La niña de 8 años heredera de un emporio de diamantes que decidió ser monja.

Devanshi Sanghvi, de ocho años, es una niña que podría haber crecido con la tranquilidad de saber que era la heredera de un negocio multimillonario de diamantes.

Pero la hija de un acaudalado comerciante indio vive un presente muy distinto: vestida con toscos saris blancos, descalza y yendo de puerta en puerta en busca de limosna.

Todo porque hace unos días, Devanshi, la mayor de las dos hijas de Dhanesh y Ami Sanghvi, renunció al mundo en el que vivía y se hizo monja.

La familia Sanghvi forma parte de los 4,5 millones de fieles que siguen el jainismo, una de las religiones más antiguas del mundo, que se originó en India hace más de 2.500 años.

Los estudiosos de esta doctrina afirman que el número de jainistas que renuncian al mundo material ha aumentado rápidamente en los últimos años, aunque los casos de niños tan pequeños como el de Devanshi son poco frecuentes.

A su ceremonia de iniciación -que tuvo lugar el pasado miércoles en la ciudad de Surat, en el estado de Gujarat, en el oeste del país- asistieron decenas de miles de personas.

Devanshi llegó acompañada de sus padres, vestida con un traje de finas sedas y joyas para tomar sus votos de renuncia, el diksha, en presencia de monjes jainistas de alto rango. Una corona de diamantes descansaba sobre su cabeza.

Devanshi con sus padres el día de la ceremonia.

FUENTE DE LA IMAGEN.RUPESH SONAWANE. Para su ceremonia de iniciación Devanshi estuvo vestida con joyas, una corona y ropa costosa.

Tras la ceremonia, permaneció junto a otras monjas, vestida con un sari blanco que también cubría su cabeza rapada. En las fotografías se la ve sosteniendo una escoba que ahora utiliza para apartar los insectos de su camino y evitar pisarlos accidentalmente.

Desde entonces, Devanshi reside en una Upashraya, un monasterio donde viven monjes y monjas jainistas.

«Ya no puede quedarse en casa, sus padres ya no son sus padres, ahora es una sadhvi (monja)», dice Kirti Shah, un comerciante de diamantes amigo de la familia.

«La vida de una monja jainista es muy austera. Ahora tendrá que ir andando a todas partes, no podrá coger ningún tipo de transporte, dormirá sobre una sábana blanca en el suelo y no podrá comer después de la puesta de sol», añadió.

La celebración

La familia de Devanshi pertenece a la única secta jainista que acepta niños monjes; las otras tres sólo admiten adultos.

Sus padres siempre fueron conocidos por ser «extremadamente religiosos» y los medios de comunicación en India han citado a amigos de la familia diciendo que la niña siempre fue guiada hacia una «vida espiritual desde muy temprana edad».

«Devanshi nunca ha visto la televisión, ni películas, ni ha ido a centros comerciales o restaurantes», informó el Times of India.

«Desde muy pequeña, Devanshi rezaba tres veces al día e incluso ayunaba a los dos años», añadió el periódico.

Devanshi y su familia en una carroza que es tirada por un elefante rodeados de miles de personas

FUENTE DE LA IMAGEN. RUPESH SONAWANE. Un día antes de la ceremonia de iniciación Devanshi y su familia participaron en una procesión montados en una carroza tirada por un elefante.

Un día antes de la ceremonia de renuncia, la familia organizó una gran procesión de celebración en Surat.

Miles de personas presenciaron el espectáculo en el que camellos, caballos, carros tirados por bueyes, tamborileros y hombres con turbante que portaban toldos recorrían las calles. También hubo bailarines y artistas sobre zancos como entretenimiento.

Devanshi y su familia se sentaron en una carroza tirada por un elefante, mientras la multitud los colmaba de pétalos de rosa.

También se organizaron procesiones en Bombay y en la ciudad belga de Amberes, donde la familia Sanghvi tiene negocios.

«Repercutirá en toda su vida»

Aunque la comunidad jainista apoya esta práctica, la renuncia siendo tan niña ha suscitado un intenso debate, y muchos se preguntan por qué la familia no esperó a que llegara a ser mayor de edad para tomar decisiones tan importantes en su nombre.

Uno de ellos fue el señor Shah, quien fue invitado a la ceremonia del diksha pero decidió no asistir.

Devanshi with her parents Dhanesh and Ami Sanghvi at the ceremony

FUENTE DE LA IMAGEN. RUPESH SONAWANE. Los padres de Devanshi, Dhanesh y Ami Sanghvi, guiaron a su hija hacia una vida espiritual.

A él le incomoda la idea de que una niña renuncie al mundo e insistió en que «ninguna religión debería permitir que los niños se conviertan en monjes».

«Es una niña, ¿qué entiende ella de todo esto?», se preguntó.

«Los niños ni siquiera pueden decidir qué curso estudiar en la universidad hasta los 16 años. ¿Cómo pueden tomar una decisión sobre algo que repercutirá en toda su vida?».

Cuando una niña que renuncia al mundo es deificada y la comunidad lo celebra, todo puede parecerle una gran fiesta, pero la profesora Nilima Mehta, consultora de una organización de protección infantil en Bombay, afirma que «las dificultades y privaciones por las que pasará la niña son inmensas».

«La vida de una monja jainista es muy, muy dura», afirma.

Otros miembros de la comunidad también han expresado su malestar por el hecho de que una niña sea separada de su familia a una edad tan temprana.

«Asunto delicado»

Desde que se conoció la noticia, muchos han criticado a la familia en las redes sociales, acusándolos de violar los derechos de la niña.

Para el señor Shah el gobierno debe implicarse y poner fin a esta práctica de que los niños renuncien al mundo.

Pero eso es algo muy poco probable.

Devanshi

FUENTE DE LA IMAGEN – RUPESH SONAWANE. Según algunas personas cercanas a la familia, que citan en medios en India, Devanshi rezaba tres veces al día y ayunaba desde los dos años.

Como ejemplo me puse en contacto con la oficina de Priyank Kanungo, jefe de la Comisión Nacional para la Protección de los Derechos del Niño (NCPCR), para preguntarle si el gobierno iba a hacer algo con respecto al caso de Devanshi.

Su oficina dijo que no quería comentar el tema porque era un «asunto delicado».

Para los activistas que han salido en su defensa la situación es muy clara y afirman que se han violado los derechos de Devanshi.

Y frente a los que dicen que la niña se convirtió «por voluntad propia», la profesora Mehta señala que «el consentimiento de un niño no es consentimiento ante la ley».

«Legalmente, los 18 años es la edad en la que alguien toma una decisión independiente. Hasta entonces, la decisión en su nombre la toma un adulto -como sus padres-, que tiene que considerar si es lo mejor para ella», explicó .

«Y si esa decisión priva a la niña de educación y ocio, entonces es una violación de sus derechos».

Inclinaciones espirituales

Pero el doctor Bipin Doshi, profesor de filosofía jainista en la Universidad de Bombay, considera que «no se pueden aplicar principios jurídicos en el mundo espiritual».

«Algunos dicen que un niño no es lo bastante maduro para tomar esas decisiones, pero hay niños con mejores capacidades intelectuales que pueden lograr mucho más que adultos a una edad temprana», aseguró.

«Del mismo modo, hay niños con inclinaciones espirituales, así que ¿qué hay de malo en que se conviertan en monjes?», se preguntó el doctor Doshi.

Devanshi después de la ceremonia.

FUENTE DE LA IMAGEN. RUPESH SONAWANE. Como monja Devanshi lleva una vida austera, vestida de blanco, descalza y pidiendo limosna.

Bajo su punto de vista a Devanshi no se le está haciendo ningún daño.

«Puede que se la prive de las diversiones tradicionales, pero ¿es eso realmente necesario para todos?», insistió.

«Y no estoy de acuerdo en que se la prive de amor o educación: recibirá amor de su gurú y aprenderá honestidad y desapego. ¿No es eso mejor?».

El doctor Doshi también dice que en caso de que Devanshi cambie de opinión más adelante y piense que «tomó una decisión equivocada bajo los efectos hipnotizadores de su gurú», siempre puede regresar al mundo que dejó.

«Un niño no es tu posesión»

Pero ese es el punto que cuestiona la profesora Mehta, el porqué no dejarla decidir cuando sea adulta.

«Las mentes jóvenes son impresionables y dentro de unos años puede que piense que esa no es la vida que quiere», dice, y añade que ha habido casos de mujeres que han cambiado de opinión una vez que han crecido.

Según recuerda, hace unos años se ocupó del caso de una joven monja jainista que había huido de su centro porque estaba muy traumatizada.

Otra chica que se había hecho asceta a los nueve años causó una especie de escándalo en 2009, después de cumplir 21 y fugarse para casarse con su novio.

En el pasado se ha llegado incluso a presentar peticiones ante los tribunales para evitar este tipo de situaciones, pero la profesora Mehta cree que cualquier reforma social es un reto debido a las sensibilidades de las personas implicadas.

«Es algo que no ocurre sólo entre los jainistas. Las niñas hindúes se casan con seres divinos y se convierten en una devadasi {práctica que se prohibió en 1947}, y hay niños pequeños que ingresan en centros religiosos», resaltó.

«Mientras que el budismo envía a los niños a vivir en monasterios como monjes».

«Los niños sufren en todas las religiones, pero cuestionarlo es una blasfemia», lamentó, y agregó que hay que educar a las familias y las sociedades en que «un niño no es tu posesión».

Imagen de portada: RUPESH SONAWANE. Devanshi Sanghvi creció rodeada de lujo gracias al multimillonario negocio de su padre.

FUENTE RESPONSABLE: BBC News, Delhi. Por Geeta Pandey. 27 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/India/Religión/Derechos Humanos/Derechos del niño/Controversias.

«En Cuba ya estamos cansados de vivir tanto tiempo en la Historia y queremos vivir en la normalidad».

«Estoy histórico, filosófico, psicológico, antropológico y comemierda».

Mario Conde, en sus propias palabras, está peor que nunca. Es 2016 y parece que soplan vientos nuevos sobre Cuba: Barack Obama visita la isla, los Rolling Stones van a dar un concierto histórico… Pero Conde, la más célebre creación del escritor cubano Leonardo Padura (La Habana, 1955) tiene la sólida certeza de que aquella fiesta pronto será cancelada.

Como esas premoniciones que el expolicía reconvertido en vendedor de libros antiguos siente justo debajo de la tetilla izquierda cuando está investigando un caso, Conde sabía de lo que se hablaba.

«Personas decentes» es la última novela de Padura, y la décima protagonizada por Conde, el personaje que le ha permitido narrar la realidad cubana de las últimas décadas, con La Habana como telón de fondo y gran protagonista de sus narraciones.

En ella se entremezclan dos historias, una que transcurre en 1910, en una Cuba que acaba de salir de la Guerra de la Independencia y que aguarda con inquietud el paso del cometa Halley, y otra en 2016, cuando los cubanos están a la espera de otro huracán, el que confían que por fin traiga aire fresco a la isla.

«La gente lo desea, lo necesita, casi que lo ruega, y espera, confiada o desconfiada. Cansada de tanta historia, necesitada de esperanza y espacios. Aire, hace falta aire…».

Padura anda estos días enfrascado con su esposa, Lucía López Coll, en la posibilidad de adaptar al cine «El hombre que amaba a los perros», su exitosa novela sobre el asesinato de León Trotski a manos de Ramón Mercader, que ha sido traducida a numerosos idiomas, pero asegura que este año empezará a escribir de nuevo. «Con Conde o sin Conde, pero otra novela, seguro».

BBC Mundo habló con él en el marco del Hay Festival Cartagena de Indias, que se celebra del 26 al 29 de enero.

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Mario Conde está escéptico y aguafiestas como pocas veces. Al final tuvo razón.

Mira, tenía toda la razón porque Mario Conde juega con ventaja en esta novela y es que su autor ha visto lo que pasó en los años siguientes a ese momento tan peculiar, esa primavera tan esperanzadora que fue la del 2016.

Los negocios empezaron a prosperar, se abrieron restaurantes, hostales, talleres, el dinero se movía, venían turistas norteamericanos, los cubanos iban a Estados Unidos, obtenían visas con cierta facilidad… Había una movilidad, un torbellino en la sociedad. Y la relación entre los dos países fue mucho más dinámica que en cualquier otro momento de los últimos 60 años.

Era una situación que realmente salía de lo que habíamos vivido antes, y que nos daba esperanzas de que las cosas podían cambiar. Desafortunadamente, unos meses después, todo esto desapareció.

Primero, el gobierno cubano empezó a apretar algunas clavijas que se le habían aflojado. El control se estaba perdiendo, pero vino Donald Trump a hacerles el favor de frenar toda esta situación de convivencia que se estaba viviendo.

Viene entonces una política de cierre total, prácticamente se cerró la embajada de La Habana.

Vino, además, la pandemia, con todo lo que significó, y se ha producido como respuesta a todo ese proceso de desencanto y de pesimismo una gran ola migratoria, al punto de que lo que ha ocurrido, la cantidad de cubanos que sobrepasa el cuarto de millón que ha salido de Cuba en el último año, es la mayor crisis migratoria que ha tenido Cuba después de la Revolución.

Es una sangría que no para, porque la gente ya no confía en que las cosas pueden mejorar en un sentido social, en un sentido general, y están buscando soluciones individuales para sus necesidades.

Cartel de la visita de Obama a Cuba.

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. La Habana en 2016, cuando la visita de Obama era vista por muchos como una esperanza de aire fresco.

El dinero es bueno, pero el control es mejor. Y el dinero puede faltar, muchas veces ha faltado, pero el control no, dice Conde en el libro.

Sí, en los sistemas socialistas, el control es una realidad, una práctica que es sistémica.

En los últimos años han ocurrido acontecimientos como estas manifestaciones que hubo el 11 de julio de hace dos años, en las que salió mucha gente a la calle, y muchos fueron detenidos y han sido procesados y condenados con penas bastante elevadas.

Son condenas que muchas veces han tenido un carácter más ejemplar, en el sentido de decir «si esto vuelve a ocurrir, mira lo que le pasó a los que ya lo hicieron».

Y eso es una manera de mantener el control.

Trump creó un estado de ánimo entre los que están fuera y los que están dentro, que también se ha sumado a este ambiente un poco malsano que existe.

Todo pasa por soluciones fundamentalistas: estás conmigo o estás contra mí; no hay terceras vías, eres mío, o eres contrario, trabajas conmigo o trabajas contra mí.

Uno de los temas centrales de tus novelas es la decepción de las promesas del Hombre Nuevo en Cuba. ¿Pueden Conde y Cuba superar más decepciones?

Ojalá que las cosas en Cuba mejoren, porque la opción del exilio no es la que puede encaminar al país. Es una solución individual.

Pero muchas cosas tienen que cambiar.

Creo que habría que tener una actitud mucho más agresiva y, aunque la palabra esté bastante manida, utilizada y hasta devaluada, habría que tener una actitud revolucionaria, porque la revolución puede cambiar las cosas, es darle una vuelta a las cosas.

Habría que dar una vuelta a muchas cosas, empezando por la economía, y eso de alguna manera, también tendrá influencia en la política y en la sociedad.

En el libro reflexionas sobre lo que significa ser decente. Hay personajes que parecen decentes y no lo son, y otros tachados de indecentes que tienen una postura íntegra. ¿Cómo se mantiene uno decente cuando se está rodeado de injusticia?

Es una pregunta un poco complicada de responder.

La decencia, como sabes, es esa actitud de las personas, en un principio de carácter ético, pero con un efecto social del buen comportamiento, de la buena relación con los demás, de la honestidad, de la seriedad, del juego limpio.

Conde siempre ha sido decente. Pero en la parte de la novela que transcurre en el pasado, está el personaje de Arturo Saborit, que es una persona decente que en un momento determinado cruza una frontera que lo pone en territorios de ilegalidad, de perversión.

He querido establecer un juego con estos personajes, con estos códigos, pero hay otros para quienes también este comportamiento ético es importante, entre ellos un grupo que ha sido muy cuestionado en cuanto a su decencia, que es el mundo de las prostitutas.

Y eso fue muy evidente en esa época de 1910, después de la Guerra de Independencia, con una ciudad que empieza a crecer económicamente, pero que no le da espacio a las mujeres.

Imagen de Leonardo Padura y una cita suya.

Había habido una guerra, habían muerto muchos hombres, necesitaban sostenerse económicamente y la prostitución fue el único espacio que le quedó a muchas.

¿Cómo podemos juzgar a una persona que vende su fuerza de trabajo como un obrero más? Nos parece normal que alguien lo venda cortando caña o trabajando en una mina, pero no que alguien lo venda porque lo único que tiene es su cuerpo.

Esa era una reflexión que quería tener, mirar a la prostitución, tanto la de 1910 como la del 2016, no con una mirada compasiva, sino con una mirada comprensiva.

En el libro también hay varios personajes, intelectuales y artistas, que sufren el ostracismo del Estado, cada uno con diferente final. «Asesinar una reputación», lo llamas. ¿Tú has sentido alguna vez eso?

Mira, desde finales de los 60, y durante todos los años 70 de manera muy fuerte, se vio un proceso de dogmatización de la política cultural cubana. Los que no cumplían determinados parámetros eran excluidos. Y entre esos parámetros había cuestiones de carácter sexual, religioso, político…

Ese proceso fue tan profundo y tan lamentable que dos de los grandes artistas cubanos del siglo XX, José Lezama Lima y Virgilio Piñera, mueren en ese ostracismo, uno en el año 76 y otro en el año 78. No volvieron a publicar, no se volvió a hablar de ellos, no volvieron a viajar, fueron completamente marginados y estigmatizados durante esos años.

Esta política lentamente empieza a cambiar los años 80, y en los 90 se produce una ruptura entre las instituciones cubanas y los artistas porque viene la crisis de los años 90 y no hay manera de ejercer ese mismo control porque no tienen posibilidades económicas de producir la obra de arte.

Creo que cualquier creador cubano de estos años ha sentido ese vapor de esa política cultural en la que empiezas a aprender que hay límites que no puedes transgredir porque te pueden castigar.

Yo tengo la fortuna de que empiezo realmente a escribir ya de manera profesional y consecutiva en los años 90, y de que muy pronto empiezo a publicar con una editorial española, Tusquets. Mis obras van directamente de mi ordenador al ordenador de mi editores en Barcelona. Es decir, que no pasa por el filtro de un editor cubano, que trabaja en una editorial cubana, que pertenece al sistema del Estado o del Gobierno cubano.

Porque cuando el escritor tiene que realizar su obra a través de una institución cubana, asume, por lo general, una actitud de autocensura. Y yo creo que la autocensura es uno de los procesos intelectuales más lamentables a las que se puede ver sometido un artista, porque asumes el papel de los verdugos.

La autocensura ha sido uno de los lastres que ha marcado la producción cultural cubana en estos años. Y también ha provocado que cuando determinados artistas salen de Cuba, se van al extremo opuesto y politizan su obra en el sentido contrario, en el sentido de criticar, de condenar, de revisar lo que ha pasado en Cuba, pero con una perspectiva muy política. Y a veces eso se traga a la propia función artística de una creación, de una obra literaria.

¿Tú has tenido alguna vez que autocensurarse?

Sí, yo creo y revisando este trabajo que estamos haciendo ahora Lucía y yo de «El hombre que amaba a los perros», yo mismo a veces me pregunto, bueno, cómo fui capaz de decir cosas que digo en esa novela.

Leonardo Padura.

FUENTE DE LA IMAGEN -IVÁN GIMÉNEZ – TUSQUETS EDITORES

«Los escritores somos vampiros, peor aún, somos garrapatas que nos alimentamos de sangre ajena para poder crear nuestra literatura», confiesa Padura.

Yo creo que hace muchos años yo digo lo que necesito decir, y trato de que ese elemento político no esté en un primer nivel.

La estructura política cubana es conocida, los cambios políticos que puedan ocurrir o no puedan haber ocurrido también son conocidos. Centrarse en ello creo que no es lo que permite dar una reflexión distinta sobre la sociedad, sino lo que los comportamientos humanos y las situaciones en que se ven las personas se muestran en esa realidad. Y creo que he tenido la posibilidad de hacerlo con la mayor libertad posible.

Siempre considero que hay límites, y esto es muy difícil decirlo, pero muy necesario. Son límites fundamentalmente de carácter ético, con los cuales uno tiene que tener una actitud decente como la de Mario Conde.

En un momento del libro, Mario Conde invita a comer a su mujer y sus amigos y dice: «vamos a sentirnos personas». Algunas de las personas que BBC Mundo ha entrevistado en esta última oleada migratoria dicen que se van de Cuba porque allí no se vive, se sobrevive.

Sí. Yo no dejo de observar lo que ocurre a mi alrededor, porque yo me alimento de eso más que de mi propia experiencia vital.

En una novela creo 20 personajes que pueden tener unas gotas de mi sangre, pero el resto es sangre que yo he bebido de quienes me rodean. Un poco somos vampiros, o peor aún, garrapatas que nos alimentamos de sangre ajena para poder crear nuestra literatura.

Pienso que mientras se han ido creando bolsones de riqueza en Cuba, se ha ido extendiendo la mancha de una pobreza generalizada.

Y hay gente que por años, de años, de años, no come en un restorán o no tiene vacaciones en una playa. 

Y hay gente hoy mismo en Cuba que fuma y lo tiene que hacer con tabaco picado y hojas de las guías telefónicas, porque no les alcanza el dinero para comprar los cigarrillos.

Un barco de salvamento marítimo de EE.UU. rescata a una lancha de migrantes cubanos.

FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. La migración masiva «es una sangría que no para porque la gente ya no confía en que las cosas pueden mejorar», asegura el escritor.

La vida es muy complicada y, en el caso de Conde, con su actitud, con su irresponsabilidad de su sentido económico, pues en cuanto tiene un dinero le dice a Tamara, «vamos a sentirnos personas y trata de disfrutar de una tarde».

Este es un pequeño capítulo que creo que es el que más me gusta a mí de todo el libro, ese viaje que hace Conde con sus amigos a ese mundo de la felicidad, en el que todo funciona, se come bien, se toma bien, se oye buena música, se está en un lugar agradable, la gente se quiere. Y él sabe que es un estado transitorio, que es un espacio pequeñito, pero trata de disfrutarlo profundamente.

Creo que es una actitud bastante frecuente en la isla. A veces uno se pregunta cómo es posible que en Cuba la gente haga tantas fiestas, que consuma tanta música y si pueden traten de beber ese día el ron o la cerveza o cualquier cosa que aparezca.

Y es que la gente necesita estar un ratito en ese estado de la felicidad.

¿Y tú eres escéptico como Conde o mantienes el optimismo de que las cosas en algún momento van a mejorar?

Mira, yo los lunes, los miércoles y los viernes, soy optimista. Los martes, los jueves y los sábados soy pesimista y los domingos descanso. Hay días en que creo que es posible y días que siento que es imposible. Y eso me hace sentirme, cuando creo que es posible, con algún optimismo, cuando siento que es imposible, con mucho pesimismo.

Creo que hace falta cambiar muchas cosas para que empecemos a fundar un sentimiento de optimismo hacia el futuro.

Ahora mismo, la sociedad cubana vive un momento de mucha complejidad, de muchas carencias. Y aunque la propaganda oficial habla de todo el esfuerzo que hace el gobierno del Estado por que las cosas mejoren, pues no vemos los resultados.

Y de oír promesas estamos ya cansados hace mucho tiempo.

Hay una actitud de la cual yo hablo ya desde mi novela «La neblina del ayer», que es de 2005, donde Conde habla con sus amigos del cansancio histórico, que ya estamos cansados de vivir tanto tiempo en la Historia y queremos vivir en la normalidad.

Eso me costó críticas de fundamentalistas que decían: bueno, pero la normalidad de América Latina es la miseria, la explotación, la dictadura, no sé qué cosa. Y yo digo: no, es que nosotros hemos vivido tanto, tanto, tanto en la Historia, que ya necesitamos salir de la Historia y entrar en una coherencia que no hemos logrado tener.

Y ojalá que las cosas cambien porque te digo, la mayoría de las personas siguen viviendo en Cuba. Ha salido el 2,4% de la población, queda el 97,6% en Cuba y ojalá que esa gente pueda vivir mejor, ojalá.

Imagen de portada: Iván Giménez – Tusquets Editores.

FUENTE RESPONSABLE: HayFestivalCartagena@BBCMundo. Por Paula Rosas. 27 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Cuba/Literatura/Controversias/Hay Festival.

El plan para “traer a la vida” a especies que los seres humanos orillamos hasta la extinción. 

A causa de la actividad humana, el 50 % de las especies que habitan la biosfera podrían extinguirse para 2050. ¿Qué pasaría si se trabajara por resucitar algunos animales?

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Colossal Biosciences parece una empresa sacada de una novela de Isaac Asimov, el maestro de la ciencia ficción. Con el financiamiento de agencias de inteligencia y empresas del sector privado, quieren resucitar animales que se extinguieron por la presión de la actividad humana. O, en su caso, ‘regresar a la vida’ a especies prehistóricas, tan grandes como mastodontes.

Así como su nombre, el tipo de proyectos que persigue esta compañía son colosales. Su valor principal es la de-extinción: «Combinando la ciencia de la genética con el negocio del descubrimiento, nos esforzamos por reactivar el latido del corazón ancestral de la naturaleza«, aseguran en su portal oficial. Sólo así, según plasman en su página introductoria, «la humanidad se podrá hacer más humana«.

Ejemplos bien conservados de tilosina han permitido secuenciar el ADN del animal | Crédito: Sydney Morning Herald/Getty Images

La intención de resucitar animales extintos viene de una preocupación ecológica y sistémica. Según los reportes de Colossal, al año, las actividades humanas presionan hasta la extinción a más de 33 mil especies diferentes. Esto se traduce a 150 especies diarias. A este paso, según las proyecciones de los científicos que colaboran con la empresa, el 50 % de las especies que habitan la biosfera se habrán extinto antes de 2050.

Por ello, en su manifiesto público, Colossal busca «despertar las tierras salvajes perdidas de la Tierra». De manera que «nosotros y nuestro planeta podamos respirar mejor».

Los esfuerzos ya comenzaron. De hecho, los investigadores están colaborando con la Universidad de Melbourne (Australia) para resucitar al tigre de Tasmania, que los colonizadores europeos cazaron hasta la aniquilación total. En aras de traerlo a la vida, usaron el feto de un ejemplar que quedó encapsulado en la institución.

Un mamut lanudo bebé completo llamado Nun cho ga encontrado en Eureka Creek de Yukón, al sur de Dawson City, Canadá. | Crédito: GOVERNMENT OF YUKON / AFP

Con la tecnología Crispr-Cas9, es muy posible que la especie deambule nuevamente sobre la superficie terrestre pronto, reporta la BBC. Aunque el material genético está en buenas condiciones, se ha degradado a lo largo de los años por la exposición a rayos UV y bacterias que descomponen el ADN.

Como la muestra es antigua, hay fragmentos de información que no podrán recuperarse. Sin embargo, esta tecnología está intentando darle la vuelta a la degradación y al daño producido naturalmente por el tiempo. «Encontramos el pariente vivo más cercano [al tigre de Tasmania], que era el dunnart«, resalta al medio Andrew Pask, genetista de Melbourne involucrado en la investigación.

¿A qué se refieren con resucitar, exactamente?

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Tasmanian Tiger in Colour

Los investigadores no piensan ‘resucitar’ literalmente a los animales extintos. A diferencia del Dr. Frankestein, el célebre personaje principal de la novela de Mary Shelly, los genetistas piensan tomar fragmentos del material genético de estas especies que los humanos llevamos a la extinción.

De esta manera, será posible insertar partes de esta información en ADN de especies que existen en la actualidad. El proyecto está financiado, incluso, por la agencia de inteligencia de Estados Unidos —exactamente, la CIA—, de manera que mamuts, tigres de Tasmania y otras especies puedan deambular nuevamente en nuestro planeta.

De hecho, es imposible resucitar animales extintos en su forma literal. Así lo explica William Ausich, paleontólogo de la Universidad Estatal de Ohio: como el material genético es tan antiguo, el ejemplar resultante no pertenecería ni siquiera la misma especie. Por el contrario, sería una especie de híbrido entre la especie anterior y las existentes en la actualidad.

CIA mamuts

Dottedhippo via Getty Images

Los científicos de Colossal están conscientes de que, tal vez, el material genético del tigre de Tasmania ni siquiera sea compatible con el dunnart. Esto llevaría a todos los esfuerzos al fracaso. La misión, sin embargo, se mantiene inamovible: compensar algo de la brutalidad expansionista de los seres humanos ‘trayendo a la vida’ a especies que se desvanecieron de la Tierra.

Los criterios sobre qué animales deberían de volver y cuáles no todavía se siguen debatiendo, reconoce Pask. En el ámbito genético —y sin un diálogo público abierto al respecto—, los parámetros éticos tienden a desdibujarse.

La CIA está financiando la ‘resucitación’ de mamuts, tigres de Tasmania y otras especies extintas. (Por Andrea Fischer, 14/10/2022) 

La primera línea de defensa de Estados Unidos, la CIA, mostró interés por ‘traer a la vida’ una serie de especies extintas. Así piensan conseguirlo.

Un reporte recientemente publicado en Newsweek reveló el reciente interés de la  Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) por la historia natural. Mamuts, tigres de Tasmania y otras especies extintas figuran entre los animales que quieren ‘resucitar’, de la mano con la empresa de biotecnología Colossal Biosciences.

En una misión para avanzar en las economías de la biología y la curación, explica la empresa, se aliaron con la CIA para buscar respuestas en la evidencia genética que queda de estas especies. Éste es el plan.

De-extinción: ¿qué es y cómo funciona el plan genético de la CIA?

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The CIA wants to bring woolly mammoths back from extinction

La extinción es un fenómeno natural y biológico. Se entiende como “la desaparición o exterminio de una especie”, explica Colossal. En general, se debe a desastres naturales, cambios climáticos y la misma evolución. 

En los últimos 200 a 300 años, documenta la empresa, se aceleró el ritmo de extinción a una escala inimaginable. Mucho más que a lo largo de los 4 mil 500 millones de años de historia del Planeta Tierra. Colossal y la CIA buscan mitigar los estragos de la extinción moderna, dirigida por la presión ecológica ejercida por la actividad humana.

“COMBINANDO LA CIENCIA DE LA GENÉTICA CON EL NEGOCIO DEL DESCUBRIMIENTO, NOS ESFORZAMOS POR REACTIVAR EL LATIDO DEL CORAZÓN ANCESTRAL DE LA NATURALEZA. VER EL TRUENO DEL MAMUT LANUDO SOBRE LA TUNDRA UNA VEZ MÁS”, EXPLICA LA EMPRESA EN SU PORTAL OFICIAL.

Según la cobertura de Live Science, sin embargo, el interés de la CIA va más allá de las especies extintas. Por el contrario, a la agencia le interesa “la tecnología de ingeniería genética subyacente que Colossal pretende desarrollar”.

Para lograrlo, se están basando en el método de edición genética CRISPR: unas «tijeras» de ADN que usan para cortar, pegar y reemplazar secuencias de genes específicas. El método fue tan revolucionario, que les ganó un Nobel de Química en 2020

¿Qué tan viable es el proyecto?

Aunque la CIA y Colossal ya están trabajando en secuenciar nuevamente los genes de los mamuts lanudos y los tigres de Tasmania, hay críticos severos sobre este proyecto. Especialmente, porque el hábitat de los paquidermos prehistóricos ya no existe. 

Incluso aunque la nueva secuencia genética funcionara —porque no es una garantía—, este éxito no le enseña a los animales a vivir en un entorno que no les corresponde. Por ello, otros científicos aseguran que el dinero que se está invirtiendo en revivir a las especies extintas podría servir, más bien, para conservar a las que están en peligro actualmente. La CIA, sin embargo, sigue viendo cómo ‘resucitar’ mamuts extintos.

IMAGEN DE PORTADA: Ilustración de un Mamut Lanudo. GETTY IMAGES. 

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. 16 de enero 2023.

Sociedad/Ciencia/ADN/Animales/Extinción/Controversias/Ética.

La otra cara de los Premios Nobel: el sinfín de controversias que opaca el brillo de los galardones.

Machismo, eurocentrismo, omisiones, oscurantismo y hasta una distinción inventada.

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El industrial sueco que inventó la dinamita los creó hace más de un siglo para distinguir a quienes en el año previo a su entrega realicen «el mayor beneficio a la humanidad». Su historia está marcada por polémicas en torno a la elección de los premiados.

El 27 de noviembre de 1895, el industrial sueco Alfred Nobel firmó su testamento en París. Tenía 62 años. Además de legar su fortuna a familiares y conocidos, dispuso la creación de un premio “a aquellos quienes durante el año anterior hayan otorgado el mayor beneficio a la humanidad”. Instituyó galardones para literatura (dado por la Academia Sueca), química, física (ambos a cargo de la Academia Sueca de Ciencias) y medicina (en manos del Instituto Karolinska), a entregarse en Estocolmo; y un premio a la paz que otorgaría el Parlamento noruego. Nobel murió el 10 de diciembre de 1896 en San Remo, Italia. A partir de 1901, en el aniversario de su muerte, comenzaron a entregarse los premios que llevan su nombre.

La leyenda sobre la ausencia del Nobel de Matemática

Nacido en Estocolmo el 21 de octubre de 1833, Nobel fue el creador de la dinamita. Heredó la fortuna de su padre, que lo mandó a estudiar a San Petersburgo (donde el progenitor había cosechado éxito como fabricante de explosivos). En 1867 creó la dinamita, después de haber desarrollado un detonador para explosiones de nitroglicerina. Hombre de inclinaciones literarias que no pudo concretar, Nobel sufrió acusaciones por las muertes que causó su invención. De hecho, en una explosión accidental de nitroglicerina perdió a un hermano. Soltero toda su vida, mantuvo una relación platónica con su secretaria Bertha Kinsky, diez años menor, que se convirtió en pacifista y, en 1905, ya conocida por su apellido de casada (Von Suttner), en la primera mujer en recibir el Nobel de la Paz.

Sin embargo, la relación más intensa de Nobel con una mujer fue con Sophie Hess, a quien se señala como la culpable de que no haya un Nobel de Matemática. Nunca se pudo comprobar, pero se dice que fue amante del matemático Gösta Mittag-Lefler y le habría pedido grandes sumas de dinero a Nobel. El industrial, para complacerla, decía siempre que sí. Al parecer, el dinero iba al bolsillo de Mittag-Leffler. Lo cierto es que se instaló la leyenda del encono de Nobel al matemático y que por eso no legó dinero para un premio a esa disciplina.

Alfred Nobel, el industrial que legó su fortuna para los premios que llevan su nombre.

Algunos datos de los Nobel

La estadística básica del Nobel señala que el ignoto francés Sully Prudhomme fue el primer Nobel de Literatura. Que, por haber descubierto los rayos X, Wilhelm Röntgen fue el primer Nobel de Física. Que Marie Curie resultó la primera mujer premiada (Física, 1903), y la primera persona en recibir un segundo Nobel, el de Química en 1911. Que la sueca Selma Lagerlöf fue la primera mujer que se llevó el de Literatura, en 1909.

También se puede apuntar que Malala Yousafzai es la persona más joven en ganar un Nobel: el de la Paz de 2014, con 17 años. Y que en el otro extremo aparece el Nobel de Química de 2019, John Goodenough, con 97. Linus Pauling se llevó el Nobel de Química en 1954, y ocho años más tarde le dieron el de la Paz. John Bardeen recibió el de Física en 1956 por el efecto transistor y repitió en la misma categoría en 1972 por sus estudios de superconductividad. Frederick Sanger ganó en Química en 1958 y 1980.

Cinco argentinos, todos graduados de la Universidad de Buenos Aires, fueron reconocidos: Carlos Saavedra Lamas y Adolfo Pérez en 1936 y 1980, respectivamente, se alzaron con el Nobel de la Paz. Los otros tres lo fueron en ciencias, algo sin parangón respecto del resto de los países de América Latina: Bernardo Houssay (1947) y César Milstein (1984) en Medicina, y Luis Federico Leloir (1970) en Química.

Bertha von Suttner: la primera mujer que ganó el Nobel de la Paz. 

Un premio que trae polémicas

En literatura, no hay un premio con la prosapia del Nobel a nivel mundial. Cada mes de octubre se disparan las quinielas sobre posibles ganadores. Las listas de candidatos son secretas (de acuerdo al estatuto del premio, por medio siglo), pero se suelen filtrar nombres que aparecen en las casas de apuestas. Como el lauro suele ser individual, por cada autor premiado hay decenas, por no decir cientos, que son desairados. Por eso es más frondosa la lista de no premiados, lo cual permite constatar un largo rosario de omisiones.

León Tolstoi, James Joyce, Marcel Proust, Franz Kafka, Jorge Luis Borges, Fernando Pessoa. Philip Roth, Vladimir Nabokov, Graham Greene, son solamente algunos de los que murieron sin el honor del 10 de diciembre. También es cierto que Proust, Kafka y Pessoa murieron relativamente jóvenes y eran casi desconocidos. A Borges, se afirma, lo perjudicaron sus posiciones políticas, aparte de que su obra no sedujo a unos académicos más proclives a novelistas. Tolstoi fue el protagonista de la primera gran polémica: murió en 1910. Ya se habían dado diez Nobel de Literatura y la Academia lo ignoró durante la primera década del galardón.

Alberto Moravia, el autor de El desprecio, La romana y El conformista, es otro de los que murió sin los oropeles de Estocolmo. Y que sufrió una broma cruel. Al escritor italiano lo llamaron por teléfono y le hicieron creer que en diez minutos más se haría el anuncio oficial de que era el ganador. En algunos casos, la llamada previa a ese anuncio se produce, por diferencia horaria, de madrugada, con lo que el flamante Nobel pasa por el breve trauma de dudar si lo llaman para anunciarle alguna desgracia familiar antes de recibir la gran noticia.

En dos ocasiones el premiado desistió de los honores. La primera vez fue en 1958. Boris Pasternak había conquistado Occidente con Doctor Zhivago, editada en Italia. La Guerra Fría le impidió viajar a Suecia. El escritor ruso lo rechazó en medio de presiones de las autoridades soviéticas. Seis años más tarde y, en nombre de su compromiso político, Jean-Paul Sartre declinó el Nobel. Pese a ello, en 1975, el padre del existencialismo tanteó a la Academia, ya no por el diploma y la medalla, sino por el dinero. No tuvo suerte.

Nombres ignotos figuran en el listado de premiados. Algunos saltan a la fama a partir del Nobel. Otros permanecen lejos de las luces aún después del premio. El chino Gao Xingjian es quizás el caso extremo. Exiliado en Francia, su nombre era desconocido a un nivel tal que, consultado sobre la noticia en 2000, el encargado del edificio en que vivía en París declaró que ni siquiera sabía que era escritor. Hubo una suspicacia: su primera traducción a una lengua occidental fue al sueco. La realizó Goram Malmqvist, miembro de la Academia. No deja de ser un detalle al lado del escándalo de 2018.

El francés Jean-Claude Arnault, casado con la académica Katarina Frostenson, fue acusado de abuso sexual. La Academia decidió romper vínculos con el gestor cultural y estalló la interna en la institución, ya que esos vínculos pasaban por apoyos económicos para el centro cultural que regentaba Arnault. Esto era incompatible, ya que se financiaba a alguien casado con una integrante de la Academia. Se sucedieron renuncias de académicos y entonces la opción fue posponer la entrega del Nobel. Así, en 2019 se entregaron dos premios, uno por el año anterior. En el medio, Arnault fue condenado a treinta meses de prisión.

El machismo de los Nobel

El Nobel es marcadamente eurocéntrico, sobre todo en Literatura. Pero, antes que nada, es machista. A la fecha hay 975 laureados. Apenas 58 son mujeres, y hay que contar el doble Nobel a Marie Curie en Física y Química (1903 y 1911, respectivamente). En Física, apenas hay cuatro laureadas y siete en Química. Son doce en Medicina, 16 en Literatura, 18 en Paz y apenas dos en Economía.

A esto sumemos elementos machistas e invisibilizaciones. Tim Hunt, galardonado en Medicina en 2001, se manifestó a favor de laboratorios segregados por sexo. Dijo: “Ocurren tres cosas cuando compartes el laboratorio con ellas: tú te enamoras de ellas, ellas se enamoran de ti, y, cuando las criticas, lloran. Quizá deberíamos hacer laboratorios separados para hombres y mujeres”.

Pierre y Marie Curie: compartieron el galardón en Física y ella fue la primera mujer premiada y la primera persona con dos Nobel. 

En 1962, se reconoció en Medicina uno de los avances decisivos de la ciencia: el ADN. Maurice Wilkins, Francis Crick y James Watson compartieron la gloria, pero el Nobel perpetuó en el olvido a Rosalind Franklin, fallecida en 1958. A lo que se suma que no se puede premiar a más de tres personas en una categoría, con lo que de no haber muerto a los 37 años, quizás hubiera habido una polémica.

Joshua Lederberg fue premiado en 1958 por sus investigaciones en bacterias. Ese trabajo fue en conjunto con su esposa Esther, pero ella fue ignorada. En 1974, el descubrimiento de los púlsars le valió el Nobel de Física a Antony Hewish y Martin Ryle. Se obvió a Jocelyn Bell, estudiante de posgrado de Hewish, quien fue la primera en detectar la señal de un púlsar.

Oscurantismo en el laboratorio

Los Nobel en ciencias no han sido ajenos a polémicas. Sobre todo respecto de un aspecto que parece inimaginable en científicos: la adhesión a teorías conspirativas y a cuestiones oscurantistas. Luc Montagnier, que identificó el virus de VIH, fue premiado en 2008 y pasó sus últimos años envuelto en el repudio. Al momento de morir, en febrero de 2022, era un crítico de las vacunas. Llegó a decir que la ingesta de papaya podía frenar el avance del mal de Parkinson, y que “una buena alimentación” era recomendable en África para evitar los contagios de HIV.

William Schockley se llevó el Nobel de Física en 1956 por uno de los avances del siglo: los transistores. Años más tarde, escandalizó con declaraciones racistas y propuso incentivos financieros para que la población con coeficiente intelectual menor a 100 se esteriliza. Por su defensa de la eugenesia, el Atlanta Constitution lo comparó con el régimen nazi. Schockley querelló al diario. Ganó y como compensación recibió un dólar.

El caso más notable es el de Kary Mullis. Le dieron el Nobel de Química en 1993 y, hasta su muerte en 2019, fue un connotado negacionista del cambio climático y del HIV como causante del SIDA. También creía en la astrología. La muerte lo sorprendió pocos meses antes de un acontecimiento del siglo XXI que lo hubiera puesto en primerísimo plano: la pandemia de coronavirus. A Mullis lo premiaron por haber desarrollado el test de PCR.

Economía, el premio que no legó Nobel

Como si no hubiera suficiente polémica con los Nobel de Literatura y de la Paz (a la cabeza, el rechazo a Henry Kissinger, premiado por su negociación para detener la guerra de Vietnam mientras auspiciaba el golpe en Chile), más las discusiones que suelen envolver a los galardones en ciencias, se sumó la controversia del Nobel de Economía. Primer punto: la economía no figura en el testamento de Nobel entre las ramas a premiar. De hecho, Nobel no solamente no la incluyó sino que además tenía una pésima opinión de la economía. Para fines del siglo XIX tenía más prestigio la matemática, que bien podría haber sido considerada, pero no lo fue. “Es un golpe de relaciones públicas de los economistas para mejorar su reputación”, ha dicho Peter Nobel, descendiente del industrial.

¿Cómo es que se creó un sexto Premio Nobel? Obedeció a una cuestión de lobby que culminó en 1968 cuando el Banco de Suecia, que cumplía 300 años, donó dinero a la Fundación Nobel para instituir un lauro que hasta los propios descendientes del industrial critican. Lo cierto es que cada año, y con dinero del Banco de Suecia, la Academia Sueca de Ciencias elige a los ganadores.

Los críticos señalan a grupos neoliberales como impulsores de un premio que podría legitimar su discurso. De hecho, el grueso de los premiados son de esa corriente. Se atribuye a la Sociedad Mont Pelerin un rol importante tras el fin de la Segunda Guerra, cuando el auge de las ideas keynesianas. Liderada por Friedrich von Hayek, despreció todo programa económico con participación estatal. Varios de sus integrantes formaron parte del Banco de Suecia y desde allí impulsaron el lobby para crear un premio que le sería otorgado a Hayek en 1974.

Admirado por Margaret Thatcher y admirador a su vez de la economía de Pinochet en Chile, Hayek compartió el premio con el sueco Gunnar Myrdal. Cuando el Nobel de Economía cayó en la controversia en 1976 al dárselo a Milton Friedman, patriarca de la escuela de Chicago y asesor de la dictadura chilena, se plantearon dudas sobre el prestigio del premio que no legó Nobel. De hecho, Friedman fue increpado al momento de recibir el galardón con consignas que recordaban su rol en Chile.

En esa ocasión, Myrdal admitió públicamente que él no debería haber aceptado el Nobel porque no precisaba el dinero y porque la Economía no es una ciencia dura como las otras tres que se premian. En privado, sostuvo que Hayek era un reaccionario, que el premio blanqueaba las peores ideas y que debía ser abolido. Cuatro premiados en ciencias firmaron un texto repudiando el lauro a Friedman.

De 89 premiados, apenas dos 2 son mujeres. Y entre ellas no figura una eminencia: la post-keynesiana Joan Robinson, fallecida en 1983 a los 79 años. Tres galardonados no se graduaron en Economía: Herbert Simon (1978) era politólogo; Daniel Kahnemann (2002) es psicólogo. Entre medio se premió a John Nash (1994), que era matemático. Ese premio trajo discusiones: era matemático y se planteó que el Nobel reconocía aportes de otras ramas. La historia de Nash como esquizofrénico derivó en la película Una mente brillante, que obvió las referencias al antisemitismo fanático del matemático.

En el otro extremo de Nash se halla Robert Aumann (2005), cuyo premio generó rechazos por sus posiciones ultraconservadoras en defensa de Israel. Incluso se señaló que utilizaba sus análisis para justificar los asentamientos de colonos en los territorios palestinos.

Errar es humano

Desde el punto de vista técnico, la mayor polémica del Nobel de Economía fue en 1997 con Robert Merton (hijo homónimo de un sociólogo de fuste) y Myron Scholes. Los reconocieron por sus aportes en los mercados financieros. Tres años antes se habían asociado en un fondo de inversiones, Long Term Capital. Cuando llegó la crisis rusa de 1998, los modelos de Scholes y Merton hicieron agua: su empresa perdió 4500 millones de dólares. Quizás por ello, los suecos quisieron resarcirse y un año después del Nobel a dos especuladores premiaron a Amartya Sen, experto en pobreza y desarrollo.

Cuando el centenario del premio, en 2001, los descendientes de Nobel publicaron una carta en la que afirmaron que el premio en Economía era una deshonra. Tres años más tarde, un grupo de científicos suecos también cuestionó el galardón que honró a Hayek y Friedman.

En 2013 se produjo otra controversia al premiar a Eugene Fama y Robert Schiller. Al primero, por sus aportes en cuanto a que los mercados financieros se autorregulan, son racionales, y que nadie puede ganar más dinero a través de la especulación. Al segundo, por describir la incidencia de la psicología en los mercados y su componente irracional, lo cual lleva a precios errados y burbujas financieras. O sea: compartieron el Nobel por decir cada uno lo opuesto del otro. Como señaló el economista chileno José Gabriel Palma: algo así como reconocer al mismo tiempo a Claudio Ptolomeo por afirmar que la Tierra está inmóvil con el Sol que gira a su alrededor y a Nicolás Copérnico por asegurar lo contrario.

El Nobel de Economía le deparó a William Vickrey la última noticia buena que recibió en vida. El economista canadiense fue premiado en 1996. Apenas tres días después del anuncio, falleció a los 82 años. Un año antes, Robert Lucas, uno de los galardonados de la Universidad de Chicago, acaso haya maldecido el momento en que le dieron el Nobel. Se había divorciado en 1988. Al momento de firmar los papeles, Rita, su exmujer, metió una cláusula: si en el transcurso de los siguientes 7 años él recibía el Nobel, debía cederle la mitad del dinero. Esa cláusula vencía en 1995, así que Rita, que le tenía fe a Lucas, se quedó con medio millón de dólares. 

Imagen de portada: El Premio Nobel fue creado para distinguir a quienes en el año previo a su entrega realicen «el mayor beneficio a la humanidad».

FUENTE DE PORTADA: Página 12. Por Juan Pablo Csipka. 30 de septiembre 2022.

Sociedad y Cultura/Premio Nobel/Controversias.

La CIA quiere resucitar al mamut con ingeniería genética.

Una empresa financiada por la CIA es el último inversor de Colossal Biosciences.

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Una firma de capital riesgo financiada por la CIA ha apostado oficialmente por recuperar especies extintas como el mamut lanudo y el tilacino, según un portfolio público visto por The Intercept.

La empresa se llama In-Q-Tel y su misión (según su web) es invertir en tecnologías que refuercen la seguridad nacional de Estados Unidos. In-Q-Tel tiene más de 20 años, pero solo ahora los dólares de los contribuyentes se han dirigido hacia la resurrección de animales extintos mediante ingeniería genética.

In-Q-Tel ha agregado Colossal Biosciences a su cartera pública; en otras palabras, la CIA ha gastado dinero de los contribuyentes estadounidenses en este proyecto de desextinción. Colossal fue noticia el año pasado cuando anunció su intención de traer de vuelta al mamut lanudo, el primo notablemente más peludo del elefante, que se extinguió hace unos 4.000 años. El objetivo declarado de la empresa es traer al mundo una cría gigantesca en un plazo de cinco años.

Colossal extendió esa declaración este verano, cuando anunció que también intentaría resucitar al tilacino, o tigre de Tasmania, un marsupial parecido a un lobo que fue llevado a la extinción por la caza excesiva a principios del siglo XX.

Colossal argumenta que “reconstruir” tales criaturas extintas apoyará las economías locales y ayudará a revertir los efectos del cambio climático teniendo un efecto positivo neto en la compensación de carbono.

Los críticos de la desextinción plantean varios problemas: argumentan que los hábitats originales de la mayoría de los animales extintos ya no existen y que sería mejor invertir los fondos destinados a la desextinción en la protección de las especies que aún existen. Colossal y sus partidarios sostienen que la financiación de la investigación genómica detrás de la extinción y la financiación del trabajo de conservación no son mutuamente excluyentes.

Para complicar aún más las cosas a nivel conceptual, los animales que se mezclan a partir de los genomas de especies extintas y sus primos más cercanos no serían los mismos animales que desaparecieron hace años. Serían especies representativas: animales que se parecen y podrían actuar como los que se han ido.

Incluso si la desextinción se lleva a cabo sin problemas, es decir, sin dañar a los animales utilizados para producir los animales sustitutos ni a los propios animales sustitutos, las características de comportamiento no se pueden extrapolar de los genes. En otras palabras, los animales no tendrán una población preexistente que les enseñe a actuar como un mamut o un tilacino.

Foto: Topical Press Agency/Hulton Archive (Getty Images)

En su sitio web, Colossal también declara su intención de resucitar al pájaro dodo, un ave no voladora endémica de Mauricio que fue cazada hasta su extinción en el siglo XVII.

En un debate de 2019 sobre la extinción, el cofundador de Colossal, George Church, dijo que traer de vuelta al mamut no es solo un proyecto de vanidad, o algo inventado para recrear un animal genial. La investigación de la extinción de mamuts podría significar ayudar a curar el virus del herpes en los elefantes asiáticos. Church dijo que las preguntas sobre la culpa humana por la extinción son “casi irrelevantes” y que “la pregunta es, ¿estas especies tienen algo que ofrecernos?”

Dado que la misión de In-Q-Tel consiste en invertir en tecnología que fortalezca la seguridad nacional, es posible que te preguntes si veremos supersoldados marsupiales carnívoros o proboscídeos peludos en el horizonte. ¿O solo me lo pregunto yo? La realidad es mucho más simple, aunque tan simple como la hazaña real de la extinción.

En una publicación de blog en el sitio web de la compañía el 20 de septiembre, dos ejecutivos enfatizaron la importancia de comprender la genómica y aplicar la nueva potencia informática a los conjuntos de datos biológicos. “Estratégicamente, se trata menos de los mamuts y más de la capacidad”, escribieron.

Junto a Colossal, In-Q-Tel nombró a Chi Botanic y Living Carbon (ambas trabajan en plantas de ingeniería genética) como empresas que realizan investigaciones útiles en bioingeniería compleja. Colossal es el único de los tres que In-Q-Tel tiene en cartera.

Sin embargo, los oficiales de la CIA pueden beneficiarse de la investigación. The Intercept informó que los miembros del directorio de In-Q-Tel pueden formar parte de los directorios de empresas en las que invierte la empresa. En 2016, el Wall Street Journal descubrió que la mitad de los miembros de la junta directiva de In-Q-Tel estaban conectados con empresas en las que la empresa había invertido, lo que generaba preocupaciones éticas.

Algo parecido a un mamut o un tilacino bien podría surgir del trabajo de Colossal, ahora gracias a la financiación de la CIA. Pero si crees que el resultado final es similar al trabajo de Lazarus o Frankenstein, esa es otra cuestión.

Imagen de portada: Rob Stothard (Getty Images)

FUENTE RESPONSABLE: Gizmodo. Por Isaac Schultz. 29 de septiembre 2022.

Ciencia/CIA/EE.UU./Clonación/Controversias.

La vaca atada. El origen de la frase que impusieron las familias aristocráticas porteñas.

INTRODUCCION

Argentina fue una sociedad con un nivel de vida notable, pero con grandes bolsones de pobreza. En los conventillos del sur de la Ciudad vivian hacinados, miles de inmigrantes llegados de Europa buscando una mejor vida. Sólo pocos lo lograron. Los restantes no se encontraron con la tierra prometida; ya las familias patricias se habían enriquecido y constituido como la oligarquía terrateniente luego de la campaña de “La conquista del desierto” liderada por Julio Argentino Roca. En honor a la brevedad; no se hace posible realizar la crítica PUNTUAL de los hechos mencionados por la fuente en este artículo. Lo expuesto ha sido escrito por quien es el titular del dominio *Andando tras tu encuentro- El cielo y el infierno- de Word Press, asumiendo la total responsabilidad de lo citado.

La costumbre de viajar con todo lo necesario para pasar largas temporadas en el viejo Continente.

Argentina, principios de siglo XX. En una época de vacas gordas, París era una fiesta y el destino preferido por los argentinos que llegaban con los bolsillos cargados y ansias de buena vida. En ese entonces, todo francés consideraba que el que se casaba con un argentino se volvía rico por el resto de su vida.

Las vacas eran gordas y algunos las tenían atadas. Lo que hoy es sinónimo de seguridad económica, en esos días era una realidad para los argentinos acomodados que viajaban a Europa en barco con la vaca atada, para tener siempre a mano leche fresca. Claro que, además de la vaca, con ellos viajaban criados, personal de servicio, animales domésticos y, por supuesto, todo lo necesario para pasar largas temporadas en el viejo Continente.

“Cuando la Argentina despliega un proceso de expansión capitalista, a partir de 1880, los terratenientes argentinos eran una de las clases más ricas del mundo. Para ellos era importante la constitución de una nobleza criolla, basada en aquellas familias que tenían antecedentes en los tiempos de la independencia, como los Anchorena o los Alvear”, cuenta a LA NACIÓN el historiador Eduardo Lazzari.

El comedor en tiempos de la familia Unzué. Finales de la década de 1920.

El comedor en tiempos de la familia Unzué. Finales de la década de 1920. Archivo Arq. Gustavo Raik. – Archivo

El escritor Ricardo Güiraldes y su mujer Adelina del Carril formaban parte de este grupo y pasaban sus días entre Europa y Argentina, sin olvidarse, además de su equipaje, de la vaca que no podía faltar durante la travesía. Sus viajes eran constantes y no se limitaban al viejo continente. 

El Caribe y el continente asiático se incluyeron entre sus rumbos. Ambos disfrutaban de la buena vida que se podía llevar en esos tiempos de prosperidad. Algunos destinos que pueden imaginarse exóticos en la época, no lo eran. “Los Güiraldes no eran la excepción sino la regla de una Argentina abierta al mundo, donde en todos lados había algo que aprender. El primero que fue a Oriente fue Lucio Victorio Mansilla. Y Argentina fue el primer país sudamericano que estableció una relación con Japón”, destaca Lazzari.

Lucio V. Mansilla fue de los primeros en viajar a Oriente

Fiestas, bailes y todo tipo de encuentros sociales se desarrollaban de los dos lados del Atlántico. “Los Güiraldes-del Carril pertenecían a familias con emprendimientos agropecuarios. 

Argentina en esa época era el primer exportador de carne y de cereales del mundo. En 40 años, entre 1870 y 1910 su población se cuadriplicó y en ese tiempo la economía se multiplicó por 40. Por eso se dio un crecimiento gigantesco y Buenos Aires llega a pasar a París, en 1910, en cantidad de habitantes”, describe Lazzari. Además de la intensa vida social, lo que unía al matrimonio aquí y allá era la inquietud literaria y el ambiente cultural del que eran parte, siempre rodeados de escritores y de poetas nacionales y franceses.

Tanto Ricardo como Adelina pasaron parte de su infancia en Europa. Nacido en 1886, Ricardo era hijo de Manuel Güiraldes, que sería intendente de Buenos Aires entre 1908 y 1910, y de Dolores Goñi. Criado hasta los cuatro años en París, volvió al país hablando francés a la perfección, mientras que el castellano sería entonces su segundo idioma. 

Buen cantante y bailarín -especialmente de tango-, ya de grande volvió una y otra vez a la Ciudad Luz, donde se movía entre pintores, músicos y escritores

Aún soltero, viajó a la India y a Oriente con su amigo Adán Diehl, que más tarde se casaría con la hermana de Adelina, Delia del Carril. Italia, Grecia, Constantinopla, Egipto, India, Ceylán, China, Japón, Rusia y Alemania formaron parte de su recorrido y forjaron su amplio acerbo cultural. Ya de vuelta en París, se unió al grupo Parera, en el taller de Alejandro Bustillo, en el que compartió intereses con intelectuales como Alberto Lagos, Alfredo González Garaño, Alberto Girondo y Victoria Ocampo. Allí conoció a Adelina del Carril, con quien se casó en San Antonio de Areco, en 1913.

Italia, Grecia, Constantinopla, Egipto, India, Ceylán, China, Japón, Rusia y Alemania formaron parte de los viajes de Ricardo Güiraldes y forjaron su amplio acerbo cultural

Italia, Grecia, Constantinopla, Egipto, India, Ceylán, China, Japón, Rusia y Alemania formaron parte de los viajes de Ricardo Güiraldes y forjaron su amplio acerbo cultural. archivo

Igual que su marido, Adelina había sido educada por institutrices. Nieta de Salvador María del Carril, quien había sido gobernador de San Juan y vicepresidente de la Confederación Argentina en tiempos de Urquiza, e hija de Víctor del Carril, tenía doce hermanos. 

Sus primeros años transcurrieron en el campo hasta que la familia se mudó a Europa, donde fue educada en colegios de monjas. A los quince años, de vuelta en Buenos Aires, su padre se quitó la vida de un tiro. Su madre, Julia Iraeta, viuda con trece hijos, alternó los días de la familia entre Buenos Aires y París.

“La familia de Adelina del Carril se ocupaba de negocios agropecuarios. Habían pasado momentos terribles. Era una familia de mujeres fuertes. Su hermana Delia se separa de Neruda por las palizas que éste le daba. Eran mujeres educadas, que habían viajado a la par que sus padres. Su posición social no les exigía grandes desafíos”, afirma Eduardo Lazzari.

En la rambla de Mar del Plata

En la rambla de Mar del Plata. archivo

Cuando Adelina conoció a Ricardo, uno y otro tenían mucho mundo y posibilidades económicas para continuar con el mismo ritmo de vida. Las largas estancias en París, España o en otros destinos eran comunes para los escritores argentinos de la época. 

Sobre sus largos períodos fuera del país, Ricardo Güiraldes escribió: “entre extraños aprendí a ver lo que había en mí de nacional, lo que hay en mí, no de individual, sino de colectivo común a todo mi pueblo”. Casi al final de su vida, en su gran obra, Don Segundo Sombra, plasmó, justamente, este conocimiento. “Hace una relectura del gaucho indómito y representa a esa sociedad que había progresado en todos los niveles”, sostiene Lazzari.

Ya casados, algunos de los destinos de viaje de los Güiraldes son las Antillas, Cuba, Jamaica, París y Mallorca. “En esos viajes se adoptaron ciertos gustos. 

Preferían los paquebotes italianos, donde se comía mejor. Era común llevar vacas para tener leche fresca. Esto era real. Argentina era vista como tierra de promisión. Por eso fue el segundo destino de inmigrantes, llegando a representar un 40% de la población”, afirma Lazzari. Según el historiador, la sociedad de entonces funcionaba muy armónicamente y ese fue el motivo de la llegada de tantos inmigrantes.

Turistas tomando leche al pie de la vaca en Necochea

Turistas tomando leche al pie de la vaca en Necochea. AR-AGN-ECC01-4284-136147

En esos largos viajes que antecedían a extensas estadías fuera del país, las familias enteras se trasladaban con criados, sirvientes y enormes equipajes “porque llevaban el mismo tren de vida allá que en nuestro país.

Esto se mantuvo hasta 1970: en 1975 el nivel de pobreza era del 4%. Desde entonces, el país no siguió progresando al ritmo que lo venía haciendo”, asegura.

Además, afirma que Argentina fue la sociedad más culta de América latina hasta 1970. “Carlos Fuentes dijo que la literatura latinoamericana del siglo XX estaba formada por una biblioteca de literatura argentina y un estante del resto”, cita el historiador. La literatura fue una presencia constante del matrimonio, donde fuera que estuvieran. En Buenos Aires, Ricardo Güiraldes fue miembro del grupo Florida, movimiento literario de vanguardia y dirigió la revista Proa, fundada junto con Borges.

Tan lujosa era la manera de viajar de los argentinos y tan alto su nivel de vida en Europa que, cuando un argentino llegaba a las aduanas, pasaba sin hacer fila. “Esto fue así entre 1880 y 1930, cuando sucedió la crisis del 30″, añade el historiador. Si bien en una primera lectura se puede entender que se trató de una sociedad snob, “no era una generación elitista, porque se educaba a todos gracias a la educación gratuita y se daba el voto libre a todas las personas”, reflexiona Lazzari, quien atribuye responsabilidad ciudadana a las clases acomodadas de entonces. Argentina estaba integrada al mundo, sin grandes problemas sociales. “Esa apertura de mundo sin complejos fue un ejemplo”, apunta.

Barco de pasajeros, alrededor de 1920

Barco de pasajeros, alrededor de 1920. archivo

Viajes y libros serían una constante del matrimonio Güiraldes. El campo argentino sería otra presencia fundamental, algo que quedó plasmado en la obra del escritor. “Ricardo Güiraldes era el prototipo del estanciero. Y tuvo la sensibilidad para captar la evolución del hombre de campo. El estanciero tenía una relación natural con el hombre de campo. Roca era conocido por su llaneza para tratar con sus peones. Y, en la revolución de 1905, ellos fueron los primeros en defenderlo”, cuenta.

A diferencia de los hacendados en Australia o los farmers de Estados Unidos, “nuestros estancieros eran una clase ilustrada, con alto sentido de responsabilidad social”, acota Lazzari. Para las familias que formaban parte de lo que Lazzari llama nobleza criolla, “había que tener un castillo en la estancia, un palacio francés en la ciudad y un mausoleo a la italiana en un cementerio”, que podía ser la Recoleta u otro, como El Salvador de Rosario o San Jerónimo en Córdoba.

En 1927, en París, Adelina y Ricardo Güiraldes tenían proyectado un viaje a la India, que se frustró debido a la enfermedad de Hodgkin que le diagnosticaron al célebre escritor. Allí murió el 8 de octubre de ese año. Sus restos fueron trasladados a Buenos Aires y fueron inhumados en San Antonio de Areco. Ricardo Güiraldes tenía 41 años. Después de su fallecimiento, su mujer publicó libros de poemas que Güiraldes no había publicado en vida, como “El sendero”, “Pampa” y “Poemas”. Adelina del Carril lo sobrevivió hasta 1967 y sus restos descansan junto a los del escritor.

Imagen de portada: En la Rambla Bristol, Héctor Cobo, Josefina Unzué de Cobo, Adelia Maria Harlilaos de Olmos y la sra. Unzué de Aldao, año 1923-AGN.Año 1923-AGN

FUENTE RESPONSABLE: La Nación. Buenos Aires; Argentina. Por Malu Pandolfo. 16 de septiembre 2022.

Sociedad y Cultura/Argentina/Siglo XX/Controversias/Pensamiento critíco.

 

 

 

 

 

 

 

Las cartas desconocidas de Dickens que revelan sus “arranques de divismo”.

El Museo Charles Dickens de Londres exhibe once cartas del autor británico compradas a un coleccionista privado de Estados Unidos que muestran su costado más arrogante: “era un hombre complejo”, asegura su biógrafo.

Las cartas manuscritas de Charles Dickens, uno de los más grandes escritores británicos, se exhiben por primera vez al público desde esta semana y ofrecen una nueva perspectiva de la vida y la mente del gran autor victoriano. El Museo Charles Dickens de Londres le compró las once cartas a un coleccionista privado de Estados Unidos, país que Dickens visitó dos veces para hacer giras de lecturas públicas que fueron muy populares.

Una de las cartas —fechada el 10 de febrero de 1866 y escrita a un tal I.H. Newman— revela que Dickens, que ya en su tiempo era una celebridad, tenía arranques de divismo: allí se queja de la posible cancelación del servicio de correos dominical en su pequeño pueblo del sur de Inglaterra y amenaza con mudarse y llevarse su fama a otra parte.

Una de las once cartas escritas por Dickens que se exhiben por primera vez al público en Londres. Courtesy of Charles Dickens Museum – Courtesy of Charles Dickens Muse

“Permítame decir que me niego rotunda y categóricamente a infligirme a mí mismo semejante inconveniente”, escribe Dickens en su carta. “Estoy seguro de que en esta aldea de Higham hay muchos que en todo un año reciben o despachan la cantidad de cartas que yo suelo recibir o despachar en un solo día”, dice sobre su hogar en la región de Kent, en el sur de Inglaterra.

“Estoy en los mejores términos con mis vecinos, pobres y ricos, y creo que lamentarían perderme”, prosigue la carta. “Pero la restricción que proponen del correo sería un impedimento tal que podría verme forzado a vender mi propiedad y abandonar esta parte del país.”

En otra carta, escrita cuando estaba de vacaciones en Lausana, Suiza, con fecha 5 de agosto de 1846, Dickens le dice a su amigo y abogado Thomas Mitton que la ciudad es “prodigiosa pero fea”. En la misiva incluye detalles de la estadía, en especial, la descripción de una caminata por la montaña y del momento de lavarse la cara con nieve. También hace comentarios sobre la gastronomía local y sobre las actividades de sus pequeños hijos en el lugar.

“Me imagino que desde que nos fuimos de casa, más de una vez te habrás preguntado por qué no recibías alguna carta mía. Lo cierto es que desde aquí le he escrito a muy poca gente”, le dice Dickens a su amigo.

“Y este lugar no es para nada barato: más caro que Ginebra, y si se quiere, yo diría que más caro que París. Lo más sorprendente es que lo que más caro está en comparación con Londres ¡es el pan! La carne es bastante barata, y muy buena… El vino de la localidad está a mitad de camino entre el vinagre y los pickles, y cuando lo probás te hace parpadear y lagrimear”, agrega Dickens.

Otra carta es una invitación a cenar con una dramática floritura final muy dickensiana: “Di ‘no’ y nunca te perdonaré. Di ‘sí’ y súmate a nosotros aquí a las seis y diez minutos del próximo jueves, y seré por siempre fielmente tuyo CHARLES DICKENS.”

Peter Orford, profesor de literatura inglesa de la Universidad de Buckingham y biógrafo de Dickens, dice estar “emocionado” por este nuevo acervo de cartas que se convertirá en una “importante fuente” tanto para los académicos como para los aficionados. 

Orford describe a Dickens —autor de clásicos como Oliver Twist, Grandes esperanzas y Casa desolada— como alguien que “intentó ser un hombre del pueblo” defendiendo causas sociales, pero que como ocurre con muchas celebridades actuales, también “valoraba mucho su privacidad” y trataba de lograr un equilibrio. “Tenía arranques de divismo y cuando le convenía sabía llamar la atención”, dice Orford, ya que “siempre hubo interés en él como persona”, pero la atención del público a veces le resultaba “intrusiva”.

El Museo Charles Dickens de Londres compró las cartas a un coleccionista privado de Estados Unidos

El Museo Charles Dickens de Londres compró las cartas a un coleccionista privado de Estados Unidos. Courtesy of Charles Dickens Museum – Courtesy of Charles Dickens Muse.

Como muchos victorianos Dickens, fue un “prolífico escritor de cartas” y un hombre de su época, cuando la gente podía llegar a recibir entregas de correo hasta una docena de veces al día. Hasta el momento hay publicados doce volúmenes de cartas del novelista, algunas breves “como los mensajes de texto actuales” para confirmar algún plan, y otras misivas más extensas para amigos y familiares, señala Orford.

Al igual que otros autores británicos, como Jane Austen, antes de su muerte Dickens destruyó muchas cartas, y en 1860 hizo una fogata para evitar que cayeran en manos del público. Las que se salvaron fueron las recibidas por los destinatarios. En su testamento, Dickens también especificó que no deseaba ser recordado con estatuas o monumentos, sino por sus obras, agrega Orford.

A pesar de su hosquedad, Dickens sigue teniendo millones de fans en todo el mundo. Su retrato ha aparecido en billetes y estampillas, sus libros han sido adaptados a la pantalla grande y son incontables los alumnos que estudian sus novelas o hacen todos los años una nueva versión escénica de Un cuento de Navidad.

“El interés popular por Dickens sigue vigente”, dice Catherine Waters, profesora emérita de literatura victoriana de la Universidad de Kent. Waters también es la actual presidenta de la Dickens Fellowship, una asociación mundial de personas que comparten un interés especial por la vida y obra del autor. El grupo fue fundado en 1902 y tiene filiales activas en los Estados Unidos, Italia, Australia y Japón.

Al igual que muchos de sus personajes de ficción, Dickens no es fácil de resumir. “Compartía algunos de los prejuicios de su época”, dice Waters, y menciona las críticas a su visión “estereotipada” de algunos personajes femeninos, y su relación en la vida real con Ellen Ternan, más adelante en la vida del escritor.

Sin embargo, Dickens también alentó a las escritoras y periodistas contemporáneas, dice Waters, publicando sus trabajos en las revistas que periódicamente editaba. “Era un hombre complejo”, asegura Waters.

Dickens podría haber escrito hasta 20 cartas al día durante un período de más de 40 años, dice Waters. “Y sus cartas cubren una inmensa gama de temas”, entre cartas a familiares, editores y organizaciones benéficas, que ilustran una amplia variedad de intereses y vínculos sociales. “Sus cartas son tan variadas y tan vívidas que para mucha gente leer esta nueva correspondencia va a ser realmente una emoción”, agrega Waters.

Otras cartas de la colección dan una idea de sus hábitos de lectura y su ajetreada vida social. En su adquisición de 2020 al coleccionista norteamericano, el museo también se quedó con varios de objetos personales del escritor —objetos de arte, joyas y libros—, un total de más de 300 artículos valorados en poco más de 2 millones de dólares, según informó el museo.

Para los fans del extranjero, la exhibición de sus cartas manuscritas estará disponible online en el sitio oficial del museo. Dickens murió en 1870 en Higham y está enterrado en el Rincón de los Poetas de la Abadía de Westminster, Londres, junto con otros autores británicos como Geoffrey Chaucer y Rudyard Kipling.

“Dickens no dejó un diario personal, así que las cartas son lo mejor fuente que tenemos para saber qué pensaba en cada momento”, dice Orford. “Las cartas son un recurso fantástico.”

(Traducción de Jaime Arrambide)

Imagen de portada: Además de las novelas que siguen vigentes, Dickens fue un prolífico autor de cartas.

FUENTE RESPONSABLE: La Nación (The Washington Post). Por Adela Suliman. 31 de agosto 2022.

Sociedad y Cultura/Literatura/Novelas/Charles Dickens/Controversias.

 

La demoledora carta que John Lennon le escribió a Paul McCartney en los años 70 se vende por 70.000 euros.

En los años 70 John Lennon y Paul McCartney, miembros de The Beatles, andaban a la gresca por cuestiones de derechos de autor de sus discos y canciones y por cuestiones creativas. 

Eso acabó plasmado en una carta que John Lennon le escribió a Paul McCartney y que ahora ha sido vendida en la casa de subastas Gotta Verockandroll por un total de 70.000 (prácticamente la misma cantidad en euros). 

La carta la envió John Lennon días después de que Paul McCartney apareciera una entrevista en la que criticaba a John y  The Beatles en una edición de noviembre de 1971 de la revista musical británica Melody Maker.

Lennon le reprocha a Paul que se queje del dinero que recibe de The Beatles y que quisiera descartar la canción Imagine. 

«Hace dos semanas te pedí por teléfono que nos reuniéramos sin asesores, y que decidiéramos lo que queríamos, y especialmente hice hincapié en «Maclen», que es nuestra principal preocupación, pero te negaste, ¿verdad? Dijiste que si no hacíamos lo que querías, nos demandarías de nuevo, y que ‘Ringo y George te van a romper John’, etc., etc. Ese día fui bastante directo contigo, y trataste de derribarme con tu «lógica» emocional. Si no eres el agresor (como afirmas), ¿quién demonios nos llevó a los tribunales y se cagó en nosotros en público?», escribía Lennon en la misiva, entre otras cosas. 

Imagen de portada: Paul McCartney, Ringo Starr, John Lennon y George Harrison, en una imagen antigua.Cinemanía | Graeme Hunter

FUENTE RESPONSABLE: 20 Minutos. 24 de agosto 2022

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Una especie de homínido prehistórico podría rondar las selvas de Indonesia todavía, revela un polémico estudio.

Conocido como Homo floresiensis, esta especie de homínido apareció en la Tierra hace 60.000 años. Podría ser que nunca se haya extinto.

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Los primeros hallazgos que se realizaron de restos de Homo floresiensis se reportaron en 2003. Científicos europeos estaban investigando las cuevas y grutas la isla Flores, del arco insular de Sonda en Indonesia. A partir de los huesos, los arqueólogos involucrados en la investigación determinaron que esta especie de homínido era notablemente más pequeña que otros contemporáneos suyos, y que tenían los pies muy grandes.

Con cráneos pequeños y columnas vertebrales reducidas, el Homo floresiensis apareció en la Tierra entre hace unos 700 mil y 60 mil años, según la datación que se realizó en ese momento. Sin embargo, no se han encontrado evidencias de que se haya extinto realmente, según explica Gregory Forth, antropólogo jubilado de la Universidad de Alberta, en su más reciente publicación.

Por ello, cabe la posibilidad de que estos homínidos prehistóricos cohabiten el planeta con nosotros. Ésta es la razón.

Una propuesta arriesgada

Así se ve la cueva donde se descubrieron los restos de Homo floresiensis en 2003, en Lian Bua, Flores, Indonesia / Rosino. / Wikimedia Commons

Según documenta El País, los ejemplares de esta especie «eran inteligentes y tenían capacidad de sacar conclusiones, tomar iniciativas y procesar emociones«. Hasta ahora, no se ha encontrado evidencia de que hayan superado los filtros biológicos de los diversos cambios climáticos en la historia natural del planeta.

Forth ha recibido críticas ácidas por la publicación de su más reciente libro. Más que nada, porque otros científicos que han estudiado los restos de Homo floresiensis son enérgicamente escépticos a su propuesta teórica.

Aún así, el arqueólogo de la Universidad de Alberta en Canadá confía en que la posibilidad de que estos homínidos coexistan con los Homo sapiens sapiens es real:

«[…] NO SABEMOS CUÁNDO SE EXTINGUIÓ ESTA ESPECIE O, DE HECHO, ME ATREVO A DECIR, NI SIQUIERA SABEMOS SI SE EXTINGUIÓ», ASEGURA FORTH A LIVE SCIENCE. «ASÍ QUE HAY ALGUNA POSIBILIDAD DE QUE TODAVÍA ESTÉ VIVO».

El antropólogo retirado asegura que, en la década de los 80, se registraron seres con características similares a estos homínidos en la región de Lio. Según sus investigaciones, no sólo estaban vivos, sino que estaban perfectamente integrados al entorno. Para su libro, Between Ape and Human: An Anthropologist on the Trail of a Hidden Hominoid, el autor compiló los testimonios de 30 personas que aseguran haberlos visto en la región.

A pesar de ello, otros científicos guardan graves reservas sobre su trabajo.

¿Realmente podría haber ejemplares vivos de Homo floresiensis todavía?

Fairfax Media via Getty Images / Fairfax Media via Getty Images via Getty Images

Considerando que Flores es la décima isla más poblada de esta región en Indonesia, otros antropólogos argumentan que es casi imposible que otra especie de homínidos habite ese espacio sin haberse documentado nunca.

Así lo John Hawks, paleoantropólogo de la Universidad de Wisconsin, en una entrevista para Live Science:

«SIENDO REALISTAS, LA IDEA DE QUE HAY UN GRAN PRIMATE QUE NO SE OBSERVA EN ESTA ISLA Y QUE SOBREVIVE EN UNA POBLACIÓN QUE PUEDE SOSTENERSE A SÍ MISMA ES BASTANTE CERCANA A CERO«, ACLARA EL ESPECIALISTA.

Así como hay testigos que aseguran haber visto a otras criaturas mitológicas, como el monstruo del Lago Ness, quienes participaron en el estudio de Forth podrían haber clasificado mal sus experiencias —o no tener la información adecuada. «Los humanos somos expertos en contar y creer historias», concluye Mark Collard, antropólogo evolutivo de la Universidad Simon Fraser en Canadá.

Imagen de portada:Universal History Archive / Contributor via Getty Images.

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. Por Andre Fischer. Abril 2022

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La literatura del siglo XIX y las disputas de poder

Personajes

¿Se leerán en la actualidad las atractivas novelas del siglo XIX, esos prodigios de narración y de fantasía que parecían imprescindibles décadas atrás? Parece poco probable, Víctor Hugo, Dickens, Manzoni, Dumas, Melville, Balzac, Verne, Dostoievski parecen alejarse melancólicamente de esa candente curiosidad que, niños y adolescentes, nos hacía encerrarnos durante horas y días para devorar esos seductores mamotretos.

Para aquellos que las sienten como necesarias, o al menos inolvidables, la literatura en otras palabras, permanecen y hasta regresan, si no es fácil recordar las intrincadas tramas, es muy difícil que hayan desaparecido de una memoria colectiva, casi mundial, los nombres de ciertos personajes, Jean Valjean, Edmundo Dantés, El Capitán Ahab, Raskolnikov, Nemo, Margarita Gautier, Facundo, Fausto, Madame Bovary, Martín Fierro, ese ejército de seres inexistentes que pueblan la memoria de generaciones, la mía sin duda.

Pero, creo que una aclaración, y el excurso, es oportuna, porque no se sabe muy bien qué es un personaje en esa fabricación que es una novela; se podría decir que ésos que mencioné se distinguen, son personalidades y realizan acciones, representan a las personas, pareciera que si no se cuenta lo que hacen no se está contando nada, pero lo que entendemos por tal cosa no es un elemento más y obvio en las novelas: desde que se empezó a tratar de comprender la narración más allá de la representación se puede afirmar que es otra cosa, nada menos que el elemento concentrador por excelencia, el hilo unificador del impulso narrativo; tramas y situaciones importan pero unas y otras se encadenan en torno a él, el personaje es el “yo”, remite a la perduración, si desaparece desaparece el relato y la ilusión de una perduración de la vida misma; si bien narrar va más allá a lo que voy apuntando se queda en su forma y en lo que encarna, que es ahora lo que interesa.

Y, cerrando el excurso y volviendo a lo particular, pueden las novelas que contienen a los que mencioné estar perdidas en la sombra pero, sin embargo, lo mejor que les pasa es que siguen siendo objeto de lecturas mayores, no solamente infantiles, que hacen ver mucho más que lo que se ha perdido, en gran medida por lo que son sus personajes o por lo que los constituye, eso es lo inquietante. Sabemos que los personajes aparecen en las escrituras desde los tiempos más remotos, Dios mismo es personaje de una novela fundamental, son héroes, son seres comunes, lo que importa es su función y la carga de sentido que tienen puede ser tanta que se convierten en arquetipos que saltan de la literatura a la vida social, basta con mencionar como mero ejemplo al desajustado Quijote, al turbulento Hamlet, al avaro Harpagón, al hipócrita Tartufo, al seductor don Juan, a la insatisfecha Bovary y a tantos más para comprender esta afirmación. Eso está pero, yendo un poco más lejos, que hayan sido escritos en determinados momentos históricos sugiere que esas caracterizaciones resultan de sagaces miradas sobre la sociedad, lo cual repone la cuestión nunca del todo respondida acerca de cómo, porque de alguna manera lo hace, lo que recorre a una sociedad altera el imaginario de los escritores que vuelcan en los personajes transformándolo, en el fondo todo personaje es como el mítico Gólem, un ser de barro que sólo se mueve por la palabra.

Pero en la manera de amasar ese barro está la sociedad: sólo por recuperar los mencionados se podría pensar que la que transmitía sus pulsiones era o se creía de una solidez que podía parecer eterna, la feudal o posfeudal, pero apunta en ella un comienzo de transformación, lo feudal se está corrompiendo, lo burgués se está expresando y aspira al poder.

Y eso, por supuesto, incide en el imaginario de los grandes novelistas, la narrativa se va haciendo cargo, el individuo impone su soberanía, el personaje de las novelas ya no es arquetípico sino lo más parecido posible a ese individuo, sus pasiones y sus cualidades y las dificultades que tiene para llegar a ser, lo que le cuesta, el precio que paga, sus tentativas, sus derrotas y sus triunfos.

Puede decirse, si consideramos no sólo lo que esa nueva sociedad quiere sino también el pensamiento que adopta, que en la literatura del siglo XIX poner el acento en el personaje, héroe triunfante de enrevesados conflictos, es una emergencia del romanticismo para el cual el individuo es lo central, idealizado por un lado, base del sistema por otro. Pero lo que me parece indiscutible es que la representación de personajes en esa extraordinaria narrativa, incluido el teatro, y el “yo” en la lírica, y en la pintura el retrato –que ya había expresado una relación semejante en el Renacimiento, que homenajeaba a los próceres de la nueva riqueza comercial-, puede verse como una respuesta a fuerzas sociales y a su creciente poder. Modo de ver que algo le debe a la sociología.

En lo que atañe a la gran narrativa del siglo XIX, si se la ve en una panorámica, no es difícil advertir que en parte su conjunto se inscribe entre dos mundos que se enfrentan. Uno es inamistoso, persecutorio y cruel, lleno de miserables que se aprovechan de otros seres o en el que navegan como en tierra propia repugnantes perdularios que explotan a huérfanos sin piedad, o rencorosos perseguidores de débiles y menesterosos, atropellados por una justicia que, no es difícil verlo, está al servicio de poderosos, pocas veces rescatando, siempre castigando, más que en la actualidad, es cierto, pero ahí vamos: ¿no es un lugar común que poca gente en nuestro país cree que la justicia es equidistante y sabia, fiel ejecutora de las leyes y los códigos? ¿No son más, muchos, los convencidos de que jueces limpios y probos son perseguidos y castigados por los peores que, temible casualidad, son los que tienen más poder?

Enfrentándolo, está ese otro mundo, fuertemente deseable en ese acervo narrativo, que, si se mira bien, no sería otro que la imagen de una burguesía protectora y prometedora, en la que priman valores, buenas costumbres y modales, generosa y hasta tierna, que quiere creer que es la dispensadora de las “grandes esperanzas” (que tendrían los perseguidos, los hambrientos, los desposeídos), como titulaba Dickens una de sus novelas.

Pero, como consideración al margen, aunque este mundo no es estrictamente hablando el paraíso en la tierra es presentado casi invariablemente como tierra socialmente prometida, sin origen, a sabiendas de que no a todos podía estarles destinada la posibilidad de pertenecer a él: “pobres habrá siempre”, es el título de una novela de Luis Horacio Velázquez, lo que quiere decir que ricos también, unos usufructúan y otros trabajan para que aquellos puedan usufructuar sin culpas, ésa es la amarga verdad. Como Víctor Hugo o Dickens, Engels piensa que eso no es justo, su padre cree que lo es sin discusión. Dicho sea de paso, es en ese ámbito, en el seno mismo de la familia, que se empieza a expresar esa contradicción, por un lado son burgueses que pueden ser generosos y caritativos pero nunca renuncian a lo que consideran suyo y bien ganado; de ellos, inesperadamente, brotan los disidentes que enjuician a la burguesía y, por fin, muchos, muchísimos, el ejército de los que no lo son, la aceptan sin pensarlo, en el mejor de los casos entrar en ese oprimente mundo es lo más que tratan de obtener, correlativamente al abandono de la idea de combatirlo o a la lucha por valores deseables pero que parecen propiedad privada, como tantas cosas, de los burgueses o, mejor dicho y precisando los términos, de las burguesías.

Esos personajes son presentados como víctimas del peor lado del sistema: escarnecidos, oprimidos, explotados, perseguidos. En un comienzo pareciera que siempre será así, podrían ser los “condenados” de los que hablaba Fanon, pero es como si se depositara sobre ellos el dedo de Dios y decidiera que otro destino los estuviera aguardando. Y, de una manera extraordinaria, pasan a integrar un orden que previamente parecía ser inalcanzable: Jean Valjean llega a ser un fuerte empresario, Edmund Dantes recibe un tesoro que lo convierte en Conde, Oliver Twist es protegido por excelentes burgueses, hay muchos más, los narradores los rescatan pero no los asimilan al bando de la perversidad que constituye la esencia del sistema que los había marginado y perseguido. Resolución de alta moralidad, lo que llamaba el sistema tiene su costado positivo, acaso, en esas felicisimas novelas, la lucha de clases no tiene ninguna posibilidad, está condenada al fracaso: Zola de alguna manera lo está si no diciendo imaginando ¿Será lo que dijo Marx invocando a Balzac?                         

Imagen de portada: Émile Zola

FUENTE RESPONSABLE: Página 12. Cultura. Por Noé Jitrik

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