La edición digital nos permite reproducir aquellos lugares tan solo accesibles en nuestra mente, romper las barreras de la realidad y crear escenarios llenos de desconcierto y mucho humor.
¿Cuántas veces hemos soñado con algo tan sumamente extraño que se nos ha quedado mal cuerpo al despertarnos sin saber exactamente por qué? ¿Recordamos la última vez que imaginamos una combinación de elementos que rompían cualquier ley física y eran imposibles de explicar al resto sin que pensaran que estábamos locos?
ABen Robins, un arista londinense, también le ha pasado; pero él, a diferencia del resto de los mortales, cuenta con una destreza magnífica para poder mostrarnos todo lo que pasa por su mente.
Esa herramienta secreta es su gran manejo del Photoshop, el programa de edición de imágenes digitales más famoso del mundo.
Gracias a su destreza con el software, Robins consigue visibilizar escenas imposibles, desconcertantes y, en muchas ocasiones, llenas de humor.
“Me encanta el efecto que las fotos pueden tener en las personas. Siempre me ha atraído la habilidad para parar el tiempo y preservar el momento o para coger algo muy rutinario y convertirlo en algo extraordinario”.
Por eso podemos verle subido a una escalera para alimentar a una reproducción de su cabeza de grandes dimensiones, exprimiendo su cabeza como si fuera un limón o construyendo su brazo con piezas de LEGO.
Sus imágenes nos invitan a dejar volar la imaginación y los prejuicios, sintiendo que todo es posible, siempre que contemos con una ayuda de Photoshop, como es el caso de Ben Robins.
Imagen de portada: Por Ben Robins
FUENTE RESPONSABLE: Cultura Inquieta. Por María Toro. 31 de octubre 2022.
Sociedad y Cultura/Arte Digital/Photoshop/Fotografía/ Surrealismo/ Imaginación/Humor.
Aunque no podamos saber cómo se reían, si sabemos que existía el humor en la antigüedad. Un claro ejemplo de ello, son los chistes griegos y romanos, que se han conservado principalmente gracias a los escritores antiguos.
Aunque parezca un chiste, “el humor” es un tema bastante complicado de estudiar para los historiadores, lo que lo hace intrigante, especial, esclarecedor y muy valioso. Y es que, el humor del pasado, aún más que el del presente, siempre resistirá nuestros intentos de sistematizarlo, controlarlo o incluso describirlo.
Cuando Keith Thomas dijo, en una conferencia en 1976, que quería “seguir leyendo (fuentes históricas) hasta que pudiera escuchar a la gente no solo hablando sino también riendo”. Esa declaración fue, por supuesto, una fantasía.
No obstante, aunque no podamos escuchar su forma de reír, si sabemos que existía el humor en la antigüedad.
Un claro ejemplo de ello, y que podemos disfrutar hoy en día, son los chistes romanos, que se han conservado principalmente gracias a los escritores antiguos.
Muchos de ellos nacieron de historias reales, las cuales fueron mencionadas por juristas, políticos, filósofos, escritores y oradores romanos,como Cicerón.
Al cual, hace más de dos mil años, se le consideraba un bromista, un “cachondo”. Según Cicerón, la esencia del humor es que se basa en: “la ambigüedad, lo inesperado, los juegos de palabras, la subestimación, la ironía, el ridículo, la tontería y las trampas”.
Los chistes se enfocaban en un tipo de personaje seleccionado, estereotipos, extranjeros y personajes famosos que eran conocidos en las comunidades.
Uno de los chistes más antiguos, que se basó en una historia inventada, es el que cuenta Macrobio, un escritor romano de finales del siglo IV y V d.C., en su obra “Saturnalia”.
“Un provinciano ha venido a Roma, y andar por las calles estaba llamando la atención de todos, siendo un verdadero doble del emperador Augusto. El emperador, habiéndolo llevado al palacio, lo mira y luego pregunta: ‘Dime, joven, ¿tu madre vino a Roma en algún momento?’ La respuesta fue: ‘Ella nunca lo hizo. Pero mi padre estaba aquí con frecuencia”
La profesora Mary Beard, escritora del libro“La risa en la antigua Roma”, catedrática en la Universidad de Cambridge, miembro del “Newnham College” y profesora de literatura antigua de la “Royal Academy of Arts”, dice que los romanos probablemente se reían como nosotros, con un “¡Ja, ja!”, aunque curiosamente no sonreían.
Razón por la cual no encontraremos ninguna palabra en latín para una “sonrisa”, ya que este concepto apareció más tarde.
La catedrática se basa en la afirmación del historiador francés Jacques le Goff de que la sonrisa se convirtió en un invento de la Edad Media.
Aunque según la profesora de literatura antigua, la costumbre de hacer bromas y contar chistes se debe a los antiguos griegos y romanos.
“Esas son las dos culturas que nos enseñaron a reír”, confiesa Beard.
Y hay muchas de esas enseñanzas que perduran hasta nuestros días, en la antigua Roma, al igual que en la sociedad actual, no era apropiado burlarse de ciertos grupos sociales o expresar ciertas bromas. Por ejemplo, los romanos creían que no se debían burlar de una persona ciega.
Filogelos, el libro de chistes más antiguo del mundo.
Un detalle del llamado jarrón de Chigi, de origen protocorintiano, hallado en el Monte Aguzzo y en el que se presentan imágenes mitológicas y de guerras de la antigua Grecia.
El libro de chistes más antiguo que se conserva es Filogelos (del griego “Gracioso”): una colección de 265 chistes divididos en campos específicos, por ejemplo: maestros y sabios, intelectuales y tontos o bromistas y borrachos.
Asimismo, aunque el libro fue escrito en griego en el siglo IV d.C. por un autor anónimo, tuvo mucha influencia en la época romana tardía.
Algunos de sus chistes son:
Un filósofo, al caer enfermo, había prometido pagarle al médico si se recuperaba. Cuando su esposa lo regañó por beber vino mientras tenía fiebre, él dijo: “¿Quieres que me recupere y que me obliguen a pagarle al médico?”.
Cuando alguien le dijo a un filósofo: “Tu barba ahora está saliendo”, fue a la entrada trasera y esperó. Otro filósofo le preguntó que qué estaba haciendo, y una vez que escuchó toda la historia, dijo: “No me sorprende que la gente diga que nos falta sentido común. ¿Cómo sabes que no está entrando por la otra puerta?”.
Un astrólogo hizo el horóscopo de un niño enfermo. Después de prometer a la madre que el niño tenía muchos años por delante, exigió el pago. Cuando ella dijo: “Ven mañana y te pagaré”, él objetó: “Pero, ¿y si el niño muere durante la noche y pierdo mi dinero?”.
Un hombre, que acababa de regresar de un viaje al extranjero, acudió a un adivino para preguntar por su familia y el adivino respondió: “Todos están bien, especialmente tu padre”. Cuando el hombre objetó que su padre llevaba muerto diez años, la respuesta del adivino fue: “No tienes idea de quién es tu verdadero padre”.
Un astrólogo hizo el horóscopo de un niño y dijo: “Será abogado, luego funcionario de la ciudad y luego gobernador”. Pero cuando este niño murió, la madre fue a quejarse al astrólogo: “Está muerto, el que dijiste que iba a ser abogado, funcionario y gobernador”. “Por su santa memoria”, respondió el astrólogo, “si hubiera vivido, ¡habría sido todas esas cosas!”.
Un hombre estaba enfermo, a las puertas de la muerte, cuando su esposa le dijo: “Si te pasa algo malo, me ahorco”, él la miró y dijo: “Hazme el favor mientras esté vivo”.
Imagen de portada: «Romanos en la decadencia», pintura moralizante de Thomas Couture (1815-1879) que trataba de criticar la depravación y los excesos en la antigua Roma.
FUENTE RESPONSABLE: La Razón. Madrid. España. Por Jose Herrero. Abril 2022.
Sociedad y Cultura/Historia Antigua/Roma/Grecia/Humor
Ni se oyeron tus pasos cuando entraste cuán felino en el bar casi desierto.
Los pocos que estábamos allí te miramos sorprendidos, no solo por tu rara belleza también por ese paso seguro que fue como una tarjeta de presentación.
Te plantaste frente al mostrador repiqueteando tus dedos, como queriendo sacarle sin más, la somnolencia al dueño del bar.
Te observé con insistencia, pero nada te saco de ese trance, en el que parecías estar.
Me extrañó que bebieras en la barra, tres vueltas de vodka casi sin respirar.
Al escucharte descubrí tu acento eslavo, en un español enrevesado.
No sería para nadie fácil conquistarte, nos miraste a cada uno como diciendo «poca cosa» …tengo dueño.
Y así fue, un hombre con cara de pocos amigos entro al bar, reuniéndose en la barra contigo.
Te tomo de la cintura besándote varias veces, quienes vimos la escena, hubiéramos pagado un pasaje solo de ida, para ocupar su lugar.
En mi caso loco de envidia me pregunté, porque tanto a uno y nada al resto, que le habrás visto a ese energúmeno.
En la antigua Roma las burlas y chistes formaban parte del día a día de los ciudadanos, y no perdonaban a nadie. Los soldados eran especialmente dados a las pullas, incluso en momentos de gran solemnidad como los desfiles triunfales de los generales victoriosos en Roma.
Si deseas profundizar sobre este tema; por favor cliquea donde esta escrito en “negrita”. Muchas gracias.
Suele decirse que cada pueblo tiene un sentido del humor propio, que a veces resulta difícil de comprender para los demás. En el caso de la antiguaRoma, ese sentido del humor reflejaba el carácter de lo que en sus orígenes fue un pueblo de campesinos y soldados, y se caracterizaba por lo procaz y punzante. Este humor cáustico, llamado a veces italum acetum o «vinagre itálico», constituye el reverso de la imagen de respetabilidad y seriedad, llamada también gravedad o gravitas, que los ciudadanos de la élite romana buscaban transmitir.
Los romanos daban un toque humorístico incluso a los propios nombres de persona, en particular al tercer componente del nombre, el llamado cognomen o apodo.
Por ejemplo, el nombre completo del famoso poeta Ovidio era Publio Ovidio Nasón, «narigudo» o «narizotas». A Marco Tulio Cicerón solemos llamarlo precisamente por su apodo familiar Cicero, «garbanzo», bien porque sus antepasados lo cultivaban, bien porque el primero de ellos tuvo una verruga en la nariz. Otros apodos particularmente humorísticos que aún pueden hacernos reír eran Brutus, «tonto»; Burrus, «pelirrojo»; Capito, «cabezón», o Strabus, «bizco».
LOS CHISTES RECOGIDOS EN EL PHILOGELOS MUESTRAN QUE, EN LA ANTIGÜEDAD GRECORROMANA, LAS CHANZAS ALCANZABAN A TODAS LAS PROFESIONES Y CONDICIONES.
Uno que regresaba de un viaje preguntó a un falso adivino por su familia. Éste dijo: «Todos están bien, incluido tu padre». Al decirle: «Mi padre hace ya diez años que ha muerto», respondió: «No conoces a tu verdadero padre».
Un abderita viendo a un eunuco conversar con una mujer le preguntó si era su esposa. Cuando el eunuco le dijo que él no podía tener esposa, respondió: «Entonces es tu hija».
Uno al encontrarse con un intelectual dijo: «El esclavo que me vendiste ha muerto». «¡Por todos los dioses! –respondió–. Cuando estaba conmigo nunca hizo tal cosa».
Losemperadorestampoco se libraban de los apodos burlescos. Cuando Tiberio era todavía un soldado se burlaban de él en el campamento haciendo un juego de palabras con su nombre: Tiberio Claudio Nerón, que se transformaba en un jocoso Biberio Caldio Merón, con el que se aludía a su condición de bebedor, al gusto que tenían los romanos por el vino caliente (calidus) y a la no menor afición por el vino puro, sin mezclar (merum).
Los soldados eran especialmente dados a las pullas, incluso en momentos de gran solemnidad como los desfiles triunfales de los generales victoriosos en Roma. Por ejemplo, en el triunfo que celebró en el año 46 a.C., Julio Césartuvo que aguantar las chanzas de sus soldados, que cantaban: «Ciudadanos, guardad a vuestras mujeres, traemos al adúltero calvo», aludiendo a la vida disoluta de su general. También circularon burlas sobre su acentuada calvicie y se hicieron alusiones maliciosas a sus relaciones con el rey de Bitinia: «César sometió a las Galias, Nicomedes a César», se decía, jugando con el doble sentido de someter, «poner debajo». Todo ello no era sólo una forma de divertirse, sino quizá también servía para evitar la excesiva soberbia del comandante victorioso.
Tras la muerte de Plauto, el más popular de los comediógrafos romanos, se decía que la risa, el juego y la broma habían llorado juntos. Por sus obras desfilan los tipos sociales más comunes: el viejo libidinoso que compite con su hijo por una bella cortesana, la matrona romana que exhibe su prepotencia y su derroche, el esclavo inteligente y enredón en contraste con el parásito muerto de hambre, el soldado fanfarrón, el alcahuete despiadado que produce repugnancia o los banqueros avaros y codiciosos. Plauto aumentaba los defectos de cada personaje para provocar la risa, y para ello no dudaba en recurrir al lenguaje popular. «¡A casa de la muy perra es a donde iba, el muy golfo, corruptor de sus hijos, borracho, miserable!», prorrumpe una esposa engañada en La comedia de los asnos.
En Roma, el chisme, la gracia y la burla estaban a la orden del día y en boca de todos. Cicerón decía que nadie estaba a salvo del rumor en una ciudad tan maldiciente como Roma. Precisamente personas de la alta sociedad como el famoso orador, que se suponían imbuidos de gravitas, practicaban el humor tanto en sus discursos públicos como en su vida privada. En una ocasión en que Cicerón vio a su yerno Léntulo, que era de baja estatura, con una gran espada ceñida exclamó: «¿Quién ha atado a mi yerno a una espada?». A propósito de una matrona romana ya entrada en años que aseguraba tener sólo treinta, comentó: «Es verdad, hace ya veinte años que le oigo decir eso».
El emperadorAugustotambién gozaba de un gran sentido del humor. Cuando el cónsul Galba, que era jorobado, le dijo que le corrigiera si tenía algo que reprocharle, Augusto le respondió que podía amonestarle, pero no «corregirle», jugando con el doble sentido del verbo corrigere, que en latín significa «corregir», pero también «enderezar o poner derecho».
Las bromas o insultos no siempre sentaban bien al destinatario. Sabemos que un tal Cornelio Fido se echó a llorar en pleno Senado cuando otro le llamó «avestruz depilado». En ocasiones reírse en público podía resultar peligroso. En 192 d.C., el historiador Dión Casio estaba en el Coliseocon otros colegas senadores cuando el excéntrico emperador Cómodo, que actuaba en la arena, mató un avestruz, le cortó la cabeza y se dirigió hacia ellos explicando mediante gestos amenazadores que podían acabar igual que el ave. A los senadores la situación les provocó tal hilaridad que estuvieron a punto de echarse a reír; para evitarlo, Dión empezó a masticar hojas de laurel de su corona, gesto que sus compañeros se apresuraron a imitar.
La corte imperial contaba con bufones y enanos para diversión del emperador. Augusto y su círculo disfrutaban de las bromas de un bufón llamado Gaba. Tiberio, por su parte, tenía un enano entre sus bufones. Domiciano asistía a los espectáculos de gladiadores con un jovencito que tenía una cabeza pequeña y monstruosa. Vestido de escarlata, se sentaba a los pies del emperador, con quien hablaba tanto en broma como en serio. En época de Trajano las humoradas corrían a cargo de un tal Capitolino que, según el poeta hispano Marcial, superaba a Gaba en gracia.
Las mujeres también podían servir como bufones o ser objeto de burla. En una de sus cartas, Séneca cita a una tal Harpaste, una sirvienta boba que le había dejado en herencia su primera esposa. El filósofo, con gran humanidad, declara que siente aversión a reírse de este tipo de personas deformes y añade que cuando quiere divertirse se ríe de sí mismo.
El humor estaba presente en las conversaciones de la calle y de la taberna, que no podemos escuchar pero de las que quedan rastros en los grafitis de las paredes de Pompeya, llenos de bromas, insultos y caricaturas de personas reales. Por ejemplo, los huéspedes descontentos de una pensión escribieron: «Nos hemos meado en la cama. Lo confieso. Si preguntas por qué: no había orinal». En Roma, cuando un tal Ventidio Baso pasó de arriero a las más altas magistraturas, el pueblo se escandalizó y algunos escribieron por las calles de la ciudad los siguientes versos: «¡Venid todos corriendo, augures, arúspices! Ha surgido un portento inusitado: el que frotaba a los mulos, ha sido hecho cónsul».
BURLAS EN VERSO
Rastros del humor popular pueden verse quizás en algunos epigramas satíricos de Marcial, que se burlaban de los defectos físicos y el carácter de sus contemporáneos. En ellos primaba la brevedad y la agudeza de la parte final, donde residía la gracia. El humor cáustico es evidente en estos ejemplos: «Quinto ama a Tais». «¿A qué Tais?». «A Tais, la tuerta». «A Tais le falta un ojo solo, a él los dos».
Pero tenemos que esperar al siglo V d.C. para encontrar un verdadero libro de recopilación de chistes. Está escrito en griego y se titula Philogelos, «el amante de la risa». Contiene 265 historias graciosas de muy variado tipo. Algunas tienen como protagonistas a los abderitas (de Abdera, en el norte de Grecia), que en la Antigüedad estaban considerados los tontos por antonomasia, junto con los habitantes de Cumas, cerca de Nápoles.Otros los protagonizan eunucos, falsos adivinos y personajes misóginos. Entre estos últimos se encuentra uno que muestra que ciertas formas de humor son una constante de todas las épocas. Un hombre estaba enterrando a su esposa y cuando alguien le preguntó: «¿Quién descansa?», respondió: «Yo, que me he librado de ella».
Imagen de portada: Gentileza de
FUENTE RESPONSABLE: NATIONAL GEOGRAPHIC Historia. Por Fernando Lillo. Abril 2021
Antigua Roma/Romanos/Humor/Curiosidades/Sociedad y Cultura
Hago tiempo dentro del auto, falta más de media hora para que la óptica abra sus puertas, se hace aire la espera porque la escritura todo lo logra.
Bochornosa óptica que ayer, me dio las lentes nuevas y al llegar a casa no hice más que ponerme frente a la note, nada pude ver solo tinieblas, y para mi sorpresa tuve que volver a usar, unas que por apuro compré una vez en un supermercado.
Será que equivoqué al ir a la óptica, debiendo haber optado por el supermercado, o es como decía María Elena Walsh este «es el mundo del revés».
Fin de semana largo nadie en la ciudad, se terminaron las restricciones, por las elecciones inventaron el previaje, donde te financian más del cincuenta en comodas cuotas, toda la gente o casi toda se fue a respirar, a tomar oxígeno fuera de Buenos Aires.
Si no ha ido a la costa, pues en bus once horas con el traste cuadrado al bajar, a Córdoba o a Mendoza, quien lea esto me dirá, pero no es que tu país tiene casi el cincuenta por ciento de pobres.
Y deberé contestar para mi mal y humilde entender, si ¿pero sabes? más de la mitad de los que se fueron, van a pagar las cuotas hasta el 2023, por mi que lo disfruten, nadie debe quitarle la alegría a la gente ya adulta, que estuvo encerrada durante más de un año.
Si no hago lo mismo, es porque tengo aquí cerquta nomas, una bella vecina, que se me ha quedado solita, porque su marido se ha ido a pescar con amigos estos cuatro largos días…
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Reconozco que, de mis tres tenores de la semana, el que siempre me cuesta más trabajo seleccionar es, por así decir, el personaje más positivo de los últimos días. A menudo recurro a muertos gloriosos de los que se cumple el centenario de su nacimiento –cuesta Dios y ayuda encontrar a alguien que me caiga bien entre los fenómenos de feria que suelen copar la actualidad-, pero hoy me he superado a mí mismo, ya que no tengo ni idea de quien era, de cómo era y de a qué dedicaba el tiempo libre (bueno, eso sí, como enseguida se verá) ese hombre que murió hace 2000 años en Pompeya, durante la erupción del Vesubio (que ríete tú de lo de La Palma) y cuya imagen se ha hecho viral desde que la colgó en las redes el profesor Massimo Osanna, director del Parque Arqueológico de Pompeya.
Este sujeto ha alcanzado gran popularidad entre los elementos más chocarreros de la red de redes por el aspecto que presenta y que conserva desde que la lava lo envió al otro mundo mientras él se dedicaba a sus cosas: las fotos nos muestran a un caballero aparentemente desnudo (la ropa debió ser lo primero en desaparecer) y con la mano en los genitales, que parecen hallarse en estado de erección. Es decir, que mientras el volcán se disponía a devorarlo, parece que él entretenía la espera meneándosela (con perdón). Cabe también la posibilidad de que solo estuviera rascándose los huevos (perdón de nuevo), pero creo que en ambos casos nos hallamos ante un sujeto singular y yo diría que hasta admirable: hay que tener mucho cuajo en una situación así para que la muerte te pille no corriendo, sino despidiéndote adecuadamente de tus gónadas.
Si optamos por la teoría del onanismo, el tipo se me antoja un ejemplo de sangre fría: como ha visto que la va a dañar en breve, intenta aprovechar el tiempo que le queda en este valle de lágrimas para una última pajita. No sabemos si la lava lo pilló ya aliviado o si estaba a medias: en el primer caso, ahí tenemos a un hombre que se fue de este mundo satisfecho y relajado; en el segundo, lo que queda es un tipo que se fue al más allá frustrado y convencido de que semen retentum venenum est. En ambos casos, la pregunta es: ¿por qué prefirió, en vez de salir corriendo, salir así de esta vida?
No debemos descuidar la teoría de que solo estaba rascándose los genitales. Hay que tenerlos de titanio para elegir aliviarlos de sus picores en vez de salir los pies para que los quiero. Lo cual me lleva a la conclusión de que este santo varón, fuera cual fuese la naturaleza de su actividad escrotal, no se enteró de nada hasta que fue demasiado tarde y siguió con sus cosas como si el volcán de marras no se dispusiera a devorarlo de un momento a otro (se han dado casos en la Historia: un amigo me habló en cierta ocasión de un conocido suyo mexicano que no se enteró del mayor terremoto registrado en el país en los últimos cien años, ¡y encima sobrevivió y, como el reloj se le había parado a la hora del seísmo, siguió durmiendo porque creía que aún no había llegado la hora de ir a trabajar!).
Uno, que es de naturaleza poética, prefiere pensar que el onanista de Pompeya optó por un último orgasmo. Y ahí radica su grandeza.
Imagen de Portada: Gentileza de Crónica. España
FUENTE RESPONSABLE: Crónica de España por Ramón de España.
Privilegiada entre los galos y perseguida entre los romanos, Adrenalina, la protagonista de esta entrega, es la hija de un líder de la resistencia que perdió una batalla histórica y le heredó el mandato de guiar a su pueblo en la lucha libertaria. Su traducción fue especialmente hecha para el mercado sudamericano.
Se trata de la primera vez que una mujer protagoniza esta historieta de varones irreductibles.
Con una adolescente y dos amigos que encarnan la clásica búsqueda de identidad juvenil, llega a la Argentina «La hija de Vercingetorix», última entrega de la saga europea de Astérix que desde hace 62 años discurre sobre la resistencia de un grupo de galos al Imperio Romano y que, mediante la incorporación de una batería de guiños inéditos, suena a remasterizado de época en busca de renovar plazas en el mercado lector.
El sello Libros del Zorzal está publicando todos los números de Astérix y Obelix, una de las sagas de historieta más vendidas de la historia. «La hija de Vercingetorix» es el cuarto álbum realizado por el guionista Jean Yves Ferri y el dibujante Didier Conrad, sin la firma de la mítica dupla original que tenía a René Goscinny (1926-1977) en el guión y a Albert Uderzo (1927-2020) en la ilustración.
Privilegiada entre los galos y perseguida entre los romanos, Adrenalina, la protagonista de esta entrega, es la hija de un líder de la resistencia que perdió una batalla histórica y le heredó el mandato de guiar a su pueblo en la lucha libertaria. Ese es el dilema que deberá resolver la niña y lo hará embarcándose con un pacifista, delgado y musculoso rubio buscando la legendaria isla de Tule, evocada en el siglo V a.C por Heródoto.
Se trata de la primera vez que una mujer protagoniza esta historieta de varones irreductibles, pero no basta entregarle el protagonismo a una fémina para que el argumento refiera un ideario feminista. Las novedades de este número surge del contrapunto entre los gestos más férreos y tradicionales de la saga, como los golpes para lidiar con amigos y enemigos, y los guiños declamados en la voz de Adrenalina, quien responde a la demanda estética hegemónica.
Los temas nuevos introducidos son intereses de las jóvenes generaciones actuales: preocupaciones medioambientales (los chicos hablan de contaminación cuando las ánforas de un barco pirata flotan en el mar), alguna amplitud en la perspectiva de género (Adrenalina se refiere a sus dos padres adoptivos), cierto activismo ecologista (zarpa en un barco con semillas que pretende plantar) y un atisbo de respeto por la vida animal, cuando cuestionan la matanza de jabalíes que acompaña los banquetes con que Astérix y Obelix celebran sus aventuras.
En la larga historia de esta saga solo otra mujer compartió portada con Astérix y fue Cleopatra, en 1965. ¿De qué habla, simbólicamente, la elección de una y otra figura? Una fue líder de un imperio en decadencia y la otra es una adolescente que pone sobre la mesa intereses propios de las nuevas generaciones.
El nexo más fuerte que tenemos los latinoamericanos en general, pero los argentinos y porteños en particular, es que el co creador de Astérix, Goscinny, era culturalmente franco argentino: llegó a Buenos Aires con su familia en 1928 cuando todavía no tenía dos años y aquí vivió hasta los 19″.
César Da Col, especialista en historieta.
«Todos somos hijos de la época que nos toca vivir -dice a Télam el especialista en historieta César Da Col-. Hay un recambio generacional, claro que sí, y con él Conrad y Ferri tratan a toda costa de mantener viva la magia que los envolvió de chicos como lectores».
Aquel número, repasa, nació como una parodia-homenaje a una superproducción de Hollywood de 1963 con Liz Taylor. «Es verdad que el pueblo egipcio no estaba viviendo el esplendor de antaño, pero esta gran reina enfrenta al César (quizá el más poderoso del momento) con determinación y valentía. Todos respetan a Cleopatra, incluso los romanos. ¡Y qué mejor que contar con la ayuda de los galos rebeldes que vuelven loco al Imperio Romano para demostrar que su propio pueblo aún puede lograr grandes proezas!»
«En cambio lo de Adrenalina corre por otro carril -dice Da Col-. Ella es hija del gran héroe mítico de la resistencia gala y sólo la imagen y presencia de la jovencita es un fuerte símbolo de la resistencia para los suyos, de libertad. Pero, ¿alguien le preguntó si quería que ese fuera su destino?».
Cuál es, entonces, la peculiaridad de este número, más allá de la captación de nuevos públicos, con una trama donde las diferencias intergeneracionales son las centrales (la emancipación, la elección de la propia vocación) y alguna intención globalista, como la referencia a las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) para referirse al «Frente Arverno de Rechictenchia Checreta (FARC)».
La joven Adrenalina es la primera protagonista femenina de la saga de Asterix.
«La principal potencia es que la dupla Ferri-Conrad se confirma en este álbum como un equipo capaz de ofrecer álbumes de la calidad de la época de oro Goscinny y Uderzo -indica Leopoldo Kulez, editor y traductor de Libros del Zorzal-. Dibujo y guión dialogan sin competir para alimentar una trama tan atrapante como divertida. Además, es cierto que por primera vez los protagonistas son adolescentes».
Antes de que «La hija de Vercingetorix» fuera publicada en Argentina y a dos años de haber sido lanzada en Europa, en el 60 aniversario de la saga junto a una popular emisión de monedas conmemorativas de dos euros, este único número «tuvo una tirada de cinco millones de copias en 20 idiomas», indica Kulesz, responsable de su edición de este lado del Atlántico.
Esa cifra, sin embargo, no representa al mercado local, en esa tirada de cinco millones de ejemplares no entran los números publicados en Argentina. «Esta es una edición 100% argentina, la produjimos acá y se empezó a distribuir hace escasos 20 días, no tenemos aún cifras de venta pero arrancó con fuerza, figura entre los más vendidos desde su lanzamiento», señala. El ranking Cúspide de los libros más vendidos de la semana la ubica poco antes de la mitad, en el puesto número 45.
Ocurre que en el mundo existen tres grandes centros de la industria cultural de la historieta: en Estados Unidos se le llama comic; en Japón, manga y en el bloque conformado entre Francia y Bélgica, bande dessinée», explica Da Col.
Consultado sobre porqué se le dice franco-belga a una historieta creada en Francia por franceses, Da Col indica que «porque es difícil distinguir cultural y estilísticamente entre las historietas hechas en Francia y en Bélgica, país este último donde se habla francés y neerlandés, con una tradición de grandes obras como ‘Lucky Luke’, ‘Tintín’ o ‘Los pitufos'».
En Europa la saga tiene una amplísima batería de lectores porque recurre a su historia antigua y contemporánea, con guiños que interpelan sus idiosincrasias e imaginarios.
Transcurre en el año 50 a.C. y un clásico son las alusiones humorísticas a estereotipos nacionales como si de una pica entre hinchas de fútbol se tratara o la intrusión de personajes famosos como Jaques Chirac o Sean Connery, figuras no tan convocantes para las audiencias actuales latinoamericanas. ¿Cómo linkea, entonces, esta obra con estos lectores?
«El nexo más fuerte que tenemos los latinoamericanos en general, pero los argentinos y porteños en particular, es que el co creador de Astérix, Goscinny, era culturalmente franco argentino: llegó a Buenos Aires con su familia en 1928 cuando todavía no tenía dos años y aquí vivió hasta los 19», señala Da Col.
«La cultura argentina acompañó a René hasta sus últimos días -asegura el experto-, escuchando (y tarareando) tangos, comiendo empanadas que encargaba especialmente en un almacén atendido por una argentina en París, y el dulce de leche nunca faltaba en su mesa. Y lo maravilloso de todo esto es que cuando hablaba en castellano…¡Lo hacía con acento porteño!».
«Toda esta movida de Libros del Zorzal trata de mantener viva la obra de un autor que, si bien nunca se nacionalizó argentino, era de acá. Pero, en definitiva, se trata de la lucha del pequeño contra el grande, de David contra Goliat, un tema clásico, que atrae a lectores de todo el planeta», concluye.
Un Asterix sin Hispanismos
La saga Astérix fue traducida al castellano neutro por Leopoldo Kulesz, «con el objetivo único de ser fieles al original», permitiéndose algunos giros locales en las conversaciones entre los adolescentes del último número, vinculados a los países de Sudamérica donde se distribuye -Argentina, Uruguay, Chile, Bolivia y Paraguay- y «solo porque se lo permite (Jean-Yves) Ferri en la versión francesa», dice el editor de Libros del Zorzal.
«El desafío principal fue la traducción de los juegos de palabras. Armé un equipo de 12 personas para pensar y revisar mi traducción. Hay juegos de palabras hasta dónde en el original no hay. Por ejemplo, en ‘Astérix y los godos’ un romano le dice al que le quiere pegar, literalmente: ‘¡Soy romano, soy romano, soy romano!’ y en nuestra traducción pusimos ‘¡No me peguen, soy romano!'».
Los juegos que propone el guión con los nombres de los personajes se pierden en su paso al español, como Idefix, el perro de Obelix, que coincide fonéticamente en francés con la frase «idea fija» o, Assurancetourix, ‘assurance tous risques’ en francés, que significa ‘seguro contra todo riesgo’ y que pierde sonoridad en su adaptación al español. ¿Eso pudo saldarse de alguna manera?
«En la traducción española, en muchísimos nombres se pierde el sentido y la sonoridad -indica Kulesz-. Por dar un ejemplo, el sobrino del jefe Abraracurcix en ‘Astérix y los normandos’ se llama en el original francés Goudurix, que proviene de ‘goût du risque’, ‘gusto por el riesgo’ o ‘propensión al riesgo’. En la traducción española lo llaman Goudurix, sin relación con el sentido, pero en la nuestra lo llamamos Frenetix».
Pero, «y esta fue mi decisión más difícil -señala el traductor-, elegí no cambiar tres nombres que, desde el punto de vista del sentido y la sonoridad, deberían cambiarse: Abraracurcix, Asuranceturix e Idefix».
Se trata de personajes demasiado emblemáticos como para cambiarlos. Una lástima a la vez, ya que Abraracurcix, por ejemplo, viene de ‘a bras raccourci’, abrazo partido. Estos personajes fueron inmortalizados así en la traducción anterior y me pareció que cambiarlos atentaría con la identidad de toda la serie», concluye.
«La hija de Vercingetorix» es la primera historieta de la colección protagonizada por una adolescente. Se trata de Adrenalina, hija del jefe arverno. Ya vendió más de 5 millones de copias en el mundo.
Tras su exitoso lanzamiento mundial en Francia en 2019, «La hija de Vercingetorix» llega a la Argentina en su versión en español. El más reciente álbum de la colección de los simpáticos galos ya lleva más de 5 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.
Se trata del álbum número 38 de la serie, lanzado en Francia a fines de 2019, y fue traducida, editada y publicada por Libros del Zorzal, junto con los primeros quince álbumes de la colección. El resto de la colección se irá completando en el año, con lo cual será la edición más completa disponible en Argentina.
La hija de Vercingetorix es la primera historieta de la colección protagonizada por una adolescente. Se trata de Adrenalina, hija del jefe arverno Vercingetorix, quien es perseguida por los romanos y a la que Asterix y su fiel ladero Obelix deberán cuidar. Pero el encargo no resulta ser simple: la rebelde jovencita de trenza roja tiene sus propios objetivos y, como a toda adolescente, no le gusta que le digan qué hacer.
Este es el cuarto álbum con guión de Jean-Yves Ferry y dibujos de Didier Conrad, el nuevo equipo creativo de esta legendaria saga que vio la luz por primera vez en 1959 en la revista Pilote de la mano de René Goscinny (1926-1977) y Albert Uderzo (1927-2020).
Imagen de portada: Gentileza de Entre líneas.
FUENTE: Entre líneas – Historieta de colección/Humor/ Personajes.