Por qué antes de la Segunda Guerra Mundial las papas se comían más horneadas o hervidas y después, fritas o asadas. Final.

Pero esta conveniencia tiene su costo.

En EE.UU. la ingesta de calorías entre adultos aumentó en un 10% entre los años ´70 y ´90, pero no se debió a las comidas regulares.

Los culpables fueron los snacks, que suelen ser alimentos procesados.

Los psicólogos -y el sentido común- sugieren que esto no debería sorprendernos.

Hamburguesa con papas fritas

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Cuando comemos por impulso solemos elegir la comida menos saludable.

Experimentos realizados por científicos del comportamiento muestran que tomamos decisiones muy diferentes sobre qué comer, dependiendo de cuán lejos está la comida.

Una comida planeada con mucho tiempo suele ser nutritiva pero cuando comemos por impulso solemos elegir comida chatarra.

Por otra parte, la invención de la comida industrial -en todos sus formatos- ha llevado a un profundo cambio en la economía moderna.

El síntoma más obvio es cómo ha cambiado el gasto en comida.

Las familias estadounidenses gastan cada vez más en comer fuera de sus hogares, ya sea en comida rápida, restaurantes, sándwiches o snacks.

En los años ́60 sólo un cuarto de lo que se gastaba en alimentos se hacía fuera del hogar.

Esa cifra fue aumentando y en 2015 se alcanzó un récord: por primera vez en la historia, los estadounidenses empezaron a gastar más en comida y bebida fuera del hogar que lo gastan en las tiendas de comestibles.

Supermercado

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Los estadounidenses gastan más en comida y bebida fuera del hogar que en las tiendas de comestibles.

Incluso dentro de las casas, las comidas son cada vez más procesadas para ahorrarle tiempo y esfuerzo a quien las cocina.

Hay ejemplos obvios, como la bandeja de comida precocinada. Pero también hay cosas menos obvias.

Por ejemplo, las ensaladas cortadas y lavadas en bolsa, las albóndigas o los kebabs ya preparados para poner en la parrilla, el queso rallado, la salsa para pastas.

Incluso el té que viene en bolsitas individuales o el pollo que se vende desplumado, destripado y a veces hasta con rellenos de especias.

Cada innovación le resultaría extraña a la generación anterior.

Yo nunca he desplumado una gallina y quizás mis hijos nunca piquen su propia ensalada.

Todo esto ahorra tiempo, mucho, mucho tiempo.

Ensaladas de paquete

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¿Venderán verdura para hacer ensalada en el futuro o solo se conseguirán las ensaladas de paquete?

Estas innovaciones son un fenómeno moderno.

Cuando la economista Valerie Ramey comparó el uso del tiempo en EE.UU. en los años ´20 y en los años ´60, encontró que muy poco había cambiado.

Ya sea que una mujer tuviera un bajo nivel educativo y estuviera casada con un granjero o si era altamente educada y casada con un profesional urbano, durante esos 50 años gastaba una cantidad de tiempo similar en tareas de la casa.

Fue a partir de 1960 que ese patrón cambió.

Muchos creen que la invención que permitió la emancipación de la mujer no fue la cena precocinada sino el lavarropas.

Es una idea atractiva. Después de todo, una cena precocinada no se siente como un avance, comparado con una saludable cena hecha en casa.

En cambio la lavadora es limpia y eficiente y reemplaza un trabajo muy aburrido.

Por supuesto que fue una innovación revolucionaria.

Sin embargo, no revolucionó la vida de las mujeres tanto como se cree.

Ama de casa

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Lo que realmente liberó a las mujeres de la casa no fue el lavarropas sino la comida industrializada, pero tuvo su costo.

Las estadísticas muestran que no ahorró tanto tiempo porque antes de la invención del lavarropas la realidad es que la ropa no se lavaba tan seguido.

Cuando se tardaba todo un día lavar y secar unas camisas la gente usaba cuellos y puños desechables y vestía capas oscuras para tapar la suciedad.

En contraste, cuando se tardaba dos o tres horas para preparar una comida, alguien tenía que tomarse ese tiempo.

No había una alternativa.

La máquina de lavar no ahorró tanto tiempo como la comida lista porque no estábamos dispuestos a pasar hambre pero sí a apestar.

Sin embargo la aparición de las cenas precocinadas ha tenido algunos efectos secundarios lamentables.

La obesidad aumentó fuertemente en los países desarrollados entre 1970 y el comienzo del siglo XXI, a la par del desarrollo de estas innovaciones culinarias.

Personas obesas

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Pasamos muchas menos horas cocinando pero comemos mucho peor y engordamos mucho más.

Según los economistas de la salud, esto no es casualidad: el costo de comer muchas calorías bajó dramáticamente, no sólo en términos financieros sino en términos de costo de tiempo.

La industrialización de la comida cambió la economía de dos formas importantes.

Liberó a las mujeres de horas de tareas domésticas, quitando del medio un gran obstáculo para que pudieran seguir carreras profesionales.

Pero al hacer aún más fácil la adquisición de calorías vacías, también liberó y ensanchó nuestras cinturas.

El desafío ahora -como con tantas invenciones- es disfrutar del beneficio sin también sufrir los costos.

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FUENTE RESPONSABLE: BBC, Serie: “50 cosas que hicieron la economía moderna” por Tim Harford.