Jerash: La ciudad del imperio romano mejor conservada del mundo tras Pompeya.

IMPERIO ROMANO

Jerash es la segunda ciudad mejor conservada del Imperio Romano después de Pompeya. A día de hoy, su estado de conservación sigue generando un gran interés por parte de los turistas. Tan solo 70 años después de ser redescubierta tras un terremoto que la dejó enterrada, desde Viajestic te contamos más sobre esta antigua ciudad.

La violenta erupción del volcán Vesubio dejó a la ciudad de Pompeya completamente cubierta por lava en el año 79. No fue hasta el año 1.748 cuando se descubriría la historia de la ciudad perdida, siendo hoy considerada la ciudad del Imperio Romano mejor conservada hasta la fecha.

Lo que pocos conocen es, que Pompeya no es la única ciudad del Imperio Romano mejor conservada. Aunque no tenga el mérito de haber sido cubierta por lava, ni la misma popularidad turística que esta ciudad, esta localidad de Jordania que te contamos a continuación te sorprenderá por su óptimo estado de conservación. Se trata de Jerash y es considerada como la segunda ciudad mejor conservada del Imperio Romano, después de Pompeya.

Tan solo a 50 kilómetros de la capital del país, (45 minutos de Amán), fue una de las ciudades más importantes del Imperio Romano. Además, se trata de uno de los lugares más emblemáticos de Jordania. A día de hoy, algunos la llaman La Pompeya de Jordania, por lo que les une.

El mayor apogeo de la localidad se dio en el siglo III con 20.000 habitantes. Sin embargo, el terremoto que se dio después en el año 746 provocó la pérdida de la ciudad durante más de 10 siglos. Hasta hace 70 años no comenzaron las excavaciones para su recuperación, de la que se estima que solo se ha encontrado menos de un 30%. No obstante, los habitantes disponían de 100 hectáreas, con instalaciones bastante privilegiadas para la época, como escuelas, baños termales, teatros, etc. Desde Viajestic te contamos sobre los monumentos más importantes de Jerash:

Arco Adriano

La importancia de la localidad conllevó a que el emperador Adriano instaurara este gran arco de 11 metros a la entrada de la ciudad.

Hipódromo

Era el lugar preferido para las celebraciones. Tenía una capacidad de hasta 15.000 espectadores, casi toda la población de la urbe. A día de hoy, casi no queda nada de él.

Plaza Oval

Es el foro de la población y el lugar donde se distribuían las principales vías. Es una de las plazas más grandes del Imperio Romano.

Cardo Maximus

Conectaba las puertas norte y sur del núcleo urbano, atravesando la Plaza Oval.

Teatro Máximo

Aunque este teatro solo podía albergar 5.000 personas, está mejor conservado.

Imagen de portada: Ruinas de Jerash. Adobe Istock.

FUENTE RESPONSABLE: Viajestic. Por Nicolás Moreno. 27 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Arqueología/Historia Antigua/Imperio Romano/Jordania.

¿Cómo eran las antiguas pirámides cuando se construyeron?

SOBREVIVIENDO A LOS SIGLOS

La única de las maravillas del mundo antiguo que queda en pie esconde muchos misterios y secretos, entre ellos, que hace miles de años no eran como las vemos ahora

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Uno puede viajar a muchos sitios y maravillarse con Petra, el Cristo Redentor o Machu Picchu, sin embargo, hay una vista en concreto que es difícil igualar: las pirámides de Egipto. 

La única de las maravillas del mundo antiguo que queda en pie. Erigidas para ser el resguardo eterno de los faraones Keops, Kefrén y Mikerinos, se han mantenido en pie durante miles de años. 

Pero si pensabas que eran tal como las conocemos desde el momento de su construcción (uno de los mayores quebraderos de cabeza del ser humano), estabas equivocado. Testimonio de ingenio e ingeniería, han cambiado con el paso de los siglos en parte debido a la reutilización de los materiales solicitados y al saqueo por parte de los trabajadores de la construcción. Entonces, ¿cómo eran?

Estaban revestidas con piedra caliza blanca y fina, que les proporcionaba una capa suave y pulida que brillaba con un blanco brillante bajo el duro sol egipcio 

Cuando se erigieron originalmente (tanto en Giza como en otros lugares) no lucían del color arenoso actual, sino que estaban cubiertas por una capa de roca sedimentaria brillante, indica ‘Live Science’. 

Es decir, estaban revestidas con piedra caliza blanca y fina, que les proporcionaba una capa suave y pulida que brillaba con un blanco brillante bajo el duro sol egipcio.

Los constructores utilizaron alrededor de 6,1 millones de toneladas de piedra caliza solo durante la construcción de la Gran Pirámide de Giza. Hay evidencia de que las piedras de revestimiento comenzaron a ser despojadas bajo el reinado de Tutankamón y esto continuó hasta el siglo XII d. C. Un terremoto en el año 1303 d. C. también habría aflojado algunas de las piedras. 

Aunque hoy en día todavía conservan parte de su revestimiento de piedra caliza original, más desgastado que en la antigüedad. En la de Kefrén hay restos de piedras de revestimiento alrededor de su pico que dan la impresión de que un segundo pico está encajado encima del primero. 

En la antigüedad esta pirámide también tenía una cubierta de granito rojo alrededor de sus niveles inferiores. La tercera y más pequeña de las tres pirámides principales en Giza, la Pirámide de Mikerinos también tenía una cubierta de granito rojo alrededor sus escalafones inferiores. 

Hay evidencia de que las piedras de revestimiento comenzaron a ser despojadas bajo el reinado de Tutankamón y esto continuó hasta el siglo XII d. C 

Hoy en día no hay nada en la parte superior de las pirámides de Giza, pero originalmente albergaban piedras angulares, también llamadas piramidales, cubiertas de electrum, (una mezcla de oro y plata) Los piramidales se habrían visto como joyas puntiagudas en las puntas de las pirámides y se han perdido con el tiempo, aunque algunos ejemplos sobreviven en los museos.

Imagen de portada: iStock

FUENTE RESPONSABLE: El Confidencial. Alma, Corazón y Vida. 9 de febrero 2023.

Sociedad y Cultura/Historia Antigua/Arqueología/Pirámides/ Curiosidades.

Encuentran en Roma una gran estatua de Hércules con los rasgos del emperador Decio.

En la zona de Parco Scott, entre Cristoforo Colombo y Via Appia Antica, las empresas Acea Gruppo y Bacino sud SRL, llevaban varios meses trabajando en un difícil proyecto de revisión y recuperación del conducto de aguas residuales.

De hecho, en varios lugares, el hundimiento de la antigua tubería, que data del siglo pasado, había provocado la apertura de peligrosas simas en el parque y desprendimientos en la ladera.

Por lo tanto, fue necesario llevar a cabo una intervención amplia y compleja que implicó importantes movimientos de tierra y que irá seguida de una restauración completa del perfil de elevación de la zona y de la plantación de nuevos árboles, tal y como se acordó con el Parque Regional de Apia Antigua.

El lugar del hallazgo | foto Paco Archeologico dell’Appia Antica

La zona, valiosa desde el punto de vista naturalístico, es también un área de «interés arqueológico”, de hecho, se encuentra cerca del Sepulcro de Priscila, en la segunda milla de la Via Apia Antigua, y los movimientos de tierra, que han alcanzado una altura de no menos de 20 metros bajo el nivel del suelo, han sido constantemente vigilados por un arqueólogo, coordinado por funcionarios del Parque Arqueológico de Apia Antigua.

Tras semanas de remover tierra completamente desprovista de hallazgos de interés arqueológico, Parco Scott nos ha deparado una gran sorpresa: una estatua de mármol de tamaño natural que, por la presencia del garrote y la piel de león que cubre su cabeza, podemos identificar sin duda con el personaje de Hércules.

Detalle de la escultura | foto Paco Archeologico dell’Appia Antica

La escultura no se encontraba en su contexto original porque en el siglo pasado había sido arrojada a una zanja realizada para el tendido del antiguo conducto de alcantarillado que atraviesa Parco Scott. Por desgracia, no disponemos de datos estratigráficos que puedan ayudarnos a definir su datación.

Para llegar a una identificación y cronología de la escultura, hay que buscar comparaciones analizando los objetos asimilados, una de las principales actividades del arqueólogo tras la excavación.

En el transcurso de estos primeros análisis, encontramos una discreta similitud entre el retrato de nuestro personaje como Hércules y el emperador Cayo Mesio Quinto Trajano Decio, más conocido como Decio, que reinó de 249 a 251, cuando fue asesinado, junto con su hijo Erenio Etrusco, en la batalla de Abritto entre los godos y los romanos.

El rostro de «nuestro Hércules», aunque corroído, parece compartir con los retratos oficiales de Decio las «arrugas de ansiedad», que recuerdan el retrato romano republicano y pretendían representar la preocupación por el destino del Estado, una virtud muy valorada en los altos cargos del imperio.

Otros rasgos característicos son el tratamiento de la barba rala y la morfología de los ojos, la nariz y los labios.

Se trata de una primera hipótesis de trabajo: tras la limpieza, surgirán más elementos que podrán confirmarla o apuntar hacia otras identificaciones. De hecho, examinamos todas las posibilidades, incluido el retrato privado, teniendo siempre presente que nuestro personaje, representado como Hércules, era con toda probabilidad una figura prominente.

Otra vista de la estatua | foto Paco Archeologico dell’Appia Antica

Fuentes: Parco Archeologico dell’Appia Antica

Imagen de portada: La estatua de Hércules descubierta | foto Paco Archeologico dell’Appia Antica

FUENTE RESPONSABLE: La Brújula Verde. Por Guillermo Carvajal. 30 de enero 2023.

Sociedad y Cultura/Antigua Roma/Arqueología/Actualidad

Así de majestuoso era el tesoro de Tutankamón, el Faraón más joven del Antiguo Egipto.

El tesoro de Tutankamón estuvo perdido por milenios. Ahora, Egipto revela piezas inéditas que se encontraron en la tumba del rey niño.

Fiona Herbert, la octava condesa de Carnarvon, pasa las hojas de un libro de visitas encuadernado en piel, y señala las firmas de los invitados ilustres que frecuentaban su casa hace un siglo. Estamos en lo alto del castillo de Highclere, la mansión a unos 90 kilómetros al oeste de Londres que en años recientes se convirtió en el escenario del popular drama de época Downton Abbey.

Hoy día, todas las mesas, sillas y gran parte del suelo del pequeño estudio de lady Carnarvon están atestados de libros y  documentos de los años veinte del siglo XX: cartas, diarios y fotografías amarillentas montadas en álbumes o enrolladas como papiros antiguos. El registro de asistentes contiene los personajes de un libro que lady Carnarvon escribe sobre el antepasado de su marido, George Edward Stanhope Molyneux Herbert.

A la busca del tesoro de Tutankamón: ¿quién patrocinó los viajes de exploración?

“El Quinto Conde”, como se refiere a él, fue famoso por patrocinar al arqueólogo británico Howard Carter en su búsqueda tenaz de la tumba perdida del rey Tutankamón. Lord Carnarvon también organizó fiestas lujosas en Highclere que reunieron una mezcla ecléctica de exploradores, diplomáticos, miembros de la alta sociedad y –algo sorprendente para un aristócrata inglés– líderes del movimiento independentista egipcio.

Lady Carnarvon se detiene en el 3 de julio de 1920, y presenta a los invitados:

“Está Howard Carter, por supuesto, quien pasaba semanas enteras aquí cada verano para planear las excavaciones con el Quinto Conde… el Alto Comisionado británico lord Allenby… Alfred Duff Cooper y su bella esposa lady Diana Cooper”.

Señala a un noble que firma solo con un nombre: Carisbrooke, nieto de la reina Victoria, “un integrante de la familia real para dar a la reunión un poco de crédito social”, comparte.

Crédito: Egyptian Expedition / Department of Egyptian Art (TAA371).

Señala una serie de firmas, algunas en caligrafía árabe. “Y mira ahí… Saad Zagloul, Adly Yeghen y otros padres del Estado egipcio moderno”. Zagloul, un héroe nacional en Egipto, había sido arrestado y exiliado por oponerse a la ocupación británica. Sin embargo, aquí estaba, codeándose con los mandamases ingleses.

“Puedo ver lo que hacía, porque yo hago lo mismo –dice lady Carnarvon–. El Quinto Conde reunía a la gente de manera informal para desarrollar cierta confianza, quizá incluso amistad, antes de negociar un tratado o resolver una crisis política”.

Saad Zagloul firmó con su nombre junto al de Howard Carter, y me pregunto si conversaron sobre el destino de los tesoros de Egipto. Zagloul condenaba el control extranjero de las antigüedades egipcias como una forma perniciosa de colonialismo, un tema por el que pronto se enfrentaría a Carter y a su benefactor de sangre azul.

Inviernos junto al Nilo

A partir de 1903, lord Carnarvon pasó los inviernos en el Nilo por consejo de su médico. Padecía de mala salud congénita agravada por un accidente en coche casi mortal que le dejó los pulmones dañados. La suerte de Carter dio un vuelco en 1905, después de lo que él denominó una “mala pelea” con un grupo de turistas franceses (estaban ebrios y se comportaban de manera abusiva, afirmó, aunque más tarde admitió que tenía un “carácter irascible”).

Para evitar un incidente diplomático, su superior le dijo que expresara su arrepentimiento. Él se negó, y como pensó que su única opción honorable era renunciar, lo hizo meses después.

Crédito: Egyptian Expedition / Department of Egyptian Art (TAA371).

Carter se ganaba la vida con la venta de acuarelas a turistas adinerados cuando le presentaron a lord Carnarvon dos años más tarde. Ambos estaban muy alejados en la jerarquía social, pero compartían su pasión por el Egipto antiguo.

La colaboración conduciría al descubrimiento de un rey niño poco conocido, que había sido enterrado con una cantidad asombrosa de tesoros olvidados durante más de 3 mil años. El hallazgo fue uno de los mayores triunfos de la arqueología, ofreció al mundo una visión deslumbrante de la antigua vida en el Nilo e infundió en los egipcios modernos un sentimiento de orgullo nacional y autodeterminación.

Cuando el Valle de los Reyes «se agotó»

En la primera década del siglo XX se revelaron pistas importantes sobre el paradero de la tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes, un conjunto de cañones escarpados al otro lado del Nilo desde la moderna Luxor, lugar de la antigua capital egipcia de Tebas. A diferencia de los faraones anteriores, que fueron enterrados en pirámides elevadas que se convirtieron en objetivos fáciles para los saqueadores, a los miembros de la realeza tebana se les sepultó en tumbas excavadas en las profundidades de las laderas rocosas del valle aislado.

Vista del Valle de los Reyes, donde se encontraron los tesoros de Tutankamón. | Crédito: Archives of the Egyptian Expedition, Department of Egyptian Art (TAA9).

A principios del siglo XX, la necrópolis tebana era el yacimiento arqueológico más productivo y apreciado de Egipto. Las excavaciones patrocinadas por Theodore Davis, un empresario de Estados Unidos, produjeron una serie de descubrimientos importantes. Entre ellos, algunos artefactos que llevaban el nombre del misterioso Tutankamón.

Carter desarrolló un conocimiento profundo del Valle de los Reyes durante sus años como inspector jefe. Sin embargo, antes de que él y lord Carnarvon excavaran allí, tenían que adquirir un permiso llamado concesión, que Davis guardaba con recelo.

Los arqueólogos y buscadores de tesoros habían excavado en el valle por décadas, y muchos creían que el apogeo de los descubrimientos ya había pasado. Tras años de financiar exploraciones exitosas, Davis llegó a la misma conclusión: “Me temo que el Valle de las Tumbas está agotado”, escribió en 1912. Cuando renunció a su concesión, lord Carnarvon, a instancias de Carter, la adquirió en junio de 1914.

Una labor dura, polvorienta y sofocante.

Ese mes, el asesinato de un archiduque austro-húngaro sumió a Europa y a Oriente Medio en la Primera Guerra Mundial, lo que retrasó la búsqueda de la tumba de Tutankamón hasta otoño de 1917, cuando la mejoría de las condiciones bélicas permitió reanudar las excavaciones. Durante los cinco años siguientes, Carter y un equipo de trabajadores egipcios movieron la asombrosa cantidad de entre 150 mil y 200 mil toneladas de escombros. Bajo el sol del desierto, la labor fue dura, polvorienta y sofocante.

Ese lustro de dolor generó pocas ganancias, y el benefactor de Carter se desilusionaba. Tal vez el valle estaba, en efecto, agotado en su totalidad. En junio de 1922, lord Carnarvon convocó a Carter en Highclere: le anunció que abandonaba el valle. Carter suplicó una temporada más de excavación –incluso se ofreció a pagarla–, y el Quinto Conde aceptó con renuencia. Cuando Howard regresó a Luxor el 28 de octubre de 1922, el reloj estaba en marcha. Siete días después, un descubrimiento fortuito le devolvió las esperanzas y puso su mundo de cabeza.

El 4 de noviembre, un integrante del equipo de Carter –cuyo nombre se perdió en la historia– tropezó con una piedra tallada, la cima de una escalera enterrada. En su diario de bolsillo, Howard escribió solo seis palabras: “Primeros escalones de la tumba encontrados”.

La puerta de la tumba de Tutankamón. | Crédito: Archives of the Egyptian Expedition, Department of Egyptian Art (TAA616).

Al día siguiente, el equipo descubrió 12 escalones y descendió hasta una puerta que había sido recubierta con yeso y estampada con sellos faraónicos. Estos eran demasiado imprecisos para ser leídos, pero no estaban rotos.

Convencido de haber descubierto una tumba intacta, Carter envió un telegrama a lord Carnarvon en Inglaterra: “Por fin descubrí algo maravilloso en el valle; una tumba magnífica con los sellos intactos… enhorabuena”.

La apertura de la tumba

La noticia del descubrimiento se difundió rápido, y los periodistas corrieron al valle para presenciar la apertura de la tumba. Lord Carnarvon llegó el 23 de noviembre. Para el 24, Carter y su equipo habían dejado al descubierto toda la entrada y encontrado sellos más fáciles de leer. Varios de ellos contenían el tan buscado “Nebkheperure”, el nombre de trono de Tutankamón.

Carter y sus compañeros estaban eufóricos, pero un segundo descubrimiento ensombreció la celebración: la puerta había sido forzada. Alguien estuvo allí antes que ellos.

Cortaron la entrada, lo que reveló no un sepulcro lleno de tesoros, sino un pasaje inclinado repleto de escombros. Dos días más de excavación los llevaron a la tumba, a unos siete metros bajo tierra. Otra puerta enyesada mostraba más sellos con el nombre de Tutankamón. Carter hizo un agujero pequeño en la mampostería, levantó una vela y miró dentro. En lo que se convertiría en uno de los diálogos más famosos en los anales de la arqueología, un impaciente lord Carnarvon preguntó: “¿Puede ver algo?”, a lo que Carter respondió: “Sí. Es maravilloso”.

Los tesoros de Tutankamón estaban amontonados

Tesoros amontonados de Tutankamón. | Crédito: Archives of the Egyptian Expedition, Department of Egyptian Art (TAA9).

Los objetos que vislumbró eran maravillosos: camas doradas, efigies de guardianes de tamaño natural, carrozas, un trono ornamentado, todo amontonado. Carter escribió después:

“Al principio no podía ver nada: el aire caliente que se escapaba de la cámara hacía que la llama de la vela parpadeara, pero enseguida, cuando mis ojos se acostumbraron a la luz, surgieron de entre la niebla detalles de la habitación interior, animales extraños, estatuas y oro, en todas partes el brillo del oro”.

La tumba de Tutankamón, como Howard supo después, constaba de cuatro habitaciones, ahora conocidas como la antecámara, el anexo, el tesoro y la cámara funeraria. La fosa era demasiado pequeña para un faraón, pero las habitaciones estaban repletas de todo lo que podría necesitar para vivir como un rey por la eternidad: unos 5 mil 400 objetos.

La ‘pesadilla’ de un arqueólogo

Era el sueño –y la pesadilla– de un arqueólogo. Desembalar, catalogar, preservar y trasladar los objetos –muchos dañados y frágiles– llevaría una década de trabajo meticuloso e involucraría a un equipo interdisciplinario de especialistas: conservadores, arquitectos, lingüistas, historiadores, expertos en botánica y textiles, y otros. El proyecto marcó una nueva era de rigor científico en la egiptología.

El ingeniero Arthur “Pecky” Callender, amigo de Carter, construyó un sistema de poleas para levantar objetos pesados, instaló luces eléctricas y, cuando fue necesario, se sentó a la entrada de la tumba con un arma cargada para ahuyentar a los intrusos.

Crédito: Paolo Verzone

Alfred Lucas, químico y experto forense, analizó la tumba como escena del crimen, y concluyó que hubo dos robos en la antigüedad, poco después de que Tutankamón fue enterrado. Los ladrones saquearon algunas habitaciones, pero solo consiguieron llevarse objetos pequeños y portátiles (hoy día, los estudiosos creen que extrajeron más de la mitad de las joyas).

Harry Burton, que al igual que Carter había sido un joven campirano inglés de origen modesto, era reconocido como el fotógrafo arqueológico más importante del planeta en 1922. Instaló un cuarto oscuro improvisado en una tumba cercana; sus imágenes evocadoras ayudaron a convertir el descubrimiento y la excavación en un acontecimiento mediático mundial.

El ‘hechizo’ egipcio

Egipto había hechizado a sus invasores desde que las legiones romanas conquistaron el Nilo y arrastraron obeliscos, jeroglíficos y deidades egipcias a la Ciudad Eterna. Sin embargo, el nuevo poder de los medios de comunicación en un mundo desesperado por entretenimiento después de los horrores de la Primera Guerra Mundial desató una ola moderna de egiptomanía que convirtió al rey niño en una celebridad de la cultura pop.

Pronto aparecieron limones del rey Tutankamón en California, estampas de cigarrillos, latas de galletas e incluso un juego de mesa llamado Tutoom, en el que pequeños arqueólogos de metal montados en burros buscaban tesoros. Canciones como “Old King Tut” se convirtieron en éxitos de la era del jazz que bailaban las jóvenes con tocados de cobra y ojos de Horus delineados con kohl. Los símbolos egipcios se incorporaron al art déco, mientras que los jeroglíficos y cartuchos invadieron el papel tapiz y la ropa.

En ningún sitio fue la tutmanía más poderosa que en la patria del faraón. Los egipcios acudieron en masa al Valle de los Reyes para ver la excavación. Los niños representaron obras de teatro en las escuelas para celebrar al joven faraón, con accesorios inspirados en las fotografías de Burton.

Tutankamón: de momia perdida a héroe nacional

Los líderes políticos y los poetas saludaron a Tutankamón como un héroe nacional.

“Les recuerda su grandeza pasada», afirma la historiadora Christina Riggs, «y lo que su nueva nación, que unos meses antes había ganado su independencia de Gran Bretaña, puede lograr en el futuro”.

Los egipcios no solo reclamaban la soberanía sobre sus leyes y economía, también sobre sus antigüedades. La arqueología y el imperio estaban relacionados desde hacía mucho tiempo, con grandes excavaciones financiadas por museos europeos y norteamericanos, universidades y coleccionistas ricos como lord Carnarvon. A cambio, los inversionistas esperaban recibir hasta la mitad de las antigüedades descubiertas, de acuerdo con una tradición de décadas conocida como partage, del francés partager, “compartir”.

No obstante, los nuevos dirigentes egipcios pronto insistirían en que todos los tesoros del rey niño eran parte del patrimonio nacional y permanecerían en Egipto.

“La decisión del nuevo gobierno de mantener toda la colección de Tutankamón en el territorio fue una importante declaración de independencia cultural, «explica la egiptóloga Monica Hanna. «Fue la primera vez que los egipcios empezamos a tener de verdad la potestad sobre nuestra cultura”.

La supuesta ‘maldición de la momia’

Hubo un segundo gran descubrimiento en febrero de 1923. Carter abrió un agujero en la pared de la cámara funeraria de Tutankamón, iluminó con una linterna y miró a través de este. “Una vista asombrosa se reveló con su luz«, escribió más tarde, «una pared sólida de oro”. El muro dorado era, de hecho, parte de una gran caja o altar funerario en cuyo interior había tres santuarios más y un sarcófago de cuarcita. Dentro del sarcófago, descubriría Carter más tarde, había tres ataúdes con forma de momia, unos dentro de otros.

Lord Carnarvon se unió a Carter en la tumba para la tan esperada apertura de la cámara funeraria. Menos de dos meses después, el Quinto Conde murió a causa de una picadura de mosquito que se infectó y que le provocó sepsis y neumonía. Su fallecimiento repentino dio lugar a rumores –y a muchos artículos periodísticos imaginativos– sobre la maldición de la momia, que traía la muerte o la desgracia a quienes perturbaran el lugar de descanso del faraón.

Impertérrito, Howard Carter siguió con la excavación, ahora con el apoyo de la condesa viuda Almina Carnarvon. Sin embargo, cuando las autoridades egipcias empezaron a tomar un papel más activo en los trabajos, Carter los interrumpió en señal de protesta, lo que provocó que sus nuevos supervisores le prohibieran el acceso a la tumba. Tardó casi un año en entrar, y solo después de que él y su patrocinadora renunciaran a los bienes funerarios de Tutankamón.

Los restos del rey niño

Cuando se reanudaron los trabajos en 1925, Howard se centró en desmontar los ataúdes superpuestos, una tarea hercúlea que requería una ingeniería inteligente. El ataúd más interno estaba hecho con oro macizo y pesaba 110 kilogramos. En su interior yacían los restos momificados de Tutankamón, con una impresionante máscara de oro que cubría su cabeza y hombros, un objeto ostentoso destinado a convertirse en el símbolo del orgulloso pasado de Egipto. Sin embargo, el hombre detrás de la máscara tardaría en revelar sus secretos.

Una serie de necropsias, radiografías, tomografías computarizadas y pruebas de ADN realizadas durante el último siglo buscan arrojar luz sobre el linaje, la vida y la muerte del rey niño. Sin embargo, las pruebas apuntan en varias direcciones, una y otra vez, y quedan abiertas a la interpretación.

El padre de Tutankamón –probablemente el rey Akenatón– y su madre (cuya identidad aún se debate) eran hermanos, lo que hace que sus hijos fueran vulnerables a defectos genéticos. En el caso del joven faraón, un pie deformado pudo ser el legado del incesto real, una práctica común en su tiempo y lugar.

Su nombre de nacimiento no era Tutankamón, sino Tutanjatón (“imagen viva de Atón”). Su presunto padre –al que a menudo se hace referencia como el “faraón hereje”– había rechazado el panteón tradicional de dioses egipcios, entre los que se encontraba Amón el supremo, y adoraba a una única deidad conocida como Atón, el disco del sol. Akenatón, “siervo de Atón”, cerró los templos, se hizo con el poder y la riqueza de los sacerdotes y se elevó a sí mismo a la categoría de dios viviente.

Conclusiones contradictorias sobre su vida.

Tras la muerte de su padre radical, Tutanjatón ascendió al trono a los ocho o nueve años. Más tarde supervisará la restauración de las antiguas costumbres bajo la dirección de consejeros y sacerdotes deseosos de recuperar su autoridad. Su nombre pasó a ser Tutankamón, “imagen viva de Amón”, y se casó con una hija de Akenatón y la reina Nefertiti llamada Anjesenamón (presumiblemente su media hermana). Se cree que los dos fetos momificados descubiertos en la tumba del rey niño fueron sus hijas no nacidas.

Los objetos de la tumba de Tutankamón han llevado a los estudiosos a conclusiones contradictorias sobre su corta vida. Al observar las numerosas lanzas y carrozas, algunos expertos afirman que el joven faraón llevaba una vida activa de caza y guerra. Otros observadores, al señalar el número de bastones y su pie deforme, lo imaginan como un inválido.

Crédito: Paolo Verzone

Las causas de la muerte del rey propuestas con el paso de los años han sido un accidente de carro, un ataque de hipopótamo, malaria y asesinato. Algo es claro: el fallecimiento del joven gobernante fue repentino e inesperado. Sus funcionarios tuvieron que apropiarse de la tumba de un cortesano, estrecha e inacabada, y reunir un amplio suministro de artículos funerarios, algunos de los cuales parecen haber sido hechos para otras figuras reales.

Los sucesores intentarían borrar de la historia casi todo rastro del hereje Akenatón y sus asociados, incluido el nombre de nacimiento Tutankatón. Por eso, para Carter y otros, buscar al rey niño fue como perseguir a un fantasma. “El misterio de su vida aún se nos escapa», escribió Howard. «Las sombras se mueven, pero la oscuridad nunca desaparece del todo”.

Imagen de portada: MOMIA DE UN NIÑO NO IDENTIFICADO EN LA TUMBA DE AMENHOTEP II. | CRÉDITO: PAOLO VERZONE

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. 22 de octubre 2022.

Antiguo Egipto/Colonialismo/Historia Antigua/Tutankamón.

Pavlopetri, la ciudad hundida más antigua del mundo.

Pavlopetri, ciudad situada bajo el agua en Grecia es el sitio arqueológico sumergido más antiguo del mundo.

Pavlopetri es un pequeño islote frente a la costa de Laconia en el sur del Peloponeso, donde la historia antigua se encuentra con el azul infinito del mar Mediterráneo.

Este hermoso lugar, que permanece casi completamente desconocido para la mayoría de las personas, y esconde una de las historias más sorprendentes de la historia griega, ya que es la ciudad más antigua que se ha descubierto bajo el agua.

Descubrimiento de Pavlopetri

Pavlopetri, la ciudad hundida más antigua del mundo

Pavlopetri en Grecia

Su nombre se traduce como «Piedra de Pablo», y está directamente relacionado con San Pedro y San Pablo, los dos más grandes apóstoles y mártires cristianos, que viajaron por todas partes difundiendo el cristianismo durante el primer siglo d.C.

Sin embargo, la larga historia de la ciudad se remonta a casi 5,000 años atrás en la antigüedad, ya que se sabe que la región más amplia estuvo habitada durante los primeros años de la historia griega.

Descubierta en 1967 por Nicholas Flemming, esta antigua ciudad griega es ahora la ciudad perdida submarina más antigua del mar Mediterráneo, y una de las ciudades más antiguas del mundo.

Un año después del descubrimiento de Pavlopetri, en 1968, arqueólogos de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido visitaron este extraordinario lugar para mapear toda la ubicación y determinar la extensión de la antigua ciudad perdida.

Al principio, los científicos creyeron que su descubrimiento era originalmente de una ciudad de la era micénica, pero investigaciones posteriores revelaron que en realidad era mucho más antigua.

Pavlopetri, extensa ciudad antigua

Pavlopetri, la ciudad hundida más antigua del mundo

Pavlopetri

Más específicamente, los científicos pudieron determinar que Pavlopetri fue habitada por primera vez en 2800 a. C., después de que se encontraran e identificaran elementos que datan de la Edad del Bronce.

Quizás la característica más singular de esta zona es que, hasta ahora, su diseño general se ha mantenido intacto, lo que la convierte en un lugar de extraordinaria importancia para los arqueólogos.

Los investigadores creen que la ciudad quedó sumergida después de una serie de tres terremotos cataclísmicos que ocurrieron en el área alrededor del año 1000 a.C.

Estos violentos eventos sísmicos, que hicieron que la ciudad nunca pudiera resurgir del fondo del mar, jugaron un papel crucial en el mantenimiento de sus características originales.

Al margen de la intervención humana, sus secretos han permanecido desconocidos durante miles de años.

Estructuras de Pavlopetri

Pavlopetri, la ciudad hundida más antigua del mundo

Estructuras de Pavlopetri

En la última década, la nueva tecnología de punta ha permitido a los científicos descubrir que la ciudad submarina se compone de al menos quince grandes edificios, que se encuentran aproximadamente a cuatro metros bajo la superficie del mar.

Se espera que la tecnología y los científicos puedan descubrir los misterios más ocultos de la cultura mística Pavlopetri, haciéndola más conocida e incluso accesible para los visitantes a través de recorridos organizados.

Imagen de portada: Pavlopetri, la ciudad hundida más antigua del mundo

FUENTE RESPONSABLE: Topadventure.com Por Marcela Amparán. 31 de octubre 2022.

Sociedad y Cultura/Peloponeso/Historia/Antigua Grecia/Ciudad sumergida.

 

El día en que un antiguo templo egipcio se transportó completo hasta Madrid.

No hubo faraón egipcio que se imaginara que el Templo de Debod sería trasladado completo, bloque por bloque, hasta la capital de España. Así fue como lo consiguieron.

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En la plenitud el Imperio Medio, en el Antiguo Egipto, existió un lugar de culto conocido como Debod. Ahí, se construyó un templo de piedra caliza, al que algunos miembros de la élite egipcia asistían con cierta periodicidad. En aquel entonces, se le concibió como un lugar sagrado. A pesar de la amplia concurrencia que tuvo en la época, el espacio sólo constaba de una capilla pequeña, consagrada por el faraón Seti II.

La estructura se erigió hace, al menos, 3 mil años. Originalmente, fue un encargo del rey kushita de Meroë, quien concibió al «Templo de Debod con una pequeña capilla de una sola habitación dedicada al dios Amón«, explica Archaeology Travel. A lo largo de la Dinastía Ptolomaica, conservó su importancia imperial, y recibía visitas reales consistentemente.

Ninguno de los gobernantes de aquel periodo remoto se imaginó que, bloque por bloque, su capilla sería trasladada a lo largo de 3.5 kilómetros. Mucho menos que se volvería a construir completa en una plaza europea. Milenios más tarde, el Templo de Debod encontraría un hogar nuevo en Madrid, España. Ésta es la razón.

templo de Debod

El santuario del ‘país de oro’

Francis Frith / Wikimedia Commons

En la actualidad, el Templo de Debod se considera «uno de los pocos ejemplos sustanciales de la arquitectura egipcia antigua reconstruida fuera de Egipto«, documenta Archaeology Travel. Ciertamente, a pesar de su cercanía geográfica con África, es el único que existe en España.

Por los desbordamientos del Nilo, el sitio arqueológico de Debod quedó completamente sepultado bajo el agua. Hace milenios, sin embargo, la ciudad se encontraba en un lugar privilegiado a las orillas del río, en la Baja Nubia. Antiguamente, a esta región se le conocía como el ‘país de oro‘.

Según documenta Naciones Unidas, ahí se encuentran las mayores minas de este metal precioso en el país. Por ello, gozó de amplia bonanza económica y cultural en su momento de mayor apogeo. Se piensa que el santuario de Debod se construyó en honor al dios Amón. Sin embargo, en la actualidad no queda evidencia de que realmente haya estado ofrendado a esta deidad.

Por el contrario, en sus paredes no quedan indicios de un culto dirigido a algún dios en específico. Sobre la piedra en las paredes se pueden apreciar todavía los relieves que decoraron el espacio antiguamente. En ellos, se aprecian escenas rituales en las que se describe la construcción del espacio sagrado. Por la importancia de Amón en ese periodo, algunos arqueólogos se inclinan a pensar que lo más seguro es que fuera la deidad titular del Templo de Debod.

A mediados del siglo XX, una inundación terrible azotó la región de Asuán. En este espacio, se encuentran algunos de los tesoros históricos más importantes de Egipto. Para evitar que se vieran más dañados, las autoridades nacionales decidieron iniciar un megaproyecto de rescate con la construcción de una presa que contuviera la fuerza de las aguas.

A falta de recursos, en la década de los 60 Egipto solicitó la ayuda de varios países. Entre ellos, España se ofreció a hacer un donativo considerable para salvar la herencia cultural egipcia. Buscando recompensar a la nación aliada, el gobierno les regaló el Templo de Debod completo.

Así como España se comprometió con el salvamento de las estructuras en la región de Asuán, las autoridades egipcias se ciñeron al objetivo de transportar la capilla completa hasta Madrid. Esther Pons, conservadora jefa del departamento de Antigüedades egipcias y Oriente Próximo, explica el proceso como sigue para National Geographic España:

«[…] ESPAÑA SE ADHIRIÓ EN SEGUIDA Y CREÓ EL COMITÉ PARA EL SALVAMENTO DE NUBIA, LO QUE AHORA LLAMAMOS EL SUDÁN. SE CREÓ UN GRUPO DE ARQUEÓLOGOS PARA SALVAR TODO ESE PATRIMONIO Y, EN AGRADECIMIENTO A ESAS EXCAVACIONES, EGIPTO REGALÓ EL TEMPLO DE DEBOD, QUE FUE A PARAR A MADRID.”

Regalos similares se hicieron a Nueva York, Turín y Ámsterdam, en representación de los países que apoyaron la construcción de la Presa de Asuán. Los proyectos de reconstrucción tardaron décadas en completarse, respetando el orden y orientación de las estructuras originales.

Una capilla egipcia en una plaza madrileña

Templo de Debod

Carlos Delgado / Wikimedia Commons

Actualmente, es posible visitar el Templo de Debod en la Plaza de España, en pleno Parque Oeste. Éste es uno de los puntos de mayor interés turístico en Madrid, la capital del país. Sin embargo, esta posibilidad implicó al menos 20 años de traslados y ensamblajes: el santuario no hizo un viaje directo hasta la capital española.

Antes de llegar a su destino final, tuvo que pasar por filtros estrictos en Tebas y otras ciudades intermedias. Llevar un templo egipcio entero de una ciudad a otra no es una hazaña fácil de completar. Sin embargo, cuando finalmente llegó a la Plaza de España, se armó justo como estaba originalmente en territorio egipcio.

Las autoridades respetaron la orientación original de la capilla, de este a oeste, para replicar las condiciones sagradas con las que fue diseñada hace miles de años. En la planta superior del templo, se instaló una maqueta donde se representan todos los lugares de culto que había antiguamente en Nubia.

Imagen de portada: Wikimedia Commons

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. Por Andrea Fischer. 6 de abril 2022.

Egipto/España/Historia Antigua/Cultura

Así fueron los Jardines Colgantes de Babilonia: La única de las maravillas del mundo antiguo que nadie ha podido encontrar.

Ni una vasija, ni una columna: nunca nadie ha encontrado evidencia física de los Jardines Colgantes de Babilonia. Ésta es la razón.

A los Jardines Colgantes de Babilonia se les dedicó ríos de tinta en la Antigüedad. Algunos de los historiadores más reconocidos del siglo VII a.C. le dedicaron años de trabajo documental. El espacio lo ameritaba: frutos desconocidos, arroyos artificiales, sistemas de riego únicos en su tipo, flores de aromas traídos del otro lado del mar.

Según la leyenda, el emperador Nabucodonosor II construyó este espacio para el deleite de los sentidos de su esposa, Amytis. Venida de una tierra lejana, extrañaba las montañas y la vegetación de su ciudad natal: en medio del desierto, se sentía completamente fuera de casa. En un acto de amor, dicen los escritos antiguos, su nuevo marido volcó todos los esfuerzos de su imperio en emular aquel paraje en medio de las dunas del actual Irak.

A la fecha, milenios más tarde, nadie sabe qué pasó con ellos, dónde están o por qué desaparecieron. Esto es lo que sabemos.

¿Dónde se encuentran los Jardines Colgantes de Babilonia?

Wikimedia Commons

Babilonia fue una de las ciudades política y económicamente más activas de Mesopotamia. Como tal, los Jardines Colgantes de Nabucodonosor II se construyeron en torno a su palacio. De esta manera, su esposa podría sentirse más en casa. En forma de terrazas y azoteas verdes, rebosaban en especies vegetales que nunca antes se habían visto en el actual desierto iraquí.

No sólo los historiadores antiguos le dedicaron atención a la construcción de Nabucodonosor. Por el contrario, en el siglo XIX, el arqueólogo británico Leonard Woolley sugirió «que los jardines se construyeron dentro de los muros del palacio real de Babilonia«, según documenta Britannica. Hasta ahora, es la teoría más aceptada sobre su ubicación original.

Otras propuestas teóricas suponen que los jardines realmente no ‘colgaban’, sino que estaban suspendidos en el aire. De esta manera, las terrazas del zigurat principal estaban delineadas por flores y plantas siempre. Por medio de un sistema de bombeo, se mantenían en aquel verdor perenne gracias al agua del Río Éufrates, uno de los que permitió el florecimiento de toda Mesopotamia.

Por el periodo en el que reinó el emperador, se asume que los Jardines Colgantes de Babilonia se construyeron alrededor de los años 605– c. 561 a. C. Sin embargo, no se tiene registro de cuándo desaparecieron —ni por qué. Este enigma histórico ha llevado a ciertos historiadores a asumir que se tratan de solo un «espejismo histórico», como los describe World History Encyclopedia.

Una de las razones es que, muchas veces, los relatos griegos y romanos sobre los Jardines Colgantes «fueron escritos de segunda mano siglos después de la supuesta destrucción de la maravilla», explica el medio. Incluso en la era contemporánea, equipos enteros de arqueólogos alemanes buscaron su ubicación original, con base en los textos que se conservan hasta la actualidad. Nunca encontraron nada.

Reconstrucción de cómo se pudieron ver las terrazas de los Jardines Colgantes de Babilonia / Getty Images

Ni un pilar, ni una columna, ni un mosaico: el desierto los consumió por completo. La construcción de Nabucodonosor II —que se pensó sólo para atender a los placeres de los sentidos, y no como fuente de comida— está completamente desvanecida del mapa. A diferencia de otras de las maravillas del mundo antiguo (como las Pirámides de Giza, por ejemplo), no hay un sólo registro físico de los Jardines Colgantes de Babilonia.

Otros vestigios de la antigua Babilonia ya se han encontrado en el sitio donde, supuestamente, la ciudad se erigió en la Antigüedad. El mejor ejemplo de ellos son las Puertas de Ishtar: el mítico umbral que guardaban los Lamassu de intrusos y posibles invasiones extranjeras. Aún así, los textos contemporáneos a los jardines de Nabucodonosor II los describen como una «maravilla para todos los pueblos».

Hasta la fecha, su existencia sólo está constatada por estos relatos.

Imagen de portada: UNA VISTA AÉREA DE LA ANTIGUA CIUDAD DE BABILONIA, UBICADA A 100 KM AL SUR DE BAGDAD IRAK EL 8 DE NOVIEMBRE DE 2021. LA HISTORIA DE LA ANTIGUA CIUDAD DE BABILONIA, UNA DE LAS SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO ANTIGUO Y EN LA LISTA DE LA UNESCO, ES CONOCIDA POR EL AHORCAMIENTO GARDENS, EL OBELISCO DE HAMMURABI Y EL LEÓN DE BABILONIA DATAN DE HACE UNOS 4 MIL AÑOS. FOTO: KARAR ESSA / AGENCIA ANADOLU A TRAVÉS DE GETTY IMAGES

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. 19 de septiembre 2022.

Babilonia/Historia Antigua/Maravillas del Mundo/Mesopotamia.

 

 

 

 

Claudio Pompeyano: El militar romano que inspiró el personaje del general Máximo en “Gladiador”.

Este general romano se negó tres veces a ser emperador de Roma.

Pocos saben que el célebre personaje del general Máximo Décimo Meridio, el protagonista de la película “Gladiador” (2000), estaba parcialmente inspirado en Tiberio Claudio Pompeyano, un destacado político y general romano que vivió en el siglo II d.C. y sirvió con singular éxito al emperador Marco Aurelio, fue nombrado cónsul romano en dos ocasiones y llegó al cargo de senador senior de Roma tras rechazar en tres ocasiones ser emperador del Imperio Romano.

Tiberio Claudio Pompeyano nació en Antioquía, Siria, alrededor del año 125 d. C. probablemente como miembro de una familia griega que había conseguido prosperar durante el reinado de Claudio. Y comenzaría su carrera política (“cursus honorum”) como Tribuno Laticlavius de la legión VII Gemina en la Hispania Tarraconense, bajo el reinado del emperador Antonino Pío, entre los años 145-149 d.C., desempeñando más tarde los cargos de cuestor, edil y pretor. 

Durante la campaña contra los partos (161-166 d.C.), emprendida por el co-emperador Lucio Vero, Pompeyano destacó como un eficaz comandante. Y su autoridad y pericia pronto lo convertirían en cónsul sufecto en 162. El co-emperador Marco Aurelio, más tarde, lo nombraría gobernador de la Baja Panonia Inferior, dignidad que desempeñó eficientemente entre los años 164-168 d.C … En el año 167 se enfrentaría exitosamente a la invasión de los germanos marcomanos y cuados, en lo que sería el preludio de las guerras de Marco Aurelio en la zona del Rin-Danubio.

Busto de Tiberio Claudio Pompeyano.

Por su veteranía y notoriedad en las campañas militares frente a los partos y germanos, Claudio Pompeyano pronto se ganaría la confidencia y cercanía de Marco Aurelio, llegando a ser miembro del “consilium” o consejo del emperador. 

En el año 169 d.C., de hecho, después de la muerte de Lucio Vero, el emperador lo hizo casarse con su hija Lucila, la viuda de Vero, contra la voluntad de ella, probablemente para ofrecerle a Pompeyano el título de César, es decir, Marco Aurelio quiso nombrarlo su heredero. 

Sin embargo, Pompeyano rechazó dicha esa dignidad, aunque sería nombrado cónsul ordinario en el año 173 d.C.. Por entonces, Marco Aurelio, cuando Pompeyano obtuvo la magistratura, lo presentó como un ciudadano romano ejemplar ante el Senado: “Así pues, padres conscriptos, en recompensa de vuestras felicitaciones por mi victoria elevo al consulado a mi yerno; me refiero a Pompeyano, cuya edad debería haber sido remunerada hace tiempo con esta magistratura”.

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Debido a su veteranía y competentes resultados militares en la Germania, Pompeyano continuó desempeñándose como general en las guerras marcomanas, emprendiendo exitosas operaciones en el Danubio. 

Según algunos historiadores, es probable que haya sido el “legatus” con mayor autoridad de dicha campaña. Precisamente, debido a sus éxitos militares contra los bárbaros, cuando tras la muerte de Marco Aurelio su hijo Cómodo fue entronizado en el sillón imperial, Pompeyano sugirió al joven emperador que prosiguiera combatiendo a los marcomanos. 

En el año 182 d.C. la esposa de Pompeyano, Lucila, se vio involucrada, junto a algunos miembros del Senado, en una conspiración para acabar con la vida de Cómodo, su propio hermano que ya era emperador en esa época. Según sus planes, un sobrino de Pompeyano debía apuñalar a Cómodo, pero el asesino se anticipó al mostrar sus intenciones, pues según la leyenda le dijo al emperador: “esta es la daga que te envía el Senado”, lo que dio tiempo a Cómodo para actuar y abortar el complot. 

Los principales involucrados, incluidos varios conocidos senadores, serían ejecutados, al igual que Lucila, que encontró la muerte después de ser enviada al exilio a la isla de Capri.

Máximo

Como al parecer Pompeyano había sido excluido de la conjura contra el emperador, Cómodo no ejecutó medidas punitivas en su contra.

En el 182 d.C., cuando Pompeyano tenía 57 años, se retiró de la vida pública para radicarse en la bucólica tranquilidad de Terracina, una de sus propiedades italianas. 

Pasó la mayor parte del tiempo en el campo, arguyendo su edad y una dolencia en los ojos como excusa para no regresar a Roma. Pompeyano se mantendría alejado de la política contingente romana hasta el asesinato del emperador Cómodo en el 192 d.C., cuando Pértinax, un antiguo camarada del ejército, le ofreció el trono imperial, que él volvió a rechazar. 

Pertinax se proclamó entonces emperador, pero sería asesinado por la guardia pretoriana a sólo casi tres meses de haber iniciado su reinado. Didio Juliano, quien había sido nombrado emperador al pujar más alto en una insólita subasta que organizó la guardia pretoriana para elegir al nuevo César, no pudo obtener apoyos ni siquiera entre sus propias tropas y, en un intento desesperado por salvar su vida, le pidió a Pompeyano que fuera co-emperador con él, honor que Pompeyano volvería a declinar, al parecer argumentando que se lo impedían su ceguera y sus problemas de salud.

Juliano sería ejecutado posteriormente por un soldado a las órdenes de Septimio Severo, después de reinar tan sólo durante sesenta y seis días. Claudio Pompeyano, el general que rechazó tres veces ser emperador de Roma, fallecería al poco tiempo después, en el año 195 d.C.

Hoy, los historiadores aún no se ponen de acuerdo para definir la enigmática figura de Claudio Pompeyano, un militar y político que desde joven se había elevado desde un modesto origen para servir a Roma en las principales guerras de la época ante enemigos formidables, cuando la “aurea aetatis” (“edad dorada”) del Imperio se aproximaba a su ocaso. 

Su reiterada negativa a ser nombrado emperador esconde motivaciones que nadie más conoce, aunque es inevitable pensar que sus intereses personales estaban puestos solamente al servicio de Roma, y no a su propia ambición, lo que ciertamente lo asemeja al cinematográfico personaje del general Máximo Décimo Meridio encarnado por Russell Crowe en la película “Gladiador”. Por lo pronto, en el siglo IV, el emperador Juliano, refiriéndose a Claudio Pompeyano, dijo una vez que el emperador Marco Aurelio “tenía un excelente yerno que habría administrado mejor el Estado”.

Imagen de portada: El emperador romano Marco Aurelio y el general romano Máximo Décimo Meridio, en un fotograma de la película “Gladiador”.

FUENTE RESPONSABLE: Guioteca. Por Carlos Fuentes. 19 de septiembre 2022.

Antigua Roma/Historia/Tiberio Claudio Pompeyano/Marco Aurelio.

El misterio de las cuevas de Guyajú, las extrañas viviendas en forma de panal en los acantilados de China:

Nadie sabe quién habitó las cuevas de Guyajú, un asentamiento cerca de Beijing, en China. A su paso, dejaron esqueletos de viviendas vacías.

Poco se sabe sobre la civilización que construyó las cuevas de Guyajú. Incrustadas por completo en las colinas de un complejo de acantilados cerca de Beijing, en China, se asume que fueron viviendas interconectadas entre sí. En algún momento de la historia, fueron abandonadas sin razón aparente. La comunidad prehistórica también se borró del mapa.

Historiadores chinos piensan que los orígenes de esta tribu se pueden rastrear a una antigua dinastía local, conocida como Kumo Xi. Se situaron un valle cerca de la actual Dongmenying, distrito de Yanqing, hacia los años 618 a 907 a.C. Por la forma de las viviendas, se piensa que pudieron fungir incluso como bases militares antiguas. Esta es la razón.

Casitas prehistóricas en forma de panal

Antiguas viviendas en acantilados de las cuevas de Guyaju en el condado de Yanqing / Getty Images

Las cuevas de Guyajú (古崖居, en chino) son algunas de las ruinas más únicas que se han registrado en Asia. Se ubica a unos 80 kilómetros al noroeste de Beijing, y fueron descubiertas originalmente en 1984. Por las dimensiones del yacimiento, se ha descrito como el sitio más grande de una antigua residencia en una cueva de China.

Desde fuera, se aprecia una estructura similar a un panal de abejas, construidas sobre las paredes rocosas en los acantilados chinos. Las habitaciones que se han encontrado, prácticamente intactas, están muy cerca las unas de las otras. Se estima que, al interior del complejo, hay unas 350 cámaras interconectadas.

Arqueólogos de la Oficina de Gestión de Reliquias Culturales del Condado de Yanqing encontraron los restos de un antiguo palacio de un cacique, ubicado en la parte inferior de la estructura. Es la residencia más compleja del sitio, con 8 habitaciones sostenidas con columnas de piedra.

Recámaras con calefacción propia

Se estima que el complejo de cuevas de Guyajú floreció hace unos 1,000 años. Además del antiguo recinto de gobierno, los científicos han encontrado habitaciones más pequeñas. En ellas, hay lámparas, bases de cama, mesas y espacios para almacenar artículos personales:

«Las cámaras tienen principalmente 1,8 metros de altura y están dispuestas en un plano rectangular o cuadrado que varía desde viviendas de una sola habitación hasta granjas más grandes de varias habitaciones en varios niveles», según Heritage Daily.

En algunas de las recámaras, incluso, se han encontrado estufas y chimeneas de piedra. Otras, las más sofisticadas, cuentan con un antiguo sistema de calefacción doméstico, conocido como kang. Este se ha visto en otros sitios arqueológicos que, en principio, no tienen nada que ver con las cuevas de Guyajú. Además de tener recámaras muy bien equipadas, la civilización que habitó este sitio contempló espacios para alimentar al ganado y establos para caballos.

Hasta ahora, el complejo más grande se conoce como «Guantangzi«, que se traduce literalmente como «Templo Dorado». Las columnas están ornamentadas con relieves. Se piensa que, por la distribución de las estructuras, se utilizó antiguamente para celebraciones religiosas o reuniones entre los dirigentes políticos.

Imagen de portada: WIKIMEDIA COMMONS (CC BY-SA 4.0)

FUENTE RESPONSABLE: National Geographic en Español. 5 de septiembre 2022.

Asia/China/Historia Antigua/Prehistoria.

 

La civilización sumeria: la invención del futuro.

Imagina algo que nunca se le haya ocurrido a nadie antes. Con un libro en las manos, se puede imaginar un e-book, un libro de gran tamaño, un libro de imágenes… cualquier clase de libro. Pero ¿cómo se imagina alguien un libro en un mundo en el que el concepto de «libro» no existe?

Imagina un día en el que no haya tiempo. La gente vive dentro del tiempo, y este rige el ritmo de cada día. Nos levantamos a una hora, vamos al trabajo o al colegio a otra, comemos a horas regulares, y nos vamos a dormir según lo que dice el reloj. Sin embargo, hubo un tiempo en el que no existía el tiempo. ¿Cómo se puede imaginar algo que no existe?

Si deseas profundizar en esta entrada; cliquea donde se encuentra escrito en “azul”.

Tanto el tiempo como la escritura, y muchos otros aspectos de nuestra vida cotidiana, los inventaron los sumerios de la antigua Mesopotamia hace más de 5.000 años. 

Antes de los sumerios, el día empezaba al amanecer y terminaba al anochecer. La gente iba a trabajar cuando el sol ascendía hasta cierto punto en el cielo por la mañana y regresaba a su casa cuando se ponía. Fueron los sumerios los que separaron el día de la noche con el tiempo, en incrementos de minutos de sesenta segundos y horas de sesenta minutos que conformaban doce horas de noche y doce horas de día.

En el primer capítulo del libro bíblico del Génesis, se dice que Dios dividió la noche del día y vio que era bueno. Si se acepta el papel de Dios a la hora de crear el día y la noche, entonces los sumerios terminaron el trabajo y, si no se acepta, entonces fueron los sumerios.

Sumerian Worshipper Statue

Estatua de un adorador sumerio. Osama Shukir Muhammed Amin (Copyright)

La invención del futuro

Sumeria era una región del sur de Mesopotamia en torno a 5000/4500-1750 a.C. que corresponde con el moderno Irak y Kuwait. Esta tierra estaba habitada antes del 4500 a.C. por pueblos de origen desconocido, que los arqueólogos han llamado pueblo Obeid (por el emplazamiento el-Obeid, que fue donde se descubrieron por primera vez). Los Obeid están considerados como los primeros agentes civilizadores de la región, ya que tenían un conocimiento tecnológico rudimentario, tal y como demuestran las herramientas y los artefactos de arcilla que nos dejaron.

Sin embargo, no tenían la misma habilidad e ingenio de los sumerios que vinieron después. Los sumerios fueron los responsables de la invención de muchos de los aspectos de la vida moderna que siempre damos por sentado. En su obra La historia empieza en Sumer, Samuel Noah Kramer enumera 39 «primeros acontecimientos» en la civilización y la cultura que tuvieron su origen en Sumeria. Su lista incluye:

Las primeras escuelas, el primer caso de peloteo, el primer caso de delincuencia juvenil, la primera «guerra de nervios», el primer Congreso bicameral, el primer historiador, el primer caso de reducción de impuestos, el primer «Moisés», el primer precedente legal, la primera farmacopea, el primer «almanaque de granjero», el primer experimento con la jardinería para dar sombra, la primera cosmogonía y cosmología, los primeros ideales morales, el primer «Job», los primeros Proverbios, las primeras fábulas de animales, los primeros debates literarios, los primeros paralelismos bíblicos, el primer «Noé», la primera historia de resurrección, el primer «San Jorge», el primer caso de préstamo literario, la primera edad heroica del hombre, la primera canción de amor, el primer catálogo de libros, la primera edad de oro del hombre, la primera sociedad «enferma», los primeros lamentos litúrgicos, los primeros mesías, el primer campeón de larga distancia, la primera imaginería literaria, el primer simbolismo sexual, la primera señora de los Dolores, la primera canción de cuna, el primer retrato literario, las primeras elegías, la primera victoria del trabajo, el primer acuario.

Además de todos estos logros, por supuesto también está la invención rudimentaria del tiempo, un sistema de números, el círculo de 360 grados, la geometría, los primeros vehículos de ruedas, los juguetes de niños, la escritura, los artilugios para escribir, el dominio de los vientos, la domesticación de animales, los desarrollos agrícolas como el regadío, los avances médicos, la odontología, los desarrollos arquitectónicos y la urbanización.

El descubrimiento de Sumeria

Parece que los sumerios también inventaron el concepto de la guerra de asedio, y puede que incluso la táctica de la «tierra quemada», que se lleva usando de manera efectiva desde entonces. Para una persona actual, todo esto significa que cada día está usando un aspecto u otro de los inventos de los sumerios. El reloj que te dice cuándo levantarte de la cama, el coche o el autobús que te llevan al trabajo o al colegio, el periódico o el libro de texto que lees, y el concepto del final del día laboral o escolar: todo ello tiene su origen en la civilización sumeria. Kramer apunta a que:

Un hecho notable es que hace tan solo un siglo no se sabía siquiera de la existencia de los sumerios en la antigüedad. Los arqueólogos y estudiosos que, hace unos cien años, empezaron a explorar esa parte de Oriente Medio conocida como Mesopotamia, no estaban buscando a los sumerios, sino a los asirios y los babilonios. Tenían mucha información sobre estos pueblos y sus civilizaciones gracias a las fuentes griegas y hebreas, pero no tenían ni idea de Sumeria y los sumerios. Tampoco había ningún rastro ni del país ni sus gentes en todo el corpus literario disponible para los estudiosos de la época. El mismo nombre de Sumeria se borró de la memoria de la humanidad durante más de dos mil años. Y sin embargo, hoy en día los sumerios son uno de los pueblos que mejor se conocen del antiguo Oriente Próximo. Sabemos qué aspecto tenían gracias a sus propias estatuas y estelas esparcidas por varios de los museos más importantes… Es más, decenas de miles (literalmente) de tablillas de arcilla sumerias usadas a modo de documentos comerciales, legales y administrativos coronan las colecciones de estos mismos museos, lo que nos ofrece muchísima información sobre la estructura social y la organización administrativa de los antiguos sumerios. (La historia empieza en Sumer, xx)

En cierta medida, Sumeria se descubrió por accidente. Los arqueólogos y estudiosos de los que habla Kramer se dirigieron a Mesopotamia en busca de evidencias bíblicas. Algunas ciudades como Babilonia y Nínive eran infames en la Biblia, por lo que los estudiosos del siglo XIX conocían bien a los babilonios y los asirios. Las excavaciones en Mesopotamia dieron comienzo en un intento por confirmar la historicidad de las historias bíblicas como el gran diluvio o la torre de Babel. La única referencia que se hace en la Biblia a Sumeria es como la «Tierra de Sinar» (Génesis 10:10 y en otros pasajes), que en general se interpretaba como una referencia a la tierra en torno a Babilonia, hasta que el asiriólogo Jules Oppert (1825-1905 d.C.) identificó esta referencia bíblica con la región meridional de Mesopotamia conocida como Sumeria y, además, afirmó que la escritura cuneiforme era de origen sumerio.

Esto era un logro sorprendente, que se podría comparar con que alguien afirmara hoy en día que la Atlántida de Platón son las Bermudas y que pudiera demostrarlo. Más sorprendente aún, ya que no había unas «Bermudas» que se pudieran comparar. Nadie sabía que Sumeria había existido alguna vez. Oppert no era, ni de lejos, el primer explorador europeo interesado en Mesopotamia o la escritura cuneiforme. Jean Chardin (1643-1713 a.C.) exploró la región y escribió sobre sus descubrimientos en su libro Viajes por Persia, publicado en 1686. Chardin fue el primer europeo en decir que las marcas extrañas encontradas en las tablillas de arcilla y en ornamentos arquitectónicos no eran simples decoraciones, sino que de hecho eran un sistema de escritura avanzado.

Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo XIX que los estudiosos y los arqueólogos como William Kennet Loftus (1820-1858), George Smith (1840-1876), Robert Koldewey (1855-1925) y Henry Creswicke Rawlinson (1810-1895) empezaron a sacar a la luz la civilización de la antigua Sumeria y los muchos logros de su pueblo.

Map of Sumer

Mapa de Sumeria. P L Kessler (Copyright)

La literatura sumeria y la Biblia

Antes del descubrimiento y desciframiento de la escritura cuneiforme, la humanidad entendía los orígenes de ciertos aspectos de la vida de una manera bastante diferente. Se creía que la escritura se había originado en Fenicia, el tiempo en China, las escuelas en Grecia y que la primera canción de amor era el libro Bíblico del Cantar de los cantares. El Antiguo Testamento de la Biblia estaba considerado como el libro más antiguo del mundo hasta que esto fue desmentido por el asiriólogo alemán Friedrich Delitzsch (1850-1922), que, desarrollando la obra de hombres como George Smith, le mostró al mundo que los sumerios tenían historias escritas que lidiaban con la caída del hombre y el gran diluvio antes de que la narrativa del Génesis se pusiera por escrito. El erudito Paul Kriwaczek escribe,

Así se estableció que, mucho antes de que el Génesis se pusiera por escrito, los antiguos mesopotámicos ya habían contado la historia de un diluvio universal enviado por decreto divino para destruir a la humanidad. Pronto se descubrieron otros textos que hablaban de algo parecido en varias lenguas (sumerio, acadio antiguo, babilonio) y en varias versiones diferentes. En la más antigua, encontrada en una tablilla de la ciudad de Nippur que data de alrededor de 1800 a.C. y está escrita en sumerio, el papel de Noé recae sobre un rey de Shurupak llamado Ziudsura o Ziusudra, que quiere decir «que vio la vida» porque los dioses lo recompensaron con la inmortalidad. En otra historia, escrita a principios del siglo XVII a.C. en acadio, el protagonista es Atrahasis, que quiere decir «extremadamente sabio». (69)

Conclusión

Por tanto, se puede decir que los sumerios escribieron la versión más antigua de uno de los mitos más poderosos de la civilización occidental: El gran diluvio. En su intento por demostrar la verdad histórica de la Biblia, los arqueólogos y estudiosos del siglo XIX revelaron que las narraciones bíblicas que se tenían por verdades divinas absolutas eran interpretaciones posteriores de la literatura de los sumerios.

Sin embargo, tal y como se ha dicho, la manera en que la gente entendía el mundo contemporáneo no solo cambió en el área de estudios religiosos. Con sus muchas invenciones e innovaciones, los sumerios asentaron las bases para tantos de los avances de la vida cotidiana de la humanidad que hoy en día no podemos imaginarnos la vida sin estas cosas. De alguna manera, la gente de Sumeria fue capaz de imaginar cosas que nunca antes habían existido en la tierra y, al expresar esa imaginación, inventaron el futuro.

Bibliografía

Imagen de portada: Ciudad de Ur-Sumeria.

FUENTE RESPONSABLE: World History en Español. Por Joshua J. Mark*Escritor independiente y antiguo profesor de filosofía a tiempo parcial en el Marist College de Nueva York, Joshua J. Mark ha vivido en Grecia y Alemania; también ha viajado por Egipto. Ha sido profesor universitario de historia, escritura, literatura y filosofía. traducido por Rosa Baranda. 18 de enero 2012.

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