la edición 2018 de este cuestionario. 

Entre otras, se incluyen dimensiones como la confianza en los demás, las relaciones personales, la seguridad o la satisfacción con la situación laboral. También se incluyen preguntas sobre los sentimientos en las últimas cuatro semanas: si se sintió calmado y tranquilo, desanimado y deprimido, tenso, o feliz.

En este caso, no observamos la misma tendencia que en los estudios de Gallup o de Carstensen: son los más jóvenes los que más a menudo se han sentido felices, superando el 80% entre los 16 y los 34 años de edad. 

Y en relación con la satisfacción vital, de nuevo los más mayores (por encima de 65 años) son los que puntúan más bajo, frente a los jóvenes de 16 a 24 años. Estos datos contradicen la distribución en forma de U en nuestro país. El propio INE señala que más de dos millones de mayores de 65 años viven solos, siendo peor la situación para las mujeres: el 42% de las mujeres de más de 80 años viven solas, frente al 21% de hombres. 

Nuestra sociedad no está aún preparada para facilitar un entorno plenamente satisfactorio a una población cada vez más envejecida.

A esto añadamos que nuestro país se sitúa en el puesto número 27 en el Índice Global de la Felicidad de la ONU, una clasificación encabezada tradicionalmente por los países nórdicos. 

Siendo líderes en esperanza de vida a la par con Japón, tal vez no lo seamos tanto en felicidad. Probablemente, Carstensen tenga razón: nuestra sociedad no está aún preparada para facilitar un entorno plenamente satisfactorio a una población cada vez más envejecida y con una mayor esperanza de vida.

Podemos prevenir y posponer las enfermedades asociadas al envejecimiento, podemos intervenir en mejorar nuestra funcionalidad, en un futuro quizás no muy lejano, tendremos tratamientos que alarguen nuestra existencia, pero ¿quién quiere vivir más de 100 años y no ser feliz? 

Sin duda, la salud y el bienestar son claves para un envejecimiento saludable, pero la felicidad no lo es menos.

Imagen de portada: El venezolano Juan Vicente Pérez, a la edad de 111 años. (EFE/Johnny Parra).

FUENTE RESPONSABLE: Alimente-Vida Sana. El Confidencial. España.Por el Dr. Alejandro Durantez Prados es doctor en Medicina y Cirugía. Titulado en Age Management Medicine en EEUU, es pionero en su aplicación en España. Abril 2022.

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