A finales del siglo XIX, los arqueólogos descubrieron en numerosas cámaras funerarias de faraones del Reino Antiguo una serie de textos religiosos de contenido muy complejo que bautizaron como «Textos de las pirámides». El cometido de este corpus religioso era ayudar al alma del rey difunto en su renacimiento y a reunirse con los dioses en el más allá.
Cuando el año 1881 acababa de echar a andar, Gaston Maspero, que por entonces era director del Instituto Francés de El Cairo, quedó absolutamente sorprendido por algo que le mostró Auguste Mariette, director del Servicio de Antigüedades de Egipto y compatriota suyo. El anciano arqueólogo le enseñó los calcos de un texto religioso, de tamaño considerable, escrito en jeroglíficos y distribuido en columnas verticales. Los calcos le habían sido proporcionados por sus colaboradores, los hermanos Heinrich y Émile Brugsch, quienes los habían descubierto en la cámara funeraria de una tumba de la necrópolis de Saqqara.
Mariette le dijo a Maspero que se trataba de la mastaba de un tal Pepinen, que había vivido durante el Reino Antiguo (2543-2120 a.C.). Aunque Maspero estaba seguro de que eso no era correcto y de que en realidad el nombre debía leerse Pepi, en referencia al faraón Pepi I, de la dinastía VI, y no «Pepinen». Maspero estaba convencido de que aquellas inscripciones procedían, sin lugar a dudas, de la cámara funeraria de su pirámide en Saqqara.

Recipiente para contener ungüentos con el nombre de Pepi I. MET, Nueva York. PD
LAS PIRÁMIDES YA NO SON «SILENCIOSAS»
El caso es que Mariette no podía admitir de ninguna de las maneras que un dogma de la egiptología de la época, como era el de «la pirámide silenciosa», fuera puesto en duda. De hecho, los investigadores de aquellos tiempos, con Mariette al frente, estaban seguros de que los muros de las pirámides no contenían ningún tipo de texto. Y este descubrimiento cambiaba totalmente el paradigma imperante.
Finalmente, tras el hallazgo de la pirámide del sucesor de Pepi I, Merenre (que contenía, sorprendentemente, los restos del faraón), en la primera quincena de enero de 1881, Mariette tuvo que admitir que estaba equivocado. En efecto, en la cámara funeraria de Merenre aparecieron más inscripciones de ese tipo. El anciano arqueólogo fallecería pocos días después, el 18 de enero de 1881. Ese mismo año se descubrieron más cámaras funerarias decoradas con textos de las mismas características en diversas pirámides del Reino Antiguo. Entre el 14 y el 28 de febrero, en la pirámide de Unas, faraón de la dinastía V; entre febrero y marzo, en la de Pepi II, y entre el 18 de abril y el 29 de mayo, en la de Teti, ambos de la dinastía VI.

Los Textos de las pirámides inscritos en la cámara funeraria del faraón Teti. iStock
En realidad, Maspero participó activamente en todas las excavaciones. Tanto que durante la exploración de la pirámide de Pepi II, el arqueólogo vivió una situación realmente peligrosa, tal como se describe un un periódico de la época: «El señor Maspero quedó sepultado en una de las cámaras al derrumbarse la mampostería. E. Brugsch Bey consiguió salvarle tras muchas dificultades».
EL «HIMNO CANÍBAL»
Pero ¿de qué clase de textos estamos hablando? Pues se trata de los conocidos como Textos de las Pirámides, una serie de textos sagrados que, según averiguó el propio Maspero, describían los diversos estadios del renacimiento del alma del rey difunto en el más allá. Estas inscripciones jeroglíficas se dispusieron en los muros de las cámaras funerarias en columnas verticales, de modo que pudieran ser leídas por el fallecido. «Duermes para que despiertes, mueres para que vivas», rezan algunos de estos textos.

La pirámide de Unas, en la necrópolis de Saqqara. Olaf Tausch (CC BY 3.0)
Son textos con un contenido religioso complejo. Por ejemplo, hay que destacar que en la pirámide de Unas, y en la de su sucesor Teti, los arqueólogos identificaron un texto que, por su sorprendente contenido, bautizaron como «Himno caníbal». El rey aparece aquí como «devorador de los dioses», para, con ello, hacerse con sus poderes y magia. «El rey es el toro del cielo que vive de la esencia de cada dios, que se ha comido sus vísceras cuando han venido», puede leerse en un fragmento.
TEXTOS POR DOQUIER
Con todo, los Textos de las Pirámides no son textos unitarios, al igual que ocurre con textos posteriores como los Textos de los Sarcófagos o en el Libro de los muertos. De hecho, el corpus incluido en los Textos de las Pirámides es muy amplio, y en cada caso se usaba una selección distinta de textos. Maspero llegó a recopilar más de 4.000 líneas de la que está considerada la más antigua plasmación de pensamiento religioso de la historia egipcia. El egiptólogo francés estudió a fondo los textos y también los publicó, una tarea titánica que fue descrita por Wallis Budge, orientalista y conservador del Museo Británico de Londres, como «uno de los grandes triunfos de la disciplina».

Estatuilla de la reina Ankhesenpepi. Museo de Brooklyn. Nueva York. PD
Años después, se descubrieron más cámaras funerarias en pirámides que contenían este tipo de textos religiosos. Es el caso de cuatro pirámides que fueron excavadas entre 1926 y 1933 por el arqueólogo suizo Gustave Jéquier: la del rey Ibi, de la dinastía VIII, y la de las reinas Wedjebten, Neith e Ipu, de la dinastía VI, lo que demuestra que las mujeres también tenían derecho a que hubiese textos religiosos inscritos en sus cámaras funerarias. A todos estos hallazgos se unió hace unos años, en 2000, el descubrimiento de la pirámide de la reina Ankhesenpepi, también en Saqqara. Y seguramente no será el último.
Imagen de portada: Interior de la cámara funeraria del faraón Unas, de la dinastía V, con sus muros recubiertos con los Textos de las pirámides. iStock
FUENTE RESPONSABLE: Historia National Geographic. Por Carme Mayans; Redactora de Historia. 7 de marzo 2023.
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