Así eran los ángeles, según la Biblia.

Y no, no tienen nada que ver con la imagen que tenemos de ellos. ¿Qué pasó?

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“Eres un angelito”, “Es mi ángel de la guardia”…expresiones como estas son habituales y van acompañadas de una imagen, en el pensamiento colectivo, que describe a los ángeles como figuras humanas, perfectas en sus atributos, con alas, siempre jóvenes y que no tienen sexo ni género. Pero la realidad es muy distinta.

Tanto la Biblia como los estudiosos, desde Maimónides hasta la actualidad, reconocen que hay cuatro tipos distintos de ángeles. Cada uno con su jerarquía, su función y su descripción física: querubines, serafines, malaj y ofanim.

Querubines

Es el de menor rango entre los cuatro. Y está muy lejos de aquella imagen de Cupido que tenemos: un bebé sonrosado e inocente. Más bien se parece a ciertas deidades mesopotámicas como el Grifo hitita, el Lamassu de Babilonia o la esfinge de los egipcios. La Biblia describe a los querubines como mitad humanos, mitad animales cuya tarea era proteger el jardín del Edén.

Malaj

En el Libro de Ezequiel, se habla de ellos como criaturas con cuatro caras: la de un león, un buey, un águila y la última, una humana. Tenían patas rectas, cuatro alas y cascos de toro en lugar de pies que brillan como el oro. Un par de alas las usaban para cubrir su cuerpo y las otras para volar.

El término Ángel proviene de la palabra griega Angelos, que, a su vez, se originó en la palabra hebrea para mensajero, Mal ’akh. Los Malaj eran los mensajeros de Dios y son los que más se parecerían en a los humanos en apariencia física. De ahí que se “apropiaran” de la identificación que hacemos de ellos a la hora de describirlos, dejando de lado los demás miembros del grupo de ángeles que reconoce la Biblia. Eso sí, en este libro sagrado no se habla de que tuvieran alas en ningún momento. Fue recién a finales del siglo IV cuando pintores y escultores los dotaron de alas para reflejar su naturaleza etérea. Y así quedó hasta la fecha.

Commons

Serafines

Con ellos comienza la diferencia realmente. Si los Malaj eran casi humanos y los querubines eran raros, los serafines y los ofanim ya se llevan la palma.

Uno de los primeros en describir a los serafines fue el profeta Isaías: seis alas, dos de las cuales son para volar, mientras que usan el resto para cubrirse la cabeza y los pies respectivamente. Su tarea, que defienden con mucho celo, es hacer la obra de Dios. Pero la palabra serafín aparece en otras oportunidades en la Biblia también, cuando se habla de serpientes venenosas del desierto. Por lo tanto sí, los serafines, con sus seis alas y su celo, tienen una apariencia que da un poco de miedo.

Ofanim

Finalmente llegamos a estos seres divinos, también conocidos como “las ruedas”. No solo se trata de los que están en el rango más alto y cercano a Dios, también son los más raros. El relato de Ezequiel en la Biblia los describe como seres hechos de ruedas de oro entrelazadas con el exterior de cada una de ellas cubierto con múltiples ojos. Se desplazan por el cielo flotando y su propósito es proteger el trono de Dios. La creencia es que eran las ruedas reales del Carro Celestial del Señor ( o Merkabah).»Las cuatro ruedas tenían llantas y tenían radios, y sus llantas estaban llenas de ojos alrededor».

Imagen de portada: Ilustración de Malaj

FUENTE RESPONSABLE: MUY Historia. Por Juan Scaliter. 21 de junio 2021.

Sociedad y Cultura/Arte/Catolicismo/Cristianismo.

5 ciudades llenas de misterio en Medio Oriente que debes de conocer.

Mezquitas, sinagogas y sitios arqueológicos conviven en los 14 países que componen a Medio Oriente en la actualidad.

Medio Oriente es una región rica en controversias. A pesar de que se concibe como un mismo espacio, las distancias sociales, políticas y religiosas que alberga lo convierten en una región altamente nutrida a nivel cultural. Compuesto por 14 países distintos, sigue siendo hogar para algunos de los sitios arqueológicos más importantes del mundo, así como de centros sagrados para distintas religiones. Éstas son algunas ciudades que dan fe de ello:

Alejandría

Vista de una mezquita egipcia en Alejandría. Foto: Getty Images

Esta antigua ciudad egipcia fue uno de los centros intelectuales más prominentes de la Antigüedad. Fue hogar de pensadores y científicos de distintas disciplinas, como Ptolomeo, Hypatia y Filón de Alejandría, ya que fue la cede de la escuela neoplatónica. Fundada por Alejandro Magno en el año 332 a.C., albergó una de las bibliotecas más ricas de las que se tiene registro en la Historia.

A pesar de enfrentarse a encuentros bélicos y desastres naturales, la ciudad se irgue todavía como uno de los puntos culturales más importantes de Medio Oriente. Al día de hoy, se posiciona como una de las siete maravillas del Mundo Antiguo. En la actualidad, la ciudad está habitada por 4 millones de personas. Año con año, recibe un millón y medio de visitantes en promedio.

Petra

El famoso Ad Deir, a menudo también conocido como Monasterio, en la antigua ciudad nabatea de Petra en Jordania al atardecer. Foto: Getty Images

Petra fue la capital imperial de los nabateos. Es de las pocas ciudades que se mantienen intactas, como una joya de la arqueología mundial. Localizada en el corazón de Medio Oriente, podría ser una de las claves para descifrar las formas de vida de las primeras civilizaciones poderosas de la Antigüedad. Algunos expertos se refieren a ella como «La capital de las Caravanas«.

Oculta entre las montañas de Jordania, la fachada de la entrada al templo de Ad Deir está perfectamente conservada en piedra arenisca. En su interior, resguarda algunos de los tesoros más nutridos de comerciantes antiguos, así como tumbas reales. Se sabe que fue un punto álgido del comercio, así como un paraje bullicioso gracias a su ubicación geográfica.

Jerusalén

Vista del Muro de los Lamentos, el lugar más sagrado para el judaísmo en el mundo. Foto: Getty Images.

Sólo existe una ciudad en todo el mundo en la que las tres religiones más importantes del mundo conviven en equilibrio: Jerusalén. Además de ser uno de los puntos políticos más controvertidos del globo, la ciudad israelí se caracteriza por la división religiosa que existe al interior de los muros de la ciudad antigua.

Musulmanes, judíos y cristianos peregrinan año con año a Jerusalén para prestar sus respetos a los lugares más sagrados de sus creencias. Situada entre los montes de Judea, y flanqueada por un desierto blanco mítico, tiene asentamientos que datan del quinto milenio antes de nuestra era. Se posiciona como uno de los parajes turísticos más visitados de Israel, ya que alberga la Mezquita de la Roca, el Santo Sepulcro y el Muro de los Lamentos —todos a unos metros de distancia.

Mecca

Una vista de Khanna Kaaba antes de que comenzara el proyecto de extensión del rey Abdullah. Foto: Getty Images

La Mecca es el sitio religioso más visitado en todo el mundo, gracias a las peregrinaciones anuales que tradicionalmente dicta el Islam. Como la ciudad sagrada de la religión más con más adeptos en el mundo, en la ciudad se encuentra el centro ceremonial en donde, según dicta el mito musulmán, Mahoma recibió la iluminación por parte del Arcángel Gabriel.

La ciudad se ubica en as montañas Ṣirāt, en las cercanías del Mar Rojo. Anualmente, los musulmanes se dirigen ahí para honrar la tierra natal de su profeta. Según dicta la religión, todos los devotos y capaces deben un hajj (o peregrinaje) a La Meca al menos una vez en su vida. Por esta razón, sólo los musulmanes pueden ingresar a la ciudad.

Sana’a

Visión aérea de Sana’a, la antigua capital de Yemen: una joya de la cultura islámica. Foto: Getty Images

Con más de 2 mil 500 años de antigüedad, la ciudad de Sana’a fue edificada a más de 2 mil metros sobre el nivel del mar. En 1986, fue declarada como patrimonio de la humanidad por la UNESCO, ya que es un verdadero museo al aire libre en Yemen. En la ciudad, conviven 103 mezquitas diferentes con 14 baños públicos, todavía en funciones.

Se sabe que, durante los siglos VII y VIII, fue un centro importante de cultura para la religión islámica. A raíz de las grandes masas de personas que recibió la ciudad en ese entonces, se convirtió en un pilar político del régimen musulmán. A su paso, los árabes construyeron edificios que se preservan casi intactos hasta nuestros días. Algunas de las casas, construidas en el siglo XI, aún cumplen las funciones de habitación.

Imagen de portada: Gentileza de NGEspañol.

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español

Sociedad y Cultura/Catolicismo/Islamismo/Judaísmo/Medio Oriente.

 

Semana Santa: ¿por qué las fechas cambian cada año? (y en qué se diferencian la Pascua cristiana y la judía).

Existe una festividad religiosa muy importante tanto para los cristianos como para los judíos: la Pascua.

Cada año, los fieles de ambas religiones se reúnen para conmemorar y recordar diferentes hechos que marcaron acontecimientos en la historia de cada una de sus religiones.

¿Qué significa la palabra Pascua?

La palabra Pascua aparece en latín como «pascha», en el griego πάσχα «páscha» y en el hebreo (pesáh) Pésaj en español, señala la Real Academia Española.

Y Pascua significa básicamente «paso» o «salto».

La Pascua judía

Fieles rezan frente al Muro de los Lamentos

FUENTE DE LA IMAGEN – EPA. El Muro de los Lamentos es un sitio clave para los judíos durante el Pésaj.

En la antigüedad, la Pascua era una fiesta de pastores en la que se sacrificaba un cordero como ofrenda para pedir fecundidad.

Celebraban el paso del invierno a la primavera, y lo hacían luego de la primera Luna llena de la estación de primavera (en el hemisferio norte).

Luego pasó a ser una celebración de la liberación del pueblo judío de la esclavitud de Egipto.

¿En qué coinciden las Pascuas judías con las cristianas?

Existe una relación histórica y religiosa entre la Pascua judía y la cristiana.

Cristo murió el primer día de la fiesta judía que celebra la liberación por parte de Dios del pueblo judío de la esclavitud de Egipto, explica la Agencia Católica de Informaciones Aciprensa.

«La muerte de Jesús cumple la antigua ley hebrea en lo referente al cordero pascual que los judíos comen la noche víspera del 15 de Nisan (el primer mes del calendario hebreo bíblico, que comienza con la conmemoración de la salida de los judíos de la esclavitud en Egipto)», añade.

Cena Séder.

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. La cena durante el Pésaj es clave en la celebración de los judíos.

Cristo muere el mismo día de la Pascua judía en el que se matan a los corderos.

En ambos casos se produce un sacrificio y una liberación.

¿Por qué las fechas de la Semana Santa cambia cada año?

Las fechas de las Pascuas cambian todos los años para judíos y para cristianos.

Ambas festividades se rigen por diferentes calendarios, pero están marcadas por eventos astronómicos.

Los judíos comen el cordero pascual la víspera del 15 de Nisan.

Jesús celebró la Última Cena durante la Pascua judía, es decir, el 14 de Nisan, murió en la cruz el 15 de Nisan y resucitó el domingo siguiente, el 17 de Nisan.

Pero es muy difícil pasar una fiesta antigua del calendario judío al cristiano, dice Aciprensa.

Los judíos tienen un calendario lunar de 354 días y los cristianos uno solar de 365.

Hombre lleva corona de espinas.

FUENTE DE LA IMAGEN – AFP

Un hombre en México representa a Jesús con la corona de espinas en Ciudad de México.

En el Imperio Romano se decretó entonces que la Pascua sería un domingo porque se cree que Jesús resucitó ese día de la semana.

Por eso se optó por celebrar la Pascua el primer domingo después de la primera luna llena, posterior a la llegada de la primavera en el hemisferio norte.

Sin embargo, cabe destacar que no todos los cristianos celebran la Pascua el mismo día. Los ortodoxos, por ejemplo celebran la Pascua en otra fecha porque siguen el calendario Juliano.

La fecha para celebrar la Pascua tanto para cristianos como para judíos varía entre fines de marzo y fines de abril cada año.

Este artículo se publicó originalmente en abril de 2019.

Imagen de portada: Gentileza de EPA

FUENTE RESPONSABLE: Redacción BBC News Mundo. Abril 2019/ Actualizado abril 2022.

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Qué eran las saturnales, el rito pagano romano al que se atribuye el verdadero origen de la celebración de la Navidad.

El Imperio Romano dejó como legado al mundo occidental, entre muchas cosas, los principios del sistema jurídico que se practica en decenas de países, la raíz de lenguas como el español, el francés o el italiano, e incluso la lógica con que operan los cuerpos de bomberos que trabajan en las ciudades.

Pero tal vez haya un elemento de ese legado que no es tan conocido: la celebración de la Navidad.

En una de las principales celebraciones del cristianismo, marcada hoy en día por árboles luminosos, Papá Noel, pesebres y reuniones familiares, resulta difícil ver algún vestigio de la cultura romana.

Principalmente porque, durante más de cinco siglos, el Imperio Romano fue un pueblo creyente en múltiples deidades.

Pero que la Navidad se celebre en diciembre y sea una ocasión para reunirse con la familia tiene mucho que ver con la influencia romana.

Entonces, ¿cuál es el vínculo y por qué la Navidad le debe tanto a Roma?

La respuesta a esa pregunta se relaciona con una celebración romana particular: las saturnales, el rito con el que en el Imperio romano se le daba la bienvenida al invierno.

«La elección del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesús no tiene nada que ver con la Biblia, sino que fue una elección bastante consciente y explícita de usar el solsticio de invierno para simbolizar el papel de Cristo como la luz del mundo», le explicó a BBC Mundo Diarmaid MacCulloch, profesor de historia de la Iglesia de la Universidad de Oxford.

«Las costumbres de fiesta y desgobierno de las saturnales en la misma época del año migraron naturalmente a la práctica cristiana, ya que en el siglo IV el cristianismo se estaba volviendo más prominente en la sociedad romana. Iban a aceptarse mejor las nuevas creencias si no chocaban con sus antiguas costumbres no cristianas», agregó.

Pero, ¿cuándo ocurrió este encuentro entre los ritos romanos y las celebraciones cristianas y cómo llegaron hasta nuestro tiempo?

Hombre de fiesta

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

Durante las saturnales había una especie de cambio de roles: los hombres se vestían de mujeres y los amos se vestían de esclavos.

Saturnales

Las saturnales eran un festival que tenían los antiguos romanos para celebrar lo que ellos llamaban «el renacimiento» del año, cuando se cumplía el solsticio de invierno, que en el calendario juliano (que rigió al imperio y a Europa durante siglos) se celebraba, curiosamente, el 25 de diciembre.

Sin embargo, la fiesta comenzaba ocho días antes, el 17 de diciembre, cuando se les daba vuelta a las normas que gobernaban ordinariamente: los hombres iban vestidos de mujer y los amos vestidos de sirvientes, entre otras convenciones a la inversa.

Pero aquí es donde comenzamos a ver las similitudes: las casas se decoraban con vegetación, se encendían velas y… se entregaban regalos.

«Esta celebración se hacía en honor del dios Saturno (por eso el nombre) y se caracterizó siempre por la relajación del orden social y por una atmósfera de carnaval», señala la historiadora australiana Marguerite Johnson, en diálogo con BBC Mundo.

Johnson hace hincapié en que la celebración en honor a Saturno cuando comenzaba el invierno tenía un sentido: Saturno era la principal deidad para los romanos.

«Era el dios del tiempo, de la agricultura y las cosas sobrenaturales. Como los días se acortaban y de alguna manera la tierra moría de forma simbólica, era necesario que el dios del tiempo y la comida estuviera contento», señala la académica.

Y como parte de esa tradición de congraciarse con el más allá y con los demás, se introdujeron los regalos.

Nacimiento de Jesùs.

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

Los historiadores sitúan el nacimiento de Jesús en los meses de marzo y abril.

«Como parte de las fiestas, los romanos intercambiaban regalos: velas, pantuflas de lana, gorros y hasta calcetines. Y lo hacían entre familias, mientras los esclavos disfrutaban de su tiempo libre».

Pero la historiadora señala que, además del festival de las saturnales, los romanos tenían otra celebración: la del «nacimiento del sol invicto o no conquistado» (Natalis Solis Invicti), que se celebraba cada 25 de diciembre, de acuerdo con varios documentos de la época romana.

«En el almanaque del siglo IV, el Calendario de Filocalus, se menciona una celebración de los Invictus el 25 de diciembre, que probablemente sea una referencia al ‘Sol Invicto'», afirma Johnson.

«Y es en ese documento donde se hace la primera mención a que el 25 de diciembre es el nacimiento de Jesús», añade la historiadora.

Diciembre

Lo cierto es que, hacia el final de la era romana, la Navidad ya formaba parte del calendario romano.

Fue un proceso gradual, según señalan los historiadores, que tuvo que ver con una hibridación o amalgama de tradiciones.

Hacia mediados del siglo I los cristianos ya habían llegado a Roma y comenzaron a conformar la sociedad del imperio.

«A medida que el cristianismo arraigó más en el mundo romano y la antigua religión politeísta quedó atrás, los cristianos se adaptaron a esos ritos establecidos y los volvieron propios», anota Johnson.

«Es muy plausible que hayan escogido esta festividad por su relación con el renacer, pero esta vez con el renacimiento Cristo, que a la vez se le encomendaba la misión de redimirlos y llevarlos a la vida eterna», agrega.

Ya en el siglo IV se dejó todo por escrito: entre los años 320 y 353, el papa Julio I fijó la solemnidad de Navidad el 25 de diciembre, tal vez como una estrategia para convertir a los romanos.

Leon I

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

El papa León I fue quien confirmó en el siglo V la fecha del 25 de diciembre como la fecha de conmemoración del nacimiento de Cristo.

En el año 449 el papa León I estableció esa fecha para la conmemoración del nacimiento de Jesús como una de las principales fiestas de la Iglesia católica y finalmente el emperador Justiniano en el 529 la declaró fiesta oficial del imperio.

Entonces comenzó a darse por sentado que Jesús había nacido en diciembre. Sin embargo, el historiador italiano Polidoro Virgilio en el siglo XV comenzó a notar las similitudes entre varios ritos paganos y la celebración de la Navidad.

«Polidoro Virgilio señaló la conexión entre la tradición predominantemente inglesa, ‘El señor del desgobierno’, que ocurría el día de Navidad, y la costumbre equivalente que se llevaba a cabo durante las saturnales. Ambos involucraban amos y sirvientes o esclavos intercambiando roles por un día», anota Johnson.

Desde entonces se viene buscando cuál es la fecha exacta de nacimiento de Jesús, que algunos historiadores ubican a mediados de marzo o principios de abril.

Pero lo cierto es que la influencia es tan fuerte que seguimos celebrando con regalos, fiestas y encuentros familiares cada 25 de diciembre.

Imagen de portada: Gentileza de GETTY IMAGES

FUENTE RESPONSABLE: Redacción BBC News Mundo. Diciembre 2021

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Incendio en Notre Dame: cómo Víctor Hugo, autor de «Nuestra Señora de París», salvó a la catedral de desaparecer en el siglo XIX.

La famosa catedral de Notre Dame, uno de los lugares más visitados de París, sufrió graves daños con el incendio ocurrido hace poco tiempo.

El fuego devoró dos terceras partes del techo de la edificación y derrumbó la aguja central, una torre añadida en el siglo XIX y estuvo rodeada de un andamiaje por obras de reparación.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, lanzó una campaña internacional para recaudar fondos para reconstruir la catedral y se comprometió a que las obras finalicen en 5 años.

Esta no es la primera vez que el templo necesita una reparación de gran magnitud. La última ocurrió a mediados del siglo XIX, para revertir los graves daños que había sufrido durante la Revolución Francesa (1789).

Escombros en Notre Dame después del incendio

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El fuego destruyó dos tercios del techo del edificio.

La publicación de la novela «Nuestra Señora de París», de Víctor Hugo, en 1831, fue el principal motor de esta restauración y logró que se salvara del estado ruinoso en el que se encontraba.

«Símbolo de poder y agresión»

Construida entre 1163 y 1345 en la Île de la Cité, Notre Dame (Nuestra Señora) de París es una de las catedrales góticas más antiguas y la tercera más grande del mundo, después de la de Colonia (Alemania) y Milán (Italia).

En sus ocho siglos de historia, Notre Dame ha tenido que ser reformada en varias ocasiones.

Pero fue durante la Revolución Francesa (1789) que sufrió los daños más serios hasta el incendio pasado.

Vista lateral de la catedral de Notre Dame

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

Las llamas derrumbaron la emblemática aguja central del edificio.

En este periodo, los revolucionarios destruyeron estatuas de la galería de reyes y de los portales, y desmantelaron una aguja del siglo XIII.

Saquearon el edificio por considerarlo «un símbolo del poder y de la agresión de la Iglesia y la monarquía».

Arrancaron el plomo del techo para fabricar balas, fundieron las campanas de bronce para hacer cañones y destrozaron muchas de las ventanas.

Hacia fines del siglo XVIII, el templo había quedado convertido en «una sombra» de su época gloriosa.

Notre Dame volvió a las manos de la Iglesia católica en 1801, pero nadie detuvo el deterioro.

Ilustración de Notre Dame en 1822

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

En el siglo XIX los franceses creían que los edificios góticos eran «monstruosos».

Hasta que en 1831, Víctor Hugo publicó la novela romántica «Nuestra Señora de París», ambientada en el siglo XV y que cuenta la historia trágica del jorobado Quasimodo, que cuida de las campanas de la catedral y que se enamora de la gitana Esmeralda.

«Edificio vulgar»

En la época en que el autor francés escribió el libro, «los parisinos consideraban que los edificios medievales eran vulgares, deformaciones monstruosas», según explica el escritor y arquitecto Richard Buday en un artículo de 2017 en la página web Arch Daily.

«La historia gótica de París estaba siendo demolida en nombre de proyectos más respetables, si no más rentables. Víctor Hugo estaba alarmado», añade Buday.

Según Kelly Richman-Abdou, guía turística por museos de París, a principios del siglo XIX, «aburridos del estilo gótico y abrazando la arquitectura barroca, los parisinos solicitaron la demolición de la catedral en ruinas», escribió en el sitio de noticias arquitectónicas My Modern Met.

Pero «Nuestra Señora de París» lo cambió todo.

Víctor Hugo

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Víctor Hugo también escribió «Los Miserables».

El libro «tuvo un impacto tan dramático en la actitud del público francés hacia el patrimonio que ese mismo año el gobierno estableció la Comisión de Monumentos Históricos», según la experta en literatura francesa y profesora emérita de la Universidad de Princeton (EE.UU.) Suzanne Nash.

Ante el clamor popular, el rey Luis Felipe I ordenó en 1844 la restauración del monumento.

Los arquitectos Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste Lassus asumieron el proyecto. A partir de 1857, tras la muerte de Lassus, Viollet-le-Duc, quedó como único encargado.

La restauración, que se extendió hasta 1864, consistió en la construcción de una nueva aguja central, una nueva sacristía, de un nuevo órgano y la instalación de nuevas estatuas y vitrales, entre otras reformas.

También añadieron las famosas gárgolas y quimeras que vigilan a los visitantes desde la fachada.

«¡Guerra contra los demoledores!»

Pero escribir la novela no fue lo único que hizo Víctor Hugo para salvar la catedral.

El autor veía a la arquitectura gótica «como una parte esencial de la historia de Francia» y creía que estaba amenazada por el barroco.

Una rosa frente a Notre Dame

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

Ver arder a Notre Dame fue muy doloroso para los franceses.

En 1825, seis años antes del libro, publicó un folleto titulado «¡Guerra contra los demoledores!».

«Quién sabe qué edificios se están construyendo (con la ridícula pretensión de ser griegos o romanos en Francia, y que no son romanos ni griegos), mientras otras estructuras admirables y originales están cayendo cuando su único delito es ser francesas por origen, historia y propósito», dice Víctor Hugo en el texto.

Además, cuando empezó la restauración de la catedral, Víctor Hugo participó activamente en un comité de tres personas que supervisó el proyecto.

Casi 200 años después, el clamor se repite para salvar una vez más el monumento.

En este sentido, la directora de Unesco y exministra de Cultura de Francia, Audrey Azoulay, destacó que el «drama» del incendio de Notre Dame ha servido como recordatorio de «la fuerza del patrimonio que nos une».

Imagen de portada: Gentileza de GETTY IMAGES

FUENTE RESPONSABLE: Redacción BBC News Mundo. Abril 2019

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