El novedoso sistema en Islandia para capturar CO2 de la atmósfera que resulta 3 veces más eficiente que el actual.

Un nuevo sistema para extraer el dióxido de carbono de la atmósfera y guardarlo en el océano está siendo delineado por los científicos que lo desarrollaron.

Los autores dicen que el novedoso sistema atrapa el CO2 del aire hasta tres veces más eficientemente que los métodos actuales.

El gas -que es responsable del calentamiento global- puede ser transformado en bicarbonato de sodio y almacenado de manera segura y barata en el mar.

El nuevo método podría acelerar el emplazamiento de la tecnología de extracción de carbono, dicen los expertos.

Mientras que en el mundo se ha estado luchando para limitar y reducir las emisiones de dióxido de carbono, varias empresas se han concentrado en el desarrollo de tecnología que retira el CO2 de la atmósfera.

Entre estas, la empresa Climeworks de Suiza es tal vez la más conocida. En los últimos diez años ha desarrollado máquinas que absorben el aire de la atmósfera para luego filtrarla y atrapar las moléculas de dióxido de carbono.

En una planta instalada en Islandia, el CO2 capturado se inyecta en las profundidades de la tierra, donde es convertida en piedra.

DAC

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES. Climeworks instaló en Islandia la mayor planta del mundo de captura directa del aire. .

Recientemente, la compañía empezó a vender un servicio de extracción certificada de carbono a grandes clientes corporativos como Microsoft, Spotify y Stripe.

Sin embargo, uno de los grandes problemas de la mayoría de estos métodos de captura directa de aire (DAC, por sus siglas en inglés) es el costo.

Aunque el CO2 es un potente agente de calentamiento, está relativamente diluido en la atmósfera en razón de 400 partes por millón (ppm) en el aire.

Así que las grandes máquinas necesarias para absorber y distribuir el CO2 consumen una gran cantidad de energía.

Pero esta nueva tecnología, que usa resinas y otros químicos fácilmente disponibles, promete mucha mejor eficiencia a un costo más bajo, afirman los científicos involucrados en su desarrollo.

El equipo investigativo tomó prestado un método que se aplica al agua, y manipuló los materiales existentes para extraer CO2 del aire.

En pruebas realizadas, el nuevo material híbrido de absorción pudo atrapar tres veces más CO2 que las sustancias existentes.

Plantación de árboles en China

FUENTE DE LA IMAGEN, GETTY IMAGES. Plantar árboles en gran escala, como lo hacen aquí en China, es una forma barata de la captura directa de aire, pero usa áreas muy extensas de tierra.

«Hasta donde sé, no hay un material de absorción, que ni siquiera a 100.000 ppm, puede demostrar la capacidad que nosotros logramos de captura directa de aire de 400 ppm», expresó el director del proyecto, profesor Arup SenGupta de la Universidad Lehigh, Estados Unidos.

«Esta simple habilidad de capturar CO2 en grandes cantidades, en un material de volumen pequeño, es un aspecto único de nuestro trabajo».

Satisfacción

Aunque el desarrollo de este método se encuentra en las primeras etapas, ha sido recibido con beneplácito por otros expertos en este campo.

«Estoy contenta de ver este estudio publicado en la literatura especializada, es muy emocionante y tiene una buena posibilidad de transformar los esfuerzos de captura de CO2», expresó la profesora Catherine Peters de la Universidad de Princeton, una experta en ingeniería geológica, que no estuvo involucrada en el proyecto.

«Lo que es ingenioso de esto es que el punto de partida fue una tecnología que se había diseñado anteriormente para ser aplicada al agua. Este avance aplica esta tecnología a la fase de gas, una nueva idea», manifestó.

«El resultado demostrado de captura de CO2 es prometedor», agregó.

Uno de los grandes desafíos en la captura de CO2 es qué hacer con el gas atrapado.

Uno de los métodos más usados es almacenarlo en la tierra o mar en antiguos pozos de petróleo. Pero el nuevo estudio sugiere que, al añadir unos químicos al CO2 capturado se puede transformar en bicarbonato de sodio que se puede almacenar fácil y seguramente en el mar.

Un parque eólico

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

A pesar de la rápida instalación de sistemas de energía renovable, para controlar las crecientes temperaturas probablemente se necesitará una extensa extracción de carbono también.

Esperanza

El doctor SenGupta dice querer ahora establecer una empresa derivada para desarrollar aun más la tecnología.

Sostiene que esta manera de extracción de CO2 no sólo será crítica en limitar el aumento de las temperaturas globales, sino que podría directamente empoderar a los países en desarrollo.

«Tenemos que llevarlo a lugares como Bangladesh, Barbados o las Maldivas. Ellos también tienen un papel que jugar, no pueden ser unos simples espectadores que continúan sufriendo».

Algunos científicos son reacios a ponerle demasiado énfasis a las nuevas y emergentes tecnologías como la captura directa de aire porque temen que podrían disminuir los esfuerzos de gobiernos e individuos para reducir la emisión de carbono.

Pero con el riesgo en que se encuentran los límites de temperatura establecidos en el Acuerdo de París sobre el cambio climático por el aumento de las emisiones, muchos otros sienten que un rápido despliegue de captura directa de aire, además de profundos recortes en las emisiones de carbono, es la mejor esperanza de evitar un peligroso cambio climático.

«Se ha vuelto aun más importante ahora que definitivamente estamos en un proceso que nos llevará a exceder los límites, donde tenemos que extraer el carbono del medio ambiente», dijo el profesor Klaus Lackner, un pionero en el campo de la extracción de CO2.

«DAC tendrá que volverse más barata para que pueda hacer una útil contribución. Soy optimista de que lo puede lograr».

El profesor SenGupta comparte ese optimismo, convencido de que su nuevo método puede extraer CO2 por menos de US$100 la tonelada.

La investigación fue publicada en la revista especializada Science Advances.

Imagen de portada: GETTY IMAGES.Las emisiones de CO2 producidas por el sector energético continúan siendo un factor en el calentamiento global.

FUENTE RESPONSABLE: Matt McGrath; BBC News, Corresponsal de Medio Ambiente. 9 de marzo 2023.

Sociedad/Contaminación del aire/Ecología/Cambio Climático/Ciencia

La investigación que puede cambiar por completo nuestro entendimiento sobre el cáncer.

Un equipo de investigadores dice haber descifrado cómo la contaminación del aire conduce al cáncer, en un descubrimiento que transforma por completo nuestra comprensión de cómo surgen los tumores.

El equipo del Instituto Francis Crick de Londres demostró que, más que causar daños, la contaminación del aire despierta células viejas y dañadas.

Uno de los principales expertos del mundo, el profesor Charles Swanton, dijo que este avance marca una «nueva era».

Y que ahora puede ser posible desarrollar medicamentos que detengan la formación de cánceres.

Los hallazgos podrían explicar cómo actúan en el cuerpo cientos de sustancias cancerígenas.

La visión clásica del cáncer comienza con una célula sana. Esta adquiere más y más mutaciones en su código genético, o ADN, hasta que alcanza un punto de inflexión. Luego se convierte en un cáncer y crece sin control.

Pero esta idea es problemática: hay mutaciones cancerosas en tejido aparentemente sano, y muchas sustancias que se sabe que causan cáncer, incluida la contaminación del aire, no parecen dañar el ADN de las personas.

¿Qué es lo que está pasando entonces?

Los investigadores han producido evidencia de una idea diferente. El daño ya está ahí, en el ADN de nuestra célula, generado a medida que crecemos y envejecemos, pero se necesita algo que apriete el gatillo para que realmente se torne canceroso.

Investigadora

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. La investigación puede llevar al desarrollo de medicamentos para prevenir el cáncer.

El descubrimiento se hizo al explorar por qué los no fumadores desarrollan cáncer de pulmón.

La gran mayoría de los cánceres de pulmón son causados ​​por fumar, pero aún así, uno de cada 10 casos en Reino Unido, por ejemplo, se debe a la contaminación del aire.

Los científicos del Instituto Crick se centraron en una forma de contaminación llamada materia particulada 2.5 (conocida como PM2.5), que es mucho más pequeña que el diámetro de un cabello humano.

A través de una serie de detallados experimentos con humanos y animales, demostraron que:

  • Los lugares con niveles más altos de contaminación del aire tenían más cánceres de pulmón no causados ​​por fumar.
  • Respirar PM2.5 provoca la liberación de una alarma química, la interleucina-1-beta, en los pulmones.
  • Esto causa inflamación y activa las células en los pulmones para ayudar a reparar cualquier daño.
  • Pero alrededor de una de cada 600.000 células en los pulmones de una persona de 50 años ya contiene mutaciones potencialmente cancerosas.
  • Estas se adquieren a medida que envejecemos, pero parecen completamente sanas hasta que son activadas por la alarma química y se vuelven cancerosas.

De manera crucial, los investigadores pudieron detener la formación de cánceres en ratones expuestos a la contaminación del aire mediante el uso de un medicamento que bloquea la señal de alarma.

Doble avance

Los resultados son un doble avance, tanto para comprender el impacto de la contaminación del aire como los fundamentos de cómo desarrollamos un cáncer.

La doctora Emilia Lim, una de las investigadoras del equipo de Crick, dijo que las personas que nunca fumaron, pero que desarrollaron cáncer de pulmón, a menudo no tenían idea de por qué.

«Darles algunas pistas sobre cómo podría funcionar esto es muy, muy importante», señaló.

«Es superimportante: el 99% de las personas en el mundo vive en lugares donde la contaminación del aire supera los parámetros de la OMS, por lo que realmente nos afecta a todos».

Repensando el cáncer

Pero los resultados también mostraron que las mutaciones por sí solas no siempre son suficientes para causar cáncer. Se puede necesitar un elemento extra.

Swanton dijo que este fue el hallazgo más emocionante que su laboratorio había encontrado, ya que «realmente reconsidera nuestra comprensión de cómo se inician los tumores». Y explicó que esto llevaría a una «nueva era» de prevención molecular del cáncer.

La idea de tomar una pastilla para bloquear el cáncer si vives en un área muy contaminada no es del todo fantasiosa.

Hombre fumando

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES

¿Es solo el daño conocido en el ADN causado por los químicos en el tabaco o el humo también causa inflamación?, se pregunta Swanton.

Los médicos ya probaron el fármaco interleucina-1-beta en enfermedades cardiovasculares y descubrieron, por accidente, que reduce el riesgo de cáncer de pulmón.

«La contaminación es un hermoso ejemplo, pero habrá otros 200 ejemplos de esto en los próximos 10 años», le dijo Swanton a la BBC.

Y añadió que necesitábamos repensar incluso cómo fumar causa cáncer: ¿es solo el daño conocido en el ADN causado por los químicos en el tabaco o el humo también causa inflamación?

Idea de hace tres cuartos de siglo

Curiosamente, la idea de que el ADN mutado no es suficiente y que los cánceres necesitan otro desencadenante para crecer fue propuesta por primera vez por el científico Isaac Berenblum en 1947.

«Desde el punto de vista filosófico es fascinante. Estos increíbles biólogos hicieron este trabajo hace 75 años y en gran medida han sido ignorados», afirmó Lim.

Michelle Mitchell, directora ejecutiva de Cancer Research UK, enfatizó que «fumar sigue siendo la principal causa de cáncer de pulmón».

Pero agregó: «La ciencia, que lleva años de arduo trabajo, está cambiando nuestra forma de pensar sobre cómo se desarrolla el cáncer. Ahora tenemos una comprensión mucho mejor de las fuerzas impulsoras detrás del cáncer de pulmón».

Imagen de portada: GETTY IMAGES

FUENTE RESPONSABLE: James Gallagher, Corresponsal de Salud y Ciencia, BBC News. 12 de septiembre 2022.

Sociedad y Cultura/Salud/Cáncer/Medio Ambiente/Contaminación

 

Los preocupantes cambios que se están produciendo en uno de los lugares con el aire más limpio de todo el planeta.

El aire a mi alrededor se convierte en algo así como polvo de diamante con cada respiración.

Hace frío, pero está despejado en esta ladera de la montaña, en medio de lo que es esencialmente un desierto ártico. El aire extremadamente seco y helado transforma casi instantáneamente la humedad de mi boca y nariz en diminutos y brillantes cristales de hielo.

Estoy parada justo debajo del pico de Zeppelinfjellet, una montaña de 556 m en la península Brøggerhalvøya de Spitsbergen, en Svalbard, el archipiélago noruego en el océano Ártico.

Debajo de mí está Ny-Ålesund, un pequeño asentamiento con una población de 45 personas en invierno y hasta 150 en verano. Es el asentamiento permanente más septentrional del mundo, situado a unos 1.231 km del Polo Norte.

Con la montaña elevándose por un lado y un fiordo por el otro, es un lugar de una belleza impresionante. Es quizás también uno de los mejores lugares del planeta para respirar: situado lejos de las principales fuentes de contaminación en el entorno ártico casi intacto, el aire aquí es uno de los más limpios del mundo.

Los residentes del pueblo son en gran parte científicos que vienen precisamente por este motivo. En 1989, se construyó una estación de investigación en los flancos de Zeppelinfjellet a una altitud de 472 m para ayudar a los investigadores a monitorear la contaminación atmosférica.

Más recientemente, el Observatorio Zeppelin, como se llama la estación de investigación, se ha convertido en un lugar crucial para medir los niveles de gases de efecto invernadero que están impulsando el cambio climático.

Pero también hay señales de que la calidad del aire aquí puede estar cambiando.

De vez en cuando, las corrientes atmosféricas llevan aire desde Europa y Norteamérica a esta parte de Svalbard, trayendo consigo la contaminación de esas regiones. Los investigadores no solo están viendo que aumentan los niveles de ciertos contaminantes, sino que hay signos de nuevos tipos de contaminación transportados por el viento que preocupan a los científicos.

«El Observatorio Zeppelin está ubicado en un entorno remoto y prístino, lejos de las principales fuentes de contaminación», dice Ove Hermansen, científico del Observatorio Zeppelin y el Instituto Noruego de Investigación del Aire.

«Si puedes medirlo aquí, sabes que ya tiene una prevalencia global. Este es un buen lugar para estudiar la atmósfera cambiante».

Fotografía de un paisaje que incluye montañas tomada en las islas Ny-Ålesund, Svalbard y Jan MayenI

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Ny-Ålesund es el asentamiento civil más septentrional del mundo.

La investigación en Ny-Ålesund es una parte crucial de un esfuerzo internacional para mapear el impacto de la humanidad en la atmósfera. Las medidas que toman ayudan a «detectar la línea base de contaminación y calcular la tendencia global en el tiempo», explica Hermansen.

Mediciones preocupantes

Cinco días a la semana, un empleado del Instituto Polar Noruego realiza un ascenso en teleférico al observatorio, donde realizan el mantenimiento, toman muestras de aire y cambian los filtros de los equipos.

Debido a su ubicación remota y su altitud sobre las capas atmosféricas que pueden atrapar la poca contaminación que se produce localmente, el Observatorio Zeppelin es el lugar ideal para ayudar a construir una imagen de lo que sucede en la atmósfera terrestre.

Los sensores del observatorio miden no solo los gases de efecto invernadero, sino también los gases clorados como los CFC, los metales pesados en el aire, los contaminantes organofosforados como los pesticidas y la contaminación típicamente asociada con la quema de combustibles fósiles como los óxidos de nitrógeno, el dióxido de azufre y partículas como el hollín.

Los datos que recopilan luego se agregan a las mediciones tomadas en otros lugares por una red internacional de estaciones para construir un «fondo» global de gases atmosféricos, aerosoles y partículas en la atmósfera, brindando un punto de referencia a partir del cual se mide la contaminación.

«El monitoreo aquí en el observatorio cubre una amplia gama de temas», dice Hermansen, quien ha estado trabajando en el Observatorio Zeppelin durante dos décadas.

«Las toxinas ambientales son particularmente interesantes por sus efectos biológicos y el estado del medio ambiente del Ártico, mientras que las mediciones de los gases de efecto invernadero y los aerosoles son especialmente importantes en un contexto global por su impacto en el cambio climático».

Pero el Observatorio Zeppelin también puede proporcionar una alerta temprana de los cambios que se están produciendo en la atmósfera.

Los niveles de metano en el aire alrededor de Zeppelin, por ejemplo, han aumentado desde 2005 y alcanzaron niveles récord en 2019. Ahora existe una creciente preocupación de que los niveles de emisiones de metano causadas por el hombre amenacen los intentos de limitar la cantidad de calentamiento global.

Diez días después del accidente de la planta de energía nuclear de Fukushima en 2011, se detectaron radionucleidos, producidos por el reactor de fisión de la planta, en la atmósfera de Zeppelinfjellet. Eso reveló que estas partículas radiactivas estaban siendo transportadas miles de kilómetros a través de la atmósfera en solo unos pocos días.

Los investigadores de Zeppelin también han observado picos en los niveles de sulfato, partículas y metales como el níquel y el vanadio en el aire alrededor de Ny-Ålesund durante los meses de verano debido al creciente número de cruceros que visitan la zona.

También han detectado altas concentraciones de partículas «envejecidas» entre marzo y mayo de cada año, ya que los patrones climáticos transportan contaminación de otras partes de Europa y Asia.

A medida que el hollín se mueve a través de la atmósfera, por ejemplo, sufre una reacción química que hace que las partículas sean más reactivas y aumenta su toxicidad.

Las fundiciones industriales en la península de Kola, en Rusia, también producen picos ocasionales en metales como níquel, cobre, zinc y cobalto en el aire cuando el viento sopla en la dirección equivocada durante el invierno y la primavera.

El lado positivo

Pero no todo son malas noticias. También han visto disminuir los niveles de metales pesados como el plomo y el mercurio, en gran parte debido al endurecimiento de las normas sobre la quema de desechos y la industria.

Los esfuerzos para reducir el uso de pesticidas organofosforados, que pueden pasar al aire cuando se rocían en los campos, también han provocado una disminución gradual en la cantidad de estos químicos que se detectan en la atmósfera alrededor del Ártico.

Un teleférico

FUENTE DE LA IMAGEN – ANNA FILIPOVA. Los investigadores deben tomar un teleférico desde el pueblo para llegar al observatorio en la montaña, que tiene la ventaja de una vista impresionante durante el viaje.

Más recientemente, los investigadores han notado niveles crecientes de microplásticos en muestras de nieve en regiones remotas del Ártico, lo que sugiere que pueden haber sido transportados allí por aire. Eso ha llevado a los investigadores de Zeppelin a monitorear la atmósfera y la nieve que cae allí en busca de microplásticos.

«Partículas micro plásticas muy pequeñas pueden viajar distancias considerables por aire, de manera similar a otras partículas que ya medimos en Zeppelin», dice Dorte Herzke, investigadora principal del Instituto Noruego de Investigación del Aire.

«Lo que es diferente para los microplásticos es que están completamente hechos por el hombre, consisten en polímeros muy duraderos y contienen una amplia mezcla de productos químicos, muchos de los cuales son tóxicos. Nos preocupa que las partículas de microplásticos puedan transportar productos químicos al Ártico que de otro modo no podrían llegar allí, lo que podría causar daños a los frágiles ecosistemas».

Sin embargo, si bien estas intrusiones de otras partes del mundo ocasionalmente contaminan el aire en este rincón del Ártico, aún permanece lejos de la peor contaminación que los humanos liberan a la atmósfera.

Hay otros lugares que también están entre los más limpios: en 2020, los investigadores descubrieron una capa de aire extremadamente prístina sobre el Océano Antártico, directamente al sur de Australia.

Sin embargo, Ny-Ålesund es uno de los pocos lugares que la gente puede visitar y vivir durante un tiempo, incluso si el acceso se limita principalmente a los investigadores científicos.

Ove Hermansen mira por la ventana

FUENTE DE LA IMAGEN – ANNA FILIPOVA. Ove Hermansen ha estudiado la contaminación del aire durante más de 20 años en el observatorio Zeppelin, donde los investigadores también deben estar atentos a los osos polares.

Sorprendentemente, no siempre fue tan limpio.

Entre 1916 y 1962, fue un pueblo minero de carbón, hasta que una explosión mató a 21 obreros, lo que provocó la evacuación y el cierre de la mina. Desde entonces se ha transformado en un lugar donde los datos se extraen del medio ambiente en lugar del carbón.

«Se han llevado a cabo limpiezas regularmente desde la década de 1960, cuando se cerraron las minas, pero lamentablemente todavía queda algo de contaminación tanto en el área minera como en el pueblo», dice Hanne Karin Tollan, asesora de investigación en la base de Ny-Ålesund, que es operada por una empresa propiedad del ministerio noruego de clima y medio ambiente llamada Kings Bay AS.

«Kings Bay, que opera todo el asentamiento de Ny-Ålesund, realizó estudios ambientales para mapear la contaminación en el suelo en el período 2019-2022 para descubrir su alcance y como base para nuevas mediciones de limpieza. Toda la basura, desechos y el suelo contaminado se envía a sitios aprobados en Noruega continental».

¿Cómo se vive ahí?

Mientras los que trabajan en Ny-Ålesund pasan gran parte de su tiempo mirando hacia arriba para ver qué hay en el aire sobre sus cabezas, la vida sobre el terreno en el pueblo es inusual.

Los residentes provienen de todo el mundo, de países como Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Noruega, Japón, Corea del Sur y China, entre otros.

Solo hay dos vuelos semanales desde Longyearbyen, Svalbard, que se ofrecen en un avión de hélice que traquetea hasta los huesos.

El pueblo en sí se compone de unos 30 edificios en forma de cabañas que llevan el nombre de grandes centros urbanos globales: Ámsterdam, Londres, México, Italia, por nombrar algunos. Sirven como un recordatorio de la necesidad de relaciones diplomáticas en este lugar lejos de las multitudes bulliciosas.

Sin embargo, otras formas de conectividad están disponibles de forma menos inmediata: todos los teléfonos móviles y Wi-Fi deben estar apagados.

El pueblo es una zona libre de radio en un intento de mantener las ondas en el área lo más silenciosas posibles, y se requiere un permiso especial para los investigadores que quieran operar cualquier equipo que use transmisiones de radio.

Pulsos de láser verde desde un edificio en Ny-Ålesund

FUENTE DE LA IMAGEN – ANNA FILIPOVA. Los pulsos láser de un instrumento ayudan a monitorear los niveles de aerosoles y otros contaminantes en la atmósfera sobre Ny-Ålesund.

Entre los que aprovechan los cielos despejados y el entorno libre de radiofrecuencias se encuentra la Autoridad Cartográfica de Noruega, que ha construido allí un observatorio de 20 m para ayudar a monitorear los movimientos de la Tierra y su campo gravitatorio.

Las tormentas violentas a menudo sacuden las cabañas, y por la noche el viento se cuela dentro y les quita el calor a los residentes.

Durante mis visitas al pueblo, la mayoría de las noches usaba toda mi ropa exterior (chaqueta, pantalones, ropa interior y de capa intermedia, rematada con una manta) cuando estaba dentro de las cabañas.

El clima extremo es un peligro para todos los que viven y trabajan aquí.

Las temperaturas a menudo están por debajo del punto de congelación y el frío más intenso jamás registrado fue de -37.2 °C en invierno. En marzo de este año, durante una de mis visitas a Ny-Ålesund, las temperaturas alcanzaron un récord mensual de 5,5 °C. El récord anterior fue de 1976 a 5.0 °C.

Solo con estoicismo se puede manejar el acceso remoto, la naturaleza cruda y las duras condiciones junto con largos períodos de oscuridad o luz solar continua. Estuve en la estación científica durante la época más dura del año, la oscura temporada de la noche polar, cuando no hay luz durante meses.

Moverse implicaba usar linternas frontales y aprovechar la luz de luna. Una joven estudiante de doctorado italiana que conocí caminaba sola con 2 o 3 metros de visibilidad, enfrentando fuertes vientos y nieve, solo para poder cambiar los filtros de algunos instrumentos.

Pero la oscuridad también ofrece fantásticas vistas de la aurora boreal moviéndose como un fantasma por el cielo.

El acecho de los osos

Hay otros peligros más allá de la oscuridad y el frío para los investigadores que se aventuran en esta época del año.

Svalbard es el hábitat natural del oso polar y, a lo largo de los años, se han visto osos cerca del asentamiento, incluso atravesándolo.

Como resultado, la comunidad tiene la regla de que nadie puede cerrar con llave las puertas de ningún edificio en caso de que aparezca un oso y haya una necesidad urgente de refugio.

«Tienes que adaptarte y trabajar alrededor de los osos polares, no al revés», dice Christelle Guesnon, una de las investigadoras que trabaja en el Observatorio Zeppelin para el Instituto Polar Noruego.

«A los osos les gusta seguir el río y, a menudo, toman la carretera entre el asentamiento de Ny-Ålesund y el observatorio Zeppelin. Sucede con bastante frecuencia que estamos arriba en el observatorio y pasa un oso polar. Luego esperamos hasta que el oso se haya ido».

Después de las 16:30, el cierre de la jornada laboral, la pequeña comunidad tiende a retirarse a sus casas.

Desprovistos de comunicación instantánea y contacto móvil, aquí se confía en haber quedado más temprano con alguien para cualquier socialización. El comedor del pueblo es el único lugar donde la gente se reúne para socializar espontáneamente durante el almuerzo y la cena, intercambiando historias sobre la aurora boreal y la vida silvestre que encontraron.

Muchas de esas historias compartidas dan testimonio de los cambios que están ocurriendo en este remoto ecosistema ártico.

Leif-Arild Hahjem, quien ha trabajado durante muchos años en Ny-Ålesund como ingeniero del Instituto Polar Noruego, me dijo que ha estado en la zona desde 1984 y ha visto cambios drásticos en el paisaje circundante.

Persona mirando un instrumento fuera de una estación de investigación.

FUENTE DE LA IMAGEN – ANNA FILIPOVA. Los instrumentos repartidos por la estación de investigación se utilizan para realizar mediciones frecuentes y es necesario cambiar sus filtros.

«El fiordo al lado del asentamiento estaba congelado en ese entonces, podías ir con una moto de nieve, pero desde 2006 o 2007 ya no está congelado», dice. «El asentamiento está rodeado de muchos glaciares que se están volviendo más pequeños y la mayor parte se debe al aumento de las temperaturas».

Rune Jensen, directora del Instituto Polar Noruego en Ny-Ålesund, dice con algo de tristeza que en la década de 1980 todavía se creía que un área conocida como Blomstrandhalvoya, cerca de Ny-Ålesund, era una península, pero como el glaciar se ha retirado en las últimas décadas, se ha convertido en una isla, aislada del continente.

«Hoy, experimentamos los efectos de un Ártico más cálido en varias áreas», dice.

«Por ejemplo, el aumento de la afluencia de agua más cálida del Atlántico altera todo el ecosistema en el fiordo a las afueras de Ny-Ålesund. Afecta incluso a los osos polares, que se ven obligados a adaptar su dieta. Anteriormente solían capturar focas en el mar congelado. Ahora vemos un gran aumento en el número de osos polares que se alimentan de huevos de nidos de aves marinas y capturan focas de la tierra».

En el cielo y el paisaje, los residentes de Ny-Ålesund son testigos de las características distintivas de nuestro mundo en constante cambio.

Por ahora, sin embargo, aún pueden respirar profundamente sabiendo que el aire que inhalan es un recurso escaso y precioso.

*Anna Filipova es una fotógrafa ambiental y periodista residente en el Ártico. Se la puede encontrar tuiteando en @Anna_Filip. Esta historia hizo con el apoyo del Instituto Judith Neilson, de Periodismo e Ideas, y originalmente se produjo y publicó en inglés para BBC Future.

Imagen de portada: ANNA FILIPOVA

FUENTE RESPONSABLE: Anna Filipova; BBC Future. 16 de agosto 2022

Medio ambiente/Ciencia/Contaminación del aire

 

 

La operación secreta de relaciones públicas que tuvo lugar hace 30 años para negar el cambio climático (y cuyas consecuencias estamos pagando).

Hace treinta años, se cocinó un audaz plan para persuadir al público de que el cambio climático no era un problema.

Una reunión, poco conocida, entre algunos de los mayores actores industriales de Estados Unidos y un genio de las relaciones públicas forjó una exitosa estrategia cuyas devastadoras consecuencias están a nuestro alrededor.

A principios del otoño de 1992, E. Bruce Harrison, considerado como el padre de las relaciones públicas medioambientales, se paró en una sala llena de líderes empresariales y lanzó una propuesta que se ha convertido en una pesadilla para los ambientalistas y que perdura hasta hoy.

Estaba en juego un contrato por valor de medio millón de dólares al año. El cliente era la Coalición Global por el Clima (GCC, por sus siglas en inglés), en la que estaban las industrias del petróleo, el carbón, el acero, el ferrocarril y las automotrices. El grupo buscaba un socio en materia de comunicación para cambiar el discurso sobre el cambio climático.

Don Rheem y Terry Yosie, dos de los miembros del equipo de Harrison presentes aquel día, compartieron con la BBC sus historias, por primera vez.

«Todo el mundo quería hacerse con la cuenta de la Coalición Global por el Clima», relató Rheem, «y ahí estaba yo, justo en medio».

Cambio de aires

La GCC había sido concebida sólo tres años antes, como un foro para que sus miembros intercambiaran información y presionaran a los responsables políticos para frenar iniciativas que buscaran reducir las emisiones de combustibles fósiles.

Aunque los científicos avanzaban rápidamente en la comprensión del cambio climático, y su importancia en la agenda política era cada vez mayor, en sus primeros años la Coalición no estaba preocupada. 

En la Casa Blanca estaba George Bush padre, un antiguo empresario petrolero y, como dijo un alto miembro del grupo a la BBC en 1990, su mensaje sobre el clima era el mensaje de la GCC.

Una fotografía del exvicepresidente de EEUU, Al Gore

La cumbre de Río de Janeiro y la llegada de Al Gore a la Casa Blanca, un ecologista comprometido, en 1992 disparó las alarmas de la GCC.

En el horizonte no se vislumbraban regulaciones que obligaran a disminuir emisiones de gases contaminantes.

Pero todo cambió en 1992. En junio, en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Brasil), la comunidad internacional creó un marco para la acción climática, y las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre de ese año llevaron a Al Gore, un comprometido ecologista, a la Vicepresidencia. Estaba claro que la nueva administración intentaría regular los combustibles fósiles.

La GCC reconoció que necesitaba ayuda en materia de comunicación estratégica y sacó a concurso para contratar a una empresa de relaciones públicas.

Aunque pocos fuera del mundo de las relaciones públicas habían oído hablar de Harrison o de la empresa que dirigía desde 1973, éste tenía en su haber una serie de campañas para algunos de los mayores contaminantes de EE.UU.

El experto trabajó para la industria química desacreditando las investigaciones sobre la toxicidad de los pesticidas; para la industria del tabaco, y recientemente había realizado una campaña contra el endurecimiento de las normas que buscaban limitar las emisiones contaminantes producidas por los fabricantes de automóviles. Harrison había creado una empresa considerada una de las mejores.

«Era un maestro en lo que hacía», aseguró la historiadora de los medios de comunicación Melissa Aronczyk, que entrevistó a Harrison antes de que muriera en 2021.

Armando el equipo

Para hacerse con el contrato de la GCC, Harrison reunió un equipo de profesionales de las relaciones públicas, tanto experimentados como novatos. Entre ellos estaba Don Rheem, que no tenía credenciales en el sector, pero había estudiado ecología antes de convertirse en periodista medioambiental.

Una refinería estadounidense

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Las grandes industrias contaminantes formaron la Coalición Global por el Clima (GCC), con el fin de detener cualquier regulación medioambiental.

«Pensé: ‘Vaya, esta es una oportunidad para tener un asiento en primera fila en probablemente uno de los temas más urgentes de política científica y política pública a los que nos enfrentamos», dijo Rheem, al rememorar lo que pensó cuando recibió una oferta para trabajar con la GCC.

Por su parte, Terry Yosie, que acababa de ser contratado por el Instituto Americano del Petróleo, del que terminó convirtiéndose en vicepresidente, recordó que Harrison comenzó su discurso recordando a la audiencia que él fue decisivo en la lucha contra las reformas al sector del automóvil. Algo que logró al replantear el tema.

El «gurú de las relaciones públicas» propuso una estrategia para vencer a quienes ahora buscaban tomar medidas a favor del medioambiente. La receta incluía convencer al público de que los datos científicos sobre el cambio climático no eran confiables y que, además del medio ambiente, los políticos debían tener en cuenta cómo, de acuerdo con la GCC, las medidas contra los gases contaminantes perjudicarían a los empleos, el comercio y a los precios.

La jugada se llevaría a cabo a través de una amplia campaña en los medios de comunicación, en la cual no solo se publicarían artículos de opinión, sino que se contactaría directamente a periodistas para convencerlos de que el cambio climático no era una amenaza.

«Muchos periodistas estaban luchando con la complejidad del tema. Así que yo escribía notas para que los periodistas pudieran leerlas y ponerse al día», admitió Rheem.

La CCG lazó una amplia gama de publicaciones que iban desde cartas, folletos brillantes y boletines mensuales, donde se ponía en duda que el calentamiento global fuera consecuencia de la contaminación industrial y que supusiera un riesgo. La jugada permitió que la empresa de Harrison fuera citada en 500 ocasiones en los medios de comunicación en un año.

Logrando los objetivos

En agosto de 1993, Harrison hizo un balance de los progresos realizados en otra reunión con el GCC.

«La creciente concienciación sobre la falta de datos científicos corroborables ha hecho que algunos en el Congreso detengan las nuevas iniciativas», declaró en una reunión, aseguró Yosie a la BBC.

Un folleto elaborado por la empresa de Harrison

Extracto de un folleto elaborado por la empresa de Harrison para la GCC en 1994 y que sostiene el efecto invernadero es un «fenómeno natural producido por los gases atmosféricos de origen natural y que a la fecha no hay pruebas que indiquen que el clima ha cambiado como resultado de la acción humana».

«Los activistas que advierten sobre el ‘calentamiento global’ han reconocido públicamente que han perdido terreno en el ámbito de la comunicación durante el último año», dijo Harrison en esa ocasión, en la cual aconsejó a sus clientes ampliar la ofensiva recurriendo a otras voces.

«Los científicos, los economistas, los académicos y otros expertos de renombre tienen más credibilidad ante los medios de comunicación y el público en general que los representantes de la industria», apuntó.

Aunque la mayoría de los científicos estaban de acuerdo en que el cambio climático provocado por el hombre era un problema real que requería medidas, un pequeño grupo sostenía que no había motivo de alarma. El plan también preveía pagar a estos escépticos para que dieran discursos o escribieran artículos de opinión -unos 1.500 dólares por artículo- y en organizar giras por los medios de comunicación, para que aparecieran en las televisiones y radios locales defendiendo sus tesis.

«Mi función era identificar las voces que no estaban en la corriente principal y darles un espacio», admitió Rheem. «Había muchas cosas que no conocíamos en ese momento. Y parte de mi papel era destacar lo que no sabíamos».

Rheem recordó que los medios estaban ávidos por tener otras perspectivas distintas a las que sostenían que avanzábamos hacia una crisis ambiental.

La portada de un folleto redactado por Harrison

Harrison era «un maestro en lo que hacía», aseguró la historiadora Melissa Aronczyk, que compartió esta portada de un folleto del experto con la BBC.

«Los periodistas buscaban activamente a voces que estuvieran en contra del cambio climático. Lo que hacíamos era alimentar un apetito que ya existía», comentó.

Muchos de estos escépticos o negacionistas han rechazado que la financiación de la GCC y de otros grupos industriales haya influido en sus opiniones. Pero los científicos y ecologistas que defendías la existencia del cambio climático se encontraron con una campaña que les resultó difícil de igualar.

«La Coalición sembró la duda por todas partes y los ecologistas no sabían realmente cómo responder», recordó el activista medioambiental John Passacantando.

«Lo que sabían los genios de las relaciones públicas que trabajaban para las petroleras era que si dices algo suficientes veces, la gente empezará a creerlo», sentenció.

Una nefasta victoria

En un documento allá 1995, que Melissa Aronczyk dio a la BBC, Harrison escribió que la «GCC ha logrado cambiar el rumbo de la cobertura de la prensa sobre el cambio climático, contrarrestando eficazmente el mensaje de eco catástrofe, gracias a la tesis de la falta de consenso científico sobre el calentamiento global».

Un folleto de la Coalición Global por el Clima

Un folleto de la Coalición Global por el Clima que dice: «A la hora de comunicar, hay que hacer hincapié en las dudas que hay en el ámbito científico sobre el cambio climático».

Se habían sentado las bases para la mayor campaña de la industria hasta la fecha: oponerse a los esfuerzos internacionales para negociar la reducción de emisiones en Kioto, en Japón, en diciembre de 1997. Para entonces, había consenso entre los científicos de que el calentamiento provocado por el hombre era detectable. Pero el público estadounidense seguía dudando.

Hasta el 44% de los encuestados en un sondeo de Gallup creía que los científicos estaban divididos. La antipatía del público facilitó que EE.UU. nunca aplicara el Protocolo de Kioto. Fue una gran victoria para la GCC.

«Creo que Harrison estaba orgulloso del trabajo que hizo. Sabía lo importante que había sido para cambiar la dirección del debate sobre el calentamiento global», afirmó Aronczyk.

El mismo año de la negociación de Kioto, Harrison vendió su empresa. Rheem decidió que las relaciones públicas no eran la carrera adecuada, mientras que Yosie pasó a otros proyectos medioambientales. Mientras tanto, el GCC empezó a desintegrarse, ya que algunos miembros se sintieron incómodos con su línea dura. Pero sus tácticas y, sobre todo, las dudas estaban ya arraigadas y sobrevivirían a sus creadores. Tres décadas después, las consecuencias están a nuestro alrededor.

«Creo que es el equivalente moral de un crimen de guerra», aseveró el ex vicepresidente Gore sobre los esfuerzos de las grandes compañías petroleras para bloquear cualquier tipo de legislación y medidas a favor del medioambiente y contra la contaminación.

Foto de Don Rheem

Don Rheem dejó el mundo de las relaciones públicas y ahora un consultor en materia de trabajo y liderazgo.

«Estoy convencido de que, en muchos sentidos, es el crimen más grave desde la II Guerra Mundial. Las consecuencias de lo que han hecho son casi inimaginables», agregó quien aspiró a la Presidencia de EE.UU. en el año 2000.

«¿Haría algo diferente? Es una pregunta difícil de responder», admitió Rheem, quien se justificó diciendo que estaba «muy abajo» en la línea de mando de la GCC.

Sin embargo, insistió en que las investigaciones científicas sobre el clima eran demasiado inciertas en la década de los 90 como para justificar «acciones drásticas», y que los países en desarrollo -sobre todo China y Rusia- han sido en última instancia los responsables de las décadas de inacción en materia climática, y no la industria estadounidense.

«Es muy fácil crear una teoría conspirativa sobre la intención realmente perniciosa de la industria de detener por cualquier regulación. Personalmente, no vi eso», dijo, al tiempo que agregó: «Era muy joven… Sabiendo lo que sé hoy, ¿habría hecho algunas cosas de forma diferente? Quizás, probablemente».

Imagen de portada:

FUENTE RESPONSABLE: Jane McMullen. BBC News. 27 de julio 2022

Cambio climático/Medio Ambiente/Ciencia/Contaminación del aire.

 

 

 

 

 

 

 

 

Cómo China logró reducir casi a la mitad la contaminación del aire en 7 años.

Fotografías en las que una densa capa de contaminación no deja ver el sol en pleno día eran habituales la pasada década en China. Ya no.

El país redujo la cantidad de partículas dañinas en el aire un 40% entre 2013 y 2020, según el informe presentado en junio por el Instituto de Política Energética (EPIC) de la Universidad de Chicago, que realiza mediciones satelitales.

Es el mayor descenso de polución en el ambiente en un país en un lapso tan corto.

De hecho, a Estados Unidos le llevó tres décadas alcanzar un objetivo similar desde la histórica Ley de Aire Limpio de 1970.

¿Cómo lo ha logrado China en tan poco tiempo?

Al borde de lo irrespirable

Para responder a esa pregunta primero nos tenemos que remontar a 2013, cuando la contaminación del aire en el país asiático alcanzaba niveles extremos.

Fotografía de 2013 de la ciudad de Harbin (noreste)

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Esta fotografía de 2013 muestra la extrema polución en la ciudad de Harbin (noreste), una de las más contaminadas de China.

Ese año China registró un promedio de 52,4 microgramos (µg) por metro cúbico (m3) de partículas contaminantes PM2.5, diez veces más que el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la actualidad.

Las partículas finas PM2.5, que provienen de la combustión de materiales o combustibles fósiles, son muy dañinas para la salud por su alta capacidad de penetración en las vías respiratorias.

«En aquel momento Pekín experimentó lo que llamamos un ‘airpocalipsis’, con eventos de contaminación extrema que concienciaron a la gente sobre el problema», explica a BBC Mundo Christa Hasenkopf, directora de programas de calidad del aire del EPIC y coautora del estudio.

Ciudad Prohibida de Pekín en 2013

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Así se veía la Ciudad Prohibida de Pekín en 2013, en un día de mucha contaminación.

Ante la gravedad de la situación, el gobierno chino declaró la guerra a la polución del aire.

A finales de 2013 activó el Plan de Acción Nacional de Calidad del Aire para reducir la contaminación en un período de cuatro años con un generoso presupuesto de US$ 270.000 millones, a los que se sumaron otros US$ 120.000 del ayuntamiento de Pekín.

La batalla contra el carbón

Ese plan fijó objetivos específicos para reducir la polución un 35% en los siguientes cuatro años.

Y el enemigo número uno fue precisamente el mineral que hizo posible la rápida industrialización china desde el último cuarto del siglo XX y principal fuente de energía del país: el carbón.

Pekín en 1982, en pleno arranque de su etapa de modernización.

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Pekín en 1982, en pleno arranque de su etapa de modernización.

El gobierno prohibió la construcción de nuevas plantas de carbón en las ciudades y regiones más contaminadas y forzó a las existentes a reducir emisiones o cambiarse al gas natural.

Solo en 2017 se clausuraron 27 minas de carbón en la provincia de Shanxi, la mayor productora de este mineral en China.

En enero de 2018 cerró la última planta de carbón en Pekín, mientras el gobierno chino canceló los planes de construcción de otras 103 centrales.

Aunque el carbón sigue siendo la principal fuente de electricidad de China, ha pasado del 67,4% de la producción total en 2013 al 56,8% en 2020, según datos oficiales del país.

Para compensar la descarbonización, el gobierno chino también aumentó la generación de energía de fuentes renovables.

Lo hizo hasta el punto de que en 2017 las renovables representaron una cuarta parte del total de la generación eléctrica del país, superando incluso a Estados Unidos, donde la cuota fue del 18% ese mismo año.

También ha promovido activamente la energía nuclear: entre 2016 y 2020 duplicó su capacidad hasta 47 gW con 20 nuevas plantas y para 2035 planea alcanzar los 180 gigavatios, casi el doble de la potencia actual de Estados Unidos.

Restricciones a automóviles

Otra de las medidas fue reducir la capacidad de producción de hierro y acero en la industria: solo entre 2016 y 2017 rebajó 115 millones de toneladas.

Y, por supuesto, puso en el punto de mira a los vehículos con motor de combustión.

En Pekín, Shanghai, Guangzhou y otras ciudades grandes se restringió la cantidad de automóviles en circulación con cuotas diarias y se limitó el número de matrículas nuevas cada año.

Tráfico en China

FUENTE DE LA IMAGEN -GETTY IMAGES. Esto no impidió que los automóviles en activo en China pasaran de 126 millones en 2013 a 273 millones en 2020, según datos oficiales.

Eso sí, con menos emisiones: el gobierno endureció los estándares y a finales de 2017 suspendió la producción de 553 modelos de vehículos locales y extranjeros que contaminaban demasiado.

Énfasis en las principales ciudades

«Estimamos que China en su conjunto ganará 2 años en su esperanza de vida promedio si los ciudadanos continúan respirando un aire más limpio en relación con los niveles de 2013», indicó la directora de programas de calidad del aire del EPIC.

Hasenkopf destacó que la mayoría de las principales ciudades del país han logrado reducir su polución más que la media nacional del 40% entre 2013 y 2020.

En Shanghai las partículas decrecieron un 44%, en Guangzhou un 50%, en Shenzhen un 49% y en Pekín un 56%.

«Los ciudadanos de las cuatro ciudades respiran un aire significativamente más puro», indicó.

La plaza de Tiannanmen, en Pekín, un día soleado de 2021.

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. La plaza de Tiananmen, en Pekín, un día soleado de 2021.

Y más planes

Al programa de cuatro años de 2013 siguieron otros dos planes trienales para combatir la contaminación del aire, uno en 2018 y otro en 2020, que han endurecido aún más las medidas de control de emisiones.

Por otro lado, las restricciones y confinamientos por la covid-19 redujeron la actividad industrial y el transporte, lo que se tradujo en un descenso de la polución.

Preguntada por si quizá esto había influido en el resultado del estudio, Hasenkopf respondió que el impacto de la pandemia no se evaluó de forma específica.

Aseguró, sin embargo, que «los datos de 2020 en China parecen encajar en general con una tendencia constante de disminución de los niveles de contaminación desde 2014», por lo que restó importancia al factor covid.

China comparada con el mundo

Sin embargo, no es oro todo lo que reluce. Pese a los esfuerzos de los últimos años, China aún tiene mucho camino por recorrer para limpiar los cielos de sus ciudades.

La polución en Pekín es de 37,9 µg/m3 en promedio, cifra muy superior a los 6,3 µg/m3 de Nueva York, 9 de Londres, 6,9 de Madrid o 20,7 de Ciudad de México, según los datos satelitales más recientes.

Aún así, el estudio de la Universidad de Chicago estima que los habitantes de la capital china vivirán un promedio de 4,4 años más que en 2013 gracias a las recientes reducciones de partículas contaminantes.

En otros lugares la situación es mucho peor: en Nueva Delhi la contaminación alcanza 107,6 µg/m3, más de veinte veces el límite de 5 µg/m3 recomendado por la OMS.

Polución en Nueva Delhi.

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Las medidas en Pekín y otras ciudades contrastan con las soluciones draconianas en ciudades como Nueva Delhi: en esta foto de 2020, un camión cisterna del ayuntamiento vaporiza agua en las calles en un intento de neutralizar partículas contaminantes del aire.

Bangladesh, India, Nepal y Pakistán son los países donde el aire es más irrespirable, mientras China, que en la pasada década se incluía entre los cinco primeros, ocupa hoy el puesto número 9 con 31,6 µg/m3, según los últimos datos satelitales de 2020.

Estados Unidos promedia 7,1 µg/m3. Y en la región latinoamericana Guatemala, Bolivia, El Salvador y Perú están entre los países con mayor contaminación ambiental con niveles entre 20 y 30, mientras el resto se sitúan en su mayoría entre 10 y 20.

Ciudad de México

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES- Ciudad de México es una de las urbes más contaminadas de América Latina.

Lo cierto es que no mucha gente en el planeta puede decir que respira aire puro: el 97% de la población mundial vive en lugares donde la calidad del aire rebaja los estándares de la OMS.

«Vivimos vidas más cortas por la contaminación del aire que respiramos: estimamos que debido a esta se pierden más de dos años de esperanza de vida promedio en el mundo», afirma Hasenkopf.

«Esta carga en nuestras vidas es mayor que la del VIH/Sida, la malaria o la guerra», sentencia.

La coautora del estudio asegura que el mejor recurso para reducir la contaminación del aire no son los avances tecnológicos, sino «una voluntad política y social sostenida para impulsar, financiar y hacer cumplir las políticas de aire limpio».

Imagen de portada: GETTY IMAGES. Estatua de un panda en Pekín en un día despejado y uno contaminado en 2017.

FUENTE RESPONSABLE: BBC News Mundo, por Atahualpa Amerise. 5 de julio 2022.

Sociedad y Cultura/ China/Contaminación Ambiental/Cambio Climático/Medio Ambiente/ Salud/Contaminación del aire