¿Solo venimos de África? Paleontólogos españoles cuestionan la trayectoria de nuestra especie. 2da. Parte.

¿Por qué Oriente Próximo?

En ese sentido, «siempre se dice que hemos salido de África, desde las primeras especies humanas hasta nosotros; pero ¿y si volvimos a entrar?», se pregunta el experto. 

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La paleoclimatología y la paleogeografía apoyan esta idea. Algunos trabajos explican que el paisaje del noreste de África y de la península arábiga ha sufrido transformaciones radicales. «Durante las fases interglaciares, las lluvias son abundantes y el Sáhara reverdece, así que los homínidos se pudieron mover con facilidad en estas condiciones», apunta Bermúdez de Castro. 

Además, hay yacimientos en la península arábiga, hoy desértica, que evidencian la existencia de fases tan húmedas como para albergar hipopótamos. En definitiva, en ciertos momentos del Pleistoceno, era un lugar propicio para el movimiento de especies. «Los humanos pueden haber salido de África, pero también pudieron regresar, porque en realidad Oriente Próximo no es más que es una prolongación de este continente», añade el experto, o también «una zona de transición» o «un cordón umbilical» entre continentes.

Restos fósiles de ‘Homo antecessor’. (EFE)

El puzle de la evolución humana es cada vez más complejo, pero los investigadores del Cenieh creen que si se encuentra la pieza del ancestro común en Oriente Próximo, encajaría perfectamente con todo lo que sabemos hasta ahora. Sería una especie «hermana» del ‘Homo antecessor’ de Atapuerca, que probablemente habría coincidido o estaría muy próxima en el tiempo, pero no en la ubicación, y que habría evolucionado en esta zona para después migrar hacia África, ya convertida en ‘Homo sapiens’, y a Europa, como ‘Homo neanderthalensis’. 

¿Cómo sería exactamente esa especie aún no encontrada? Algunos investigadores tratan de resolver la cuestión mediante algoritmos matemáticos. El resultado une las características que encontramos en fósiles de neandertales y en ‘sapiens’ antiguos y actuales, pero hay expertos que consideran que la realidad sería diferente. 

Por ejemplo, el británico Chris Stringer considera que el ancestro común debe ser un mosaico con caracteres arcaicos y modernos, pero no una mezcla intermedia. «Nosotros estamos totalmente de acuerdo. Por ejemplo, la cara de ‘Homo antecessor’ es moderna y podría ser una característica común», apunta Bermúdez de Castro.

Una especie muy próxima a Atapuerca

De hecho, considera que el ancestro común podría parecerse mucho a esta especie de Atapuerca. Un trabajo publicado por ‘Nature’ en 2020 avala esta idea. 

Los investigadores lograron secuenciar proteínas del esmalte de un diente de ‘Homo antecessor’ de 800.000 años y encontraron que tenían una estrecha relación con ‘Homo sapiens’, neandertales y denisovanos. A pesar de que la península ibérica es un lugar muy aislado, rodeada por el mar y los Pirineos y «apartada del meollo de la evolución», hasta aquí habría llegado este grupo emparentado con el antepasado de los humanos modernos que aún no ha aparecido.

¿Por qué aún no se han encontrado los fósiles clave en Oriente Próximo?

«Estoy seguro de que hay numerosos yacimientos por explorar, que nos darían muchas pistas», comenta el codirector de Atapuerca. Sin embargo, apenas se ha explorado esta posibilidad. Aunque en Israel se está excavando mucho, en otras zonas de la región es mucho más difícil debido a los conflictos bélicos o a problemas económicos. 

«Son lugares muy complicados», lamenta, pero tarde o temprano, la única manera de confirmar o refutar la hipótesis de los paleoantropólogos españoles será que aparezcan nuevos fósiles que encajen en el edificio de la evolución humana. 

Mientras tanto, Bermúdez de Castro sigue revisando la bandeja de entrada de su correo. Los expertos internacionales han acogido de forma bastante favorable su planteamiento. Al menos, «no están en desacuerdo, no hay reacciones adversas», comenta. La mayoría coincide en que «el paradigma actual está un poco anquilosado». Por eso, si en el futuro los hallazgos confirman la nueva hipótesis, «estaré encantado de haber levantado la liebre».

Imagen de portada: José María Bermúdez de Castro. (EFE/Santi Otero)

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Por José Pichel. 20 de agosto 2022.

Sociedad y Cultura/Etiopía/Sáhara/Antropología/Evolución

¿Solo venimos de África? Paleontólogos españoles cuestionan la trayectoria de nuestra especie. 1era. Parte.

UN CAMBIO EN EL PENSAMIENTO TRADICIONAL

‘Homo sapiens’ salió de África, pero es probable que sus antecesores evolucionaran en Oriente Próximo, según una hipótesis que cambia el paradigma de la paleoantropología.

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En los últimos días, José María Bermúdez de Castro se ha visto sorprendido por un aluvión de correos electrónicos de colegas paleoantropólogos de todo el mundo. No se lo esperaba, pero es lo que pasa cuando publicas una hipótesis bien fundamentada que puede revolucionar toda una disciplina científica. 

En este caso, el nuevo paradigma cambiaría un pilar fundamental de lo que creíamos saber sobre el linaje de nuestra especie. El Homo sapiens’ apareció en África, eso está claro, pero los expertos han dado por sentado que sus antecesores siempre pertenecieron a este continente y ahora algunos expertos se atreven a cuestionarlo. 

Bermúdez de Castro, uno de los codirectores de las excavaciones de Atapuerca (los otros dos son Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell), acaba de publicar junto a María Martinón-Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh, con sede en Burgos), un artículo en la revista ‘Quaternary International’ que pone en duda las ideas actuales sobre el árbol genealógico de nuestra especie y, en particular, sobre la localización geográfica de sus antecesores. 

Al revisar el registro fósil, los autores no encuentran pruebas de que el continente africano fuera el hogar del último ancestro común de los ‘sapiens’ y los neandertales (‘Homo neanderthalensis’). En cambio, parece haber indicios que apuntan a Asia y, en particular, a Oriente Próximo.

«Vamos contra el paradigma actual que, por inercia, afirma que todo está en África. Lo que hacemos en este artículo es mover el cesto y hacer reflexionar a los colegas. En ciencia no hay nada resuelto, todo es dinámico y está sujeto a las evidencias que hay», explica Bermúdez de Castro en declaraciones a Teknautas. 

Cuando en los años 90 los investigadores de Atapuerca descubrieron y definieron la especie ‘Homo antecessor’, que vivió hace más de 800.000 años, la propusieron como ese ancestro común desconocido, pero precisamente la situación de la península ibérica, en el extremo más occidental de Europa, hizo que se descartara esta hipótesis. 

Parecía poco probable que las demás especies humanas se hubieran dispersado y hubieran evolucionado desde esta esquina tan aislada si vemos el mapa de Europa, Asia y África en conjunto. 

Desde entonces, nadie se ha atrevido a situar ninguna rama del linaje que desemboca en nuestra especie fuera de África, pero la realidad es que «sigue quedando la duda de dónde está el ancestro común» de los humanos modernos, con origen en el continente africano, y de los neandertales, vinculados tradicionalmente a Europa, pero también a Oriente Próximo, según estudios recientes. La mayor parte de los investigadores admiten que esa especie desconocida podría tener entre 550.000 y 765.000 años. Es difícil precisar más porque la genética está basada en la tasa de mutación, que es variable, y no sirve para datar.

La falta de evidencias en África

Su ubicación tampoco está clara y esta cuestión es la que ponen sobre la mesa Bermúdez de Castro y Martinón-Torres en el artículo de ‘Quaternary International’, que revisa todos los hallazgos relevantes de África. 

Para algunos autores, los fósiles del yacimiento de Jebel Irhoud (Marruecos), con 300.000 años de antigüedad, ya se podrían considerar de ‘Homo sapiens’. 

En cambio, otros afirman que los primeros fósiles con los rasgos que definen claramente a nuestra especie desde el punto de vista anatómico serían los de Omo Kibish (Etiopía), que tienen 230.000 años. En cualquier caso, el problema es que en este continente no se han encontrado registros que marquen una tendencia evolutiva hacia ‘Homo sapiens’. 

Más bien, al contrario, hay hallazgos que se alejan mucho de ese ancestro común que debería presentar características ya muy próximas a nosotros, por ejemplo, el cráneo de Bodo (también de Etiopía), de hace 600.000 años.

María Martinón-Torres, coautora del artículo y directora del Cenieh. (EFE)

«Si nos vamos hacia atrás en el tiempo, no encontramos ninguna evidencia que nos diga que el ancestro común está en África, pero eso es lo que propone la mayor parte de la gente, simplemente, porque siempre hemos pensado que todo sale de este continente. 

Sin embargo, nosotros y otros colegas creemos que Eurasia también tiene un papel destacado en la evolución durante los últimos dos millones de años», comenta el paleoantropólogo. De hecho, además del ‘Homo antecessor’ de Atapuerca, en Asia se han encontrado el ‘Homo floresiensis’, el ‘Homo luzonensis’ y los denisovanos (aún no clasificados como especie o subespecie).

Estos ejemplos muestran que algunas especies humanas evolucionaron lejos de su origen africano, pero la cuestión es encontrar al misterioso pariente común que iba a dar lugar a los neandertales europeos y a los ‘sapiens’ de África. ¿Dónde deberíamos buscarlo? 

«Nuestra propuesta es fijarnos en un punto intermedio. En Oriente Próximo, hay fósiles de hace 300.000 o 400.000 años que se denominan mosaicos, es decir, tienen características que recuerdan a los europeos, a los asiáticos y a los africanos. Esto nos está diciendo que pueden estar relacionados con ese ancestro que nadie encuentra», aclara el experto, que también es investigador del Cenieh.

Imagen de portada: José María Bermúdez de Castro. (EFE/Santi Otero)

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Por José Pichel. 20 de agosto 2022.

Sociedad y Cultura/Etiopía/Sáhara/Antropología/Evolución

Estelas megalíticas etíopes son 1.000 años más antiguas de lo que se pensaba.

Los antiguos monolitos de piedra del sur de Etiopía, de hasta seis metros de altura, son 1.000 años más antiguos de lo que los científicos pensaban, según un nuevo estudio publicado en el Journal of African Archaeology.

Un equipo de investigación de la Universidad Estatal de Washington utilizó una avanzada datación por radiocarbono para determinar que los monolitos del yacimiento arqueológico de Sakaro Sodo en la zona de Gedeo, en Etiopía, fueron creados probablemente en algún momento del siglo I d.C.

El único otro intento de determinar la edad de las más de 10.000 estelas monolíticas situadas en varios sitios de la zona de Gedeo fue realizado por científicos franceses en la década de 1990. Proporcionó una fecha de construcción mucho más modesta, en torno al 1100 d.C., para los monumentos de Tuto Fela, en la parte norte de Gedeo.

Sakaro Sodo fotografiado en 2014. Considerado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Sakaro Sodo y otros sitios arqueológicos de la zona de Gedeo tienen el mayor número y la mayor concentración de monumentos de estelas megalíticas de África | foto Ashenafi Zena

Considerados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Sakaro Sodo y otros yacimientos arqueológicos de la zona de Gedeo cuentan con el mayor número y la mayor concentración de monumentos de estelas megalíticas de África. Las piedras en pie varían mucho en tamaño, función y disposición en el paisaje.

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Aunque muchos de los monolitos se han caído y/o no están decorados, unos pocos tienen caras intrincadas y otros diseños antropomórficos tallados en la piedra que pueden verse hoy en día. Se sabe poco sobre por qué o cómo se construyeron los monolitos.

Se trata de uno de los yacimientos arqueológicos menos estudiados del mundo, y nosotros queríamos cambiar esa situación, afirma Ashenafi Zena, autor principal del estudio y antiguo investigador de doctorado de la WSU que ahora trabaja en la Sociedad Histórica Estatal de Dakota del Norte.

Estelas monolíticas en Sakaro Sodo | foto Andrew Duff

Zena, nativo de Etiopía, decidió originalmente realizar un estudio de las piedras después de viajar a la región con su asesor doctoral Andrew Duff, profesor de antropología de la WSU, en 2013. Fue impactante ver un número tan grande de monumentos en un área tan pequeña, dijo Zena. Al ver las piedras, muchas de las cuales se habían caído al suelo y algunas se han roto en pedazos, decidí centrar mi trabajo de disertación allí en lugar de investigar los sitios de cuevas en el sur de Etiopía.

Además de retrasar un milenio la fecha de construcción de los primeros monolitos, los investigadores también determinaron de dónde sacaron probablemente los antiguos constructores del lugar la piedra bruta para levantarlos. También identificaron, por primera vez, las primeras fuentes conocidas de artefactos de obsidiana que se recuperaron en los yacimientos de estelas de Gedeo.

Sorprendentemente, la mayor parte de la obsidiana identificada por los investigadores en Sakaro Sodo procedía de unos 300 kilómetros de distancia, en el norte de Kenia, lo que demuestra que los habitantes de Sakaro Sodo obtenían la mayor parte de sus materias primas de obsidiana mediante alguna forma de intercambio o comercio.

Estelas megalíticas en Tutu Fela | foto Arminius1000 en Wikimedia Commons.

Aunque se sabe poco sobre los pastores y/o agricultores que poblaban la región de Sakaro Sodo, en el sur de Etiopía, a finales del primer milenio, las nuevas fechas de construcción de los monumentos megalíticos identificados por Zena y Duff parecen coincidir con la llegada de los animales domesticados a la región y los inicios de sistemas sociales y económicos más complejos.

Una de las razones por las que esta investigación es importante es porque tiene el potencial de arrojar nueva luz sobre lo que hacían los primeros habitantes de esta zona para ganarse la vida, así como cuáles eran sus prácticas culturales y sociales, dijo Duff.

Las tradiciones arqueológicas, etnográficas y de estelas megalíticas existentes en la región sugieren que los sitios de estelas más antiguos de Etiopía en Sakaro Sodo y otros lugares cercanos fueron creados probablemente con dos propósitos: para conmemorar la transferencia de poder de una generación a la siguiente o para registrar y conmemorar los logros del grupo.

La diversidad de funciones de las estelas en Etiopía es realmente fascinante, dijo Duff. Por ejemplo, sabemos que los monumentos de estela de construcción más reciente de Tuto Fela, en la parte norte de Gedeo, se utilizaron como marcadores de entierro. Mientras que el patrón de colocación lineal de las primeras piedras en Sakaro Sodo nos hace pensar que pueden haber sido marcadores para significar el paso del liderazgo generacional.

A pesar de la situación política, los investigadores tienen varios proyectos futuros en marcha que esperan continuar lo antes posible. Uno de ellos consiste en realizar más investigaciones arqueológicas en otros yacimientos de estelas de la zona con colegas de la Universidad de Addis Abeba. El otro es un proyecto dirigido por Duff y el actual estudiante de doctorado de la WSU Addis Alem Melesse, que están trabajando con el Departamento de Arqueología y Gestión del Patrimonio de Etiopía para determinar cómo se pueden gestionar mejor los sitios de estelas para preservar el patrimonio de la región y generar turismo.

Comprender mejor la función de estas piedras y cómo se erigieron es realmente útil para conseguir la designación de Patrimonio Mundial de la UNESCO, dijo Duff. Esto, a su vez, podría ayudar a generar ingresos por turismo, que es un factor económico importante para el país.


Fuentes

Washington State University | Zena, Ashenafi G., Andrew I. Duff, Addisalem Melesse, John A. Wolff, Alemseged Beldados, and M. Steven Shackley., New Dates for Megalithic Stele Monuments of Gedeo, South Ethiopia. Journal of African Archaeology. doi.org/10.1163/21915784-bja1000

Imagen de portada: Gentileza de Grupo de estelas megalíticas en el campo de Tiya, al sur de Etiopía | foto Richard Mortel en Wikimedia Commons

FUENTE RESPONSABLE: BBC News Mundo. Por Guillermo Carvajal. Diciembre 2021.

Sociedad y Cultura/Etiopía/Estelas/Megalitos/Antigüedad.