Tanya Houppermans fue la gran ganadora de los premios Mangrove Photography de este año, por su primer plano de un cocodrilo rodeado de manglares en el archipiélago cubano Jardines de la Reina.
En su octavo año, este concurso organizado por Mangrove Action Project tiene como objetivo mostrar las relaciones entre la vida silvestre, las comunidades costeras y los bosques de manglares.
Además, busca exponer la fragilidad de estos ecosistemas únicos, tanto por encima como por debajo del agua.
Los Jardines de la Reina es un archipiélago frente a las costas de Cuba y es un lugar protegido desde 1996.
Es uno de los ecosistemas marinos más vírgenes del mundo.
«La población saludable de cocodrilos se debe a la condición prístina de los manglares, y quería capturar primeros planos de este gentil gigante en su hábitat natural», aseguró Houppermans, la ganadora.
«Espero que esta imagen logre mostrar que es crítico proteger áreas como esta».
Los manglares representan una protección importante contra el cambio climático: 4.000 m2 de bosques de manglares absorben casi la misma cantidad de dióxido de carbono que 4.000 m2 de selva amazónica.
Estos bosques también protegen las costas de la erosión, a medida que las tormentas se vuelven más frecuentes.
«Los premios de fotografía de Manglares se han convertido en una plataforma para intrigar a la gente sobre el magnífico papel ecológico que juegan los manglares en todas nuestras vidas», dijo el juez Dhritiman Mukherjee.
Octavio Aburto, otro juez, agregó: «Las imágenes de este año cautivaron nuestra imaginación… Nos dan esperanza e iluminan un futuro positivo para los ecosistemas de los manglares».
Aquí hay una selección de las imágenes ganadoras de varias categorías de la competencia.
Ganador de la categoría Manglares y humanos: Cazadores de miel, Muhammad Mostafigur Rahman, Bangladesh
FUENTE DE LA IMAGEN -MUHAMMAD MOSTAFIGUR RAHMAN
Cazadores de miel recolectan miel silvestre en las profundidades de los manglares de Sundarbans, Bangladesh, el bosque de manglares más grande del mundo.
Tanto el desarrollo humano reciente en el área como la crisis climática, en particular el aumento del nivel del mar, amenazan la ecología de los Sundarbans y, con ella, la forma de vida de la gente local.
Subcampeón de Manglares y humanos: Viviendo en un manglar blanco, Alex Cao, Vietnam
FUENTE DE LA IMAGEN -ALEX CAO
Un pescador local arroja su red en los manglares de flores blancas (Lumnitzera racemosa) de Bau Ca Cai, Vietnam, un área protegida.
Esta foto fue tomada a finales de otoño cuando los árboles habían perdido sus hojas. Destaca la conexión entre las comunidades vulnerables y la naturaleza.
Ganador de la categoría Manglares y paisaje: árboles bailando Walakiri, Loïc Dupuis, Indonesia
FUENTE DE LA IMAGEN. LOÏC DUPUIS
El sol sale a lo largo de las tranquilas playas de East Sumba en Indonesia.
Loïc Dupuis quiso capturar la belleza y la fragilidad de esta maravilla única.
Subcampeona de la categoría Manglares y Paisajes: La vida onírica de los manglares, Melodi Roberts, EE.UU.
FUENTE DE LA IMAGEN – MELODI ROBERTS
Reflexiones al amanecer en el Refugio Nacional de Vida Silvestre de Merritt Island, Florida.
Ganador de Manglares y Vida Silvestre: Despego, Jayakumar MN, Emiratos Árabes Unidos
FUENTE DE LA IMAGEN – JAYAKUMAR MN
Un gran flamenco (Phoenicopterus roseus) emprende un viaje de migración a través de Asia y lo más probable es que regrese a los mismos humedales costeros en los meses de invierno.
Subcampeona de Manglares y Vida Silvestre: Espátulas, Priscila Forone, Brasil
FUENTE DE LA IMAGEN – PRISCILA FORONE
Los manglares preservados de Guaraqueçaba son un lugar importante para los visitantes, incluida esta pareja de espátulas rosadas (Platalea ajaja).
Ganador de la categoría Manglares y Debajo del Agua: Cangrejo azul, Martin Broen, México
FUENTE DE LA IMAGEN – MARTIN BROEN
Un cangrejo azul (Callinectes sapidus) pescando en una transición única entre agua dulce y salada en los cenotes mexicanos.
Durante una inmersión de exploración a través de las oscuras cuevas inundadas, el fotógrafo dice que se encontró con este cangrejo orgullosamente erguido contra las raíces de los manglares.
Subcampeona de Manglares y Submarino: En el borde, Jillian E Morris, Bahamas
FUENTE DE LA IMAGEN – JILLIAN E MORRIS
La fotógrafa dice que quiso mostrar un lado diferente de estos tiburones limón juveniles: un lado social, un lado más vulnerable.
Todas las imágenes están sujetas a derechos de autor.
Imagen de portada: Por TANYA HOUPPERMANS
FUENTE RESPONSABLE: Redacción BBC News Mundo. 2 de noviembre 2022.
Sociedad y Cultura/Arte fotográfico/Naturaleza/COP 26/Cambio climático
Las promesas de combatir el cambio climático sembradas en noviembre de 2021 durante la cumbre mundial sobre el cambio climático COP26, podrían estarse marchitando con la actual guerra de Rusia en Ucrania.
Durante el encuentro, realizado en Glasgow, casi dos centenares de gobiernos suscribieron un documento que fija la agenda para la lucha contra este problema global durante la próxima década.
Allí acordaron que este 2022 actualizarían sus objetivos sobre reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y se comprometieron a ir eliminando los subsidios que reducen artificialmente -y por tanto facilitan el consumo- de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas natural.
Pese a esas promesas, poco meses más tarde, la producción y consumo de este tipo de combustibles ha recibido un fuerte empujón gracias a la invasión rusa a Ucrania.
Un informe publicado esta semana sobre el impacto de esa guerra en la lucha contra el cambio climático asegura que en la actualidad hay una especie de «fiebre del oro» global para la construcción de infraestructura para producir, transportar o procesar combustibles fósiles, en especial, gas natural licuado (GNL).
El documento fue elaborado por Climate Action Tracker (CAT, por sus siglas en inglés), un proyecto científico independiente que hace seguimiento a los acciones de los gobiernos para enfrentar el cambio climático y las contrasta con los objetivos del acuerdo de París de «mantener el calentamiento bien por debajo de 2°C y hacer esfuerzo para limitar el calentamiento a 1,5°C».
El informe destaca, entre otras cosas, los planes para construir nuevas plantas de GNL en Alemania, Italia, Grecia y Países Bajos, mientras países como Estados Unidos, Canadá, Qatar, Egipto y Argelia prevén incrementar sus exportaciones de este combustible.
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Alemania, Italia, Grecia y Países Bajos son algunos de los países que están apostando por contar con nuevas instalaciones de GNL.
Al mismo tiempo, destaca que muchos productores de combustibles fósiles han aumentado su producción, mientras que gobiernos en más de una decena de países desarrollados están reduciendo los impuestos sobre el combustible o sobre el consumo de energía, incentivando así su consumo.
La idea de aumentar el consumo de combustibles fósiles para responder a la crisis energética actual fue cuestionada este martes por el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, quien dijo que invertir dinero en carbón, petróleo o gas para enfrentar las consecuencias derivadas de la guerra en Ucrania es «ilusorio».
Agregó que la fórmula de consumo global de energía no funciona y que usar más carbón solamente reforzará el «flagelo de la guerra, la contaminación y la catástrofe climática».
BBC Mundo conversó con Niklas Höhne, un experto del NewClimate Institute, una ONG con sede en Berlín que forma parte del consorcio que elabora el CAT, sobre los hallazgos de este estudio y cuáles son los retos que plantea la actual situación para el combate contra el cambio climático.
Climate Action Tracker hizo un estudio sobre la respuesta mundial a la Guerra de Ucrania desde la perspectiva de la lucha contra el cambio climático. ¿Qué hallaron?
En este momento, hay gobiernos que están tratando de hacer las cosas de manera diferente debido a la crisis energética. Tienen que hacer frente ahora a esta situación en la que no seguirán importando combustibles fósiles de Rusia.
Entonces, pueden hacer dos cosas: intentar obtener los recursos fósiles de otros lugares; o trabajar a favor de más eficiencia y energías renovables.
Desafortunadamente encontramos que en la mayoría de los países están viviendo una especie de «fiebre del oro» hacia la nueva infraestructura de combustibles fósiles, nuevas tuberías de gas natural licuado (GNL), nuevos puertos de GNL y nuevos campos de petróleo y gas.
Eso es muy contraproducente para la política climática porque una vez que se construya esta infraestructura, se utilizará durante varias décadas y nos atará a un futuro muy alto en consumo de carbono.
¿Por qué esperan que esta nueva infraestructura sea utilizada durante varias décadas?
Lo que ocurre con la nueva infraestructura es que es costoso construir un gasoducto y eso significa que una vez que lo construyes, los inversionistas quieren usarlo durante décadas.
El problema es que queremos reducir el consumo de gas a 0 a nivel mundial para mediados de siglo y si ahora construimos nueva infraestructura, esa reducción será muy difícil. Entonces, estas inversiones nos atarán a altas emisiones de gases de efecto invernadero o terminarán como activos abandonados.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Para poder importar el GNL, los países necesitan contar con terminales marìtimos construidos expresamente para ese fin.
Le preocupa la construcción de estas nuevas infraestructuras. Pero, ¿de qué otras maneras están trabajando los gobiernos en contra de los objetivos climáticos en la crisis actual?
El problema principal es la infraestructura, pero hay otro tema que actualmente casi todos los gobiernos que evaluamos han apoyado a sus consumidores con reducciones de impuestos a los combustibles fósiles. Esta no es una buena idea.
Puedo entender que los gobiernos quieran ayudar a sus consumidores e industrias, pero solo deberían apoyar a aquellos que realmente lo necesitan.
Más a la población pobre o a la industria que está realmente en peligro, pero en cambio lo que están haciendo es reducir los impuestos sobre los combustibles fósiles y eso significa que reducirán la presión para todos los ciudadanos y las compañías petroleras, incluso con aquellos que pueden permitírselo y que pueden abandonar los combustibles fósiles. Esa tampoco es una buena idea.
Pero en el contexto actual, cuando la inflación y los precios de la energía están tan altos, ¿cuáles son las alternativas para los gobiernos porque a mucha gente le cuesta llenar el tanque de gasolina de su auto para ir a trabajar. ¿Hay alguna solución viable que recomendaría?
Sí, si se trata de una compensación por los precios más altos de la energía, entonces uno debería compensar a los hogares más pobres y no compensar a los hogares más ricos.
Algunas personas han propuesto hacerlo sobre una base per cápita, de modo que cada persona reciba la misma cantidad. Otros dicen que es mejor hacerlo a través del sistema tributario para que la población pobre reciba una exención fiscal adicional o dinero extra en el bolsillo, lo que definitivamente sería posible y sería una mejor opción.
Pero la verdadera solución a largo plazo es ahorrar energía y contar con más energías renovables. Ahorrar energía es siempre una opción rentable.
Por ejemplo, conducir más despacio con límites de velocidad, bajar un poco la calefacción en invierno, restringir el acceso de los coches a las ciudades para que la gente utilice el transporte público. Subvencionar más el transporte público para que la gente no utilice los autos, sino el transporte masivo, hay muchas opciones para que los gobiernos ayuden a sus ciudadanos y empresas en esta crisis.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. España es uno de los países en los que el gobierno ha reducido los impuestos al combustible.
En el informe, ustedes señalan que la mayoría de los países occidentales han tratado de reducir o dejar de comprar combustibles fósiles rusos por completo y muchos han anunciado objetivos ambiciosos para la transición a fuentes de energía renovables como la eólica y la solar. ¿No es esto bueno para la lucha contra el cambio climático?
Sí, hay cosas que algunos países están haciendo bien. Varios han aumentado sus objetivos de energías renovables y algunos también han introducido subsidios para el transporte público.
Eso está bien, pero estamos tan atrasados en una política climática y tenemos que reducir las emisiones tan drásticamente que no tenemos tiempo para cometer errores.
La Agencia Internacional de Energía dice que, a partir de ahora, no deberíamos invertir en ninguna nueva infraestructura de combustibles fósiles.
Y si ahora vemos una «fiebre del oro» hacia la inversión en infraestructura energética de combustibles fósiles, eso sí sería un problema grave porque no podemos darnos el lujo de cometer este error.
En este momento, deberíamos usar el mismo dinero, esfuerzo y tiempo para impulsar la eficiencia energética, las energías renovables y no para expandir la infraestructura de combustibles fósiles.
Pero a corto plazo, ¿es realmente posible aprovechar las fuentes renovables para solucionar la crisis actual?
Bueno, la expansión de las energías renovables no es rápida, pero la construcción de un nuevo gasoducto o la construcción de una nueva terminal de GNL tampoco lo es. Entonces tienen el mismo problema.
Lo realmente rápido es reducir el consumo de energía conduciendo más despacio o bajando la calefacción. Eso sería muy rápido, pero desafortunadamente muchos gobiernos no están usando esa opción.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. En medio de la crisis energética, algunos países han renovado su apuesta por las fuentes renovables.
El informe del CAT no menciona a China, el mayor consumidor de energía del mundo. ¿Cuál es su opinión sobre la respuesta de Pekín a esta crisis?
Creo que China está un poco menos afectada por la crisis. Ellos tienen algún comercio de energía con Rusia, pero no son tan dependientes como Europa.
También China está pensando en aumentar sus objetivos de energía renovable. Eso sería bueno. Pero al mismo tiempo, China está pensando en comprar petróleo y gas ahora más baratos de Rusia. En las condiciones de mercado podría hacerlo, pero por otras razones eso no sería una buena señal.
China es muy importante desde el punto de vista climático. Es responsable de 1/4 de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y lo que suceda allí es muy importante para las emisiones globales y el clima global. Además, uno esperaría que la crisis derivara en un mayor impulso hacia la eficiencia y las energías renovables.
¿Qué hay de América Latina? No hay ninguna mención a los países latinoamericanos en su informe…
No. Actualmente las exportaciones de GNL y gas están más concentradas en América del Norte, África y Asia.
Ahora hay otra cosa positiva que hemos visto: algunos gobiernos ahora están haciendo acuerdos para suministrar o comprar hidrógeno verde. Eso creo que es una nueva oportunidad. Pensamos que eso sucedería en cinco años más o menos, pero ya está sucediendo ahora. Así que hay una aceleración que es buena.
América Latina tiene mucho potencial para la energía renovable. Podría pensar en exportar hidrógeno verde hecho a partir de energía renovable y venderlo a Europa u otros lugares, y creo que sería una buena oportunidad de negocio.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Además de la destrucción que ha causado en Ucrania, la invasión rusa ha generado fuertes perturbaciones en el mercado energético mundial.
¿Tiene alguna otra recomendación u otras soluciones alternativas a esta crisis?
Hay un elemento más. Muchas empresas de combustibles fósiles están obteniendo beneficios récord porque los precios de la energía son muy altos y sus precios de producción son los mismos.
Así que ahora definitivamente obtienen ganancias mucho mayores y algunos gobiernos han comenzado a gravar estas ganancias adicionales y reinvertirlas en energías renovables, pero solo unos pocos gobiernos han hecho eso y esa sería otra cosa que los gobiernos podrían hacer ahora.
Imagen de portada: GETTY IMAGES. El gas natural licuado puede ser exportado en barcos y es una de las alternativas a las que recurren los países de la UE para sustituir el gas de Rusia.
FUENTE RESPONSABLE: BBC News Mundo. Por Ángel Bermúdez. Junio 2022.
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El mundo está en una encrucijada energética: depender de los combustibles fósiles es cada vez más insostenible.
Los precios del petróleo y el gas se han disparado en los últimos dos años, y con ellos los costes de la producción eléctrica y la factura de la luz.
El calentamiento global avanza y los países parecen incapaces de cumplir con los objetivos de emisiones.
Y, por si fuera poco, la guerra de Ucrania ha evidenciado la vulnerabilidad energética de Europa por su alta dependencia del gas ruso.
«Ha llegado el momento del renacimiento nuclear», afirmó recientemente el presidente francés, Emmanuel Macron.
GETTY IMAGES. Macrón ha cambiado de políticas antinucleares a inversiones multimillonarias en nuevos reactores.
Como Macron -que cinco años antes había prometido reducir en un tercio la generación atómica en Francia- muchos han cambiado su postura sobre la energía nuclear, denostada desde el accidente de Fukushima en 2011.
«Se está observando un cambio de posición frente a la energía atómica en todo el mundo, aunque se ha intensificado el último año con la subida del precio del gas, y la crisis actual ha sido la puntilla», le explica a BBC Mundo el divulgador de ciencia y tecnología nuclear español Alfredo García.
¿Puede sustituir al gas, el petróleo y el carbón?
«Lamentablemente ha tenido que ser una guerra la que ponga en evidencia que no podemos depender tanto de los combustibles fósiles», sentencia García.
Estos aún generan al menos dos tercios de la energía eléctrica y de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, según diferentes estudios de organizaciones internacionales.
La contaminación del aire por la quema de combustibles fósiles causó 8 millones de muertes en 2018, 1 de cada 5 decesos en todo el mundo, según un estudio de la Universidad de Harvard.
Con el ritmo de producción actual se prevé que las emisiones aumenten un 14% esta década, echando por tierra los objetivos del Acuerdo de París de 2015 de reducir el aumento de temperatura global a 1,5 ºC para finales de siglo.
Así que, si hay algo en lo que todos coinciden, es en la necesidad de un modelo de producción eléctrica que no dependa de los combustibles fósiles.
Y hay dos opciones disponibles: la nuclear y las renovables.
Greenpeace cree que es posible prescindir tanto de las energías fósiles como de la atómica.
«Adoptar un modelo energético 100% renovable y eficiente es técnicamente posible, económicamente viable y sostenible», asegura Meritxell Bennasar, responsable de Energía y Cambio Climático de Greenpeace España.
Sin embargo, los defensores de la energía nuclear ponen en duda que esto sea factible: las renovables tienen una capacidad de generación limitada, requieren grandes cantidades de espacio y materiales, y dependen de las condiciones climatológicas para alimentar la red.
Por eso creen que lo más realista es aumentar tanto la producción atómica como de renovables para acabar reduciendo a cero las de carbón, gas y petróleo.
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Esto no ocurriría de la noche a la mañana: solo construir una central nuclear y ponerla en funcionamiento suele llevar entre 5 y 10 años.
«Cambiar un modelo energético no es sencillo ni rápido y el proceso debe ser gradual. La sustitución progresiva requiere electrificar varios sectores y apostar decididamente por la energía nuclear y por las energías renovables, trabajando en equipo. El coste total es difícil de cuantificar, pero el proceso lo tendríamos que realizar en menos de tres décadas», explica García.
¿Cómo se produce la energía nuclear?
Las centrales nucleares usan la fisión atómica para producir energía.
Al dividir un átomo pesado -generalmente de uranio 235- se producen más neutrones en un efecto multiplicador, desatando en una fracción de segundo una reacción en cadena.
Esto libera neutrones, rayos gamma y grandes cantidades de energía; el intenso calor aumenta la temperatura del agua y produce vapor.
El vapor hace girar las turbinas del reactor, que activan un generador para producir electricidad y finalmente enviarla a la red.
¿Y la fusión?
La fusión consiste en liberar enormes cantidades de energía forzando la unión de los núcleos atómicos en lugar de dividirlos.
Esto es parecido a la reacción que ocurre en las estrellas, como el sol.
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Muchos la consideran la solución definitiva para el suministro futuro de la humanidad, ya que apenas contamina o consume recursos y podría producir energía casi ilimitada.
Pero recrearla con éxito en la Tierra requiere de una alta tecnología que aún está en desarrollo.
Expertos creen que la fusión nuclear podría tomar protagonismo en la segunda mitad de este siglo.
¿Es verde?
La Comisión Europea (CE) clasificó el pasado febrero como «verde» la energía nuclear al considerarla necesaria para la transición hacia una generación sin emisiones de dióxido de carbono, principal causante del efecto invernadero.
Las centrales nucleares emiten un promedio de 28 toneladas de ese gas por cada gigavatio hora que producen, muy por debajo de las 888 de las de carbón, las 735 de petróleo y las 500 de gas natural, según el informe técnico de la CE.
La solar emite casi el triple de CO₂ que la atómica, 85 Tn/gWh, mientras la hidroeléctrica y la eólica son las más limpias con 26.
Según el mismo estudio, la energía nuclear también genera cantidades muy bajas de dióxido de sulfuro y dióxido de nitrógeno -que pueden generar lluvia ácida-, así como desechos químicos, y consume menos recursos minerales y fósiles en comparación con otras fuentes.
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El humo que emanan los reactores nucleares es, en realidad, solo vapor de agua.
La ONU, por su parte, advirtió en 2021 que los objetivos globales para frenar el calentamiento global no podrán alcanzarse si se excluye a la energía atómica.
Especificó en un informe que en el último medio siglo la energía nuclear ha ahorrado el equivalente a dos años de emisiones globales de dióxido de carbono.
«La energía nuclear es tan verde y segura como las energías renovables. No es una cuestión de opinión, sino de comparar múltiples estudios revisados por pares que van en la misma dirección», asevera García.
Pero no todos están de acuerdo con que la energía nuclear sea limpia.
«Si bien la energía nuclear no emite gases de efecto invernadero al mismo nivel que los combustibles fósiles, en realidad emite más CO₂ por kWh que cualquiera de las renovables, ya que un reactor nuclear necesita un combustible para generar electricidad y su obtención sí emite gases de efecto invernadero», asegura, por su parte, la representante de Greenpeace.
Bennasar cita datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) al remarcar que, incluso triplicando la capacidad nuclear mundial, la reducción de las emisiones de carbono sería solo del 6%, un impacto que considera insuficiente para cumplir con los objetivos climáticos.
Los detractores de la energía nuclear también alegan que extraer uranio produce daños medioambientales, que decomisionar una planta es costoso y contaminante, o que existe el riesgo de accidente o ataque militar a instalaciones atómicas, muy bajo pero con consecuencias potencialmente desastrosas si ocurre.
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Chernóbil emitió 400 veces más sustancias radioactivas que la bomba de Hiroshima tras el accidente de 1986.
¿Y qué pasa con los residuos?
Otro de sus principales argumentos es que la fisión nuclear produce residuos radiactivos con un alto potencial contaminante.
Los residuos, que en su mayoría provienen del combustible nuclear gastado en las centrales, son materiales sólidos y líquidos que contienen isótopos radiactivos.
Pueden ser tóxicos desde décadas hasta miles de años y su tratamiento es muy complejo. Por ejemplo, en el caso de residuos de alta actividad hay que almacenarlos en tres etapas diferentes, la última de ellas bajo el suelo a entre 200 y 1.000 metros de profundidad.
«La industria nuclear no ha sido capaz de encontrar una solución técnica satisfactoria y segura para este problema», declara a BBC Mundo la representante de Greenpeace.
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Greenpeace es una de las organizaciones más críticas con la energía nuclear.
Alfredo García, sin embargo, sostiene que la energía atómica «es la única que se hace cargo integralmente del coste de la gestión de sus residuos, que se manejan con los más altos estándares de seguridad, y para los que existen soluciones tecnológicas científicamente consensuadas».
¿Es rentable?
Construir y poner en marcha una central nuclear es extremadamente caro.
Por ejemplo, la planta en construcción de Hinkley Point C, en el sur de Reino Unido, con 3.200 megavatios que aportarán el 7% de la energía del país desde 2025, costará cerca de US$30.000 millones, según estimaciones.
Atucha III, que será la cuarta central nuclear de Argentina con 1.200 megavatios, costará US$8.000 millones, según el acuerdo firmado en febrero entre este país y China.
Mientras una planta atómica supera a menudo los US$6 millones por megavatio de capacidad, en el caso de las centrales de gas de ciclo combinado el coste ronda el medio millón.
Sin embargo, producir electricidad con átomos es mucho más barato al no necesitar un suministro ingente y continuo de combustible.
Si bien el uranio es un material costoso, con pequeñas dosis pueden generarse enormes cantidades de energía.
¿Qué países apuestan por la energía nuclear?
Con 96 reactores operativos que producen más de 90 gigavatios, Estados Unidos acapara casi un tercio de la producción global de energía atómica, seguido de China y Francia, con más de un 13% cada uno, según datos del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).
En Francia las plantas nucleares generan el 70% de la producción eléctrica, lo que lo sitúa como número uno mundial en este aspecto.
Emmanuel Macron anunció un plan energético para los próximos años que incluye seis nuevos reactores con un coste estimado de unos 50.000 millones de euros.
Mientras, Alemania tenía previsto cerrar este año sus tres últimas centrales nucleares, pero la guerra en Ucrania ha puesto al país entre la espada y la pared.
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El presidente del instituto económico alemán Ifo, Clemens Fuest, declaró recientemente que las centrales deberían seguir funcionando «al menos hasta superar la dependencia del gas ruso, o sea, previsiblemente varios años».
Europa está dividida sobre la energía atómica: los gobiernos de Alemania, Austria, Dinamarca, España, Luxemburgo y Portugal rechazan promoverla, frente a la autodenominada «alianza nuclear» de Bulgaria, Croacia, Finlandia, Francia, Rumanía y Eslovenia, a la que se suman República Checa, Hungría, Polonia y Eslovaquia.
En América Latina la energía nuclear solo aporta un 2,2% de la producción eléctrica de la región con siete reactores: tres en Argentina, dos en México y otros dos en Brasil.
Y quien más apuesta por el átomo está a miles de kilómetros de distancia: China se postula como la próxima superpotencia mundial en energía nuclear.
El país duplicó entre 2016 y 2020 su capacidad hasta 47 gW con 20 nuevas plantas, y para 2035 planea alcanzar los 180 gigavatios, casi el doble de la potencia actual de Estados Unidos.
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FUENTE RESPONSABLE: BBC News Mundo. Por Atahualpa Amerise. Abril 2022
El 20 de junio de 2020 en la localidad rusa de Verkhoyansk, en la región de Siberia, se registró una temperatura de 38 grados, lo que constituyó la mayor temperatura alcanzada por encima del círculo polar ártico, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), organismo dependiente de la ONU que reconoció este miércoles oficialmente aquel registro. Una vez más, el organismo internacional habló de «encender las alarmas» por el cambio climático.
Este martes en el que la OMM reconoció el récord registrado en Verkhoyansk, donde viven 1.200 personas a 16 horas de vuelo de Moscú, en Siberia, están ingresando en el invierno boreal y el termómetro registró -37 grados. El pico de temperatura registrado en el verano de 2020 es el primero que la OMM incluye como récord de calor en el Ártico en sus informes sobre condiciones meteorológicas extremas.
«Este nuevo récord en el Ártico es parte de una serie de observaciones registradas en el Archivo de Fenómenos Meteorológicos y Climático Extremos de la OMM que enciende las alarmas sobre el cambio climático», señaló el jefe del organismo Petteri Taalas.
Verkhoyansk está a 115 kilómetros al norte del círculo polar ártico y hay registros de las temperaturas desde 1885. El récord de 2020, que según la agencia de la ONU es «más propio del Mediterráneo que del Ártico», fue registrado por una estación meteorológica durante una ola de calor excepcionalmente prolongada en Siberia.
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Consecuencias irreversibles.
El registro, ocurrido un año y medio atrás, coincide con el informe del Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC)publicado en agosto pasado, en el que advirtieron que el planeta está camino a aumentar su temperatura en un 1,5 grados en 2030, una década antes de lo estimado. Los expertos indicaron que eso significará generar riesgos de desastres «sin precedentes» con consecuencias «irreversibles».
Los expertos sostuvieron en el informe de agosto que es necesaria una «reducción fuerte, rápida y sostenida de las emisiones de gases de efecto invernadero para alcanzar la neutralidad de carbono», pero tres meses después, en la Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático en Glasgow, conocida como COP 26, no se registraron compromisos de los Estados para revertir la situación de manera urgente.
El promedio de las temperaturas en la zona del Ártico de Siberia subió 10 grados por encima de lo normal durante gran parte del verano boreal el año pasado, lo que atizó incendios y pérdidas masivas de hielo marino. Esta ola de calor también influyó en que 2020 fuera designado como uno de los tres años más cálidos desde que existen registros a nivel mundial.
La OMM todavía está verificando el récord de 54,4 grados que marcaron los termómetros tanto en 2020 como 2021 en el Valle de la Muerte en California; así como otro registro de 48,8 grados en Sicilia, que podría ser un nuevo máximo para Europa.
«El año pasado también se registró un máximo de temperatura en la Antártida», recordó Tallas y agregó que el organismo «nunca ha tenido tantas investigaciones simultáneas».
El mensaje de Simon Kofe a la COP 26: «Nos estamos hundiendo, pero lo mismo le pasa a todo el mundo».
Piensa por un momento en tu hogar, tus raíces, el lugar que más amas en el mundo.
Y qué difícil sería siquiera imaginar que ese sitio, literalmente, desapareciera de la faz del planeta.
Para los habitantes de decenas de estados insulares se trata de un temor real.
El aumento del nivel del mar por el cambio climático ya está causando en estas islas pérdida de terrenos y escasez de agua potable.
En BBC Mundo exploramos la situación de una pequeña nación en el océano Pacífico, Tuvalu, que no solo ha venido urgiendo a los países más contaminantes a reducir drásticamente sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Esta nación también se prepara legalmente para el peor de los escenarios: la sumersión total de su territorio.
El ministro de Justicia, Comunicaciones y Relaciones Exteriores de Tuvalu, Simon Kofe, envió un dramático mensaje a la COP 26, la reciente cumbre de cambio climático en Glasgow, Escocia.
«Nos estamos hundiendo, pero lo mismo le pasa a todo el mundo», afirmó.
Con el agua hasta las rodillas, en un sitio que años atrás era un terreno seco, Kofe dejó en claro que el drama que hoy enfrenta Tuvalu es solo un presagio de los graves impactos del cambio climático que azotarán cada vez más, aunque en formas diferentes, a muchos otros países del mundo.
El nivel del mar, una amenaza existencial
Tuvalu tiene nueve pequeñas islas y está aproximadamente a 4.000 km de Australia y de Hawái. Sus vecinos más cercanos son Kiribati, Samoa y Fiyi.
«Es una nación insular de baja altitud. El punto más alto sobre el nivel del mar es de 4 metros», explicó el ministro Kofe a BBC Mundo.
Todo el país tiene 26 kilómetros cuadrados, donde viven cerca de 12.000 personas.
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«Vivimos en franjas de tierra muy delgadas y en algunas áreas se puede ver de un lado el mar abierto y al otro una laguna», señaló Kofe.
Al igual que Kiribati y las Maldivas, entre otros, Tuvalu es un país conformado por atolones, y por ello es especialmente vulnerable al calentamiento global.
Los territorios de estas naciones se asientan sobre arrecifes de coral en forma de anillos, completos o parciales, que rodean una laguna central.
«Vivimos en franjas de tierra muy delgadas y en algunas áreas se puede ver el océano a ambos lados, de un lado el mar abierto y al otro una laguna», señaló Kofe.
«Lo que hemos estado experimentando a lo largo de los años es que con el aumento del nivel del mar vemos la erosión de partes de la isla».
Tuvalu viene enfrentando además ciclones más fuertes y períodos de sequías, agregó el ministro. Y la mayor temperatura del océano ha blanqueado arrecifes de coral, vitales para la protección costera y la reproducción de peces.
Pero hay otro problema aún más acuciante: la intrusión de aguas oceánicas.
El mar y su impacto en el agua potable
El agua del océano se está filtrando bajo el suelo en ciertas áreas y esto afecta los acuíferos, explicó Kofe.
«El agua potable la obtenemos normalmente de la lluvia, pero en algunas islas solían también cavar pozos para acceder al agua subterránea.
«Hoy eso no es posible debido a la intrusión de agua de mar, por lo que básicamente dependemos solo del agua de lluvia».
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El océano ha ido ganando terreno y algunos árboles ya no tienen donde afirmar sus raíces.
La penetración de agua salina también inutilizó terrenos para agricultura. El gobierno de Taiwán financia y administra actualmente en Tuvalu un proyecto experimental para producir alimentos en condiciones controladas.
«La salinidad en la arena hace que sea muy difícil para nosotros cultivar nuestros alimentos y dependemos cada vez más de los productos importados», afirmó Kofe.
«El proyecto del gobierno taiwanés tuvo que importar el suelo y el fertilizante».
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Taiwán financia en Tuvalu la granja Fatoaga Fiafia para cultivar alimentos en condiciones controladas. Hubo que importar la tierra debido a la salinidad del suelo.
«Si bien la mayoría de los sistemas de cultivo pueden tolerar eventos muy ocasionales de inundaciones de agua marina, por ejemplo uno en 10 años, y pueden replantarse jardines, si las inundaciones se vuelven muy frecuentes o la intrusión de agua marina llega a nuevas áreas, éstas se pierden en forma permanente».
Así le dijo a BBC Mundo Arthur Webb, investigador de la Universidad de Wollongong en Australia y del Programa de Medio Ambiente de la ONU, quien trabaja para el Proyecto de Adaptación Costera de Tuvalu.
«Por ejemplo, el llamado árbol del pan, Artocarpus altilis, es un cultivo importante y un solo árbol puede producir una gran cosecha durante durante décadas. Pero son altamente intolerantes a la sal y una sola incursión de agua marina puede matar a este árbol causando problemas de seguridad alimentaria en forma permanente».
La lucha de los países insulares
Los estados insulares como Tuvalu han reclamado durante más de 30 años acciones climáticas concretas a nivel global.
En 1990, naciones insulares del Pacífico formaron una alianza diplomática con otras del Caribe, como Antigua y Barbuda, y del océano Índico, como las Maldivas. El objetivo era crear un frente común en las negociaciones sobre cambio climático.
La Alianza de Pequeños Países Insulares, Aosis por sus siglas en inglés, tiene hoy 39 miembros y ha jugado un papel clave en visibilizar el grave impacto del calentamiento global en los países en desarrollo.
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Una escuela en Tuvalu. Las naciones insulares vienen luchando por su futuro ante el cambio climático hace más de 30 años.
La insistencia de Aosis fue crucial, por ejemplo, para que se incluyera en el Acuerdo de París en 2015 una referencia a la importancia de hacer frente a los llamados «daños y pérdidas», las compensaciones por perjuicios climáticos irreversibles a los que no es posible adaptarse.
En un mensaje a la COP 26, el actual presidente de Aosis, el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, recordó que «la contribución de los pequeños estados insulares en desarrollo a las emisiones globales de CO2 es menos del 1%».
«Nuestros países son los menos responsables del daño ambiental a nivel mundial», agregó Browne.
«Pero nosotros pagamos el precio más alto».
Ese precio ha quedado cada vez más claro gracias a múltiples estudios científicos.
Qué dicen los científicos
El Panel Intergubernamental de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, IPCC por sus siglas en inglés, señaló en su informe del 9 de agosto de este año que la tasa anual de aumento del nivel del mar a nivel global se triplicó entre 1901 y 2018, situándose actualmente en 3,7 mm por año.
Sin embargo, «la situación es peor en la región de las islas del Pacífico», le dijo a BBC Mundo desde las Islas Salomón Morgan Wairiu, experto en cambio climático y coordinador y autor principal del capítulo sobre pequeñas islas del informe del IPCC.
«En el Pacífico Sur, el aumento promedio regional del nivel del mar fue de 5 a 11 mm por año en el período de 1900 a 2018».
Aunque no hay datos específicos para Tuvalu, «el aumento global del nivel del mar ya es una perspectiva horrenda para Tuvalu», le dijo Webb a BBC Mundo.
«Estas son masas terrestres extremadamente bajas en la que áreas significativas de tierra usable ya quedan bajo agua durante las mareas normales. Cada milímetro de aumento en el nivel del mar incrementa la extensión y profundidad potencial de inundaciones marinas. Incluso un incremento de 3,7 mm por año es desastroso para estos y otros atolones».
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La intrusión del mar está afectando las reservas de agua potable.
Se proyecta que aún un aumento del mar de un metro impactará la biodiversidad terrestre de las islas y áreas costeras de baja altitud tanto en forma directa (por la pérdida de hábitat por sumersión), como indirecta (por intrusión de agua salina, salinización de manglares costeros y erosión del suelo).
El IPCC predice en su informe un aumento promedio global del nivel del mar de poco más de un metro para 2100 en un escenario de emisiones altas, pero también advierte:
«Un aumento cercano a 2 metros para 2100 y 5 metros para 2150 en un escenario de emisiones muy altas de gases de invernadero no puede ser descartado debido a la profunda incertidumbre de los procesos de las capas de hielo», una referencia al derretimiento del hielo en Groenlandia y la península Antártica.
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Con bolsas de arena Tuvalu intenta aminorar el avance del mar.
El Dr. Wairiu señaló que el estrés hídrico en las islas pequeñas del Pacífico será 25% menor con un calentamiento de 1,5 °C, en comparación con un aumento de temperatura de 2 °C.
El experto resumió así el principal riesgo para las pequeñas islas del Pacífico:
«La acumulación y amplificación de riesgo a través de efectos en cascada en ecosistemas y los servicios que aportan, probablemente reducirá la habitabilidad de algunas islas pequeñas».
Un estudio de 2018 realizado por científicos en Estados Unidos y Países Bajos, entre otros, señaló que «la mayoría de las naciones de atolones serán inhabitables para mediados de este siglo».
La razón es que «el aumento del nivel del mar exacerbará las inundaciones por olas marinas».
Una situación legal sin precedentes
Ante la realidad contundente del cambio climático y la falta de acciones drásticas a nivel global, Tuvalu procura otras vías de cara al futuro.
«El peor de los escenarios es, obviamente, que nos veamos obligados a reubicarnos y nuestras islas estén completamente sumergidas bajo el océano», señaló Kofe a BBC Mundo.
«Y según el derecho internacional, en este momento un país solo puede tener una zona marítima si posee un territorio terrestre del que trazarla».
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Funafuti, la capital de Tuvalu. La nación quiere tener acceso a su zona marítima aún si todo el territorio queda sumergido.
«Las normas internacionales en este momento no están a favor de países como nosotros si desaparecemos, porque es un área totalmente nueva del derecho internacional, nunca hemos visto un país desaparecer debido al cambio climático».
Tuvalu explora actualmente avenidas legales para que se acepte a nivel internacional que aún si el país desaparece, siga siendo reconocido como Estado y tenga acceso a los recursos de su zona marítima, según explicó Kofe.
«Hay muchos enfoques que estamos viendo y uno es reinterpretar algunas de las leyes internacionales existentes a favor de la proposición de que las zonas marítimas son permanentes y que nuestro Estado también es permanente… Queremos que más países reconozcan esto.
«Y a nivel nacional, en nuestra política exterior, si un país desea establecer relaciones diplomáticas con Tuvalu, una de las condiciones que ponemos es que reconozca que nuestra condición de Estado es permanente y que nuestros reclamos sobre nuestras zonas marítimas también lo son».
A diferencia de Kiribati, Tuvalu no ha comprado tierras en Fiyi, aunque Kofe señaló que este país «hizo un anuncio público de que ofrecerían tierras a Tuvalu si nos sumergimos en el futuro».
El ministro prefiere no enfocarse en una posible reubicación.
«No hemos identificado los países a los que nos gustaría mudarnos, porque también somos conscientes de que la reubicación puede usarse como una excusa por algunos de los países más grandes que pueden decir: ‘les damos tierras para que se muden y nosotros seguimos con nuestras emisiones de gases de efecto invernadero'».
«Para nosotros la reubicación es un último recurso».
La batalla legal por compensación
Tuvalu también busca lograr algo que los países en desarrollo piden a viva voz y los países ricos se han negado a conceder: compensación por «daños y pérdidas» causados por el cambio climático.
Junto al gobierno de Antigua y Barbuda, Tuvalu acaba de registrar una nueva comisión ante Naciones Unidas.
«Una de las ideas detrás de la creación de esta comisión es que a través de ella tengamos acceso al Tribunal Internacional del Derecho del Mar y podamos pedirle una opinión consultiva sobre daños y pérdidas», señaló Kofe.
El Tribunal Internacional del Derecho del Mar, con sede en Hamburgo, Alemania, tiene el mandato de resolver las disputas relacionadas con la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982.
Los países de la Unión Europea y otras 167 naciones ratificaron esta convención. Y si bien Estados Unidos no es una de ellas, algunos de los países que más emiten gases de invernadero como China e India sí han ratificado el acuerdo.
FUENTE DE LA IMAGEN – MIN. DE RELACIONES EXTERIORES DE TUVALU.Simon Kofe (en el centro en la imagen), señaló que su país busca vías alternativas en el derecho internacional para obtener compensación.
La nueva comisión de Tuvalu y Antigua y Barbuda pedirá a los jueces del tribunal una opinión consultiva sobre si pueden reclamar compensación de países que han calentado el océano a través de sus emisiones, según señaló a la prensa Payam Akhavan, abogado que representa a ambas naciones.
Si la opinión del tribunal es favorable,los países insulares podrán plantear demandas de indemnización ante el mismo tribunal u otras cortes internacionales o nacionales, agregó.
En el caso de la nación caribeña de Antigua y Barbuda la mayor amenaza no es el aumento del nivel del mar, sino los eventos climáticos extremos cada vez más intensos y frecuentes.
El huracán Irma devastó en 2017 la isla de Barbuda, la segunda más grande del archipiélago, y fue necesario mudar temporariamente a toda la población local, unas 1.600 personas, a la isla principal, Antigua.
Barbuda fue «arrasada» por el huracán Irma y Tuvalu «literalmente va a desaparecer», afirmó Akhavan. «¿Cómo se compensa a una nación entera por la pérdida de su territorio?».
Para el abogado, ambas naciones insulares «están cansadas de palabras vacías y compromisos vagos y ahora quieren usar el derecho internacional para replantear todo el tema del cambio climático».
En 2009, los países ricos prometieron dar a las naciones en desarrollo US$100 mil millones anuales a partir de 2020 para ayudar en su transición a economías de bajo carbono y adaptación al cambio climático. Sin embargo, durante la COP 26, tanto el gobierno británico como el enviado de Estados Unidos, John Kerry, dijeron que es probable que esa meta se cumpla solo en 2023.
«Es devastador»
En su mensaje final ante la COP 26, la ministra de Medio Ambiente de las Maldivas, Aminath Shauna, señaló que la diferencia entre «un aumento de temperatura del planeta de 1,5 grados y 2 grados para nosotros es una sentencia de muerte».
Aún después de la COP 26, un estudio estimó que el planeta va camino a un calentamiento catastrófico de al menos 2,4 grados para fin de siglo.
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«Es devastador para cualquiera tener la idea de que su casa podría ser arrasada en los próximos años. La idea de que sus hijos y nietos tal vez no tengan un lugar donde vivir».
Para los habitantes de Tuvalu, la probabilidad de acabar como refugiados climáticos aumenta con cada año de inacción a nivel global.
«Es devastador para cualquiera tener la idea de que su casa podría ser arrasada en los próximos años. La idea de que sus hijos y nietos tal vez no tengan un lugar donde vivir», reflexionó Simon Kofe.
«Es triste, y si hablas con muchas personas en Tuvalu tienen lazos muy fuertes con la tierra, la cultura y la historia que tenemos aquí en estas islas. Es muy difícil siquiera pensar en dejar Tuvalu en el futuro».
¿Qué siente a nivel personal Kofe, un ministro de 37 años con la enorme responsabilidad de luchar por la supervivencia de su país, aunque esta dependa en gran medida no de Tuvalu sino de lo que hagan los países con mayores emisiones?
«Reconozco que es una tarea muy difícil la que tenemos como líderes en países como Tuvalu. Pero mi enfoque siempre ha sido no invertir demasiado de mi mente en cosas que no puedo controlar», le dijo Kofe a BBC Mundo.
«Continuaremos abogando y urgiendo a otros países a cambiar de rumbo y reducir sus emisiones. Pero también tenemos que ser proactivos a nivel nacional.
«Esa es en parte la razón por la que estamos preparándonos para el peor de los escenarios posibles.
«Así que tenemos dos enfoques, uno es continuar la acción a nivel internacional, y por otro lado hacer nuestra parte a nivel nacional. Creo que eso es todo lo que puedes hacer. No estoy seguro de que pueda hacer nada más que eso».
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FUENTE RESPONSABLE: BBC News Mundo. Por Alejandra Martins. Noviembre 2021
El Parque Nacional de Yosemite, en Estados Unidos, es uno de ellos.(Portada)
Diez de los bosques más protegidos del mundo se han convertido en emisores netos de carbono, debido a su degradación por la actividad humana y el cambio climático.
Es la alarmante revelación de un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) sobre el papel de estos bosques, declarados patrimonio de la humanidad, en la emisión y absorción de gases que contribuyen al calentamiento global.
La investigación concluye que, durante los últimos 20 años, estas áreas protegidas —que abarcan dos veces la extensión de Alemania y casi el área total de Chile— emitieron más dióxido de carbono (CO2) del que absorbieron.
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La invasión de colonos ha contribuido a la deforestación de la Reserva de la Biosfera de Río Plátano, en Honduras.
La red de 257 bosques denominados patrimonio de la humanidad absorbe 190 millones de toneladas de CO2 de la atmósfera cada año, añade el estudio.
«Eso es casi la mitad de las emisiones anuales de carbono dióxido producidas por la quema de combustibles fósiles en Reino Unido», dijo el doctor Tales Carvalho Resende, coautor del informe.
«Ahora tenemos la imagen más detallada hasta la fecha del papel vital que estos bosques juegan en la mitigación del cambio climático».
Sin embargo, los bosques están sometidos a toda una serie de presiones, incluyendo la tala ilegal, la expansión de cultivos e incendio forestalescada vez más frecuentes por el cambio climático.
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Los secuoyas gigantes de California -unos de los seres vivientes más antiguos de la Tierra- han sido diezmados por los incendios forestales.
Combinando los datos recopilados por satélite y por monitoreo en tierra, los investigadores han podido estimar cuánto CO2 absorbieron y emitieron los bosques protegidos por la Unesco entre 2001 y 2020.
Además de calcular los miles de millones de toneladas de dióxido de carbono absorbidos por toda esa «biomasa» de árboles y vegetación, el estudio revela la presión bajo la cual se encuentran algunos de estos sitios.
Son bosques que cuentan con el más alto nivel de protección oficial por su valor natural y son monitoreados continuamente.
A pesar del constante monitoreo, los sitios patrimonio de la humanidad están bajo constante presión, como muestran estos cultivos que colindan con el parque nacional de Virunga, en la República Democrática del Congo.
«Continúan bajo una presión significativa», indicó el doctor Carvalho Resende, «principalmente por la intrusión de la agricultura y la tala ilegal; presiones provocadas por los humanos».
«Pero también encontramos amenazas relacionadas con el clima, específicamente incendios forestales».
«Círculo vicioso»
Unos «incendios forestales sin precedentes», tal como los denominó la Unesco, registrados particularmente en Siberia, Estados Unidos y Australia, emitieron decenas de millones de toneladas de CO2 a la atmósfera.
«Es un círculo vicioso», dijo Carvalho Resende.
«Más emisiones de carbono significan más incendios forestales, lo que quiere decir más emisiones de carbono».
Bosques considerados patrimonio de la humanidad que fueron fuentes netas de carbono entre 2001 y 2020
La selva tropical de Sumatra, Indonesia
La Reserva de la Biosfera de Río Plátano, Honduras
El Parque Nacional de Yosemite, Estados Unidos
El Parque Internacional de la Paz Waterton-Glacier, Canadá y EE.UU.
Las montañas Barberton Makhonjwa, Sudáfrica
El parque de Kinabalu, Malasia
La cuenca del Uvs Nuur, Rusia y Mongolia
El Parque Nacional del Gran Cañón, EE.UU.
La región de la Sierra Azul, Australia
El Parque Nacional Morne Trois Pitons, Dominica
«Mensaje alarmante»
Se estima que el huracán María destruyó 20% de la bóveda arbórea en el parque nacional de Morne Trois Pitons, Dominica, en 2017.
«Este estudio contiene un mensaje de alarma», advirtió Carvalho Resende.
«Hasta las áreas forestales más protegidas del mundo están amenazadas por la crisis climática global».
Ante ello, hace un llamado a la acción, para reducir las emisiones globales y «garantizar así que estos bosques sigan siendo sumideros de CO2 y, por supuesto, sitios importantes por su biodiversidad».
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FUENTE RESPONSABLE: BBC Mundo Corresponsal de Ciencia de la BBC Victoria Gill
Octubre 2021- COP26/Cambio Climático/Medio Ambiente/Ciencia