Expansión en el este
Rabbel II Sóter, que era uno de los reyes clientes de Roma, murió. Este acontecimiento pudo haber impulsado la anexión del reino nabateo, aunque la manera y las razones formales de la anexión son inseguras.
Ciertas evidencias epigráficas sugieren una operación militar, con fuerzas de Siria y Egipto. Lo que resulta claro sin embargo es que para el año 107 d.C., se establecieron legiones romanas en la región que rodea Petra y Bostra, como se muestra en un papiro encontrado en Egipto.
Este reino de los nabateos se convirtió en provincia romana con el nombre de Arabia Pétrea, que abarca el sur de la actual Jordania y el noroeste de Arabia Saudí. Con la anexión del reino nabateo se aseguró la continuidad territorial entre Egipto y las provincias asiáticas.
Todo el mar Mediterráneo quedaba desde entonces en manos de los romanos, los cuales lo consideraron un lago privado, confiriéndole el título de mare Nostrum. Judea y la Arabia Nabatea serían dos excelentes plataformas de partida para las futuras campañas orientales de Trajano.
Período de paz
Los siete años siguientes, Trajano gobernó como un emperador civil, pero con el mismo éxito que antes. Fue en esta época cuando mantuvo correspondencia con Plinio el Joven sobre el tema de cómo manejar a los cristianos del Ponto, diciéndole Plinio que los dejara en paz a menos que practicaran abiertamente su religión.
Construyó varios edificios nuevos, monumentos y carreteras en Italia y su Hispania natal. Su magnífico complejo en Roma se alzó para conmemorar sus victorias en Dacia y en gran medida se financiaron con el botín de esa campaña.
Estaba formado por un foro, la Columna Trajana y el mercado de Trajano que todavía se conservan en la Roma actual. También fue un prolífico constructor de arcos triunfales, muchos de los cuales se conservan y reconstructor de carreteras como la vía Trajana y la vía Trajana Nova.
En el año 107 d. C., tras volver de Oriente celebró un triunfo en Roma por sus victorias en Dacia y Arabia.
Un acto destacado de Trajano fue celebrar unos juegos de gladiadores de tres meses de duración en el gran Coliseo de Roma, aunque la fecha exacta se desconoce. Combinando carreras de carros, lucha con animales y luchas de gladiadores, se dijo que este espectáculo sangriento había dejado once mil muertos, en su mayoría esclavos y criminales, por no mencionar a las miles de bestias feroces muertas junto con ellos. Atrajo a un total de cinco millones de espectadores durante los juegos.
Columna trajana
Otro acto importante fue su creación formal de los alimenta, un programa de bienestar que ayudaba a niños huérfanos y pobres por todo el imperio romano, como ya hemos visto. Proporcionaba fondos generales, así como comida y educación subvencionada.
El programa se vio apoyado inicialmente por los fondos de la guerra dacia, y más tarde por una combinación de impuestos estatales y filantropía. Así favorecía al tiempo el desarrollo de la natalidad, que había caído hasta índices alarmantes, de manera que se corría el peligro de que hubiera escasez de soldados.
Sobre el arco de Benevento está representada la distribución de víveres entre la población y sobre todo a los niños pobres sobre la base de la Institución Alimentaria. También en relieves conservados en el Foro Romano se hace referencia a la institución de los Alimenta Italiae en favor de los pueri et puellae alimenticios.
Con ello se pone en evidencia que Trajano no solo concentró sus energías y las del Imperio en campañas militares y la construcción de edificios públicos. También fue un cauteloso estadista y filántropo, interesado a las condiciones de sus ciudadanos y por tanto atento en las reformas sociales y políticas.
En materia judicial disminuyó los tiempos de los procesos, prohibió las acusaciones anónimas, así como las condenas con falta de pruebas sólidas o en presencia de cualquier duda.
Trajano garantizó a los emperadores siguientes una clase social dirigente hábil y capaz. Los problemas económicos se solucionaban en el campo de batalla, que tenía la doble finalidad de establecer la paz en las fronteras y encontrar el oro y la plata necesarios para las construcciones, las reformas y para colmar el déficit económico de los emperadores precedentes.
Su sucesor, Adriano se encontró que le tocaba en suerte un imperio económicamente activo.
Sus prolongadas estancias en la guerra exterior no impidieron pues a Trajano llevar a cabo una intensa política interior, motivo de encendidos elogios en la historiografía romana.
El ascenso al poder de Trajano supuso para el Senado la recuperación de la libertad perdida, un tiempo nuevo, dice Plinio. Con la colaboración del Senado, se instauró el voto secreto. Trajano trazó un plan de regeneración moral y política que tuvo consecuencias en la administración, la justicia y la economía.
Las guerras contra los partos
Trajano comenzó una campaña contra los partos en el año 113 d. C., provocada por la decisión del rey parto Osroes de colocar a un rey títere inaceptable en el trono de Armenia, un reino sobre el cual habían compartido hegemonía los dos grandes imperios desde los tiempos de Nerón unos cincuenta años antes.
Probablemente, la idea del emperador nacía también de su deseo de llevar a cabo las campañas que tenía ideadas Julio César antes de morir que era pasar al norte del río Danubio y contra los partos.
La primera fase fue un completo éxito. Los partos fueron derrotados y Armenia, Asiria y Mesopotamia fueron integradas en el Imperio. Comenzó por Armenia, deponiendo en el año 114 d. C., a su rey parto Partamasiris y convirtiendo a Armenia en provincia romana.
Luego marchó hacia el sur, entrando en la propia Partia, tomando las ciudades de Babilonia, Seleucia y finalmente la capital Ctesifonte en el año 116 d.C.
Siguió hacia el sur, hasta alcanzar el golfo Pérsico, lamentando ser demasiado viejo para seguir los pasos de Alejandro Magno y alcanzar la propia y distante India.
Fue el punto oriental más lejano al que llegó el Imperio romano. No solo quedó ocupada toda Mesopotamia sino que la vanguardia del ejército romano, dirigida por Lusio Quieto se asomó a las primeras cadenas montañosas de Persia.
Con las nuevas provincias de Mesopotamia y Asiría, el Imperio alcanzó su máxima extensión, fijando su frontera oriental en el río Tigris y no, como hasta entonces, en el río Éufrates.
Más allá de estos límites no pudo proseguir, ante todo, por problemas logísticos. La vastedad de los territorios ocupados y la presencia de puntos de resistencia y la táctica de la guerrilla con arqueros a caballo, usada por los partos, ponían en peligro la conquista.
Trajano, consciente de las dificultades, decidió adoptar las armas de la política, en el año 116, depuso al rey parto Osroes I y puso su propio gobernante títere, Partamaspates en el trono. Por otro lado, su salud comenzó a fallarle.
Imperio Romano en el 117 d.C.
La ciudad fortaleza de Hatr, con el río Tigris en su parte posterior, seguía resistiendo contra los repetidos asaltos romanos. Estuvo personalmente presente en el asedio y es posible que sufriera un golpe de calor con esas elevadas temperaturas.
Poco después, los judíos del interior del Imperio romano se alzaron en rebelión una vez más, como hizo el pueblo de Mesopotamia.
Los judíos se rebelaron por todo Oriente Próximo: Egipto, Chipre, Cirenaica, Judea y Mesopotamia desde el año 115 d. C., en plena campaña contra los partos.
La rebelión entre la población judía estalló en Cirenaica, expandiéndose hacia Egipto y Chipre; sin embargo, cuando surgieron problemas en la frontera norte, Trajano dejó su ejército en Siria y se retiró a Roma.
El emperador se vio obligado a retirar su ejército para aplastar las revueltas.
Lo consideró simplemente como un contratiempo pasajero, pero estaba destinado a no volver nunca a mandar a un ejército en el campo de batalla, entregando sus ejércitos orientales al legado de alto rango y gobernador de Judea, Lusio Quieto, quien se hizo cargo junto con Quinto Marcio Turbón.
Las conquistas de Trajano hicieron crecer el imperio de cinco millones de km² a más de seis millones.
Más tarde en el año 116 d.C., Trajano cayó enfermo y emprendió el viaje de vuelta hacia Italia. Su salud empeoró en la primavera y en el verano del año 117 d. C. tuvo que parar en la ciudad de Selinunte en Cilicia, que más adelante se llamó Trajanópolis en su honor. Murió repentinamente de un edema a inicios del mes de agosto.
Las cenizas de Trajano se colocaron debajo de la Columna Trajana, el monumento que conmemoraba su éxito, derogando la antigua ley que impedía las sepulturas en el interior del perímetro ciudadano. La urna se perdió durante las invasiones bárbaras, y se perdió su rastro, siendo presumiblemente fundida.
Adriano al convertirse en emperador, devolvió Mesopotamia al imperio parto, como parte de un tratado de paz en el 125 d. C., pero se conservó el resto de territorios conquistados por Trajano.
SU SUCESIÓN
Justo antes de morir, Trajano adoptó a Adriano como sucesor.
Era hijo de un primo de Trajano y estaba casado con una sobrina nieta del emperador. Había luchado, además, en las guerras dacias, donde tuvo una participación destacada.
Los historiadores romanos recogieron el rumor de que fue su mujer, Pompeya Plotina, la que fingió tal adopción, escondiendo un esclavo bajo las sábanas del emperador muerto, quien susurró la adopción como presunta última voluntad del moribundo.
No obstante, parece que ya había dado muestras de su preferencia por Adriano como sucesor en años anteriores, desde el año 100 d. C. o en torno al año 106 d. C., pues aunque sus relaciones habían sufrido altibajos, en realidad Adriano era el único familiar varón directo de Trajano y, por tanto, el único heredero posible para la continuación de una verdadera dinastía.
SU OBRA CONSTRUCTIVA
La memoria de Trajano permaneció en Roma durante las generaciones siguientes, principalmente debido a dos regalos que le dio a la ciudad, el Foro de Trajano y la Columna de Trajano. El Foro de Trajano, financiado con el botín dacio, fue construido en el año 112 d.C.
La población de Roma, en el tiempo de Trajano y Nerva, había crecido hasta su punto más alto, cerca de un millón, y necesitaba un nuevo foro, no solo un mercado y centro comercial, sino también un centro para la política, el comercio y la religión. El foro estaba entre las colinas Quirinal y Capitolina.
Había dos edificios semicirculares de seis pisos en ambos lados de la plaza, que contenían grandes salones y salas para oficinas. Al norte del foro se encontraba la nueva basílica, la Basílica Ulpia, que albergaba los tribunales.
Después de la muerte de Trajano, el emperador Adriano añadiría una gran entrada y una estatua de Trajano montado en un carro de seis caballos. El arquitecto del foro, Apolodoro de Damasco, también había diseñado el Puente de Trajano sobre el Danubio, el puente de arco más grande del mundo hasta su destrucción en el año 275 d.C. Desafortunadamente para el arquitecto, Adriano lo exiliaría y, más tarde, ejecutaría.
Trajano fue un buen mecenas, especialmente en el campo arquitectónico, tanto en Italia como en las provincias, y muchos de sus edificios fueron obra del talentoso arquitecto Apolodoro de Damasco.
Realizó construcciones necesarias para facilitar la romanización y mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos. Así, reforzó la red viaria, restaurando las principales calzadas que se expandían desde Roma, uniéndola con el resto del imperio.
Levantó edificaciones que contribuyeron a perpetuar su memoria al tiempo que buscaban el embellecimiento de Roma y un aumento en las posibilidades de diversión de los romanos, como teatros o circos.
Entre las construcciones que realizó se cuentan el celebérrimo puerto de Trajano hexagonal en la zona de Fiumicino, y cuyos restos aún son hoy en día imponentes. Este nuevo puerto en Ostia unía Roma con las regiones occidentales del Imperio.
La obra estuvo entre las más importantes para la ciudad, que obvió así sus problemas de aprovisionamiento fuera del ya existente puerto de Claudio. Amplió el puerto de Ancona con la construcción de un embarcadero para facilitar la navegación hacia Oriente, puerto que fue adornado mediante un arco. Procuró un nuevo trayecto de la vía Apia hacia el puerto de Brindisi, que partía de otro arco edificado en Benevento. También intervino en las Lagunas Pontinas.
Renovó el centro de Roma con la construcción de un inmenso foro y del edificio de ladrillo contiguo a él, destinados a la administración pública, para cuya realización hizo nivelar grandes zonas de las laderas de las colinas circundantes, Quirinal y Campidoglio.
El extraordinario complejo del foro Trajano resolvía los problemas de congestión de la zona centro de la ciudad antigua en torno a la vía Sacra. Las dimensiones extraordinarias de la obra, también supervisada por Apolodoro, eran tales que sobrepasaban en grandeza la de todos los otros foros juntos.
Además de la pública basílica Ulpia, la plaza, la columnata, las oficinas, las bibliotecas y el templo del divino, Trajano, erigió en su foro la columna de Trajano como celebración de sus conquistas militares en la campaña de Dacia, aún hoy uno de los símbolos de Roma.
Tiene cerca de treinta metros de alto y cuatro de ancho, en su origen estaba coloreada. Su interior dispone de una escalera de caracol que lleva a la cima. En el exterior se desarrolla una espiral sobre la columna, con un mosaico de 200 metros de largo que alberga más de 2.000 figuras esculpidas en bajorrelieve.
La columna estaba coronada por una estatua del emperador, que fue sustituida en el año 1588 por una de San Pedro, y en la base se colocó la urna funeraria de oro que contenía las cenizas del difunto emperador que recibió así el honor excepcional de ser sepultado dentro del pomerium, esto es, los muros de la ciudad. La urna de oro fue cogida por los visigodo en el saqueo de Roma en el año 410 y se perdió para.
A Trajano se debe la construcción de otro acueducto que aumentaba aún más los recursos hídricos de Roma, que estaban ya asegurados en abundancia por los acueductos construidos con anterioridad y sobre todo por el llamado Anio Novus construido bajo el emperador Claudio.
Las labores se iniciaron en el año 109, recogiendo la estructura, agua que surgía en los montes Sabatinos, cerca del lago de Bracciano. La longitud total era de cerca de 57 kilómetros y llevaba diariamente cerca de 2.848 quinarie, esto es, un poco más de 118.000 m³.
Llegaba a la ciudad después de un recorrido en gran parte subterráneo a lo largo de las vías Clodia y Triunfal y luego sus arcos a lo largo de la vía Aurelia. Llegaba a Roma sobre la colina del Janículo, sobre la ribera derecha del río Tíber.
La extensión de la red hídrica fue incentivada no solo en Roma, sino también en Dalmacia, en su nativa Hispania y en Oriente, esto es, en los climas áridos que precisaban un mayor aprovisionamiento de agua.
En Roma, Trajano hizo que se ampliaran los canales subterráneos y los desagües de la Cloaca Máxima, para que corrieran con más eficiencia las aguas de lluvia y las que acababan descargando en el río Tíber.
También se reforzaron las orillas del río para evitar desbordamientos que afectaran a la ciudad. Para el ocio y el placer de la plebe hizo que se ejecutaran algunos trabajos que dieron a Roma el aspecto que a grandes rasgos tienen todos en el imaginario común de la ciudad.
Mandó reconstruir y ampliar definitivamente el Circo máximo del cual los tres primeros anillos en la base de la estructura fueron erigidos con calcestruzzo y revestidos de mattoni y mármoles, solo el anillo superior permaneció en madera; la estructura se hizo así segura y contra incendios, y favoreció la construcción de talleres y negocios a sus lados.
Sobre la colina Oppio hizo que se erigieran unas grandiosas termas sobre los restos de la Domus Aurea de Nerón. Se accedía por un gran propileo que llevaba directamente a la piscina a cielo abierto.
Sobre la orilla derecha del río Tíber, donde se levanta el actual Castillo de San Angelo construyó un área para las naumaquias, esto es, reproducciones de batallas navales. Los esfuerzos edificatorios del emperador no se concentraron solo en la capital sino en todo el imperio.
En Egipto unió el río Nilo con el mar Rojo con un gran canal, llamad el río de Trajano. Fundó muchas colonias por todos los lados del Imperio. En Dacia, después de haberla sometido, favoreció la colonización y fundación de nuevas colonias que romanizaron rápidamente la provincia.
La Colonia Ulpia Traiana surgió sobre las cenizas de la bárbara Sarmisegetusa Regia. Construyó puentes, entre los que destacan el que tendió sobre el río Danubio, el más largo de 1. 135 m, cerca de Drobeta.
Puente romano de Ancona
Este puente tenía una doble finalidad: por un lado garantizaba una vía de abastecimiento a las legiones y por otro impresionaba y desanimaba a los enemigos por ser una demostración de superioridad tecnológica, logística y militar.
También levantó varios en Hispania entre los que destaca el puente cerca de Alcántara sobre el río Tajo. Otros puentes serían el puente romano de Salamanca y posiblemente los puentes de Alconétar y del Bibey.
En lo que se refiere a las construcciones levantadas en Hispania, la provincia occidental que formaba parte de su eficaz acción política, se recuerda que las principales ciudades fueron erigidas a principios del imperio.
De manera que las intervenciones de Trajano están relacionadas a elementos decorativos o a cambios en los espacios públicos existentes, como las restauraciones en Augusta Emerita durante su reinado. Mientras la datación del acueducto de Segovia se ha remontado siempre a la edad trajana.
El Optimus Princeps fue uno de los mayores artífices del desarrollo de la red de comunicaciones hispánica. Sus obras se evidencian en diversos puntos, aunque es en la llamada Vía de la Plata, hacia el año 105, donde se evidencian las mayores inversiones.
A este período pertenece el puente de Alconétar, así como los puentes de Capera y de Salamanca en la citada Vía de la Plata. Entre todas las obras de Lusitania se destaca el famoso puente de Alcántara, prodigio técnico al tiempo que funcional y de carácter propagandístico.
Un puente que surge para vigilar el territorio y para tutelar las conexiones en una zona sin grandes ciudades, cuya inscripción en el ático del arco, dedicada a Trajano, fija la construcción del monumento alrededor del mismo año.
Este famoso puente sirvió de modelo para otros proyectos como el de Salamanca o de Segura, un excelente ejemplar con grandes restauraciones durante su existencia.
LA RELACIÓN DE TRAJANO CON ADRIANO
Adriano procedía de una familia adinerada de migrantes italianos que se habían asentado en Hispania. Conocía perfectamente, gracias a la educación clásica que había recibido, la filosofía helena y sus clásicos.
Trajano, su predecesor, había apostado por él en todo momento, ya que eran familia. Adriano era sobrino segundo por línea materna de Trajano. Sin embargo, su relación no siempre gozó de cercanía y afectividad.
El Foro de Trajano y la Columna de Trajano en un grabado de hacia 1891
El motivo que enfrentó a los dos familiares fue amoroso. Ambos estaban casados y a su vez era ampliamente conocido por los ciudadanos del imperio que mantenían relaciones sexuales con otras personas fuera de sus respectivos matrimonios.
De esta manera, una vez nombrado emperador, Adriano tenía a Sabina como esposa mientras que a la vez tenía una gran cantidad de amantes, tanto hombres como mujeres.
El problema era que el joven Adriano comenzó a fijarse en los jóvenes con los que yacía el emperador Trajano. Tal y como se explica en la Vida de Adriano, “estuvieron a punto de romper relaciones porque a Adriano le gustaban los jóvenes con los que se acostaba Trajano”.
Trajano dedicaba su vida privada al vino y a todo tipo de vicios.
Sentía debilidad por jóvenes a los que sometía sexualmente, como lo hicieran los antiguos helenos. Fue entonces cuando Adriano trató de ganarse el afecto de los amantes, entrometiéndose directamente con su familiar y máximo dirigente de Roma.
Este hecho hizo peligrar el apoyo del por entonces emperador para nombrar a Adriano como su sucesor. Sin embargo, siempre dejó entrever que él era su favorito y según indican los historiadores Trajano eligió a Adriano como emperador del Imperio romano momentos antes de morir.
Adriano fue nombrado emperador de Roma en el año 117 d.C. y su reinado se caracterizó por reforzar las fronteras más inestables del Imperio. Además, renunció a la política militar que Trajano había iniciado en Mesopotamia.
Busto de Trajano, Gliptoteca de Múnich
Su obra política
A diferencia de otros gobernantes apreciados a lo largo de la historia, la reputación de Trajano ha perdurado sin menoscabo durante casi dos mil años, hasta la actualidad. Fue recordado por sus contemporáneos como uno de los más grandes emperadores, equiparable solo a Augusto.
Recibió el título de Optimus Princeps por parte del Senado, tanto por sus conquistas, como por sus construcciones a lo largo de todo el Imperio y el buen trato que tuvo con los senadores.
La cristianización de Roma dio como resultado un embellecimiento aún mayor de su leyenda. Se decía en la época medieval que el Papa Gregorio I, a través de la intercesión divina, resucitó a Trajano de entre los muertos y lo bautizó en la fe cristiana, pero Santa Matilde de Hackeborn, en su: Libro de la Gracia Especial, 5ª parte, Cap. XVI: “De las almas de Salomón, Sansón, Orígenes y Trajano” anota:
“A ruegos de un religioso pregunta al Señor dónde están las almas de Sansón, Salomón, Orígenes y Trajano; y el Señor le contesta: Quiero que permanezcan ocultas a los hombres las disposiciones de mi piedad para el alma de Salomón, a fin de que eviten con más cuidado los pecados carnales.
Y es, asimismo, voluntad mía no sean conocidas las decisiones de mi Piedad para con el alma de Sansón a fin de que tiemblen los mortales saciar sus instintos de venganza en sus enemigos; y también quiero se ignore lo que ha hecho mi voluntad con el alma de Orígenes para que nadie se atreva a entonarse fiado de su ciencia; e igualmente decidí no sepa el hombre el fallo de mi liberalidad con el alma de Trajano, para exaltación de la Fe Católica, ya que ese emperador, aunque dotado de todas las virtudes naturales, careció sin embargo de la Fe cristiana y del bautismo”.
Entre los teólogos cristianos medievales, como Santo Tomás de Aquino, fue considerado como ejemplo de pagano virtuoso. En la Divina Comedia de Dante, siguiendo esta leyenda, ve el espíritu de Trajano en el Cielo de Júpiter con otras personas históricas y mitológicas destacadas por su justicia, entre los seis espíritus justos que forman el ojo del águila mística.
También aparece en Piers Plowman. Varias obras de arte reflejan el episodio conocido como la justicia de Trajano. La anécdota se refiere a una viuda que lo paró mientras se dirigía a la campaña de Dacia. Esta lo detuvo con su llanto, suplicándole que le concediera justicia encontrando y castigando justamente al culpable de la muerte del hijo. Trajano le aseguró que se ocuparía del caso a su vuelta.
La viuda entonces le recordó que podría no volver, por lo que Trajano le garantizó que en tal caso actuaría su heredero en su lugar. Entonces la viuda le señaló que en ese caso no habría mantenido su promesa, porque entonces el caso no lo hubiera resuelto él y, aunque obtuviese justicia, no sería por mérito suyo. Entonces Trajano bajó del caballo, buscó y castigó al culpable, concedió justicia a la viuda y marchó a la guerra.
Para estar más cercano al pueblo romano, Trajano hizo que sobre la puerta de su residencia se escribiera: Palazzo Pubblico, para que todo el mundo pudiese entrar en él libremente.
Solía recibir, personalmente y sin cita previa, a quien quisiera conseguir de él justicia. De lo que deriva otra anécdota célebre: ante las protestas de su secretario, que se quejaba de que su señor confiase incautamente en todo el mundo, Trajano le contestó: “Trato a todos como quisiera que el Emperador me tratase a mí, si fuese un ciudadano particular”.
El historiador del siglo XVIII, Edward Gibbon incluyó a Trajano entre los cinco emperadores que gobernaron el gran territorio del Imperio romano “por un poder absoluto, guiado por la virtud y la sabiduría”.
También dijo que el emperador Trajano fue “un príncipe virtuoso y activo que había recibido la educación de un soldado y poseía el talento de un general”, lo que lo convirtió en un modelo irrepetible.
En el momento de su muerte su onomástica completa era “Imperator Caesar Divi Nervae filius Nerva Traianus Optimus Augustus Germanicus Dacicus Parthicus”. Tras su apoteosis oficial se le llamó “Divus Traianus”, a veces añadiendo alguno de los demás cognominados, especialmente “Augustus y Parthicus”.
Si se pidiera a cualquiera que determinara el período de la historia del mundo en que la condición humana fue más próspera y feliz, mencionaría sin dudar la que se extiende entre la muerte de Domiciano hasta el ascenso de Cómodo.
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Imagen de portada: Gentileza de Nueva Tribuna.es
FUENTE RESPONSABLE: Nueva Tribuna.es Por Edmundo Fayanás Escuer. Diciembre 2021
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