LA IMPORTANCIA DE LA ATENCIÓN – FINAL

Estimular la mente.

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Una forma de tener al cerebro entretenido es cambiar nuestras rutinas. Hacer cada día lo mismo a las mismas horas es una buena práctica en las personas con demencia o en los mayores con riesgo de desorientación. 

Sin embargo, introducir ciertas novedades en el día a día es fundamental en las personas que se valen por sí mismas para no caer en la monotonía.

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Los mejores trucos para fortalecer la memoria a corto y largo plazo

Otra buena manera de entrenar la memoria es por medio de los juegos y pasatiempos. Si se tiene compañía, se puede estimular el cerebro jugando contra alguien a diferentes juegos de mesa. 

Si no, existen pasatiempos que se adaptan a todos los niveles cognitivos e, incluso, videojuegos como ‘Brain Training’ que sirven para trabajar con la memoria a corto y largo plazo. Otro de los buenos consejos para que el cerebro siga funcionando correctamente es la lectura. 

Con un libro no solo estamos estimulando la memoria, sino que también dejamos volar la imaginación. Cada persona se imagina un libro de una manera diferente y los lectores se formarán en su cabeza las imágenes que ellos desarrollen de la historia que están leyendo, haciendo trabajar al cerebro. La vida familiar y social es fundamental para mantener el cerebro en funcionamiento 

El último consejo para fortalecer la memoria es un repaso por algunas rutinas diarias que debemos hacer, tanto en casa como en la calle: enumerar lo que se ve en un paseo, escribir cartas a antiguos amigos, repasar los álbumes de fotos, hacer juegos de palabras… Todos estos pequeños trucos ayudan a que nuestro cerebro no deje de trabajar y no perdamos la memoria.

Así puedes hacer las paces con tu memoria: trucos para no olvidar las tareas pendientes.

Es posible que tu memoria te odie en estos momentos en el que le quieres hacer trabajar por encima de sus posibilidades, pero no te preocupes, hay solución.

Vuelve septiembre y vuelve la rutina, es decir, las nuevas tareas que nunca son nuevas del todo y que, además, se juntan con la recopilación de tareas que has dejando “para otro momento” y que el verano enterró en el cajón del olvido o de septiembre, que es lo mismo. De repente, nos quedamos atrapados en esa espiral de cosas que hay que hacer sin nuevo horizonte lo suficientemente cercano para volver a mirar de reojo a la idea de posponerlas. 

Colapso. ¿Cómo nos vamos a acordar de cada cosa en el momento exacto de llevarlas a cabo? Es posible que tu memoria te odie en estos momentos en el que le quieres hacer trabajar por encima de sus posibilidades, pero no te preocupes, hay solución para que el proceso no se haga más cuesta arriba de lo que ya nos resulta la vuelta al ajetreo diario. El experto en educación y vida laboral Marty Nemko sugiere una serie de ideas para que las pongas en marcha.

En el portal de Psychology Today, Nemko ha recogido lo que, según su propia experiencia, resulta más factible para evitar ese cóctel fatal de desgana y desmemoria. Coge lápiz y papel, o no:

Menos apuntar y más hacer

Lo primero que el experto asegura que hay que apuntar es que no hay que apuntar tanto. Es decir, que dejes de hacerte listas y pegarlas en la pared de tu habitación, en la nevera o en cualquier parte de la casa que luego no vas a mirar como huyendo de ellas. ¿Para qué lo escribes si no le vas a prestar atención a la nota de aviso? Simplemente hazlo. “Si es solo una tarea de unos minutos, a menudo es mejor hacerla. Eso no solo evita que tu lista de tareas pendientes sea demasiado larga, sino que también suprime la posibilidad de olvidarlo”, dice Nemko, porque luego, ya sabes, llega el remordimiento.

No se trata de que no apuntes nada

Pero después de no intentar escribir menos, escribe. Sí, porque no se trata de que no apuntes nada, sino de que no lo apuntes todo. Sobre todo, resulta mejor apuntar aquello que nos surge y que no hacemos con regularidad, ya sea una actividad laboral o no. En estos casos, “coloca un post-it en la pantalla de tu ordenador, el espejo del baño u otro lugar por el que pases con frecuencia, por ejemplo, el mostrador de la cocina”. 

¡Pero míralo! Asimismo, cuando se trata de presentaciones, “no dejes que el miedo a olvidar te haga el guión y por ningún motivo te pongas a leer la presentación. Solo ten una hoja de referencia en una tarjeta de índice, con una palabra o frase para cada punto, ejemplo, estadística o anécdota”, recuerda Nemko.

Haz balances diarios

Si es necesario, antes del final de cada día, refresca tu memoria revisando las carpetas de correos enviados de tu correo electrónico y los mensajes de texto de tu móvil, es decir, haz un balance, de la mejor forma que consideres y teniendo en cuenta aquello a lo que dedicas más tiempo. De la misma forma, puede ayudarte “revisar tu correo electrónico y la carpeta de mensajes de texto enviados para ver si hay algo que hayas olvidado hacer”.

Según este experto, también puede ser buena idea tener siempre un bloc de notas a mano, y dejarlo junto a tu bolso, cartera o mochila para no olvidarlo nunca, para que recuerdes llevarlo contigo. También puedes tener una de repuesto en tu coche. Así podrás anotar todo aquello que se te viene a la cabeza en esos momentos menos oportunos.

Verbaliza y entrégate a la alarma

Pero no solo es bueno escribir, también verbalizar. Según Nemko: «Si hay algo que de otro modo podrías olvidar, podría ser útil decirlo en voz alta tres veces, con expresión». De hecho, este experto sostiene que si tienes problemas para recordar el nombre de alguien, «repítelo en voz alta», incluso haz con él una rima. Por supuesto, nuestra gran enemiga, la alarma, por más que no nos guste es, a su vez, una gran aliada. Así que, sobre todo para eventos o actividades urgentes que corres el riesgo de olvidar, usa la función de alarma de tu teléfono o un temporizador de cocina para recordártelo».

Perdónate

«Para encontrar siempre tus llaves o lo que sea, actualízalo, es decir, adquiere el hábito de poner tus llaves siempre en el mismo lugar y hazlo de inmediato», apunta. Por último, pero no menos importante, perdónate. Los descuidos no te caracterizan, no solo te pasan a ti. Todos olvidamos cosas, y a medida que envejecemos es posible que olvidemos más a menudo. Pero estos consejos pueden ayudarte a reconciliarte con tu memoria y, un poquito más, con septiembre y el regreso a las tareas.

LA MENTE SIEMPRE FUERTE

Las mejores formas de fortalecer tu memoria para que nunca se te pase nada

El cerebro es un músculo que tiene que ser entrenado como cualquier otro del cuerpo humano. Hoy vemos una serie de consejos de la mano de expertos para que nada se te olvide.

La mente, al igual que el cuerpo físico, necesita cuidarse y entrenarse para mantenerse siempre fuerte. De hecho, conservar nuestra memoria es uno de los aspectos clave para gozar de una vida plena y cargada de bienestar, pues nuestra vida cotidiana quedaría muy limitada en caso de que ir perdiendo gradualmente la capacidad de pensar conceptos y resolver situaciones que antes no nos deparaban ningún esfuerzo mental. Además, nuestra forma de vida actual resulta perjudicial en muchas ocasiones para forzarnos a recordar. Sin ir más lejos, ahora necesitamos hacer uso de dispositivos móviles tanto para buscar aquello que nos interesa y hemos olvidado como para recordarnos tareas pendientes o asuntos de lo más variados. De alguna manera, estos aparatos acaban siendo una extensión de nuestro propio cerebro, por lo que corremos el riesgo de ser más olvidadizos y perder la capacidad de rememorar detalles que antes podíamos recordar al ‘dedillo’. Por no hablar de la falta de atención que pueden producir y que nos impide concentrarnos en nuestras tareas.

¿Quieres evitar perder más memoria en la medida de lo posible y mantener a tu cerebro en forma todo lo máximo posible? La revista Preventionha reunido a una serie de expertos para que digan cuáles son los mejores trucos para conseguir que las cosas no se te olviden y ganar en calidad de vida.

No busques en Google, intenta recordar

Como decíamos, los teléfonos móviles han acabado siendo una extensión de nosotros mismos y muchas veces esto corre en nuestra contra. Internet es una gran herramienta para saber los nombres de aquellos actores que salían en tu película favorita y ya no te acuerdas, pero si lo usas en exceso para recuperar esta serie de datos que antes estaban perfectamente almacenados en tu cerebro, corres el riesgo de perder la habilidad para recordar las cosas. Por cierto, ¿te acuerdas, valga la redundancia, de aquellos tiempos en los que había que marcar cada uno de los dígitos del número al que querías llamar? Ahí está la prueba de que la tecnología, en muchos casos, nos ha hecho más olvidadizos, desechando datos y detalles que antes eran vitales en nuestra vida diaria y ahora apenas significan nada. Establece un horario para cada una de las cosas que debes hacer y mantente estricto en relación al tiempo que le dedicas a cada una «El cerebro es una máquina de usar o desechar», asevera Sara Mednich, profesora de ciencia cognitiva en la Universidad de California. «Cuando aprendemos cosas nuevas y luego las recordamos, activamos el hipocampo y la corteza prefrontal, áreas del cerebro íntimamente relacionadas con la memoria. Pero cuando confiamos en fuentes externas, como nuestros teléfonos o Internet, esas regiones del cerebro pueden debilitarse».

Échate la siesta

Sí, tal y como suena. El sueño hace más por la memoria que cualquier pastilla que estimule la actividad mental. Dormir nos ayuda a interiorizar todos los conocimientos que hemos aprendido a lo largo del día, por lo que es de vital importancia que duermas tus horas necesarias para estar descansado y completamente despierto al día siguiente. En caso de no poder por distintos motivos, siempre puedes recurrir a una siesta breve después de comer. «Cuando nos echamos la siesta a mitad del día, nuestro cerebro se vuelve más eficiente», recalca Mednick. La cifra de tiempo que marca la experta es una hora y media, aunque algunos pensarán que eso es demasiado. Con 30 minutos tienes más que suficiente.

Haz ejercicio

Cuando te mueves, el corazón bombea la sangre más rápido y también a tu cerebro. Junto con todos sus nutrientes. «El ejercicio estimula al cuerpo para que produzca una proteína que actúa como fertilizante para la mente, estimulando las neuronas para que broten asociaciones entre ellas y se comuniquen de forma más efectiva», asegura Gary W. Small, experto en habilidades cognitivas.

Evita el ‘multitasking’

«El cerebro no está diseñado para hacer varias tareas a la vez», incide Small. «Como resultado, la mente se estresa cuando se obliga a realizar varias tareas a la vez y entonces es cuando cometes más errores, lo que provoca que sea menos eficiente». Este estrés, ya sea percibido o no, desencadena una liberación de hormonas que interfieren con la memoria a corto plazo.

¿Cómo evitarlo? Centrándome en una sola tarea, eliminando (lo primero) el teléfono de tu vista para evitar distracciones. También puedes establecer una especie de horario para cada una de las cosas que debes hacer y mantenerte estricto en el tiempo que le dedicas a cada una.

Imagen de la Portada: Gentileza de Alma, Corazón y Vida.

FUENTE RESPONSABLE: Alma, Corazón y Vida – Por EC

Envejecimiento/Memoria/Salud/Ejercicios

LA IMPORTANCIA DE LA ATENCIÓN – PARTE I

Esas cosas increíbles de la memoria: qué se nos olvida y de qué nos acordamos siempre.

¿Por qué somos capaces de recordar algunos pasajes de nuestra vida como si hubieran sucedido ayer y otros los olvidamos mucho más fácilmente?

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Da igual que tengas 30 años que 70: seguro que, en algún momento dado de tu vida habrás dicho esa frase de ‘¿cómo se me puede haber olvidado esto?’ 

 

Lo cierto es que no hay una explicación que se pueda utilizar para todos los casos, pero sí es cierto que nuestra memoria olvida algunas cosas fácilmente y otras, no tanto. La «culpable» de esto es la evolución de la memoria a lo largo de la historia de la humanidad. Un factor vital para permitir la supervivencia de la especie que entenderemos solo con poner un ejemplo: si la primera vez que nos acercamos al fuego nos quemamos, la memoria permitirá que recordemos ese momento para no volver a repetirlo. Y así con (casi) todo.

Esto tiene que ver con los tipos de memoria existentes. Hay muchas teorías al respecto, pero la más aceptada a nivel científico es la que formuló el norteamericano Larry Squire a finales del siglo XX. Squire distinguió entre memoria declarativa y memoria no declarativa, afectando cada una de ellas a diferentes aspectos de la vida y teniendo características distintas.

Tipos de memoria

La memoria declarativa se encarga de los recuerdos autobiográficos acumulados en nuestra vida y de los conocimientos que adquirimos y depende a nivel anatómico de la integridad del lóbulo temporal medial. Por su parte, la memoria no declarativa es la que se encarga del aprendizaje de habilidades motoras, como conducir o montar en bicicleta, que se adquieren con la experiencia. 

Anatómicamente, depende de estructuras subcorticales. Larry Squire distinguió entre dos tipos de memoria: declarativa y no declarativa. Al estar ante dos tipos de memoria diferente, hay distintos resultados a la hora de enfrentarse a los diversos procesos que aparecen en la vida. 

Será diferente la respuesta de uno u otro tipo de memoria ante una situación patológica como puede ser la demencia o ante un proceso no patológico como puede ser el envejecimiento. 

El comportamiento es distinto. Resumiéndolo todo mucho, la memoria declarativa que engloba los recuerdos autobiográficos de la persona es mucho más frágil que la no declarativa. Por eso, una persona que sufra una demencia podrá recordar cómo tocaba el piano cuando era joven y, de hecho, será capaz de tocar una canción, pero será incapaz de acordarse de lo que desayunó esa misma mañana.

La memoria declarativa que engloba los recuerdos autobiográficos es más frágil. 

Pero, además de las diferencias que hay entre la memoria declarativa y la no declarativa, existen otros factores que pueden jugar un papel decisivo en lo que una persona recuerda y en lo que olvida. Y uno de los factores más importantes es el contenido emocional de las experiencias vividas: cuanto más te emociones, más fácil será acordarse de ello.

Recuerdo y olvido

Los expertos consultados por la BBC se muestran de acuerdo al afirmar que los recuerdos que tienen un «alto contenido emocional permanecen más tiempo en nuestra memoria». 

El día de nuestra boda, el nacimiento de un hijo o el día que entraste por primera vez en tu nueva casa son solo algunos ejemplos de recuerdos emocionales que son difíciles de olvidar.

Eso sucede porque nuestro sistema emocional traslada a nuestra memoria la importancia que le damos a una determinada experiencia, ya sea positiva o negativa. Por eso también es posible que recordemos las últimas palabras de un ser querido antes de su muerte o una situación dolorosa que nos marcará en un determinado momento de nuestra vida. 

Otro factor al que los investigadores conceden una gran importancia es la atención que prestamos a un determinado acontecimiento. 

Por ejemplo, si no encontramos el teléfono en casa no solo se debería a nuestra mala memoria, que podría ser, sino que es posible que se debiera a la falta de atención que pusimos cuando lo usamos por última vez, posiblemente porque estuviéramos centrados en otra cosa: una conversación, una noticia importante en la televisión, vestirnos para ir al trabajo, etc. 

Puedes recordar cómo tocar el piano, pero no qué desayunaste esta mañana 

Los expertos señalan que los recursos atencionales no son infinitos y, por tanto, no podremos hacer varias cosas a la vez y recordarlas todas. Hay personas que sufren más fácilmente ante esas distracciones, mientras otras son capaces de gestionar esos recursos cognitivos y, por tanto, recordarán mejor dónde dejaron el teléfono la última vez o qué desayunaron esta mañana.

DENTRO Y FUERA DE CASA

10 consejos para entrenar la memoria y fortalecerla a largo plazo

La salud mental es muy importante, sobre todo con el paso del tiempo, y hacer funcionar el cerebro correctamente nos ayudará a envejecer con calidad de vida.

La memoria es esa parte de las personas que nos permite sobrevivir en nuestro entorno. Sin memoria no solo no seríamos capaces de hacer las actividades básicas de la vida diaria, sino que también olvidaremos determinadas situaciones que nos pondrían en peligro, como que no se puede cruzar un semáforo cuando está en rojo, etc. 

Por eso, entrenar la memoria es fundamental, sobre todo cuando se llega a una determinada edad. Uno de los primeros consejos para fortalecer la memoria es cuidarse, tanto desde el punto de vista de la alimentación, siguiendo una dieta sana y equilibrada, como a la hora de descansar el tiempo suficiente cada día, ya que se recomienda dormir entre 6 y 8 horas diarias.

Varios estudios han demostrado que estar descansado ayuda al cerebro a un mejor funcionamiento, al igual que sucede con el deporte. Por eso, se recomienda hacer ejercicio de manera frecuente y abandonar el sedentarismo, ya que, de esa manera, estamos luchando contra la depresión y la ansiedad, dos de las enfermedades mentales que más pueden afectar a la memoria.

Cómo entrenar la memoria

Los expertos del Instituto Superior de Estudios Sociales y Sociosanitarios recomiendan no perder nunca la curiosidad. Es importante tratar de aprender cosas nuevas cada día, tener inquietudes por las cosas nuevas. 

Una de las formas más sencillas de llevar a cabo este truco es leer cada día el periódico: además de hacer funcionar el cerebro, estaremos al corriente de lo que pasa en el mundo. Tratar de aprender cosas nuevas es una buena forma de entrenar la memoria También es muy importante mantener la vida social.

La razón es que «relacionarse con las personas nos “obliga” a mantenernos activos, a utilizar el lenguaje y a poner en marcha nuestra cabeza». 

Por eso, es fundamental no encerrarse en uno mismo y seguir relacionándose con los demás, tanto a nivel familiar como con amigos, compañeros o excompañeros de trabajo, etc. 

Una forma muy eficaz de entrenar la memoria es contar historias del pasado. 

Tanto si se es joven, como si se está en la mediana edad o ya se es abuelo, siempre hay cosas que contar, a los amigos, a los hijos, a los nietos, etc. 

Incluso, si la vida social falla, se puede seguir adelante con este truco escribiendo un diario en el que poder plasmar los recuerdos de cada día.

La memoria puede entrenarse (iStock)

La memoria puede entrenarse (iStock). Pero, sin duda, una de las formas más importantes de mantener la memoria es ser independiente. Si nos acostumbramos a que nos lo den todo hecho, el cerebro se acostumbra a dejar de pensar por sí mismo y, por tanto, funcionará mucho peor. Si, por el contrario, somos independientes y tenemos que valernos por nosotros mismos en todo momento, la memoria se verá fortalecida.

Imagen de la Portada: Gentileza de Alma, Corazón y Vida.

FUENTE RESPONSABLE: Alma, Corazón y Vida – Por EC

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