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Fabricadoentre 1404 y 1438en Centroeuropa, el manuscrito Voynich («el libro que nadie ha podido leer») tiene una de las historias más apasionantes del mundo. Se cree que el emperador Rodolfo II pagó 600 ducados de oro por él, pero sobre lo que no hay duda es que su consejero, el médico y farmacéutico Jacobo de Tepenec, lo atesoró como oro en paño.
A su muerte, pasó por muchas manos y recabó en el siglo XVIII en el Colegio Romano donde el polaco Wilfrid Voynich lo compró en 1912.
Medio siglo después y tras varios intentos infructuosos de venta, acabó en la Biblioteca Beinecke de libros raros y manuscritos de la Universidad de Yale. Es decir, Europa Central, Italia, Polonia, Estados Unidos… ¿Qué hace un museo sobre el libro más misterioso del mundo en Burgos?
¿Qué es exactamente el manuscrito Voynich? En primer lugar, se trata de un manuscrito. Uno lleno de ilustraciones de plantas raras o inexistentes, símbolos astrológicos, criaturas extrañas y mujeres desnudas. Y texto, mucho texto. De hecho eso es lo más interesante.
Porque, desde los años 60, sabemos que se trata de una lengua natural (o de un código relacionado con una lengua natural) porque cumple la Ley de Zipf, una regularidad empírica que solo se da en las lenguas naturales y que describe la frecuencia aparición de las palabras.
Los lenguajes inventados (sobre todo, los lenguajes inventados en el siglo XV – cuando esta ley se desconocía) no la cumplen.
Resumiendo: el manuscrito Voynich es sencillamente uno de los misterios criptográficos más exigentes del mundo.
¿Y qué pinta Burgos en todo esto? La historia es muy curiosa. Como decía, el manuscrito está en la Universidad de Yale.
De allí no sale y, de hecho, prácticamente nadie puede acceder a él. No es de extrañar: debido al fandom que genera, las peticiones de acceso se cuentan por miles. El celo de Yale es tal que, en 60 años, la Universidad no había dejado ni siquiera que se hicieran reproducciones del manuscrito.
Hasta 2015, cuando Yale seleccionó a una editorial para permitirle hacer una edición facsímil de las 246 páginas de pergamino manuscritas que lo conformaban. Esa editorial se llama ‘Siloé‘ y tiene su sede en Burgos.
Una superpotencia del facsímil. Aunque no es muy conocida fuera del ámbito de la bibliofilia, Siloé es un gigante de la edición de facsímiles (y atesora 14 premios nacionales).
Aunque pueda sorprendernos es un colaborador habitual de las Bibliotecas de España, Francia y Austria, la Abadía de Westminster o la Universidad de Ginebra. Allá donde hay un manuscrito raro y difícil, allá es una referencia la gente de Siloé.
Vale, pero ¿un museo? Así que, tras once años de trabajo en el proyecto (con el que lograron convencer a Yale) y dos completamente dedicados a la reproducción del Voynich, la editorial tenía mucho material sobre el manuscrito: hacer un museo era un movimiento lógico.
Un hito para la voynichología. Es decir, para los que buscan descifrar el manuscrito. Porque, más allá del museo, el trabajo de Siloé ha permitido en los últimos años un acceso mucho más masivo a uno de los enigmas irresueltos más fascinantes del presente. Para los que somos aficionados, es algo fantástico.
Imagen de portada: El manuscrito Voynich (Por Yalebooks)
FUENTE RESPONSABLE: Magnet. Por Javier Jímenez. 28 de febrero 2023.
Amerikara noa ere nere borondatez / hemen baino hobeto izateko ustez… («Me voy a América por mi propia voluntad / con la esperanza de vivir mejor que aquí»…)
Así comienza una popular canción en euskera —el idioma de los vascos— que describe el largo viaje que millones de ellos hicieron para migrar a países de América en diferentes etapas de los últimos cinco siglos en busca de nuevas oportunidades.
Esta migración fue común desde muchos países a lo largo de la historia. Pero quizá lo más llamativo es que los vascos, que se reparten entre la Comunidad Autónoma del País Vasco (o Euskadi) y Navarra —en el norte de España— e Iparralde —en el suroeste de Francia—, dejaran una huella tan notable en América siendo una población que hoy apenas ronda los tres millones de personas.
«Obviamente, no puedes comparar un grupo tan pequeño con los millones de italianos que migraron allí y la impronta que dejaron… pero, cualitativamente hablando, los vascos sí que dejaron un importante legado», valora Óscar Álvarez Gila, coordinador del postgrado sobre Diáspora Vasca de la Universidad del País Vasco.
Pero ¿cuántos vascos llegaron a migrar?
«No lo sabemos y nunca lo sabremos», responde tajante a BBC Mundo. «En las estadísticas no existía la categoría ‘vasco’ para catalogarlos [eran registrados como españoles o franceses], y muchos de quienes migraban en el siglo XIX lo hacían de manera ilegal cruzando la frontera con Francia y tomando un barco».
Sin embargo, basado en estudios, testimonios y la presencia actual de descendientes, el experto cita como destinos preferidos de aquellos vascos migrantes Chile, Cuba, el oeste de Estados Unidos y México; aunque superados ampliamente por Uruguay y sobre todo Argentina, donde se dice que en torno al 10% de su población actual tiene algún antepasado vasco.
A excepción de quienes salieron exiliados por razones políticas tras la Guerra Civil española en 1939, la mayoría de vascos que viajaron a América en diferentes corrientes durante los últimos siglos lo hicieron en busca de oportunidades de trabajo a países con economías en expansión y con políticas de acogida para migrantes muy favorables durante décadas.
Era lo que entonces se llamaba salir a «hacer las Américas».
«En alguno de esos países se pagaba mejor que en el País Vasco, así que viajaban para mejorar su vida y hacer capital con la idea de regresar convertidos en alguien, y muchas veces con la idea de ayudar a fundaciones, a escuelas… Así se convertían en figuras reconocidas. De ahí viene el concepto de ‘indiano'», le dice a BBC Mundo Josu Ruiz de Gordejuela, historiador y autor de varios libros sobre vasconavarros en México.
En BBC Mundo recopilamos junto a expertos una pequeña parte de todo ese legado que la diáspora vasca llevó hasta América y que permaneció (o se adaptó) hasta la actualidad.
Apellidos
Quizá, aunque ni siquiera lo sepas, en tu familia hay raíces vascas si tu apellido es Iturbide (que significa «camino de la fuente» en euskera), Elizondo («junto a la iglesia»), Ezeiza (de izei como «abeto»), Bolívar (bolu e ibar, «la vega del molino») y un largo etcétera. Según expertos, los vascos generaron unos 70.000 apellidos de los que hoy conservan unos 35.000.
Su presencia en América es tan amplia como, a veces, difícil de investigar. Primero, porque no todos son apellidos claramente identificables al no tener siempre una grafía en euskera; y segundo, porque muchos apellidos de origen vasco se extendieron después por otros territorios cercanos.
«El caso más emblemático es García, generado en el reino de Pamplona y que significa ‘joven’, pero que después fue llevado al resto de reinos de España. Por eso, tener hoy un apellido vasco como García no significa que tú lo seas. Es lo que llamamos ‘apellidos vascos generalizados'», le dice a BBC Mundo Jorge Beramendi, historiador y miembro de la Fundación Vasco Argentina Juan de Garay.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES
Esta agrupación hizo un minucioso trabajo de investigación examinando guías telefónicas argentinas, padrones electorales y diccionarios para llevar a cabo la mayor recopilación de apellidos vascos en el país —unos 25.000— y que pueden consultarse en la web feriadellibrovasco.com
Otra dificultad para identificarlos es que muchos de estos apellidos fueron registrados al llegar a América de manera distinta por la similitud entre algunos sonidos (como «s» y «z»; «b» y «v», «c» y «k»…), por diferencias en las reglas ortográficas del euskera con los idiomas principales de los países donde se migraba, así como por la posterior estandarización del idioma en Euskadi y adopción de nuevos dígrafos como la «tx», pronunciada como la «ch» en español o «tch» en francés.
Todo esto dio lugar a que hoy existan múltiples variantes de un apellido, como ocurre con Etxeberria («casa nueva», en euskera) y Echeverría, Echebarria, Etcheverry, etc. También con Otxoa y Ochoa (que significa «lobo», aunque escrito como otsoa), Jauregi y Jáuregui («palacio»), Intxaurrondo e Inchaurrondo («nogal»), Berasategi y Berazategui, Apodaka y Apodaca…
Nombres geográficos (y el legado de personajes históricos).
Debido al gran número de vascos que participaron en las primeras expediciones que llegaron a América desde España, es habitual encontrar su huella en multitud de los nombres que elegían para bautizar zonas o ciudades que encontraban a su paso.
Es lo que hizo Francisco de Ibarra cuando nombró parte del norte de México como Nueva Vizcaya, en honor a la provincia vasca en la que nació. Si bien el nombre y sus límites no se conservan, sí continúa existiendo su capital Durango —en homenaje a otra ciudad vizcaína—, que hoy preside el estado mexicano del mismo nombre.
FUENTE DE LA IMAGEN – WIKIPEDIA. El escudo del Durango mexicano (izquierda) es muy similar al que la Vizcaya vasca tenía hasta finales del siglo XX.
Ibarra, en Ecuador, fue fundada por orden del vasco Miguel de Ibarra y Mallea, y comparte nombre con otra Ibarra en el País Vasco. Otros nombres se perdieron como el de Nuevo Bilbao en Chile, que en el siglo XIX pasó a llamarse Constitución pero que aún conserva en su escudo el de la ciudad vasca sede del Museo Guggenheim.
Y aunque no le dejó un nombre vasco, solo un dato sirve para comprender la enorme influencia de aquel pueblo en Argentina: la segunda fundación de Buenos Aires en 1580 —bautizada entonces como Ciudad de Trinidad— corrió a cargo del vasco Juan de Garay.
Los mexicanos también encuentran vascos clave en su historia si pasean por el Ángel de la Independencia, donde reposan los restos del general navarro Francisco Xavier Mina que luchó junto a los insurgentes frente a España. Otros héroes nacionales como Juan Aldama, Ignacio Allende o Mariano Abasolo también provenían de familias vascas aunque ya nacieron en Nueva España.
Es el mismo caso que el de Agustín de Iturbide, hijo de vasco y primer emperador de México que, según historiadores, se definía sin embargo como «vasco de cuatro costados». Él fue quien adoptó la bandera tricolor del primer gobierno mexicano con el verde, blanco y rojo vigentes en la actualidad, así como el águila sobre el nopal en el escudo.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Agustín de Iturbide se definía como «vasco de cuatro costados».
Pero el más destacado de los herederos de vascos en la independencia de América fue sin lugar a dudas Simón Bolívar, descendiente de quinta generación de un vizcaíno vecino del municipio de Ziortza-Bolibar que migró a Venezuela a finales del siglo XVI. En su juventud, el propio Libertador viajó a Euskadi para reencontrarse con sus raíces antes de convertirse en la figura clave de la independencia de varias naciones americanas.
También en el ámbito cultural encontramos influencias vascas. Sor Juana Inés de la Cruz, una de las más importantes figuras literarias de Nueva España, era hija de un guipuzcoano e incluso intercaló en algunas de sus obras referencias al País Vasco y varios versos en euskera.
Frontones
Antes de que el fútbol y el béisbol se convirtieran en deportes de masas en muchos países americanos, la pelota vasca ya atraía a multitudes a los frontones donde se practica desde hace siglos en sus diferentes modalidades.
Este deporte traído por los migrantes —y el negocio de las apuestas que lo acompañaba— levantaba auténtico furor en el continente, hasta donde viajaban algunos de los mejores pelotaris (jugadores de pelota) vascos para protagonizar giras multitudinarias.
Si en México o EE.UU. el deporte rey en el frontón era el jai-alai o cesta punta —jugada con una cesta de mimbre—, en Argentina la modalidad que continúa arrasando es la paleta y en trinquetes de canchas cerradas (con paredes en ambos laterales, al contrario que la mayoría de frontones de Euskadi que solo tienen pared izquierda).
FUENTE DE LA IMAGEN -GETTY IMAGES. Los frontones vascos se popularizaron en varios países para acoger distintas modalidades de juego de pelota.
«En Argentina, el juego de pelota es todo un juego nacional en alguna de sus modalidades. En prácticamente todos los pueblos hay frontones donde siempre se jugó y se sigue practicando mucho. Es un legado muy tangible de los vascos en nuestro día a día», le dice a BBC Mundo Pablo Ubierna, historiador vascoargentino.
Solo en Ciudad de México llegaron a construirse al menos cinco grandes frontones, algunos de ellos inaugurados por el presidente de la época, Porfirio Díaz. Incluso el revolucionario Pancho Villa era tan aficionado que mandó construir un frontón en la hacienda en la que se acabó retirando en el norte del país.
Pero la llegada de más deportes, la legalización de las apuestas en otros ámbitos y cambios en las leyes de casinos hizo que los frontones perdieran su esplendor en muchos lugares. El año pasado, por ejemplo, EE.UU. echó el cierre al último del país en Dania Beach, Florida. En 2017, el Frontón México reabrió en la capital tras 20 años de inactividad en un intento por reflotar la tradición.
FUENTE DE LA IMAGEN – INAH. Pancho Villa, de blanco en el centro, era gran fanático de la pelota vasca.
Gastronomía
La gastronomía vasca, reconocida internacionalmente y con un gran número de estrellas Michelin por metro cuadrado en Euskadi, dejó también su impronta en América.
En el oeste de EE.UU., por ejemplo, se popularizaron los hoteles donde los pastores vascos pasaban los meses de invierno, comiendo todos juntos en largas mesas corridas y, generalmente, con un único plato en el menú que se ponía en el centro de las mesas para compartir.
Una vez que la migración de pastores fue desapareciendo y esos establecimientos se fueron abriendo al público general, este peculiar estilo de organización de los locales se mantuvo hasta nuestros días en lo que se llama «estilo casero» o «estilo familiar» de disfrutar de los restaurantes vascos en EE.UU.
En su oferta actual pueden encontrarse productos tan típicos como las alubias hasta otros que no son especialmente populares en el País Vasco. Es el caso del picón punch, un cóctel muy representativo de la migración vasca en EE.UU. a base de licor de hierbas, agua de soda y granadina que, sin embargo, es un absoluto desconocido en Euskadi.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. El bacalao a la vizcaína sigue presente en la cocina mexicana aunque con una receta diferente de la tradicional vasca.
La cocina vasca también vivió variaciones en México, donde uno de sus platillos clásicos de Navidad es algo tan tradicional en Euskadi como el bacalao a la vizcaína.
Sin embargo, la receta original que llegó al virreinato de lomos de pescado con una salsa de pimiento, tomate y cebolla se mezcló después con otros ingredientes como chiles güeros, almendras, aceitunas o papas para adecuarlo a los gustos mexicanos, quienes lo consumen desmigado.
En países como Chile preparan algunos platos acompañados de una «salsa vasca», aunque en Euskadi no exista tal concepto.
Y en Argentina, amantes declarados de la carne, muchos consideran los restaurantes vascos como únicamente especializados en pescado… aunque de sus cocinas también salen deliciosos pintxos (pequeñas tapas atravesadas por un palillo) y chuletones de buey o vaca.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. También viajó a América parte de la gastronomía vasca, que tiene en los ‘pintxos’ uno de sus máximos exponentes.
Empresas y actividades económicas
La población migrante vasca realizó diversas actividades económicas en América desde su llegada, aunque en algunos países son recordados por algunas dedicaciones específicas que llevaron a cabo como la de pastores en EE.UU., panaderos en México, lecheros u otras actividades agrícolas en Argentina (donde fueron clave para consolidar aspectos como el uso de la boina en la indumentaria de los trabajadores del campo)…
Es en este concepto de «los vascos lecheros» de Argentina en el que se enmarca el éxito de la empresa láctea La Vascongada, fundada en 1908 por el vascofrancés Pedro Uthurralt. Hasta su quiebra a finales del siglo XX, varias generaciones de argentinos y uruguayos disfrutaron de uno de sus productos más carismáticos: la leche chocolatada Vascolet.
Ya en la actualidad, quizá muchas personas no saben que una de las marcas de cerveza más representativas de México en el resto del mundo tiene ADN vasco. Sí, el grupo fabricante de Corona (o Coronita, en España) fue creado por Braulio Iriarte, un navarro de Elizondo que migró a México siendo muy joven.
Iriarte pasó de trabajar como panadero a tener sus propias tiendas, crear la primera empresa en el país de fabricación de levadura para pan y ser artífice de una de las empresas cerveceras más populares en el mundo.
FUENTE DE LA IMAGEN – GETTY IMAGES. Expertos reconocen influencia de parte de la vestimenta tradicional vasca en la de los gauchos argentinos.
Hoy en día, María Asunción Aramburuzabala -una de las herederas del emporio y con abuelo vasco- es la mujer más rica de México, según Forbes. Pero hay más casos de éxito en el país azteca.
Ángel Urraza, un joven vizcaíno llegado poco antes de la Revolución mexicana, prosperó hasta fundar Euzkadi, una compañía de llantas tan emblemáticas para el país que incluso en la película Goldfinger de James Bond se les hace referencia durante una escena ambientada en México.
Centros vascos
En arquitectura, hay numerosas construcciones herencia de la diáspora vasca.
El imponente edificio del colegio de las Vizcaínas en Ciudad de México fue el primer centro educativo laico para mujeres de toda América y el único que ha funcionado de manera ininterrumpida en el país desde que fuera fundado por vascos en 1767.
Pero si hay un lugar que simboliza la presencia de los vascos en el extranjero son las llamadas euskal etxeak o centros vascos, de los que el gobierno vasco tiene contabilizados cerca de 200 en el mundo. De ellos, casi la mitad están en Argentina.
FUENTE DE LA IMAGEN – LAURAK BAT. El ‘lehendakari’ (presidente vasco), Iñigo Urkullu, visitó en 2018 el centro vasco Laurak Bat de Buenos Aires.
Estos centros nacieron inicialmente como lugar de acogida y ayuda mutua entre los vascos que cruzaban el océano hace décadas.
En la actualidad, tratan de mantener viva la identidad social y cultural vasca impartiendo clases de euskera, charlas, conciertos, clases de baile o partidos de pelota, entre muchas otras actividades.
«Pero somos una colectividad que no se ha quedado anclada en lo folclórico sino que está muy comprometida también con las causas políticas», le dice a BBC Mundo Arantxa Anitua, expresidenta del Laurak Bat de Buenos Aires, el centro vasco en activo más antiguo del mundo tras su fundación en 1877.
«Nos sentimos vascos, no franceses o españoles; la sociedad argentina lo entiende perfectamente y tiene una imagen muy valorada de nosotros. Pero aunque somos muy vascos, también somos profundamente argentinos», dice con pasión la actual presidenta de la Federación de Entidades Vasco Argentinas.
Si en Boise —capital del estado de Idaho y considerada epicentro de la diáspora vasca en EE.UU.—, decenas de miles de personas se congregan cada cinco años en un gran festival de cultura vasca organizado en torno a su basque block (barrio vasco) y museo vasco, en la capital argentina es cada año cuando miles toman la Avenida de Mayo para participar en el gran evento «Buenos Aires celebra al País Vasco».
FUENTE DE LA IMAGEN – BUENOS AIRES CELEBRA AL PAÍS VASCO. Miles de personas participan en el festival anual de Buenos Aires para celebrar al País Vasco.
«Una vez me llamaron de la escuela de mi hijo para preguntarme si yo no era abogada, porque él había dicho que yo trabajaba ‘de vasca’, por eso de que es algo que menciono a todas horas», bromea Anitua.
Para ella, frente a otras nacionalidades presentes en Argentina que «se van diluyendo», el fuerte compromiso de sus componentes hace que la colectividad vasca en el país tenga el relevo generacional asegurado.
Este artículo es parte del Hay Festival Querétaro, un encuentro de escritores y pensadores que se realiza del 1 al 4 de septiembre de 2022.
Imagen de portada: Buenos Aires; Argentina. Día de las colectividades.
FUENTE RESPONSABLE: Marcos González Díaz; HayFestivalQuerétaro@BBC Mundo. 29 de agosto 2022.
Sociedad y Cultura/México/España/Argentina/Migraciones/EE.UU./
Hablar una segunda o incluso una tercera lengua puede aportar ventajas evidentes, pero a veces las palabras, la gramática e incluso los acentos pueden confundirse. Esto puede revelar cosas sorprendentes sobre el funcionamiento de nuestro cerebro.
La investigación sobre cómo las personas multilingües hacen malabares con más de un idioma en sus mentes es compleja y a veces contraintuitiva. Resulta que cuando una persona multilingüe quiere hablar, las lenguas que conoce pueden estar activas al mismo tiempo, aunque sólo se utilice una.
Estas lenguas pueden interferir entre sí, por ejemplo, entrando en la conversación justo cuando no se espera. Y las interferencias pueden manifestarse no sólo en los deslices de vocabulario, sino incluso a nivel de gramática o acento.
«Por las investigaciones sabemos que, como bilingüe o multilingüe, siempre que hablas, se activan las dos lenguas o todas las que conoces», explica Mathieu Declerck, investigador principal de la Universidad Libre de Bruselas. «Por ejemplo, cuando quieres decir ‘dog’ como bilingüe francés-inglés, no sólo se activa ‘dog’, sino también su equivalente de traducción, por lo que también se activa ‘chien'».
Concepto de inhibición
Por lo tanto, el hablante necesita tener algún tipo de proceso de control del lenguaje. Si se piensa en ello, la capacidad de los hablantes bilingües y multilingües para separar las lenguas que han aprendido es notable. La forma en que lo hacen se explica comúnmente a través del concepto de inhibición: una supresión de las lenguas no relevantes.
Cuando se pide a un voluntario bilingüe que nombre un color que aparece en una pantalla en un idioma y luego el siguiente en su otra lengua, es posible medir los picos de actividad eléctrica en las partes del cerebro que se encargan del lenguaje y la atención.
Sin embargo, cuando este sistema de control falla, pueden producirse intrusiones y lapsus. Por ejemplo, una inhibición insuficiente de una lengua puede hacer que esta «aparezca» y se entrometa cuando se debería estar hablando en otra distinta.
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En lugar de activar y desactivar los distintos idiomas, estos están siempre activos en nuestro cerebro y la lengua no deseada se inhibe.
Tamar Gollan, profesora de psiquiatría de la Universidad de California en San Diego, lleva años estudiando el control del lenguaje en los bilingües. Sus investigaciones han llevado a menudo a conclusiones contrarias a la intuición.»Creo que una de las cosas más singulares que hemos visto en los bilingües cuando mezclan idiomas es que a veces parece que inhiben tanto la lengua dominante, que acaban hablando más lentos en ciertos contextos», indica el experto.En otras palabras, la lengua dominante de una persona multilingüe puede verse afectada en ciertos casos.
Por ejemplo, en la tarea de nombrar colores descrita anteriormente, un participante puede tardar más tiempo en recordar la palabra de un color en su primera lengua cuando cambia a la segunda, en comparación con la situación inversa.
En uno de sus experimentos, Gollan analizó la capacidad de cambio de idioma de los bilingües español-inglés haciéndoles leer en voz alta párrafos solo en inglés, solo en español y párrafos que mezclaban aleatoriamente el inglés y el español.Los resultados fueron sorprendentes. Aunque tenían los textos delante de ellos, los participantes cometían «errores de intrusión» al leer en voz alta, por ejemplo, decir accidentalmente la palabra española «pero» en lugar de la palabra inglesa «but».
Este tipo de errores se producía casi exclusivamente cuando leían en voz alta los párrafos mixtos, que requerían cambiar de idioma.Lo más sorprendente fue que una gran proporción de estos errores de intrusión no eran palabras que los participantes se habían «saltado» en absoluto. Mediante el uso de tecnología de seguimiento ocular, Gollan y su equipo descubrieron que estos errores se cometían incluso cuando los participantes miraban directamente a la palabra concreta.
Y aunque la mayoría de los participantes eran hablantes que dominaban el inglés, cometían más errores de intrusión con palabras en inglés que con las debían decir en español, un idioma que controlaban menos, algo que, según explica Gollan, es casi como una inversión del idioma dominante.
Dominancia invertida
«Creo que la mejor analogía es imaginar que hubiera alguna condición en la que de repente escribieras mejor con tu mano no dominante», comenta. «A esto lo hemos calificado como dominancia invertida».
Esto puede ocurrir incluso cuando estamos aprendiendo una segunda lengua: cuando los adultos están inmersos en el nuevo idioma, pueden tener más dificultades para acceder a las palabras de su lengua materna.
Los efectos de dominancia invertida pueden ser especialmente evidentes cuando los bilingües cambian de idioma en una misma conversación, dice Gollan. La experta explica que, al mezclar idiomas, los multilingües hacen una especie de ejercicio de equilibrio, inhibiendo la lengua más fuerte para equilibrar las cosas, y a veces van demasiado lejos en la dirección equivocada.
«Los bilingües intentan que ambas lenguas sean igual de accesibles, inhibiendo la lengua dominante para facilitar la mezcla», dice. «Pero a veces ‘sobrepasan’ esa inhibición, y acaban hablando más lento que en la lengua no dominante».
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Al pasar rápidamente de un idioma a otro es cuando pueden producirse más «interferencias lingüísticas», que afectan no solo a las palabras, sino también a la pronunciación y a la gramática.
Los experimentos llevados a cabo por Gollan también descubrieron una dominancia invertida en otra área sorprendente: la pronunciación. Los participantes a veces leían una palabra en el idioma correcto, pero con el acento equivocado. Y de nuevo, esto ocurría más con las palabras en inglés (idioma dominante) que en español.
«A veces los bilingües eligen la palabra correcta, pero con el acento incorrecto, lo cual es una disociación realmente interesante que indica que el control del lenguaje se aplica en diferentes niveles de procesamiento», dice Gollan. «Y hay una separación entre la especificación del acento y la especificación del léxico del que se van a extraer las palabras».
E incluso el uso de la gramática en nuestra lengua materna puede verse afectado de forma sorprendente, sobre todo si se ha estado muy inmerso en un entorno lingüístico diferente.
«El cerebro es maleable y adaptable», dice Kristina Kasparian, escritora, traductora y consultora que estudió neurolingüística en la Universidad McGill de Montreal (Canadá). «Cuando uno se sumerge en una segunda lengua, eso influye en la forma en que percibe y procesa su lengua materna».
Diferente actividad cerebral
Como parte de un proyecto más amplio realizado dentro de la investigación de su doctorado, Kasparian y sus compañeros hicieron pruebas con personas que tenían el italiano como lengua materna y que habían emigrado a Canadá y aprendido inglés ya de adultos. Todos ellos habían declarado anecdóticamente que su italiano se estaba oxidando y que no lo utilizaban mucho en su día a día.
A los participantes se les mostró una serie de frases en italiano y se les pidió que vieran si les sonaban bien. Al mismo tiempo, se midió su actividad cerebral mediante un método de electroencefalografía (EEG). Sus respuestas se compararon con las de un grupo de italianos monolingües que vivían en Italia.
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Los inmigrantes italianos eran más propensos a rechazar frases italianas correctas como no gramaticales si estas no coincidían con la gramática inglesa correcta. Y cuanto mayor era su dominio del inglés, cuanto más tiempo llevaban viviendo en Canadá y cuanto menos utilizaban su italiano, más probable era que encontraran las frases correctas en italiano como incorrectas.
También mostraban patrones diferentes de actividad cerebral en comparación con los italianos que vivían en Italia. Descubrieron que, cuando se les presentaban frases gramaticalmente aceptables solo en italiano (pero no en inglés), los italianos que vivían en Canadá mostraban patrones de actividad cerebral diferentes a los de Italia.
De hecho, su actividad cerebral era más coherente con lo que cabría esperar de los angloparlantes, dice Kasparian, lo que sugiere que sus cerebros procesaban las frases de forma diferente a la de sus homólogos monolingües en su país.
Evidentemente, la mayoría de las personas multilingües son capaces de mantener la gramática de su lengua materna sin problemas. Pero el estudio de Kasparian, así como otros realizados en el marco de su proyecto de investigación más amplio, demuestran que nuestras lenguas no son estáticas a lo largo de nuestra vida, sino que cambian, compitiendo e interfiriendo activamente entre sí.
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Ser multilingüe también puede tener ventajas como poder llevar a cabo mejor la multitarea, según algunos estudios.
Navegar por estas interferencias podría ser parte de lo que hace que a un adulto le resulte difícil aprender un nuevo idioma, especialmente si ha crecido siendo monolingüe.
«Cada vez que vas a hablar esta nueva lengua, la otra es como si dijera: ‘»Eh, ya estoy aquí, listo'», dice Matt Goldrick, profesor de lingüística en la Universidad Northwestern de Evanston (Illinois). Así que el reto es que hay que suprimir eso que es tan automático y tan fácil de hacer, en favor de algo que es increíblemente difícil cuando se está aprendiendo un idioma por primera vez».
Gestionar la competencia es algo en lo que los multilingües suelen tener mucha práctica. Muchos investigadores sostienen que esto les aporta ciertas ventajas cognitivas, aunque cabe señalar que aún no hay una posición firme al respecto, ya que otros afirman que sus propias investigaciones no muestran pruebas fiables de una ventaja cognitiva bilingüe.
En cualquier caso, el uso de las lenguas es posiblemente una de las actividades más complejas que los humanos aprenden a realizar. Y tener que manejar varios idiomas se ha relacionado con beneficios cognitivos en muchos estudios, dependiendo de la tarea y la edad.
Algunos estudios han demostrado que los bilingües rinden más en tareas de control ejecutivo. Asimismo, hablar varios idiomas también se ha relacionado con un retraso en la aparición de los síntomas de la demencia. Y, por supuesto, el multilingüismo aporta muchos beneficios evidentes más allá del cerebro, sin olvidar el beneficio social de poder hablar con mucha gente.
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FUENTE RESPONSABLE: Nicole Chang BBC Future. 22 de julio 2022
Por fuera de La Santa Biblia, ¿sabés cuáles son los libros más vendidos de la Historia?
En el Día Internacional del Libro, te brindamos una selección de esas obras que comenzaron a escribir la historia de la literatura y que, tras ser aprobadas por millones de lectores alrededor del mundo, se convirtieron en los títulos más vendidos de la historia.
Cabe señalar que las cifras de esta lista provienen de un estudio realizado sobre los libros impresos que se vendieron en los últimos 50 años, no se tienen en cuenta por lo tanto las ventas digitales, que son relativamente recientes.
El ránking de los libros más vendidos de la historia de la humanidad
Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes (500 millones de libros vendidos).
Don Quijote de la Mancha es una novela escrita por el español Miguel de Cervantes Saavedra a comienzos de 1605 y desde entonces se estableció como la obra más destacada de la literatura española (y una de las principales de la literatura universal).
«El Quijote» es la primera obra que desmitifica la tradición caballeresca y cortés por su tratamiento burlesco. También, representa la primera novela moderna y la primera novela polifónica por lo que ejerció un enorme influjo en toda la narrativa europea.
Por considerarse «el mejor trabajo literario jamás escrito», encabezó la lista de las mejores obras literarias de la historia, que se estableció con las votaciones de cien grandes escritores de 54 nacionalidades a petición del Club Noruego del Libro en 2002.
Historia de dos ciudades, de Charles Dickens (Más de 200 millones de libros vendidos).
A Tale of Two Cities es una novela del escritor británico Charles Dickens en la que narra la vida en el siglo XVIII, en la época de la Revolución francesa.
Al mismo tiempo, la historia se desarrolla en Inglaterra y Francia: Londres simbolizaría de algún modo la paz y la tranquilidad, la vida sencilla y ordenada y París representaría la agitación y el conflicto entre dos mundos en una época en la que se anuncia drásticos cambios sociales.
El Señor de los Anillos, de J. R. R. Tolkien (150 millones de libros vendidos)
El Señor de los Anillos (título original en inglés: The Lord of the Rings) es una novela de fantasía épica escrita por el filólogo y escritor británico J. R. R. Tolkien.
Su historia se desarrolla en un lugar ficticio poblado por hombres y otras razas antropomorfas como los hobbits, los elfos o los enanos, así como por muchas otras criaturas reales y fantásticas que sentaron un precedente sobre cómo presentar un mundo fantástico con desafíos que no distan tanto de los de las personas reales como la guerra y la destrucción.
El principito, de Antoine de Saint-Exupéry (140 millones de libros vendidos)
Le Petit Prince es una novela corta y la obra más famosa del escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry. Es considerada por la crítica especializada como un «cuento poético» que viene acompañado de ilustraciones hechas con acuarelas por el mismo autor.
En El Principito un piloto se encuentra perdido en el desierto del Sahara después de que su avión se rompiera y, para su sorpresa, conoce allí a un pequeño príncipe proveniente de otro planeta con el que entrecruzan temas filosóficos, críticas a la sociedad y a la vida adulta.
El hobbit, de JRR. Tolkien (Más de 100 millones de libros vendidos)
El hobbit (título original en inglés: The Hobbit, or There and Back Again, usualmente abreviado como The Hobbit) es otra novela fantástica de J. R. R. Tolkien. Fue escrita por partes desde finales de los años 1920 hasta principios de los años 1930 y, en un principio, tan sólo tenía el objetivo de divertir a los hijos pequeños de Tolkien.
Es la primera obra que explora el universo mitológico creado por Tolkien y que más tarde se encargarían de definir El Señor de los Anillos y El Silmarillion. Dentro de dicha ficción, el argumento de El hobbit se sitúa en el año 2941 de la Tercera Edad del Sol, y narra la historia del hobbit Bilbo Bolsón.
Sueño en el pabellón rojo, de Cao Xueqin (Más de 100 millones de libros vendidos)
Hóng lóu mèng (título original) es una novela escrita a mediados del siglo XVIII por Cao Xueqin durante el reinado de laDinastía Qing y es considerada una de las obras maestras de la literatura de China y es una de las cuatro novelas clásicas chinas, y es generalmente reconocida como la cúspide de la narrativa china. La obra ha dado lugar al campo de la rojología.
Sueño en el pabellón rojo se cree que es una obra semi-autobiográfica que refleja el auge y decadencia de la propia familia de Cao Xueqin y por extensión, de la dinastía Qing. La novela es notable no sólo por su enorme elenco de personajes y la psicología de los mismos, sino también por su observación detallada de la vida y las estructuras sociales de la aristocracia china del siglo XVIII.
Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll (Más de 100 millones de libros vendidos)
Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas es una novela de fantasía escrita por el matemático, lógico, fotógrafo y escritor británico Charles Lutwidge Dodgson, bajo el seudónimo de Lewis Carroll, publicada en 1865.
El libro juega con la lógica de lo hasta entonces conocido, dando a la novela gran popularidad tanto en niños como en adultos. Está considerada una de las mejores novelas del género del Sinsentido. Su narrativa y estructura, junto con sus personajes, se plantaron como una gran influencia tanto en la cultura popular como en la literatura, sobre todo en el género fantástico.
Triple representatividad, de Jiang Zemin (100 millones de libros vendidos)
La triple representatividad es el nombre que recibe la teoría política desarrollada por el quinto Secretario General del Partido Comunista de China y Presidente de la República Popular China Jiang Zemin que explica cuál es el papel del Partido en la sociedad china actual y en el proceso de modernización del Estado.
Aunque esta teoría ha sido muy criticada por su supuesto lenguaje vago y general, es la base ideológica que le permitió al Partido Comunista de China la incorporación de muchos empresarios en los últimos años, y representa una ruptura con la ideología tradicional del Partido, al abandonar la idea de la lucha de clases.
Y no quedó ninguno (Diez negritos), de Agatha Christie (100 millones de libros vendidos)
Diez negritos, o eventualmente, Y no quedó ninguno, cuyo título original en inglés es Ten little niggers, es una novela policial de la escritora británica Agatha Christie, publicada originalmente en Reino Unido en 1939.
El título, que hace referencia a una canción infantil, fue cambiado a And Then There Were None en la primera edición de Estados Unidos, y el título de la canción de la novela fue cambiado a Ten Little Indians. La novela cuenta la historia de diez personas implicadas en la muerte de otras personas en el pasado y que lograron escapar de la justicia.
El león, la bruja y el ropero, de C. S. Lewis (85 millones de libros vendidos)
El león, la bruja y el ropero (en inglés The Lion, the Witch and the Wardrobe) es una novela fantástica infantil publicada por C. S. Lewis en 1950. Es el libro más conocido de la serie de siete libros llamada Las Crónicas de Narnia. Aunque en orden de publicación fue el primer libro de la serie escrito por el autor, es en realidad el segundo según la cronología interna, tras El sobrino del mago.
La trama transcurre durante la Segunda Guerra Mundial cuando cuatro hermanos son llevados a la casa rural del profesor Digory Kirke para estar a salvo de los bombardeos. Tras su llegada, los hermanos deciden explorar la enorme vivienda en busca de algo interesante, pero la curiosidad infantil fue mucho más allá, incluso a un nuevo mundo.
Ella, de Henry Rider Haggard (83 millones de libros vendidos)
Ella (subtitulada Historia de aventuras, en inglés She) es la segunda novela de H. Rider Haggard, e inicia una tetralogía cuya protagonista principal es Ayesha, «la que debe ser obedecida». Según una encuesta contemporánea, fue considerada por el público la mejor novela fantástica del siglo XIX.
El código Da Vinci, de Dan Brown (80 millones de libros vendidos)
El código Da Vinci es una novela de misterio escrita por Dan Brown y publicada por primera vez en 2003 para convertirse en un bestseller con más de 80 millones de ejemplares vendidos y traducido a 44 idiomas.
Al combinar los géneros de suspenso detectivesco y esoterismo Nueva Era, con una teoría de conspiración relativa al Santo Grial y al papel de María Magdalena en el cristianismo, la novela reforzó un fenómeno definido por Brown como el «auge conspiracionista».
El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger (65 millones de libros vendidos)
El guardián entre el centeno, El guardián en el trigal o El cazador oculto (en inglés The Catcher in the Rye) es una novela del escritor estadounidense J. D. Salinger publicada en 1951. Aunque Salinger ya lo había presentado en forma de serie durante los años 1945-1946, en los Estados Unidos, la novela provocó numerosas controversias por su lenguaje provocador y por retratar sin tapujos la sexualidad y la ansiedad adolescente.
La novela cuenta la historia de Holden Caulfield, un joven neoyorquino de 16 años que acaba de ser expulsado de la escuela y quien cree que la mayoría de la gente es «falsa».
El alquimista, de Paulo Coelho (65 millones de libros vendidos)
O Alquimista (1988) es un libro escrito por el brasileño Paulo Coelho que ya fue traducido a más de 60 lenguas y publicado en 150 países, por tanto, lleva vendidos más de 65 millones de ejemplares en todo el mundo. El libro trata sobre los sueños y los medios que utilizamos para alcanzarlos, sobre el azar en nuestra vida y las señales que se presentan a lo largo de esta.
El camino a Cristo, de Ellen G. White (60 millones de libros vendidos)
Originalmente titulado Steps to Christ es un libro de evangelización escrito por Ellen G. White, pionera y profetisa de la Iglesia Adventista del Séptimo día. Este es quizás el libro más leído y popular de la autora, impreso en más de 150 idiomas en todo el mundo.
Imagen de portada: El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger lleva más de 65 millones de libros vendidos.
FUENTE RESPONSABLE: Ámbito. Abril 2022
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